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Grandes pensadores

de la Globalization

Tomo I
Mann, Chomsky, Keohane, Chua, Girard.
Grandes autores de la globalización
DIRECTORIO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

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Rector

Leonardo Lomcli Vanegas


Secretario General

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Secretario Administrativo

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General de Publicaciones y Fomento Editorial

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS V SOCIALES

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Directora

Arturo Chávez López


Secretario General

José Alejandro Santiago Jiménez


Secretario Administrativo

María Eugenia Campos Cazares Jefa


del Departamento de Publicaciones
Grandes pensadores
de la Globalization

Tomo I
Mann, Chomsky, Keohane, Chua, Girard.
Grandes autores de la globalización

Jorge Federico Márquez Muñoz


Alejandro Domínguez Uribe
(Coordinadores)

BIBLIOTECA
Este libro es producto de la investigación realizada dentro del ni,ir
co del Programa de Apoyo a Proyectos para la innovación y Mejo-
ramiento de la Enseñanza (PAPIME) en el proyecto de Enseñanza
para el estudio de los grandes pensadores de teoría política y social
contemporáneos (PE300913) y fue arbitrado de acuerdo a los criterios
académicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.

Grandes pensadores
de la Globalización. Tomo 1
Mann, Chomsky, Keohane, Chua, Girard.
Grandes autores de la globalización
Jorge Federico Márquez Muñoz
Alejandro Domínguez Uribe
(Coordinadores)

Primera edición: 23 de mayo de 2016

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad


Universitaria, Delegación Coyoacdn, C.P. 04510, México, D.F.,
Facultad de Ciencias i'oliticas y Sociales, Circuito Mario de la
Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510,
México, D.F.

D.R. £> Ediciones I.a Biblioteca, S.A. de C.V.


Azcapotzalco la Villa No. 1151
Colonia San Bartolo Atcpchuacán
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Tel. 55-6235-0157 y 55-3233-6910
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ISBN UNAM: 978-607-02-8033-7


ISBN EDITORIAL: 978-607-8364-26-8
ISBN UNAM COLECCIÓN: 978-607-02-8032-0
ISBN EDITORIAL COLECCIÓN: 978-607-8364-25-1

Cuidado de la edición: Jorge Federico Márquez Muñoz

Diseño: Juan Rodrigo Mazza

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta,


del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la au-
torización expresa y por escrito de los editores, en términos de lo asi
previsto por la Ley Federal de Derechos de Autor y, en su caso, por lo-
tratados internacionales aplicables.

Impreso y encuadernado en México


Printed and bound in México
índice

Introducción
JORGE FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ Y ALEJANDRO DOMÍNGUEZ URIBE. . 9

Michael Mann. La globalización de las fuentes sociales del poder


JORGE FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ ...................................................... 19
Introducción ..................................................................................... 19
Las fuentes sociales de poder............................................................. 20
La globalización en si no es nada ....................................................... 27
El Imperio Americano ...................................................................... 27
El capitalismo ................................................................................... 31
Los Estados ...................................................................................... 34
La fuentes sociales del poder, destructoras globales............................ 38
Fuentes ........................................................................................... 41

Robert Keobane: Un teórico progresivo que rima con ¡a historia en un


mundo parcialmente globalizado
FLOR SUGEY LÓPEZ GAMBOA ................................................................. 43
¿Cómo llegó a sus ideas actuales sobre cómo funciona el mundo?... 46
Antes del año 2000: un mundo interconectado ................................. 49
Después del año 2000: un mundo parcialmente globalizado ............... 52
Fuentes ........................................................................................... 59
La denuncia del orden mundial. La globalización desde la perspectiva de
Noam Chomsky.
FERNANDO CÁRDENAS CABELLO ............................................................ 63
Presentación ..................................................................................... 63
Noción de Globalización .................................................................... 64
El nuevo Orden Mundial .................................................................. 67
Las instituciones internacionales...................................................... 69
El orden económico mundial............................................................ 70
El orden político mundial ................................................................ 74
China una potencia emergente ante el orden mundial:....................... 76
Conclusiones a la denuncia chomskiana del orden mundial:............... 79
Fuentes básicas:................................................................................ 79
Fuentes complementarias: ................................................................ 81

