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Introducción:
Aristóteles fue un científico, considerado junto a Platón, el padre de la filosofía occidental. Sus
ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de
dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 obras, de los cuales solo se han conservado 31
(ninguna de ellas destinada a la publicación) en el Corpus Aristotelicum sobre una enorme
variedad de temas, lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, filosofía política, retórica, ética,
física, astronomía y biología. Aunque poco se sabe de su aspecto físico, Aristóteles fue descrito
como calvo, de piernas cortas, ojos pequeños, balbuciente, elegante al vestir y sobre la base
sus propias opiniones, su falta de hábitos ascéticos. Era un hombre práctico y un observador
cuidadoso. De mente alta y buen corazón, dedicado a sus seres queridos y justo con sus
rivales. Diógenes Laercio declaró que tenía inclinación a la burla y cita algunas expresiones que
testimonian su fácil ingenio.
Nacimiento:
Aristóteles nació en 384 a.C. o 383 a.C. en la ciudad de Estagira, la actual Stavros, no lejos del
actual Monte Athos, en la península Calcídica, perteneciente al Reino de Macedonia (a ese
momento). Su padre, Nicómaco, pertenecía a la corporación de los asclepiadeos, es decir, que
profesaba la medicina, y fue médico del rey Amintas III de Macedonia, y su madre, Festis, era
oriunda de Calcis y también estaba vinculada a los asclepiadeos.
Ambos residieron en Pella y, por la temprana muerte de su padre, Aristóteles se tuvo que
trasladar de aquel lugar a, probablemente, Atarneo. En 367 a. C., cuando Aristóteles tenía 17
años, su padre murió, y se hizo cargo de él, su tutor, Proxeno de Atarneo, que lo envió
a Atenas, por entonces un importante centro intelectual del mundo griego, para que estudiase
en la Academia de Platón. Allí permaneció por veinte años.
Juventud:
Adultez:
En 343 a. C., el rey Filipo II de Macedonia convocó a Aristóteles para que fuera tutor de su hijo
de 13 años, que más tarde sería conocido como Alejandro Magno, en la localidad de Mieza.
Aristóteles viajó entonces a Pella, por entonces la capital del imperio macedonio, y enseñó a
Alejandro durante, al menos, dos años, hasta que inició su carrera militar. Durante el tiempo
de Aristóteles en la corte macedonia, dio lecciones también a otros dos reyes
futuros: Ptolomeo y Casandro. Una vez en Atenas, en el 335, fundará su propia escuela, el
Liceo, una comunidad filosófica al estilo de la platónica, llamada así por estar situada dentro de
un recinto dedicado a Apolo Likeios. Además del propio edificio contaba con un jardín y un
paseo (perípatos) del que los aristotélicos recibirán el nombre de peripatéticos, ya sea porque
Aristóteles impartiera sus enseñanzas paseando, como recoge Diógenes Laercio ("... tomó en
el Liceo un sitio para pasear, y paseando allí hasta la hora de ungirse los atletas, filosofaba con
sus discípulos, y de este paseo fue llamado peripatético"), o porque, simplemente, se
impartieran dichas enseñanzas en el paseo. Según la tradición el orden de las actividades en el
Liceo estaba fuertemente establecido, dedicándose las mañanas a las cuestiones más difíciles
de carácter filosófico, reservadas para los discípulos, y las tardes a las lecciones de retórica y
de dialéctica, entre las que se podía encontrar un público más amplio. Durante este período, la
esposa de Aristóteles, Pitias, murió y desarrolló una nueva relación con Herpilis, se cree que
como él, nativa de Estagira. Aunque algunos suponen que no era más que su esclava; otros
deducen de las últimas voluntades de Aristóteles que era una mujer libre y probablemente su
esposa en el momento de su muerte. En cualquier caso, tuvieron hijos juntos, incluyendo un
hijo, Nicómaco, que nombra como padre a Aristóteles y a quien dedicó su Ética a Nicómaco.
