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ASTRAGALO, 23 (2017)

Attribution-NonCommercial-ShareAlike - CC BY-NC-SA
Introduction to the issue, ISSN 2469-0503
Carlos Tapia
Departamento de Historia, Teoría y Composición
Arquitectónicas. Universidad de Sevilla

CIUDAD ELUSIVA:
FORMAS DE VIDA Y MODOS DE EXISTENCIA

https://dx.doi.org/10.12795/astragalo.2017.i23.01

Decía Lefebvre que sólo una palabra se convier- “La vivienda, hoy como en 1927,
te en concepto cuando pierde sus referentes, y necesita receptar transformacio-
debe ser reconsiderada. Lo elusivo sobre la mul- nes conceptuales, estructurales y de
tiplicidad argumental de la vida, sea forma o fondo. Necesita la revalorización de
sea modo, es el enfoque a poner en reconsidera- las ideas de diseño flexible y adap-
ción para este número de Astrágalo 23. tabilidad, reinterpretadas desde las
En relación a la ciudad, independien- nuevas necesidades y posibilidades
temente de sus atribuciones culturales y geo- la lucha por la nueva vivienda sólo es
gráficas, el sentido del apotegma “formas de una escaramuza más de la gran lucha
vida” no se ha reflexionado in extenso para por las nuevas formas de vida”. Mies
y desde la arquitectura. Lo ha eludido. La Van der Rohe. Prólogo del catálogo
ciudad no se ha hecho cargo de resolverlo. oficial exposición sobre la vivien-
Metáfora de uso y coaccionadora de tipolo- da. Werkbund Stuttgart, 1927.
gías, una forma de vida “diferente” históri-
Retenidos en la aduana del pensamiento reno-
camente adquirió especial excitación cuando
vador que aquí custodia Mies, sin que tengamos
se encumbraron los denominados “Estudios
más datos para poder entablar una diferencia
Culturales”, al decir de François Cusset. Sin
entre modos de vida y formas de vida en su épo-
embargo, aún sobrenadamos sobre las pre-
ca, en el texto para el catálogo al Werkbund se
misas que se inician con aquella enigmática
nos ofrece un tiempo para reconsiderar casi un
aserción de Mies:
siglo de estar evitando, eludiendo, el definir-