La globalization en la pistón de Amy Chita


ALEJANDRO DOMÍNGUEZ URIBE ............................................................ 83
Introducción ..................................................................................... 83
Democracia y globalización............................................................... 84
Minorías gobernantes del mercado.................................................... 89
Consecuencias de la Globalización. Reacciones étnicas vs
los mercados:.................................................................................... 98
Consecuencias de la Globalización. Reacciones étnicas vs
la democracia .................................................................................... 106
Tailandia: el mestizaje forzoso disocia la violencia etnonacional' .... 111
Propuestas de Chua para resolver el odio etnonacional ....................... 113
Fuentes ............................................................................................ 116

Rene Girará y la Globalización


JORGE FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ Y ALEJANDRO DOMÍNGUEZ URIBE. . 119
Introducción..................................................................................... 119
El deseo mimético............................................................................ 120
El mito, el rito y el chivo expiatorio .................................................. 122
El chivo expiatorio en la tradición judeo-cristiana.............................. 123
La visión girardiana de la globalización: ............................................ 125
Fuentes ............................................................................................ 139
Michael Mann. La globalización de las
fuentes sociales del poder
Jorge Federico Márquez Muñoz1

Introducción
En el año 2011 el sociólogo John Hall llamó a Michael Mann "el Max
Weber de nuestro tiempo".2 Algunos teóricos de la talla de Randall Coll-
ins, David Laitin y Gianfranco Poggi, dedicaron un voluminoso libro a ex-
poner y discutir las ideas de Mann.3 Destaca el reconocimiento que le hi-
cieron personajes como Ernst Gellner4 y Perry Anderson, quien comentó:
¿Quién no se sentiría intelectualmente estimulado por la amplitud del
horizonte descrito por Michael Mann en los (...) volúmenes de su obra
The Sources of Social Power. Su propósito, según sus propias palabras, es
nada menos que proponer una historia y una teoría de las relaciones de
poder en las sociedades humanas, proyecto que considera prácticamente
sinónimo con el de una historia y una teoría de la propia sociedad huma-
na. Todas las reticencias que puede suscitar la idea de que un propósito
tan amplio deba ser ocioso o exagerado se desvanecen de inmediato. La
1 Doctor en Ciencia Política por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Adscrito
al Centro de Kstudios Políticos de la misma Facultad. Es miembro del Sistema Nacional de
Investigadores con el nivel II
2 Michael, Mann, Power in the 21st century. Conventions withJohhA. Hall, Cambridge,
Polity Press, 2011, p. I.
3 Cfr. John, A. Hall y Ralph, Shroeder (editan), The Anatomy of Power. The Social Theory
of Michael Mann, Camhridgc Unviersity Press, 2005.
4 Cfr. Michael, Mann, "The Sources of my Sources", Contemporary Sociology a Journal
of Reviews, 2013, URL: http://csx.sagepub.eom/conient/42/4/499, revisado el 18 de abril de
2014

19
MichaelMann,laglobalizacióndelasfuentessocialesdelpoder

ambición de un proyecto semejante, en contra de toda expectativa con-


vencional, se ve satisfecha por la claridad y la grandeza de su ejecución.5
En el año 2012 Mann concluyó una de las obras más significativas de las
ciencias sociales. En cuatro volúmenes exploró la historia de las fuentes
sociales del poder. Después de sus estudios sobre la cohesión de la clase
trabajadora inglesa, el papel de la guerra y las finanzas en la historia del
estado inglés, Mann decidió comenzar sus estudios de teoría social. Sus
artículos sobre materialismo e idealismo, los aspectos nacionales e inter-
nacionales del capitalismo, los estados antiguos y modernos, la relación
entre el capitalismo y el militarismo, fueron el preámbulo de una decisión
monumental: dedicar veinticinco años a sus cuatro volúmenes de sociolo-
gía histórica.
El primer tomo fue publicado en 1986 por Cambridge University Press
y lleva como subtitulo A History of Power from the Beggining to 1760 AD.
Cinco años después fue publicado en español. En 1993 apareció el tomo
dos: "The Rise of Classes and Nation-States", publicado en castellano
cuatro años después. En 2013, finalmente, aparecieron los tomos tres y
cuatro: "Global Empires and Revolution. 1890-1945" y "Globalizations.
1945-2011".

