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Material para catequistas

Esquema básico de una Celebración de la Palabra

Ambientación: se ubica a los niños y participantes y se les da la


bienvenida. Se les recuerda lo que se va a celebrar y con qué fin
están reunidos. (Si los niños entran en procesión habrá que esperar
a que estén colocados.)
Canto de entrada: relacionado con el contenido de lo que se
celebra.
Ritos iniciales: Señal de la cruz, pedir perdón por las faltas cometidas, etc.
Proclamación de la Palabra de Dios: de manera digna y clara se proclama la Palabra. Se
debe elegir una sola lectura, breve; no necesariamente del Evangelio. Si lo es, previamente
se canta el Aleluya. Los niños pueden permanecer sentados respetuosamente.
Explicación de la Palabra: muy breve, sencilla y adaptada al nivel de los niños. En este
momento se puede preguntar a los niños qué entendieron de la Palabra que acaban de
escuchar y desde allí explicarla.
Tiempo para la oración personal: es el momento de rezar, de hacer silencio y recogerse
interiormente para hablar con Dios.
Signos, gestos, símbolos, posturas, ritos...: en este momento los niños realizarán el signo o
gesto elegido: ofrenda de regalos preparados para Dios, entrega de flores a la Virgen,
escenificar un pasaje evangélico, besar una imagen procesionalmente, bailar en torno a una
imagen, etc. Mientras tanto, se puede acompañar el signo con una canción relacionada con
lo que está sucediendo.
Compromiso personal y de grupo: muchas veces va incluido en el paso anterior; otras se
pueden expresar en voz alta, comprometiéndose delante de la comunidad.
Rito de despedida: saludo, bendición final (aunque seamos laicos, sin rango de ministros,
podemos invitar a la asamblea a acoger la bendición de Dios con la siguiente fórmula o
alguna parecida: "Que a todos nos bendiga Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén."
Canto de salida
Catequesis 1 de octubre 2022
Celebración de la Palabra

Atención: El laico celebrante se ubicará en algún lugar del presbiterio, no en el altar. La


proclamación de la Palabra se realizará desde el ambón

Guía: (Entrada) En estos encuentros estuvimos aprendiendo las diferentes maneras de


hablar con Jesús, y en esta celebración vamos a compartir, todos juntos, su Palabra.
Nos preparamos para comenzar, cantando: “Dios está aquí”
Celebrante:(Ritos iniciales) Hacemos la Señal de la Cruz,
saludando a nuestro Papá Dios, a Jesús, nuestro Salvador
y al Espíritu Santo que nos guía.
Celebrante: (Acto penitencial) Porque sabemos que a
veces no hacemos las cosas bien, pidamos perdón y
preparemos nuestro corazón para este momento. A cada
oración respondemos: Señor, te pedimos perdón
Porque muchas veces no decimos la verdad.
Señor...
Porque muchas veces nos olvidamos de dar las gracias a los que nos ayudan. Señor...
Porque muchas veces nos apartamos de tu camino. Señor...

Guía: Abrimos nuestro corazón para escuchar a Jesús que nos habla. Cantamos “Aleluya”.
Celebrante: Evangelio según San Lucas 17, 3b-10
“Dijo el Señor a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente,
perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti diciendo: "Me
arrepiento", perdónalo».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Él respondió: «Si ustedes tuvieran fe
del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz
y plántate en el mar", ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando
este regresa del campo, ¿acaso le dirá: "Ven pronto y siéntate a la mesa"? ¿No le dirá más
bien: "¿Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y
bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor
porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: "Somos simples
servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber"».
Palabra del Señor.
Celebrante: Explicación del Evangelio (ver anexo)
Celebrante: Oración: Jesús nos enseñó a orar y hoy nosotros, como hermanos, le pedimos
que nos ayude a hacer crecer nuestra fe, diciendo: Padrenuestro.....
Guía: (Despedida) ¡¡Con el corazón lleno de alegría por haber compartido esta celebración,
vayamos a contar en casa todo lo que vivimos hoy!! Cantemos : “Un granito de mostaza”

Anexo
Sugerencia para explicación del Evangelio
Varios animadores para representar, uno, el rol de vendedor (puede tener puesto algún
delantal) y los otros, compradores. Una revista. Diferentes tipos de semillas de árboles: tilo,
algarrobo, lapacho rosado, ombú, jacarandá, mostaza, etc. (pueden ser dibujadas o poner
cartelitos con los nombres)
Idea general: Entre los compradores, uno quiere adquirir un árbol muy frondoso, grande.
Trae una revista para mostrar un modelo de lo que busca. El vendedor le ofrece la semilla
de mostaza. El comprador queda desconcertado al ver el tamaño tan pequeño de la semilla
y comparar el árbol en el que se convierte. Confiando en el vendedor, la compra.

En el evangelio de hoy, Jesús dice a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se
arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti
diciendo: "Me arrepiento", perdónalo”.
Entonces los discípulos, al ver su incapacidad para perdonar de corazón, piden a Jesús la
fuerza espiritual para ser misericordiosos y dicen: “Auméntanos la fe”.
Recordamos el recurso, escuchando las respuestas de los chicos…
- ¿Qué vimos? ¿Qué sucedió? ¿Cuál era la sorpresa y el desconcierto del comprador?
¿Qué le costaba creer?
Una persona quería comprar un árbol muy frondoso. El vendedor le ofreció las semillas de
mostaza. El comprador duda pensando “como una semilla tan pequeña va a convertirse en
un árbol grande”, termina comprándolas.
La Fe es algo pequeño, sembrada en nuestro corazón el día del bautismo y que va creciendo
poco a poco hasta alcanzar un poder extraordinario, como el grano de mostaza que es muy
pequeño y llega a convertirse en un árbol de gran tamaño.
La Fe es un regalo de Dios y por eso cada día le agradecemos rezando y amando.
La Fe nos ayuda a vivir la vida de manera más feliz, seguros de que Dios nos ama
profundamente.
La Fe nos asiste para que podamos entender y aceptar las cosas que nos pasan, confiando
en que mañana será un día mejor.
La Fe nos ayuda a descubrir que Jesús camina a nuestro lado, y nos da la fuerza necesaria
para afrontar las dificultades de la vida.
La Fe en Dios se hace grande en nuestro corazón, como el árbol de mostaza, para que
tengamos la fuerza y el coraje necesarios para perdonar y amar como Jesús.
La Fe nos envía a sembrar semillas de amor, de paz, de solidaridad, de perdón por todas
partes, siendo así misioneros del amor de Jesús.

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