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Las dos damas.

Salía de trabajar, recuerdo bien la fecha, era 21 de Noviembre de 2020, el sol le cedía el
paso a la luna, el suelo estaba mojado, recuerdo ese olor a tierra húmeda, había llovido un
poco así que decidí caminar hasta mi casa y pasar por el parque, hace mucho que no
caminaba por ahí, me dirige a la avenida para llegar al puente, al cruzar miré los autobuses,
la gente en ellos parecía que me miraban pero solo veían con la mirada perdida, no le di
más importancia así que subí al puente, el viento refrescaba el calor que subía desde el
concreto, alcé mi rostro y reconocí a lo lejos a una muchacha vestida de blanco subida al
barandal del puente, en ese momento no comprendía lo que pasaba, se veía muy linda,
seguí caminando, me acerque a ella con morbo y le dije hola, ella no me respondió, tenía su
mirada fija en el mar, lo veía como si viera algo que yo no, en menos de un segundo hizo
un paso en falso, ahí lo comprendí, se quería suicidar, sin pensarlo la abracé por la cintura,
la baje, con la inercia del movimiento nos caímos al piso, me incorpore rápidamente y la vi
de frente, no era realmente bonita, aun así, al verla me sorprendió, no parecía estar enferma,
no parecía alguien que estaba a punto de quitarse la vida, un poco molesto le pregunte:

– ¿Qué te ocurre?

Me miró desinteresada y tranquilamente me respondió:

–Nada, solo quiero terminar esto ya.

Ya había leído un poco acerca de la gente que no le ve sentido a vivir y prefieren


suicidarse, me tranquilice un poco, di un gran suspiro, trate de ser empático así que me
senté a su lado, quedamos de frente viendo los autos cruzar el puente y le pregunte:

– ¿Por qué te quieres quitar la vida? Digo, si se puede saber.

Aún seguía un poco agitado por la caída pero ella estaba muy tranquila, me volteó a ver, su
mirada era sincera, despreocupada dio un gran suspiro y me conto su historia.

–Mi vida no es trágica si la comparamos con otras, iba a la escuela y a veces a la iglesia,
aunque nunca eh sido muy creyente, tenía una casa a donde ir a dormir y comer, me la
había pasado bien hasta que cumplí dieciocho hace unos meses, días después de mi
cumpleaños a mi padre lo mataron por resistirse a un asalto, mi madre me abandonó y se
fue con su amante, un viejo amigo de la familia, así que me fui a vivir con mi tío que nunca
se había casado, era un poco raro pero no me importaba, estaba llena de rabia y coraje,
nunca se atrapo al asesino de mi padre, es más yo creo que ni siquiera investigaron, lloré,
lloré con todas mis fuerzas todas las noches, desde ese entonces no eh llorado, tampoco
lloré hace unos días cuando me estaba bañando y mi tío me violó, ni siquiera me moví, no
hice ruido, por algún motivo pensaba que eso pasaría, me quedé tirada en la regadera hasta
que dejó de salir agua, me levante y me fui a dormir, después de dos días de no moverme
de mi cama, como yo ya era mayor de edad quería practicar la eutanasia así que desayune y
me puse mi mejor vestido para ir al hospital, grave error, parece que en este país es ilegal
decidir cuando quiere uno morir, me querían internar, pensaban que estaba loca, entré en
pánico y salí corriendo, eso fue hoy en la mañana, corrí hasta que me quemaban los
pulmones y mis piernas se entumecieron, me senté a descansar en una banca en el parque
que está a tres cuadras de aquí, me daba la sombra de un enorme árbol, pensé en conseguir
una cuerda y ahorcarme, pero me da miedo hacerlo yo misma realmente da miedo pensar en
la muerte, me pregunto que habrá sentido aquel sujeto que mato a mi papá ¿Miedo o
completa indiferencia? ¿Qué habrá sentido mi padre, pensaba en mi o en mi madre? En
verdad espero que se haya ido lo más tranquilo posible, no es que me llevara muy bien con
él pero nadie debería morir así.

Realmente me quería morir, mi existencia no tiene sentido, no eh hecho nada en mi vida, en


la escuela siempre nos hablan de grandes personajes que hicieron esto y aquello, nos dan su
fecha de nacimiento y de su muerte, te dictan unas cosas y te mandan a tu casa con mucha
tarea que ni ellos entienden para que en seis meses te hagan un examen con el propósito de
saber de cuanto te acuerdas de todas las sandeces que dicen, nunca entendí eso pero ahora
no importa.

Se calló después de decir eso, no me atreví a decir palabra alguna, quizá pasaron un par de
minutos y prosiguió.

–Nunca eh tenido novio, no tengo amigas, soy hija única, me iba mal en la escuela, no eh
ido en meses y te apuesto que no se han dado cuenta, mi propia familia me abandono y me
uso, ni a un perro le hacen eso, ¿Por qué dios permitiría esto? Estaba a punto de volver a
llorar pero hace rato comenzó a llover entonces ya no hubo necesidad, seguí caminando y
llegué a este puente, eh escuchado que mucha gente se suicida arrojándose de uno, me subí
al barandal mojado y cuando estaba a punto de hacerlo me resbalé y alguien me tiró al
suelo así que aquí estamos.

Volteo a verme, parecía que se esbozaba una sonrisa en su rostro pero de inmediato se
volteó, no sabía que decir, la verdad me tomo por sorpresa lo que me dijo, sabía que no
podía salvarla, yo no puedo obligarla a vivir, sufrió en unos meses lo que mucha gente no
sufrirá ni en mil años, mi cerebro estaba bloqueado y solo atiné a decirle algo que espero le
haya ayudado, le di un beso en la mejilla no sé por qué, me levante y me fui, caminé lo más
rápido posible y sin mirar atrás pase por el parque, había demasiados arboles enormes quien
sabe cuál sería la banca en donde ella se sentó, llegue a mi casa me acosté y lloré, quería
regresar, quería saber que paso con ella, ni siquiera le pregunte su nombre, pero el sueño
me ganó, al siguiente día me desperté, estaba soleado, todas las nubes se habían ido, corrí al
puente para ver si aún seguía allí, desde luego, ya no estaba, ¿Se habrá suicidado o se fue?
¿Qué habrá sido de ella? Me lo pregunto todas las noches desde entonces, nunca oí de un
cuerpo encontrado en el mar, quizá nunca se aventó, han pasado sesenta años, ahora tengo
ochentaicinco, estoy viejo, senil y casi totalmente ciego, lo único bueno que eh hecho con
mi vida es venirme a vivir a esta cabaña a esperar a la dama de negro que pronto ah de
llegar, la eh estado esperando aquí, paciente, bueno quizá lo que le dije aquella vez a mi
dama de blanco también fue una buena acción, espero haberte ayudado… los sabios griegos
pensaban que el suicidio es un acto de razón, un don de los dioses, la muerte más humana,
un verdadero acto de libertad.

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