Las fuentes sociales de poder


Las Fuentes Sociales del Poder son una provocación constante al statu quo
de las ciencias sociales. En primer lugar llama la atención su rechazo a la
noción misma de sociedad:
Las sociedades no son unitarias. No son sistemas sociales (cerrados ni
abiertos); no son totalidades. Nunca se puede hallar una sola sociedad
delimitada en el espacio geográfico o social. Como no existe un sistema,
una totalidad, no pueden existir subsistemas, dimensiones ni niveles de esa
totalidad. Como no existe un todo, las relaciones sociales no pueden re-
ducirse a fin de cuentas, en última instancia, a alguna propiedad sistémica
en ese todo, como el modo de producción material, o el sistema cultural
o el normativo, o la forma de organización militar. Como no existe una
totalidad delimitada, no sirve de nada el dividir el cambio o el conflicto
sociales en variedades endógenas o exógenas. Como no existe sistema so-
cial, no existe proceso de evolución en su interior. Como la humanidad no
está dividida en una serie de tonalidades delimitadas no se produce una
5 Perry, Anderson (1992), Campos de batalla, tr. Magdalena Holguin, Barcelona, Ana-
grama, 1998, pp. 117.

20
JORGEFEDERICOMÁRQUEZMUÑOZ

difusión de organización social entre ellas. Como no existe una totalidad,


los individuos no se ven constreñidos en su conducta por la estructura
social como un todo, así que no sirve de nada distinguir entre acción social
y estructura social}
Por sí hay alguna duda de a quienes se refiere cuando descalifica todas estas
formas de entender la sociedad, veamos las siguientes líneas:
Las ortodoxias sociológicas —como la teoría de los sistemas, el marxismo,
el estructuralismo, el funcionalismo estructural, el funcionalismo nor-
mativo, la teoría multidimensional, el evolucionismo, el difusionismo y
la teoría de la acción— enturbian sus percepciones al concebir la sociedad
como una totalidad unitaria y aproblemática.7
Y respecto a su enfoque, se resume en la siguiente afirmación: las socie-
dades están formadas por múltiples redes socioespaciales de poder que se
superponen y se intersectan; no son dimensiones ni niveles pues no se
desprenden de una totalidad. Para nuestro autor la sociedad es flexible y
vaga; indica cualquier grupo humano estable. Retoma esta noción de la
raíz etimológica de la palabra: societas, un término latín que significa
"aliado no romano"; vocablo que a la vez deriva del indoeuropeo sekw, que
es "seguir en una alianza asimétrica"; en otras palabras la sociedad es una
"confederación flexible de aliados estratificados".8
Las fuentes sociales de poder pueden surgir como medios instituciona-
les para alcanzar objetivos humanos, pero su fuerza o primacía no depende
de ello, sino de la capacidad de sus propios medios de organización. Más
aún, las redes de poder no sólo satisfacen necesidades humanas sino que
también las moldean. A muchos hombres no les agrada la guerra pero las
redes de poder militar la necesitan y éstas, suelen estar lo suficientemente
organizadas para no desaparecer. A mucha gente no le agradan los partidos
ni las iglesias, pero la organización de estas instituciones es mucho más
poderosa, nacional e internacionalmente, que la de sus enemigos. No sue-
len existir organizaciones específicas de detractores de los partidos ni de
las iglesias. Así lo explica Mann:
Es posible que una forma de poder no sea en absoluto un objetivo huma-
no inicial. Si es un medio muy útil para alcanzar otros objetivos, se tratará

6 Michael, Mann, Las fuentes sociales, I. Una historia del poder desde los comienzos hasta
1760 d.C. Tomo /(1986), trad. Fernando Santos Fomenta, España Madrid, Alianza, 1991,
p. 15.
7 ídem.
8 Ibidem, p. 32.