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nos en nuestras diferencias, y afirmándonos al caso unidades menores, sin atribución de vida
constituir un ser humano formalmente único, en sí mismas, independientes. En ese año, su-
con modos de existir diversos. cedió que el zoólogo alemán Theodor Schwann
Cerrando ese tiempo que se nos da a publicó en Berlín sus “Microscopial Resear-
reflexionar, en eso que decimos que es nuestro ches”. Desde ese momento, debido a que asignó
presente, tales afirmaciones contrastan, del an- a una unidad menor, la célula, la unidad base
helo a la estupefacción, con un anuncio hecho de la vida, vida en sí misma, se reformó drásti-
en 2010 por John Craig Venter, biólogo y presi- camente la concepción de lo que es la vida: una
dente de Celera Genomics. Venter comunicó ha- célula es en términos biológicos equivalente a
ber creado la primera forma de vida con genoma un individuo, a una vida humana completa. Que
sintético, una bacteria que llevaba codificado en Daguerre pudiera acoplar una lente a su inven-
su ADN todo lo necesario para vivir, además de to fotográfico permitió ver estructuras total-
varias direcciones de correo electrónico y una mente nuevas de la materia, como dijo Walter
frase premonitoria de James Joyce: “vivir, errar, Benjamin y, a la inversa, sentir que aquellas for-
caer, intentar y, después, crear vida a partir de la mas de vida devolvían la mirada al observador
vida”. Tal excentricidad era en parte una medi- haciéndole entender su pérdida de referentes,
da de seguridad para saber distinguirla de for- abriendo de nuevo la posibilidad de definir la
mas de vida naturales en caso de fuga o tal vez vida como concepto.
extracción fraudulenta. Con ello, el biólogo se La vida, así vista, quedaba desasida de
hace cargo del diseño de vida a la carta, micro- un sentido cerrado, y se unía a lo científico por
bios con genomas programados para realizar lo que los poetas le concedían. Recuérdese que
funciones aún impensables, u otras más decla- el Poeta Wallace Stevens escribió un poemario
rables, como producir fármacos o combustible que se tituló “Life consists of propositions about
a bajo coste, y más eficaces. life” en «Men made out of words» Collected Poems
Con anterioridad a esa franja de tiempo reeditado en 1990. Sólo el título ya evidencia la
de cien años que nos hemos concedido como disponibilidad conceptual. ¿Qué le proponemos a
marco de estudio, entre ese Mies y ese Venter, la vida para que sea? Esa sería la pregunta, antes
puede señalarse que, como fuerza de choque que ‘¿qué es la vida?’. Y es que hay tres funciones
violentando lo que se creía inamovible y como para hablar de “vida”: relación, nutrición y re-
yendo al encuentro de un Mies perspicaz, en producción. Siguiendo lo que Stevens sugiere,
1839, se produjo un giro epistémico sobre la esas atribuciones funcionales serían meras con-
idea científica del concepto de vida. El profesor notaciones, convenciones no fijas, a la espera de
de la Universidad de Standford, Nicholas Jenc- encontrarnos con otros, los verdaderos “otros”
kins en sus textos de 2007 hizo recaer la aten- diferenciados pero próximos, tal vez hasta el
ción en ese año por el encuentro que Samuel extremo imaginario en que aspiramos a encon-
F. B. Morse tuvo con Louis Daguerre en París. trar formas de vida en otros planetas.
Hasta ese año, la vida para los científicos era La diferencia entre ser y vivir se hace a
la comprensión de los “sistemas mayores com- tal efecto presente y no acumula una centena,
puestos de fibras y átomos”, pero en ningún sino unos 2500 años, si recordamos la estrate-

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gia aristotélica metafísico-política: “Ser para la gestualidad, problemática en arquitectura, des-


vida es vivir”, como describe Giorgio Agamben lumbrante para la arquitectura: formalismos en
en su libro IV de Homo Sacer “El uso de los cuer- la vida de los edificios, formas para la vida revi-
pos”, en el capítulo “formas de vida”, de reciente talizando alma y cuerpo, releyendo a Lukács (El
traducción al español. Para cuando llegó el ini- alma y las formas) y a Flusser (Los gestos), por
cio del siglo XX, la madeja en que la filosofía se poner algunos hilos genealógicos.
había enredado, ese estado posterior a Hegel La vida, reconocida en sus gestos, arti-
donde su condición se debatía entre sentirse cularía un sentido de lo común en la forma en
epígono de lo ya dicho o su finalización, se halló que los humanos reconocen su grupo por esas
a sí misma al superar esa dualidad: hacia el 1900 expresiones. Un medio de aprendizaje social
surgió, junto a las filosofías de la vida, una alter- indirecto, de aprobación/reprobación de lo que
nativa resultante de, según Sloterdijk (Derrida, asumen los hijos garantiza una mejora de las ca-
un egipcio) “la combinación de la epigonalidad pacidades asociativas de cualquier antepasado
del punto de vista de la filosofía del espíritu, con homínido. Es lo que los hermanos Castro No-
la originalidad del punto de vista del sustrato gueira llamaron el Homo Suadens (proveniente
vital del pensamiento, es decir, de la vida”. del latín significa aprobar, aconsejar, valorizar)
Naturalmente, en ese intervalo que re- y que retoma el artista e intelectual Juan Luis
corre el salto entre dos siglos del XIX al XXI, Moraza, con un artículo (Habitantes de la ciudad
investigar qué “ha sido” la vida, aporta percep- del Futuro) que acodala cada concepto definido
ciones de lo que aún es factible pensar. Así, el hasta grabar un indeleble continuo argumen-
concepto de forma de vida en Wittgenstein en tal del que saldrán sin duda líneas de trabajo de
un intervalo histórico es una comprensión ex- a futuro en los distintos campos disciplinares
haustiva y amplia de toda realidad participada comprometidos. Por encima del Suadens, Mo-
por los que forman una comunidad lingüística. raza recompone un Homo Eludens definido por
No es casualidad que Sloterdijk dedique uno una ecología de involución o retorno al estado
de sus gruesos volúmenes a precisamente dife- del Homo Sapiens, y estudia la ciudad como
renciar las formas de vida. En “Has de cambiar una “paradójica antropogénesis” al esquivar
tu vida” Sloterdijk habla de ese Wittgenstein su responsabilidad y reducir su autoría a una
de 1937, citándolo: “Que tu vida sea problemá- autoridad técnica sobre su artificio. A pesar de
tica significa que tu vida no se ajusta a la forma creerse autosatisfactoriamente que la ciudad
de la vida. Y entonces tú has de cambiar tu vida, contemporánea exhibe –y crea- formas diferen-
y cuando se ajuste a la forma desaparecerá lo pro- ciadas de habitar en comunidades de destino,
blemático”. Para esclarecer estos tránsitos, este en la ciudad del futuro solo hay habitantes en
número de Astrágalo cuenta con un artículo su homogéneo mirar para otro lado.
(Edificar formas de vida. Wittgenstein y Sloterdijk ¿Es hoy así en las ciudades que habita-
para la interculturalidad) de Carla Carmona, de mos? Agamben, en “Medios sin fin” escribe:
extraordinaria capacidad comunicativa y sin- “Con el término forma-de-vida entende-
tética, abriendo la definición de la vida a sus mos, por el contrario, una vida que no puede sepa-
gestos, más allá del lenguaje. Cabría decir, la rarse nunca de su forma, una vida en la que no es

