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MARZO 2023
Ciclo A - Año XIII - N.º 147

Textos para la misa de cada día

Cuaresma: un tiempo
para renovar la fe,
la esperanza y la caridad.

ESPECIAL:
CURSO BÍBLICO
NUEVO TESTAMENTO
Lección 3:
El Evangelio
de san Marcos
Liturgia del Mes MARZO 2023
M 1 1.a semana
J 2 1.a semana
V 3 1.a semana
S 4 San Casimiro Memoria libre 1.a semana
D 5 II de Cuaresma 2.a semana
L 6 2.a semana
M 7 Santas Perpetua y Felicidad Mem. obligatoria 2.a semana
M 8 San Juan de Dios Memoria libre 2.a semana
J 9 Santa Francisca Romana Memoria libre 2.a semana
V 10 2.a semana
S 11 2.a semana
D 12 III de Cuaresma 3.a semana
L 13 3.a semana
M 14 3.a semana
M 15 3.a semana
J 16 3.a semana
V 17 San Patricio Memoria libre 3.a semana
S 18 San Cirilo de Jerusalén Memoria libre 3.a semana
D 19 IV de Cuaresma (Laetare) 4.a semana
L 20 San José Solemnidad Propio
M 21 4.a semana
M 22 4.a semana
J 23 4.a semana
V 24 4.a semana
S 25 Anunciación del Señor Solemnidad Propio
D 26 V de Cuaresma 1.a semana
L 27 1.a semana
M 28 1.a semana
COLECCIÓN

El viacrucis, en el tiempo de Cuaresma, sig


gurarse con el sufrimiento de Cristo y apren

M 29 1.a semana
lo que él hizo por nosotros en el camino de la
una de las quince estaciones representa el
resaltante del sufrimiento de nuestro Señor J
Esta devoción ha sido asumida por la Igl
meditada todos los viernes, especialmente, e
de Cuaresma.

J 30 1.a semana
Cada estación es un misterio humano
salvación. En cada estación, debemos encont
de darle gracias a Dios por concedernos
entregando su propia vida en la cruz hasta la
Asimismo, contiene la meditación del pap
que está basada en la Exhortación apostólica

V 31 1.a semana
sobre la familia Amoris Laetitia.

Jaime Quispe Palomino, Pbro.


enero de 1976, en la ciudad de Hu
Junín (Perú). A los 18 años de e
Seminario Mayor “San Pio X” d
Huancayo para la formación al
1996 al 2000 estudió filosofía en
el bachillerato en el Ateneo Po
Apostolorum” y licenciatura en la Universidad Pontificia

Tiempos especiales Tiempo Ordinario Mártires y apóstoles Adviento y Cuaresma


“Gregoriana”. El 16 de julio del 2005 recibió la ordenación
sacerdotal. Desde el mes de mayo del 2013 asumió la
responsabilidad de guiar las Parroquias solidarias de
Yauli, Morococha y La Oroya. Como escritor ha promovido
la literatura ecológica y la liturgia con la publicación de
varios libros que ayudan a tomar conciencia y a vivir con
radicalidad nuestra vida humana y cristiana.

VIA CRUCIS carat 2016 03.indd 1


CENTRO DE ESPIRITUALIDAD
“Nuestra Señora del Camino”
Av. Los Pinos 993, Chaclacayo
El Centro de Espiritualidad “Nuestra Señora del Camino” (Chaclacayo), a cargo de las
Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, pone a su disposición, durante el
año, una serie de oportunidades para realizar ejercicios espirituales dirigidos a laicos,
sacerdotes, religiosas y religiosos.
ENERO: Del sábado 7 al domingo 15, P. Paulo Valencia , SJ.
Del Viernes 20 al Sábado 28, Hna. Norka Yrigoyen, ACI
FEBRERO: Del miércoles 1 al jueves 9, P. José Antonio Recharte, SJ.
Del martes 14 al miércoles 22, P. Santiago Vallebuona, SJ
FEBRERO / MARZO: Del lunes 27 de febrero al martes 7, P. Pedro Oblitas, SJ.
ABRIL Semana Santa:
Del jueves 6 al domingo 9, Equipo del Centro de Espiritualidad.
Del martes 25 al miércoles
TEXTOS 3PARde Mayo,
A LA P.MISA
MiguelDEAngel
CADA Carvajal,
DÍASJ
Además, durante todo el año, acompañamos ejercicios espirituales personalizados
de 3, 5, 8 días y hasta de un mes. El Centro está disponible para acoger a grupos
para jornadas, encuentros o cursos.
CONSULTAS: Calle Los Pinos 993, Chaclacayo, Lima
Teléfonos: 301 0458 / 933370801 espiritualidad.aci@gmail.com
Ciclo A N.º 147
SEMANA SANTA Libros y otros materiales que nos ayudarán
Triduo Pascual a prepararnos para el tiempo de Cuaresma y
Equipo Paulinas
Semana Santa

MARZO
Este libro contiene las
celebraciones del Do-
mingo de Ramos, del

2023
Triduo Pascual y del
Domingo de Resurrec-
ción correspondientes
a los tres ciclos litúrgi-
cos (A, B y C) y más
contenido para la cele-
bración de la Semana Viviendo Cómo celebrar Viacrucis pasión de
la Semana el tiempo de Jesús en los jóvenes
Santa. Santa Cuaresma de hoy

gnifica confi-
nder a valorar
Viacrucis
de la familia
pasión. Cada
detalle más
Jesucristo.
lesia para ser
en el tiempo
Meditaciones del
y divino de papa Francisco
trar el motivo
la salvación,
a muerte.
pa Francisco
a postsinodal

Nació el 15 de
uancayo, Región
Jaime Quispe
edad, ingresó al
de la ciudad de
Palomino, Pbro.
sacerdocio. De
Roma; así como
ontificio “Regina

Viacrucis de la familia 06/01/2017 04:27:25 p.m.

Las Siete Palabras Viacrucis de la Misericordia Oremos y Vivamos El secreto de la Cuaresma


Imágenes, colores y tamaños referenciales.
TEXTOS UTILIZADOS
marzo

Valoremos la santidad:
CENTROS DE DIFUSIÓN
San Casimiro, pág. 37
San Juan de Dios, pág. 54 PERÚ
Santa Francisca Romana, pág. 58 LIMA: Jr. Callao 198 / Teléfonos: 427-8276 /
San Patricio, pág. 94 946763442 / librerialima@paulinas.org.pe
San Isidro: Av. Víctor A. Belaúnde 121-129
Anexo: Lección 3: El Evangelio de san Teléfono: 989594338 / libreriasisidro@paulinas.org.pe
Marcos, pág. 163 AREQUIPA: Calle Jerusalén 122 / Teléfonos: (054)
313132 / 989594339 libreriarequipa@paulinas.org.pe
CAJAMARCA: Jr. Amalia Puga 937
Teléfonos: (076) 343958 / 989391492
Los textos de la liturgia de Palabra y
libreriacajamarca@paulinas.org.pe
Eucaristía son aprobados por la Confe-
rencia Episcopal Peruana y adaptados al IQUITOS: Jr. Arica 230 / Teléfonos: (065) 221057 /
nuevo Misal Romano. 989594337 / libreriaiquitos@paulinas.org.pe
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Título: Palabra y Eucaristía (Ciclo A) PUNO: Conde de Lemos 220
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ISSN: 2220-0290 Teléfonos: (052) 426807 / 989191416
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Año de publicación: noviembre 2022
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Comentarios diarios: Equipo Paulinas Teléfonos: 4251180 / 67409983
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Comentarios dominicales: adaptados del P.
LA PAZ: Calle Loayza 143 / Teléfonos: 2316263
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Curso bíblico: Andréz García Vásquez SANTA CRUZ: Calle Ballivián 47, entre Chuquisaca
Corrección de estilo: Ana Campoverde y Rene Moreno / Teléfono: 67409836
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Diagramación: Pressila Suchiang, fsp
PUERTO RICO
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4
marzo
Miércoles 1 de marzo
I SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura narra el final feliz de un pueblo con fama de
ser crueles, sanguinarios, violentos, idólatras y enemigos del pueblo
de Israel. Gracias a la predicación de un profeta enviado por Dios, se
convierten de su mala vida y son perdonados por Dios.
Por el contrario, en el evangelio, Jesús predica a los israelitas, pero
ellos no acogen la invitación a la conversión que Jesús, muy superior a
Jonás, les hace y más bien persisten en su perversidad. El llamado es
hoy para nosotros; somos libres de acogerlo y volver nuestro corazón
a Dios, o de ignorarlo y ser parte de la generación perversa de la que
habla Jesús en el evangelio.
Señor Jesús, te rogamos que nos renueves por dentro con espíritu firme,
que purifiques nuestro corazón y no nos abandone tu santo Espíritu.

Antífona de entrada Sal 24, 6.2.22


Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas.
Que no triunfen de nosotros nuestros enemigos. Sálvanos, Dios
de Israel, de todos nuestros peligros.
Oración colecta
Mira complacido, Señor, el fervor de tu pueblo que desea en-
tregarse a ti con una vida santa; y, a los que dominan su cuerpo
con la penitencia, transfórmalos interiormente mediante el fruto
de las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10
Vino la Palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Níni-
ve, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo». Se levantó
Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran
ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a
entrar en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando:
«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!». Creyeron en

5
1 MIÉRCOLES
marzo
I de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron con ropas


de penitencia, grandes y pequeños. Llegó el mensaje al rey de
Nínive; se levantó del trono, dejó su manto, se vistió con ropa de
penitencia y se sentó sobre la ceniza. Luego mandó a proclamar
en Nínive este decreto: «Hombres y animales, vacas y ovejas, no
prueben bocado, no pasten ni beban; vístanse con ropas de peni-
tencia hombres y animales; invoquen fervientemente a Dios, que
se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia que hay
en sus manos; quizá se arrepienta y se compadezca Dios, quizá
cese el incendio de su ira, y no pereceremos». Y vio Dios todo lo
que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta; se
compadeció y se arrepintió de las amenazas que les había hecho,
y no las cumplió.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 50, 3-4.12-13.18-19
R . Misericordia, Señor, hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compa-
sión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu
santo espíritu.R.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no
lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.R.

Aclamación antes del Evangelio Jl 2, 12-13


Ahora —oráculo del Señor— conviértanse a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

R. Gloria a ti, Señor.

6
MIÉRCOLES
marzo 1
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y Él
se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa.
Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de
Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive,
lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando
sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur
se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde
los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón,
y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada
esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que
los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de
Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te presentamos, Señor, estos dones que nos diste para con-
sagrarlos a tu nombre y, ya que los has hecho sacramento para
nosotros, transfórmalos en remedio para la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 5, 12
Que se alegren todos los que esperan en ti, Señor: gozarán
eternamente y habitarás en ellos.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que no cesas de alimentarnos con tus sacramentos,
concédenos que este banquete al que nos has admitido nos
alcance la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, mira con bondad a tu pueblo y límpialo de todos sus
pecados con tu misericordia; así no le hará daño adversidad alguna
si no le domina ninguna maldad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

7
Jueves
marzo 2 de marzo
I SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El pueblo de Israel está viviendo un gran peligro que atenta contra
su vida, y es la reina Ester el instrumento de Dios para salvarlos. Ella se
pone totalmente en las manos de Dios y Él le responde salvando la vida
de su pueblo. El testimonio de Ester confirma las palabras de Jesús en
el evangelio de hoy: pidan, busquen, llamen porque nuestro Padre sabe
y quiere dar cosas buenas a sus hijos.
Ayúdanos, amado Dios, a poner en ti toda nuestra confianza
y a vivir dándote gracias en toda circunstancia.

Antífona de entrada Sal 5, 2-3


Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, haz caso
de mis gritos de auxilio, Rey mío y Dios mío.
Oración colecta
Concédenos, Señor, la gracia de conocer siempre lo que es
recto y practicarlo con diligencia, para que vivamos siempre
según tu voluntad los que sin ti no podemos ni siquiera existir.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Ester 14, 1.3-5.12-14
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminen-
te, acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: «Señor mío,
único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro
defensor fuera de ti, pues yo misma me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor,
escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos
sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste
lo que habías prometido. Atiende, Señor, muéstrate a nosotros
en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor
de los poderosos. Pon en mi boca un discurso acertado cuando

8
JUEVES
marzo 2
tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro
enemigo, para que perezca con todos sus cómplices. A nosotros,
líbranos con tu mano; y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de
ti, protégeme tú, Señor, que lo sabes todo».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 137, 1-3.7-8
R. Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles
tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario.R.
Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad; cuan-
do te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.R.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor,
tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.R.
Aclamación antes del Evangelio Sal 50, 12.14
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, devuélveme la alegría de
tu salvación.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pidan y se les
dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien
pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
¿Quién de ustedes si su hijo le pide pan, le va a dar una piedra?
¿Y si le pide pescado, le dará una serpiente? Pues si ustedes, que
son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre de ustedes que está en el cielo dará cosas buenas a aquellos
que se las pidan! Por tanto, traten a los demás como quieran que
ellos los traten a ustedes; en esto consiste la ley y los profetas».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

9
2 JUEVES
marzo
I de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Oración sobre las ofrendas


Atiende, Señor, los deseos de los que te suplican, y, al aceptar
nuestras ofrendas y plegarias, convierte hacia ti los corazones de
todos nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 7, 8
Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama
se le abre.
Oración después de la comunión
Señor, Dios nuestro, haz de estos santos misterios que nos en-
tregaste como prenda de nuestra salvación, auxilio en el presente
y para el futuro. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te rogamos, Señor, que la misericordia esperada descienda
sobre los que te suplican, y concédeles la abundancia de los
bienes del cielo, de modo que sepan bien lo que han de pedir
y obtengan lo que han solicitado. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Durante la Cuaresma estamos llamados


a responder al don de Dios acogiendo su
Palabra «viva y eficaz» (Hb 4, 12). La escucha
asidua de la Palabra de Dios nos hace
madurar una docilidad que nos dispone a
acoger su obra en nosotros (cf. St 1, 21), que
hace fecunda nuestra vida.
Papa Francisco

10
marzo
Viernes 3 de marzo
I SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
En su infinita misericordia y amor por el ser humano, Dios lo ha
librado de la muerte que le ha causado la herida del pecado. Porque
no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva. En lugar
de condenar a la persona, la perdona dándole una nueva oportunidad
de vida. Si Dios ha actuado tan benevolentemente con nosotros, ¿no
hemos de hacer lo mismo con nuestro prójimo?
Nuestra caridad debe superar la de nuestros antepasados, estar
caracterizada por la misericordia y precedida por el perdón.
Señor, concédenos una verdadera conversión de mente y espíritu,
para que todo nuestro ser te glorifique y estemos al servicio
de nuestros hermanos.

Antífona de entrada Sal 24, 17-18


Señor, sácame de mis tribulaciones. Mira mis trabajos y mis
penas y perdona todos mis pecados.
Oración colecta
Señor, concede a tus fieles prepararse de modo conveniente
a las fiestas de Pascua, para que, aceptada la penitencia corporal
según la costumbre, sea útil a todos para el bien de las almas. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 21-28
Así dice el Señor Dios: «Si el malvado se convierte de todos
los pecados cometidos y guarda todos mis preceptos, practica
el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se le
tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que
hizo, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo
del Señor—, y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Pero, si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, imitan-

11
3 VIERNES
marzo
I de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

do las abominaciones del malvado, ¿vivirá acaso?; no se tendrá


en cuenta la justicia que hizo: por la iniquidad que perpetró y
por el pecado que cometió, morirá. Ustedes dirán: “No es justo
el proceder del Señor”. Escucha, pueblo de Israel: ¿Es injusto mi
proceder?, ¿no es más bien el proceder de ustedes el que es injus-
to? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y
muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado
se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la
justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los
delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 129, 1-8
R . Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus
oídos atentos a la voz de mi súplica.R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero
de ti procede el perdón, y así infundes respeto.R.
Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra; mi alma
aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel
al Señor, como el centinela la aurora.R.
Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y
Él redimirá a Israel de todos sus delitos.R.
Aclamación antes del Evangelio Ez 18, 31
Quítense de encima sus delitos —dice el Señor—, y estrenen un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si la justicia de
ustedes no es mayor a la de los escribas y fariseos, no entrarán

12
VIERNES
marzo 3
en el Reino de los Cielos. Han oído ustedes que se dijo a los
antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo les
digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado.
Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer
ante el sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del
fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda en el altar,
te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti,
deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con
tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con tu
adversario, llega pronto a un acuerdo, mientras van de camino,
no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan a la
cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado
el último centavo».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas con las que has querido satis-
facerte y por las que nos devuelves con amor eficaz la salvación
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Ez 33, 11
Por mi vida —oráculo del Señor—, que yo no me complazco en
la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta y viva.
Oración después de la comunión
La comunión de tu sacramento, Señor, nos restaure y, purifi-
cados del antiguo pecado, nos conduzca a la unidad del misterio
que nos salva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo, para que se cumpla en
su interior lo que su observancia manifiesta externamente. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

13
Sábado
marzo 4 de marzo
I SEMANA DE CUARESMA
San Casimiro (ML) - 1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Los mandatos del Señor constituyen una de las mayores
bendiciones del ser humano. Somos orientados y guiados con ellos por
el recto camino. Generación tras generación los hemos vivido como
una carga e, incluso, como una limitación propia de la libertad. Con
los ojos enceguecidos por la desobediencia y el voluntarismo, hemos
rechazado la sabiduría insondable del verdadero Dios, por la limitada
sabiduría nuestra.
Jesús se atreve a proponernos un mandamiento que supera toda
lógica: el del amor. Acoger y vivir este mandato divino supera todo
razonamiento humano, pues no se trata de llegar a sentir algo bonito
por otros, sino de optar por amar incluso a quien te perjudica.
Amado Dios, acrecienta nuestra capacidad de amar y que
logremos superar el sentimentalismo, hasta llegar a amar
como somos amados por ti.

Antífona de entrada Sal 18, 8


La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto
del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
Oración colecta
Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que,
buscando siempre lo único necesario y realizando obras de cari-
dad, nos dediquemos a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 16-19
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Hoy te manda el Señor,
tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y
cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma. Hoy te has
comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: que Él será
tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos,

14
San Casimiro
Memoria libre
SÁBADO
marzo 4
preceptos y decretos, y escucharás su voz. Hoy se compromete
el Señor a aceptar lo que tú le propones: que serás su propio
pueblo, como te prometió, y que tú deberás guardar todos sus
mandamientos, que Él te elevará en gloria, nombre y esplendor,
por encima de todas las naciones que hizo, y que serás el pueblo
santo del Señor, como Él te lo ha prometido».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 118, 1-2.4-5.7-8


R. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del
Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo
corazón.R.
Tú promulgas tus decretos para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus consignas.R.
Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos
mandamientos. Quiero guardar tus leyes exactamente, tú no me
abandones.R.

Aclamación antes del Evangelio 2 Co 6, 2b


Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Lectura del santo Evangelio según Mateo 5, 43-48

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ustedes han
oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo.
Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos y oren por quie-
nes los persiguen. Así serán hijos del Padre que está en el cielo,
que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a
justos e injustos. Porque, si ustedes aman solamente a quienes
los aman, ¿qué premio recibirán? ¿No hacen lo mismo también

15
4 SÁBADO
marzo
I de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

los publicanos? Y si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de


extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por
tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, que estos santos misterios nos renueven y nos hagan
dignos de su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 5, 48
Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto, dice el Señor.

Oración después de la comunión


Asiste, Señor, con tu ayuda continua a los que alimentas con
este divino sacramento, y, a cuantos has iluminado con la sabi-
duría del cielo, acompáñalos con el consuelo de la salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Conforta, Señor, a tus fieles con la bendición que imploramos
de ti, para que nunca permitas que nos apartemos de tu volun-
tad y siempre podamos agradecer tus beneficios. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Para salvarse, es necesario amar a


Dios y al prójimo, ¡y esto no es cómodo! Es
una "puerta estrecha" porque es exigente,
el amor es exigente siempre, requiere
compromiso, es decir, "esfuerzo", es
decir, la voluntad firme y decisiva para
vivir según el Evangelio.
Papa Francisco

16
Valoremos la santidad
marzo
JUEVES
2
San Casimiro
Fue el tercero de 13 hermanos, hijo del rey
de Polonia y de Isabel, la hija del emperador
de Austria. Nació en 1458 en Polonia. El
pequeño príncipe era muy piadoso y de gran
fe. Su más grande debilidad eran los pobres,
a los cuales asistía con benevolencia y por
ellos intercedía con frecuencia ante su padre,
el rey. A diferencia de sus hermanos, cuidaba
con esmero la castidad, se imponía duras
penitencias, vivía intensamente la Eucaristía y tenía una gran devoción
a María Santísima.
Su amor por Dios lo llevaba a volcarse totalmente al prójimo. A
ellos, además de sus bienes, entregaba su tiempo, talentos, energías
y sus influencias. Gozaba de rodearse de los necesitados, extranjeros,
afligidos, enfermos, de los más miserables. Su sencillez y amabilidad
ganó el respeto y la admiración de todos. A los 26 años, en 1484,
murió de tuberculosis; dejó las más profundas huellas de bondad y de
pureza entre los que lo conocieron. Poco más de un siglo después de su
muerte, lo desenterraron y encontraron su cuerpo e, incluso, su ropa,
como si lo hubiesen enterrado recientemente.
Testimonio de vida
Su principal objetivo diario era agradar a Dios, se esmeraba en
dominar sus pasiones y en controlar su cuerpo. Vestía de manera muy
sencilla, hacía penitencia en el comer, en el dormir y se abstenía en
el mirar. Se deleitaba contemplando la pasión de Jesús: su agonía en
Getsemaní, la coronación de espinas, su lapidación, el camino de
la cruz, sus llagas, pero, sobre todo, su gran amor por los hombres.
Esperaba con ansias el silencio y la tranquilidad de la noche para
pasar largos ratos meditando frente al crucifijo y en adoración ante el
Santísimo.
San Casimiro, intercede por nosotros para que, al igual que tú,
reconozcamos a Dios como nuestro único Rey y busquemos siempre su
Reino eterno.

17
Domingo
marzo 5 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA
2.ª semana del Salterio - Morado

«Su rostro resplandecía como el sol»


Gn 12, 1-4a; Sal 32, 4-5.18-20.22; 2 Tm 1, 8b-10; Mt 17, 1-9
Abrán (después, Abrahán), originario de Ur, experimentó en cierto
momento de su vida un cambio radical: se vio obligado a abandonar
su tierra y su familia y ponerse rumbo a un país desconocido. Históri-
camente, eso se debió, quizás, a la invasión de su territorio por pueblos
procedentes del norte de Mesopotamia; pero Abrahán supo ver en esos
acontecimientos trágicos el llamado de Dios a una gran misión, y se fio
del Señor y se dejó conducir por Él. El texto solo nos relata el llamado,
el proyecto de Dios y la respuesta inmediata de Abrahán, su puesta en
camino. No hay preguntas de su parte, no hay objeciones. Por eso, él es
padre de la fe, la meta hacia la que se nos invita a enrumbarnos.
En la lectura del Evangelio, asistimos también al camino de fe
de los discípulos. Poco tiempo atrás, Mateo nos había narrado la
confesión de fe de Pedro: él había afirmado que Jesús era el Mesías,
el Hijo del Dios vivo. Pero ¿qué imagen de Mesías tenía en mente?
Unas líneas más adelante, cuando Jesús anuncie a los discípulos el
destino trágico que le aguarda en Jerusalén, Pedro intenta disuadirlo.
No puede concebir que Jesús termine su vida así, solo puede aceptar
un Mesías triunfante.
En la escena de hoy vemos esas dudas e ideas erróneas de Pedro
y los demás discípulos. Al ver a Jesús junto con Moisés y Elías —que
personifican el Antiguo Testamento—, Pedro no entiende lo que
sucede porque, aunque proclame que Jesús es «el Cristo» (cf. Mt 16,
16), sigue convencido de que su Maestro es solo un gran personaje
de la categoría de Moisés y Elías. Por eso, sugiere construir tres tien-
das iguales. Interviene Dios para corregir esta falsa interpretación de
Pedro: Jesús no es solo un gran legislador o un simple profeta, sino el
«Hijo predilecto» del Padre.