Fallecimiento:
Cuando Alejandro murió en 323 a. C., es probable que Atenas se volviera un lugar incómodo
para los macedonios, especialmente para quienes tenían las conexiones de Aristóteles. Según
se cuenta, declaró que "no veía razón para dejar que Atenas pecara dos veces contra la
filosofía" (clara alusión a la condena de Sócrates). Aristóteles dejó Atenas y se estableció
a Calcis, en la isla de Eubea, donde murió extrañamente al año siguiente a la edad de 61 o 62
años, en 322 a. C., por una enfermedad de los órganos digestivos. Su testamento fue
conservado por Diógenes Laercio.
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Gianluca Vespe, Tiziano Villaroel, Aaron Vovsek
Teoría del conocimiento
Aristóteles afirma que el hombre conoce por medio de los sentidos, es decir, todo
conocimiento comienza en los sentidos; mediante ellos, el hombre, toma contacto con las
cosas, no obstante, el conocimiento no se agota en la experiencia; además, pudo distinguir
varios niveles o grados de conocimiento que son: el conocimiento sensible, derivado
directamente de la sensación, que es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz,
desapareciendo con la sensación que lo ha generado. El conocimiento sensible es propio de los
animales inferiores. En los animales superiores, este conocimiento sensible, al relacionarse con
la memoria sensitiva y con la imaginación, da lugar a un tipo de conocimiento más persistente.
Este proceso de conocimiento es el que tiene lugar en el hombre, en el cual se genera la
experiencia como resultado de la actividad de la memoria, no obstante, aunque este
conocimiento no le permite conocer el por qué y las causas de los objetos conocidos, sí les
permite saber que existen, es decir, la experiencia consiste en el conocimiento de las cosas
particulares.
Aristóteles distinguió al hombre de los demás seres vivos por medio del pensamiento y, en
esta distinción, privilegió al conocimiento como una cualidad exclusiva del hombre. En este
proceso, la sensación fue considerada como el origen del conocimiento, pues el mundo
sensible es el único existente, compuesto de materia y forma. En la materia se encuentra
la esencia de la cual se origina el conocimiento. Según él, la cosa también está compuesta de
materia y forma; la materia es aquello de lo que está hecha la cosa y la forma lo que es.
Mientras que la sensación requiere de la presencia del objeto sensible, porque los sentidos
sólo captan las formas sensibles de las substancias concretas, es decir, captan lo individual; el
pensamiento en cambio, capta la esencia, que es lo que de universal hay en lo particular.
Obras:
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Entre las obras de Aristóteles se encuentra la construcción de El Liceo, el cual es un gimnasio
situado en las cercanías del tiempo de Apolo Licio, en Atenas. Conocido sobre todo por ser el
centro de enseñanza donde Aristóteles impartía catedra, razón por la que el término se aplicó
a su escuela filosófica: la escuela peripatética. El Liceo, bajo la dirección de Teofrasto, no tuvo
la estabilidad de la Academia de Platón y traslado el grueso es actividad Alejandría bajo la
protección del reino helenístico de los Ptolomeos. Está dispersión ocasionó la dispersión de la
obra de Aristóteles. Al hallarse en su mayor parte sin editar, fueron fuente de aportaciones
apócrifas interpolaciones de discípulos y comentaristas.
Se le atribuyen más de 150 obras, de las que conservamos una quinta parte.
