Está en la página 1de 108

INTE2INACZQNAL Docuuiento de trabajo

PREALCI228
DEL TRABAJO Julio 1983
PROOflAMA MUNDIAL DIL £MPLtO ORIGINAL:

PROGRAMA REGIONAL DEL EMPLEO


PARA AMERICA LATIP4A Y EL CARIBE
PREALC

1'

LOS PROGRAMS ESPEC1ALES DE EMPLEO:


LECCIONES DEL PROGRAM DE EMPLEO MINIHO EN CHILE
a
.
Copyright ® Organización Internacional del Trabajo
1983

Las denominaciones empleadas, en concordancia con la


prâctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en
que aparecen presentados los datos en esta publicaci6n
no implican juicio alguno por parte de i.a Of icina
Internacional del Trabajo sobre la condición juridica
de ninguno de los parses o territorios citados 0 de sus
autoridades, ni respecto de la de

de las opiniones expresadas en los


articulos, estudios y otras colaboraciones firmados in—
cumbe exclusjvamente a sus autores, y su no
significa que la OIT las sancjone.

PREALC
CasLlla 618, Santiago — Chile
PROLOGO

El aumento en el desemplea abierto ha sido una de laø earacterla—


ticas visibies de la coyuntura reciente. Ella so debe en parts a la si—
tuaci6n econ6mica internacional prevaleciente y en parte es el resultado de
las po]iticas de ajuate en elgunos do Ia regi6n. (Al roe—
pecto vEase nuestro libro, Empleo y salarios, Santiago, 1983.)

Como una de las respuestas a eBte craciente problema, aigunos pal—


see han puesto en marcha programas de generaci6n de empleo cia emergencia.

Estos planes varfan de una eituaci6n a otra pero su fundemento general con—
slate en la contrataci6n, par parte del Estado, do iinportantea do

xaano de obra rentunerada a tnuy bajos niveles, qua realizan obras fl:aicas de

diversa natura],eza. Una reviai6n de los mismos se efectu6 en un clocumento


de trabajo anterior9 Los Eine. Algunas lecciones
dela experiencia, Documento do trabajo/225.

En Chile el Programa de Empleo Minima comenz6 en 1975, y de


ocho a?ios ea posible desprender algunas conclusiones generalizablea a otros
paises.

Este trabajo de aintesis se inicia con una breve descripci6n del


Programa, poniendo en los requisitos qua los postulantea deben curn—
plir, cuantificando el monto del subsidio entregado y el volumen de personas
ijiscritas en sue distintos y calculando el costo total del Programa.
A continuaci6n se comparan, a modo de evaluaci6n, los objetivos declarados
del Programa con los reaultados quo se han obteruldo en is prictica. La ter—
cera parte conaidera la eficiéncia cia un programa de esta tipo desde el punto
de vista de la generaciân do empleos y do la productividad de la mano de obra.
Para silo se liega a determinar un listado de proyactos que en is expariencia
chilena han dada mejores resultados. Finaimente, se terinina con una secci6n
en la que as describen aspectos organizacionales cit sate Programs.
—2—

El eetudio eugiere diveres. conciusiones. En primer luger, el


Programs de Empleo ha generado una nueva forms de aubemploo que, si
bien ha diuminuido los lndices de de.ocupaci6n abierta, ha ida acompafiado
de muy bajas remuneraciones. Segundo, Ia aplieaci6n prolongada del
Programs ha ido creando un nuevo tipo de obrero de bajo statue de compoeici6n
en cuanto a sue caract.rleticae personalea. Tercero, algunos
proyectoa presentan mayoree nivelee de productividad tales comó los asociados
a is eztracci6n miners y producci6n forestsl y los de desarrollo de infracs—
tructura vial y urbana. Estos proyectoe productivos se fueron
liuplementando cusndo e]. Programs lievaba varios Sf03 funcionando ye que en un
comienzo no exietla uris carters de proyectos.

El estudlo fue realizado par el sefior Roberto Urmeneta, colaborador


xterno del PREALC.

Vfctor E. Tokman
Director
IN DICE

A. Introducci6n 1

B. 2

C. y 9

D. Laeficienciadel plan 15

E Orgánizaci6n e 19

F. Conclusioneø 23

Notas 25
/
Cuadroa 32

Grgfico ' 45

Bibliografca sobre el PDI 46


INDICE DE CUADROS

Cuadro 1: Evoluci5n de los adscritos al PEN 30

Cuadro 2: Monto real del PEN y reatricciones 31


de

Cuadro 3: Caracterlsticas de los 32

Cuadro 4: Procedancia de los trabajadores del PEN, 33


por rams de actividad econ6mica, 1976—1980

Cuadro 5: Estimaci6n de is productividad de las tareas 34


y costa del PEN

Cuadro 6: Tiempo dc perinanencia en ci PEN 35

Cuadro 7: Comuna de San Miguel: Duraci6n de is jornada 36


de trabajo de los adacritos

Cuadro 8: Subsidio PEN en relaci6n al ealario minimo 37


agrccoia y al ingreso minimo legal

Cuadro 9: Total nacional: Deetino de los adacritos 38

Cuadro 10: Regi6n Metropolitana: Nivel de calif 39


de la ocupaci6n anterior de los adacritos,
por sexo, mayo 1980

Cuadro 11: Comuna de San Miguel: Categoria ocupacional 40


del trabajo anterior par aexo, abril 1979

Cuadro 12: Nivel educacional de los adscritos 41

Cuadro 13: Total nacional: Proyactos terminados segGn 42


unidadee de medida
A. 1NTRODUCC1ON

El Programs de Empleo ?dninto (PEN) aplicado en es un plan


muy significativo. Lleg6 a incorporar en mayo de 1983 al 11 por ciento de
la fuerza de trabajo. Intentaremos resumidamente caracterizarlo, coinparar
los objetivos forniales con los que en realidad as desarrollan, evaluar par—
cialmente su eficiencia y las consecuenci.aa que genera en algunoa aspectos
organizativos e institucionales.

El objetivo del documento es extraer las enserianzas de la expe—


riencia chilena; par ello, a ntedida que as avanza en se va poniendo
mayor 6nfasis no en la descripci6n gino que en el de problemas y
en posiblea modalidades alternativas que parecen eficientes. Estas al—
ternativas, qua s6lo se insinGan, deben considerarse proposiciones a dis—
cutir, en base a Ia experiencia chilena, y no una apologia del PEN.

La evaluaci6n general que se hace del PEN es r&egativa. Intents-'

mos precisar algunas deficiencies, encontrar elernentos rescatables y pro—


poner (sobre todo en la parts) alternativas, sin salirse de una
de minima empleo" (que no es el PEN) para is discusi6n y el

Dada Is necesidad de efectuar un documento sintético, necesariainente


no se tratan algunos aspectos relevantes y Los tratados no son fundamentados
suficientemente. En todo caso, 8e sugiere revisar las notas y recurrir a las
fuentes citadas, donde se pueden encontrar mayores antecedentea sabre el PEN
y desarrolladas interpretaciones.
B. DESCRIPCION GENERAL

El Plan de Einpleo Mininio surge en Chile en 1975, como un programs


blico pars enfrentar los niveles crecientes de desocupaci6n. Constituye one
parte de las Poifticas Sociales de Gobierno , que en el tiempo ban si—
do denominadas "Red Social de protecci6n a los sectorea necesitados"..

Su objetivo explicito principal es ci de disminuir los efectos noel—


vos de is desocupaci6n. I)ado ci largo perlodo de aplicaci6n de este plan (ocho
Sf05) y aus nivelee de magnitud (entre Un 3 y un 11% de is fuerza de
del pals), conatituye ci iuás importante programa estatal pars enfrentar el
deaeinpleo y el. ings significativo de so tipo en Latina.

Bate plan se implements a de todas las municipalidades del


pals, las que cuentan con proyeetos qua, previa de is Intenden—
cia Regional, pueden incorporar a trabajadorea desocupados. Eatos proyectos
generalmente se gestionan en ci Comunal PEM , formado pore autorida—
des (alcalde, jefe PEII), (jefea de obras) y ocasionalmerite miembros
de organizacionea comunalès (presidentes de juntas de vecinos).

Las casi siempre, cuentan con varios proyectoa ea-


tables que lea definen algunos programas eapecificos pare incorporar a traba'-
jadores desocupados en uris fonna setnl—permanent.e. Por ejemplo, en Santiago
es I recuente encontrar los siguientes prograinas especffleos: Aaeo, Parques y
Jardines, Administrativos, Escuelas y Hospitalea.

El trabajador qua desea incorporarse al plan (o, major dicho, nece—


sita recurrjr a €1 al no canter con otra alternative de empleo), debe inscri-
birse en is Mtinidipalidad respective de su domicllio; si cumple con los requi—
altos exigidos y existen vacantes, queda adacrito a trno de los progranias es—
pecfficos del PEM, teniendo derecho a recibir on eubaidlo mlnuino (menDs de
30 dólares inensuales, que retire en dos cuotaS quincenales), a camblo de rea-
lizer ciertas tareas y, ocasionalmente, obtener otros beneficios (1).
El monto del subsidlo es homog&ieo, cualquiera sea la tarea efec-
tuada. Coma se trata de incorporar al mäximo de trabajadores, las actividadea
efectuadas son fuertemente intensivas en manode obra, ya que a ni'uel nacional
s6lo puede destinarse el 15% del gasta total del programa a inaumos

Los trabajos efettuados son muy y, por tanto, htterog&ieos


en cuanto a niveles de calificaci6n requeridos, predonilnando los de tipo ma—
nual y menos cailficados. Se labores en práctlcamente todos los ru-
bros, pero las labores conocidaà y que frecuentemente incorporan a un ma—
yar n6ntero de trabajadores (en las zones urbanas), son las de aaeo y ornató.
Este tipo de labores increnienta su importancia relative al aumentar los ads—
critos al plan; mayor elasticidad —aunque atente contra Ia eficiencia—
posiblilta incorporar a nuevos trabajadores sin necesidad de definir proyectos
adicionalee e incrernentar los gastos en (2).

El Decreto Ley que dio origen al plan, establecia que is jornada is—
boral que debian cumplir los trabajadores incorporados, correspondla a 15 ho—
rae senianales, obteniendo con ella un aubsidio equivalente a tin tercio del es-
lario legal. En la adacritos desarrollan una jornada is—
boral complete y el monto real del subsidio se ha deteriorado. (3).

El monto del su.bsidio constituye sin dude el aspecto inns impactan—


te del PEM; actualmente alcauza pare s6io 1.2 kilos de pan diarios. Sin ember-
go, durante los cuatro primeros de apiicaci6n del progrania, se super6 el
33% del salarlo mfninio. En otras palabras, el as elev6 pars compen—
ear en parte is expanei6n de is jornada de trabajo, pero en los aflos,

el subsidio se ha deterlorado fuertemente tanto en a los ealar±óa


inln•imos coma en poder adquisitivo. En los aflos los adacritos con su
ingreso no logran adquirir ni la muted de la canasta de alimentos del 20% de
las familias mae pobres del pais. (4).