18
DOMINGO
marzo 5
Los tres personajes no pueden ya continuar juntos: Jesús se destaca
de los otros dos, es absolutamente superior. Israel había escuchado la
voz del Señor a través de Moisés y los profetas. Ahora, esta voz —decla-
ra el Padre— llega a los hombres por medio de Cristo. Es a Él y solo a
Él a quien los discípulos deben escuchar. Por eso, el relato hace notar
que, cuando los tres discípulos abren los ojos, no ven a nadie más que
a Jesús. Moisés y Elías habían desaparecido, habían cumplido ya su
misión, es decir, presentar al mundo al Mesías, el nuevo legislador, el
nuevo profeta. Se ha realizado así de modo sorprendente la promesa
hecha por Moisés al pueblo antes de morir: El Señor tu Dios te suscitará
un profeta como yo, lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos;
y es a Él a quien escucharán (Dt 18, 15).
En la segunda lectura, el autor se dirige a Timoteo, cristiano de fe
madura y obispo de Éfeso, y, por medio de él, habla a los demás cris-
tianos que estaban sometidos a graves persecuciones por parte de las
autoridades romanas. Les recuerda que la fidelidad a Cristo conlleva
riesgos notables y muchos sufrimientos. Dios no suele conducir a los
hombres por caminos cómodos. La vida de Abrahán no fue fácil ni
tampoco la de Cristo, Pablo o Timoteo; lo mismo ocurrirá con los
demás cristianos.
En la segunda parte de la lectura (vv. 9-10), se pone de relieve el
hecho de que la vocación cristiana es completamente gratuita. Los
hombres no pueden hacer nada para merecerla, es puro don. Esta
verdad debe despertar sentimientos de reconocimiento a Dios y una
pronta adhesión a su llamada, como Abrahán.

Adaptado del libro del P. Fernando Armellini. Escucharte es una fiesta.


Las lecturas dominicales explicadas a la comunidad – Ciclo A. Para
acceder a un video-comentario más amplio del evangelio de hoy
y su transcripción en PDF, escanea el código QR o digita este link:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_14.jsp

19
5 DOMINGO
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

Monición general
Este segundo domingo de Cuaresma se nos propone una senda
de conversión que nos invita a ponernos en camino, como Abrahán; a
tomar parte en los duros trabajos del Evangelio, como exhorta el Apóstol
a Timoteo; siempre escuchando a Jesús, el Hijo amado del Padre.
Abrahán se puso en camino, tal como el Señor se lo había ordenado,
no hacia donde a él le parecía mejor. Dicho de otra manera, se puso
en camino confiando en la Palabra del que le hablaba. Pero no es un
seguimiento fácil, incluye renuncias, incertidumbres, toda clase de
fatigas y duros trabajos. Pero es animado —y nosotros también— por
una promesa hecha por el único que es capaz de cumplir todo cuanto
promete, porque sus palabras son sinceras, y sus acciones, leales: Dios.
Abre, Señor, nuestros oídos para que podamos escuchar tu Palabra,
ponerla en práctica y asumir las consecuencias.

Antífona de entrada Sal 24, 6.2.22


Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas.
Que no triunfen de nosotros nuestros enemigos; sálvanos, Dios
de Israel, de todos nuestros peligros.
No se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que nos has mandado escuchar a tu Hijo amado,
alimenta nuestro espíritu con tu Palabra; para que, con mirada
limpia, contemplemos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Un anciano recibe la extraña invitación a dejarlo todo, empezar
de nuevo en tierra extranjera y con la promesa de que recibiría en su
vejez lo que no logró en sus años mozos y muchísimo más de lo que
nunca soñó.
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y
de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de
ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, que

20
DOMINGO
marzo 5
será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré
a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las
familias del mundo». Y se puso Abrán en camino, como se lo
había ordenado el Señor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 32, 4-5.18-20.22
R . El Señor es compasivo y misericordioso.
La Palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él
ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan
en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimar-
los en tiempo de hambre.R.
Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo espe-
ramos de ti.R.
Segunda lectura
Al ser salvados, hemos sido llamados a una vida santa. Para alcan-
zarla, es necesario acoger la gracia divina que se nos ha otorgado y
tomar parte de los duros trabajos del Evangelio.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a Timoteo 1, 8b-10
Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evan-
gelio, ayudado por la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó
a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde
tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio
de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer
nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la
luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

21
5 DOMINGO
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

Aclamación antes del Evangelio


En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre: «Este es mi
Hijo, el amado; escúchenlo».
Santo Evangelio
En una montaña alta, acontece un encuentro luminoso entre Dios
y el ser humano. Esta epifanía nos introduce en la santidad y la gran-
deza divina y, al mismo tiempo, nos hace ver con su luz la pequeñez y
fragilidad de la mujer y el varón; no para humillarnos, sino para que
contemplándolo deseemos estar en Él toda la eternidad.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 1-9

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y
a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se
transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol,
y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecie-
ron Moisés y Elías conversando con Él. Pedro, entonces, tomó la
palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres,
haré tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió
con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo,
el amado, mi predilecto. Escúchenlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de
espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no
teman». Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No cuenten a
nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre
los muertos».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

22
DOMINGO
marzo 5
Oración universal
Oremos, hermanos, a nuestro Dios, que manifestándonos el
rostro glorioso de Jesús, su Hijo amado, nos invita a escucharlo y
a seguir sus huellas para que alcancemos la salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu rostro.
1. Por la Iglesia: para que siguiendo las huellas de Jesús podamos
contribuir a la transformación de nuestra sociedad, y en ella
se vivan los valores del Evangelio. Oremos.R.
2. Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: para que en su misión
de anunciar el Evangelio nos ayuden a acoger la gracia de la
salvación que nos trajo Jesús y despierten en nosotros el deseo
de una vida santa. Oremos.R.
3. Por nuestro país: para que sintamos, como cristianos, la lla-
mada del Señor a vivir nuestra vocación de ser constructores
de un mundo mejor, en donde se practiquen los valores del
Evangelio. Oremos.R.
4. Por todos los inmigrantes: para que, después de haber dejado
su país, su casa, su familia, puedan encontrar solidaridad y
acogida, y para que nosotros sepamos descubrir en ellos el
rostro sufriente de Jesús. Oremos.R.
5. Por nuestra comunidad: para que al iniciar el camino cua-
resmal podamos llegar a celebrar la Pascua del Señor con el
corazón purificado y dispuestos a vivir nuestras relaciones con
todos los hermanos con más amor, como Jesús nos enseñó.
Oremos.R.
Dios todopoderoso, acoge nuestras oraciones. Tú, que durante
la revelación gloriosa de tu Hijo nos invitaste a escucharlo, haz
que sepamos cada día acoger su Palabra de vida y, siguiendo
sus ejemplos, podamos gozar de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.

23
5 DOMINGO
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

Oración sobre las ofrendas


Te pedimos, Señor, que esta oblación borre nuestros pecados y
santifique los cuerpos y las almas de tus fieles, para que celebren
dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: La Transfiguración del Señor
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Que, después
de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte
santo el resplandor de su luz, para testimoniar, de acuerdo con
la ley y los profetas, que, por la pasión, se llega a la gloria de la
resurrección. Por eso, con las virtudes del cielo te aclamamos
continuamente en la tierra alabando tu gloria sin cesar: Santo,
Santo, Santo…
Antífona de comunión Mt 17, 5
Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escúchenlo.
Oración después de la comunión
Te damos gracias, Señor, porque, al participar en estos glo-
riosos misterios, nos haces recibir, ya en este mundo, los bienes
eternos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Dirige continuamente, Señor, los corazones de tus fieles y
concede esta gracia a tus siervos, de modo que, permaneciendo
en tu amor y cercanía, cumplan plenamente tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

24
Lunes 6 de marzomarzo
II SEMANA DE CUARESMA
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
¡Qué difícil es, en ocasiones, reconocer los propios errores y pecados!
Somos prontos en ver la paja en el ojo de otro, pero lentos en reconocer
la propia. La primera lectura es un valeroso acto de reconocimiento de
las faltas y pecados del pueblo contra su Dios. Un reconocimiento que
lleva al arrepentimiento sincero y al deseo de enmienda.
Partiendo de la certeza de que somos perdonados por Dios, que
de Él recibimos toda misericordia y total compasión, Jesús lanza el
reto a sus discípulos —y hoy a nosotros—, de imitar la misericordia,
compasión, perdón y generosidad de nuestro Padre Dios.
Señor Jesús, tú conoces nuestra fragilidad y pecado, no nos trates
como merecen nuestras culpas, más bien haz nuestro corazón
semejante al tuyo.

Antífona de entrada Sal 25, 11-12


Sálvame, Señor, ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene
en el camino llano; en la asamblea bendeciré al Señor.
Oración colecta
Oh, Dios, que nos mandaste mortificar nuestro cuerpo como
remedio espiritual, concédenos abstenernos de todo pecado y
que nuestros corazones sean capaces de cumplir los manda-
mientos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 9, 4b-10
Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres
fiel con los que te aman y cumplen tus mandamientos. Hemos
pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado
apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a
tus siervos, los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros
reyes, a nuestros príncipes, a nuestros antepasados y a toda la

25
6 LUNES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

gente del país. Tú, Señor, tienes razón, a nosotros nos abruma hoy
la vergüenza; igual que a los hombres de Judá, a los habitantes de
Jerusalén y a todo Israel, cercanos y lejanos, en todos los países
por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra
ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y
padres, porque hemos pecado contra ti. El Señor, nuestro Dios es
compasivo y clemente, aunque nos hayamos rebelado contra Él y
no hayamos escuchado la voz del Señor nuestro Dios, ni seguido
las leyes que nos dio por medio de sus siervos los profetas.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 78, 8-9.11.13


R . Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que
tu compasión nos alcance pronto, porque estamos agotados.R.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. R.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos
gracias siempre, contaremos tus alabanzas de generación en
generación.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida
eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 36-38

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sean compa-
sivos como el Padre de ustedes es compasivo; no juzguen, y no
serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen,
y serán perdonados; den, y se les dará; recibirán sobre el regazo

26
LUNES
marzo 6
una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. Porque la
medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Acoge, Señor, nuestra oración y libra de las seducciones del
mundo a los que concedes servirte con los santos misterios del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 6, 36
Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso, dice
el Señor.
Oración después de la comunión
Señor, que esta comunión nos limpie de pecado y nos haga
partícipes de las alegrías del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Afianza, Señor, el corazón de tus fieles y fortalécelos con el
poder de tu gracia, para que se entreguen con fervor a la plegaria
y se amen con amor sincero. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El amor misericordioso es, el único


camino que hay que recorrer. Cuánta
necesidad tenemos todos de ser un
poco más misericordiosos, de no hablar
mal de los demás, de no juzgar, de no
«desplumar» a los demás con las críticas,
con las envidias, con los celos. Debemos
perdonar, ser misericordiosos, vivir
nuestra vida en el amor.
Papa Francisco

27
Martes
marzo 7 de marzo
SANTAS PERPETUA Y FELICIDAD, mártires (MO)
II semana de Cuaresma - 2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Hoy como Iglesia celebramos a dos amigas que testimoniaron con
sus propias vidas la verdad de Jesucristo. El profeta Isaías, hablando en
nombre de Dios, exhorta al pueblo a abandonar su maldad y a practicar
el bien, la justicia, la solidaridad.
Pero todo empieza en el corazón, de donde brotan las verdaderas
intenciones de la persona. Jesús advierte a los discípulos del peligro de
la práctica religiosa cargada de hipocresía, de quienes hacen todo para
que los vea la gente. ¿Qué intención mueve tu corazón a obrar el bien,
a orar, a hacer penitencia?
Amado Dios, purifícanos el corazón de toda superficialidad, y que
nos mueva a obrar el bien el amor infinito que tú nos tienes.

Antífona de entrada Sal 12, 4-5


Da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte, para
que no diga mi enemigo: «Le he podido».
Oración colecta
Señor, vela con amor continuo sobre tu Iglesia, y, pues sin tu
ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad hu-
mana, protégela siempre con tus auxilios en el peligro y dirígela
hacia la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 1, 10.16-20
Escuchen la Palabra del Señor, jefes de Sodoma; escucha la
enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: «Lávense, puri-
fíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones. Cesen de
obrar mal, aprendan a obrar bien; busquen el derecho, socorran
al oprimido; hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda.
Entonces, vengan y discutamos —dice el Señor—. Aunque sus

28
Santas Perpetua y Felicidad
Memoria obligatoria
MARTES
marzo 7
pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque
sean rojos como escarlata, quedarán como lana blanca. Si saben
obedecer, lo sabroso de la tierra comerán; si resisten y se rebelan,
la espada los devorará. Lo ha dicho el Señor».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 49, 8-9.16-17.21.23
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
«No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaus-
tos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito
de tus rebaños.R.
¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi
alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis
mandatos?R.
Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? El que
me ofrece acción de gracias, ese me honra; al que sigue buen
camino le haré ver la salvación de Dios».R.

Aclamación antes del Evangelio Ez 18, 31


Quítense de encima sus delitos —dice el Señor—, y estrenen un
corazón nuevo y un espíritu nuevo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos,
diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas
y los fariseos: hagan y cumplan todo lo que les digan; pero no
hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos hacen fardos pesados e insoportables y se los cargan a la
gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos ni siquiera
a moverlos con un dedo. Todo lo que hacen es para que los vea

29
7 MARTES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto;


les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de
honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y
que la gente los llame maestros. Ustedes, en cambio, no se dejen
llamar “maestro”, porque uno solo es su Maestro, y todos uste-
des son hermanos. Y en la tierra a nadie llamen “padre”, porque
uno solo es el Padre de ustedes, el del cielo. No se dejen llamar
“consejeros”, porque uno solo es su Consejero, Cristo. El prime-
ro entre ustedes sea servidor de los demás. El que se engrandece
será humillado, y el que se humilla será engrandecido».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Santifícanos, Señor, complacido por estos sacramentos; puri-
fícanos de nuestros vicios terrenos y condúcenos hacia los bienes
del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 9, 2-3
Proclamando todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo.
Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que la participación en tu mesa santa nos
haga crecer en la piedad y nos obtenga tu ayuda constante. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Muéstrate propicio, Señor, a las súplicas de tus fieles y cura
las debilidades de su espíritu, para que, una vez perdonados, se
alegren siempre con tu bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.

30
marzo
Miércoles 8 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA
San Juan de Dios (ML) - 2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
En el evangelio de hoy, se nos presenta una escena en la que una
mujer, madre de dos de los discípulos del Señor, aboga por los primeros
puestos en el Reino de Cristo. Ella, al igual que la mayor parte del
pueblo judío, esperaba un Mesías triunfante con un reino glorioso. Pero
el mismo Jesús le dice que no sabe lo que pide.
El trono donde Jesús reina es la cruz, y a su derecha e izquierda se
encuentran dos ladrones crucificados junto con Él. Tomando el amargo
cáliz de la pasión y muerte, de la traición y el desprecio de los suyos, Él
se levanta glorioso de la muerte y nos da la vida. También, los profetas
han tomado una pequeña dosis de este cáliz, como vemos en la primera
lectura. Así mismo, les tocará a los apóstoles, a los discípulos y nos toca
también a nosotros.
Señor Jesús, ayúdanos a ser fieles a ti cuando todo vaya bien y cuando
el seguimiento nos exija dar testimonio hasta con la propia vida.

Antífona de entrada Sal 37, 22-23


No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven a
socorrerme, Señor mío, mi fuerza y salvación.
Oración colecta
Señor, guarda a tu familia instruida en las buenas obras y,
confortada en sus necesidades temporales, condúcela propicio
hacia los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 18, 18-20
Los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén dijeron:
«Vengan, tramemos un plan contra Jeremías, porque no le faltará
la instrucción al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra
al profeta. Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no pres-
temos atención a sus palabras». Señor, hazme caso, oye cómo

31
8 MIÉRCOLES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

me acusan. ¿Acaso se devuelve mal por bien, para que me hayan


cavado una fosa? Acuérdate de cómo estuve en tu presencia,
intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 30, 5-6.14-16
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi am-
paro. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me
librarás.R.
Oigo los rumores de la gente, y todo me da miedo; se conjuran
contra mí y traman quitarme la vida.R.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano
está mi destino: líbrame de los enemigos que me persiguen.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 12b


Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me sigue ten-
drá la luz de la vida.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 20, 17-28

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, lle-
vó consigo a los Doce, y les dijo por el camino: «Miren, estamos
subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a
los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y
lo entregarán a los paganos, para que se burlen de Él, lo azoten
y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará». Entonces la madre de
los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se
postró ante Él para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué
deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sien-
ten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero

32
San Juan de Dios
Memoria libre
MIÉRCOLES
marzo 8
Jesús respondió: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz
que yo he de beber?». Contestaron: «Podemos». Él les dijo: «Mi
cáliz lo beberán; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no
me toca a mí concederlo, es para quienes lo tiene reservado mi
Padre». Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra
los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Ustedes
saben que los jefes de las naciones las dominan como señores
absolutos y los grandes las oprimen. No ha de ser así entre uste-
des: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor,
y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo. De
la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser
servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira con bondad, Señor, la ofrenda que te presentamos, y
por este santo intercambio líbranos de las ataduras de nuestros
pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y
dar su vida en rescate por muchos.
Oración después de la comunión
Señor, Dios nuestro, te pedimos que se convierta en causa de
salvación eterna lo que quisiste fuera para nosotros prenda de
inmortalidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Concede a tus siervos, Señor, la abundancia de tu protección
y gracia, dales salud de alma y cuerpo, concédeles plenitud de
amor fraterno y haz que sean siempre fieles en su entrega a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

33
Valoremos la santidad
marzo
JUEVES
2
San Juan de Dios
El 8 de marzo de 1495, en España,
nació Juan de Dios. Su familia era pobre
pero muy piadosa. A temprana edad
perdió a su madre. Se desempeñó como
pastor, mayordomo, fue peón, soldado
y vendedor ambulante. A sus 40 años,
tras escuchar un sermón de san Juan de
Ávila en el que predicaba contra la vida
de pecado, se sintió profundamente
cuestionado y conmovido. Salió de allí
gritando, pidiendo perdón a Dios, se
confesó con Juan de Ávila, y comenzó
a imponerse duras penitencias, tanto públicas como privadas para
recibir el rechazo de todos y adquirir humildad. Repartió sus bienes a
los pobres y comenzó a vagar, casi desnudo, por toda la ciudad. Todos
pensaban que había enloquecido, incluso, llegaron a internarlo en un
hospital para enfermos mentales. Esta experiencia le ayudó a descubrir
su vocación. Por experiencia propia constató que los enfermos mentales
recibían un trato inhumano y hasta cruel.
Testimonio de vida
A pesar de que sabía muy poco de medicina, tenía más éxito
curando enfermedades mentales que cualquier médico. Sabía muy
bien que a los enfermos hay que curarles primero el alma con amor.
Convirtió las instituciones para pacientes mentales en lugares de
acogida, donde recibía a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano,
huérfano o desamparado. Este loco del amor de Dios se dedicó a
llevar la «medicina del amor». Con las donaciones que recibía logró
establecer una serie de hospitales. Para dar continuidad a la obra, en
1537, dio inicio a la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios.
En su lecho de muerte, se arrodilló y exclamó: «Jesús, Jesús, en tus
manos me encomiendo». En esa posición, murió el día que cumplía 55
años, en 1550.
Amado Jesús, tú que inspiraste en san Juan de Dios el amor a los demás,
ayúdame a imitar su ejemplo viviendo la caridad con mis hermanos.

34
Jueves 9 de marzomarzo
II SEMANA DE CUARESMA
Santa Francisca Romana (ML) - 2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Todos queremos ser bendecidos, que todo nos vaya bien. La liturgia
de hoy revela la clave de la bendición que deseamos: la confianza en Dios.
El corazón del hombre es enfermo y traicionero, no puede apoyarse en
sí mismo, ni en los demás, sino que debe depositar toda su confianza en
Dios. También hay quienes ponen su confianza en los bienes y riquezas
de este mundo apartando el corazón de Dios, mientras que otros
el único apoyo que tienen es Dios y en Él esperan. Tal es el caso que
encontramos en el evangelio de este día. La bendición y la maldición del
hombre dependen de en quién hayan depositado su confianza.
Señor Jesús, ayúdanos a vivir desprendidos de las cosas de este mundo,
a trabajar por las riquezas celestiales y a desear lo que te agrada.

Antífona de entrada Sal 138, 23-24


Oh, Dios, ponme a prueba y conoce mis sentimientos; mira si
mi camino se desvía y guíame por el camino eterno.
Oración colecta
Oh, Dios, que amas y devuelves la inocencia, atrae hacia ti
los corazones de tus siervos para que, llenos del fervor de tu
Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y eficaces en las obras.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 17, 5-10
Así dice el Señor: «Maldito quien pone su confianza en el
hombre, y en él busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.
Será como un cardo en el desierto, que no disfruta del agua
cuando llueve; habitará en la aridez del desierto, tierra salobre e
inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor
su confianza. Será como un árbol plantado junto al agua, que
junto a la corriente echa raíces; cuando llega el calor no teme,
sus hojas se conservan siempre verdes; en año de sequía no se

35
9 JUEVES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

inquieta, no deja de dar fruto. Nada más falso y enfermo que el


corazón del hombre: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro
el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su
conducta, según el fruto de sus acciones».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 1, 1-4.6
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni
entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de
los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley
día y noche.R.
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en
su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene
buen fin.R.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Por-
que el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de
los impíos acaba mal.R.
Aclamación antes del Evangelio Lc 8, 15
Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la
Palabra de Dios y dan fruto perseverando.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre
rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndi-
damente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado
junto a la puerta, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo
que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a
lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles
lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo
enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos,

36
Santa Francisca Romana
Memoria libre
JUEVES
marzo 9
levantando los ojos, vio desde lejos a Abrahán, y a Lázaro junto
a él, y gritó: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro
que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, por-
que me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le contestó: “Hijo,
recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males:
por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y ade-
más, entre nosotros y ustedes se abre un abismo inmenso, para
que no puedan pasar de ahí hasta nosotros”. El rico insistió: “Te
ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites
que vengan también ellos a este lugar de tormento”. Abrahán le
dice: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen”. El rico
contestó: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se
arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los
profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Santifica, Señor, por este sacrificio, nuestra observancia
cuaresmal, para que las prácticas externas transformen nuestro
espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 118, 1
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que el fruto de este sacrificio permanezca
en nosotros y se manifieste siempre en nuestras obras. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Asiste, Señor, a tus siervos que imploran el auxilio de tu gra-
cia, para que obtengan la defensa y la guía de tu protección. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

37
Valoremos la santidad
marzo
JUEVES
2
Santa Francisca Romana
De padres sumamente ricos y muy
piadosos, nació Francisca en el 1384,
en Roma. Desarrolló una hermosa
relación con su ángel de la guarda, con
quien sostenía gratas conversaciones,
disfrutaba de su compañía constante y
por quien se dejaba conducir. Siendo
aún niña, tenía clara su vocación religiosa, pero por imposición de sus
padres accedió al matrimonio. Amó profundamente a su esposo y a sus
tres hijos, a quienes educó en el camino de las virtudes.
A pesar de que estuvo muy comprometida con su vocación
matrimonial, siempre siguió fiel a su primer llamado vocacional. Por
eso dedicó su vida a la oración, a la contemplación, a practicar la caridad,
visitaba hospitales, instruía a los ignorantes y socorría a los pobres.
Durante las epidemias se encargaba de trasladar a los contagiados al
hospital, los atendía y les conseguía el acceso a los sacramentos.