21
Michael Mann, la globalización de las fuentes sociales del poder

de obtenerlo por sí mismo. Es una necesidad emergente. Emerge en el


transcurso de la satisfacción de necesidades. Es posible que el ejemplo más
obvio sea la fuerza militar. Probablemente no se trate de un impulso ni de
una necesidad humana inicial (...), pero es un medio eficaz. de organiza-
ción para satisfacer otros impulsos."
Michael Mann no se ocupa de las motivaciones ni de los objetivos inicia-
les, sino de las fuentes de poder de las organizaciones.
Por otra parte, las fuentes sociales de poder no son estáticas, sino que
cambian porque están en contacto unas con otras, ya sea para aprender,
someterse, pelear o simplemente coexistir. El contacto es múltiple: por un
lado, las unidades político-militares se enfrentan unas a otras, como en los
sistemas multiestatales de la antigua civilización Sumeria. Pero también
hay otro tipo de contacto. Por ejemplo, en el interior de una polis pueden
competir redes de poder económico contra redes poli litas en el momento
de la votación por nuevos impuestos a propósito de una guerra.
Mann también afirma que los cambios de poder social no ocurren
como una evolución lineal, pues de hecho las fuentes sociales se influyen
mutuamente; aquí se separa de las narrativas ortodoxas de la historia. Pero
también afirma que dichos cambios son acumulativos, y aquí se separa de
los comparativistas. Para él, comparar una civilización con otra y concluir
que ambas son simplemente diferentes y de igual valía, es un sinsentido.
Por ejemplo, la facilidad con que los españoles conquistaron el imperio
inca sólo puede comprenderse si se dimensionan los poderes militar y
económico acumulados durante la historia occidental.
Por su frecuencia e importancia a lo largo de la historia, las fuentes so-
ciales del poder son cuatro: militar, económica, política e ideológica. Estas
pueden ser colectivas o distributivas, extensivas o intensivas, autoritarias o
difusas y oficiales o intersticiales.
El poder distributivo es el que se ejerce sobre otras personas, es la
probabilidad de que un actor, en una relación social, esté en condiciones
de realizar sus deseos aunque tropiece con resistencias. El colectivo tiene
lugar cuando varias personas cooperan para aumentar su poder conjunto
sobre terceros o sobre la naturaleza.
El modo más natural en que ocurre el poder distributivo es la división
social del trabajo, pues aunque implica la especialización de funciones a
todos los niveles, el más alto supervisa y dirige el todo. Aquéllos que ocu-
pan los puestos de supervisión y coordinación cuentan con la "ventaja de
l> Ibidem, p. 20.

22
JoüflE FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ.

diagrama", que les da superioridad y es lo que permite a una pequeña elite


organizada crear o al menos influir en la organización de todas las demás
clases. Es decir, las masas obedecen debido a que no cuentan con una or-
ganización colectiva para hacer lo contrario, pues están atrapadas en redes
de poder colectivo y distributivo controladas por otros, por las elites.
Un poder extensivo es aquel que organiza a grandes cantidades de per-
sonas en territorios amplios. Mientras el intensivo implica mucha cohe-
sión, cooperación y organización. Qué tan extensivo es un poder es una
cuestión de kilómetros y población; qué tan intensivo se refiere a la capa-
cidad de movilización, coordinación y lealtad. Una red de poder puede ser
intensiva y extensiva. Por ejemplo, el poder político en la Unión Soviética
significaba una gran extensión pero al mismo tiempo bastante intensidad.
Sin embargo, es más común que un poder, mientras más extensivo, tienda
a ser menos intensivo -los intercambios en mercados extensos no conllevan
un grado relevante de lealtad: uno compra una marca hoy y otra mañana.
El poder autoritario impone órdenes definidas y obediencia consciente.
Es propio de los grupos e instituciones. Puede verse en la fábrica o el
ejército. Por el contrario, el difuso es inconsciente y espontáneo. Tal es el caso
del mercado global, la clase social o la nación durante la mayor parte del
tiempo. No todo el tiempo, pues en caso de una guerra, por ejemplo, la
nación se alinea conscientemente con el poder autoritario.
Los poderes oficiales son aquellos reconocidos por la mayoría, la ma-
yor parte del tiempo. No importa si ese reconocimiento es autoritario o
espontáneo, lo que cuenta es que provee de estabilidad a ciertas redes de
poder. Por el contrario, los poderes intersticiales son aquéllos que surgen
en los márgenes, muchas veces son claramente ilegales y otras más, son
simplemente ignorados por las autoridades. Pero en ocasiones crecen y
comienzan a ocupar espacios importantes e incluso desafían a la autoridad.
A veces los poderes oficiales los atacan, pero lo más común es que decidan
tolerarlos y hasta protegerlos.
Michael Mann ejemplifica este tipo de poderes con los comerciantes en
la época feudal, que con el tiempo ganaron tal importancia que dejaron de
ser un poder marginal y se convirtieron en uno de los poderes centrales.
Otro ejemplo son los fenicios en el sistema de imperios de dominación de
la antigüedad. Desgraciadamente, este es un concepto que Mann prác-
ticamente no utilizó en su volumen sobre la globalización. Esto habría
implicado un análisis de temas como el narcotráfico, el lavado de dinero y