El hecho que las tareas efectuadas por los adecritos aennmuy hete—
roganeas, hace dificil su evaluaci6n. Sin embargo, las estimacionea de
productividad de estas tareas, hacen pensar que los trabajadores incorporados
—4—

en el plan reciben Men un salaric que un subsidio (5); pero esta situa-
ci6n puede variar en algunos casos eapecificos (adscritos que participan en
un curso de capacitación, ejeniplo), y es probable que en el tiem—
po la productividad media haya disminuido debido al fuerte increniento en el
niiinero de adscritos. (6).

Los sectores sociales beneficiados indirectainente con el plan, ys


sea por los productos elaborados o los servicios ofrecidos, son muy heterog&-
neos e incluso variables en el tiempo. El hecho que no exista tins clara del i—
nici6n de la poblaci6n objetivo a is que se quiere beneficiar con las labores
efectuadas, hace dificil su evaluaci6n. Los organismo.s que incorporan personal
PEN, en orden de importancia decreciente, son: Municipalidades, Servicios
blicoø, Puerzas Armadas a Instituciones Privadas sin fines de lucro (pôr ejem—
plo,, bomberos)..

El nthnero de trabajadores adacritos al plan (que en mayo de 1983 lie—


g6 a la cifra de 396 mu), evoluciona en perfodos prolongados las
tendencias de Ia desocupaci6n. Pero el hecho que a los adacritos se les consi—
dere en las encuestas de empleo como ocupados, hace que en aigunos perfodos, y
siguiendo la evolución tnes a mes, la tendencia en el ntimero de adscritos a as—
te plan sea contraria a la evolución de la tasa de desocupaci6n. el nci—

mero de adacritos no depende s6lo de los niveles de deaoeupaciôn; existen otras


variables que también influyen, coino por ejeinplo, las cuotas de adseritos
(que, a su vez, dependen de los proyectos aprobados y los recursos disponibles),
las restricciones o criterios de de adscritos, el moftto real del sub—

sidio PEN , etc. (7).

El gasto directo anual ( subsidios tnás insumos ) necesarlo pars Is


impleinentaci6n del plan en el perfodo 1975—1982, no ha sobrepasado los 87 mi—
hones de d6lares, cifra pequeña si se compara con otros programaa de empleo
de magnitudes similares al PEM. La infraestructura municipal y piiblica que p0—
sibilita ha implementaci6n del plan, as a ha vez un costo indirecto y tin be—

neficlo indirecto . En la apiicaci6n del plan se utihiza el aparato estatal, y


no se ha generado una instituci6n propia pars el PEN; esto implica costos adi—
—5--

cionales indirectos de rnuy diffeil estimaci6n, pero a su vez existe un ahorro


estatal, en cuanto muchas de las tareas efectuadas pór los adseritos son luipres—
cindibles y la contrataci6n de trabajadores se asi por montos muy inf e—
riores al salario ininimo. (8).

Los costos totales exactos del programs scm de diffcil preciai6n por
no existir datos consi8tentes. Los montos disponibles determinados par el pre—
supuesto ODEPLAN, existi6 un financiamiento pars el PEN de 90 millones
de d6lares en 1977, cifra que se rebaj6 a 84 mullones el niio siguiente y a 86
millones en 1980), pueden no utilizarse completamente o requerir de items
complementarios pars is demands par ingresar al programs (situaci6n que
pareci6 ocurrir en los 1975, 1976, y

Un procediuiiento alternativo es distinguir los tipos de gastos que


conlieva is aplicaci6n del programs y caicular sus magnitudes. Asi, se pueden
diferenciar trea tipos de componentes:

1. El costo directo en aubsidios o salarios, que conatituye el componen—


te de gasto mayor y vans segtln el nthnero de adscritos y el monto del subsidio
PEN

ii. El costo directo complementanlo o de Insumos el reglamento del pro-


grams lo fija en un 15% del gasto total. Sin embargo, es probable que se sobre—
pase eats en algunos penlodos y en otros que SC gaste Ufl8 fraccián
inferior. Seg6n antecedentes obtenidos en Ia Oficina de Planificaci6n y Presu—
puesto del Ministerlo del Interior y ODEPLAN, el gasto en insumos fue inferior
en los aiioa 1977 y 1978 (13.2% y 13.1% y superior en todos
otros aflos, que el promedlo anual de gastos en insumos como pro—
porci6n del gasto en remuneraciones fuepara todo el periodo 1975—l980, de un
23.3% (9).

iii. Costos indirectos: estos costos, par las caractenfsticaa del PEN,
son de bajo nionto. Corresponden a las remuneracionea pagadas a funcionarios
blicos encargados de la planificaci6n y ejecuci6n dcl programs, gastos
dicos adicionales en capital a inaumea pars algunos proyectos que
no son dispuestos por el Ministenio dcl Interior, ama que porel Min:Isteicio
—6

de Hacienda u otro, o que son aportados directamente por las


pueden existir otros gastos atribuibles al costo de Ia utilizaci6n
parcial de parte de la infraestructura ptibiica (por ejeinplo, el gasto por u—
tilizar parte de. una guarderfa infantil donde labora una auxiliar de párvulos
contratada pot el PEN). Excluyendo este tipo de gasto , que generalinen—
te no represents costos reales, ya que bien es aprovechamiento de capacidad
instalada que puede cousiderarse un requisito pars Emplementar algunos proyec—
tos, tenetnos que el total de costos indirectos del programa de 1980 se ha esti—
inado en 301 millones de pesos, proyectando eats cifra, tenemos que Los costos
indirectos no sobrepasan los ocho millones de d6lares anualea (10).

De manera a la diatinci6n de costos, podemos tre8


tipos de beneficiarios:

E beneficiados directos con el empleo minimo, quienes son


cuantificablea por el ntimero de adscritos al programs;

ii. poblaci6n beneficiada con las obras efectuadas: gatos son dificiles
de precisar pot is heterogeneidad de tareas efectuadas y pot is no definici6n
de poblaciones objetivos a favorecer. En todo caso, se puede plantear, que es
is comunidad en general (aunque inuchos o algunos proyectoa, por las aetividades
tealizadas, tienden a favorecer a los estratos superiores) quien uaufructtia de
las obras, ya sea pot el uso de obras de infraestructura o par La simple utilE—
zaci6n del mejoramiento del entorno y so ornato4

iii. beneficiados por el ahorro en Ia ejecución de proyectos . Este tipo


de beneficiados es de diffcil preclsi6n (aunque en generales es ci Es—
tado) y acm diffeil es estimar el monto del ahorro . En una interpretaci6n,,

un tanto extrema, ae puede piantear que is mano de obra contratada implica un


ahorro pars el Estado y las municipalidades equivalente a in sumatoria de las
diferencias entre el subsidlo PEN y cads sueldo o salarlo correspendiente a

las ocupaciones normales anáiogas a las tareas efectuadas pot los adacritos,
más los gastos de seguridad social y conquistas sindicales correapondieitites.
—7—

Considerar quo todas las tareas efectuadas no son necesarias por


ende, sólo generan gastos (que un planteamiento ectremo y opuesto
al anterIor), no encuentra suficiente evidencia empIrica. Muchas tareas gene—
ran productos a eon necesarias (ii), Incluso aigunos proyectos o tareas son
iinprescindibies (uno de los ejemplos mae clams do esta situaci6n is constitu—
yen algunas obras de infraestructura) y, por tanto, generan beneficios al Es—
tado por el ahorro en l.a contrataciön de mano de obra., Pero, contrariamente a
lo que pudiera pensarse, el abormo no se deriva solo de las obras de infra—
estructura; existe en actividades sociales. Por ejeniplo, auxilisres
de enfermerla, canipaflas sociales en poblaciones y campamentos (en que con
de obra PEM, se vacunan animales, so diacuiostican problemas sociales, so
erradican famulias, etc; cuadros 9 y

En suma y pars simpilficar, uris proporciôn importante do las activi-


dades efectuadas porlos adecritos genera un beneficlo pars ci empleador, en
este caso, el debido al menor gasto en remuneraciones y beneficios so—
cialea. Este beneficlo estimarse en forms tentativa (debido a is falta
de indicadores niás precisos), en is diferencia entre ci ingreso PEN y el sala—
rio ininumo imponible. Esto es, aproxiniadatnente, para ci periodo 1975—1981.
156.7 muliones de d6lares anual.es de ahorro (12).

El hecho de contratar trabajadores por remuneraciones inferiores a


las normales y sin beneficlos sociales, gener6 —sabre todo durante el primer
perfodo de aplicaciOn— protestas de las organizaciones sindicales, tanto par
ìè escaso del aubaidlo como por l.a carencia de derechos laboralea, por ejem—
plo is imposibilidad de asociarse con prop6sitoa reivindicativos.

Los antecedentes sobre las caracterlsticas socio—econOmicas de los


adscritos, evidencian un importante cambio. De un programs que incorporaba bá—
aicamente a jefes do hogar cesantes, ha ido pauiatinamnente adscribiendo a una
mayor proporci6n do mujeres y de personae sin experiencia laboral. Los requi—
de selecci6n han sido cada vez menos exigentes (13). En todo caso, has—
ta fines de 1980 (a b menos) los adacritos incorporaban una mayor proporci6n
de trabajadores. con experiencia laboral que los desocupados. Ademas, durante
—8—

todo ci perlodo de aplicaci6n del plan, los beneficiados son, en su ininensa ma—
yorla, personas con agudos probiemas de subsistencia, donde laadacripci6n al

PEN evidencia is imperiosa necesidad de obtener un ingreso monetario.

Analizando a los adacritos por rama econ6mlca de procedencla, se


prueba qua el mayor porcentaje lo constituyen personas qua buscan trabajo por
prlmera vez, seguidos de Ia agricultura y is construcci6n. La repreaentaci6n en
el PEN de los trabajadores provenientes de. la agricultura as superior a su parti—

en is fuerza de trabajo del pala; as atm mayor is de is conatrucci6n..


Los. trabajadorea provenientes de is industria tienden a distninuir (14).

La apiicación del plan —tal conto se estipulaba en sue objetivos— no


ha implicado is creación de nuevos organismos estatales; sin embargo, se produ-
ce uris especie de instituclonalización que dellmita un nuevo tipo de trabajador
(perteneciente al mae bajo estrato ocupaclonal), que se articuis en una red de
interrelaciones sociales que van perfilando un nuevo estrato ocupaclonal —pre--
aumibleinente transitorio— (15).