Testimonio de vida
Como resultado de su vida entregada a los demás, fundó la
comunidad de las Oblatas de María, dedicadas a atender a los más
necesitados. Tras 40 años de feliz matrimonio, queda viuda, y es
nombrada superiora general de la comunidad que había fundado.
Resistía todo tipo de tentaciones con la oración, la mortificación, el
ayuno, las buenas lecturas y manteniéndose siempre muy ocupada.
Poseía el don del consejo, a ella acudían muchos en busca de
dirección, consuelo e intercesión. A través de ella, Dios obraba grandes
milagros: curaba todo tipo de enfermedades, alejaba malos espíritus,
reconciliaba enemigos.
A los que contemplaban su cadáver les parecía verla alegremente
dormida. Durante la apertura de su tumba, meses después de su
muerte, encontraron su cuerpo incorrupto y que expedía los mismos
aromas que cuando vivía.
Señor, ayúdanos a cumplir plenamente con los deberes en nuestro
hogar, y que nos consagremos a ti para ayudar a los necesitados y para
ser extraordinariamente amables con todos.

38
marzo
Viernes 10 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura de este día narra una de las historias más
dramáticas y conmovedoras del libro del Génesis. Unos hermanos, por
envidia, se proponen, en un primer momento, dar muerte al hermano
menor y, posteriormente, resuelven venderlo como esclavo. De la
envidia cargada de resentimiento pasan al odio, al deseo de eliminar a
su hermano y, finalmente, a obrar el mal.
Jesús, en el evangelio, propone la parábola de los viñadores asesinos
a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Estos, movidos por
la ambición y el deseo de poseer lo ajeno, terminan quitando la vida
al heredero del dueño. Analógicamente, los viñadores rechazan al hijo
amado del dueño, mientras que los sumos sacerdotes y los ancianos
del pueblo rechazan al Hijo amado de Dios.
Señor Jesús, purifícanos interiormente de toda maldad, para que
busquemos el bien en toda circunstancia de la vida.

Antífona de entrada Sal 30, 2.5


A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; sácame
de la red que me han tendido, porque tú eres mi protector.
Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, llegar a lo que está por venir
con los corazones limpios, por el santo esfuerzo purificador de la
penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 37, 3-4.12-13a.17b-28
Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque le ha-
bía nacido en la vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas
largas. Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a
ellos, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo. Sus hermanos
fueron hasta Siquén para apacentar los rebaños de su padre.
Entonces Israel dijo a José: «Tus hermanos deben estar con los

39
10 VIERNES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos».


José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo
vieron desde lejos. Antes de que se acercara, tramaron su muerte.
Se decían unos a otros: «Ahí viene el de los sueños. Vamos a
matarlo y a echarlo en uno de estos pozos; luego diremos que
una fiera lo ha devorado; veremos en qué terminan sus sueños».
Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo: «No
le quitemos la vida». Y añadió: «No derramen sangre; échenlo en
este pozo, aquí en el desierto; pero no le hagan daño». Lo decía
para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre.
Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo
sujetaron, le quitaron la túnica de mangas largas, lo agarraron
y lo echaron en un pozo vacío, sin agua. Y se sentaron a comer.
Levantando la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que
transportaban en camellos una carga de goma, bálsamo y resina
de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos: «¿Qué saca-
mos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? Vamos a
venderlo a los ismaelitas, sin manchar nuestras manos, que al fin
es hermano nuestro y carne nuestra». Los hermanos aceptaron.
Al pasar unos comerciantes madianitas, lo sacaron del pozo y lo
vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y José
fue llevado a Egipto.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 104, 16-21
R . Recuerda las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al hambre sobre aquella tierra: cortando el sustento de
pan; por delante había enviado a un hombre, a José, vendido
como esclavo.R.
Le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argo-
lla, hasta que se cumplió su predicción, y la Palabra del Señor lo
acreditó.R.

40
VIERNES
marzo 10
El rey lo mandó desatar, el señor de pueblos le abrió la prisión, lo
nombró administrador de su casa, señor de todas sus posesiones.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16


Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único; todos los
que creen en Él tienen vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Había un pro-
pietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un
lagar en ella, construyó la casa del guardián, la arrendó a unos
viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia,
envió sus criados a los viñadores, para recoger los frutos que le
correspondían.
Pero los viñadores, agarrando a los criados, apalearon a uno,
mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros
criados, en mayor número que la primera vez, e hicieron con
ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo, diciéndose:
“Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los viñadores, al ver al hijo, se
dijeron: “Este es el heredero: lo matamos y nos quedamos con
su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo
mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará
con aquellos viñadores?».
Le contestaron: «Hará morir sin compasión a esos malvados
y arrendará la viña a otros viñadores, que le entreguen los fru-
tos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No han leído nunca en la
Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora
la piedra angular? Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un
milagro patente”? Por eso les digo que el Reino de Dios les será
quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que produzca

41
10 VIERNES
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

sus frutos». Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus pará-
bolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban
capturarlo, temieron a la gente, porque lo tenían por profeta.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, oh Dios, que tu misericordia prepare debida-
mente a tus siervos y los conduzca a celebrar estos misterios con
una conducta piadosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 Jn 4, 10
Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propi-
ciación por nuestros pecados.
Oración después de la comunión
Señor, después de recibir la prenda de la eterna salvación, haz
que la procuremos de tal modo que podamos llegar a ella. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te pedimos, Señor, que concedas a tu pueblo la salud de alma
y cuerpo, para que, haciendo el bien, merezca ser defendido
siempre por tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La Cuaresma es un camino de reflexión


dinámico y creativo, que mueve a la
penitencia para reforzar todo propósito
de compromiso evangélico; un camino de
amor, que abre el ánimo de los creyentes a
los hermanos, proyectándolos hacia Dios.
Juan Pablo II

42
marzo
Sábado 11 de marzo
II SEMANA DE CUARESMA
2.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
De la boca del profeta Miqueas sale una esperanzadora profecía que
describe la misericordiosa compasión con la que Dios trata a su pueblo;
arrojando al fondo del mal su pecado y borrando de ellos toda culpa.
Jesús, en el evangelio, nos ayuda a ver cómo, en muchas ocasiones,
somos como ese hijo que regresa luego de haber pecado contra el
padre y contra Dios, y su padre, en lugar de castigarlo o reprenderlo,
viéndolo venir a lo lejos, se conmueve, corre a su encuentro, se le echa
al cuello y lo cubre de besos.
Señor Jesús, que tu amor misericordioso nos mueva al cambio de vida,
a abandonar el pecado y a regresar a ti.

Antífona de entrada Sal 144, 8-9


El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico
en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas
sus criaturas.
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos, nos
permites, ya en la tierra, participar de los bienes del cielo, diríge-
nos tú mismo en esta vida, para que nos lleves hacia esa luz en la
que habitas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas 7, 14-15.18-20
Señor, pastorea a tu pueblo con tu cayado, al rebaño de tu
herencia, que vive solitario en el bosque, en medio de un vergel.
Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como
cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios
hay como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al
resto de tu heredad? No mantendrá por siempre su ira, pues se

43
11 SÁBADO
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá


nuestras culpas, arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados.
Manifestarás tu fidelidad a Jacob, y tu misericordia a Abrahán,
como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 102, 1-4.9-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él
rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.R.
No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos
trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nues-
tras culpas.R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad
sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de
nosotros nuestros delitos.R.

Aclamación antes del Evangelio Lc 15, 18


Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti».
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los
pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban
entre ellos: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús
les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de
ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que
me corresponde’’. El padre les repartió los bienes. Pocos días

44
SÁBADO
marzo 11
después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, partió a un país
lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuan-
do lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre
terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces a servir a
casa de un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos
a cuidar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las
algarrobas que comían los cerdos; pero nadie le daba de comer.
Entonces recapacitó y se dijo: “¡Cuántos trabajadores en la
casa de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí
me muero de hambre! Ahora mismo me pondré en camino e iré
a la casa de mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo
y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como
a uno de tus trabajadores”. Y se puso en camino hacia donde
estaba su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se
conmovió y corrió a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió
de besos. El hijo empezó a decirle: “Padre, he pecado contra el
cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el
padre dijo a sus criados: “Saquen en seguida el mejor traje y
vístanlo; póngale un anillo en la mano y sandalias en los pies;
traigan el ternero cebado y mátenlo; celebremos un banquete,
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido, y ha sido encontrado”. Y empezaron el banquete. Su
hijo mayor estaba en el campo.
Cuando, al volver, se acercaba a la casa, oyó la música y el
baile y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado
el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano y salvo”. Él se
indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba
convencerlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como
te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me
has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos;
y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes

45
11 SÁBADO
marzo
II de Cuaresma
2. semana del Salterio
a

con prostitutas, haces matar para él el ternero cebado”. El padre


le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;
pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este herma-
no tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y lo
hemos encontrado”.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Lleguen hasta nosotros, Señor, por medio de este sacramento,
los frutos de la redención, para que nos aparten de los excesos
humanos y nos conduzcan hacia los bienes del cielo. Por Jesu-
cristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 15, 32
Deberías alegrarte, hijo, porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado.
Oración después de la comunión
Señor, que la gracia recibida de tu sacramento llegue a lo más
hondo de nuestro corazón y nos comunique su fuerza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Estén abiertos, Señor, los oídos de tu misericordia a los ruegos
de los que te suplican, y, para que les concedas lo que desean,
haz que pidan lo que a ti te agrada. Por Jesucristo, nuestro Señor.

46
marzo
Domingo 12 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

«Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna»


Ex 17, 3-7; Sal 94, 1-2.6-9; Rm 5, 1-2.5-8; Jn 4, 5-42
F. B. Jn 4, 5-15.19b-26.39a.40-42
Después de la salida de Egipto y el cruce del mar Rojo, el pueblo
de Israel, guiado por Moisés, se adentró en el desierto camino hacia
la tierra prometida. Al principio, los israelitas se enfrentaron al viaje
con energía y entusiasmo, seguros de la protección de su Dios. Pero,
después, iniciaron los problemas. El hambre y, sobre todo, la sed se
convirtieron en necesidades apremiantes. Su desesperación los lleva
incluso a dudar de la benevolencia de Dios. ¿No los habrá conduci-
do al desierto solo para dejarlos morir allí, en medio de semejante
sequedad desoladora? Cuando todo parece perdido, Dios interviene
mediante un gesto prodigioso para mostrar a los israelitas que el agua
no era el resultado de sus esfuerzos, de su empeño, de su habilidad,
sino un don exclusivo de Dios ofrecido gratuitamente.
En el evangelio comprendemos cuál es esa agua que Dios nos
ofrece para calmar nuestra sed existencial: Cristo mismo, su Espíri-
tu, su Palabra y su pan. San Juan nos presenta esta cuestión en una
escena curiosa: el diálogo de Jesús con una mujer samaritana junto
al pozo de Jacob. Mas, para Juan, no se trata de un simple suceso
cotidiano, sino que le confiere una riqueza simbólica. Lo primero a
destacar es la libertad de Jesús, pues no se rige por las costumbres de
su tiempo, las cuales prohibían a un hombre hablar a solas con una
mujer que no fuera de su familia.
Empero, no solo es eso. Este encuentro adquiere una significación
aún mayor. Por un lado, es una representación de la relación esponsal
entre Dios e Israel, pues en hebreo el nombre Israel es femenino, por eso,
los profetas con frecuencia lo llaman la «esposa». La mujer samaritana
representa entonces a la esposa Israel con su larga historia de amoríos
y adulterios a su espalda. Ha tenido tantos «maridos» —las múltiples

47
12 DOMINGO
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

infidelidades de Israel— que quien tiene ahora no es su esposo. Jesús la


encuentra en el pozo y quiere reconducirla a su primer, único y verda-
dero amor, el Señor (el séptimo esposo, el de la plenitud). Jesús venía
del Jordán, y la ruta más corta a Galilea era por el valle del río. Por ende,
cuando Juan dice que Jesús «tenía que pasar por Samaria», ese tenía no
puede referirse sino a la necesidad irresistible del esposo —Dios— que
anhela salir al encuentro de la amada (su pueblo, personificado por
la mujer samaritana). Va a ella con una propuesta de agua viva y de un
alimento que no es de este mundo.
En otro plano, asimismo, Juan nos presenta el camino de fe de la
mujer samaritana y de la gente de su pueblo, que poco a poco van
reconociendo la identidad de Jesús: un simple viajero judío (v. 9),
un profeta (v. 19), el Mesías (vv. 25-26) y, finalmente, el Salvador del
mundo (v. 42). De esa forma, Juan quiere presentar a los fieles de su
comunidad el recorrido espiritual propuesto a todo cristiano. Solo
quien encuentra a Cristo, quien lo descubre como Salvador del mundo
y acoge el don de su agua experimenta que toda hambre y sed (no
solo material) puede ser saciada.
San Pablo, en la segunda lectura, reafirma la vida nueva, el agua
viva que Dios nos ha ofrecido por medio de su hijo. Con Él se rom-
pe esa creencia según la cual las bendiciones de Dios dependen de
nuestros méritos. Si fuera así, nunca podríamos estar seguros de la
salvación, viviríamos en ansiedad y preocupación permanentes, por-
que somos conscientes de nuestra fragilidad. Pablo, en cambio, nos
asegura que la esperanza no tiene su fundamento en nuestras buenas
obras, sino en el amor de Dios, un amor fiel y gratuito.

Adaptado del libro del P. Fernando Armellini. Escucharte es una fiesta.


Las lecturas dominicales explicadas a la comunidad – Ciclo A. Para
acceder a un video-comentario más amplio del evangelio de hoy
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DOMINGO
marzo 12
Monición general
En su peregrinar por el desierto, el pueblo de Israel experimentó
una terrible sed. Ellos habían sido testigos de los grandes prodigios
que Dios obró para liberarlos de la esclavitud y de la opresión egipcia.
Pero en lugar de clamar a su Dios, se rebelaron, murmuraron contra Él,
acusándolo de haberlos sacado de Egipto con mala intención. Ni todos
los milagros que Dios había obrado bastaron para que ellos tuvieran
un poco de fe. Jesús, el manantial que sacia la sed del hombre, pide a
la mujer: «Dame de beber». Ella tiene sed, el pueblo tiene sed y Jesús
tiene sed. Ella tiene sed de amor, ellos tienen sed de la Palabra de Dios,
y Jesús tiene sed de que tengamos sed de Dios.
Amado Dios, sacia nuestra sed de eternidad, haznos escuchar tu
voz y no permitas que endurezcamos el corazón.

Antífona de entrada Sal 24, 15-16


Tengo los ojos puestos en el Señor, porque Él saca mis pies
de la red. Mírame, oh, Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo
y afligido.
No se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, autor de toda misericordia y bondad, que aceptas
el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros
pecados, mira con amor el reconocimiento de nuestra pequeñez
y levanta con tu misericordia a los que nos sentimos abatidos por
nuestra conciencia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La murmuración lleva al pueblo elegido a pecar contra Dios y a olvi-
darse de las proezas que había realizado en su favor. Cuando nosotros
murmuramos, también nos volvemos ciegos de las bondades del otro,
pecamos contra nuestro prójimo y olvidamos el mandamiento del amor.
Lectura del libro del Éxodo 17, 3-7
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró
contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos

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marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?».


Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pue-
blo? Poco falta para que me apedreen». Respondió el Señor a
Moisés: «Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los
ancianos de Israel; lleva también en tu mano el bastón con que
golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la roca, en
Horeb; golpearás la roca, y saldrá de ella agua para que beba el
pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y
puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión
de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo:
«¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 94, 1-2.6-9
R. Escucharemos tu voz, Señor.
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.R.
Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador
nuestro. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño
que Él guía.R.
Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en
Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me
pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras».R.

Segunda lectura
Sin merecerlo, hemos recibido la salvación: el amor de Dios se ha
derramado en nuestros corazones y hemos puesto nuestra esperanza
en Aquel que no defrauda.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-2.5-8
Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe,
estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por Él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en la

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DOMINGO
marzo 12
cual nos encontramos: y por Él nos gloriamos, apoyados en la
esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y esta esperanza no
nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza para
salvarnos, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado;
en verdad, a duras penas habrá quien muera por un justo; por un
hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba
de que Dios nos ama es que, siendo nosotros todavía pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 4, 42.15
Señor, tú eres de verdad el Salvador del mundo; dame agua
viva, así no tendré más sed.
Santo Evangelio
El encuentro que tiene Jesús en este trozo del Evangelio transforma
radicalmente la vida de una mujer y, a través de ella, la de todo un
pueblo. Dame de beber, dice Jesús. Dame de beber, le contesta la mujer.
Quédate con nosotros, clama el pueblo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 4, 5-42

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado
Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el
pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto
al pozo. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria
a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se
habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:
«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy sama-
ritana?». Porque los judíos no tienen trato con los samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que

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12 DOMINGO
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

te pide de beber, le pedirías tú, y Él te daría agua viva». La mujer


le dice: «Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es
muy hondo, ¿de dónde vas a sacar esa agua viva?; ¿eres tú más que
nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y
sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta
agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré
nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro
de él en un manantial que brota hasta la vida eterna». La mujer le
dice: «Señor, dame de esa agua: así no tendré más sed, ni tendré
que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y
vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice:
«Tienes razón, de que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el
que ahora tienes no es tu marido. En eso has dicho la verdad».
La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros
padres dieron culto a Dios en este monte, pero ustedes los judíos
dicen que el lugar donde se debe dar culto está en Jerusalén».
Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este
monte ni en Jerusalén darán ustedes culto al Padre. Ustedes dan
culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que co-
nocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca
la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre desea
que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben
hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir
el Mesías, el Cristo; cuando venga, Él nos lo dirá todo». Jesús le
dice: «Soy yo, el que habla contigo». En esto llegaron sus discí-
pulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer,
aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?».
La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la
gente: «Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que
hice; ¿será este el Mesías?». Salieron del pueblo y se pusieron
en camino adonde estaba Él. Mientras tanto sus discípulos le

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DOMINGO
marzo 12
insistían: «Maestro, come». Él les dijo: «Yo tengo por comida un
alimento que ustedes no conocen». Los discípulos comentaban
entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Jesús les dice:
«Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a tér-
mino su obra. ¿No dicen ustedes que faltan todavía cuatro meses
para la cosecha? Yo les digo esto: Levanten los ojos y contemplen
los campos, que están ya maduros para la cosecha; el que trabaja
en la cosecha ya está recibiendo su salario y almacenando fruto
para la vida eterna: de modo que el que siembra y el que cosecha
se alegran. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y
otro cosecha. Yo los envié a cosechar lo que no les costó ningún
trabajo. Otros fueron los que trabajaron y ustedes son los que se
han beneficiado del trabajo de ellos».
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en Él por el
testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que
hice». Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban
que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creye-
ron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no
creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y
sabemos que Él es de verdad el Salvador del mundo».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Forma breve:
Del santo Evangelio según san Juan 4, 5-15.19b-26.39a.40-42
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria lla-
mado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí
estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí
sentado junto al pozo. Era alrededor del mediodía. Llega una
mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber».
Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La
samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber

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12 DOMINGO
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

a mí, que soy samaritana?». Porque los judíos no tienen trato


con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de
Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y Él te
daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, ni siquiera tienes con
qué sacar agua, y el pozo es muy hondo, ¿de dónde vas a sacar
esa agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio
este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús
le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el
que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua
que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial de agua
que brota hasta la vida eterna».
La mujer le dice: «Señor, dame de esa agua: así no tendré más
sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta.
Nuestros padres dieron culto a Dios en este monte, pero ustedes
los judíos dicen que el lugar donde se debe dar culto está en Jeru-
salén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en
este monte ni en Jerusalén darán ustedes culto al Padre. Ustedes
dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que
conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca
la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre desea
que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben
hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir
el Mesías, el Cristo; cuando venga, Él nos lo dirá todo». Jesús le
dice: «Soy yo, el que habla contigo». En aquel pueblo muchos
creyeron en Él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le ro-
gaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía
creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya
no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído
y sabemos que Él es de verdad el Salvador del mundo».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

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DOMINGO
marzo 12
Oración universal
Acudamos a Dios, fuente de agua viva, que nos da la gracia de
creer en Él y en su poder de salvación. Digamos juntos:
R.Te rogamos, óyenos.
1. Para que Jesús, que derramó su sangre por nuestra salvación,
haga que la Iglesia comunique la vida que recibe de Él a todos
los que lo buscan con sincero corazón. Oremos.R.
2. Para que los pastores de la Iglesia y todos los fieles escuchemos
juntos la Palabra de Dios, nos abramos a su mensaje que da
vida y lo comuniquemos sin temor a todos los que nos ro-
dean. Oremos.R.
3. Para que nuestros gobernantes no endurezcan su corazón
ante las necesidades del pueblo, más bien ayuden a superar
situaciones de injusticia, de pobreza, de violencia y busquen
caminos de desarrollo para todos. Oremos.R.
4. Para que Jesús sacie la sed de felicidad de todas las familias,
consuele, con su presencia y misericordia, a las que viven si-
tuaciones irregulares, a las que sufren a causa de la infidelidad
y de las divisiones. Oremos.R.
5. Para que las mujeres marginadas, los niños explotados y los
ancianos abandonados experimenten la fuerza y el consuelo
de Jesús, que no los abandona nunca, y sientan que, a través
de nuestra presencia fraterna, no están solos. Oremos.R.
6. Para que cuantos sentimos el gozo de nuestra salvación
tengamos un corazón agradecido y vivamos al servicio de
nuestros hermanos más necesitados con generosidad y amor.
Oremos.R.
Dios y Padre nuestro, escucha nuestros ruegos, haz que
escuchemos tu voz, acojamos tu salvación y vivamos el
mandamiento del amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

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12 DOMINGO
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

Oración sobre las ofrendas


Señor, por la celebración de este sacrificio concédenos, en tu
bondad, que, al pedirte el perdón de nuestras ofensas, nos es-
forcemos en perdonar las de nuestros hermanos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Prefacio: La samaritana
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopode-
roso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, al pedir agua a la
samaritana, ya había infundido en ella la gracia de la fe y, si quiso
estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella
el fuego del amor divino. Por eso, Señor, te damos gracias y procla-
mamos tu grandeza cantando con los ángeles: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 4, 13-14
El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor, se convertirá
dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
Oración después de la comunión
Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de
eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad
en nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Te pedimos, Señor, que dirijas los corazones de tus fieles y les
concedas benigno la gracia de permanecer firmes en el amor a ti
y al prójimo, y de cumplir plenamente tus mandamientos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

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Lunes 13 de marzomarzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El tema central de la liturgia de este día es el profeta que no es
recibido por los suyos. En su época, el profeta Eliseo no era reconocido
como tal ni por el rey ni por muchos del pueblo. Dio testimonio de él
como profeta un leproso extranjero que recibió la milagrosa curación
gracias a su intervención.
En el evangelio, Jesús se enfrenta a la incredulidad y a la maldad
de los suyos. Jesús, además de ser rechazado, sufre el atropello y la
violencia de los que se resisten a creer, pues ven amenazado su propio
poder y posición. Pero Jesús no se rinde, sigue intentando abrir los ojos
de sus compatriotas para que reconozcan la verdad que tienen ante
sus ojos.
Te pedimos, Señor, que en este día nos concedas una gracia
especial para creer en ti, para creerte a ti, y confiar en que
lo que tú nos propones es nuestro mayor bien.