(1a) Categorías: En ella, el autor propone una clasificación mediante diez modos de
predicar. Se las conoce también como predicamentos o modos del ser. El término
categoría proviene de ámbitos jurídicos, donde se empleaba el verbo kategorein para
acusar a alguien. Es desde Aristóteles que el verbo kategorein obtiene un nuevo
significado. Es así que categoría abandona su sentido de ataque para tomar un sentido
más neutral y generar el sentido de predicación. El texto Categorías es así una teoría
donde se "acusa" a la realidad. Por esto es que Aristóteles confecciona diversos
géneros de predicados: 'Yo acuso a esta mesa de ser blanca" o bien "Yo acuso a
Sócrates de ser un animal racional". Por esta razón tendremos diversas perspectivas
para hacer nuestras acusaciones. En este tratado, Aristóteles divide las expresiones
lingüísticas en expresiones sin combinación (o sin enlace) por ejemplo "hombre",
"corre" o "triunfa" y con combinación; por ejemplo "hombre corre" u "hombre
triunfa". Las expresiones sin enlace, no afirman ni niegan nada por sí solas, sino
solamente ligadas a otras expresiones. Asimismo, las expresiones sin enlace (o sin
combinación), son meramente términos o categorías. Aristóteles nombra 10:
Sustancia: como "el hombre" o "el caballo"
Cantidad: como "dos o tres varas"
Cualidad: como "blanco"
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Relación: como "doble" o "mayor"
Lugar: como "en el liceo" o "en el mercado"
Tiempo: como "ayer" u "hoy"
Posición: como "sentado" o "acostado"
Posesión: como "armado" o "desarmado"
Acción: como "corta" o "camina"
Pasión: como "es cortado" o "es quemado"
(16a) De la interpretación: La obra comienza analizando proposiciones categóricas
simples, y extrae una serie de conclusiones básicas sobre los temas rutinarios de
clasificación y definición de formas lingüísticas básicas, tales como términos y
proposiciones simples, sustantivos y verbos, negación, la cantidad de proposiciones
simples (raíces primitivas de los cuantificadores en la lógica simbólica moderna), las
investigaciones sobre el medio excluido (qué para Aristóteles no es aplicable a las
proposiciones de tiempo futuro, el problema de los contingentes futuros), y sobre las
proposiciones modales. Los primeros cinco capítulos tratan sobre los términos que
forman las proposiciones. Los capítulos 6 y 7 tratan de la relación entre proposiciones
afirmativas, negativas, universales y particulares. Estas relaciones son la base del
conocido cuadro de oposición. La distinción entre proposiciones universales y
particulares es la base de la teoría de la cuantificación moderna. Los últimos tres
capítulos tratan sobre modalidades. El capítulo 9 es célebre por la discusión de la
batalla naval (“si es cierto que mañana habrá una batalla naval, entonces es cierto que
habrá una batalla naval. Por lo tanto, una batalla naval es aparentemente inevitable, y
por lo tanto necesaria. Otra interpretación sería: que no podemos saber lo que todavía
no ha sucedido. En otras palabras: si hay una batalla naval mañana, entonces es cierto
hoy que mañana habrá una batalla naval. Entonces, solo si podemos saber si habrá o
no una batalla naval mañana, entonces podemos saber si habrá una batalla naval”).
(24a) Primeros analíticos: el libro I trata específicamente del silogismo, Según
Aristóteles, toda proposición (apophansis) se compone de dos términos (horos), un
sujeto (hipokeimenon) y un predicado (katêgorein); y puede ser verdadera o falsa.
Luego, todo enunciado afirmativo simple se puede reducirse a "S es P". La noción
central del sistema lógico de Aristóteles es el silogismo (o deducción, apódeixis o
sullogismos). Un silogismo es, según la definición de Aristóteles, “un discurso (logos)
en el cual, establecidas ciertas cosas, resulta necesariamente de ellas, por ser lo que
son, otra cosa diferente”. El silogismo es una inferencia en la que una conclusión
(sumperasma) se sigue necesariamente de otras dos proposiciones, las "premisas"
(protasis). El libro II trata de las propiedades del silogismo, falsas conclusiones y
razonamientos próximos al silogismo.
(71a) segundos analísticos: Se compone de dos libros (I: 71a - 89b, II: 90a - 100b) y no
existen dudas acerca de la autenticidad de la obra. Es el cuarto libro del Órganon,
donde se coloca después de Primeros analíticos y antes de los Tópicos. En algunas
ediciones se traduce Αναλυτικών υστέρων por Analíticos posteriores. En Segundos
analíticos, Aristóteles se ocupa de las necesidades específicas de la demostración, así
como de la definición y el conocimiento científico. El libro I trata específicamente de
las condiciones formales de la demostración; El libro II trata de la teoría de la
definición y de la causa.