23
Michael Mann, la globalización de las fuentes sedales del poder

los paraísos fiscales. Más aún, no vio la importancia del "sector informal",
pese a que éste representa más del 60% del PIB mundial.
Mann elaboró una tipificación de las relaciones entre las clases sociales
y para ello recurrió a tres criterios: desigualdad, organización y motiva-
ción. En los tres la identidad juega un papel central.
En cuanto a la desigualdad, el punto de partida es que hay un grupo de
personas que tienen la capacidad de controlar las oportunidades de vida de
otros mediante los medios de producción, distribución e intercambio. Pero
como las desigualdades nunca son completamente legítimas, siempre hay
una tensión social. Sin embargo, las fricciones no suelen convertirse en
una lucha de clases abierta, sino que se mantiene latente, debido a que
junto a las divisiones verticales están también las horizontales o segménta-
les, como las relaciones familiares, clientelares, tribales y locales.
En cuanto al criterio de la organización, las clases sociales pueden estar
en un sistema simétrico o asimétrico. El primero es cuando dos clases
poseen una formación extensiva similar, es decir, cuando se conciben con
toda claridad como antagónicas. El sistema asimétrico se presenta cuando
solo una clase está organizada, generalmente la dominante, y posee la
ventaja del diagrama. Este segundo caso se presenta cuando en el espacio
social predominan las relaciones horizontales sobre las verticales, es decir,
cuando la identidad se segmenta en factores distintos a los de la clase so-
cial.
En cuanto a la motivación, las clases pueden estar organizadas para
mantener el statu quo o para cambiarlo.
Una vez revisados los conceptos básicos para tipificar las fuentes sociales
del poder, vayamos a la definición de cada una de ellas.
El poder ideológico deriva de tres necesidades: 1) dar sentido a la rea-
lidad, pues para ello hacen falta más que los sentidos. La ideología es esa
mediación que permite comprender el mundo profundamente; 2) compar-
tir normas y valores que hacen posible la cooperación social estable; y la 3)
participar en prácticas estéticas y rituales.
El poder ideológico genera formas de organización difusas, funciona a tra-
vés de la persuasión y pretende una participación libre y verdadera. Como
forma socioespacial puede ser extensiva o intensiva, trascendente o inma-
nente respecto a las formas de poder político, económico o militar. Por
ejemplo, en lo referente al político, el cristianismo suele ser del primer
tipo y el nacionalismo del segundo. El feminismo trasciende las fronteras
nacionales y el socialismo suele ser inmanente.