El hecho que cc implementen, a partir de 1982, nuevos planes de em—


pleo a de las inunicipaildades, lieva a que los trabajadores PEN aumenten
su subordinaci6n debido a su inenor Ingreso y a las relaciones jerarquicas que
se eatablecen. Estos nuevos planes se implenientan para initigar el fuerte aumen—
to de la desocupacl6n y en alguna medida pars superar las deficiencias detecta—
das por el Cobierno en el PEN. Tanto ci Plan de Ocupaci6n para Jefes de Ilogar
Cesantes (P.O.J.H, con un que duplica al del PEN y que lncorpor6
en mayo 1983 a inns de 132 niii trabajadores), como ci Plan de Abaorci6n de Pro—
fesionales Cesantes (de más reciente y ilinitada iinplementaci6n), cuentan con
tins delimitacl5n más precisa de las poblaciones objetivos que cc desea benef 1—
ciar en forma directs.

De mantenerse las actuales condiciones de is economla chilena, es


posible que estos tres planes se incrementen, orientandose ei PEN cads vez más
a las iabores menos calificadas y absorbiendo una proporci6n coda vez mayor de
fuerza de trabajo gecundarla. Pero, en aiguna medida, y dada is forms en que
funclonan estos planes, es probable que ci PEN aparezca conto una puerta de eu-
—9—

trade a los atros dos planes (sobre todo al POJH), lo que tiende a producir en—
tre los tine fuerte competencia en el intento de pasar del PEM a algu—
no de elms.

C. OBJETIVOS ESPERADOS Y OBTENIDOS

Los objetivos y prop6sltos del PEM sé pueden sintetizar del aiguiente


entregar un a los desocupados pars evitar los efectos nocivos de
la desocupacián (disminuir Ia tasa de desocupaci6n y evitar el deterioro qua im—
plica in situación de cesantfa)., a ca'nthio del cual los trabajadores beneficia—
dos (básicamente lefes de hogar cesantes) deben desarrollar una jornada laboral
No debe considerarse tin einpieo permanente, sine qua una alternativa me—
mentgnea ante la. desocupaci&i y pie, debe impulsar la bEis—

queda de einpleo eatable, servir de instancia de capacitaci6n y contacto con in


demands de trabajo. Las tareas efectuadas deben set intenaivas en mano de obra
y beneficiar directamente a in comunidad; el desarrollo del plan no debe aumen—
tar in burocraeia estatal.

Ahora Men. el PEN concebido come transitoria pam enfrentar Ia de—


socupaclón coyuntural lieva de echo de apiicaci6n, lo cual signif ice
que se ha transformado en un plan semi—perinanente. Evi.denteinente, existe un e—
rror de diagn6atico sobre in situaciön y evoluci6n del empleo.

Disminuir los efectos nocivos de Is deaocupaci6n que constituye el


objetivo central y explfcito del PEN, requerirfa de un anáiisis en varias dimen—
siones. En cuanto poiftica que disininuye los indices de deeocupaci6n, ha side
la más efectiva de ins aplicadas en Chile, ye que iogr6 incorporar entre tin 3
y un 11% de la fuerza de trabajo. Pero, en relaci6n a las necesidades reales
de empleo y a ins niveles tie tie ia desocupaci6n efectiva, el plan no
es tan eficiente. Los niveles de desocupaci6n se niantienen muy altos y general—
niente las tareas efectuadas han reemplazado a enipleos normales 0 son de baja

product ividad.

Podeniog ansiizar al PEM hasta 1979 corno tin plan qua evita tin mere—
10 —

mento importante en is tasa de ya que si no existiera €ste, los


adacritos se transformarian en desocupados a partir de
ese aiio, par el cambio paulatino en Ia compasiciön de los adscrftos de
is fuerza de trabajo secundaria incorporada al plan- as posibie que esta situa—
ción hays variado parcialinente, pero no al punto qua se pueda afirmar qua, de
no existir el programs, is mayoria de los beneficiados as retirarla de la fuer-
za de trabajo, incretnentando Ia población inactiva. to gue si es posible es que
una fracci6n de los adacritos se convierta en trabajadores desalentados (no
buscan trabajo porque saben que no van a encontrar ) (16).

En ei lenguaje sobre efnpleo, el empleo mfniino no conatituye


desocupación ablerta; tampoco es una aituaci6n general donde los trabajadores
obtienen ingresos superiores a su productividad( cesantia diafrazada ), zrtáa

bien constituye subocupaci6n a subempiso, entendido como la situaci6n que afec—


ta a las personas cuya capacidad de no se sprovecha plenamente, ys sea
porque trabajari involuntarlatnente una jornada corta o porque su ingreso o pro—
ductividad son escasos, a porque ocupados en una actividad qua no las
permite utilizer adecuadamente gus calificacionea fortnales o informalea.

El PEN constituye entonces un tipo particular de aubocupaci6n por as—


caso Ingreso, con situaciones a menos generalizadas (dependiendo del perfo—
do, Is locaiidad y el trabajo especifico) de subempico por jornada parcial, ba-
ja productividad o desapravechamiento de capacidades

Coma se was adelante, is desocupación equivalente existente


en programs es baja y heterog&iea prayectos a lahores (as mayor en
las tareas de aseo y ornato). En una inensuraci6n del aprovechamiento cia capaci—
dades, se veriffc6 ques los adacritos se lea tiende a asignar labores relati—
vamente consistentes en relaci6n a su educaci6n y of ida, con excepci6n de las
labores menos donde los adacritos consideran que no utilizan su
educaclón, y cia los trabajadores con oficlos que se han vista moy perjudicados
con is readecuaci6n del aparato productivo yb qua poseen oficios que no corres—
ponden a los requeridos por las diferentes tareas de los proyectos y, por ende,
deben desempeflarse en labores cijaimiles a las de su proplo oficlo (generalinen—
te en iabores menos
— 11 —

Ahora bien, es plausible piantear que los niveles de desocupaci6n e-


quivalente y el no aprovechaiuiento de las capacidades de trabajo ban sido mayo—
tea en el primer perfodo de apiicacidn del plan (perfodo de "rodaje") y en aque—
has coyunturas en que se ban aumentado sustantivamente el ntlimero de adacritos.

Los antecedentes teóricoa y tienden a avalar is hip6tesis


de que is situacidn familiar y personal de un adscrito al empleo minima se de—
tenors menos que la de un desocupado. Sc diaminuyen ins consecuencias nocivas
de la'deaocupaci6n rSl asegurar un ingresa (par minima que sea), realizar un tra—
tener acceso a relaciones sociales dcl trabajo, etc.. El trabajador no
se aisla tanto, e incluso puede obtener una cierta satisfacci6n laboral (18),

El PEM pretendia constituirse en una alternativa de emplea


evitando que se lo visualizara como una fuente de trabajo eatable. A pesar de
la necesidad peni6dica de el de proyectos especificos y

el deterioro del subaidlo PEM , Is rotaci6n de trabajadores es mucho manor a

in eaperada. Pars los adacritos, es un empico semi—permanente, sabre todo pars


aquellos trabajadores que realizan tareas que reemplazan a empleos eatables (19).

Tal como se niencion6 anteriormente, el objetivo original de favorecer


a los jefes de hogar cesantes, se cuinpie exhaustivamente en los cinco prime—
ros alias de aplicacl6n del plan. Otto objetivo que tampoco puede considerarse
iiuplementado es ci de favorecer a la comunidad con las tareas ef cc—
tuadas, ya que en muchos casos es dificil identificar al sector beneuiciado o
no corresponde al sector social que en teorf a se pretende favorecer.

El foutento de Ia bcisqueda de un emplea eatable, que aparece coino un


subobjetivo, so ye entrabado en is al toner que desarrollar los ads—
critos una jornada laboral compieta. Ademáa, las elevadas tasas de desocupaci6n
desalientan is de empleo, y el adscrito se vs conformando con su situa—
ci6n PEM (20).

El desarroilar una jornada laboral completa, situación que contravie—


ne is nortnatividad que regula ci programs, ha sido evaluado criticamente en
los estudios tanto do entidadea estatales coino privadas (21). un eatudio
— 12 —

del E.E.C., is jornada de trabajo que empez6 coma parcial, se ha transformado


en completa todo en las zonas urbanas, donde is jornada es de
echo horse diarias", en algunos pueblos serla reducida (cuatro o seis horas
diarias) (22). En un eatudlo en una comuna de Santiago (San Miguel), se verif 1—

c6 que ba adscritos desarrollan una jornada laborsi compieta, pero además se


preclsó que las tasas de deseiupleo eQuivalentes (caiculadas en base a las horse
trabajadas) son bajas pero diferencialee par programas especl:ficos. En el pro—
grams de Parques y Jardines , esta tasa es tin 39% tnãs sits que en el total
de programas (23). La jornada laboral, siendo completa no as exis—
tiendo labores en que as intensiva y extensa.

Mo obstante lo anterior, existen antecedentes que permiten describir


en forms mae aproximada a is realidad is duracl6n e intensidad de is jornada
PEN. Dado el horario a cuniplir por los adscritos y por haberse decidido que el
subeidio PEN es incompatible con otroa ingresos monetarios'(sobre todo duran—
te los primeros eels de aplicaci6n del programs), los generalmen—
te no pueden o deben negar que poseen otro einpleo o pablo y, par ende, tien—
den a negar que poseen tiempo libre. Además de reconocerlo, implies is acepta—
ci6n de la inutilidad de su trabajo, con is corialgulente desvaiorlzaci6n y el
tetnor pot la eventual eliminaci6n de is vacante PEN.

El ausentismo en el PEN (de jornadas completas de trabajo) es bajo,


(puede significar la caducaci6n del contrato), del orden del 3Z en las comunas
de Santiago. Sin embargo, es superior en al menos un punto a los promedios de
ausentismo en los ocupados en los tiltimos afios en Santiago.

La obtención de permisos durante Ia jornada laboral parece ser no—


toriamente flexible que en las ocupaclones normalea ; los jefes de pro—
gramas suelen dar facilidades, principalmente si el adacrito esta poatulando
a on trabajo mejor remunerado (as corriente obtener hasta tres permisos pars
buacar trabajo). Además, en varios proyectos el horarlo a cumplir exige una
presencla flsica en el lugar, pero no siempre una labor permanente. Esta situa—
el5n se visualiza clarainente en aquellos proyectos PEN establecidos par un pe—
riodo determinado a que Implican redefinicionea constantes de tareas,
— 13 —

dose algunas fases de escasa actividad en espera de nuevas asignaciones, pero


con inseguridad •para los adscritos por Ia posible caducaci6n de l.a adscripci5n.

En aunque se contraviene la norma al exigir a los adscritos u—


na jornada laboral completa, no es intensiva en forma perinanente, varian—
do entre los proyectoo y al interior de elba.

atServir de instancia de capacitaci6n a los adscritos". Este subobjeti—


vo del plan ha tenido énfasis diferentes en el tiempo, pero se ha beneficiado
siempre a una minorfa. Las evaluacionea hechas sobre los cursos de capacitaci6n
son desfavorabies. Eats situaci6n llev6 a reorien.tar ci sistema de curses, im—
el sistema de licitaci6n de becas per parte del SENCE, donde la

instituci6n capacitadora debe asegurar obtención de empieo al 70% de los parti—


cipantes en los cursos. No existe evaluaci6n de esta modalidad, de reciente
aplicación.