Antífona de entrada Sal 83, 3


Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón
y mi carne retozan por el Dios vivo.
Oración colecta
Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia conti-
nua y, pues sin tu ayuda no puede mantenerse incólume, que
tu protección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 1-15a
En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio,
era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor,
pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria. Era
un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra. De sus

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13 LUNES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

incursiones guerreras, los arameos se llevaron de Israel a una


jovencita, que quedó como criada de la mujer de Naamán. Ella
dijo a su señora: «Ojalá mi señor fuera a ver al profeta que está
en Samaria: él lo libraría de su lepra». Naamán fue a informar
a su señor: «La muchacha israelita ha dicho esto y esto». El rey
de Aram dijo: «Ven, que te doy una carta para el rey de Israel».
Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis
mil monedas de oro y diez trajes de gala. Presentó al rey de Israel
la carta, que decía así: «Cuando recibas esta carta, verás que te
envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras,
exclamando: «¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para
que este me encargue de librar a un hombre de su enfermedad?
Fíjense bien, y verán cómo él está buscando un pretexto contra
mí». El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había
rasgado las vestiduras y le envió este recado: «¿Por qué te has ras-
gado las vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta
en Israel».
Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante
la puerta de Eliseo. Eliseo le mando un mensajero a decirle: «Ve
a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia».
Naamán se puso furioso y decidió irse, comentando: «Yo me
imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie,
invocaría el nombre del Señor, su Dios, pasaría la mano sobre
la parte enferma y me libraría de la lepra. ¿Es que los ríos de
Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de
Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?».
Dio media vuelta y se fue muy enojado. Pero sus siervos se le
acercaron y le dijeron: «Señor, si el profeta te hubiera mandado
una cosa extraordinaria, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si
él te dice simplemente: "Báñate y quedarás limpio"!». Entonces
Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había orde-

58
LUNES
marzo 13
nado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño.
Volvió con toda su comitiva y se presentó al profeta, diciendo:
«Ahora reconozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el
de Israel».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 41, 2-3; 42, 3-4
R . Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré
el rostro de Dios?
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a
ti, Dios mío.R.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro
de Dios?R.
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzca hasta
tu monte santo, hasta tu morada.R.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te
dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 129, 5.7


Espero en el Señor, espero en su Palabra; porque de Él viene la
misericordia, la redención copiosa.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús en la sinagoga de Nazaret: «Les
aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Les
garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de
Elías, cuando no hubo lluvia del cielo tres años y seis meses, y
el hambre azotó a todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas
fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de
Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del pro-

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13 LUNES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

feta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que
Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron
furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un
barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con
intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos,
continuó su camino.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Lleva a plenitud, Señor, las ofrendas de tus siervos, hacién-
dolas para nosotros sacramento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 116, 1.2
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia
con nosotros.
Oración después de la comunión
Que la comunión en tu sacramento, Señor, nos purifique
de nuestras culpas y nos conceda la unidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, protege con tu mano poderosa a este pueblo supli-
cante; dígnate purificarlo y orientarlo con el consuelo presente,
para que tienda sin cesar hacia los bienes futuros. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

60
marzo
Martes 14 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Las lecturas de este día muestran la gran capacidad de perdonarnos
que tiene Dios. Nuestra ofensa ha sido muy grave, muy grande. No
tenemos medios ni recursos para compensar el mal que cometimos.
Como en la primera lectura, no tenemos nada que ofrecer a Dios, solo
el corazón contrito y humillado.
Jesús, en el evangelio, recurre a una parábola, para ayudarnos a
comprender la capacidad sin medida que tiene Dios para perdonar
nuestra deuda, y deja claro que debemos actuar de la misma manera
con quien nos debe algo. Porque la deuda que el prójimo tenga con
nosotros jamás se comparará con la que tenemos cada uno de nosotros
con Dios.
Amado Dios, trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia,
líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre.

Antífona de entrada Sal 16, 6.8


Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el
oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus
ojos, a la sombra de tus alas escóndeme.
Oración colecta
Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados
plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección
continua. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 3, 25.34-43
En aquellos días, Azarías se detuvo a orar y, abriendo los
labios en medio del fuego, dijo: «Por el honor de tu nombre, no
nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes
de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu
siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multipli-

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14 MARTES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

car su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de


las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de
todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a
causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos prínci-
pes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas,
ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar
misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu
humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multi-
tud de corderos cebados. Que este sea hoy nuestro sacrificio, y
que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían
no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro; no nos defraudes, Señor.
Trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos
con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 24, 4-9
R. Señor, recuerda tu misericordia.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz
que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y
Salvador.R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a
los humildes.R.

Aclamación antes del Evangelio Jl 2, 12-13


Ahora —oráculo del Señor— conviértanse a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.

62
MARTES
marzo 14
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor,
si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?
¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete ve-
ces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el Reino
de los Cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas
con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que
debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor
mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así.
El siervo, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten
paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima
de aquel siervo y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero,
al salir, el siervo aquel encontró a uno de sus compañeros que
le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
“Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies,
le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo
que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron conster-
nados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado!
Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No
debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo
tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los
verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con
ustedes mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a
su hermano».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

63
14 MARTES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

Oración sobre las ofrendas


Concédenos, Señor, que este sacrificio de salvación, purifique
nuestros pecados y atraiga sobre nosotros la ayuda de tu poder.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 14, 1-2
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu
monte santo? El que procede honradamente y practica la justicia.
Oración después de la comunión
La participación en este santo sacramento nos vivifique,
Señor, expíe nuestros pecados y nos otorgue tu protección. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, maestro y guía de tu pueblo, aleja de él los pecados
que le afean, para que te sea siempre agradable y se sienta seguro
con tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El perdón, en su forma más alta y


verdadera, es un acto de amor gratuito.
Pero, precisamente como acto de amor,
tiene también sus propias exigencias: la
primera es el respeto de la verdad. Solo
Dios es la verdad absoluta. Él, sin embargo,
ha abierto el corazón humano al deseo
de la verdad, que después ha revelado
plenamente en su Hijo encarnado. Todos,
pues, están llamados a vivir la verdad.
Donde se siembra la mentira y la falsedad,
florecen la sospecha y las divisiones.
Juan Pablo II

64
marzo
Miércoles 15 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El nuestro es un Dios cercano. El libro del Deuteronomio hace ver al
pueblo que no hay Dios como el de Israel. Es uno que camina con ellos,
que acude con prontitud cada vez que lo invocan. Es Aquel que les ha
dictado mandamientos tan sabios y justos que los pone por encima de
los otros pueblos.
Si los mandatos del Señor son sabios, justos y representan el mayor
bien para quien los cumple, ¿por qué nos extrañaría la afirmación de
Jesús en el evangelio de hoy? La ley del Señor es perfecta, podemos
fiarnos de ella y llevarla a pleno cumplimiento.
Amado Dios, ayúdanos a cumplir tus mandamientos siempre
y cabalmente, aunque nos cueste la vida.

Antífona de entrada Sal 118, 133


Asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me
domine.
Oración colecta
Señor, instruidos por las prácticas cuaresmales y alimentados
con tu Palabra, concédenos que te sirvamos fielmente con una
santa austeridad de vida y perseveremos unidos en la plegaria.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha las
leyes y decretos que yo les mando cumplir. Así vivirán y entrarán
a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres,
les va a dar. Tengan bien presente que yo les enseño las leyes y
decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumplan
en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella.

65
15 MIÉRCOLES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

Cúmplanlos y practíquenlos, porque de esta manera los pueblos


reconocerán que en ustedes hay sabiduría y entendimiento; ellos
al conocer todas estas leyes dirán: “Cierto que esta gran nación es
un pueblo sabio e inteligente”. Y, en efecto, ¿hay alguna nación
tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor,
Dios nuestro, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran
nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda
esta ley que, en la presencia de ustedes, promulgo hoy? Pero, ten
cuidado, guárdate muy bien de no olvidar las cosas que has visto,
que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus
hijos y nietos».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 147, 12-13.15-16.19-20
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sion: que ha re-
forzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos
dentro de ti.R.
Él envía su mensaje a la tierra, y su Palabra corre veloz; manda la
nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza.R.
Anuncia su Palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con
ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de
vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he
venido a abolir la ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a

66
MIÉRCOLES
marzo 15
dar pleno cumplimiento. Les aseguro que antes pasarán el cielo
y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la
ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes
y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el
Reino de los Cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será consi-
derado grande en el Reino de los Cielos».
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Con la ofrenda de estos dones, Señor, recibe las súplicas de
tu pueblo y defiende de todo peligro a los que ahora celebramos
tus misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, Señor.
Oración después de la comunión
Señor, que nos santifique la comida celestial que hemos reci-
bido, para que, libres de nuestros errores, podamos alcanzar las
promesas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Concede a tu pueblo, Dios nuestro, una voluntad agradable a
ti, porque le otorgarás toda clase de bienes al hacerle conforme a
tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

67
Jueves
marzo 16 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El salmista nos hace repetir: ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor! Esta
sería la enseñanza, la exhortación y el mensaje de la liturgia de este
día. Es el reclamo que le hace el Señor al pueblo por boca de Jeremías:
Escuchen mi voz. Es el mandato que hace Dios Padre al hablar sobre su
Hijo amado: Escúchenlo.
Pero ¿por qué escuchar se nos hace tan difícil?, ¿por qué la
terquedad de corazón? Escuchar es el primer mandamiento: Escucha,
Israel. Los contemporáneos de Jesús también rechazaron su voz, su
Palabra e intentaron destruirlo. ¿Y si tú y yo actuáramos distinto?, ¿y si
decidiéramos escuchar la voz de Dios y creer en su Palabra?
Señor Jesús, tú que eres la Palabra que debemos escuchar, derrama
tu gracia sobre nosotros para que anhelemos escucharte.

Antífona de entrada
Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me invo-
quen en la tribulación, los escucharé y seré para siempre su Señor.
Oración colecta
Invocamos humildemente, Señor, tu grandeza para que, a
medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, vaya crecien-
do en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el
Misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 7, 23-28
Así dice el Señor: «Esta fue la orden que di a sus padres: “Escu-
chen mi voz. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo; caminen
por el camino que les mando, para que les vaya bien”. Pero no
escucharon ni prestaron oído, caminaban según sus ideas, según
la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no
la cara. Desde que salieron sus padres de Egipto hasta hoy les
envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero no me

68
JUEVES
marzo 16
escucharon ni prestaron oído: se pusieron tercos, fueron peores
que sus padres. Ya puedes repetirles todas estas palabras, que no
te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán. Les
dirás: “Aquí está la nación que no escuchó la voz del Señor, su
Dios, y no quiso escarmentar. La sinceridad se ha perdido, se la
han arrancado de su boca”».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 94, 1-2.6-9
R . ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos
salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo
con cantos.R.
Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador
nuestro. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el
rebaño que Él guía.R.
Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como
en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus
padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían
visto mis obras».R.
Aclamación antes del Evangelio Jl 2, 12-13
Ahora —oráculo del Señor— conviértanse a mí de todo corazón,
porque soy compasivo y misericordioso.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era
mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se
quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Si echa fuera los
demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús,

69
16 JUEVES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

que conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido va a


la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está divi-
dido, ¿cómo sostendrá su reino? Ustedes dicen que yo expulso los
demonios con el poder de Belzebú; y, si yo expulso los demonios
con el poder de Belzebú, los hijos de ustedes, ¿por arte de quién
los expulsan? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo
expulso los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el
Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y
bien armado custodia su palacio, sus bienes están seguros. Pero,
si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas de
que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra
mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Señor, preserva de toda maldad a tu pueblo, para que sus
ofrendas sean gratas a tus ojos, y no permitas entregarse a los fal-
sos placeres a quien prometes alcanzar los premios de tu verdad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 118, 4-5
Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamen-
te. Ojalá esté firme mi camino para cumplir tus decretos.
Oración después de la comunión
Presta benigno tu ayuda, Señor, a quienes alimentas con tus
sacramentos, para que consigamos tu salvación en la celebración de
estos misterios y en la vida cotidiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Confiados en tu misericordia, imploramos, Señor, tu clemen-
cia, pues, así como hemos recibido de ti lo que somos, por tu
gracia, procuremos desear el bien y poner en práctica lo deseado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

70
marzo
Viernes 17 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
San Patricio (ML) - 3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El pueblo había apartado su corazón de Dios, entregándolo a los
ídolos. Un ídolo constituye todo aquello que ocupa, en el corazón del
hombre, el lugar que le corresponde solamente a Dios. La profecía
llama la atención al pueblo y lo invita a la conversión.
El evangelio nos da la clave de como abandonar toda idolatría.
El primer paso es abrirnos a la escucha y reconocerlo como el único
Dios. Segundo, amarlo con todo el corazón, es decir, con toda nuestra
afectividad. Tercero, amarlo con toda el alma, es decir, con todo
nuestro ser. Cuarto, amarlo con toda la mente, con todo el intelecto,
con todas nuestras capacidades. Quinto, amarlo con todas las fuerzas,
sin guardarte nada para ti. Y, por si fuera poco, amar al prójimo. Solo
así, se libera nuestro corazón de la idolatría y volvemos a Dios.
Amado Jesús, aumenta en nosotros la capacidad de amar.

Antífona de entrada Sal 85, 8.10


No tienes igual entre los dioses, Señor: grande eres tú y haces
maravillas, tú eres el único Dios.
Oración colecta
Infunde bondadosamente, Señor, tu gracia en nuestros cora-
zones, para que sepamos apartarnos de los errores humanos y
secundar las inspiraciones que, por tu generosidad, nos vienen
del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10
Así dice el Señor: «Conviértete, Israel, al Señor tu Dios, pues tus
culpas te han hecho caer. Preparen lo que van a decir, vuelvan al
Señor y díganle: “Perdona del todo nuestra culpa, acepta lo bueno
y te ofreceremos el fruto de nuestros labios. Asiria no nos salvará;
no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios nuestro
a la obra de nuestras manos. En ti encuentra compasión el huér-

71
17 VIERNES
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

fano”. Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi


cólera se apartará de ellos. Como el rocío seré para Israel, florecerá
como azucena y hundirá sus raíces como los árboles del Líbano. Se
extenderán sus ramas, será su esplendor como un olivo, su aroma
como el del Líbano. Volverán a descansar a mi sombra: harán
brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la del
vino del Líbano. Efraín, ¿qué tengo yo que ver con los ídolos? Yo
le respondo y cuido de él: yo soy como un ciprés frondoso: de mí
proceden tus frutos. ¿Quién es sabio para entender estas cosas, in-
teligente para conocerlas? Porque rectos son los caminos del Señor:
los justos caminan por ellos, pero los pecadores tropiezan en ellos».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 80, 6-11.14.17
R . Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y
sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré.R.
Te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la
fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!R.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo
soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto.R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!:
te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre».R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 17


Conviértanse —dice el Señor—, porque está cerca el Reino de
los Cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

R. Gloria a ti, Señor.

72
San Patricio
Memoria libre
VIERNES
marzo 17
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel. El Señor, nuestro Dios, es el único
Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas”. El segundo es este:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento
mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes
razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera
de Él; y que amarlo con todo el corazón, con el alma, con toda la
mente y con todas las fuerzas, y al prójimo como a uno mismo,
vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo
que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
Reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad los dones que te dedicamos, para
que sean gratos a tus ojos y nos alcancen siempre la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mc 12, 33
Amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo como a uno
mismo, vale más que todos los sacrificios.
Oración después de la comunión
La acción de tu poder, Señor, penetre nuestros cuerpos y al-
mas, para que poseamos en la plenitud de la salvación lo que en
esta participación hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Señor, mira a los fieles que imploran tu misericordia, para que
puedan difundir por todas partes los dones de tu amor quienes
han puesto en ti su confianza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

73
Valoremos la santidad
marzo
JUEVES
2
San Patricio
Es considerado el apóstol de Irlanda, pero
nació en Inglaterra cerca del año 385. Hijo de
muy fervorosos cristianos, su madre estaba
emparentada con san Martin de Tours, y su
piadoso padre era oficial del ejército romano.
La vida de Patricio parece sacada de una
película. A sus 16 años fue raptado por unos
piratas y vendido como esclavo en Irlanda.
Los siguientes seis años le tocó cuidar rebaños de ovejas. Sus largas horas
de soledad y silencio las transcurría en oración. En sueños escuchó una
voz que le ordenaba salir corriendo hasta el mar, donde encontraría un
barco que debía abordar. Al despertar corrió a toda prisa. Tras insistirle,
el capitán del barco aceptó llevarlo a Francia; donde más tarde entró
al monasterio de san Germán. Frecuentemente soñaba con voces que
le rogaban regresar a Irlanda; decían con insistencia: «Ven a salvarnos».
Viajó a Roma para perfeccionar sus estudios y prepararse para ser
misionero. Fue ordenado sacerdote, obispo y enviado a Irlanda como
misionero. Murió el 17 de marzo del 461.

Testimonio de vida
Para llegar a la gente, buscaba primero ganarse la simpatía del jefe
de las diversas tribus y se esmeraba en usar un lenguaje sencillo al
predicar. Para explicar el misterio de la Trinidad, decía mostrando una
hoja de trébol: «Así como esas tres hojitas forman una sola verdadera
hoja, así las tres divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman
un solo Dios verdadero».
Le caracterizaba la sencillez, la humildad, la amabilidad y bondad
con todos. Un trabajador incansable, con una intensa vida de oración
y una asombrosa disposición para perdonar. Durante 30 años enseñó
religión, fundó monasterios, consagró obispos y sacerdotes. Solía
repetir: «Si Dios no nos da sus ayudas muy especiales, no lograremos
ser buenos y santos».
Que, por su intercesión, obtengamos la gracia de ser buenos católicos
hasta la muerte.

74
marzo
Sábado 18 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
San Cirilo de Jerusalén (ML) - 3.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Volver a Dios exige un reconocimiento sincero de la falta cometida
y el propósito de corregirnos. Es la experiencia que hace el pueblo de
Israel. Vivir en humildad consiste en reconocer la grandeza de Dios
y nuestra pequeñez. Él es el Creador, y yo la obra de sus manos. El
fariseo, en su oración, se colocó al nivel de Dios. De hecho, Dios debía
estar agradecido por lo bueno y generoso que era el fariseo. Pero en su
interior, había desprecio por el otro, en vez de gratitud por todo lo bueno
que Dios hacía en él y por él, considerándose superior a los demás.
Señor Jesús, ayúdanos a reconocer nuestra verdad
y que dependemos totalmente de ti.

Antífona de entrada Sal 102, 2-3


Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él
perdona todas tus culpas.
Oración colecta
Llenos de alegría, al celebrar un año más la Cuaresma, te
pedimos, Señor, al unirnos a los sacramentos pascuales, que
gocemos plenamente de su eficacia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 6, 1-6
Vengan todos y volvamos al Señor: Él nos ha desgarrado,
pero también nos sanará; nos hirió, pero también nos curará.
Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos restablecerá;
y viviremos en su presencia. Esforcémonos por conocer al Señor:
su amanecer es como la aurora, y su sentencia surge como la luz.
Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía
que empapa la tierra. «¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti,
Judá? Su amor es como nube mañanera, como rocío matinal

75
18 SÁBADO
marzo
III de Cuaresma
3. semana del Salterio
a

que se evapora. Por eso los herí por medio de los profetas, los
condené con la palabra de mi boca. Porque yo quiero amor y no
sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 50, 3-4.18-21
R. Quiero misericordia, y no sacrificios.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compa-
sión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.R.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no
lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón
quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.R.
Señor, por tu bondad, favorece a Sion, reconstruye las murallas
de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas
y holocaustos.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 94, 8ab


No endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, para algunos que, teniéndose por justos, se
sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Je-
sús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno
era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así
en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como
los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que
tengo”. El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni
a levantar los ojos al cielo; solo se golpeaba el pecho, diciendo:
“¡Oh Dios!, ten compasión de mí que soy un pecador”. Les digo

76
San Cirilo de Jerusalén
Memoria libre
SÁBADO
marzo 18
que este último bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque
todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla
será engrandecido».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, cuya gracia nos permite, purificados nuestros senti-
dos, acercarnos a tus santos misterios, concédenos rendirte una
alabanza adecuada, al celebrar solemnemente lo que nos has
entregado en ellos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Lc 18, 13
El publicano, quedándose atrás, se golpeaba el pecho dicien-
do: «Oh, Dios, ten compasión de este pecador».
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios misericordioso, celebrar con sincera entre-
ga las realidades santas que nos alimentan continuamente, y re-
cibirlas siempre con espíritu de fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Extiende, Señor, sobre tus fieles tu mano derecha como auxilio
celestial, para que te busquen de todo corazón y merezcan conse-
guir todo lo que piden dignamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La humildad es la madre de todas las


virtudes: pureza, caridad y obediencia.
Solo siendo humilde nuestro amor se
vuelve real, devoto y ardiente. Si eres
humilde, nada te tocará, ni elogios ni
vergüenza, porque sabes lo que eres. Y si
te llaman santo, no te subas a un pedestal.
Madre Teresa de Calcuta

77
Domingo
marzo 19 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA (Laetare)
4.ª semana del Salterio - Rosado o Morado

«Fue, se lavó, y al regresar ya veía»


1 S 16, 1b.6-7.10-13a; Sal 22, 1-6; Ef 5, 8-14; Jn 9, 1-41
F. B. Jn 9, 1.6-9.13-17.34-38

Corría, quizás, el año 1020 a. C. y el reino de Israel se encontraba


sumido en una grave crisis a causa de los filisteos que lo oprimían por
todas partes. El rey Saúl no había logrado derrotarlos y, por eso, su
poder estaba debilitado y desprestigiado. Hacía falta un nuevo líder.
¿Dónde encontrar un hombre valeroso, hábil, inteligente, capaz de
contener la arrogancia de enemigos tan potentes? Un día, el Señor
hizo saber a Samuel que ya había escogido a ese hombre: un joven de
Belén, un hijo de Jesé. El profeta se puso en camino sin objeciones.
Jesé debe haber saltado de gozo de que Dios haya optado por nom-
brar como rey a uno de sus hijos. A la hora de escoger un candidato,
ambos corren la mirada hacia Eliab, joven apuesto y fuerte. ¿Quién
mejor que él para gobernar el país?
Mas es en ese momento cuando Samuel se da cuenta de que su
juicio se basa en criterios puramente humanos, pues se está fijando
en las apariencias, y va descartando uno por uno a todos los candida-
tos. Jesé, un poco desilusionado, presenta al profeta uno tras otro sus
siete hijos. Todos apuestos, gallardos, sagaces, pero ninguno de ellos
es el elegido. Más allá del desconcierto, el profeta —que comienza a
ver la realidad con ojos nuevos, los de Dios— solicita que se busque
al último candidato, al que ni siquiera habían considerado. Manda
a buscarlo porque él es el elegido, le dice a Jesé. ¿Cómo explicar estas
predilecciones de Dios? La respuesta se encuentra en la parte central
de la lectura de hoy: Él no ve a las personas como las vemos nosotros;
nuestra mirada contempla lo externo, no va más allá de la superficie.
La mirada de Dios, en cambio, penetra el corazón y no se guía por
las apariencias.

78
DOMINGO
marzo 19
La presencia iluminadora de Dios, también la vemos en el relato
del evangelio: el signo de la curación del ciego de nacimiento, un
texto que se lee durante la Cuaresma desde los primeros tiempos
de la Iglesia. La razón es fácil de entender: en esta narración todo
cristiano puede reconocer su propia historia. Antes de encontrar a
Cristo era ciego; luego, el Maestro le ha dado la vista, lo ha iluminado
en el agua de la fuente bautismal. Cuando, después de Constantino
se comenzaron a construir los primeros baptisterios, se les dio el
nombre de photisteria: «lugares de la iluminación».
Juan aprovecha un episodio de la vida de Jesús y lo utiliza para
desarrollar el tema central del mensaje cristiano: la salvación recibida
en Cristo. Emplea un lenguaje bíblico, la contraposición luz-tinieblas.
Las tinieblas en la Biblia son el símbolo del poder oscuro del mal,
de la muerte, de la perdición. La luz, por el contrario, representa la
orientación hacia Dios, la elección del bien y de la vida. Y eso es lo
que sucede con el ciego de nacimiento, pasa de la oscuridad más
absoluta a la luz total en Cristo. Y, de forma parecida a la samaritana
(del domingo pasado), lo vemos hacer también su propio camino de
fe hasta llegar a reconocer a Jesús como el Señor.
En la segunda lectura, Pablo les recuerda a los cristianos que,
con el Bautismo, han pasado, precisamente, de las tinieblas a la luz;
por tanto, se espera de ellos obras de luz, es decir, bondad, justicia y
verdad. En cuanto a las obras de las tinieblas —continúa Pablo— son
tan vergonzosas que quien las hace se esconde, teme a la luz y busca
instintivamente la oscuridad.

Adaptado del libro del P. Fernando Armellini. Escucharte es una fiesta.