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(100a) Tópicos: es un tratado de Aristóteles sobre la construcción de argumentos
válidos, y las inferencias probables, en lugar de las ciertas. Es en este tratado que
Aristóteles menciona la idea de los predicados, que fue desarrollada posteriormente
por Porfirio y los lógicos escolásticos. Esta obra, compuesta de ocho libros, de
redacción anterior a los Analíticos pero situada después de éstos en el Órganon, está
dedicada al estudio del silogismo dialéctico, en cuanto que conduce a una conclusión
probable. Los tres primeros capítulos del libro primero constituyen la introducción. Los
capítulos siguientes son un estudio genérico de las proposiciones según la naturaleza
del predicado, de la identidad, la relación de los predicables con las categorías, el
razonamiento dialéctico y la inducción. El cuerpo de la obra, del libro II al VII, versa
sobre los tópicos de los que brotan los argumentos, y que son: el accidente, el género,
la propiedad, la definición y la identidad. El libro octavo contiene orientaciones
prácticas sobre la dialéctica: cómo estructurar, presentar o formular las cuestiones;
cómo responder, etc. En definitiva, Aristóteles examina en el conjunto de esta obra los
procedimientos sistemáticos que permiten convencer con un grado aceptable de
verosimilitud, pero que resultan insuficientes como para otorgarles el valor de certeza
más cercano a la verdad. Por esta razón, la dialéctica queda excluida del dominio de la
ciencia.
Acento o énfasis
Anfibología
Equivocación
Composición
División
Figuras literarias
En el segundo grupo están los argumentos cuya invalidez no depende del lenguaje,
sino de uno de los siguientes siete factores:
Accidente
Accidente inverso
Conclusión irrelevante
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Petición de principio
Causa cuestionable
(980a) Metafísica: es una de las obras más estudiadas de Aristóteles dedicado a lo que
él mismo clasificó como “primera filosofía”, la ciencia sobre los primeros principios. Los
objetivos principales de la metafísica son erráticos, comprendiéndose tanto un aspecto
ontológico como teológico que generará diversas interpretaciones acerca de la
predominancia e importancia de uno u otro aspecto. En parte, examina lo que puede
ser afirmado sobre cualquier cosa que exista solo debido a su existencia y no debido a
las cualidades especiales que tiene (interpretación de Gómez Lobo). El contenido de
esta obra se divide en 14 libros.
El libro I Describe la "primera filosofía", que es un conocimiento de los
primeros principios o causas de las cosas. Los sabios son capaces de enseñar
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porque saben el porqué de las cosas, a diferencia de aquellos que solo saben
que las cosas son de cierta manera basadas en su memoria y sensaciones.
Debido a su conocimiento de las primeras causas y principios, están mejor
preparados para mandar, en lugar de obedecer (981b 27-28). Antes de
abordar el tema del ser, Aristóteles comenzó en el libro Alpha argumentando
que la primera filosofía debe abordar los axiomas del razonamiento, siendo el
primer principio el principio de no contradicción, el más seguro de todos los
principios.
El libro II aborda una posible objeción al relato de Aristóteles de cómo
entendemos los primeros principios y, por lo tanto, adquirimos sabiduría.
Aristóteles responde que la idea de una serie causal infinita es absurda y, por
lo tanto, debe haber una primera causa que no sea causada por sí misma.
El libro III enumera los principales problemas o aporías (ἀπορία, aporía) de la
"filosofía buscada", es decir, de la llamada metafísica.
El libro IV, en los capítulos 1 y 2, habla de esta ciencia dejando de lado los
accidentes (que no existen en sí). Además, introduce la noción de analogía
(predicarse una cosa de diversas maneras). Comienza con la conocida
declaración enfática según la cual “hay una ciencia que estudia lo que es, en
tanto que algo que es y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen” (IV,
1003a 21-22). Inmediatamente añade Aristóteles que tal ciencia “no se
identifica con ninguna de las ciencias particulares, sino que posee el objeto de
estudio más extenso y menos comprensible que pueda existir: el ser”. En
efecto, ninguna de las ciencias particulares se ocupa “universalmente de lo que
es”, sino que cada una de ellas secciona o acota una parcela de la realidad
ocupándose de estudiar las propiedades pertenecientes a esa parcela
previamente acotada (1003a 23-26). Aristóteles propone, pues, la ontología
como un proyecto de ciencia con pretensión de universalidad, aquella
universalidad que parece corresponder al estudio de lo que es, en tanto que
algo que es, sin más, y no en tanto que es, por ejemplo, fuego, número o línea
(IV 2, 1004b 6), en cuyo caso nos habríamos situado ya en la perspectiva de
una ciencia particular (la física, la aritmética y la geometría, respectivamente).
