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Había una vez una cerveza llamada Rubí que se sentía muy sola en el mundo de las

bebidas alcohólicas. A pesar de que era una cerveza artesanal muy deliciosa, siempre se
encontraba en las sombras de las marcas más populares.

Un día, mientras caminaba por el mercado, Rubí encontró a una cereza muy hermosa
llamada Cherry. La cereza estaba en el puesto de frutas más frescas y brillantes, como si
fuera la luz del sol en un día de invierno. Rubí estaba enamorada de Cherry desde el primer
momento en que la vio.

Rubí decidió invitar a Cherry a una cita en un pequeño bar de la ciudad. La cereza aceptó
encantada. Cuando llegaron al bar, Rubí se sintió nerviosa y no sabía qué decir. Cherry, por
otro lado, estaba muy habladora y divertida.

Mientras conversaban, Rubí comenzó a sentirse más relajada y la conversación fluía como
si se conocieran desde siempre. Un par de cervezas después, Rubí se dio cuenta de que
había encontrado algo especial en Cherry. Era dulce, amigable y, lo más importante, estaba
dispuesta a probar distintos sabores nuevos.

Rubí y Cherry se convirtieron en la pareja perfecta. Ahora, siempre se venden juntas en el


bar y son la combinación preferida de los clientes. Rubí nunca ha vuelto a sentirse sola,
gracias a su cereza favorita. Y Cherry ha descubierto que hay vida más allá de los árboles
frutales. Juntas, hacen el mejor equipo de cerveza y cereza que cualquiera pueda probar.

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