Las lecturas dominicales explicadas a la comunidad – Ciclo A. Para
acceder a un video-comentario más amplio del evangelio de hoy
y su transcripción en PDF, escanea el código QR o digita este link:
https://libreriapaulinasonline.com/lecturas_dominicales_16.jsp

79
19 DOMINGO
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

Monición general
En este cuarto domingo de Cuaresma o Laetare, celebramos
llenos de alegría que ya se acerca la Pascua de Resurrección. Con
tono esperanzador, las lecturas de este día nos presentan a un Dios
que llega a lo profundo del corazón humano. Que con su bondad y su
misericordia lo acompaña todos los días de su vida. Lo saca del mundo
de las tinieblas para hacerlo hijo de la luz. Le sana su ceguera dándole
el precioso don de la fe y de la salvación. Todo esto es para nosotros
motivo de regocijo y júbilo.
Te pedimos, Señor, que sanes nuestra ceguera, perdones nuestros pecados,
aumentes nuestra fe y que demos los frutos de los hijos de la luz.

Antífona de entrada Is 66, 10-11


Alégrate, Jerusalén, reúnanse todos los que la aman, regocí-
jense los que estuvieron tristes para que exulten; mamarán a sus
pechos y se saciarán de sus consuelos.
No se dice el gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que, por tu Verbo, realizas de modo admirable la
reconciliación del género humano, haz que el pueblo cristiano
se apresure, con fe gozosa y entrega diligente, a celebrar las próxi-
mas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
La primera lectura nos invita a dejarnos iluminar por la Palabra
de Dios para que superemos la superficialidad de nuestras miradas y
lleguemos a ver, como Dios, el corazón.
Lectura del primer libro de Samuel 16, 1b.6-7.10-13a
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena de aceite tu
cuerno y ponte en camino; yo te envío a casa de Jesé, el de Belén,
porque he elegido como rey a uno de sus hijos». Cuando llegó,
vio a Eliab y pensó: «Seguramente, este es el ungido del Señor».
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su bue-

80
DOMINGO
marzo 19
na estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres,
que ven la apariencia; el Señor ve el corazón». Jesé hizo pasar
a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a
estos los ha elegido el Señor». Luego preguntó a Jesé: «¿Son estos
todos tus muchachos?». Jesé respondió: «Queda el pequeño, que
precisamente está cuidando las ovejas». Samuel dijo: «Manda a
buscarlo, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue».
Jesé mandó a que lo trajeran y lo hizo entrar: era rubio, de her-
mosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel:
«Levántate, úngelo, porque es este». Samuel tomó el cuerno de
aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento,
invadió a David el espíritu del Señor, y permaneció con él en
adelante.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 22, 1-6


R . El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me
hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis
fuerzas.R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque
camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges
la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de
mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.R.

Segunda lectura
San Pablo exhorta a la comunidad a caminar como hijos de la luz,
buscando en todo tiempo lo que agrada a Dios.

81
19 DOMINGO
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14


Hermanos: En otro tiempo, ustedes eran tinieblas, ahora son
luz en el Señor. Caminen como hijos de la luz —toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz—, buscando lo que agrada al
Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino
más bien denúncienlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las
cosas que ellos hacen a escondidas. Pero al ser denunciadas salen
a la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso
dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos,
y Cristo será tu luz».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio Jn 8, 12b


Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—; el que me sigue ten-
drá la luz de la vida.
Santo Evangelio
¿Qué es la luz para un ciego de nacimiento?, ¿cómo puede diferen-
ciarla de la oscuridad? Jesús, luz del mundo, da la vista al ciego; le abre
el corazón a la fe, y este lo reconoce como su Dios postrándose ante Él.

82
DOMINGO
marzo 19
Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1-41

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de
nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién
pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?». Jesús contestó:
«Ni este pecó ni sus padres; ha sucedido para que se manifiesten
en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer
las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá
hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Di-
cho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo untó
en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé
(que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los
vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
«¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «Sí, es el
mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía:
«Soy yo». Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?».
Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo
untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase.
Entonces fui, me lavé, y empecé a ver». Le preguntaron: «¿Dónde
está Él?». Contestó: «No lo sé». Llevaron ante los fariseos al que
había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le
abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había
adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos,
me lavé, y veo».
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene
de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo
puede un pecador hacer semejantes signos?». Y estaban dividi-
dos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que
te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta». Pero los
judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y había recibido
la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es

83
19 DOMINGO
marzo
IV de Cuaresma
4.a semana del Salterio

este su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que
ahora puede ver?». Sus padres contestaron: «Sabemos que este
es nuestro hijo y que nació ciego; pero no sabemos cómo es que
ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pre-
gúntenselo a él, que es mayor y él mismo puede darles razón».
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos;
porque los judíos ya habían acordado expulsar de la sinagoga
a quien reconociera que Jesús era el Mesías. Por eso sus padres
dijeron: «Ya es mayor, pregúntenselo a él».
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
«Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador». Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo
era ciego y ahora veo». Le preguntan de nuevo: «¿Qué te hizo?,
¿cómo te abrió los ojos?». Les contestó: «Lo he dicho ya, y no
me han hecho caso; ¿para qué quieren oírlo otra vez?; ¿también
ustedes quieren hacerse discípulos suyos?». Ellos lo insultaron y
le dijeron: «Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discí-
pulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios,
pero ese no sabemos de dónde viene». Replicó él: «Pues eso es lo
raro: que ustedes no saben de dónde viene y, sin embargo, me ha
abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores,
sino al que da culto a Dios y hace su voluntad. Jamás se oyó decir
que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si este no
viniera de Dios, no tendría ningún poder».
Le replicaron: «Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres dar-
nos lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo
habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del
hombre?». Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en Él?».
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es.» Él
dijo: «Creo, Señor». Y se postró delante de Él. Jesús añadió: «Para
un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven
vean, y los que ven queden ciegos». Los fariseos que estaban con

84
DOMINGO
marzo 19
Él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos
ciegos?». Jesús les contestó: «Si estuvieran ciegos, no tendrían
pecado, pero como dicen que ven, su pecado persiste».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Forma breve:
Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1.6-9.13-17.34-38
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de
nacimiento. Y escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo
untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé
(que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los
vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
«¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «Sí, es el
mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía:
«Soy yo». Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era
sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También
los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo».
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de
Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo
puede un pecador hacer semejantes signos?». Y estaban divi-
didos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del
que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta».
Le replicaron: «Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos
lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían
expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hom-
bre?». Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en Él?».
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». Él
dijo: «Creo, Señor». Y se postró delante de Él.
Palabra del Señor.
R.Gloria a ti, Señor Jesús.

85
19 DOMINGO
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

Se dice el credo.

Oración universal
Hermanos, al acercarse las festividades pascuales, con
confianza filial y con sencillez de corazón acudamos a nuestro
Padre del cielo, y en nombre de la humanidad supliquémosle
diciendo:
R. Bendícenos y santifícanos, Señor.
1. Para que Cristo, nuestro redentor y luz de las naciones, ilumi-
ne la labor evangelizadora de la Iglesia y fecunde su misión
en el mundo. Oremos.R.
2. Para que Cristo, el Buen Pastor que dio su vida por sus ovejas,
sea el inspirador y modelo del Papa, obispos y ministros, para
que se entreguen con celo pastoral al pueblo a ellos confiado.
Oremos.R.
3. Para que los gobernantes de las naciones, ciudades y pueblos
busquen la verdad y se comprometan en alcanzar la justicia
para todos. Oremos.R.
4. Para que los jóvenes, esperanza de nuestra sociedad, descu-
bran a Jesucristo y siguiendo sus huellas puedan contribuir
en la transformación de una sociedad más justa. Oremos.R.
5. Para que cuantos han dejado este mundo gocen de la luz y
de la felicidad que no conoce ocaso, e intercedan por los que
lloran su partida. Oremos.R.
6. Para que, celebrando el banquete de la Palabra y el Cuerpo
de Jesús, en la preparación a las fiestas pascuales sepamos
descubrir que Él está en nosotros y nos llama a vivir su amor
en plenitud. Oremos.R.
Gracias, Señor, por escuchar nuestras oraciones; danos tu
gracia para construir una sociedad nueva, y haz que tu amor sea el
móvil de nuestro obrar. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

86
DOMINGO
marzo 19
Oración sobre las ofrendas
Señor, al ofrecerte alegres los dones de la eterna salvación,
te rogamos nos ayudes a celebrarlos con fe verdadera y a saber
ofrecértelos de modo adecuado por la salvación del mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: El ciego de nacimiento
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, por el
misterio de la Encarnación, condujo al género humano, peregri-
no en tinieblas, al esplendor de la fe; y a los que nacieron esclavos
del pecado los hizo renacer por el Bautismo, transformándolos
en tus hijos adoptivos. Por eso, Señor, tus criaturas del cielo y
de la tierra te adoran cantando un cántico nuevo, y también
nosotros, con todo el ejército de los ángeles, te aclamamos por
siempre diciendo: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 9, 11.38
El Señor untó mis ojos: fui, me lavé, vi y creí en Dios.
Oración después de la comunión
Oh, Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este
mundo, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu gra-
cia, para que seamos capaces de pensar siempre, y de amar con
sinceridad, lo que es digno y grato a tu grandeza. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Defiende, Señor, a los que te suplican, fortalece a los débiles,
vivifica siempre con tu luz a los que caminan en sombras de
muerte, y, libres de todo mal por tu compasión, concédeles llegar
a los bienes definitivos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

87
Lunes
marzo 20 de marzo
SAN JOSÉ, esposo de la Virgen María (S)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Dios escribe derecho en renglones torcidos. Dios comunica, por
boca de su profeta Natán, el establecimiento de un reinado que durará
eternamente. Muchos siglos después, de una manera realmente
desconcertante, lo cumple. Jesús, hijo de María y de José, es el
perpetuador del reinado de David que no tendrá fin.
Señor Jesús, concédenos la bondad, la justicia y la docilidad
de san José, para que toda nuestra vida se ajuste a tu plan salvífico.

Antífona de entrada Lc 12, 42


Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor puso
al frente de su servidumbre.
Se dice el gloria.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve
siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la sal-
vación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por
nuestro Señor Jesucristo.

Primera lectura
El profeta Natán anuncia la consolidación del reinado de David
por siempre.
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a.12-14a.16
En aquellos días, recibió Natán la siguiente Palabra del Señor:
«Ve y dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor: Cuando tus días
se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después
de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el
trono de su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo
consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él

88
San José
Solemnidad
LUNES
marzo 20
padre, y él para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre
en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre"».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 88, 2-5.27-29


R. Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fi-
delidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un
edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad».R.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las
edades».R.
Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será
estable. R.

Segunda lectura
La fe es don de Dios y raíz de todo bien. Es la gracia derramada
sobre nosotros que nos alcanza la justificación.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos 4, 13.16-18.22
Hermanos: No fue la observación de la ley, sino la justificación
obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia
la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende
de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda
la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino
también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de
todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos
pueblos». Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos
y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado
en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser

89
20 LUNES
marzo
IV de Cuaresma
Propio del Salterio

padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así


será tu descendencia». Por lo cual le valió la justificación.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Sal 83, 5
Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.
Santo Evangelio
Dios se vale de un sueño para comunicar a José su papel en uno de
los más grandes misterios: la Encarnación del Hijo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21.24a

R. Gloria a ti, Señor.


Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació
Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta ma-
nera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu
Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,

90
San José
Solemnidad
LUNES
marzo 20
decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta
resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le
dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María,
tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque Él salvará a su pueblo de los pecados». Cuando José se
despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51a

R. Gloria a ti, Señor.


Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las
fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron
a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron;
pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus
padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una
jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos;
al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio
de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos
los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su
madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre
y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me
buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Pa-
dre?». Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó
con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

91
20 LUNES
marzo
IV de Cuaresma
Propio del Salterio

Oración universal
Invoquemos a Dios, que confió a san José la custodia de su
Hijo, y pidámosle que por su intercesión escuche lo que con fe
queremos pedirle. Digamos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la Iglesia sea como san José, fiel custodia de los mis-
terios del Verbo de Dios, y para que se vea enriquecida con la
constante intercesión del esposo de la Virgen María. Oremos
al Señor.R.
2. Para que san José, que fue un trabajador fiel y un padre ejem-
plar, consiga de Dios que a nadie falte trabajo e interceda
por los que deben mantener y educar una familia. Oremos
al Señor.R.
3. Para que, mirando a san José, que supo contemplar al Hijo de
Dios, muchos jóvenes fijen su mirada en Jesucristo, que los
ama, y lo sigan con generosidad. Pidamos especialmente por
los seminaristas y por los que los acompañan en su forma-
ción. Oremos al Señor.R.
4. Para que quienes hoy celebran su onomástico, a ejemplo de
su santo, vivan con sencillez de corazón y con deseo de los
bienes eternos, sean fieles custodios de la fe que han recibido
y gocen un día de la felicidad eterna de Dios. Oremos al
Señor.R.
5. Para que los agonizantes y los que hoy dejarán este mundo,
por intercesión de san José, descubran la misericordia de
Dios que se les manifiesta y puedan dejar este mundo en paz.
Oremos al Señor.R.
6. Para que al celebrar esta Eucaristía dejemos que Dios avive
nuestra fe y nos haga testigos de su amor para nuestros her-
manos. Oremos al Señor.R.

92
San José
Solemnidad
LUNES
marzo 20
Ayúdanos, Señor, y ya que, en nombre de san José, fiel custodio
de tu Verbo encarnado, te hemos suplicado, no permitas que
nunca nos apartemos de ti; antes bien, danos tu luz y tu verdad
para permanecer atentos a tu voz y dóciles en tu servicio. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, así como san José se entregó con
piadoso afecto a servir a tu Unigénito, nacido de la Virgen María,
merezcamos, también nosotros, servir a tu altar con un corazón
puro. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: La misión de san José
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la solemnidad de san José. Porque él es el hombre justo que
diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y
prudente que pusiste al frente de tu familia para que, haciendo
las veces de padre, cuidara a tu Unigénito, concebido por obra
del Espíritu Santo, Jesucristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles
alaban tu gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las po-
testades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran
unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Mt 25, 21
Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
Oración después de la comunión
Defiende, Señor, con tu protección continua a tu familia,
alegre por la solemnidad de san José, y, al saciarla con el ali-
mento de este altar, conserva con bondad tus dones en ella. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

93
Martes
marzo 21 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura contiene la promesa de unas aguas sanadoras
que brotan del templo. Esas aguas sanearán incluso las aguas saladas
del mar Muerto y habitará la vida. El evangelio narra la curación de un
paralítico que yace a la vera de una piscina, esperando la agitación del
agua para alcanzar la sanación. Es Jesús quien, agitando el ambiente,
más que el agua, le concede la tan esperada curación.
Señor Jesús, ayúdanos a colocar toda nuestra esperanza en ti
y solamente en ti.

Antífona de entrada Is 55, 1


Sedientos, acudan por agua, dice el Señor; vengan los que no
tienen dinero y beban con alegría.
Oración colecta
Señor, que el ejercicio respetable de este tiempo santo prepare
el corazón de tus fieles para acoger adecuadamente el Misterio
pascual y anunciar a todos los hombres el mensaje de tu salva-
ción. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-9.12
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del
templo. Entonces vi que debajo del umbral del templo salía
agua hacia el oriente —el templo miraba al oriente—. El agua
iba bajando por el lado derecho del templo, hasta la parte sur
del altar. Me hizo salir por el pórtico norte y me llevó a la puerta
exterior que mira hacia el oriente. El agua iba corriendo por el
lado derecho. El hombre que llevaba el cordel en la mano salió
hacia el este. Midió quinientos metros y me hizo atravesar las
aguas: ¡agua hasta los tobillos! Midió otros quinientos metros y

94
MARTES
marzo 21
me hizo cruzar las aguas: ¡aguas hasta las rodillas! Midió otros
quinientos metros y me hizo pasar: ¡agua hasta la cintura! Midió
otros quinientos metros. Era un torrente que no pude cruzar,
pues habían crecido las aguas hasta tal punto que solo a nado se
podría atravesar.
Me dijo entonces: «¿Has visto, hijo de hombre?». A la vuelta
me condujo por la orilla del torrente. Al regresar, vi a la orilla
del río una gran arboleda en sus dos márgenes. Me dijo: «Estas
aguas fluyen hacia la región occidental, bajarán hasta la llanura,
desembocarán en el mar Muerto, y sus aguas quedarán saneadas.
Todos los seres vivos que se muevan allí donde desemboque la
corriente tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desem-
bocar allí esta agua, quedará saneado el mar y habrá peces en
abundancia. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda
clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se aca-
barán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas
que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas
medicinales».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 45, 2-3.5-6.8-9
R. El Señor está con nosotros.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en
el peligro. Por eso no tememos, aunque tiemble la tierra, y los
montes se desplomen en el mar.R.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo
consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios
la socorre al despuntar la aurora.R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el
Dios de Jacob. Vengan a ver las obras del Señor, las maravillas
que hace en la tierra.R.

95
21 MARTES
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

Aclamación antes del Evangelio Sal 50, 12a.14a


Oh Dios, crea en mí un corazón puro, devuélveme la alegría
de tu salvación.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 1-3.5-16

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús
subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ove-
jas, una piscina que llaman en hebreo «Betesda». Esta tiene cinco
pórticos, en ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos,
paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y
ocho años enfermo. Jesús, al verlo allí tendido, y sabiendo que
ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». El
enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la
piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se
me ha adelantado».
Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda». Y al mo-
mento el hombre quedó sano, tomó su camilla y comenzó a
andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que
había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la
camilla». Él les contestó: «El que me ha curado me dijo: "Toma
tu camilla y anda"». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha
dicho: "Toma tu camilla y anda"?».
Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque
Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que había allí.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has
quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se fue aquel hombre a decir a los judíos que era Jesús quien lo
había sanado. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía
estas cosas en sábado.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

96
MARTES
marzo 21
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, estos dones que tú mismo nos diste; haz
que manifiesten la ayuda de tu providencia sobre nuestra vida
mortal y actúen en nosotros como remedio de inmortalidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 22, 1-2
El Señor me guía, nada me falta: en verdes praderas me hace
recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas.
Oración después de la comunión
Purifica con bondad, Señor, nuestro espíritu y renuévanos
con los sacramentos del cielo, para que alcancemos también en
nuestro cuerpo los auxilios presentes y futuros. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Concede, Dios misericordioso, que tu pueblo mantenga siem-
pre su entrega a ti y que incesantemente obtenga de tu clemencia
lo que le conviene. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El mandamiento del amor, que Jesús


dejó a sus discípulos, también encuentra
una realización concreta en la relación
con los enfermos. Una sociedad es tanto
más humana cuanto más sabe cuidar a
sus miembros frágiles y que más sufren,
y sabe hacerlo con eficiencia animada por
el amor fraterno. Caminemos hacia esta
meta, procurando que nadie se quede
solo, que nadie se sienta excluido ni
abandonado.
Papa Francisco

97
Miércoles
marzo 22 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El profeta Isaías pronuncia la Palabra de Dios, colmada de ternura.
Pregunta: ¿Acaso puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas?
Pues, aunque lo hiciera, Dios no se olvidará de nosotros. En el evangelio
se desata uno de los más grandes conflictos entre Jesús y los judíos:
llamar Padre a Dios, igualarse a Dios. Esta será una de las causas de su
condena a muerte.
Señor Jesús, que la escucha atenta de tu Palabra nos lleve a creer en
la ternura misericordiosa de tu amor por cada uno de nosotros.

Antífona de entrada Sal 68, 14


Mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me
escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.
Oración colecta
Oh, Dios, que concedes a los justos el premio de sus méritos,
y a los pecadores, por la penitencia, les perdonas sus pecados, ten
piedad de nosotros, para que la humilde confesión de nuestras
culpas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 49, 8-15
Así dice el Señor: «En tiempo de gracia te respondí, en el
día de la salvación te socorrí; yo te formé y te destiné a ser la
alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las tierras
desoladas, para decir a los cautivos: “Salgan”, a los que están en
tinieblas: “Vengan a la luz”. A lo largo de los caminos pastarán,
tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el bochorno ni el sol; pues el que tiene piedad
de ellos los guiará a manantiales de agua. Convertiré mis montes
en caminos, y mis senderos se nivelarán. Miren, vienen todos de

98
MIÉRCOLES
marzo 22
lejos; miren, vienen del norte y del oeste, y otros del país de Sin.
Exulta, cielo; alégrate, tierra; montañas prorrumpan en gritos de
alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece
de los desamparados. Sion decía: “Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado”. ¿Es que puede una madre olvidarse
de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues,
aunque ella se olvide, yo no te olvidaré».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 144, 8-9.13-14.17-18
R . El Señor es clemente y misericordioso.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en
piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus
criaturas.R.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se
doblan.R.
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas
sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que
lo invocan sinceramente.R.
Aclamación antes del Evangelio Jn 11, 25a.26
Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—; el que cree en
mí no morirá para siempre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Mi Padre trabaja
siempre, y yo también trabajo». Por eso los judíos tenían más
ganas de matarlo: porque no solo no respetaba el sábado, sino
también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «Les aseguro: el Hijo no puede

99
22 MIÉRCOLES
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre. Lo que


hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo, pues el Padre ama al
Hijo y le muestra todo lo que Él hace, y le mostrará obras más
grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Lo mismo
que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo da vida a los que Él quiere. Porque el Padre no juzga a
nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que
todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al
Hijo no honra al Padre que lo envió.
Les aseguro: quien escucha mi Palabra y cree al que me envió
posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado
ya de la muerte a la vida. Les aseguro que llega la hora, y ya está
aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los
que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de
la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le
ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No
se sorprendan, porque viene la hora en que los que están en el
sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a
una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán
para ser juzgados. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según
le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que la eficacia de este sacrificio borre
nuestra condición antigua con la misericordia y nos haga crecer
en la novedad de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 3, 17
Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por Él.

100
MIÉRCOLES
marzo 22
Oración después de la comunión
Después de recibir los dones del cielo, te pedimos, Señor, que
no sean motivo de juicio para nosotros, pues los instituiste como
medicina para tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Que tus siervos, Señor, se sientan protegidos por tu amor,
para que, haciendo el bien en este mundo, logren llegar a ti,
suma bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

No es lo importante lo que uno hace,


sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad
y fe ponemos en lo que realizamos. Cada
trabajo es importante, y lo que yo hago, no
lo puedes hacer tú, de la misma manera
que yo no puedo hacer lo que tú haces.
Pero cada uno de nosotros hace lo que
Dios le encomendó. Solo siendo sinceros
y trabajando con Dios, poniendo en ello
toda nuestra alma, podremos llevar la
salvación a los demás. Pero para ello
es necesario que no perdamos nuestro
tiempo mirando y deseando hacer lo que
hacen los demás.
Madre Teresa de Calcuta

101
Jueves
marzo 23 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Dios, con grandes prodigios, liberó a su pueblo de la esclavitud, los
condujo por el desierto, les proveyó de alimento, agua, medicina y Él
mismo acampó con ellos. Pero ellos, abandonados a la terquedad de su
corazón, adoraron ídolos en vez de a su Dios.
En el evangelio encontramos a un Jesús desconcertado por la
incredulidad de los judíos, que son incapaces de reconocer en Él el
poder y las obras de Dios.
Señor Jesús, reconocemos la terquedad de nuestro corazón,
ayúdanos a creer en ti y a dar fe a tu Palabra.