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nunca posible aislar algo como una nuda vida. Una Langton. En “Exits to the Posthuman Future”,
vida que no puede separarse de su forma es una vida escrito por Arthur Kroker, en el capítulo “The
que, en su modo de vivir, se juega el vivir mismo y a cage of measurability” se dice:
la que, en su vivir, le va sobre todo su modo de vivir.
“Es ampliamente sabido que los co-
¿Qué significa esta expresión? Define una vida -la
fundadores de Google, Larry Page y
vida humana- en que los modos, actos y procesos
Sergei Brin, imaginaron Google como
singulares del vivir no son nunca simplemente he-
una expresión dirigida a la nueva for-
chos, sino siempre y sobre todo posibilidad de vivir,
ma de vida de la inteligencia artificial
siempre y sobre todo potencia. Los comportamien-
como viva, un ser sentiente completo
tos y las formas del vivir humano no son prescritos
con redes neuronales artificiales (re-
en ningún caso por una vocación biológica específi-
des de profundo entendimiento) que
ca ni impuestos por una u otra necesidad; sino que,
pueden ser aplicadas al reconocimien-
aunque sean habituales, repetidos y socialmente
to de imagen, modelizado de lenguaje
obligatorios, conservan en todo momento el carác-
y a la translación maquínica”.
ter de una posibilidad, es decir ponen siempre en
juego el vivir mismo. Por esta razón -es decir en En este punto, el artículo de la profesora griega
cuanto es un ser de potencia, que puede hacer y no Polyxeni Mantzou (La ciudad post-alfabética)
hacer, triunfar o fracasar, perderse o encontrarse- encara la situación mediológica de la ciudad ac-
el hombre es el único ser en cuya vida siempre está tual, donde las conexiones, las relaciones, son
en juego la felicidad, cuya vida está irremediable y el principal propósito consciente y causante
dolorosamente asignada a la felicidad. Y esto cons- inconsciente de una serie de tecnologías que
tituye inmediatamente a la forma-de-vida como reinventan las formas de vida.
vida política”. En un intento de clarificar el uso de los
Era obligada esta larga cita porque se conceptos y particularmente el de forma en su
ofrece una oportunidad a la definición de vida reunión con lo urbano, precisamente a partir de
mientras es vivida y porque Forma y Modo no Lefebvre, el especialista en el sociólogo francés
son la misma cosa, como ha escrito Tiqqun (La Ion Martínez Lorea, desambigua en su artículo
guerra civil, las formas-de-vida), con certeza (Sobre la forma urbana. Vida urbana y ciudad
leyendo a este Agamben. en Henri Lefebvre) el sentido de la utopía expe-
Sin embargo, a pesar del alegato vital rimental. El profesor de la Universidad Pública
de Agamben, el habitante de la ciudad que ha de Navarra recuerda del autor de “El derecho a
evitado mirar a su otro como forma, para con- la ciudad” que se trata de ir más allá del marco
dicionarlo como modelo a tolerar, como mu- sólo dictado por los expertos para centrar la mi-
cho, se enfrenta a un desafío mayor cuando rada en “los usuarios y habitantes de la ciudad,
al conceptualizar en un marco holgado hemos en los deseos, en la aspiración a nuevas formas
de dar estatuto equivalente a cualquier utopía a crear desde la realidad concreta y desde sus
experimental, como las formas sintéticas de prácticas presentes”.
vida, sean las de Venter o las de la inteligencia En este artículo ya se abren las miras
artificial desde Marvin Minsky a Christopher hacia la categoría del espacio, que evoluciona a

