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PROGRAMA No.

1205

JUDAS

Versículos 11 - 13

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por la epístola universal del Apóstol San
Judas. Y volvemos hoy a considerar lo que nos dice Judas, en relación con el camino de Caín, lo
cual se menciona en el versículo 11. Usted puede notar que aquí se nos dice que el camino de
Caín caracteriza un apóstata que es religioso, pero quien está negando que es pecador; por tanto
está negando la redención que existe en el Señor Jesucristo. Caín, por ejemplo, se negó a ofrecer
en sacrificio un cordero, en la forma en que lo hizo Abel, y por cierto, lo que se nos cuenta allá
en la epístola a los Hebreos, capítulo 11, versículo 4, nos explica toda la historia; dice allí: Por la
fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que
era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.

Bueno, Caín también está muerto, y él habla, porque aquí el camino de Caín es el camino de
un hombre que se niega a ofrecer un pequeño corderito, que señalaba hacia Cristo. Es decir, que
él no se acercó a Dios por medio de la fe. Él no le creyó a Dios cuando Él dijo que el hombre
debía ofrecer un cordero, o un sacrificio, y que sin el derramamiento de sangre no hay perdón de
pecados. El castigo debe ser pagado. Y Caín sencillamente no creyó en eso.

Este mismo versículo menciona a otras dos personas. Balaam, es uno de ellos, y luego Coré.
Usted recuerda que encontramos tres ejemplos de apóstatas, y eran tres grupos. Eran tres: los
hijos de Israel; luego, los ángeles; y luego, las ciudades de Sodoma y Gomorra. Ahora, aquí, en
forma de ilustración, encontramos otros tres y son tres personas. El camino de Caín, luego
tenemos que se nos dice en versículo 11 de esta epístola de Judas:

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11
¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el
error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. (Jud. 11)

Lo que tenemos aquí en cuanto a Balaam es que dice: Se lanzaron por lucro en el error de
Balaam. En la segunda epístola del Apóstol Pedro, se nos habla del camino de Balaam. Aquí, en
la epístola del Apóstol Judas, tenemos el error de Balaam; y luego, en Apocalipsis, veremos la
doctrina de Balaam.

En la segunda epístola del Apóstol Pedro, se menciona aquello que estaba minando al
hombre, es decir, que era codicioso, y eso es idolatría. Era un predicador pagado. Él quería
aprovecharse del don dado por Dios. Este es el camino de Balaam, según se menciona en la
segunda epístola del Apóstol Pedro. Eso provocó su caída. Amigo oyente, un hombre puede
buscar ser otra cosa y no buscar el dinero. Sin embargo, puede buscar popularidad, prominencia,
buscar la fama, buscar el aplauso o una posición. Hay muchas cosas que le pueden colocar a él
en el camino de Balaam. Ese es el camino de Balaam. En su caso, era el dinero, por supuesto.
No creemos que existan muchos ministros que estén interesados en el dinero. Hemos conocido a
unos pocos que sí están interesados en el dinero, pero este hombre que tenemos aquí, nos dice
que se lanzaba por lucro en el error de Balaam. Quizá nosotros no conocemos demasiados
predicadores liberales, y esa es la razón por la cual pensamos que no hay muchos que sean así,
pero esto por supuesto, señala al apóstata.

Y luego dice aquí en este mismo versículo 11: Y perecieron en la contradicción de Coré.
Antes de entrar en esto, quisiéramos mencionar que ya que hablamos del camino de Balaam en la
segunda epístola del Apóstol Pedro, y del error de Balaam en esta epístola de Judas, y luego
tenemos la doctrina de Balaam en Apocalipsis, lo cual estaremos considerando más adelante,
debemos decir que encontramos la historia de Balaam en el libro de Números, capítulo 25. Y lo
que este hombre hizo fue que no pudo maldecir a Israel, entonces le dijo a Balac que enviando
mujeres Moabitas al campamento de Israel, eso provocaría fornicación e idolatría en los hogares
a través de matrimonios mixtos.