Antífona de entrada Sal 104, 3-4


Que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a
su poder, busquen continuamente su rostro.
Oración colecta
Imploramos deseosos, Señor, tu perdón, para que tus siervos,
corregidos por la penitencia y educados por las buenas obras,
nos mantengamos fieles a tus mandamientos, para llegar, bien
dispuestos, a las fiestas de Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 32, 7-14
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja del
monte, porque se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de
Egipto. Muy pronto se han apartado del camino que yo les había
señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante
él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el
que te sacó de Egipto”». Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que
este pueblo es un pueblo terco. Por eso, déjame: mi ira se va a
encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran

102
JUEVES
marzo 23
pueblo». Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué,
Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de
Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Tendrán que decir los
egipcios: “Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en
las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra”? Aleja
el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pue-
blo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac y Jacob, a quienes
juraste por ti mismo, diciendo: “Multiplicaré su descendencia
como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado
se la daré a sus descendientes para que la posean por siempre”».
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado
contra su pueblo.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 105, 19-23
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come hierba.R.
Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en
Egipto, maravillas en el país de Cam, portentos junto al mar Rojo.R.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso
en la brecha frente a Él, para apartar su cólera del exterminio.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 3, 16


Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único; todos los
que creen en Él tienen vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo doy testimo-
nio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da

103
23 JUEVES
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de


mí. Ustedes mismos enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado
testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio
de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan
era la lámpara que ardía y brillaba, ustedes quisieron gozar un
instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las
obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago
dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que
me envió, Él mismo ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca
han escuchado su voz, ni han visto su rostro, ni su Palabra habita
en ustedes, porque no creen al que Él ha enviado.
Ustedes investigan las Escrituras pensando encontrar en ellas
vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, sin em-
bargo, ¡ustedes no quieren venir a mí para tener vida! No recibo
gloria de los hombres; además, a ustedes yo los conozco y sé que
el amor de Dios no está en ustedes. Yo he venido en nombre
de mi Padre, y ustedes no me reciben; pero si otro viene en su
propio nombre, a ese sí lo van a recibir.
¿Cómo pueden creer ustedes que aceptan gloria unos de otros
y no buscan la gloria que viene del único Dios? No piensen que
yo los voy a acusar ante el Padre, hay uno que los acusa: Moisés,
en quien ustedes han puesto su esperanza. Porque si creyeran a
Moisés, me creerían a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no
dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Dios todopoderoso, que la ofrenda de este sacri-
ficio libre siempre de todo mal nuestra debilidad y nos llene de
fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

104
JUEVES
marzo 23
Antífona de comunión Jr 31, 33
Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo
seré su Dios y ellos serán mi pueblo, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que nos purifiquen los sacramentos que
hemos recibido y que concedas a tus siervos liberarse de todas
sus culpas, para que se gloríen en la plenitud de la ayuda del
cielo los que se ven agobiados por el peso de su conciencia. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, protector de los que en ti esperan, bendice a tu pue-
blo, sálvalo, defiéndelo, prepáralo con tu gracia, para que, libre
de pecado y protegido contra sus enemigos, persevere siempre en
tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

En este tiempo de Cuaresma, acoger y


vivir la Verdad que se manifestó en Cristo
significa ante todo dejarse alcanzar por la
Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite
de generación en generación. Esta Verdad no
es una construcción del intelecto, destinada a
pocas mentes elegidas, superiores o ilustres,
sino que es un mensaje que recibimos y
podemos comprender gracias a la inteligencia
del corazón, abierto a la grandeza de Dios
que nos ama antes de que nosotros mismos
seamos conscientes de ello.
Papa Francisco

105
23 Viernes
marzo 24 de marzo
IV SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
4.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
Jesús, un hombre justo que pasaba por la vida haciendo el bien,
proclamaba la Buena Nueva con autoridad, hablando y obrando con el
poder de Dios. Pero los judíos trataban de matarlo; buscaban tenderle
una trampa. Este proceder no era nuevo entre ellos, así trataron a los
profetas antes de Jesús. Pensaban que al justo había que eliminarlo.
Perdona, Señor, la dureza de nuestro corazón y acrecienta en nosotros
la justicia, la bondad y la tolerancia.

Antífona de entrada Sal 53, 3-4


Oh, Dios, sálvame por tu nombre, líbrame con tu poder. Oh,
Dios, escucha mi súplica, atiende mis palabras.
Oración colecta
Oh, Dios que has preparado el remedio adecuado para nues-
tra fragilidad, concédenos recibir con alegría la salvación que nos
otorgas y manifestarla en nuestra propia conducta. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría 2, 1a.12-22
Se dijeron los impíos, razonando equivocadamente: «Ace-
chemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras
acciones, nos echa en cara las faltas contra la ley, nos reprende
las faltas contra la educación que nos dieron; declara que conoce
a Dios y dice que él es el hijo del Señor; es un reproche para
nuestras ideas, se ha vuelto acusador de nuestras convicciones
y solo verlo nos molesta; lleva una vida distinta de los demás,
y va por un camino diferente; nos rechaza como moneda falsa
y se aparta de nuestras sendas como si contaminasen; proclama
dichoso el destino del justo y se gloría de tener por padre a

106
VIERNES
marzo 24
Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el
desenlace de su vida. Si el justo es hijo de Dios, lo auxiliará y lo
librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba
de la afrenta y la tortura, para comprobar su temple y apreciar su
paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues según
dice Dios lo protegerá». Así piensan los malvados, y se engañan,
porque los ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no
esperan el premio de la virtud ni valoran el galardón de una vida
intachable.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 33, 17-21.23


R . El Señor está cerca de los atribulados.
El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra
su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de
sus angustias.R.
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aun-
que el justo sufra muchos males, de todos lo librará el Señor.R.
Él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. El Señor
redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a Él.R.

Aclamación antes del Evangelio Mt 4, 4b


No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 7, 1-2.10.25-30

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar
por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la
fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes marcharon
a la fiesta, subió Él también, no abiertamente, sino a escondidas.

107
24 VIERNES
marzo
IV de Cuaresma
4. semana del Salterio
a

Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: «¿No es este al


que intentan matar? Pues miren cómo habla abiertamente, y no
le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es
en realidad el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mien-
tras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, alzó la voz: «A
mí me conocen y conocen de dónde vengo. Sin embargo, yo no
vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ese
ustedes no lo conocen; yo lo conozco, porque procedo de Él, y
Él me ha enviado». Entonces intentaban detenerlo; pero nadie se
atrevió, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, que este sacrificio nos purifique con su
eficacia, para que lleguemos más limpios a ti. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Antífona de comunión Ef 1, 7
En Cristo, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de
los pecados, conforme a la riqueza de su gracia.
Oración después de la comunión
Señor, así como pasamos de lo antiguo a lo nuevo, haz que,
abandonada la vieja condición de pecado, nos renovemos con
un espíritu santificado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Mira, Señor, a tus siervos, y a los que ponen su confianza en tu
misericordia, protégelos generosamente con tu celestial auxilio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

108
marzo
Sábado 25 de marzo
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR (S)
Propio del Salterio - Blanco

Monición general
Hoy celebramos el maravilloso misterio de Dios hecho hombre.
Llegada la plenitud de los tiempos, cumple su promesa, se hace Dios-
con-nosotros, el Emmanuel. Y porque nada es imposible para Él, su
nombre es Jesús, es decir, Dios-salva.
Gracias, amado Dios, por este grandioso gesto de solidaridad,
por hacerte uno de nosotros, asumiendo toda nuestra fragilidad
para alcanzarnos la vida verdadera.
Antífona de entrada Hb 10, 5.7
El Señor, al entrar en el mundo, dice: «He aquí que vengo
para hacer tu voluntad».
Se dice el gloria.
Oración colecta
Oh, Dios, has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la carne
humana en el seno de la Virgen María, concédenos que cuantos
confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre merezcamos ser par-
tícipes también de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
A la casa de David, Dios le da una señal muy esperanzadora que le
llenará de alegría y júbilo por todas las edades.
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor,
tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo». Respondió
Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor». Entonces dijo Dios:
«Escucha, casa de David: ¿No les basta cansar a los hombres, que
cansan incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, les dará una
señal. Miren: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá
por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

109
25 SÁBADO
marzo
IV de Cuaresma
Propio del Salterio

Salmo responsorial Sal 39, 7-11


R . Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste
el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí
estoy».R.
Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad». Dios
mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.R.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado
los labios: Señor, tú lo sabes.R.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fideli-
dad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante
la gran asamblea.R.

Segunda lectura
¿Cuál es la sangre capaz de eliminar los pecados del hombre? El
autor de la carta a los Hebreos reflexiona sobre los sacrificios rituales
y nuestra santificación.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los
machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en
el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has
preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiato-
rias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh
Dios, para hacer tu voluntad"». Primero dice: «No quieres ni acep-
tas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias»,
que se ofrecen según la ley. Después añade: «Aquí estoy yo para
hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la
oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

110
Anunciación del Señor
Solemnidad
SÁBADO
marzo 25
Aclamación antes del Evangelio Jn 1, 14ab
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos con-
templado su gloria.
Santo Evangelio
El evangelio nos presenta un enviado del cielo, un anuncio descon-
certante y a una joven llamada «llena de gracia», es decir, que es y será
por siempre colmada de gracia divina por la acción de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

R. Gloria a ti, Señor.


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con
un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alé-
grate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó ante
estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le
dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su Reino no tendrá fin». Y María dijo al
ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?». El ángel le
contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísi-
mo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se
llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar
de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que
llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María
contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra». Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

111
25 SÁBADO
marzo
IV de Cuaresma
Propio del Salterio

Oración universal
Al celebrar hoy el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios
en las entrañas de la Virgen María, oremos con fe diciendo:
R. Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
1. Por la Iglesia: para que, reviviendo los misterios de la reden-
ción, descubra la presencia de Dios en medio de su pueblo y
desde Él transforme sus estructuras con un anuncio positivo
de la liberación para todos los hombres. Oremos al Señor. R.
2. Por el Papa y los que están comprometidos en el servicio pas-
toral: para que, llenos del gozo que envuelve el misterio de la
Encarnación, manifiesten con sus vidas y decisiones la ampli-
tud del Espíritu, la fuerza del amor y la vitalidad del triunfo
de Cristo sobre la muerte y el pecado. Oremos al Señor. R.
3. Por todos los religiosos: para que María, la Virgen fiel, les al-
cance firmeza evangélica y haga que proclamen con sus vidas
la salvación merecida por la sangre derramada por su Hijo en
la cruz. Oremos al Señor. R.
4. Para que los pobres, los marginados, los que sufren en el alma
o en el cuerpo, los oprimidos, desesperados y explotados ex-
perimenten la fuerza del Espíritu y Él los haga esperar contra
toda desesperanza y se sientan confortados por Dios, que
quiso ser uno de nosotros. Oremos al Señor. R.
5. Para que Dios sea la posesión y la felicidad eterna de todos los
difuntos. Oremos al Señor. R.
6. Para que el sí de María avive en nosotros y en todos los jóvenes
el deseo de vivir en fidelidad al don de la vocación. Oremos
al Señor. R.
Señor, que escogiste a María, la Virgen de Nazaret, para que
fuera la Madre de tu Hijo único; escucha nuestras oraciones y haz
que, siguiendo su ejemplo de fidelidad y entrega, recibamos de ti

112
Anunciación del Señor
Solemnidad
SÁBADO
marzo 25
la gracia que necesitamos para no frustrar tu plan de salvación en
nuestras vidas y en nuestra historia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Dios todopoderoso, dígnate aceptar los dones de tu Iglesia,
para que se alegre al celebrar los misterios en esta solemnidad,
pues reconoce que ha tenido su origen en la Encarnación de tu
Unigénito. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio: El misterio de la Encarnación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque la
Virgen escuchó con fe, del mensajero celeste, que iba a nacer
entre los hombres y a favor de los hombres, por la fuerza del
Espíritu Santo que la cubrió con su sombra, Aquel a quien llevó
con amor en sus purísimas entrañas, para que se cumpliesen así,
verdaderamente, las promesas hechas a los hijos de Israel, y se
manifestara la esperanza de los pueblos que debía realizarse de
modo inefable. Por Él, los coros de los ángeles adoran tu gloria
eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a
sus voces cantando con ellos tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Is 7, 14
Miren: la Virgen está encinta, y dará a luz un hijo, y le pondrá
por nombre Emmanuel.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que confirmes en nuestros corazones los
sacramentos de la verdadera fe, para que cuantos confesamos al
Hijo concebido por la Virgen, Dios y hombre verdadero, merez-
camos llegar a la alegría eterna por la fuerza de su resurrección
salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor.

113
Domingo
marzo 26 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

«Yo soy la resurrección y la vida»


Ez 37, 12-14; Sal 129, 1-8; Rm 8, 8-11; Jn 11, 1-45
F. B. Jn 11, 3-7.17.20-27.33b-45

El profeta Ezequiel escribe en el contexto del exilio a Babilonia


ocurrido en el siglo vi a. C. Él también es uno de los deportados y se
dirige a sus hermanos de cautiverio que se sienten como cadáveres
sin vida; peor aún, como esqueletos resecos, corroídos, desgastados
por los muchos años transcurridos en la tumba del exilio. Ninguna
esperanza parece asomarse a la vista. ¿Ha terminado todo? ¿Se han
desvanecido las bendiciones hechas a Abrahán a causa de los pecados
del pueblo? En este contexto histórico Ezequiel anuncia el prodigio
inaudito que el Señor está a punto de realizar: Dios devolverá la vida
a aquellos huesos disecados, resucitará a los israelitas a una nueva
vida, abrirá los «sepulcros» en que fueron enterrados, los hará salir de
sus tumbas y los reconducirá a su tierra (vv. 12-13).
Aunque, con esta profecía, el profeta no se refiere a la resurrección
de los muertos, más adelante fue interpretada de esta manera, pues,
donde penetra el Espíritu del Señor, solo puede llegar la vida. Sucedió
al principio del mundo cuando Dios, después de haber creado al
hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz un hálito de vida y el
hombre se convirtió en un ser viviente (Gn 2, 7).
Esta esperanza se hace concreta en el evangelio: la resurrección
de Lázaro será un preludio de la vida futura y perpetua en el Reino
de Dios. Empero, tengamos en cuenta que una cosa es regresar a este
mundo, retomar la vida material, marcada todavía por las leyes de
la biología, y otra cosa es dejar esta vida definitivamente, como ha
sucedido con Jesús en la Pascua, ser introducidos en el mundo de Dios,
donde la muerte —cualquier tipo de muerte— no tiene acceso. Traer

114
DOMINGO
marzo 26
de nuevo —como a Lázaro— hacia aquí es reanimar; llevar hacia allá
es resucitar.
Ahora bien, tengamos en cuenta que este relato es una página de
teología, no una crónica periodística. Con ocasión de una curación
que había suscitado una gran impresión porque el enfermo había
muerto, el evangelista toca el tema central del mensaje cristiano: Jesús,
el Resucitado, es el Señor de la vida. Como vemos, la familia de Lázaro
la conforman solo hermanos, tal como la comunidad cristiana. Más
que un relato sobre el pasado, es un mensaje para los cristianos de
todos los tiempos sobre la postura a asumir frente a nuestra propia
muerte y la de los demás. Ciertamente, es doloroso que un ser amado
o un amigo nos deje, pero es egoísta quererlos retener. Sería como
impedir que un niño nazca. Desátenlo para que pueda caminar, repite
hoy Jesús con dulzura a cada uno de sus discípulos que no se resignan
a la desaparición de un hermano o de una hermana.
Pablo, en la segunda lectura, desarrolla aún más este tema. Aun-
que Jesús concluyó su vida terrena, como cualquier ser humano, Él
poseía la plenitud del Espíritu de Dios, es decir, portaba en sí la vida
de Dios que no puede morir. La vida del hombre tiene un principio
y un fin; la de Dios no; Él no ha nacido y, por tanto, no muere. Por
eso, luego de la muerte de Jesús, el Espíritu de Dios lo resucitó y lo
introdujo en la gloria del Padre. Y Pablo concluye: nosotros también
hemos recibido en el Bautismo su mismo Espíritu, su misma vida; ya
no podemos morir. Terminará nuestra existencia terrena, pero no será
el fin de todo. El Espíritu que resucitó a Jesús y que habita en nosotros
dará vida eterna a nuestros cuerpos mortales.
Adaptado del libro del P. Fernando Armellini. Escucharte es una fiesta.
Las lecturas dominicales explicadas a la comunidad – Ciclo A. Para
acceder a un video-comentario más amplio del evangelio de hoy
y su transcripción en PDF, escanea el código QR o digita este link:
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26 DOMINGO
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Monición general
Luego del pecado, el único destino que le espera al ser humano es
la muerte eterna. Pero el Dios de la vida abre una brecha, haciéndose
nuestra esperanza. Lo que no nos atreveríamos ni a pedir (revive estos
huesos secos; no lleves la cuenta de nuestros delitos; da nueva vida a
nuestros cuerpos mortales; resucita a mi hermano Lázaro), el Señor lo
realiza en y por nosotros.
Amado Dios, aumenta en nosotros la fe, ayúdanos a morir a las obras
de la carne y al pecado, para que te proclamemos Dios y Señor,
y vivamos para darte gloria por siempre.
Antífona de entrada Sal 42, 1-2
Hazme justicia, oh, Dios, defiende mi causa contra gente sin
piedad; sálvame del hombre traidor y malvado, porque tú eres
mi Dios y mi fortaleza.
No se dice el gloria.

Oración colecta
Te pedimos, Señor Dios nuestro, que, con tu ayuda, avance-
mos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu
Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
En esta primera lectura, Dios, por boca del profeta Ezequiel, pronun-
cia una promesa a su pueblo. Donde ya no se puede esperar que brote
vida, Él mismo infundirá sobre ellos su Espíritu y su pueblo renacerá.
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 12-14
Así dice el Señor: «Yo mismo abriré los sepulcros de ustedes,
y los haré salir de ellos, pueblo mío, y los llevaré de nuevo a
la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de
ellos, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi
espíritu, y vivirán; los estableceré en su propia tierra y sabrán que
yo, el Señor, lo digo y lo hago». Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

116
DOMINGO
marzo 26
Salmo responsorial Sal 129, 1-8
R . Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus
oídos atentos a la voz de mi súplica.R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero
de ti procede el perdón, y así infundes respeto.R.
Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra; mi alma
aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel
al Señor, como el centinela la aurora.R.
Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y
Él redimirá a Israel de todos sus delitos.R.

Segunda lectura
San Pablo instruye a la comunidad de los romanos en cómo agra-
dar a Dios. Si somos gratos a sus ojos, es posible que el Espíritu de Dios
habite en nosotros. Por nuestra parte, se requieren algunas renuncias
y algunas acogidas.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos 8, 8-11
Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar
a Dios. Pero ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu,
ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el
Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en
ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, el es-
píritu vive por la fuerza salvadora de Dios. Si el Espíritu del que
resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que
resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus
cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes.
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

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26 DOMINGO
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Aclamación antes del Evangelio Jn 11, 25a.26


Yo soy la resurrección y la vida — dice el Señor —; el que cree en
mí no morirá para siempre.
Santo Evangelio
Una enfermedad que no acabará en la muerte, sino que servirá
para la gloria de Dios. Jesús se proclama como la resurrección y la vida
quitándole así la última palabra a la muerte, diciendo: «Lázaro, sal
fuera».

Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba
Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana
Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó
los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.
Las hermanas mandaron a Jesús este mensaje: «Señor, tu amigo
está enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará
en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que
el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús quería mucho a

118
DOMINGO
marzo 26
Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró que este se
encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde
estaba. Después dijo a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea».
Los discípulos le replicaron: «Maestro, hace poco intentaban ape-
drearte los judíos, ¿y vas a volver allí?». Jesús contestó: «¿No tiene
el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve
la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque
le falta la luz». Dicho esto añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está
dormido; voy a despertarlo».
Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se sal-
vará». Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que
hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente:
«Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de que no hayamos
estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa». Entonces
Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos
también nosotros y muramos con Él». Cuando Jesús llegó, Lá-
zaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de
Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver
a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuan-
do Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro,
mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor,
si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún
ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé
que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya
muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz
baja: «El Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y
salió adonde estaba Él; porque Jesús no había entrado todavía en

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26 DOMINGO
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

el pueblo, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado.


Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que
María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba
al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús,
al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado
aquí, no habría muerto mi hermano». Jesús, viéndola llorar a ella
y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió
profundamente y se estremeció. Después preguntó: «¿Dónde lo
han enterrado?». Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Y Jesús
lloró. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!». Pero algunos
dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía
haber impedido que muriera este?».
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva
tapada con una piedra. Dijo Jesús: «Quiten la piedra». Marta, la
hermana del muerto, le dijo: «Señor, ya huele mal, porque lleva
cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees verás la
gloria de Dios?». Entonces quitaron la piedra. Jesús, levantando
los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has
escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por
la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El
muerto salió, con los pies y las manos atados con vendas, y la
cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo
ir». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo
que había hecho Jesús, creyeron en Él.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.
Forma breve:
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1 1, 3-7.17.20-27.33b-45
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron a Jesús
este mensaje: «Señor, tu amigo está enfermo». Jesús, al oírlo,

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DOMINGO
marzo 26
dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá
para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado
por ella». Aunque Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro,
cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos
días en donde estaba. Después dijo a sus discípulos: «Vamos otra
vez a Judea». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días
enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a
su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta
a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi
hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios
te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta
respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no
morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor:
yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que
venir al mundo».
Jesús se conmovió profundamente y se estremeció. Después
preguntó: «¿Dónde lo han enterrado?». Le contestaron: «Señor,
ven a verlo». Y Jesús lloró. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo
quería!». Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos
a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera este?». Jesús,
sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva tapada con
una piedra. Dijo Jesús: «Quiten la piedra». Marta, la hermana
del muerto, le dijo: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro
días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria
de Dios?».
Entonces quitaron la piedra. Jesús, levantando los ojos a lo
alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo
sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que
me rodea, para que crean que tú me has enviado». Y dicho esto,
gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El muerto salió, con

121
26 DOMINGO
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un


sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo ir». Y muchos judíos
que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho
Jesús, creyeron en Él.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice el credo.

Oración universal
Al único Señor del que viene la misericordia y la vida, la
redención copiosa, oremos diciendo:
R. Padre, escúchanos.
1. Para que Cristo, que dio su Espíritu a la Iglesia, haga de cada
uno de los cristianos testigo de su presencia salvadora en
nuestra historia. Oremos al Señor.R.
2. Para que el Papa, nuestro obispo y todos los sacerdotes y mi-
sioneros transmitan la certeza de que Jesús es la resurrección
y la vida. Oremos al Señor.R.
3. Para que los gobiernos que están dominados por la co-
rrupción, la deslealtad, el fraude y la injusticia abandonen
los intereses partidistas y no traicionen la confianza que los
ciudadanos depositaron en ellos. Oremos al Señor.R.
4. Para que los enfermos y vulnerables, miembros más débiles de
nuestra sociedad, descubran en sus vidas la presencia de Jesús,
médico de las almas y de los cuerpos. Oremos al Señor.R.
5. Para que Dios sea el consuelo de los que lloran la muerte de
sus seres queridos, les dé la paz y los haga esperar con fe en la
resurrección definitiva. Oremos al Señor.R.
6. Para que Dios nos ayude a recuperar el valor y sentido de
la trascendencia y la fe en la resurrección, y se traduzca en
alegría y gozo. Oremos al Señor.R.