24
JORGE FEDERICO MÁRQUEZ Muñoz

La ideología puede ser oficialista o intersticial. Es difícil que se con-


vierta en un poder autoritario, pero algunos estados lo han intentado. Por lo
general, las ideologías no son simples creaciones de las elites para su
propio beneficio; para funcionar deben ser creíbles en su contexto.
La ideología puede ser tanto un poder colectivo como distributivo. En
el primer caso alinea a un grupo frente a otro u organiza a un grupo para
una tarea común. Mientras que, en la competencia de religiones o partidos
por una misma feligresía, vemos a la ideología en tanto poder distributivo.
El poder económico deriva de la satisfacción de las necesidades de: 1)
extraer, 2) transformar, 3) distribuir y 4) consumir. La producción implica
redes de poder intensivas y autoritarias mientras la distribución y el con-
sumo son extensivas y difusas.
A los grupos alineados en torno a estas tarcas se les llama clase. Mann
aclara que la división de clases es distinta a la estratificación. Ésta, es la
división social en torno a la ideología, la política y el poder militar.
La economía, al igual que la ideología, puede ser socioespacialmente
trascendente o inmanente respecto a la política. Frente al poder militar y el
ideológico, casi siempre es trascendente, autónoma.
El poder económico es distributivo y colectivo. Por ejemplo, la indus-
tria extrae frente a la naturaleza riqueza y energía, esto lo convierte en un
gran poder colectivo. Pero la repartición de la riqueza es desigual, aquí está
su potencial distributivo.
En cuanto a su reconocimiento la economía pude ser oficialista o in-
tersticial como en el crimen organizado o la economía informal. La fuente
de poder militar deriva de la necesidad de una defensa agresiva y
concentrada, es decir, fácil de movilizar enfocada y rápidamente. Para ello
requiere una organización autoritaria.
Dicha red de poder tiene aspectos tanto intensivos como extensivos,
pues afecta a cuestiones de vida y muerte, así como a la defensa y ataque
en grandes espacios geográficos y sociales; por ejemplo, en tiempos de
paz, poblaciones sometidas, muchas veces esclavizadas, son las que edifican
fortificaciones y otras obras para el ejército. Asimismo, no es extraño ver a
los ejércitos vigilando a los esclavos o a los siervos en las minas, extensos
campos de cultivo o casas de los gobernantes. Las élites militares concen-
tran una dosis importante de poder colectivo y distributivo.
Pero la milicia es también extensiva. En muchas ocasiones tiene un
rango de alcance mayor que el poder estatal. Esto hace que el poder de

25
Michael Mann, la globolUación de las fuentes sociales del poder

los ejércitos sea extensivo en sus funciones punitivas o bien, de terrorismo


contra poblaciones potencialmente rebeldes o peligrosas.
El poder militar más mortífero es aquel desplegado por las fuerzas
armadas de los estados durante guerras interestatales. Y aunque suelen
traslaparse las redes de poder estatal y militar, los ejércitos siempre man-
tienen su organización separada, a menudo como si se tratara de una casta
aparte de la sociedad.
Pese al sentido de orden del poder militar, éste no es siempre oficialis-
ta. Existe también de manera intersticial, como en el caso de los merce-
narios, que no coinciden con las redes de poder estatales o bien, como en
el caso de los ejércitos rebeldes o los señores de la guerra al interior de los
países.
Finalmente está el poder político. Éste, deriva de la necesidad social de
regulación centralizada e institucionalizada en un territorio. A diferencia
de las otras tres fuentes del poder, que pueden ser territorialmente tras-
cendentes, el poder político es una red que refuerza las fronteras y puede
atrapar a los otros poderes y a las poblaciones en su "diagrama de organi-
zación".
Es un poder que se apoya en técnicas autoritarias -debo obedecer las
leyes del lugar en donde vivo o seré castigado-, aunque más sutiles que las pro-
pias del poder militar. También puede ser extensivo -como en el caso de
las obligaciones ciudadanas- e intensivo -i.e. sus policías y sistemas de
vigilancia. De igual forma, la estatal es una fuerza distributiva en tanto
modifica o mantiene las desigualdades, los privilegios, el acceso al aparato
gubernamental e incluso a los servicios prestados a la población; pero es
también un poder colectivo, en tanto su organización permite afrontar a
terceros e incrementar el potencial de la colectividad en materias adminis-
trativas, en lo referente a la seguridad, la salud, etc.
Como el poder de un solo estado no es algo común -ni siquiera pro-
bable a lo largo de la historia-, debemos comprender el poder estatal en
relación a otros estados, ya sea en una relación multicstatal o federal o bien
en una relación hegemónica. Lo que regula las relaciones entre estados es
la diplomacia, la red del poder político en el ámbito internacional; y la
guerra, parte del poder militar, muchas veces incrustado en el político. La
geopolítica es un elemento esencial para la estratificación social, interna-
cional y al interior de los estados.
En la mayoría de los casos, las cuatro fuentes del poder social son di-
ferenciables, autónomas y en todos los grandes procesos y acontecimientos