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partir del paso de Lefebvre a Foucault en sus quitectónico, llevado a una instauración mo-
exploraciones de los hábitats ergonómicos y dal, entendida ésta como polifonía conceptual
vacíos de resistencia por parte del texto que le donde cada operador modal revela un sentir de
sigue, de la mano de la profesora Beatriz Tosca- verdad por la inserción de un conector de sen-
no (Vacuo abhorrēre: ergonomía de un espacio tido, recala en el desarrollo del número como
ocupado). Vacío como resistencia, vacío como un instrumental de precisión para quienes to-
oportunidad de surgimiento de vida, heterotó- davía operan con las herramientas de sus pre-
pica, no, más aún, ilícita, pero vida al fin. decesores y presumen de que aun así les sobra
En la invitación que Astrágalo ha hecho una mano.
a los autores que se convocan en su número Ese texto abona el terreno para dos
23, se ha trenzado un tramado relacional que aportes que encajan en las definiciones que allí
va del concepto a la acción arquitectónica en se hallan. En primer lugar, el profesor de la Uni-
la ciudad. El paso del concepto, que es sobre- versidade de Évora Daniel Jiménez (Una casua-
vuelo, a su diseminación, que desvela procesos lidad controlada: la primera vida posmoderna)
atados al suelo, se encarga al profesor Plácido lleva al espíritu de época a acomodarse en una
González (Shanghai, ¿Surprise?: Cinco actos casa de nueva factura con un presupuesto de
en la Construcción de la Ciudad del Patrimonio menos de 5000 $. Todo un reto arquitectónico si
en China). Como una mirada por lente de pez, la vida se define por hacerle proposiciones sobre
los extrañamientos intencionales de su inquirir la vida y la que entra por la puerta es la de los
proveen un entendimiento de lo común en lo que se saltan el final del Proyecto Moderno. En
particular, y en ámbitos que son el crisol donde segundo lugar, el hipersensitivo texto del arqui-
la globalización no sufre remordimientos y sí tecto y docente Ángel Martínez (Proyecciones
demanda derechos a transitar por la moderni- efímeras. La ciudad al otro lado del velo), cuya
dad. Con la palabra haipai (literalmente tradu- presencia encaja como pieza hecha a medida en
cida como cosmopolita) la cultura de Shanghai la estela que Moneo dejó al escribir sobre la vida
se ha construido para sí misma, desde la imagen de los edificios. Tal vez sea una herencia propia
cinematográfica, como sentido de lo identitario de la Ilustración el que la razón dictamine que a
en la antigua colonia británica, por la patrimo- cada ser, vivo o no vivo, se le conceda un parale-
nialización de un sentir moderno que aún no se lo humano, y es sentiente, y cuasi consciente. Lo
decanta cuando ya se recompone. que sí puede decirse que es certera la estrategia
Todas estas transformaciones se obvian de evacuación de todo aquello que no sea perte-
en los objetivos reflexivos de los arquitectos, no neciente a la arquitectura, que aparece desnuda,
hay anticipación en la política y existe una es- atrevida y desveladora.
cisión entre lo que viene y la resistencia a asu- Ambos artículos mientan a Mies como
mirlo. Todo lo más, las biomorfologías autistas responsable de causas últimas y reafirman el
inundan nuestras escuelas de arquitectura, origen dado a nuestro ámbito de esa centena
sin saber a qué atienden. El aporte del profe- de años donde formas son vidas. Además, de-
sor Fernández (Modos de existencia y modos jan el hueco ajustado para que en el cierre sea
de proyecto) sobre las lógicas del proyecto ar- invocado un Bruno Latour preocupado por la