122
DOMINGO
marzo 26
Dios de la vida y de la historia, mira con piedad las oraciones
de tu pueblo, y haz que los que esperamos en ti, nunca nos
veamos defraudados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Oración sobre las ofrendas
Escúchanos, Dios todopoderoso, y, por la acción de este sa-
crificio, purifica a tus siervos, a quienes has iluminado con las
enseñanzas de la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio: Lázaro
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, ver-
dadero hombre, lloró a su amigo Lázaro, y, Dios eterno, lo hizo
salir del sepulcro. Él mismo, compadecido del género humano,
nos conduce a la vida nueva por medio de los santos sacramen-
tos. Por Él, los coros de los ángeles adoran tu gloria eternamente,
gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces can-
tando con ellos tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Jn 11, 26
El que está vivo y cree en mí no morirá para siempre, dice
el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos cuentes siempre
entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos
recibido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración sobre el pueblo
Señor, bendice a tu pueblo que espera siempre el don de tu
misericordia, y concédele, inspirado por ti, recibir lo que desea
de tu generosidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

123
Lunes
marzo 27 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La liturgia de hoy evidencia la fragilidad del juzgar humano. En la
primera lectura se relata el juicio injusto de una mujer inocente. En el
evangelio, es una mujer culpable la que es juzgada con unas leyes que
buscan la muerte del pecador, a manos de los pecadores. Dios, en el
primer caso, inspira a un valiente joven a juzgar con la sabiduría divina;
mientras que, en el segundo caso, Jesús en persona salva a la mujer,
invita a los acusadores a reconocer su propio pecado y, finalmente,
exhorta a la mujer a no volver a pecar.
Amado Dios, haznos lentos para juzgar y prontos a practicar
la misericordia.
Antífona de entrada Sal 55, 2
Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me
acosan todo el día.
Oración colecta
Oh, Dios, por tu gracia inefable nos sentimos enriquecidos
con toda bendición; haz que pasemos de la corrupción del hom-
bre viejo a la novedad de vida, de modo que nos preparemos
para la gloria del Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 13, 1-9.15-17.19-30.33-62
En aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado
Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y
temerosa de Dios. Sus padres eran justos y habían educado a
su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un
jardín contiguo a su casa; como era el más respetado de todos,
los judíos solían reunirse allí. Aquel año fueron designados
jueces dos ancianos del pueblo, de aquellos de quienes dijo el
Señor: «En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces,
que se tenían por guías del pueblo». Solían ir a casa de Joaquín,

124
LUNES
marzo 27
y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos. A mediodía,
cuando la gente se iba, Susana salía a pasear por el jardín de su
marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear
en el jardín, y llegaron a desearla apasionadamente. Su mente
se pervirtió y se olvidaron de Dios y de sus justos juicios. Un
día, mientras acechaban ellos el momento oportuno, salió ella
como de ordinario, solamente acompañada con dos criadas, y
tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor.
Y no había nadie allí, fuera de los dos ancianos escondidos y
acechándola. Susana dijo a las criadas: «Tráiganme el aceite y los
perfumes y cierren la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos,
corrieron hacia ella y le dijeron: «Las puertas del jardín están
cerradas, nadie nos ve, y nosotros estamos enamorados de ti;
consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio
contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso
habías despachado a las criadas». Susana se echó a llorar y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, seré condenada a muerte; si no lo
hago, no escaparé de sus manos. Pero prefiero no hacerlo y caer
en sus manos antes que pecar contra Dios». Susana se puso a
gritar, y los ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar.
Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo
por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Y cuando los an-
cianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados,
porque Susana nunca había dado que hablar. Al día siguiente,
cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron tam-
bién los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir
a Susana. En presencia del pueblo ordenaron: «Vayan a buscar
a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín». Fueron a buscarla
y vino ella con sus padres, hijos y todos sus parientes. Toda su
familia y cuantos la veían lloraban. Entonces los dos ancianos

125
27 LUNES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos


sobre la cabeza de Susana. Ella, llorando, levantó la vista al cielo,
porque su corazón confiaba en el Señor. Los ancianos declara-
ron: «Mientras paseábamos nosotros solos por el parque, salió
esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las
criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se
acostó con ella. Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al
ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados,
pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que
nosotros y, abriendo la puerta, salió corriendo. En cambio, a esta
la agarramos y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso
decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea les
creyó y condenó a muerte a Susana. Ella dijo gritando: «Dios
eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que
suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y
ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad
ha inventado contra mí». El Señor la escuchó. Mientras la lle-
vaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a
un muchacho llamado Daniel, que se puso a gritar: «¡No soy
responsable de la sangre de esta mujer!». Toda la gente se volvió
hacia él, y le preguntaron: «Qué pasa, ¿qué estás diciendo?». Él,
de pie en medio de ellos, les contestó: «Pero, ¿tan torpes son,
israelitas, como para condenar a una hija de Israel, sin hacer
interrogatorios y sin investigar la verdad? Vuelvan al tribunal,
porque estos han dado falso testimonio contra ella». La gente
volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: «Ven, siéntate con
nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado ancia-
no». Daniel les dijo: «Sepárenlos lejos uno del otro, que los voy a
interrogar yo». Los apartaron, él llamó a uno y le dijo: «¡Viejo en
años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando
dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo

126
LUNES
marzo 27
culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente
ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué
árbol los viste abrazados». Él respondió: «Debajo de una acacia».
Respondió Daniel: «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de
Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: «¡Hijo de Canaán, y
no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón.
Lo mismo hacían con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se
acostaban con ustedes; pero una mujer judía no ha tolerado la
maldad de ustedes. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste
abrazados?». Él contestó: «Debajo de una encina». Replicó Da-
niel: «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda
con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con uste-
des». Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo
a Dios, que salva a los que esperan en Él. Se alzaron contra los
dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso
testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les
aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y
los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Forma breve: Daniel 13, 41-62

Salmo responsorial Sal 22, 1-6


R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace re-
costar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque
camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges
la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.R.

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27 LUNES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de


mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.R.

Aclamación antes del Evangelio Ez 33, 11


No quiero la muerte del malvado —dice el Señor—, sino que
cambie de conducta y viva.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al
amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo
acudía a Él, entonces se sentó y les enseñaba. Los escribas y
los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y,
colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda
apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». Le preguntaban esto
para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose,
escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle,
se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la
primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno a uno, empezando por los
más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que permanecía allí
frente a Él. Incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están
tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó:
«Ninguno, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y
en adelante no peques más».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que, al disponernos a celebrar los santos
misterios, te presentemos, como fruto de la penitencia corporal,
una gozosa pureza de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

128
LUNES
marzo 27
Antífona de comunión Jn 8, 10-11
Mujer, ¿ninguno te ha condenado? Ninguno, Señor. Tampoco
yo te condeno. En adelante no peques más.
Oración después de la comunión
Fortalecidos con la gracia de tus sacramentos, te pedimos,
Señor, ser purificados siempre por ellos de nuestros pecados, y
avanzar presurosos hacia ti en el seguimiento de Cristo. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración sobre el pueblo
Libra, Señor, de tus pecados al pueblo que te suplica, para
que, llevando una vida santa, no se vea afligido por adversidad
alguna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Jesús ha mirado a los ojos a aquella


mujer adúltera y ha leído su corazón: allí ha
reconocido su deseo de ser comprendida,
perdonada y liberada. La miseria del pecado
ha sido revestida por la misericordia del
amor. Por parte de Jesús, no hay ningún
juicio que no esté marcado por la piedad
y la compasión hacia la condición de la
pecadora. Una vez que hemos sido revestidos
de misericordia, aunque permanezca la
condición de debilidad por el pecado, esta
debilidad es superada por el amor que
permite mirar más allá y vivir de otra manera.
Carta apostólica Misericordia et misera

129
Martes
marzo 28 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
El pueblo de Israel está en pleno desierto. Ya experimentan las
incomodidades propias del lugar y empiezan a murmurar contra Dios.
Pronto se olvidaron de la mano poderosa que los liberó de la esclavitud
en Egipto. Solo al mirar la imagen de la serpiente levantada en lo alto,
serán sanados del castigo impuesto por Dios.
En el evangelio, Jesús intenta explicar a los judíos quien es Él y de dónde
viene, pero ellos no comprendían nada. Su incomprensión e incapacidad
para creer les ciega, y serán ellos quienes lo lleven a la cruz. Pero Jesús
profetiza que será Él quien les sanará de su pecado cuando sea levantado
en lo alto, recurriendo a la imagen de la primera lectura.
Amado Señor, aumenta nuestra fe, y que podamos vivir en gratitud
las dificultades que se nos presentan cada día.

Antífona de entrada Sal 26, 14


Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
Oración colecta
Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento de tu vo-
luntad, para que, en nuestros días, crezca en santidad y en número
el pueblo dedicado a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de los Números 21, 4-9
En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los
hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El
pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y con-
tra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el
desierto? No tenemos ni pan ni agua, y ya estamos hartos de este
pan sin consistencia». El Señor envió contra el pueblo serpien-
tes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado

130
MARTES
marzo 28
hablando contra el Señor y contra ti; intercede ante el Señor para
que aleje de nosotros esas serpientes». Moisés intercedió ante el
Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente
venenosa y colócala en un mástil: y todo el que haya sido mor-
dido, al mirarla, quedará sano». Moisés hizo una serpiente de
bronce y la puso en un mástil. Cuando alguno era mordido por
una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 101, 2-3.16-21
R. Señor, escucha mi oración.
Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti; no me
escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida.R.
Las naciones temerán tu nombre; los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion y aparezca en su gloria, y se vuel-
va a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones.R.
Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será
creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso
santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los
gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte.R.

Aclamación antes del Evangelio


La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo; quien lo
encuentra vive para siempre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Yo me voy y ustedes
me buscarán, y morirán en pecado. Donde yo voy, ustedes no
pueden ir». Y los judíos comentaban: «¿Será que va a suicidarse, y
por eso dice: “Donde yo voy, ustedes no pueden ir”?». Jesús con-

131
28 MARTES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

tinuó: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de allá arriba: ustedes


son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho
que ustedes morirán en sus pecados: pues, si no creen que Yo Soy,
morirán en sus pecados». Ellos le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús
les contestó: «Esto es precisamente lo que les estoy diciendo. De
ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar; pero aquel
que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he apren-
dido de Él». Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y
entonces dijo Jesús: «Cuando ustedes hayan levantado en alto al
Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy, y que no hago nada
por mí mismo, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El
que me envió está conmigo y no me ha dejado solo; porque yo
hago siempre lo que le agrada». Cuando les exponía esto, muchos
creyeron en Él.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de reconciliación, para que,
compasivo, perdones nuestros delitos y guíes tú mismo nuestros
corazones vacilantes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 12, 32
Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia
mí, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Concédenos, Dios todopoderoso, que, participando asidua-
mente en tus sacramentos, merezcamos alcanzar los dones del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, que prefieres compadecerte de quienes confían en
ti antes que enojarte, concede a tus fieles llorar justamente los
pecados cometidos y merecer así la gracia de tu consuelo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

132
marzo
Miércoles 29 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La primera lectura narra el maravilloso testimonio de tres jóvenes
que estaban dispuestos a morir antes que renunciar a la fe en el único
y verdadero Dios. La confianza que tenían depositada en Dios era tal
que hasta sus verdugos se convirtieron. La fe los liberó de la muerte.
En el evangelio, Jesús habla de la verdadera libertad que puede
alcanzar el hombre, que sin saberlo es esclavo del pecado. Para ello,
invita a los que habían creído en Él a permanecer en la Palabra que ya
les había anunciado.
Que el testimonio de estos valientes jóvenes y la invitación de Jesús
a permanecer en Él nos ayuden a ser fieles a la fe que profesamos.

Antífona de entrada Sal 17, 49


Señor, me librarás de mis enemigos, me levantarás sobre los
que resisten y me salvarás del hombre cruel.
Oración colecta
Ilumina, Dios misericordioso, el corazón de tus hijos, san-
tificado por la penitencia, y, al infundirles el piadoso deseo de
servirte, escucha compasivo a los que te suplican. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 3, 14-20.91-92.95
En aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo: «¿Es cierto,
Sidrac, Misac y Abdénago, que ustedes no respetan a mis dioses
ni adoran la estatua de oro que he mandado levantar? Miren:
si al oír tocar la trompeta, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa,
la vihuela y todos los demás instrumentos, están dispuestos a
postrarse adorando la estatua que yo hice, háganlo; pero si no la
adoran, serán arrojados inmediatamente, al horno encendido, y

133
29 MIÉRCOLES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

¿qué dios los librará de mis manos?». Sidrac, Misac y Abdénago


dijeron al rey Nabucodonosor: «Majestad, a eso no tenemos por
qué responder. El Dios a quien veneramos puede librarnos del
horno encendido y nos librará de tus manos. Y aunque no lo
haga, conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adora-
mos la estatua de oro que has erigido».
Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y
con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno
siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados
más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen
en el horno encendido. El rey los oyó cantar himnos; extrañado,
se levantó y, al verlos vivos, preguntó estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».
Le respondieron: «Así es, majestad». Preguntó: «Entonces, ¿cómo
es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el horno sin
sufrir nada? Y el cuarto parece un ser divino». Nabucodonosor
entonces dijo: «Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago,
que envió un ángel a salvar a sus siervos que, confiando en Él,
desobedecieron el decreto real y prefirieron arriesgar sus vidas
antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Dn 3, 52-56
R. A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria.R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino.R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los
abismos.R.
Bendito eres en la bóveda del cielo.R.

134
MIÉRCOLES
marzo 29
Aclamación antes del Evangelio Lc 8, 15
Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la
Palabra de Dios y dan fruto perseverando.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído
en Él: «Si se mantienen en mi Palabra, serán de verdad discí-
pulos míos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres».
Le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abrahán
y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Serán
libres”?». Jesús les contestó: «Les aseguro que todo el que peca
es esclavo del pecado. El esclavo no se queda en la casa para
siempre; el hijo, en cambio, se queda para siempre. Y si el Hijo
los hace libres, serán realmente libres. Ya sé que ustedes son
descendencia de Abrahán; sin embargo, tratan de matarme,
porque mi Palabra no ha penetrado en ustedes. Yo hablo de lo
que he visto junto a mi Padre, pero ustedes hacen lo que han
oído a su padre».
Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán». Jesús les dijo:
«Si ustedes fueran hijos de Abrahán, harían lo que hizo Abra-
hán. Sin embargo, tratan de matarme a mí, que les he dicho
la verdad que oí de Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Ustedes
obran como su padre». Le replicaron: «Nosotros no hemos
nacido de la prostitución; tenemos un solo padre: Dios». Jesús
les contestó: «Si Dios fuera su padre, me amarían a mí, porque
yo he salido y vengo de Dios. Pues no he venido por mi cuenta,
sino que Él me envió».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

135
29 MIÉRCOLES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

Oración sobre las ofrendas


Señor, te consagramos las ofrendas que nos has concedido
presentar en honor de tu nombre, para que se conviertan en
remedio de nuestra debilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Col, 1, 13-14
Dios nos ha trasladado al Reino del Hijo de su amor, por cuya
sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Oración después de la comunión
Señor, el sacramento que acabamos de recibir sea medicina
del cielo, para que elimine las culpas de nuestros corazones y nos
asegure tu constante protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Atiende, Dios todopoderoso, las súplicas de tu pueblo, y con-
cede, compasivo, tu inagotable misericordia a quienes esperan
confiadamente en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La libertad hace libres en la medida en


que transforma la vida de una persona y la
orienta hacia el bien. Para ser realmente libres
necesitamos no solo conocernos a nosotros
mismos, a nivel psicológico, sino sobre todo
hacer verdad en nosotros mismos, a un nivel
más profundo. Y ahí, en el corazón, abrirnos a la
gracia de Cristo. La verdad nos debe inquietar.
Papa Francisco

136
marzo
Jueves 30 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La alianza que hace Dios con Abrahán es la alianza hecha con todo
un pueblo. A través de él, Dios bendecirá todas las generaciones.
Abrahán solo tiene que permanecer fiel a ella.
Yo Soy es el nombre con que Dios se reveló en el Antiguo Testamento.
Por tanto, Yo Soy es el verdadero nombre de Dios. Al decir Jesús «Yo
Soy», se está proclamando Dios. ¿Cómo es que un simple hombre se
cree Dios? Por eso, los judíos tomaron piedras para matarlo.
Amado Dios, concédenos la fe de Abrahán
y el privilegio de ser fieles a tu alianza.

Antífona de entrada Hb 9, 15
Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido
una muerte, y así los llamados pueden recibir la promesa de la
herencia eterna.
Oración colecta
Escucha nuestras súplicas, Señor, y protege con amor a los
que han puesto su esperanza en tu misericordia, para que, lim-
pios de la mancha de los pecados, perseveren en una vida santa y
lleguen de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 17, 3-9
En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le dijo:
«Mira, esta es mi alianza contigo: Serás padre de muchedumbre
de pueblos. No te llamarás más Abrán, sino que tu nombre será
Abrahán, porque te he constituido padre de muchedumbre de
pueblos. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti surgirán
naciones, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y

137
30 JUEVES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

con tu descendencia de generación en generación, como alianza


eterna. Y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. La tierra
en la que andas como peregrino, la tierra de Canaán, te la daré
en posesión perpetua, y seré el Dios de los tuyos». Dios añadió a
Abrahán: «Tú guarda mi alianza, que hago contigo y tus descen-
dientes de generación en generación».
Palabra de Dios.
R . Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 104, 4-9


R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro.
Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias
de su boca.R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El
Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra.R.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil
generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento
hecho a Isaac.R.

Aclamación antes del Evangelio Sal 94, 8ab


No endurezcan hoy sus corazones; escuchen la voz del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Les aseguro: quien
guarda mi Palabra no sabrá lo que es morir para siempre». Los
judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado;
Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde
mi Palabra no conocerá lo que es morir para siempre”? ¿Eres
tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los
profetas murieron, ¿por quién te tienes?». Jesús contestó: «Si yo

138
JUEVES
marzo 30
me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me
glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro Dios”, y,
sin embargo, no lo conocen. Yo sí lo conozco, y si dijera: “No lo
conozco” sería, como ustedes, un mentiroso; pero yo lo conozco
y guardo su Palabra. Abrahán, el padre de ustedes, se regocijó
pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le
dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abra-
hán?». Jesús les dijo: «Les aseguro, antes que Abrahán existiera,
Yo Soy». Entonces, tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se
escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.
R . Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las ofrendas


Complacido, Señor, con las ofrendas presentes, haz que favo-
rezcan nuestra conversión y la salvación de todo el mundo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Rm 8, 32
Dios no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros: con Él nos lo ha dado todo.
Oración después de la comunión
Saciados con los dones de la salvación, invocamos, Señor, tu
misericordia, para que este sacramento, con el que nos alimentas
en nuestra vida temporal, nos haga partícipes de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Sé propicio, Señor, a tu pueblo para que, rechazando día tras
día lo que te desagrada, encuentre su alegría en el cumplimiento
fiel de tus mandatos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

139
Viernes
marzo 31 de marzo
V SEMANA DE CUARESMA (abstinencia)
1.ª semana del Salterio - Morado

Monición general
La vida del profeta Jeremías está en peligro inminente, pero él
ha puesto su causa en manos de Dios, y está seguro de que Él no lo
defraudará.
También la vida de Jesús es amenazada por los judíos que quieren
matarlo acusándolo de blasfemo. Él, que pasó haciendo el bien,
pregunta: ¿Por cuál obra buena me quieren apedrear? La terquedad de
sus corazones les hace permanecer en su pecado, pero Jesús se escapa,
porque la vida del justo está en las manos de Dios.
Amado Jesús, tú que conoces los peligros que amenazan
nuestras vidas, socórrenos, sálvanos por tu justicia.

Antífona de entrada Sal 30, 10.16.18


Piedad, Señor, que estoy en peligro, líbrame de mis enemigos
que me persiguen; Señor, no quede yo defraudado tras haber
acudido a ti.
Oración colecta
Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu bondad nos
libre de las ataduras del pecado, que hemos cometido a causa de
nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13
Dijo Jeremías: «Yo oía la murmuración de la gente: "Hay terror
por todas partes; denunciemos a Jeremías". Hasta mis amigos
esperan que yo dé un paso en falso: "A ver si se deja engañar, y
entonces lo venceremos, nos vengaremos de él". Pero el Señor
está conmigo, como un guerrero poderoso; mis enemigos caerán
y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso, sufrirán
una humillación eterna que no se olvidará. Y tú, Señor todopo-
deroso, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón,

140
VIERNES
marzo 31
hazme ver cómo castigas a esa gente, porque a ti he confiado
mi causa. Canten al Señor, alaben al Señor, que libró la vida del
pobre de manos de los malvados».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 17, 2-7
R . En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar,
mi libertador.R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salva-
dora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre
de mis enemigos.R.
Me cercaban olas mortales, torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo, me alcanzaban los lazos de
la muerte.R.
En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo,
Él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos.R.

Aclamación antes del Evangelio Jn 6, 63b.68b


Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de
vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 31-42

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, los judíos de nuevo agarraron piedras para
apedrear a Jesús. Él les dijo: «Muchas obras buenas, por encargo
de mi Padre, les he mostrado. ¿Por cuál de ellas me quieren
apedrear?». Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por
ninguna obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito
en la ley de ustedes: “Yo les digo: ustedes son dioses”? Si la Escri-
tura llama dioses a aquellos a quienes vino la Palabra de Dios (y

141
31 VIERNES
marzo
V de Cuaresma
1. semana del Salterio
a

no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió


al mundo, ¿dicen ustedes que blasfema por haber dicho que es
Hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean;
pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras,
para que comprendan y sepan que el Padre está en mí, y yo en el
Padre». Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escapó de las
manos. Jesús se fue de nuevo a la otra orilla del Jordán, al lugar
donde anteriormente había estado bautizando Juan, y se quedó
allí. Muchos acudieron a Él y decían: «Juan no hizo ningún signo;
pero todo lo que Juan dijo acerca de este hombre era verdad». Y
muchos allí creyeron en Él.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Dios misericordioso, servir siempre a tu altar
con dignidad y alcanzar la salvación por la participación cons-
tante en él. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1 P 2, 24
Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para
que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia; con sus
heridas somos curados.
Oración después de la comunión
Que nos acompañe, Señor, la continua protección del sa-
cramento recibido y aleje siempre de nosotros todo mal. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Dios todopoderoso, concede a tus siervos, deseosos de la
gracia de tu protección, que, libres de todo mal, te sirvan con
ánimo sereno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

142
CURSO BÍBLICO
NUEVO TESTAMENTO

LECCIÓN 3: El Evangelio de san Marcos

Durante la mayor parte de la historia del cristianismo, se pensó


que Marcos era un resumen del Evangelio de Mateo y por eso se le
dio una importancia secundaria. Eso cambió radicalmente desde el
siglo xix porque se determinó que, en realidad, había sido el primero
en ser escrito y que influyó en la redacción de los otros Evangelios,
directamente en Mateo y Lucas e indirectamente en Juan, pues parece
que también lo conocía.
El autor y sus destinatarios
Marcos, de hecho, fue quien creó el género Evangelio, pero no
compuso desde cero. Todo indica que recogió distintas tradiciones que
circulaban sobre Jesús (algunas quizás escritas). Las organizó e hilvanó
con ellas un relato coherente donde prima, sobre todo, la actuación de
Jesús. Salvo las parábolas (Mc 4, 1-34) y el discurso escatológico (Mc
13, 1-37), el relato, a diferencia de Mateo o Juan —que los reúnen en
grandes discursos—, se centra en la actuación del Maestro.
¿Quién fue entonces ese autor tan genial? ¿Podemos determinar
su identidad? El testimonio más antiguo con que contamos es el de
Papías, un obispo de inicios del siglo ii: «Marcos, que había sido
intérprete de Pedro, escribió con cuidado, aunque no con orden,
cuanto recordaba de lo que el Señor había hecho o dicho». Es cierto
que en una de las cartas atribuidas a Pedro se menciona a un Marcos
—«Los saluda también Marcos, mi hijo» (1 P 5, 13)—, pero resulta
extraño que este apóstol no sea muy bien retratado en este texto
bíblico. Además, en los Hechos, también se habla de Juan Marcos,
acompañante de Pablo y Bernabé y, después, motivo de discordia
y separación entre ambos. En las cartas de la tradición paulina, se