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Usted puede estar seguro de una cosa, amigo oyente. Desde el libro de Génesis hasta el
Apocalipsis, Dios advierte contra los matrimonios mixtos entre creyentes y no creyentes. Uno no
puede permitir que eso suceda de ninguna manera. Es algo desafortunado que los jóvenes no
reciban una debida advertencia de esto en el presente, porque esto ha causado mucha infelicidad.
Recibimos cientos de cartas que testifican esto.

Bien, el error de Balaam que se menciona aquí no era que él estaba buscando dinero, sino que
su error era que él pensaba que Dios tenía que castigar a Israel por sus pecados. Él no reconoció
que existe una moralidad que es superior a la moralidad natural. Él pensaba que un Dios justo
tenía que maldecir Israel. Y él ignoraba completamente la moralidad de la cruz. Y es en el
Antiguo Testamento que Dios puede mantener y hacer respetar su autoridad, y todo eso. Pero Él
puede ser el justificador del creyente. Y esta nación, cuando ellos se volvían a Dios, Dios les
perdonaba, y eso es lo que hace difícil para algunas personas comprender cómo uno puede
convertirse. Estamos seguros que cuando uno se convierte, los viejos amigos de uno, no pueden
comprender lo que ha sucedido; no entienden lo que ha pasado con la vida de uno y el cambio
que se ha operado en uno, y no pueden comprender que una persona que antes se divertía
juntamente con ellos, ahora quiera dedicar su vida completamente al ministerio del Señor. Y
quizá tengan razones para pensar de esa manera, pero esta gente no puede comprender que Dios
le ha perdonado a uno y que ahora, uno tiene una nueva vida. Esta gente no puede decir eso, no
pueden creerlo, porque no lo comprenden y ese era el problema que tenía Balaam.

Pasamos ahora a lo que dice aquí en cuanto a la contradicción de Coré. ¿Qué es esta
contradicción de Coré? Bueno, usted recordará que el encabezó una rebelión contra Moisés. Él
llego a la conclusión de que Moisés no era el único que tenía acceso a Dios. Esa historia se
describe allá en el capítulo 16 del libro de Números. Este hombre se había rebelado contra la
autoridad constituida por Dios, que era representada por Moisés. Y él quería entremeterse en
aquello que era sagrado. Y como Dios siempre le había hablado directamente a Moisés, él se
preguntaba, bueno y ¿quién se piensa Moisés que es? Bueno, Moisés no pensaba mucho de sí
mismo, de que él pudiera tener habilidades especiales; en efecto él quería descalificarse a sí
mismo como líder para sacar al pueblo de Egipto. Pero Dios le había llamado, y este hombre
Coré se rebeló contra él, lo que indica que estaba contradiciendo la autoridad de Moisés, se
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entrometió por cuenta propia en el cargo de los sacerdotes y murió. O sea que, era un hombre
rebelde, que se rebelaba contra Dios mismo. Y eso, amigo oyente, caracteriza al apóstata.

Aquí tenemos entonces a tres personas, y podemos notar aquello que el apóstata tiene, que
tenían estos tres del Antiguo Testamento. Caín no creía que uno necesitara ir a Dios por medio
de la fe y necesitara un sacrificio de sangre, porque el hombre es un pecador. Él pensaba
sencillamente que uno debía tener la religión y que eso era todo. Y el apóstata aprueba algo así
también. El error de Balaam era que un Dios santo debe castigar el pecado. Y por lo tanto, Dios
tenía que castigar a Israel, y que los pecadores no podían ser perdonados. Y éstos, es decir los
apóstatas, cometen la misma equivocación. Ellos dicen: “¿Cómo puede el sacrificio de Cristo
salvar a cualquier persona? El hombre tiene que hacerlo por sí mismo”.

Y luego se rebelan contra Dios de la misma manera en que se rebeló Coré. Ellos asumen una
autoridad que no es de ellos; se presentan en el púlpito y hablan de la política en lugar de
predicar la Palabra de Dios, en lugar de hablar de lo que Dios está diciendo, ellos le cuentan a la
gente lo que ellos mismos dicen y lo que ellos mismos piensan.

