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GETSEMANÍ

Jesús termina de orar con sus apóstoles y, “después de cantar alabanzas”,


todos se van al monte de los Olivos (Marcos 14:26 Luego cantaron un
himno y salieron al Monte de los Olivos. ). Se dirigen hacia el este, a un
lugar adonde Jesús acostumbra ir, el jardín de Getsemaní.
 Getsemaní”
“Getsemaní. El nombre significa ‘lagar de aceite’ y probablemente se refiere
a una prensa que se conservaba allí para extraer el aceite de los olivos
cultivados en ese lugar. S. Juan menciona que el sitio era un jardín, y esta
designación nos conduce a conceptuarlo como un terreno vallado de
propiedad particular. El mismo escritor (Juan 18:1, 2) indica que era un
lugar al cual solía ir Jesús cuando deseaba apartarse para orar, o
conversar confidencialmente con los discipulos” 

Al llegar a este agradable lugar entre los olivos, deja atrás a ocho de los
apóstoles. Quizás se quedan cerca de la entrada del jardín, pues les pide:
“Quédense aquí sentados mientras yo voy allá a orar”. Entonces se lleva
con él a tres apóstoles —Pedro, Santiago y Juan— y se adentra más en el
jardín. Está bajo mucha presión, por eso les dice:
Mateo 26:36-38 NVI
Jesús en Getsemaní
36 
Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les
dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». 37 Se llevó a Pedro y
a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. 38 «Es
tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo
—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».

I. Necesitamos acompañamiento en las aflicciones.

 El Señor Jesús no sólo quiso estar con sus discípulos al final, sino que
expresó el deseo de una comunión más íntima con unos amigos
especiales.
  Cuando estamos angustiados, afligidos, busquemos algunos amigos
creyentes en que tengamos confianza, para que estén con nosotros,
orando con nosotros.

  A veces la simple presencia de unos amigos nos sostiene cuando


flaqueamos.  

  Esto nos recuerda lo que debemos ser como amigos.  Debemos estar
dispuestos a estar presente con un hermano o una hermana que lo esté
pasando mal.  Necesita de nuestra parte presencia que acompaña sin
juzgar.  imagina a los tres discípulos diciendo: “¡Hombre, Maestro,
tampoco es para tanto!”  Obviamente , habría sido fuera de lugar.  Ellos
eran ignorantes de lo que Jesús sufría.  En la misma manera nosotros
también somos totalmente ignorantes de lo que sufren otros creyentes. 
Pero podemos darles el acompañamiento necesario, sin entenderlo todo. 
Es en la medida que podamos proveer eso que se puede ver qué clase de
amigos cristianos somos.

II. Necesitamos orar en las aflicciones.

y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». 

 El Señor Jesús supo dónde acudir para recibir su verdadera ayuda en


medio de su angustia.
 Sólo el Señor nos puede dar la fuerza y el consuelo necesarios.
 Es en la oración que podemos apoderarnos de la ayuda del Señor.
 No está  mal pedir que Dios nos quite una aflicción.
 Tampoco está más expresar nuestra angustia al Señor.  Lo que él no
quiere es que tapemos nuestra angustia.
 Lo importante, no es lo que sentimos; es llevar estos sentimientos al
buen lugar, al trono de gracia.
 Hay algunas aflicciones que el Señor permite que suframos simplemente
para que aprendamos a orar.
 Si pensamos que podemos ser independientes de Dios en tales
circunstancias, es que pensamos que somos más fuertes que Jesús.

Porque no me gusta orar


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Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a
Pedro: «¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? 41 Velen y oren
para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero
el cuerpo es débil».

Muchas son las razones por las cuales esto se puede dar; algunas como
el pecado, cansancio físico o mental, una visión incorrecta de la oración
o porque no sabemos a quién estamos orando.

Hay una guerra espiritual.


Cuando un creyente se dispone a orar una tremenda lucha comienza a
librarse de inmediato en su interior, y continuará librándose hasta que
termine de orar. ¿Por qué es esto así? Porque el pecado aún mora en
nosotros, y continuamente nos empuja lejos de Dios.

Todo deber que nos acerque a Dios encontrará resistencia en nuestro


interior. En Romanos 7:21 Pablo dice: “Así que, queriendo yo hacer el
bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí”.

III. Necesitamos estar resignados a la voluntad del Señor.


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Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras
oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin
embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».

La palabra Getsemaní quiere decir probablemente almazara, o


molino de aceite.