143
LECCIÓN 3: El Evangelio de san Marcos

menciona, igualmente, a un colaborador de Pablo llamado Marcos


(Flm 24; Col 4, 10; 2 Tm 4, 11). ¿Uno de ellos es el autor del Evan-
gelio? ¿Cuál? No existe certeza, pero lo que sí parece firme es que,
efectivamente, este Evangelio fue escrito por un tal Marcos.
Los destinatarios, una comunidad hostilizada
La tradición también sostiene que el Evangelio de Marcos fue
redactado en Roma. Así lo reflejaría el hecho de que el autor traduzca
las frases arameas que cita (thalitá kum, efethá, abba, etc.) y utilice
varios términos latinos (dracma, denario, legión, etc.). Además, en al-
gunas ocasiones, explica las costumbres judías. No obstante, esto solo
nos permite concluir que los destinatarios no eran de habla aramea
ni solo judeocristianos. Y eso podía ser cualquier punto del Imperio
fuera de Palestina. Por otra parte, distintos estudiosos sostienen que
Marcos estaba familiarizado con la ecología de Palestina, hace men-
ciones precisas a los lugares geográficos, conoce las costumbres judías
que solo se habían difundido en las zonas aledañas y se refiere con
frecuencia a Galilea. Eso lleva a pensar que pudo haber escrito su
Evangelio en una región cercana a Palestina, quizás Siria.
Por otra parte, si bien Roma u otro lugar de composición cercano
a Palestina parecen excluyentes, podrían no serlo. Algunos aspectos
redaccionales del Evangelio sugieren que tuvo distintas ediciones y
bien pudieron haberse realizado en lugares diferentes. Se observa, por
ejemplo, que Lucas ha omitido casi dos capítulos de Marcos (Mc 6,
30—8, 8), pero también hay otros pasajes breves que tampoco los
recoge Mateo (Mc 2, 27; 4, 26-29; 10, 21-23.38-40a; 12, 32-34; 14,
51-52). ¿Conocieron versiones de Marcos distintas y previas a la que
tenemos hoy en día? Es lo más probable. Por eso, el biblista Santiago
Guijarro propone, al menos, tres ediciones de Marcos en las que se
habría añadido contenido y se habrían realizado algunas modificacio-
nes. Además, el final abrupto de Marcos («Las mujeres no dijeron nada
a nadie» [Mc 16, 8]) llevó a que en el siglo ii se añadiera un epílogo
más aceptable (Mc 16, 9-20). Por tanto, es razonable pensar que

144
LECCIÓN 3: El Evangelio de san Marcos

una primera edición pudo haberse realizado en las zonas cercanas a


Palestina y otras posteriores en la Iglesia de Roma, bajo el patrocinio
de Pedro. Esto habría acelerado la difusión del Evangelio en el resto
de Iglesias. La edición romana introdujo, quizás, los latinismos y las
explicaciones a algunas costumbres judías, entre otras modificaciones.
Ahora bien, tanto las comunidades de Siria y Palestina como las
de Roma estaban atravesando tiempos de aguda hostilidad. Esto se
entiende porque la fecha de composición de Marcos más aceptada es
hacia el año 70 d. C., muy próxima a la guerra judía y la destrucción
del templo (Mc 13, 1-4). En Roma, por su parte, aún quedaban
secuelas de la persecución contra los cristianos desatada por el em-
perador Nerón (68-69 d. C.).
Estructura del Evangelio
Existen diversas propuestas de estructura para Marcos. El inicio
programático del Evangelio («Comienzo del Evangelio de Jesús, Me-
sías, Hijo de Dios» [Mc 1, 1]) sugiere la división del Evangelio en dos
grandes partes: la primera, dedicada a develar la identidad de Jesús
como Mesías (Mc 1, 1—8, 30), y la segunda, como Hijo de Dios (Mc
8, 31—16, 8). Empero, si nos atenemos a la cuestión geográfica, la
actividad de Jesús luego del prólogo (Mc 1, 1-13) tiene tres grandes
momentos: en Galilea (Mc 1, 14—9, 50), de camino a Jerusalén (Mc
10, 1—52) y en Jerusalén (Mc 11, 1—16, 8). En cambio, desde el
punto de vista literario, de acuerdo con Guijarro, el Evangelio se sub-
divide en seis secciones o cuadros narrativos. Desarrollaremos aquí
esta propuesta, aunque no excluye las otras dos. Por ejemplo, los
tres primeros cuadros corresponden a la develación de Jesús como
Mesías, y los restantes, a Jesús como Hijo de Dios.
• Presentación de Jesús (Mc 1, 1-15). Si bien Marcos no narra los
orígenes de Jesús como Mateo y Lucas, sí ofrece una presentación
de Jesús, que estilísticamente es distinta del resto del Evangelio.
Aquí intervienen personajes sobrehumanos (el Espíritu, Satanás,

145
LECCIÓN 3: El Evangelio de san Marcos

los ángeles) y Jesús es aún solo el receptor de las acciones que están
orientadas a develar su identidad. Dan testimonio de Él el profeta
Isaías, Juan Bautista y la voz del cielo.
• Primera sección: La irrupción del Reino de Dios (Mc 1, 14—3, 6). El
sumario de Mc 1, 14-15 constituye a la vez el final de la pre-
sentación de Jesús y la apertura de su actividad pública. Desde
entonces, Jesús pasa a ser el verdadero protagonista del relato,
y van apareciendo distintos personajes: los discípulos, la gente
y sus adversarios. Pero el énfasis del evangelista aquí es mostrar
cómo va irrumpiendo el Reino de Dios y las reacciones que pro-
voca en esos tres grupos de personas. El escenario principal de la
acción es Cafarnaún.
• Segunda sección: El misterio del Reino de Dios (Mc 3, 7—6, 6a).
Jesús moviliza el escenario de su actividad hacia el lago de
Genesaret. Ahora se perfila con mayor claridad la postura de
los tres grupos que participan en las escenas. Sus discípulos
comparten sus éxitos y las críticas a su misión, y la gente recibe
con entusiasmo sus enseñanzas y curaciones. En cambio, los
fariseos, los escribas y herodianos (los adversarios) se cierran a
la revelación.
• Tercera sección: El banquete del Reino de Dios (Mc 6, 6b—8, 30).
En esta parte, lo más característico es la constante referencia al
tema del pan, la comida (comer, migajas, hartarse, banquete,
etc.). Aparece como un misterio que los discípulos están invi-
tados a descifrar. Los adversarios de Jesús pasan a un segundo
plano, mientras sus seguidores van adquiriendo un papel más
protagónico: son enviados como misioneros, intervienen como
mediadores entre Jesús y la gente, y pasan más tiempo con el
Maestro. A la vez, se nos muestra su gran dificultad para entender
la misión de Jesús.

146
LECCIÓN 3: El Evangelio de san Marcos

• Cuarta sección: El camino del Hijo del hombre (Mc 8, 31—10, 52).
Si bien este cuadro transcurre en sentido geográfico —la partida
de Jesús a Jerusalén—, Marcos le da un sentido teológico: los
discípulos de Jesús, más que aprendices, son sus seguidores.
Asimismo, nos aclara qué tipo de Mesías es Jesús. Su destino,
contrario a las imágenes de poder y triunfalismo, será una
muerte trágica. Por eso, esta sección se enmarca en torno a tres
anuncios de la pasión (Mc 8, 31-33; 9, 30-32; 10, 32-34). Los
discípulos cierran sus ojos a esta realidad, no quieren verla, pre-
fieren seguir abrigando sus ambiciones de poder y triunfalismo.
Por eso, la sección concluye con un ejemplo paradigmático: el
ciego Bartimeo, parado al borde de la vía, reconoce a Jesús y
clama que le abra la vista para «seguirlo por el camino» (Mc 10,
48-52), y se convierte en su discípulo.
• Quinta sección: Actuación de Jesús en Jerusalén (Mc 11, 1—13, 37).
Aquí la actividad de Jesús se traslada a Jerusalén, pero el eje
articulador es el templo: allí predica, expulsa a los vendedores
y cambistas y anuncia su destrucción. Por otra parte, mientras
en los capítulos precedentes Jesús se suele denominar Hijo del
hombre, en Jerusalén el nombre que más resuena es hijo de
David. De esta forma, asistimos a una creciente tensión con las
autoridades judías que termina con la decisión de darle muerte.
• Sexta sección: La pasión del Hijo de Dios (Mc 14, 1—16, 8). Este cua-
dro narrativo relata los acontecimientos que llevaron a la muerte
de Jesús. A nivel literario, el relato está mucho más cohesionado
que los capítulos precedentes. Al parecer, Marcos utilizó una
versión tradicional de la pasión. El desenlace de los hechos tiene
como fin develar la verdadera identidad de Jesús como Mesías
sufriente e «Hijo de Dios» (Mc 15, 39). La constatación ocurre
con su resurrección, aunque el brusco final de Mc 16, 8 llevó a
que se le añada una conclusión menos abrupta (Mc 16, 9-20).

147
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

RITOS INICIALES
Canto de entrada
Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras
se entona el canto de entrada.
Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación
profunda, venera el altar con un beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el
altar. Después se dirige con los ministros a la sede.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde: Amén.
◊ TIEMPO DE CUARESMA
La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión,
estén con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.

Acto penitencial
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los
fieles, diciendo:
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos
pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
O bien, pero solo en los domingos y durante la Octava de Pascua:
En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado
y sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de la
misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a la vida
nueva.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la


fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que
he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Y el pueblo responde: Amén.

◊ TIEMPO DE CUARESMA I

Tú, que nos has hecho renacer por el agua y el Espíritu: Señor, ten
piedad. R. Señor, ten piedad.
Tú, que enviaste al Espíritu Santo para crear en nosotros un corazón
nuevo: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.
Tú, que eres el autor de la salvación eterna: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
◊ TIEMPO DE CUARESMA II

Tú, que borras nuestras culpas: Señor, ten piedad.


R. Señor, ten piedad.
Tú, que creas en nosotros un corazón puro: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Tú, que nos devuelves la alegría de la salvación: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

◊ TIEMPO DE CUARESMA III

Tú, que has puesto la salvación del género humano en el árbol de la


cruz: Señor, ten piedad.R. Señor, ten piedad.
Tú, que padeciste por nosotros para que sigamos tus huellas: Cristo,
ten piedad.R. Cristo, ten piedad.
Tú, que, cargado con nuestros pecados, subiste al leño para que
nosotros, muertos al pecado, vivamos en la justicia: Señor, ten
piedad.R. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde: Amén.
A continuación, cuando está prescrito, se canta o se dice el himno:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha
del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo tú eres Santo, solo tú
Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Acabado el himno, el sacerdote dice: Oremos.
Todos, con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Al final de la oración colecta, el pueblo aclama: Amén.
La colecta termina siempre con la conclusión larga:
—Si la oración se dirige al Padre:

150
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la


unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Padre, pero al final de ella menciona al Hijo:
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
—Si la oración se dirige al Hijo:
Tú, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y
eres Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Los domingos se lee un fragmento del Antiguo Testamento. En tiempo
pascual, es de los Hechos de los Apóstoles. El lector se dirige al ambón y lee
la primera lectura, que todos escuchan sentados.
Al final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial
El salmista, o el cantor, canta o recita el salmo, y el pueblo pronuncia la
respuesta.

Segunda lectura
Después, si hay segunda lectura, el lector la lee desde el ambón, como la
primera.
Para indicar el final de la lectura, el lector dice: Palabra de Dios.
Todos responden: Te alabamos, Señor.

Aclamación que precede a la lectura del Evangelio


Sigue el Aleluya o, en tiempo de Cuaresma, un canto indicado antes del
Evangelio.

151
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Evangelio
Si el diácono va a proclamar el Evangelio, profundamente inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote, en voz baja, dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo †, y
del Espíritu Santo.
El diácono se signa con la señal de la cruz y responde: Amén.
El sacerdote, o el diácono, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, o el diácono, dice: Lectura del santo Evangelio según san N.
Y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente,
labios y pecho. El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono, o el sacerdote, si se usa incienso, inciensa el libro y pro-
clama el Evangelio. Acabado el Evangelio, el diácono, o el sacerdote, aclama:
Palabra del Señor.
El pueblo responde: Gloria a ti, Señor Jesús.

Homilía
Luego se pronuncia la homilía, que corresponde al sacerdote o al diácono, y
que debe hacerse todos los domingos y fiestas de precepto; se recomienda
los otros días.

Profesión de fe
Acabada la homilía, cuando está prescrito se canta o se dice el símbolo o
profesión de fe:

Credo niceno-constantinopolitano
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido


del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo; y por
obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo
hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
Reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo de los apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó
de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos
y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y
la vida eterna. Amén.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Oración universal
Después se hace la oración universal u oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Preparación de los dones


El sacerdote, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y dice:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la
tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y
ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas
palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor.
El sacerdote echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la
divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.
Después, el sacerdote toma el cáliz y, teniéndolo con ambas manos un poco
elevado sobre el altar, dice en voz baja:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid
y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Si no se hace el canto para el ofertorio, el sacerdote puede decir estas
palabras en voz alta; al final, el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor.
Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y
juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo se pone de pie y responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Oración sobre las ofrendas


Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las
ofrendas. Concluida esta oración, el pueblo aclama: Amén.

PLEGARIAS EUCARÍSTICAS
Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística. Extendiendo las
manos, dice: El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: Levantemos el corazón.
El pueblo responde: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
El pueblo responde: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
Al final del prefacio, junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el
mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene
en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

PREFACIOS
Prefacio I de Cuaresma: Significación espiritual de la Cuaresma
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro. Por Él concedes a tus fieles anhelar, año tras
año, con el gozo de habernos purificado, los sacramentos pascuales,
para que, dedicados con mayor entrega a la oración y a la caridad
fraterna, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida,
lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios. Por eso, con los ángeles
y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

155
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Prefacio II de Cuaresma: La penitencia espiritual


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque has establecido generosamente este tiempo de gracia
para renovar en santidad a tus hijos, de modo que, libres de todo afecto
desordenado, mientras se ocupan de las realidades temporales no dejen
sobre todo de adherirse a las eternas. Por eso, con los santos y con todos
los ángeles, te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio III de Cuaresma: Los frutos de la abstinencia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Tú has querido que te diésemos gracias mediante la abstinencia,
para que nosotros, pecadores, dominásemos con ella nuestro orgullo e
imitásemos tu generosidad dando de comer a los necesitados. Por eso,
con los innumerables ángeles, proclamamos tu grandeza y te alabamos
con una sola voz: Santo, Santo, Santo…
Prefacio IV de Cuaresma: Los frutos del ayuno
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso
y eterno. Tú, que, por el ayuno corporal, refrenas nuestras pasiones,
elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa, por Cristo, Señor
nuestro. Por él, los ángeles alaban tu gloria, te adoran las dominaciones
y tiemblan las potestades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines
te celebran unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo…
Prefacio V de Cuaresma: El camino del éxodo en el desierto
cuaresmal
En verdad es justo bendecir tu nombre, Padre rico en misericordia,
ahora que, en nuestro itinerario hacia la luz pascual, seguimos los
pasos de Cristo, maestro y modelo de la humanidad reconciliada en
el amor. Tú abres a la Iglesia el camino de un nuevo éxodo a través

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ORDINARIO
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DE LLA
A MISA
MISA

del desierto cuaresmal, para que, llegados a la montaña santa con el


corazón contrito y humillado, reavivemos nuestra vocación de pueblo
de la alianza convocado para bendecir tu nombre, escuchar tu Palabra
y experimentar con gozo tus maravillas. Por estos signos de salvación,
unidos a los ángeles, ministros de tu gloria, proclamamos el canto de tu
alabanza: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de la Pasión del Señor: La fuerza de la Cruz
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el universo aprende
a proclamar tu grandeza y, por la fuerza inefable de la cruz, se hace
patente el juicio del mundo y el poder del Crucificado. Por eso, Señor,
nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos
los santos, diciendo: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de la bienaventurada Virgen María
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso
y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la [* Maternidad
* Natividad * Fiesta * Veneración] de santa María, siempre virgen.
Porque Ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo,
y, sin perder la gloria de su virginidad, derramó sobre el mundo la
luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles alaban tu
gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades, los
cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran unidos en común
alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu
alabanza: Santo, Santo, Santo…
Prefacio I de los apóstoles
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque tú, Pastor eterno, no abandonas nunca a tu rebaño, sino

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

que por medio de los santos apóstoles lo proteges y conservas, y quieres


que tenga siempre por guías a los mismos pastores a quienes tu Hijo
estableció como enviados suyos. Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…
Prefacio II de los santos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque eres glorificado en la asamblea de los santos, y, al coronar sus
méritos, coronas tus propios dones. Tú nos ofreces el ejemplo de su
vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino; para
que, animados por tan abundantes testigos, cubramos sin desfallecer la
carrera que nos corresponde y alcancemos, con ellos, la corona de gloria
que no se marchita, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, con los ángeles
y los arcángeles y con la variada asamblea de los santos, te cantamos el
himno de alabanza diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio de santas vírgenes y religiosos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, y
eterno. Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que
se entregaron a Cristo por el Reino de los Cielos. Por ella llamas de
nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido,
y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo. Por eso,
con los santos y todos los ángeles, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Prefacio de los santos mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque la sangre del glorioso mártir san N., derramada, como la de
Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder;

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de lo débil, haciendo


de la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro. Por
eso, con las virtudes del cielo te aclamamos continuamente en la tierra,
alabando tu gloria sin cesar: Santo, Santo, Santo…
Prefacio de los difuntos
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, nuestro Señor. En Él brilla la esperanza de nuestra feliz
resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela
la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de tus fieles, Señor,
no termina, se transforma, y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo. Por eso, con los ángeles
y arcángeles, tronos y dominaciones y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO

V: El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.


V: Levantemos el corazón.R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Padre misericordioso, te pedimos humildemente por Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos † dones, este
sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa
y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en
la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
N., con nuestro obispo N.,
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de
los obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
o bien: y sus obispos auxiliares,

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,


indigno siervo tuyo,
o bien, cuando celebra un obispo que no es el ordinario
diocesano, dice: con mi hermano N., obispo de esta Iglesia
de N., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe
católica y apostólica.
Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los
suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te
ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza a ti,
eterno Dios, vivo y verdadero.
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
[En los domingos, cuando no hay otro
Reunidos en comunión propio, puede añadirse: para celebrar
el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos
ha hecho partícipes de su vida inmortal,]
veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen
María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo,
san José, la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón
y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo,
Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por
Cristo, nuestro Señor. / Amén.]
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de
toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. [Por Cristo,
nuestro Señor. / Amén.]

160
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,


espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo
y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, la víspera de su pasión, tomó pan en sus santas y
venerables manos, y, elevando los ojos hacia ti, Dios, Padre suyo
todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en
sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a
sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ
DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, procla-
mamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al
celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo,

161
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de


su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro,
inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste
los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en
la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta
ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por
manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados
de gracia y bendición.
Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A
ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del
consuelo, de la luz y de la paz.
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita
misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles
y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio,
Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes
entre nosotros.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo responde: Amén.

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

PLEGARIA EUCARÍSTICA II
V: El Señor esté con ustedes.R. Y con tu espíritu.
V: Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V: Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo
amado.
Por Él, que es tu Verbo, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de
María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte
y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así
adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y con todos los santos, proclamamos tu
gloria, diciendo a una sola voz: Santo, Santo, Santo…
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te
pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de
manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo † y la Sangre de
Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente
aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote
gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ
DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS

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ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN


CONMEMORACIÓN MÍA.
Luego el sacerdote dice: Este es el Misterio de la fe.
O bien: Este es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos
tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
O bien: Aclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que
vuelvas.
O bien: Proclamemos el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Sálvanos, Salvador del mundo, que
nos has liberado por tu cruz y resurrección.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y
resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de
salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu
presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue
en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
[En los domingos, cuando no hay otro
Acuérdate, Señor más propio, puede decirse: y reunida aquí
en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y
nos ha hecho partícipes de su vida inmortal];
y con el Papa N., con nuestro obispo N., y todos los pastores que
cuidan de tu pueblo, llévala a la perfección por la caridad.
-------------------------------------------------
Desde la misa de la Vigilia Pascual hasta el segundo domingo de Pascua:

164
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y


reunida aquí en el día santísimo de la resurrección de nuestro Señor
Jesucristo; *
*Aquí se puede hacer mención del obispo coadjutor o de
los obispos auxiliares: con el obispo coadjutor (auxiliar) N.,
o bien: y sus obispos auxiliares,
**El obispo, cuando celebra en su diócesis, dice: conmigo,
indigno siervo tuyo,
o bien cuando celebra un obispo que no es el ordinario diocesano
dice: Con mi hermano N., obispo de esta Iglesia de N., conmigo,
indigno siervo tuyo, y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
--------------------------------------------------------
En la misa del Bautismo de niños:
Acuérdate también de nuestros hermanos N. y N. (de aquellos
hermanos nuestros) que hoy has hecho renacer del agua y del
Espíritu Santo, librándolos del pecado; tú, que los has incorporado,
como miembros vivos, al Cuerpo de Cristo, inscribe también sus
nombres en el libro de la vida.
En la misa de primera Comunión:
Acuérdate de tus hijos (N. y N.) que por vez primera invitas en
este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en la
mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en la
comunión con tu Iglesia.
En la misa del Matrimonio:
Acuérdate, Señor, de N. y N., a quienes has concedido llegar al
día de su matrimonio; que permanezcan, por tu gracia, en el amor
mutuo y la paz.

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DE LLA
A MISA
MISA

En la misa por los difuntos:


Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste [hoy] de este
mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya
la muerte de Jesucristo, comparta también con Él la gloria de la
resurrección.
Acuérdate, Señor, también de nuestros hermanos que durmieron
en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en
tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así con María, la Virgen
Madre de Dios, su esposo san José, a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y
cantar tus alabanzas.
Junta las manos, toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la
unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo aclama: Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
El sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;


venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona

166
ORDINARIO
ORDINARIO DE
DE LLA
A MISA
MISA

nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los


que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en
nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos
siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
RITO DE LA PAZ

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi
paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu Palabra, concédele la paz y la unidad. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo responde: Amén.
El sacerdote añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz.

Fracción del pan


Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una
partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este
cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.
Mientras tanto se recita:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

167
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DE LLA
A MISA
MISA

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,


ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Comunión
El sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico y dice:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
Después toma la patena y se acerca a los que van a comulgar, y les dice.
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén.

Oración después de la comunión


Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un momento.
Luego el sacerdote dice la oración después de la comunión. Al final de la
oración el pueblo aclama: Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
Después tiene lugar la despedida.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.

168
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A MISA
MISA

El pueblo responde: Amén.


El diácono, o el sacerdote, dice: Pueden ir en paz.
El pueblo responde: Demos gracias a Dios.

Bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo


◊ TIEMPO DE CUARESMA
Dios, Padre misericordioso, les conceda a todos ustedes, como al
hijo pródigo, el gozo de volver a la casa paterna. R. Amén.
Cristo, modelo de oración y de vida, los guíe a la auténtica conversión
del corazón a través del camino de la Cuaresma. R. Amén.
El Espíritu de sabiduría y de fortaleza los sostenga en la lucha contra
el maligno, para que puedan celebrar con Cristo la victoria pascual.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. R. Amén.
◊ PASIÓN DEL SEÑOR
Dios, Padre de misericordia, que en la pasión de su Hijo les ha
dado ejemplo de amor, les conceda, por su entrega a Dios y a los
hombres, la mejor de sus bendiciones. R. Amén.
Y que gracias a la muerte temporal de Cristo, que alejó de ustedes
la muerte eterna, obtengan el don de una vida sin fin. R. Amén.
Y así, imitando su ejemplo de humildad, participen un día en su
resurrección gloriosa.R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo †, y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.R. Amén.

169
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170
CENTRO DE ESPIRITUALIDAD
“Nuestra Señora del Camino”
Av. Los Pinos 993, Chaclacayo
El Centro de Espiritualidad “Nuestra Señora del Camino” (Chaclacayo), a cargo de las
Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, pone a su disposición, durante el
año, una serie de oportunidades para realizar ejercicios espirituales dirigidos a laicos,
sacerdotes, religiosas y religiosos.
ENERO: Del sábado 7 al domingo 15, P. Paulo Valencia , SJ.
Del Viernes 20 al Sábado 28, Hna. Norka Yrigoyen, ACI
FEBRERO: Del miércoles 1 al jueves 9, P. José Antonio Recharte, SJ.
Del martes 14 al miércoles 22, P. Santiago Vallebuona, SJ
FEBRERO / MARZO: Del lunes 27 de febrero al martes 7, P. Pedro Oblitas, SJ.
ABRIL Semana Santa:
Del jueves 6 al domingo 9, Equipo del Centro de Espiritualidad.
Del martes 25 al miércoles 3 de Mayo, P. Miguel Angel Carvajal, SJ
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de 3, 5, 8 días y hasta de un mes. El Centro está disponible para acoger a grupos
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COCHABAMBA: Calle N. Aguirre O 349 Teléf.: 4229027 LA PAZ: Calle Loayza 143 Telefax: 2316263
SANTA CRUZ: Calle René Moreno 99, esq. Ingavi Teléf.: 3141499

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