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SIGMUND FREUD (1856-1939)

“HE SIDO UN HOMBRE AFORTUNADO EN LA VIDA: NADA ME RESULTÓ


FÁCIL”

FOBIAS, CURIOSIDADES, VICIOS

Edicta Gómez Merchán.- fue un médico neurólogo austriaco, Padre del Psicoanálisis y
una de las mayores figuras intelectuales, y de los personajes más polémicos e
influyentes del siglo XX, revolucionario para su época, fue un hombre peculiar lleno de
manías. Su vida estuvo marcada por sus grandes descubrimientos y su perjudicial
adicción a la cocaína. Cambió la forma de pensar de la época implantando conceptos
nuevos como el narcisismo, las pulsiones de vida y muerte, el complejo de Edipo y su
división de la mente en tres: el ello, el yo y el súper yo. Hizo enormes aportaciones a la
psicología, pero sus métodos eran muy criticados por sus contemporáneos. Él buscaba el
significado más allá de la superficie de las cosas. Para Freud lo mejor para llegar a la
base de los problemas era sentar al paciente en un sofá de cuero y remover todos sus
pensamientos, sentimientos y deseos alojados en el subconsciente para llevarlos al
consciente.
Freud hablaba de la "envidia del pene” en la mujer.
Psicoanalizó a su hija, Anna Freud, quien más adelante tendría un papel importante en
el desarrollo posterior del psicoanálisis. Es especialmente famosa por sus trabajos sobre
la infancia.
Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que
causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo
XX y por la cual fue acusado de pansexualista.

Tuvo devoción por la cocaína, droga que se le suministraba a las tropas en la guerra
para motivarlos. Se obsesionó con saber sus beneficios terapéuticos. Empezó a
consumirla mezclándola con agua y vio como mejoraba su digestión y su humor.
También vio que desaparecía la depresión y la migraña. Le encantaba el poder del polvo
blanco y empezó a recomendárselo a sus allegados si querían mejorar la salud. Era su
particular elixir de la vida. Aunque su idea sobre la cocaína cambió cuando se la
recomendó a un buen amigo suyo para superar la adicción a la morfina, pero éste
desarrolló una adicción mucho peor a la droga. A los 40 años dejó la droga por las
taquicardias que experimentó y porque notó como se mermaban sus capacidades
intelectuales.

Fue doctor por amor. A los 26 años conoció a la que más tarde sería su esposa Martha.
Bernays. Por aquel entonces su carrera como científico y su trabajo como investigador
en laboratorios no le proporcionaban el sustento adecuado para poder mantener a una
familia, por lo que tuvo que apresurarse a atender pacientes en consulta privada y así
poder conquistar a Martha, y así decidió convertirse en doctor y abrir su propia consulta
en Viena. A los cuatro años en la medicina consiguió casarse con ella.

Un Chow Chow como asistente. El amor que sentía Sigmund Freud por los perros era
muy conocido, en especial a su Chow Chow Jofie. Con ella lo hacía todo, hasta pasar
consulta. Para él, su Chow Chow era el mejor asistente en sus sesiones de análisis. La
compañía canina tranquilizaba a los pacientes. Además, Jofie también hacia de “reloj”:
cuando ésta se incorporaba, Freud sabía que había terminado la consulta. En muchas
ocasiones el padre del psicoanálisis afirmó que los perros tenían una innata capacidad
para discernir a aquellos que brindaban amor y los que repartían odio. Una cosa que
para los humanos era algo imposible, ya que eran propensos a confundir ambos
sentimientos. “Prefiero la compañía de los animales a la humana, ellos son más
sencillos”, decía Sigmund Freud.

Sigmund Freud tenía varias fobias incomprensibles. Entre ellas, la más curiosa era su
pánico, un temor inexplicable al número 69, otros hablan del 62. Evitaba a toda costa
alojarse nunca en una habitación de hotel que tuviera ese número en la puerta, o con
más de esa cantidad de cuartos o alguna de sus combinaciones porque huía. También le
tenía un miedo irracional a los helechos. Le gustaba coleccionar estatuillas antiguas, y
jugar a las cartas.

Freud fue un fumador empedernido desde los 20 años. Creía que con un cigarrillo en la
boca mejoraba su capacidad de concentración. Llegaba a fumar 20 cigarros al día
haciendo oídos sordos a las recomendaciones médicas. Esta adicción acabó
traduciéndose en un cáncer de boca por el cual tuvieron que extirparle parte de la
mandíbula. Pasó por 33 intervenciones quirúrgicas a causa del cáncer que le aquejaba y
le acabaron poniendo una prótesis. Aun así, no se dio por vencido y siguió fumando y
cuyo sufrimiento fue tal, que ya no soportaba el dolor que, Freud le pidió a su médico
personal que le administrara una inyección con tres dosis de morfina, y tras obtener el
permiso de su hija Anna Freud, se las aplicó, causándole la muerte en 1939.

A Freud no le gustaban los cambios. Era amante de seguir unas rutinas y no variarlas lo
más mínimo. Siempre tenía que almorzar a la una de la tarde. A continuación, se
levantaba de la mesa y se iba a caminar tres kilómetros, siempre haciendo el mismo
recorrido y recogiendo algunas setas. Tampoco le gustaba comprar ropa nueva, no por
falta de dinero, sino porque le bastaba con tener en su armario tres trajes, tres mudas de
ropa interior y tres pares de zapatos. No necesitaba más. A pesar de este detalle, no se
consideraba que Freud fuera una persona tacaña, pues a lo largo de su vida ayudó
económicamente a muchos estudiantes y amigos que pasaron por vicisitudes para cubrir
sus necesidades.