El libro V es el primer diccionario de "léxico filosófico", una lista de
definiciones de aproximadamente treinta términos clave como causa,
naturaleza, unidad, etc. Retoma el tema acerca de las cuatro causas (1013a
20–1013b). Aristóteles distingue entre episteme (ciencia, y específicamente la
ciencia primera) y téchne (arte o técnica).
El libro VI ofrece, inicialmente, una clasificación de los saberes, que pueden ser
teóricos (física, matemática, filosofía primera), prácticos (relativos al actuar
humano) y técnicos (poiéticos, sobre la producción de objetos o de obras).
Luego ofrece diversas reflexiones sobre lo que es como accidente (κατὰ
συμβεβηκὸς), que no puede ser estudiado como una ciencia. La filosofía
primera es la ontología. Aristóteles dice que “la ciencia por excelencia debe
tener por objeto el ser por excelencia” (1026 a 21), es decir, Dios, luego
también es teología.
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El libro VII comienza con la observación de que el "ser" tiene muchos sentidos.
El propósito de la filosofía es entender el ser. El tipo primario de ser es lo que
Aristóteles llama sustancia. “Para nosotros también el objeto fundamental,
primero y, por así decir, único de nuestro estudio será el "ser" tomado en este
sentido: la substancia” (Met., VII, 1, 1028 b 3). Rechaza la idea de que la
materia puede ser sustancia, ya que si eliminamos todo lo que es una
propiedad de lo que puede tener la propiedad, nos quedamos con algo que no
tiene ninguna propiedad. Tal "materia última" no puede ser sustancia. La
separabilidad y el 'esto' son fundamentales para nuestro concepto de
sustancia.
El libro VIII agrega algunos detalles adicionales sobre la diferencia y la unidad,
además de resumir el contenido del libro VII sobre la sustancia.
El libro IX propone definir el concepto de acto y potencia. Los capítulos 1-5
discute la potencialidad. Este término indica el potencial (δύναμις, dunamis)
de algo a cambiar: la potencialidad es “un principio de cambio en otra cosa o
en la cosa en sí misma como otra” (1046a9). “El ser no sólo se toma en el
sentido de sustancia, de cualidad, de cuantidad, sino que hay también el ser en
potencia y el ser en acto, el ser relativamente a la acción.” (Metafísica. Libro IX,
1, 1045b 34-35) Aristóteles entiende el cambio y el movimiento como “el paso
de lo que está en potencia a estar en acto”, por la acción de las causas. El
movimiento es el proceso de actualización de lo que está en potencia, siendo
el acto es anterior con absoluta superioridad a la potencia. El movimiento en sí
es una potencia eterna, ya que si se actualiza no hay movimiento.
El libro X discute sobre la unidad, uno, y muchos, igualdad y diferencia.
El libro XI consta de versiones breves de otros capítulos y partes de la Física.
Aristóteles entiende el cambio y el movimiento como “la actualización de lo
que está en potencia”.
El libro XII consta de observaciones adicionales sobre los seres en general, los
primeros principios y los dioses. Aristóteles distingue tres tipos de sustancias:
la sensible y perecedera (cuatro elementos), la cual padece cuatro tipos de
cambios: de esencia, de cualidad, de cantidad, de lugar; la sensible y eterna
(éter), que solo padece el cambio de lugar; y la inmóvil (dios). Este libro incluye
la famosa descripción de Aristóteles del primer motor inmóvil como una
sustancia que es eterna e inerte y separada de las cosas sensibles que es
indivisible e inalterable. Establece que el tiempo es eterno y por tanto ha de
haber un movimiento eterno.
