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El Termómetro Clínico

Historia

Thomas Clifford Alibott rinde excelentes servicios en


problemas puramente médicos, como la sífilis y la angina de
pecho, pero su mayor honra la constituye, sin duda, el
invento de un instrumento médico de empleo frecuente y
generalizado, ya que lo usan tanto el médico como el
profano: el termómetro clínico.
En 1867 idea un termómetro de escasa longitud, no más de
12 cm, que alcanza su punto de equilibrio en cinco minutos.
Entonces, y sólo entonces, se hace posible medir la
temperatura corporal de manera rutinaria y efectuar gráficos
del curso de la fiebre.

Descripción

El termómetro clínico de mercurio es un instrumento en la que un dispositivo entre la


ampolla y el capilar de vidrio permite que el mercurio se expanda al subir la temperatura,
pero impide que refluya a no ser que se sacuda con fuerza. Para que la medida de un
termómetro clínico sea precisa debe colocarse durante un período de tiempo suficiente para
que alcance el equilibrio casi completo con el cuerpo humano. El promedio de la
temperatura corporal normal en la boca es de 37 grados Celsius, con límites entre 35,9 y
37,2º C; en las axilas oscila entre 35,3 y 36,4º C.
La toma de la temperatura se realiza habitualmente colocando el termómetro en las axilas,
aunque se habla también de la vía bucal y rectal. De preferencia la bucal es la más precisa,
seguida de la axilar y después la rectal. La temperatura axilar es usualmente 0,6º C más
baja que el resto de las vías. Tanto en la toma bucal como la axilar y la rectal, el
termómetro debe permanecer alrededor de cinco minutos, salvo que se utilicen termómetros
regulados por el fabricante.
Las temperaturas mínima y máxima capaces de soportar sin trastornos nuestro organismo
en un aspecto muy individual son: la mínima en 36,25º C y la máxima entre 38 y 39º C. La
temperatura por encima de 41º C puede provocar daño encefálico, y si es mayor de 43º C
un estado de coma.

Como utilizar el Termómetro Clínico

Desinfecte el termómetro con agua jabón y alcohol.


Sacúdalo hasta que marque menos de 34 grados centígrados pero cuidado con golpearlo
contra un objeto duro como una mesa, escritorio, etc. Tómelo firmemente para que cuando
realice esta maniobra no se suelte de su mano y por ende termine quebrándose. Si es un
niño, controle la temperatura axilar sosteniéndole el brazo flexionado y pegado al pecho.
No lo deje solo.
Realice la lectura colocando el termómetro a la altura de sus ojos con la banda de color al
lado opuesto y busque una franja plateada que sale desde la ampolla y termina en el punto
que marca la temperatura.
Las divisiones del termómetro se denominan grados. Las divisiones entre grado y grado se
llaman décimas y permiten hacer lectura exacta.
Después lávelo y desinféctelo con alcohol luego vuélvalo a su estuche o caja de embalaje.

Otras Consideraciones

¿Oral o rectal?
Los más útiles son los rectales, ya que pueden ser usados en todas las modalidades. La
única diferencia está en la forma del bulbo que contiene el mercurio. En todo caso, sería
recomendable tener uno de cada tipo para no emplearlo indistintamente - oral y rectal - en
diferentes miembros de la familia. Se debe limpiar en cada ocasión, pero en términos de
higiene es mejor dar un uso diferenciado. Máxime que este instrumento no debe ser hervido
ya que con su sensibilidad a los cambios de temperatura, quedaría inutilizado.
Si se rompe, cuide que el mercurio no quede al alcance de los niños. El mercurio es
altamente tóxico. Por su consistencia y color, es algo que muchísimos niños querrían para
jugar.

¿Qué hacer con la medición de la temperatura?


Saber que no hay fiebre es casi siempre tranquilizador, pero no
sustituye la consulta con el médico en caso de enfermedad. Se
trata, eso sí, de un dato que le ayudará a quien ejerce la medicina
para llegar a un mejor diagnóstico.

¿Quién debe saber emplearlo?


A partir de la adolescencia, todo el mundo debería aprender a
usar un termómetro. Posiblemente sea conocimiento que se
emplee en muy pocas ocasiones; pero cuando se requiere, es de
lo más valioso. Practique usted y enseñe a sus hijos. Será con
toda seguridad una experiencia grata e interesante para todos.

¿Hay algo más sencillo?


Sí, hay también termómetros digitales. Aunque su costo es varias veces mayor, tienen la
ventaja adicional de que no requieren mayor capacitación para hacer la lectura, ya que ésta
se muestra en una pequeña pantalla. En algunos sitios también se encuentra una modalidad
de termómetros de material sintético. Placas semejantes a una tira de acetato, que al
contacto con la piel resaltan el número que corresponde a la temperatura que detectan.

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