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república de los objetos y por los modos de Goethe. Se sabe que, de compartir amistad y pa-
existencia -Proyecto AIME, an inquiry on mo- sión por su trabajo, pasaron a un desencuentro
des of existence-. que fue en su época decantado a favor de Cuvier
Para acabar, reservamos el artículo de y, en la nuestra, de Geoffroy Saint Hilaire. Dos
Enrique España (Ciudad y mundo de la vida) de- naturalistas que afrontaron dos visiones, una
dicado a introducirnos en el libro de Hans Blu- “fijista” o “funcionalista estricta”, la de Cuvier,
menberg publicado en español en 2013 “Teoría que enmendaba el atrevimiento de su colega por
del mundo de la vida”. La propia contradicción decir que todos los animales comparten un em-
de teorizar la vida es la que hemos evidencia- branchement común, sean vertebrados o insec-
do a lo largo de esta introducción al número y tos. Esa otra, la de Geoffroy, se contrapone por
es la que Blumenberg destaca en el prólogo a la ser más formalista, más estructuralista, más
recopilación de 5 escritos diferentes. El desem- Lamarckiana (Darwin no publica “El Origen de
barazo con que el investigador España trata el las especies por medio de la selección natural,
libro al conexionarlo con Lefebvre nos remite a o la preservación de las razas preferidas en la
un bucle de excitaciones sucesivas que no puede lucha por la vida” hasta 1859), es decir, ligada
agotarse con todas las intervenciones aquí re- a una primera teoría de la evolución biológica.
cogidas en la caracterización que hemos hecho Estos momentos fundacionales, de facto y de
desde Mies y su catálogo, hasta las cuestiones teorización, se tornan cruciales para entender
bioéticas que nos asaltan en los noticieros a nuestra posición hoy y, de hecho, se atribuye a
diario. No obstante, sólo con lo aquí expuesto Lamarck ser el primero en usar el término “Bio-
el debate no redunda sobre el diagnóstico, no logía” que, en boca de Geoffroy, denominaría a
se elude evidenciar que la realidad no es la que la ciencia que estudia la naturaleza como varia-
se presenta, que la vida se morfosea por encima ción de un único modelo inicial.
de las concesiones de decantación en modos, y Lo interesante de la cuestión, ya apare-
que los conceptos sirven para precisamente re- ce aquí la arquitectura, es que Geoffroy usó la
considerar lo dado. geometría proyectiva, o descriptiva, en una tra-
ducción más común desde el tratado de 1799 de
TERATOLOGÍAS, DE DANIEL Gaspard Monge, para demostrar que por efecto
CANOGAR, 2001. geométrico de la torsión, aplicado a la espina
dorsal, se recorría en continuidad la historia de
De entre todas las aproximaciones denodadas los seres vivos, de una rama de la clasificación
que en la historia eventualmente emergen para de los animales a las otras, y ponía en un origen
concertar una vinculación entre arquitectura y común a todas sus especies. Geoffroy aprendió
biología, cabría escoger, para ilustrar este nú- geometría proyectiva de Monge, como es sabi-
mero 23 de Astrágalo, la que protagonizaron na- do, y merece recordarse su importancia a partir
turalistas como Étienne Geoffroy Saint Hilaire del extraordinario libro de Robin Evans, “The
y Georges Cuvier, enfrentándose en 1830 con projective cast”. Lo cierto es que no hizo bien al
tal grado de repercusión -hoy diríamos, mediá- comparar la torsión en las costillas de un verte-
tica- como para atraer la atención de Balzac o de brado con los caparazones de los insectos para