El libro XII y el libro XIV trata de la filosofía de las matemáticas, en particular
hace una crítica a las teorías platónicas sobre los objetos matemáticos.
“Quienes afirman que las ciencias matemáticas no dicen nada de lo bello o lo
bueno están en un error. Porque estas ciencias dicen y prueban mucho sobre
ellas; si no los mencionan expresamente, pero prueban atributos que son sus
resultados o definiciones, no es cierto que no nos digan nada sobre ellos. Las
principales formas de belleza son el orden, la simetría y la definición, que las
ciencias matemáticas demuestran en un grado especial.” Metafísica. Libro XIII,
1078a. 33.
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Política:
Aristóteles sostenía que “todo Estado es evidentemente una asociación” y que toda asociación
no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, nunca hacen nada sino en
vista de lo que les parece es bueno. Es claro, por lo tanto, que todas las asociaciones atienden
a un bien de cierta especie y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de
la más importante de las asociaciones, que es aquella que engloba a todas las demás, y a la
cual se llama precisamente estado y asociación política.
-Filosofia.org
Crematística
“Es evidente que el régimen de tipo medio es el mejor, pues es el único libre de sediciones.
Donde la clase media es numerosa es donde menos se producen sediciones y discordias entre
los ciudadanos. Y las grandes ciudades están más libres de sediciones por la misma causa,
porque la clase media es numerosa; en cambio, en las pequeñas es más fácil que todos los
ciudadanos se dividan en dos clases, de modo que no quede nada en medio de ellas, y casi
todos o son pobres o ricos.”
Además, tenía unas ideas que hoy en día serian mal vistas. Como su visión jerárquica de la
sociedad. Que clasificaba al hombre libre por encima de otros seres humanos. Y que el macho
es por naturaleza superior a la hembra
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“La naturaleza ha creado en ella dos partes distintas: la una destinada a mandar, la otra
a obedecer, siendo sus cualidades bien diversas, pues que la una está dotada de razón y
privada de ella la otra. Esta relación se extiende evidentemente a los otros seres, y respecto de
los más de ellos la naturaleza ha establecido el mando y la obediencia. Así, el hombre libre
manda al esclavo de muy distinta manera que el marido manda a la mujer y que el padre al
hijo.”
“Las naciones que habitan los lugares fríos y las de Europa están llenas de espíritu, pero algo
deficientes en inteligencia y habilidad, de modo que continúan relativamente libres, pero
carentes de organización política y capacidad para gobernar a sus vecinos. Los pueblos
de Asia en cambio son inteligentes y diestros de temperamento, pero les falta espíritu, de
modo que están en continua sujeción y servidumbre. Pero la raza griega participa de ambos
caracteres, así como ocupa la posición intermedia geográficamente, porque es a la vez vivaz e
inteligente.”
Ética:
La ética de Aristóteles es una ética finalista: una acción es moralmente aceptable o buena si el
fin o meta de la misma es bueno. Aristóteles distingue, en primer lugar, entre fines o bienes
parciales y fines o bienes absolutos. La ética aristotélica representa un intelectualismo
moderado y pragmático en el que no solo la razón, sino también la voluntad juega un papel
decisivo.
el dinero es bueno porque es un buen medio para lograr otras cosas más valiosas: comodidad,
seguridad, placeres, etc.
Pues bien, la pregunta es: ¿cuál es el fin o bien último y supremo de la vida, con respecto al
cual todos los otros bienes que perseguimos no son más que medios?
El fin de los hombres es la felicidad entendida como contemplación o conocimiento filosófico,
pero sin descuidar los elementos mundanos (salud, riqueza, aprobación social...).
Pero decir esto no arregla gran cosa, pues la pregunta es entonces: ¿qué es la “felicidad”?
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Según Aristóteles, la felicidad (que es el bien o fin último de la vida humana) consiste en lograr
la mayor excelencia o perfección posible como ser humano.
¿en qué consiste la perfección o excelencia de un ser humano? Como dice Aristóteles: ¿en qué
consiste el oficio de hombre?