26
JORGE FEDERICO MARQCI:? MUÑO/

históricos están presentes. Sin embargo, las relaciones y vínculos entre


dichas redes varían por su primacía y sus funciones. Además, claro está,
pueden traslaparse y confundirse unas con otras.
El modelo IEMP es la principal aportación de Mann y el punto desde el
cual lleva a cabo la crítica a sus antecesores. Por ejemplo, en su análisis de
la Revolución Francesa nota el peso de lo militar y la geopolítica -elemento
clave de la fuente de poder político- para hacer una crítica a las tesis
"idealistas" de Simon Schama y Francois Furet. O bien, en su análisis de la
globalización, vemos un diálogo crítico permanente con dos tipos de autores:
marxistas -que exageran la capacidad de coordinarse por parte de los capi-
talistas- y neoliberales -que exageran el papel de la economía y sobre todo,
de las virtudes del mercado.

La globalización en sí no es nada
Al igual que con la sociología, el punto de partida de Mann es una crítica
radical a las teorías de moda:
La globalización no ha generado teorías innovadoras sobre la sociedad;
las teorías previamente usadas, cuando los científicos sociales equipara-
ban las sociedades con los estados-nación, simplemente han ampliado su
extensión geográfica, aunque esto es a menudo ocultado por el deseo de
los teóricos de reclamar una lama por haber descubierto transformaciones
fundamentales de la sociedad.10
Mann hace explícito a quien, entre otros, se refiere con esta crítica: Ma-
nuel Castells y Zygmunt Bauman. Tampoco está de acuerdo con Imma-
nuel Wallerstein y David Harvey, que según él, simplifican la realidad. A
diferencia de lo que piensan hiperglobalizadores y marxistas, la globaliza-
ción en sí misma no debe ser alabada o maldecida por el estado actual de la
humanidad. La globalización no es más que el producto de las expansiones
de las redes sociales del poder, que específicamente se enredan formando
tres telarañas: imperio americano, capitalismo y estados.

El Imperio Americano
En cuanto al imperio americano, ya en el tomo III de las Fuentes sociales
del poder, nuestro autor adelantó, en su análisis de la Segunda Guerra

10 Michael, Mann, The sources of social power. Volume 4. Globalizations, 1945-2011, New York,
Cambridge University Press, 2013, p.3.

27
Michael Mann, la globalization de las fuentes sociales del poder

Mundial, cómo fue que el poderío militar de listados Unidos se convirtió


en "incontestable". En esa misma tónica, en el primer capítulo del tomo
IV, estudia cómo fue que Estados Unidos diseñó en la posguerra, prin-
cipalmente por su fuerza militar, el orden mundial en grandes zonas del
planeta.
El texto de Mann es revelador de su enfoque. En lugar de recurrir al
simple análisis económico toma en cuenta consideraciones geopolíticas e
ideológicas que han guiado la política del Imperio desde el final de la Se-
gunda Guerra Mundial. Para él, la elite política de Estados Unidos eligió,
siempre que consideró viable de acuerdo a su esfera de influencia, incen-
tivar la instauración -a veces democráticamente o con ayudas ilegales o
incluso usando la violencia- de gobiernos que iban desde socialdemócratas
hasta abiertamente autoritarios, siempre que fueran sus aliados.
En Occidente la influencia de Estados Unidos fue hegemónica, acepta-
da y manifiesta en una densa red de instituciones. Dicha región prosperó
en un marco de interdependencia asimétrica en los ámbitos económico y
militar, organizado por los norteamericanos. Además de la aceptación de la
tutela estadounidense en la mayoría de los países Occidentales, el Imperio
permitió una dosis de socialismo democrático muy elevada debido al temor
de la influencia soviética y sobre todo, a que supo distinguir la opción
socialdemócrata -keynesiana- del comunismo.
En Asia se lograron cienos éxitos en materia de desarrollo y eventuales
democratizaciones, especialmente en los casos de Japón e India. En buena
medida porque ahí se permitió, al igual que en Europa, la opción social-
demócrata, con sus sindicatos, subsidios a las exportaciones y abundantes
gastos en seguridad social. Pero también debido a la generosidad esta-
dounidense, acicateada por el temor al avance de los comunismos chino y
soviético.
Posteriormente, China, Vietnam y algunas otras naciones, inspirados
en los éxitos de los Tigres Asiáticos, aceptaron el juego del libre comercio
bajo la hegemonía del dólar y las instituciones económicas diseñadas y do-
minadas por Estados Unidos. El resultado económico ha sido asombroso.
Claro está, todo esto costó muchos millones de dólares, décadas de inter-
venciones sangrientas y amenazas de guerras globales. El cambio de estrategia,
tanto de China como de Estados Unidos se debió al reconocimiento de
que militarmente había un impasse y las escaladas violentas cada vez eran
más peligrosas.