Con respecto a la capacitaci6n, es necesarlo precisar que el hecho


de efectuar ciertas tareas y que existe tin porcentaje de adacritos que son per—
sonas que buacan trabajo per pritnera vez, genera un heneficlo adicional que p0—
dna convertirse en un objetivo explicito de un plan de minimo cmpleo, esto es,
constituirse en una inatancia de adiestramiento ya sea para capacitar
en un of icia o para efectuar Ia de algtrna profesi6n. Dc hecho, muchos

ex valoran este aspecto come ci central del PEM (24).

Oniginaimente, ci PEN tenia tantbién come objetivo constituirse en u—


na oficina de colocaciones , es deem, cada adacrito contaba con una ficha con
aus datos de nivel de càlificaci6n y expeniencia y se pretendfa of re—
cer esta rnauo de obra a empleadores pnivados o que incluso demandaran ma—
no de obra al PEN. En is prktica, este objetivo no se ha cumplido, tanto por
las consecuenejas de los elevados Indices de desocupaci6n coma por el despres—
tiglo de los trabajadores PEN: en términos sociales y de calificación no es un
buen antecedente haber pasado o eatar adacrito al programs.

Come ci objetivo original era entregar tin subsidlo a los desocupados


a camblo de tins minima jornada laboral (15 horas semanales). en la précti—
I - —
— 14 —

ca el PEM es un trabajo senil—permanente, se producen algunas situaclonen que


as neceeario tener presentes. Se genera uris cierta in8tituCioflaliZaci6n que de—
termina conductas y actitudes no previstas o qua no correeponden a los objeti—
VOS. Por 1) is asignación de responsabilidades entre los adscritos sin
aumentar el rival de ingreso provoca rechazos; Ii) como las tareas desarrolla—
das tienen requerimientos de calificaci6n diferenciales y no existen exigencias
laborales relativament.e hoinOg&ieas, (se genera un prestiglo de cads labor al
interior del PEM). algunas labores son mayormente rechazadas par los postul5n-
tee o adecritos; iii) muchos adecritos tienden a ocuitar su pertenencia al PEM
pars no evidenciar su deterioro ocupacional; iv) en aquellas tareas que se de—
sarrollan en servicios o niunicipales se produce una excesiva subordi—
nacl6n de los adscritos, los cuales compiten con los trabajadores normales
quienes yen peligrar su fuente de empieo al constatar que existen trabajadores
dispuestos a laborar par salarios inferlores. Este problems as agrava cuando
los adacritos desarrollan tareas similares a las de los trabajadores de plants.

En aintesis, al anàlizar el PEM, se evidencia claramenta que los oh—


jetivos originales no corresponden a 10 qus se implements —si.tuaci6n que as re—
conocida en los infamies of icialea sobre el plan—, is disyuntiva
de: o readecuar el plan pars qua se cumpian los objetivos originalesi, o entre—
garle una especificidad diferente a is iniclal qua se a is evoluci6n
real del plan. En definitiva, se ha optado por eats alternativa, pero
sin derogar is normatividad y objetivos originales.
*
— 15 —

1). LA EFICIENCIA DEL PLAN

Analizar la eficiencia del Plan de Empleo Minimo requiere de un es—


tudlo a diferentes niveles. El inás general podria plantearse a nivel val6rico
y de eaquelnas politicos y económicos; en eate la pregunta dave podria
ear, por ejetuplo: politics cia emple.o ea máa eficiente para desarrollar el
aparato productivo y a is vez posibilitar la participaci6n creciente de los
trabajadores? Este nivel escapa a los objetivos de este trabajo.

En un segundo nivel, podeinos ubicar aguella discusi6n ref erida a Ia


eficiencia de los duferentea instrumentos, dentro de tine aituaci6n dada, res—
pecto a la creaci6n de empleos adicionales. En este caso, la eficiencia se re—
laciona con interrogantes del siguiente tipo: as inás eficiente, tin subsi-
do is contrataciôn cia mario de obra, tine poiftica de aumento de los empleos
eatatalea, tine politics de tipo PEM o tins politica cia apoyo al aumento de la
productividad del sector informal? (25).

Sin analizar detall.adsmente is eficiencia del PEM a este nivel,


posible hacer algunas consideracionea parciales al respecto;

1) Es muy dificil siquiera imaginar uris politics de empleo, con los costos
del PEM, qua pueda favorecer si 3Z de is fuerza cia trabajo en tin pafa en
menos de oc.ho mesea y qua duplique eata cobertira en menos de siete me-
sas (26),

ii) Uris politics tipo einpleo mfnimo as más adaptable a situaciones cambiantes;
en 6itirao se dispone de un contingente de mario de
o funciones variables.

iii) constituirse en uris o la alternative cia ingreso pars algunos


sectores sociales que dificilmente serán contratados por empresarios pri—
vados o no han desarrollado tine eatrategia de subsistencia adecuada
tro del sector informal.

iv) Puede conatituiree en tine buena alternative para sectores campesinos con
trabajo ocasional o estacional.

Puede constftuirse en una instancia cia adiestramiento práctico pars las


nuevas generaciones cia trabajadores.
— 16 —

vi) Permite un mayor control del de beneficiarios directos y, de exis—


tir una adecuada orientaci6n da las tareas, puade permitir un importante
me:joramiento de is infraestructura y de lea condicionea del habitat tanto
como

Estas conaideraciones no pretenden resumir los aspectos eficien—


tea del empleo minima con respecto a otras poilticas de emplea; s6lo mencio—
nan algunos aspectos qua no se presentan habitualmente en los textos sabre el

teem. De igual forma, pademos presentar algunas consideraciones sobre aspectos


en los cuales el empleo minimo presenta problemas qua habitualmente no se diB—
cuten:

1) existe una tendencia a incorporar a los adacritos a tareas que


emplazan einpleos eatables; una fracci6n de las vacantC8 no constituyen
nuevos puestos de trabajo sino se reempiazan empleos ztormalee

ii.) el plan constituye en is prgctica un referente concreto que, en alguna


medida, tiende a disminuir ci aalario minimo vigente;
iii) puede generar un nuevo estrato social aubordinado que es fkilmente mani-
pulable;

lv) en is medida que ae convierte en un plan permarzente, puede aumentar su e—


ficiencia, pero ella a Is vez implies que pass a convertirse en un empleo
eatable por un salario infimo a injuato;

v) el efecto reactivador a del incremento de is demands agregada por


is via de ingresos mftthnos es uniy limitada; en ci caso chileno, el sub—
sidio ni aiquiera permite is raproducci5n de Is fuerza de trabajo

Otro nivel de ala de is eficlencia del plan se relaciona con


su potencialidad de mejorar be nivelca de ocupaci6n. ml coma ya se ha mencio—
nado, puede alcanzar tins cobertura espectacular (el 11% de Is fuerza de traba—
jo); sin embargo, 109 elevadisijuos nivelea de deaocupaci6n, esto no ha
euficiente pars alcanrar nivelee de similarea a los .hist6ricos.

Un iultimo nivel de de is eficiencia, sabre ei. cual intents—


H H
— 17

remos presentar un pequeflo anglisis, as el referido a in productividad o, en


tuáa amplios, un de in rentabilidad social de ion diferentes
tipos de proyectos implementados con mano cia obra PEM. precisar que
las conciusiones que se presentan a contirniaci6n se derivan de antecedentes
del PEM referidos a 1977 y a los dos siguientes (27).

a) La productividad, estimada a dci valor cia ins tareas efectuadas, en


in de ins labores realizadas es superior al subsidlo obtenido por
los beneficiarios. Las excepciones nina clams ion adacritos que parti—
cipan en cursos de capacitaci6n; los qua sin asigna—
ción de tareas; los que realizan una jomnada labomal mfniina o en labo—
res qua corresponden a in expsnai6n de proyectoa cuyas vacantes reales se

sobreestlinan pam aumentar in cobertuma del progmama.

b) Dentro cia los proyectoa espeefficos, mayor productividad son


los relacionados con is producci6n o forestal, aeguida cia los rela—
cionados con is cia materiales de construcci6n y obras cia infraes—
tructura (vial, agricola, urbana y portusria).

c) Los de menor productividad son aquellos proyectas que se ubican frecuente—


mente en ins tareas cia aseo y omnato yb que vacantes
reales. Dada Ia mayor facilidad pars increiuentar las vacantes nonilnales en
anton proyectos, en ocasiones l.a productividad adicional, en igual a

d) nuestras eatimaciones, los 15 ptoyectoa especif icon inipiementados con


ohm de mano PEMde mayor son ion niguienten (28):
aserraderos,
2. plan aurffero,
3. explotaciön de canteras
4. construcci6n de locaies pam organismos de gobiemno cia in
Juventud, CEMA, etc.),
5. construcci6n de viviendas de cinergencia,
6. construccj6n de comedores abierton y centros de deanutridon
7. fabrjcacj6n de elementos cia urbaniznci6n (ladrillos, soleran, tubos de
alcantarillado, etc.),
18 —

8. construcci6n y reparaci6n de carreteras, cailes y puentes,


9. obras de regadfo,
10. instaiaci6n de servicios de urbanizaci6n,
11. construcci6n de escuelas, policilnicos y jardines infantiles,
12. construcci6n de locales comunitarios,
13. construcción de paraderos de buses,
14. producci6n de alimentos pam programas alimenticios (chacarerfa, hart!—
cuitura),
15. producci6n de alimentos para programas alimenticios (ayes de corral).

e) No es posibie, mediante el procedliniento en la estimaci6n de is


productividad, identificar algunas laborea realizadas par los adacritos que
corresponden a oficios a profesiones cailficadas, que puedan considemarse
aitainente productivas y rentables. Por ejemplo: tareas administrativas (se—
cretarias, administrativos), tareas 'educativas (profesores, auxilierea de
tareas en salud (augiliares de enfermerfa), etc. (29).

f) En un sentido similar a la conclusiön anterior, y tratando de evaluar adi—


cionalmente los beneficios sociales indirectos, los.proyectos que implican
Un desarrollo de is infreestructura rural y que permiten aumentar In produc—
tividad agricola se presentan como los was rentables socialmente (sabre to-
do en perfodos eatacionales de baja actividad rural). En gene—
rales cuando el producto genemado par in activ!tdad efectuada favorece a un
gmupo determinado (que puede o no coincidir exactamente con los beneficiados
directamente con el aubaidlo PEM), desarrollar actividadea
productivas y empieoa was eatables, se trata de proyectos con una mayor
rentahiijdad social.