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su justificación, así lo ha descrito Bernard Ca- más autorizadas para describir el lapso tempo-
che en Perspecta, 33 en su artículo “Gottfried ral que abarca desde la tozudez de Geoffroy
Semper: Stereotomy, Biology, and Geometry”. para demostrar su solidez investigativa hasta la
No obstante, fueron los biólogos E. M. Rober- asimilación hoy sin sorpresa de esos mutantes,
tis y Yoshiki Sassai en el año 1996 quienes o hasta la procura de ser un diferente enfren-
encontraron un retorcimiento más profundo, tado a la homogeneidad del ser. Recuérdese a
genético, que explica que, torsionada la dispo- Alfred Jarry conceptuando al monstruo: “es de
sición del gen entre insectos y vertebrados, se uso común llamar monstruos a una concordia
acomodan los órganos correspondientemente, desconocida de elementos disonantes: el cen-
con lo que se resuelve que en algún momento tauro, la quimera, se definen así para aquello
de hace 540 millones de años, ambos grupos de sin comprensión. Llamo monstruo a toda la
especies poseían un desarrollo común. Y si aquí belleza inagotable original”. Sin embargo, esa
aparece la arquitectura es porque Cache explica rareza no logra el alcance que sí alcanzan los
que Gottfried Semper usó el régimen de torsión gemelos unidos de Nabokov en “Escenas de la
en su Der Stil, cuando comparó la composición doble vida de un monstruo”, lo abyecto en Julia
de vectores biológicos en varias especies con el Kristeva, el ciborg de Haraway o la exposición
vector de gravedad en arquitectura. Geoffroy y de 1993 del Whitney Independent Study Pro-
Monge fueron expedicionarios científicos con gram, donde se inaugura una época inacabada
Napoleón en Egipto, con tiempo de discutir sus de ojo inmune al asco.
posturas durante el viaje.
El diestro orador y erudito Cuvier (que Aún en el carácter meramente introduc-
venció en debate al propio Lamarck, como cuen- torio de estas líneas, permítasenos diseminar
tan refiriendo el origen de la homología y de la algunos asideros para garantizar el entendi-
analogía en LUDUS VITALIS, 32 de 2009 los miento de los supuestos que este número de
sociólogos de la ciencia Carlos Ochoa y Ana Ba- Astrágalo indaga problematizando entre modos
rahona) murió inesperadamente en 1832 y has- y formas de vida.
ta ese año, Geoffroy y su hijo Isidore, buscando
razones demostrativas a sus argumentos, se Uno de esos asideros sería otro de aqué-
dedicaron a estudiar aquellos animales que por llos que aproximan arquitectura y biología, el
su individual anormalidad, no entroncan con conocido paleontólogo norteamericano Ste-
ningún patrón dentro de su grupo de origen. Tal phen Jay Gould. Polémico, como todo lo que
es la definición de Teratología. Deformaciones, trata de triunfar saltando sobre su neta metá-
mutaciones, monstruos, buscaba nuestro cientí- fora, serviría no obstante para mantenernos un
fico para recuperar su credibilidad ante la comu- poco más a flote hasta el siguiente agarradero.
nidad de expertos y ante la sociedad en general, Si es controvertible es porque basta repasar su
que seguía el debate publicado en los diarios. idea de los spandrels o “enjutas” de la basílica
de San Marcos en Venecia, que con su colega
Monstruos: interrupciones, disconti- Richard Lewontin en 1979, Gould asoció a la
nuidades. Mucho cabría decir de ellos por voces biología evolutiva para describir aquellas carac-