La voluntad de Dios es como ese molino que presiona nuestras


emociones para sacar el mejor aceite.

LA VOLUNTAD DEL HOMBRE ENFRENTADA A LA DE DIOS ES LA


ESENCIA DEL PECADO Y LA BASE DE LA CAÍDA DEL HOMBRE

Getsemaní fue donde Cristo tuvo la batalla más fuerte y donde tuvo que
tomar la decisión más difícil, pues fue precisamente allí donde venció la
esencia del pecado.
A lo largo de nuestra vida como cristianos todo es muy lindo y marcha bien
mientras nuestra voluntad está acorde con la voluntad de Dios, mientras lo
que deseamos para nosotros mismos es igual a lo que quiere el Señor,
pero inevitablemente llegará un día en el cual nuestros deseos serán
diferentes y es allí donde entraremos en conflicto y tendremos que decidir
cual voluntad hacer: si la de El o la de nosotros. Vista la gran importancia
de este asunto realmente vale la pena estudiar y entender esto, por lo cual
vamos a comenzar viendo el significado de la palabra VOLUNTAD:

1. Capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea y lo


que no, ordenando sus actos y su propia conducta.
2. Es el poder de elección con ayuda de la conciencia (la conciencia
significa el conocimiento que un ser tiene de si mismo y de su
entorno)
3. Facultad humana para elegir o rechazar las cosas, tomar
decisiones o actuar de una determinada manera.
4. Palabras claves:  QUERER / DESEAR / ELECCIÓN

 Jesús supo decir, con todo, y a pesar de su intenso deseo de evitar la


cruz: “pero no sea como yo quiero, sino como tú”
 Suponemos que Jesús ya sabía lo que era la voluntad de su Padre.  Y se
había sometido a esta voluntad.  Esto no impidió que sintió la necesidad
de expresar su horror ante tal perspectiva.
 Lo que es importante a este punto no es lo que Jesús sentía, sino lo que
Jesús estuvo dispuesto a hacer: obedecer al Señor.
 Puede ser que te sientas culpable por tus sentimientos hacia ciertas
cosas que el Señor te llama a vivir dentro de su voluntad.  Lo que
importa allí también es lo que estás dispuesto a vivir para el Señor.
 En vez de seguir tus sentimientos, has de poder aceptar el hecho que la
voluntad de Dios debe predominar en tu vida.  No es tu sentimiento que
cuenta, sino tu decisión.  Eso, por cierto, no quita la importancia a tu
sentimiento.
 Por tanto, cuando tienes alguna aflicción, tú puedes tomar la decisión
conscientemente de que aceptas aquella aflicción como del Señor.
Muchas veces inicialmente no vamos a entender el porqué el Señor nos
pide que hagamos algo, quizás sea algo doloroso para nosotros, difícil, una
renuncia… En su momento nos vamos a frustar, confundir, patalear pero a
la larga si obedecemos vamos a ver que hacer la voluntad de Dios es
siempre LO MEJOR.

¿Qué ocurrió en Getsemaní?


Es hacia la Cruz de Cristo hacia donde miran casi todos los cristianos al
enfocar su atención sobre la expiación infinita y eterna. Y ciertamente el
sacrificio de nuestro Señor fue completo cuando fue levantado por los
hombres; además, esa parte de su vida y sufrimiento es la más dramática
y, posiblemente, la más tocante. Pero en realidad el dolor y sufrimiento, el
triunfo y grandeza de la expiación ocurrió principalmente en Getsemaní.

“Fue allí que Jesús tomó sobre sí los pecados del mundo a condición del
arrepentimiento.

Fue allí que sufrió más allá del poder humano para soportar.

Fue allí que sudó grandes gotas de sangre por cada poro.

Fue allí que su angustia fue tan grande que deseó que la copa pasase. Fue
allí que hizo la elección final de seguir la voluntad del Padre.

Fue allí que un ángel del cielo vino a fortalecerlo en su prueba más grande.

“En alguna forma efectiva y terriblemente real, aun cuando incomprensible


para el hombre, el Salvador tomó sobre sí la carga de los pecados de todo
el género humano, desde Adán hasta el fin del mundo”

Muchos han sido crucificados y el tormento y dolor es supremo. Pero


solamente uno, y El fue el Hombre que tenía a Dios como Padre, se ha
inclinado bajo la carga de pesar y dolor que cayó sobre El en aquella noche
terrible, aquella noche en la cual descendió por debajo de todas las cosas
al prepararse a levantarse por encima de todas”

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