Un hombre dijo hace algún tiempo: “Ya he abandonado a mi iglesia”. Y el Pastor que le
escuchaba le preguntó por qué había hecho eso, y él dijo: “Estoy cansado de escuchar a un
predicador que habla de economía política, y que también trata de tomar la posición de ser una
autoridad en el gobierno. Él piensa que tiene todo conocimiento, y nunca utiliza la Palabra de
Dios. Él nunca dice lo que Dios dice, lo que Dios piensa, y estoy cansado de escucharle a este
hombre”. Sin conocer personalmente a ese predicador podemos decirle amigo oyente, que
pensamos que es un apóstata, ya que tiene la marca, la señal de un apóstata. Estos tres hombres
ilustran esto para nosotros hoy.

Ahora, comenzando con el versículo 12, y hasta el versículo 16 de esta epístola de San Judas,
se nos da una definición así como también una descripción de estos maestros apóstatas
modernos, y usted no va a encontrar en ninguna otra parte un lenguaje que sea más gráfico, más
dramático, más terrible que la descripción que se presenta aquí del apóstata en los días postreros.
Este versículo 12 de la epístola de Judas, dice:

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12
Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se
apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos;
árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; (Jud. 12)

Aquí tenemos una de las mejores descripciones de esta gente que se pueda encontrar en
cualquier parte. Hay otra traducción de ese versículo que resalta algunas cosas que podemos
aclarar en nuestro estudio. Por ejemplo, el erudito Dr. Wiest ha traducido este versículo
diciendo lo siguiente: “Estos son rocas o puntas en vuestro ágapes”. ¡Qué cuadro el que nos
presenta esta expresión! Esta traducción dice que son rocas ocultas, y este es un cuadro que nos
describe aquellas rocas que pueden hacer zozobrar a una nave. Y provocan aquello que Pablo
llama el naufragio de la fe. Hay muchos que han naufragado en la fe, dice Pablo.
Evidentemente, se estrellaron contra un apóstata, rocas ocultas que pueden hacer zozobrar a una
nave. Es decir, que un apóstata es solamente esa pequeña parte de un témpano de hielo, uno no
lo ve en su totalidad, solamente un poquito aparece sobre la superficie, pero si uno choca contra
eso, si un barco choca contra ese témpano, el barco se irá a pique, irá a parar al fondo del mar. Y
cuantas veces no ha ocurrido eso, especialmente entre los jóvenes, cuya fe no sólo ha sido
sacudida sino en muchos casos ha sido arruinada completamente con esa clase de gente. No
quisiera ocupar la posición de una persona así.

Bueno, continúa luego hablando de vuestros ágapes, es decir, fiestas de amor. Esto era algo
común en la iglesia primitiva, comida que tenía lugar antes de la cena del Señor. Todos se
reunían y compartían una comida juntos. Y estos apóstatas se introducían allí, y tenían un apetito
tremendo. Podían comer más que ninguna otra persona, y lo hacían sin temor alguno. Y aquí se
nos dice que ellos iban a esas fiestas y que comían impúdicamente. O sea que, se supone que los
pastores son los que alimentan a la majada. Pero, estos “pastores” se alimentaban a sí mismos.
Creemos que el poeta Juan Milton describió correctamente esta situación cuando él se refería a la
muerte de uno de sus amigos, un joven predicador, que explicaba muy bien la Palabra de Dios, y
se ahogó cruzando el canal de Irlanda. Y el poeta Milton se lamentaba por la muerte de este
joven. Y él hablaba en cuanto a la situación en Inglaterra aún en sus días, y decía que había
ovejas hambrientas que no tenían quién las alimentara. ¡Qué cuadro, amigo oyente, de un

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apóstata en la Iglesia! Se alimenta a sí mismo, pero no está alimentando al rebaño, no les está
dando la Palabra de Dios.

Luego dice: nubes sin agua. Es decir, que se visten de una manera especial, hablan de una
manera exagerada, hablan como con autoridad, ya que en la universidad han tomado cursos
especiales para hablar en público, y por supuesto, han estudiado homilética, así es que, saben
cómo espiritualizar algún texto de las Escrituras y darle un significado completamente diferente
de lo que Dios quería decir. Parecería que estuvieran llenos de la Palabra de Dios, pero son
secos y vacíos. Son nubes pasajeras, nadas más.