Las cuatro primemas de estas conclusiones referidas a in productivi—


dad, obtenidas mediante un proceso de evaluacida de cada proyecto espe—
effico PEM. Las datos que permiten calcular la productividad lo cons—
tituyen las horas efectivas laboradas en cada proyecto y una estiniaci6n del va-
lor del proyecto terminado (eatimaci6n efectuada par el Director de Obras de
cads municipio). A este liltiwo dato se le deacont6 el 15% del valor de los sub-
sidlos correapondientes a los tmabajadores que participaron en la de
.
— 19 —

lastareas, de manera de evitar que is prodiictivldad calculada estuviera so—


breestimada al incluir los niateriales e insumos empleados en is realizaci6n de
los proyectos, pie equivalen a dicho porcentaje.

La productividad se define eritonceS como una relaci6n entre ci va—


br del proyecto (menos los insumos) y las horas trabajadas en su ejecucl6n. Sc
obtiene sal una productividad pot hors de trabajo de los adscritos . Usamos
las comullas pot cuanto el valor obtenido es s6lo una aproximaci6n a la produc—
tividad real, valor pie obvlamente presents márgenes de error, pero es ci
co conatruible con los datos disponibles. En mae rigurosos, el mdi—
cador obtenido es una estimaciön promedio del valor generado en tine hors pot
los trabajadoree incorporados al PEN, en proyectos que cuentan con los datos
pars esta eatimacl6n. (Proyectos que para los tres aflos considerados, 1977 a

1979, representan aproximadamente el 26.6% del total de incorporados al progra—


ma; del resto no se tienen datos. Vet Cuadro N° 5).

E. ORGANIZACION E INSTITUCIONALIZACION

Para apilcar un progrania de minimo emplea son necesarias una eerie


de condiclones, En ci caso chileno, evidentemente is organizaci6n territorial
de lea mutdcipalidades es una condiclón previa, pero fundamentalmente ci pro—
grama pudo aplicarse pot las particulares condiciones politico—econ6micas exis—
tentes en el pals y pot Ia exiatencia de tin gran contingeute de trabajadores
que, como estrategia extrema de subsistencia, estan dispuestos a laborar por
ingresos inferiores a los minimos legales.

Dado pie no se pretendla generar nuevos organismos con la

aplicaci6n del plan, se ha utilizado is organización e inatitucionalizaci6n


exiatentes. S61o pueden considerarse como 6rganos eapecificos dci programs,
las oficinas coiminales PEN , las cuales realizan labores administrativas de
inscripci6n y selecci6n de adscritos y control de proyectos (estee of icinas

son atendidas pot personal PEN)! En niveles altos de decisión, los organis—
mos existentes asuniido lea funciones de y control (30).
— 20 —

Un problems que podemos considerar inatitucional, as is nece—


sidad de contar con proyectos, ideas y estudios de factibilidad de obras, que
requieren de Un esfuerzo de los organismos existentes o contar con un equipo
ad-hoc para ese objeto Mirando el problems desde otro punto de vista, se p0—
drl:a considerar que is partlcipaci6n vecinal en is determinación de necesida—
des a ideas de proyactos es un inecanismo que ayuda parcialmente a resolver el

problems (algunas experiencias del caso chileno —muy escasas— Mralan is af Irma—
ci6n).

La inodalidad de aplicaci6n del PEN, en el caso chileno, ha sido en


general de tipo vertical, no fotnentándose Ia participaci6n coinunitaria; en los
casos que se ha linplementado, el resultado ha aido relativamente exitoso. Los
beneficlados directos realizan una actividad que es deseada por is comunidad y
incluso puede ester diapuesta a colaborar en an reaiización.

El problems cia organizaei6n e institucionalizaci6n es complejo. Es


necesarlo evitar la burocracia excesiva y is generaci6n de Un nuevo estainento
subordinado, el trabajador incorporado no debe percibir el plan como una rega—
de is autoridad ni con,o Un nuevo mecanismo de super explotaci6n

La a trav& de las inunicipalidades parece constituir un


mecanisino adecuado. No asl el subaidlo cualquiera sea is labor de—
sarrollada y el nivel de exigencias laborales Las responsabilidades deben a—
signarse por capacidades y el inonto del subaidia (que podria denominarse in—
greso de emplea niinimó ) debe 8cr diferencial, is productividad del tra—
bajo, pero sin liegar a trainos extremadaniente diferenciados (31).

La organlzaci6n interns de los adacritos (que en el caso chileno no


se ha permitido), puede tener algunos ilinites inmnimos, pero presents
de ventajas, principaimente en cuanto a is eficiencia de las teresa desarrolla—
das; is participaci6n puede ayuciar a solucionar probleuias operativos y generar
ideas de proyectoa necesarios pars is couiunidad. El problems derivado del bajo
Inonto del Ingreso obtenido es inevitable en este tipo de politicas, pero si
existe participaci6n y is duraci6n de Ia jot-nada laboral posibilits ci desarro—
- 21 -

lb de estrategias de subslstencia coinpiementarias, y los Incorporados obtienen


otros beneficlos (salud y previsi6n, per ejemplo), este problema se puede pre-
sentar como de menor linportancia relativa.

Un programa de mnimo empleo no puede transformarse en permanente,


ya que genera un nuevo estrato subordir.ado y evidencia la ineficiençia de las
poilticas econinicas generales y de creaci6n de nuevos eznpleos. De ser inevita-
ble la mantención de un programs de este tfpo per varios aos, es necesarlo e-
vitar que existan adscritoa permanentes 0 aceptar algn porcentaje de adseritos
permanentes (por no tener ninguna oportunidad en el mercado de trabajo), pare
con jornadas parciales (per ejemplo pare: impedidos, dueas de casa, estudian-
tes, etc.).

La relaci6n con otros organismos e instituciones tambin as compleja:


es dificil idear solamente proyectos autónomos (en el sentido que no se articu-
len con otros planes piiblicos o niunicipales). Coino se mencion6 anteriorinente,
en ningihi caso deben reeinplazar einpleos de pianta , sino corresponder a ta-
rena complementarias a las habftuales, utilizando un sistema de turnos con
jornadas parciales,.

En vinculaci6n con esto, la experlencia chilena muestra una situación


aparentemente contradictoria: ins adscritos que laboran en prograinas ms estruc-
turados, incluso con mayores exigencies laborales, muestran una mayor satisfac-
ci6n. La explicacidn est en qua son personas que al trabajar en un organismo
municipal o piblico desempean teresa niás apropiadaa a su nivel de calificación
y que lea reportan mayores gratificaciones ci cotuprobar la utilidad del traba:jo
efectuado, adems de no ser identificabies come PEN y tener acceso a algcin bene-
ficlo externo (espacio, baiio, casino, etc.) similar al de los trabajadores de
planra. Pero esta mayor satisfacci6n laboral no implica que sea una buena solu-
ciôn generar proyectos PEN articulados en los servicios ptibiicos (32).

Lo rescatable es qua las tareas efectuadas deben set valoradas por


los incorporados conio algo 6th y beneficioso, y as necesario tener presente
que es preferible trabajar en un orçanismo formal (que puede implicar inciuso
ps trabajo , pero taniblén externalidades ventajosas) que en Ia via pübii-
ca a en espacios abiertos.
— 22

Parece conveniente recaicar que una poiltica del tipo rnfnimo entpleo
puede presentar algunas ventajas, pero que debe consideraree como
extrema, que se aplica sóio cuando otras poilticas no han dado resultados. Es
uris politica de emergencia pars favorecer a un coritingente de mario de obra que
está en uris sltuaclón desesperada pot la inexistencia de trabajo.
— 23

F. CONCLUSIONES

En eats ültima parte presentamos algunas conciusiones qué dificilmen—


te agotan el tema, pero que pueden permitir evaluar is experiencia chilens y

au posible proyecci6n.

1. El PEM aplicado en Chile constituye una nueva forms de subempleo qué diatni—
nuye los Indices de desocupaciön y en ci cual al menos tins fracciôn de los
adacritos presents nivelea de superexplotaci6n.
El contingente de mano de obra incorporado en el plan se explica por
la elevada tasa tie desocupaci6n y el deterioro de los ingresos de los aecto—
res populares.
2. El cainbio abservado en is composici6n de los adscritos se relaciona tanto
COO 19 flexibilizaci6n de los criterios de selecci6n de postulantes coma
con is necesidad de los sectores populares de combinar tins serie de estrate—
gias de subsistencia.

3, La aplicaci6n prolongada del PEN ha ido generando un nuevo tipo de estrato


ocupaciona]. subordinado dé coinposicitSn en cuanto a educaci6n,
caiificaciôn, experiencia laboral, etc., pero predomitiando los niveles des—
favorecidos. Tomblén se ban desarrollodo elementos institucionales no aut&-
nomos que se articulan en el aparato municipal y

Los proyectos especificos qué presentan mayores niveles tie productividad


son los relacionados con Ia extracci6n miners y forestal y los de desarro—
lb de infraestructura agraria, vial y urbana.

5, Al aplicarse tin plan de minima emplee, coma soiuci6n de emergencia, es pro-


bable que no se concretice desde el primer momenta con is estructura, fun—
cionalidad y eficiencia maxima con Is qué puede operar. En el caso chileno
se aplicó cuando, ademas de existir una elevada desocupaci6n, se producia
uris fuerte disminuci6n del gasto pfiblico y de los empleos eatatales. Ass,
— 24 —

el PEM reemplaz6 en alguna medida a personal de servicios, algunos


de los cuales, posteriormente fueron privatizados (pot ejemplo: recolecci6n
de basuras). En un no contaba con proyectos
previstos con anterioridad, pero en is que se prolong6 el programa
fueron auznentando las laboree productivas y de fabricaci5n de biertes. Un
programs de este tipo requiere de una definici6n previa del de pro—
yectos propios aceptables. Responder a los suinentos de is
de las vacantea sin una previa, ha constituido
una muy ineficiente (33).

Finalmente, queremos precisar que estas conclusionca se basan en


evaluacionea de is experiencia chilena, que ha sufrido imporcarLtes modifica—
ciones principalmente a partir de octubre de 1982 (pot ci fuerte de
is desocupaci6n y Ia implementaci6n de un plan — el — que redefine
las dcl PEN). La evoluci6n de Is aItuaci6n zics
importantes antecedentes que efectuar precisionca o correcciones
a lo aqul planteado.
— 25 —

N. 0 T A S

(1) En àlgunos períodos, los adscritos han recibido una canasta de alimentos
pero no se entrega a partir de 1981 y nunca super6 ci 38% de los ads—
critos. Además, los adacritos ban podido participar en cursos de capacita—
ci6n; el mgs alto porceittaje de adscrttos en cursos se produjo en 1977
(incorporando al 12Z del total).

(2) Durante 1982 y los primeros meses da 1983 se fuerteinente las va—
cantes en este tipo de programas, poalbilitando asi duplicar el tie
adscritos. Ver Cuadro N° 1.