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terísticas o elementos de los organismos que no gruencia elemental y constante o, dicho de otra
se han formado por adaptación biológica, sino manera, cada forma por separado, individual,
por otras adaptaciones mediante selección na- no asume una medida común y es, en alguna
tural. Un par de años antes de ese texto que se medida, un monstruo.
denominó “La adaptación biológica”, Gould es- Mucho antes de la pugna entre Cuvier y
cribió un breve ensayo que recordaba al genetis- Geoffroy, los seres humanos demostraron estar
ta judío Richard Goldschmidt, refugiado en la anhelantes de pasmo en lo que se llamó la época
Universidad de Berkeley de la locura nazi hasta de las calamidades públicas, al decir del propio
su muerte en 1958. En ese texto, “The Return Bataille citando el libro de Pierre Boaistuau de
of Hopeful Monsters”, explicaba cómo Goldsch- 1561, en la que se puso de manifiesto que cada
midt admitió que la gran mayoría de las macro- tiempo reclama reconocer a sus monstruos.
mutaciones sólo podían considerarse infaustas, Más adelante, en 1616 Fortunius Licetus, publi-
a las que llamaba “monstruos”. Salvo porque, de ca sin imágenes “De Monstris”, que ya reapare-
vez en cuando, una macromutación podía, por cerá saciando apetitos visuales en 1665 con su
mera buena suerte, adaptar un organismo a un juego ilustrado de admirables realidades otras,
nuevo modo de vida, un “monstruo esperanza- como fetos deformados, pigmeos, supuestas si-
dor” en su terminología. La macroevolución renas y demás maravillas naturales.
procede por un raro éxito de estos monstruos
esperanzadores, no por una acumulación de pe- Según Colin Rowe, en el periodo com-
queños cambios dentro de las poblaciones. prendido entre 1520 y 1600 toda obra de arqui-
tectura debe ser considerada manierista. Por
Tal vez pudiera extraerse de ello que el Manierismo en el siglo XVI, dice Rowe, debe
empleo aquí de la palabra modo aúna forma y entenderse un inexcusable estado de conciencia
función (las tesis de Geoffroy y Cuvier) en su que impide dar causa de capricho a una época
distinguirse frente a sus predecesores y coetá- por mero antagonismo con su pasado reciente
neos y, más importante, que un sumatorio de o por ruptura con las normas establecidas. Al
“freaks” no hacen especie, como ya dijo Batai- hacerlo, lo que se recibe del Primer Renacimien-
lle y sus abyecciones en “Las desviaciones de la to por obra de Bramante se somete a la perfec-
naturaleza” en 1930 en el nº 2 de Documents, ción, que es ahora el orden de lo preexistente,
aunque las principales transiciones estructu- a un estado de inhibición acorde con lo que
rales pueden ocurrir rápidamente sin una serie todo humano siente por el mero hecho de serlo,
uniforme de etapas intermedias. El artículo se una suerte de hastío existencial. Para lograrlo,
detiene en evaluar en las consecuencias anti el conocimiento profundo de lo ortodoxo es
darwinistas del supuesto de Goldschmidt, que condición ineludible para conseguir la ansiada
Gould no comparte, y que describirlas no es heterodoxia. No hemos encontrado la palabra
necesario para nuestros supuestos. A pesar de “monstruo” en Rowe, pero sí broma (tomada de
ello, cuando ponemos en línea a Goldschmidt y Burckhartd), aberración o violencia, en su reco-
a Bataille, recomponemos la idea de que dentro rrer la historia desde ese XVI hasta la primera
de cada ser humano hay una suerte de incon- modernidad en arquitectura del XX. Muchos