Una de las curiosidades menos conocidas de Sigmund Freud era su pasión por Miguel
de Cervantes. Tenía devoción por el escritor español hasta el punto de aprender
castellano para leer “Don Quijote de la Mancha” en versión original y no perderse
ningún matiz de una de las obras literarias más importantes de la historia.

Freud era de familia judía, lo que hizo que fuera perseguido por los nazis. En 1938 fue
declarado enemigo del Tercer Reich y tuvo que abandonar Viena y exiliarse en Londres.
Sus libros fueron quemados en público. Sus cinco hermanas no lograron el pasaporte
para huir y fueron apresadas y llevadas a campos de concentración. Allí murieron
asesinadas por los nazis. Aunque el legado de Sigmund Freud esté considerado como
uno de las más importantes e influyentes en la psicología, lo cierto es que ‘La
interpretación de los sueños’, su obra maestra, fue un fracaso de ventas en la época. A
duras penas logró vender 600 ejemplares en trece años. Y eso que era el libro que
inauguraba una nueva disciplina y un nuevo modo de entender al hombre mediante el
psicoanálisis. Freud dijo de este libro que era un descubrimiento que se corresponde a
uno de entre muchos, “pero solo se vislumbra una vez en la vida”. Al poco de fallecer
este psicólogo, se descubrió un pequeño cráter en la parte noroccidental del lado visible
de la Luna, en una meseta dentro de Oceanus Procellarum y como homenaje decidieron
bautizarlo con el nombre de “Freud” en agradecimiento a sus aportaciones.

Sigmund Freud es una de las figuras más polémicas de la medicina y la psicología


moderna; hay gente que lo ama y gente que lo odia. Y es que Freud, como todas las
figuras históricas que han tenido un impacto fuerte en la sociedad, ha dejado de ser una
persona y se ha convertido en su personaje. Una lástima, porque con todos sus errores,
Freud y su obra han sido elementos muy importantes en el desarrollo del mundo
moderno. Es el hombre que pensó en los sueños Freud nació en 1856 en Príbor, en la
actual República Checa. Freud fue el hijo primogénito, el mayor de 6 hermanos, y en
muchos sentidos, el preferido de sus padres. Su madre lo llamaba “mi niño dorado” o
“Sigi”. A él se le permitió acudir a la universidad, no sin arduos sacrificios, sabiendo
que era una forma segura de ascender en la escala social. Fue un alumno brillante. Su
familia judía se trasladó a Viena cuando Sigmund aún era un niño, para escapar del
antisemitismo de su lugar natal, donde viviría la mayor parte de su vida. Tuvo el deseo
de estudiar leyes y dedicarse a la política; sin embargo, pese a las dificultades
económicas de su familia, comenzó a estudiar medicina, tras escuchar una conferencia
de Carl Bruhl sobre el Ensayo Sobre La Naturaleza, atribuido a Goethe. Se graduó en
1881 y realizó sus primeros trabajos sobre las propiedades anestésicas de la cocaína (lo
que le provocó, según cuentan, su propia adicción a ella), a la vez en su época de
estudiante, tuvo una destacada etapa como investigador en psicofisiología.

En 1886, tras haber estudiado en París, creó una clínica privada para el tratamiento de la
histeria mediante hipnoterapia. En sus inicios como médico y neurólogo usaba la
hipnosis como terapia en sus pacientes. pero a Freud no se le daba bien la hipnosis. Las
técnicas hipnóticas requieren un dominio del tono de la voz que nuestro neuropsiquiatra
no era capaz de dominar con soltura. Por ello, poco a poco fue abandonando estas
técnicas y comenzó a desarrollar técnicas de “asociación libre” e interpretación de
sueños.

El psicoanálisis nunca ha dejado de ser una teoría de la mente del siglo XIX. Pese a la
dureza con la que se le trató intentaba solucionar problemas clínicos y sufrimientos
reales que en ese momento no tenían respuesta ni desde la medicina ni desde ninguna
otra disciplina científica. Pero aunque sus intenciones eran buenas, no fue suficiente con
ellas. Nunca fue el revolucionario científico que siempre quiso ser. Fue otra cosa: es
curioso que aunque el psiquiatra austriaco nunca recibió el nobel de medicina, sí ganó el
Goethe de literatura.

Harold Bloom, opinó que Freud encontró una nueva forma de hablar del ser humano
que empezaba a surgir a finales del XIX y principios del XX. Para algunos estudiosos,
Sigmund Freud era más un filósofo que un científico. En cierta forma el psicoanálisis
fue los ruedines de bicicleta de la psicología y la neurociencia: fue fundamental de cara
a romper tabús y empezar a pensar en el ser humano de forma científica, pero cuando la
ciencia empezó a trabajar no solo se volvió innecesario sino que supuso un fuerte
impedimento al desarrollo de la misma. Tanto su casa en Viena, donde vivió casi medio
siglo, como la de Londres, donde pasó el último año de su vida, son, en la actualidad,
dos prestigiados museos que reciben visitantes de todas partes del mundo.

Tomado de Biografías
culturizando.com

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