(3) El hecho que los adacritos desarrollen una jornada laboral completo ha aido
verificado en casi todos los estudios sobre ci PEM. Ver Cuadro 7
Pars anallzar ci inonto real del subsidlo ver Cuadro N° 2.

(4) Var Cuadro N° 2 y N° -

Hayores precisionea sabre ci poder adquisltivo del subsidic PEW pueden en—
contrarse.
R. Urineneta : El plan de empleo en Chile. PREALC, 1979, pigs. 35—42.
Movilidad
de status. Facultad de Filosof ía, }lutnanidades y Educacián, Uni—
versidad de Chile, 1983, 14—22.
3. Ruiz—Tagle: Los trabajadores del tie emplea minimo en Chile. PET,
1983, 22—26.

(5) Ver Cuadro N° 5. Adeinãs puede consultarse:


R. Urmeneta El : lea Mfnlino_en Chile, Serie Monograf ion sobre
Empieo N 13 (Santiago, PREALC. 1979).
R. Urineneta El plan de empleominimo.
ciade status, memoriade titUlo (Santiago, Universidad de
Chile, Facultad de Filosof ia, Humanidades y 1983).
J. Ruiz—Tagle: Loa trabajado Chile, in-
forive de lnvestigaei6n (Santiago, PET, 1983).

(6) La productividad tie las labores realizadas por los adacritos no se puede es—
tirnar para los 6ltiinos trea afios (por no existir los datos pero
es plausible auponer qua Is sabre doteci6n de los diferentes programas PEM,
disminuye is productividad de las labores.

(7) Pars una dlacusi6n sabre este punto, los factores que influyen en ci
ro de se puede consultar, además tie los textos citados anterior—
mente, a:
K. Scluuidt-Hebbel: de en Chic: 1975—1980, docto.
N 199. Depto. Estudios Empresas B.H.C. (Santiago, B.H.C.,
agosto 1981).
— 26 —

(8) Para una estimaci6n parcial de los coatos indirectos ,

K. Schrnidt-Iiebbel: 2p.cit., pug. 17.


Pars una estlinación de los indirectos véase:
J. Ruiz—Tagie: Los trabajadores_del..., pig. 33.
(9) Sobre este aspecto puede consultarse:
El eominimo, op. cit., pgg. 17 y cuadros 16 a 18.
aclarar que este porcentaje incluye casi los gastos directos
adicionalea, desde algunos beneficios pars los adacritos (saiud, canasta de
alimentos, cursos de capacitaci6n, etc.) hasts, por ejeinpio, combustible pa—
ra vehiculos y materiales de ejecuci6n de obras. Par tanto, eate porcenta—
je incluye casi todos los gastos estatales que se derivan de Is aplicaci6n
del plan y no sólo insumos y capital pars Ia realización de las obras.

(10) Lamentablemente, la tinica estimaci&i conocida de gastos indirectos


(BIIC. El ap.cit., pág. 18 y cuadro 18), no explica is metodolo—
gfa de estimaci6n. En todo caso, se puede ccrncluir qua 108 gastos indirectos
son absorbidos en un 96% par lea municip.alidades.

(11) En el Cuadro N° se detallan reaumidamente los proyectos o tareas efectua-


das con mano de obra PEM. Pese a lo heterog&zeo de gatos, se evidencia clara—
mente su utilidad y qua correaponden a actividades qua en su gran mayoria
han sido asumidas tradicionalmente por ci Eatado.

(12) Correaponden a d6lares de 1981.


Mayores antecedentes sabre los beneficiarios indirectos (debido al ahorro en
Is contratacitin de trabajadores), pueden abtenerse en S. Los
op 33—37.
• cit.,
(13) Cuadros 2 y 3.
(14) Véase Cuadro N° 4.

(15) Para una discusión. sabre ci impacto de is estratlficaciôn ocupacional, vga—


se:
R. ljrmenet a de emplea

(16) Tanto ODEPLAN como el Departamento de Economla de Is liniversidad de Chile,


en base a los resultados de tins encuesta a adacritos, aplicada en junio de
1982, plantean qua s6lo entre el 50 a 60% de los adseritos pertanece a la
fuerza de trabajo. El argumento estã destinado a criticar ci considerar a
los adacritos como desocupados.
Véase: H. Cheyre y E. Ogrodnik: programs de eapleo minima: de
usa encuesta", en Revista de Economia. Universiddd de Chile, noviembre N°
7, 1982, pigs. 11—17.
puede consuitarse: ODEPLAN; La red social
los neceaftados. (ODEPLAN, diciembre 1982) presentaci6n de CM—
le en III Conferencia de de Planificaci6n dcl en
ca Latina y el Caribe.
— 27

En realidad y los adseritos no Lortuan parte de la desocupaci6n


abierta, constituyen un tipo particular de sub—empleados (Véase R.
El Plan de minimo. MovilidadocupacionaL.., 37-39), y
posibleiuente de existir un retiro de Ia fuerza de trabajo, es
bien por un problema de l.a definición de esta categoria, pero no porque no
exista un probleina de que se express en In situaci6n del traba-
desalentado o en individuos que se yen compelidos a buscarse una estra—
tegia de subsistencia que en situaciones normales no
Una discusión sobre este punto puede encontrarse en: R. Urmeneta:
liocumento prel iminar.
(Santiago, PET., noviembre 1982).
Además, las caracteristicas de calificaci6n y educacionales de los adacritos
(vet Cuadros N° 10 12), no avalan is hip6teaia que constituyan fuerza de
trabajo secundaria a qua constituyan incapacitados.
En todo caso, is incorporaciän de fuerza de trabajo secundaria al PEM, es un
fenámeno reciente qua no caracteriza is situación permanente del progra—
ma.

(17) Estas conclusiones se obtuvieron en tins comuna de Santiago en un periodo de


estabilidad del FEll (1979). Tenenios antecedentes que periniten extrapolar—
las a nivel nacional (aceptando mayores de error) para el perfodo
que vs de 1977 al tercer trimestre de 1982. For lo tanto, es posible piantear
que los bajos niveles de desocupación equivalente (inedida via horns trabaja—
das) y niveles aceptables de entre el oficlo anterior y capaci—
dad y labor PEM, constfttiyen 155 sltuaciones permanentes del PEM.

(18) 3. RuIz—Tagle: L22_ abajadoresdel..., pág. 61.

(19) Los promedios de permanencia en el PEM son mae elevados qua lo que se espe—
tabs. Ver Cuadro N° 6. Obviamente, si se una ntediciön en squalls co—
yuntura en que ban aumentado considerablemente los adacritos, el perfodo de
pernianencia será manor que €1 normal.

(20) Par ejempio art una coinuna de Santiago (San Miguel) en 1979 Un 70% de los ads—
critos trabajo, a fines de 1982 sólo lo hacia un 37%.

(21) La anterior se evidencia en que aigunos estudios sobre el programs ban tra—
tado de evaluar los efectos negativos de realizar una jornada completa. Par
ejetnplo, se ha tratado de precisar si linpide buscar tin tràbajo estable. Vet:
Cheyre y Ogrodnik: "El programs de empleo mfniino: anâlisis de tins encuesta",
en: Reviata cia Economia, Universidad de Chile N° 7, 1982.
El problems de In duración de la jornada de trabajo ha sido discutido desde
la aplicaci6n del PEM. En alguna macida, tanto los encargados cia su ejecu—
ción coma de su evaluaci6n han propuesto disminuir is jornada laboral, conto
ella no se aceptado, en definitiva is jornada es extensa qua intensa.
Pero no en todos los casos la jornada puede set poco intensa 0 corta,
en esta situaci6n están is rnayoria de las labores que reempiazan empleos as—
tables, donde el tipo de trabajo mismo implies el desarroilo de una jornada
completa. En momenta, Se propuso qua en estos easos, los trabajos fue—
— 28 —

i-an cubiertos par dos o niás turnos. Sin embargo, esta alternativa se ha iti -
plementado en eacasas ocasiones.
Este problema parece haber influido en el diseilo y aplicación del P0311 (Plan
de Ocupaci6n para Jef as de ilogar Cesantes, qua Se implement6 a partir de
octubre de 1982). Se opta explicitamente en este nuevo plan, pot una jorna—
da complete pero cotta (de lunes a viernes, cinco horas diarias).

(22) B.H.C.,: El minima_en Chile. Dcto. N° 199, 1981, 9.

(23) En promedio, la tasa de desempleo equivalente es baja, ésta se calcu—


16 mediante las horas trabajadas y corresponde al porcentaje equivalente de
jornadas laboralea que podrian no efectuarse si se aunientara la jornada la—
boral del resto.
Var: R. Urmeneta: minimo. Movilidad y consis—
tencia de status. op.cit.,
39.
Evidentemente, se pueden idear otras metodologias para estimar el desempleo
equivalente. Por ejeniplo, en base a la productividad o los ingresos obteni—
dos par los adacritos, en esta alternative el procedimiento puede set
bastante simple si se considers conic referenda el ingreso minimo legal. A—
si, la desocupaci6n equivalente (qua podria denominarse teas de deaocupa—
ci6n equivalente por baja ingreso ) corresponderla a hi proporci6n de pues-
tos de trabajo que no existirfan si a los adscrltos se lea aumentara la re—
muneraci6a al nivel del ingreso minimo.
Metodologias similares a éstas, permitirian estimar is tess de desocupaciôn
real total. Si el PEM constituye subocupaci6n (en rigor, no pueden conside--
rarse ocupados ni desocupados), es necesario estiniar a cuántos empleos rea--
lea corresponde, ya sea en base a las horas trabajadas, Ia productividad a
el ingreso, y is fracci6n restante adicionarla a los desocupados.

(24) Vêase: 3. Ruiz—Tagle: Los


pig. 122.

(25) Existe una gran cantidad de bibliograf is sobre estos aspectos. pot e—
jemplo: CEPAL: resos_ ares: Análisis de dos
instrumentosde creaci6n de es adlcional es. (CEPAt7 L 267, mayo 1982).

(26) La gran cobertura del programa no ituplica que aus beneficiados tengan Un
empleo real. La afirmación qua "no baste cuaiquier empleo resolver el
problema de los desocupados" y que es necesario "cuidarse de aplicar una
solución estadistica" de is desocupaci6n abierta, ya pie al individuo que
"gana una cantidadque no le alcanza pare dane a su famulia un nivel. minima
adecuado de satisfacciones, is sociedad hi está dando un mensaje directo y
simple de que 'no lo necesita y que puede prescindir de es una afirnia—
ci6n acertada.
Ver: Patriejo Mailer: "Las diferencias entre el mercado del trabajo y el
de las papas", en:Coiecci6n_EstudiosCIEPLANN°_9, dicieinhre 1982, pig. 81.
S61o estainos los niveles de magnitud que alcanza, el
PEN ha sido el plan efectivo pars disminuir 1.os indices de deaocupaclón.
— 29 —

(27) Estas conclusiones han sido elaboradas a partir del abundante material reco—
lectado para investigacianes citadas anteriorinente (R. Urmeneta y 3. Ruiz—
Tagle).
Las estimaciones realizadas sÔlo consideran la productividad de la maim de
obra descontando los recursos de insumos y de capital necesarios para la
implementacióu de los proyectos. No se consideran los beneficiados indirec-
tos del proyecto; s6lo se consider6 el valor generada en los proyectos par
la mano de obra PEM.