Aquellos que tienen que trabajar en el campo en tiempo de verano bajo un sol ardiente, saben
apreciar lo que es ver acercarse por el cielo una nube, esperando que ésta traiga lluvia. Pero a
veces es una nube pasajera que no trae nada, y qué desilusión. Estas son nubes sin agua. Y bien,
éstas son personas que no tienen el agua de la vida; no conocen nada en cuanto a la Palabra de
Dios.

Y luego, Judas los describe como árboles otoñales, sin fruto. Usted recuerda que el Señor
Jesucristo dijo que por sus frutos les conocerían. Bueno, estas personas ni siquiera tienen algún
fruto. ¿Cómo los va a juzgar uno? Bueno, cuando ellos no tienen ningún fruto, ese el peor tipo
de fruto de todos. Aquí se nos dice en cuanto a ellos: Dos veces muertos y desarraigados. El
predicador Dwight L. Moody expresó el siguiente pensamiento en una ocasión: “Cuando un
hombre nace una vez, tiene que morir dos veces. Cuando un hombre nace dos veces, tiene que
morir sólo una vez. Y quizá ni siquiera tenga que morir esa vez”. Pero éstos son dos veces
muerto, quiere decir eso que están muertos físicamente. Y luego, son dos veces muertos en el
sentido de que están muertos espiritualmente también. El cuerpo tiene que morir, de modo que
ellos se encuentran en realidad muertos en delitos y pecados. Y aun así, ellos están tratando de
guiar a los demás. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí de un apóstata, amigo oyente! Pero Judas
no ha concluido todavía en cuanto a esta gente, porque dice aquí en el versículo 13 de su epístola:

13
fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las
cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. (Jud. 13)

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Él había dicho en el versículo 12 que ellos eran como nubes, llevados por el viento. Es decir,
que estos hombres hablan por lo general los domingos sobre temas de actualidad. Hablan de algo
que han leído en el periódico o algo que han visto en la televisión. Ese es el tema de la
predicación para el día del Señor. Ellos, en realidad, no hablan o dan una interpretación de la
Palabra de Dios que pueda aplicarse para este día en que vivimos, sino que están sencillamente
dando algo, como esas nubes, y aquí se los describe como fieras ondas del mar. Lo único que
hacen es vociferar, y no tienen ninguna vergüenza en hacerlo. ¡Cuán trágico es esto, amigo
oyente!

Luego, se los describe como estrellas errantes. Están vagando de un lugar a otro en el
espacio. Eso significa que están perdidos, que no tienen ningún camino que seguir, y
nuevamente dice: para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.

Nuevamente presentamos a usted, amigo oyente, el infierno. Un símbolo es el fuego, el otro


es la oscuridad de las tinieblas. Es necesario que enfaticemos esto. A nosotros nos parece que
esto es una de las cosas más aterradoras que pueda ocurrir. Si a usted le ha tocado visitar alguna
cueva, o alguna caverna en una montaña, donde no haya ninguna luz, se puede dar cuenta de lo
que es esta oscuridad de las tinieblas. A uno no le gustaría vivir así para siempre. ¡Cuán trágico
sería eso, amigo oyente! Bien, vamos a detenernos aquí por hoy. Continuaremos con el
versículo 14, Dios mediante, en nuestro próximo programa.

Mientras tanto, le sugerimos leer esta breve epístola de San Judas, desde el versículo 14 en
adelante, para estar mejor informado de lo que consideraremos en nuestro próximo estudio. Las
notas y bosquejos que hemos enviado, serán de gran ayuda para la comprensión de estos estudios
bíblicos. Este material está a su orden y es completamente gratuito. Si no ha solicitado las notas
y bosquejos que ofrecemos en este programa, escríbanos su pedido indicando con toda claridad
su nombre y dirección completos y en orden, sin que falte detalle alguno de sus datos personales,
lo que a su vez, nos permitirá enviarle este material a la brevedad posible a su dirección.
Esperamos recibir su carta dentro de pocos días. Será pues, hasta nuestro próximo programa,
amigo oyente, es nuestra oración ¡que Dios bendiga su vida en gran manera!

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