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otros han negado esa dependencia en negativo lio, entonces estamos en la posibilidad de crear
de la ortodoxia clásica, y otros tantos la han especies, es decir, estilos de vida. Consecuente-
reafirmado, como Donald Kunze en los albores mente, la definición en Lamarck o en Geoffroy
(1988) de la relación con lo virtual, tal y como de Biología se desvía para poder equipararla
hoy lo conocemos. En su texto “Architecture as con Teratología, y ésta, ciencia de lo genético,
Reading; Virtuality, Secrecy, Monstrosity” pu- en una forma artística expresionista, todo un
blicado en Journal of Architectural Education, proyecto de conciencia, no un exceso, no una
41, se inserta la imagen de la Esfinge de Giovio rareza, no una discontinuidad.
Vescovo di Nocera, Dialogo dell’impresse mi-
litarai et amorose (Lyon: Guglielmo Rovillio, Todo lo anterior no necesita ser conoci-
1574), al modo en que Licetus mostrará sus do para dar la justa importancia a la obra Tera-
“Monstris”, para elucidar el sentido del manie- tologías (2001) que el artista madrileño Daniel
rismo histórico. Kunze debe mucho al trabajo Canogar ha querido aportar a este número de
de Marco Frascari de quien conoció sus investi- Astrágalo. Cuando uno repasa su obra y observa
gaciones previamente a la publicación en 1991 su proceso de creación, la especial sensibilidad
de los resultados, que aparecieron con el título con lo cotidiano de la información global, con lo
de “Monster of Architecture”, siendo el capítulo tecnológico en su manipulación artesanal, con
2 “Monster and Semiotics: a Teratology” el más lo vivo en lo que no entra en las definiciones de
cercano a nuestros supuestos. De su lectura, po- biología, provee un despertar a una realidad que
dríamos sumar al Filarete o a Vico a esas apro- no es otra sino la que debe ser comprendida. Y
ximaciones entre biología y arquitectura de las crea estilos, diríamos mejor nosotros, proyecta
que estamos dando alguna cuenta. formas, formas de vida. Tal vez su sumatorio no
cree especie, pero subdivide la homogeneidad
Neutralizar la historia en época de nues- del humano medio, entresacando el monstruo
tros dos naturalistas enfrentados, se concibe en que debemos llevar dentro.
esa actitud manierista gracias a una acción de
oposición donde la naturaleza alcanza plenitud Los monstruos proyectados espacial-
en su idealismo, su absoluto matemático y pla- mente abren a la escala de lo semejante la idea
tónico, que sólo es factible bajo la mirada del de la fragilidad de la existencia al convivir con
arte, como sigue diciendo Rowe. otras formas de vida, vidas otras que pertene-
cen al mismo ser o son susceptibles de ser asi-
Bajo el arte acaece, decimos, y su exa- miladas o fagocitadas sin la humanización del
cerbación desentraña descarnadamente nues- horror monstruoso. Si el aparato tecnológico
tro diagnóstico de presente. En diálogo con del XIX fue el daguerrotipo, lo fue no sólo por
Sylvére Lotringer, Paul Virilio se pregunta en la aparición y la diseminación de la cultura de
su apartado Teratología (pág 121 de Amanecer la imagen, sino porque a los naturalistas se les
Crepuscular) si la genética sigue formando par- ocurrió usarlo para observar la vida a través
te de la física, de la medicina, de la biofísica, o es de una lente de aumento y definir la vida como
de hecho un arte. Porque si es un arte, dice Viri- unidades autónomas conectadas en un cuer-

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po mayor. Era el año 1839. Canogar, en 2001, lar los límites de nuestra existencia junto con
recompuso todas estas trayectorias con las los límites a nuestra recién adquirida habilidad
nuevas tecnologías que como asideros hemos –apenas dos siglos- de torsionar a voluntad los
expuesto aquí, y nos vemos obligados a formu- códigos de relación entre lo vivo y lo no vivo.

Carlos Tapia,
Editor a cargo
de ASTRÁGALO 23

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