(28) Una agrupacjón de proyectos con sus respectivas productividades puede encon—
trarse R. Urmeneta:

(29) Esta conclusi6n no implica que se consfdere adecuado que trabaj adores
calificados obtengan el ingreso PEM, s61o intenta identificar algunas ta—
reas que generen mayores beneficios.

(30) Para una descripci6n de Ia vinculaci6n institucional del. PEM, véase:


R. Urnieneta: El Elan do ,
pigs. 6—7.
Un esqueina u organigrama instituc.iona1 del PEM se encuentra anexo.

(31) Parece conveniente precisar qua es diferente un subsidio a los desocupados,


que Un programa de emplea minima. Eats implica que los beneficiarios
desarrollan tareas; par ello el monto monetario obtenido puede constituir un
ingreso de tipo salarial. La que planteamos está referido entonces a un
"programs do minimo empleo", tin subsidia a los. desocupados constituye una
alternativa diferente quo no se analiza en este documento. qua
el ingreso sea diferencial is productividad, par cuanto si as
nea se generan situaciones muy injustas y qua atentan contra Ia eficiencia
del progrania. 3. Ruiz-'-Tagle: Los
op. cit.
No obstante, el ingreso diferenciado puede generar problemas par
cuanto si ilegara a constituirse en un complejo sistetna salarial as posi—
ble qua atente contra los beneficios de los trabajadores normales.

(32) Inevitabiomente. tienden a reemplazar empleos normales.

(33) En ci primer año de del PEM y parte dcl segundo, so produjeron


largas filas de postulantes en las nitmicipalidades, las que no poselan is
capacidad, experfencia ni respuesta apropiada. (Uris situaci6n similar ocu—
rri6 al aplicarse el P.0.J.H.). En los años siguientes disminuye is deman—
da adicional par Ingresar al PEM, aumentando paralelamente su eficiencia .

Actualmente Is eficiencis es menor, debido a su fuerte aumento. El PEM


(en abril—inayo do 1983) supera en de 140 sill personas al total de con—
tratados de planta en la administracidn pciblica.
-. 30 —

Cuadro I

EVOLUC tON DE LOS ADSCRITOS AL PEN

Promedio Tasa de desoc.u—


Porcentaje de la Porcentaje de la
mensual de paci6n. Total
fuerza de trabajo fuerza de trabajo
A?io adscritos nacional (octubre
adscrita al PEN. adacrita al PEN.
a dicieutbre de
(miles) Total nacional Santiago cada

1975 72.7 2,3 1.7 15.0


1976 157.8 5.0 2.9 12,7
1977 187.7 5.9 3.0 11.8
1978 145.8 4.2 2.3 14.1
1979 133.9 3.9 1.6 13.6
1980 190.7 5.2 2.1 10.4
1981 175 * 6 4.9 1.6 11.2
1982 225.3 9,2 2.6 19.4
1983 370.6 10.5 6.1 cf

Fuente: INE: InformativosEstadisticos y Encuestas de


Universidad de Chile:
a/ 1983, haata mayo.
b/ Estimación.
c/ Sin datos.
31 —

Cuadro 2

MONTO REAL DEL SUES IDIO PEM Y RESTRICCIONES DE INCORPORACION

Porcentaje de la
Valor nominal Valor teal fuerza de trabajo
Aflo aubaidio PEM PEN excluida de su pa—
. sible adacripci6n
(promedjo mensual) (marzo
(1) (2) (3)

1975 152.2 100.0 51.9


1976 460.6 90.9 52.6
1977 703.8 65.0 42.9
1978 834.2 51.4 39.5
1979 991.7 44.7 37.6
1980 1 273.0 425 22.4
1981 1 300.0 3.2
1 650.0 41.9 6.2 al
1983 b/ 2 000.0 43.2 6.2 a!

Puente; (1) INE.


(2) Deflactado IPC Cortizar.
(3) B .H. C.: El. de Empleo Minima en Chile 1975—1980,
(Santiago, B.H.C., 1981).
Eatimaci6n.
junio de 1983.
— 32 —

Cuadro 3

CARACTERISTICAS DE LOS ADSCRITOS

Sexo Experiencia laboral


Moda de
.
Aiio Rombres Muj eras Con expe— Sin e.xpe-
riencia riencia

1975 8/ 8/ 8/ 8/ 81
1976 81.6 18.4 79,5 20.5 3

1977 73.6 26.4 81.1 18.9 3

1978 71.4 28.6 81.8 18.2 2

1979 70.1 29.9 78.1 21.9 2

1980 64.2 35.8 76.0 24.0 2

1981 8/ af
1982 47.7 52.3 52.7 47.3

Fuente: J. Ru ia-Ta gle:


Academia de }!uataniamo Cristiano, PEE, 1983), pag 14

a/ Sin datos,
— 33 —

Cuadro 4

PROCEDENCIA DE LOS TRAIIAJADORES DEL POR RAMA DE


ACTIVIDAD 1976—1980
porcentual)

1977 1978 1930


activldad

Agricultura y 18.8 16.9 19.3 18,2 18.1 18.3


ailvicul tura
Mitias y 3.1 2.8 2.1 2,3 2.0 2.5
canteras
Induatria 15.9 10.5 8.0 8.5 7.1 10.0
Conatrucci6n 22.4 19.1 18.7 17.8 16.5 18.9
Comercio 5.6 4.4 5.0 3.9 3.4 4.5
Traneporte 1.5 2.3 3.0 2.7 2.1 2.3
Otroa 12.2 25.1 25.7 24.7 26.8 22.9 •

Buacan trabajo 20.5 18.9 18.2 21.9 24.0 20.7


por primera vez
Total 100.0 100.0 1 00.0 100.0 100.0 100.0

Fuente: J. Ruiz-Tagle: del...


34 —

Cuadro 5

ESTfl4ACION DE LA PRODUCTIV lOAD 1)8 LAS TAREAS ! COSTO DEL PEN

Productividad tareaa Costa mennual del PEN


(en pesos de cada subsidio +

Flonto del Productividad de en inillones de en millones


las tareas par hors $ de cads de 115$ de 1981
por hare

1975 0.9 hI 11.1 3,7


1976 2.6 bf 72.7 8.8
1977 4.0 1L8 132.0 9.1

1978 4.8 9.3 12L6 5.3


1979 5.9 12.7 132.8 4.4
1980 7.2 243.1 6.8
1981 7.4 229.7 5.9

Fuente: R, Ian de leonimo


tencia de status (Santiago, Universided de Chile, 1983) Memoria Socio—

3. Los pig. 30.


Ninisteria del Interior, Divisi6n de Desarrollo Social: Informes PEN.
a! Eata productividad equivale al cuociente entre una del valor
del proyecto (descorttando el 15% del gasto en insumos) efectuado con mano
de obra PEN y las horas empleadas en su realizaci6n.
Late incluye .todos los prayectos y representa al 29.6%, 32.6% y
17.5% de ion adacritos mncorporados en los afiOS 1977, 1978 y 1979 respec-
tivamente. Pars los otros &fiOS no existen los datos que perisiten
calcular is productividad.
b/ Sin datos.
— 35

Cuadro 6

TIENPO DE PERMANENCIA EN EL PEN

Mtmicipalidad .
.
Tiempo
.

de San Miguel
Total nacional
Abril 1979
Junio
.
1982

0 a 6 mesas 13.4 37.2


7 a 12 meses 7.4 18.2
13 a 24 meses 239 17.7
25 a 36 mesas 24.8 8.9
37 y + mesas 29.6 16.6
Sin datos 0.9 1.4

Fuente: i. Ruiz-Tagie; Lostrabajadoreadel...


pig. 63.

Revista de (Santiago, Facultad de .Ciencias


Econ6micas y Administrativas, Universidad de Chile)
noviembre de 1982, 15.
— 36

Cuadro 7

DE SAN MIGUEL !MJRACION DE LA JORNADA DE


TRABAJO DE LOS ADSCRITOS a/

}Iora8 semanale9
Hombrea Mujeres Total
trabaj adaa

No trabaj6 2.3 4.0 3.0


1 a 20 0.8 0.0 0.4
21 a 35 horas 12.5 13.9 13.1
36 a 45 horas 70.5 , 74.3 72.2
46 y horas 13.9 8.0 11.3
Total 100.0 100,0 100.0

Fuente: 3. Ruiz—Tagle: adores dcl


a/ En el estudia de Cheyre y "El programa de empleo
de una encueata", en
(Santiago, Facultad cia Ciencias y.

Universidad de Chile) noviembre de 1982, 16, se comprueba


que ci 48.5% cia los adacritos del total del pa!a, labora ai.
menos 8 horas diaries.
-. 37 —

Cuadro 8

SUBSIDIO PEM EN RELACION AL SALARIO MINIMO


Y AL INGRESO LEGAL

Subaidlo PEM

Aiio Saiario Ingret3o


(en pesos de
minino
cada ano)
.

legal
,

(%)

1975 152.2 116.6 93.1


1976 460.6 86.2 80.9
1977 703.8 56.6 55.0
1978 834.2 46.0 36.8
1979 991.7 41.3 33.1
1980 1 275.0 39.3 31.4
1981 1 300.0 33.7 27.0
1982 1 650.0 a! 31.8

Fuente: Calculado sobre Ia base de los del INE.


a/ Sin datos.
9

38

Cuadro 9

TOTAL NACIONAL: DESTINO DE LOS ADSCRITOS at

Afi08
Deetino
1976 1977 1978 1979 1980

de 7.6 17.2 19.6 19.0 22.1


49.9 42,.9 43.3 44.8 39.8
— 7.5 5.8 5.1 3.6
42.5 31.3 31,1 34,5
total 100.0 100.0 100.0 100.0 100,0

Ministerio del PEN.


*1 Se ref iere al tipo de'Iaboree que be
cbaeifIcadae en be t{pobogXa de ODEPLAN que
de bienes: agriculture y vivienda y
• telleree
— Infreestructura: &as y ague.
— Distribucidn: comercio, transporte y
Servicioa: salud, namicipia,,
pGb lice.
Cuadro 10
RECION NIVEL DE CALIFICACION DE LA
OCUPACION ANTERIOR DE LOS A1)SCRETOS, 1'OR NAYO

Nivel de caiifIcaci6n Honthree Mujerea Total

em 32.3 53•4 42.2


calificaci6n
Trabajadores 65.2 30.0 48.6

y 2.5 16.6 9.2


pro faa ionalaa
100.0 100.0 100.0

Ministerio dal Interior.