La excelencia o perfección humana consiste en hacer lo mejor posible aquello que es propio y
característico de todos los hombres y sólo de ellos: pensar. Los hombres se distinguen del
resto de los seres por esa parte o función de su alma que llamábamos “intelectiva” (en cuanto
al cuerpo no se distinguen del resto de los objetos físicos, en cuanto al alma vegetativa no se
distinguen de las plantas, y en cuanto al alma sensitiva no se distinguen de los animales).
Por ello, el bien o fin supremo de la vida humana, cuyo logro llamamos “felicidad”, consiste en
ejercitar y desarrollar al máximo el intelecto o entendimiento racional. El ser humano, como
dice Aristóteles, es el animal racional, por lo que la felicidad humana consiste en actualizarlas
posibilidades por las que mejor desarrollamos nuestra naturaleza racional. Esto equivale a
decir que el hombre más feliz es aquél que lleva una vida “contemplativa”, es decir, una vida
entregada al estudio y la filosofía.
Esta es la ética aristotélica
Estética:
Para Aristóteles la belleza era una propiedad de las cosas, no la concebía como algo que
“ponía” el oyente, el lector o el espectador, no la entendía como algo subjetivo, sino como
objetivo. “Entiendo belleza, claro, en su sentido más amplio, en el sentido griego del que ya
hemos hablado en anteriores artículos, y no solamente en un sentido estético.”
El arte siempre produce algo, imita y completa a la naturaleza. Al igual que Platón, Aristóteles
propone que la esencia de las bellas artes es la imitación imaginaria del mundo real, pero para
Aristóteles éstas no son copia de otra copia, según propone Platón que cree que la idea de lo
real es trascendente y las cosas son ilusorias, sino copia de las cosas reales.
Para Aristóteles la estética o belleza no se relaciona con lo que es agradable a los sentidos,
porque es objeto de contemplación y no de deseo.
Lo que es bello agrada porque es bueno, quiere decir que lo bello es lo bueno, aunque lo
bueno también implica movimiento y no solamente lo estático.
A pesar de su fijación por el arte concreto dedicó algunos escritos hacia el concepto más
general de belleza. Así, para Aristóteles el conocimiento es placentero, luego conlleva un
disfrute estético, y es bello lo que gusta por medio de la vista y el oído. Dividió estos sentidos
en función del disfrute que generaban al captar algo bello: la vista placer intelectivo, el oído
placer moral. Para él la belleza era una unidad de partes que tenían las siguientes condiciones
formales:
Táxis: Distribución en el espacio de las partes componentes del objeto bello.
Symmetría: La correcta proporción de esas partes.
To horisménon: La extensión o tamaño de lo bello. No debe excederse ni verse
fatalmente mermado en sus dimensiones.
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La teoría estética de Aristóteles, plasmada sobre todo en su Poética, provenía en buena parte
de la obra de Platón, sobre todo en el concepto de “mímesis”. Para Aristóteles, la belleza
consistía en magnitud (μέγεθος, mégethos) y orden (πάξις, páxis), cuestiones puramente
físicas, y se encuentra en las proporciones perfectas, en la justa medida, en la simetría
(συμμετρία). En su estudio de la tragedia (lamentablemente, la parte de la comedia se ha
perdido), definió ésta con base en la mímesis (μίμησις), como imitación de una acción honrada
y acabada, que implica cierta magnitud, hecha en un lenguaje refinado, realizada por
personajes que actúan y que opera una purificación de las emociones o catarsis (κάθαρσις,
“purificación”.
El concepto de belleza de Aristóteles se desarrolló más ampliamente en la Retórica: es bello lo
que, por un lado, nos agrada y, por otro, lo que es valioso por sí mismo. Es decir, la belleza ha
de proporcionar placer, y ha de tener un valor intrínseco independientemente de su finalidad.
Para Aristóteles, la belleza es buena, aunque no todo lo bueno es bello; por otro lado, la
belleza es agradable, aunque no todo placer es bello. A su vez, la belleza ha de ser buena y
agradable a un mismo tiempo.
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