— 40

Cuadro 11
COMUNA DE SAN MIGUEL: CATECORIA OCUPAC tONAL DEL
TRABAJO ANTERIOR POR SEXO, ABRIL 1979

ocupacional Total

Entpleadot 0.8 — 0.4


8.8 19.7 12.6
Obrero 77.6 69.7 74.8
Tr&bajador pot 12.8 10.6 12.2
cuenta propia

Puenta: ft. Urmeneta: de ...


— 41 —

Cuadro 1.2

MIVEL EDUCACIONAL DE LOS ADS CRITOS

Encuesta Encuesta
Nivel Total naCiOnsi Comuna de San Miguel
educacional JUnjo 1982 a! Abril 1979 b/

Hoinbres Hujerea Total Hombres Mujerea Total

Anaifabeto 13.8 12.5 13.1 7.0 9.9 8.3

a 80 b*sico 60.9 49.5 54.9 80.6 . 56.4 70.0

4b
a medio 21.3 29.9 25.8 7.7 25.8 15.6

1 6 universitarios 1.5 0.9 1.2 3.9 — 2.2

Educaci6a especial 2.4 7.1 4.8 0.8 7.9 3.9

Sin datos 0.1 01 0.1 * —

total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

Puente: aI Revista (Santiago, Facultad de Ciencias Econ6Dlicae y Adini—


Universidad de Chile) noviembre de 1982, pig. 13, cuadro 4.

b/ IL Urineneta: El plan de ...


42 —

Cuadro 13

TOTAL NACIOMAL: PROYECTOS TERMINADOS SECUN


UNIDADES BE MEDU)A

1977 1978 1979 1980


(10, 20 y (10, 2b (1er Setnes—
4° trimestre) 30
trimestre) tre)

Kilómetros de coxstruc—
ción y reparaci6n de
minos y canales (1) 1 923 9 381 3 495 10 117

Metros2 (miles) repara—


ción y construcci6n de
areas verdes (2) 12 106 8 643 2 911 2 731

Metros3 (miles) movi—


miento de tierras y
extracci6n de aridos (3) 810 1 724 436 539

(miles)
ladrillos, baldosas, ju—
guetes, arboles (4) 3 340 2 057 1 532 757

Poblaciones y
tos (5) 719 7.397 632 79

Cuadras, chacareria y
horticultura (6) 2830 2 714 350 882

1Iectáreas (miles)
reforestación y evitar
erosión (7) 27.4 13.5 10.0 8.1

Pulgadas (miles) madera


aserrada (8) 30.9 15.5 28.2 5.1

Fuente: Ministerjo del interior.

en siguiente)
— 43 —

(Continuaci6n Cuadro 13).

(1) Kilömetros: Predominan los kii6metros do construcci6n y reparación de cami—


nos y canales, pero considerâ los siguiente proyectos especificos: Excava—
clones do alcantart.liado; Instalaciones do alcantarlilado; Tendidos do èlec—
triflcacl6n, instalacionos y similares; para agua potable; Ins—
talaclones redes de ngua potable; Construcción yb aperturas de carreteras
y caminos; Reparaci6n, ripiado, estahilizado, eta. de carre—
teras y carninos; Construccl6n y reparaciön do puentes do acceso y similares;
Instalacl6n y repsraelón do veredas,. aceras, soleras, cunetas y similares;
Construcción, limpieza, despeje, drenaje, reparaciones de canales, obras
de regadlo; Construccion, reparacidn a deavios do tajaniares, diques o inuros
de contenci6n do non y canaies.

(2) Metros2: Predonilnan las areas do eonstrucci6n y reparacidu do areas verdes,


pero ineiuye los sigulentes proyectos especificos: Construcción y reparacl6n
de viviendas penmanentes de social; Construcci6n y reparacidn de
viviendas do e.rnergencla; Apertura do calles y passion; Apertura y reparaci6n
(nivelaciones, riplado, trazado y inantenhmlento) do vias do acceso a
las, policimolcos, parvularios, etc.; Construccldn y reparaclones do escue—
las, policlinicos, lardines infantiles, comedores ahiertos, centros de des—
riutnidos, asilos, locales comunitanios, bodegas, paraderos do buses,
res, etc.; Construcci6n y reparación do canipos deportivos, plazas de juegos
infanthles, plazas, verdes y slinhiares, campings y bainearios; Recone—
trucclôn de fuertes y sirnulares (patnimhnio histórico).
(3) Metros3:Predoinlnan las activldades do movhiuiento de thomas, pero lnciuye
los siguientes proyactos espeeuficos: Extraccidn do áridos (arena,
riplo, piedras do canteras, etc.); Instalaclón a reparaci6n do eseanques
do agua potable; Pozos do captación do aguas, norias, etc.; Excavaciones
plan aurifero; Expioracl6n de canteras.

(4) "Unidades": Inciuye proyectos muy heterogéneos, predominando is fabnicacidn


do ladnillos, baidosas, juguetes y ;4antaclón do árboles', considerando los
aigulentes proyectos especificos: Fabnicacidn do ladrillos, adobes y sizuila—
res; Fabrlcacl6n de tejas, tejuelan y siini].ares; Fabnicari6n de tubas de al—
cantarillado; Fabricaci6n do veredas, soleras, aceras, cunetas, pastelones
y siznilares;Fahricacióri de demos de cemento vibrado y simulares; Posts—
ci6n el&tnica; Produccidn en talieres do tejidos en general, ropa escolar
y de trabajo, cesteria y sinillares, juguetenia y simulares; Fabrlcaci6n y
reparacl6n de inueblen escolares; Fabnlcacidn y reparaci6n de de
plazas, butacas y sirnilares; Fabricaci6n y reparac16n do niuebles en gene-
ral; Producci6n do. huevos, conejos, ayes, en apoyo a programas nutriciona—
los; Plantaclón de Talleres industriales.

(5) Poblaclones y c.arnpamentos: lncluye los sigulentes proyectos especificos:


Eliminacl6n de basurales; Eliminación do excretas; Campaiia do desratizaci6n;
Campaãa de pediculosis; do inrnunizacidn; Campafias de zoonosis; Cam—
paflas en general.

(concluye en siguiente)
— 44 —

(conclusi6n cuadro [3)

(6) Cuadras: Incluye los siguientes proyectos especfffcos: Producci6n de


a progranias nutriclonales; Producci6n de
a programas nutricionales.

(7) Inciuye los siguientes proyectos especificos en forestaci6n y


Trabajos para evitar erosión; Detenci6n de dunas y desiertos;
Preservaci6n riqueza nacional de bosques; Mantención, raico, repiante y ne—
go de zonas reforestadas; Plantaciones en general.

(8) Pulgadas: Incluye un solo proyecto de explotación de industnias aserraderas,


denominado Aserraderos.
GRAFICO 1

ORGANIGRAMA Ir4STITUCIO;;AL DEL PROGRAMA DE EIFLEO

:4inisterio del

11 ni ste r'. Os
Jefe de lana de Emergencia r intendente Regional —

Publicos

Encargado Militar dcl (re Organisrnos Privados
PEM (control)
a Delegado
j
ComitéComunalpEMl U'
[
I

Labores 4,5, 6 Labores 7,8,9


I j, [

Fuente: R. Urmeneta: Elplan de pgg. 40.


4
46 —

EIBLIOCRAFIA SOBRE EL PEN

Aldunate, J. y Ruiz—Tagle, J.
T'El empleo en N° 289, junlo 1980.

B.R.C,
El en Chile: 1975-4 980, Estudioa
Empresas B.H.C., Deto. N° 199, agoeto 1981.

Covarrubias, P. y Muiioz, A..


de los individuos inscritos en el PEM. Mtnicipalidad de
Las Condea, Santiago, Universidad de Chile, Instituto de
Sociológ!a (minieo), 1971.

Cheyre, M. y Ogroduik, B.
"El de mfnimo: de una encuesta", en Revista
de Universidad de Chile, N° 7, noviembre 1982.

Frias, P.
Ceaantfa y de supervivencia, FLACSO, Santiago, Documento de
julio 1977.

Ladino, M. y Navarro, P.

ILADES, Santiago, 1977.

Lira, B.
y dafio psicol6gico", en Revista de vol. 4, ailo 2,
N° 12, 1979.

Mills, I.. y Must, G.


Estudio dais beneficiarios del Plan de Bmplea
en cuatro comunas Teais pars optar al de Asietente
Social, Universidad Cat6lica de Chile,.Santiago, marzo 1979.

Municipalidad de San Miguel, 1979


Evaluaci6n de las laboralea en is Comuna de San
Miguel, Santiago, 1979.

Municipalidad de Pudahuel., 1981


Estudio descript.ivo analltico del de Departs—
mento Social Comunal, i!udahuel, marzo 1981.

Ministeria de Trabajo y Pravisi&n Social


Texto los subsidios de cesanth, en Diana Of icial,
25 de marzo 1982, 7.

Minietenlo de Vivienda y Urbaniamo


del de Empleo Subsecretarfa de Vivienda
y Urbanisiao, Diviei6n de Desarrollo Social, Santiago1 novisiubra .1976.
47 —

ODEPLAN
La red soc ial chilena de protecci6nalos see
Chile en is Ill Conferencia de Responsables de la
Planificaci6n del Empleo en Latina y El Caribe, diciembre
1982.

Ruiz—Tagle, J.
Los trabaj adores del Prora Chile P E . T.
(Programa de Economfa del Trabajo de is Academia de Humanismo Cristiano),
Iriforme de investigaci6n, Santiago, 1983.
Ruiz-Tagle, 3.
"Cesantia y solidaridad El Programa de Emplec en
N° 242, septienibre 1975.

Ruiz-Tagle, 3.
Cinco abs del Pro de lamiaeria
0.C.A.C. (Of icina Coordinadora de Asistencia Compesina), Documento de
junio 1980.

L
Urtneneta,
Anglisisdeuna_observaci ante en el en una
comuna de Documento preliminar, Santiago, agosto, 1979.

Urmeneta, R.
en Chile, PREALC, sobre empleo,
julio 1979.

Urmeneta, R.
es 15 desoc ja real? ccrnsideraciones tnl6 icas
Documento preliminar, P.E.T, Santiago, noviembre 1982.

Urtueneta, IL
de status,
Universidad de Chile, Facultad de ilumanidades y
Departamento de Ciencias Sociol6gieas y Antropoi6gicas. Tesis pars optar
al grado de Licenciado en Santiago, enero 1983.

Valeuzuela, M.E.
Trabaladoresdeiempleo Estudiosdecasos, de Pastoral
Obrera, Docuinento de trabajo, ario 2, N° 12, 1979.

También podría gustarte