28
JOKGK FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ

En América Latina la política del Imperio fue muy distinta. Ahí se re-
primió a la izquierda moderada, en parte por la distorsión ideológica de los
diplomáticos estadounidenses, que temían no parecer lo suficientemente
anticomunistas en el contexto de la Guerra Fría. Los partidos socialistas
eran competitivos y Estados Unidos no vaciló en apoyar con recursos, y
aun con asesoría y material militar, a la derecha. Así, aunque obtuviera
algunos triunfos en las urnas, la izquierda no tenía la representación real
que le correspondía. Debido a ello, muchos socialistas moderados fueron
perdiendo sus esperanzas en el sistema democrático y comenzaron a radi-
calizarse.
Estos actores radicalizados parecían dar, como una profecía autocum-
plida, la razón a los halcones en Washington, quienes advertían la amenaza
comunista en América Latina. Era necesario entonces no sólo impedir que
avanzaran los socialistas sino que se volvió aceptable apoyar a las juntas
militares golpistas o a otros repugnantes dictadores con tal de evitar el
ejemplo cubano.
En el caso de la política anti-socialista del Imperio en América Latina,
cabe destacar la opinión de Michael Mann sobre México. Al comentar la
tragedia del ciclo "popularidad de los socialistas-intervención
estadounidense en favor de la derecha-radicalización de la izquierda-golpe
de Estado de la derecha justificado", en el caso nicaragüense, afirma que
de no haberse producido la intervención norteamericana, quienes habrían
gobernado el país centroamericano, hubieran sido socialistas moderados,
centristas predominantes al punto de crear un régimen de partido único, tal
y como el régimen del Partido Revolucionario Institucional. Es decir, en
lugar de la guerra civil habría habido un país pacificado y con instituciones
estables."
Mann concluye que América Latina fue el lugar en donde Estados
Unidos más intervino como Imperio, en donde más éxito tuvo a corto
plazo, pero en donde los daños menos han contribuido al desarrollo. Claro
está, cabe aclarar que Mann se concentra en aquellos casos en donde el
Imperio intervino profundamente, pero no en países en donde consideró
poco viable entrometerse o bien, en donde calculó que el costo de imponer
un régimen era muy elevado. Por ejemplo, están los casos de México y
Brasil, en donde más que intervenir Estados Unidos intentó influir, no
siempre exitosamente.

11 Cfr. Michael, Mann, The sources of social power. Volume 4. op. cit., pp. 115-116.

29
Michael Monn.La globalUación de las fuentes sacióles del poder

Sin embargo, justamente estos dos países son los que mayor interés
habría tenido describir, pues concentran más cuatro quintas partes de la
población de América Latina. Al escapar a Mann este análisis también es-
capó su oportunidad de construir, con su teoría, un modelo para América
Latina en la globalización, como el que realizó a propósito de Rusia y los
países de Europa Oriental, China, Rusia, Estados Unidos u Occidente.
De regreso a la influencia del Imperio, Finalmente Michael Mann
analiza Medio Oriente. Se trata de "un asunto inconcluso". Una región
cuyos atrasos económicos y democráticos se deben, en buena medida, a la
importancia geopolítica que le confieren sus reservas petroleras.
Aquí Estados Unidos ha apoyado a las elites conservadoras en contra
de los impulsos populares por las siguientes razones: 1) una ideología pa-
ranoica que triunfa sobre la razón, confunde a los reformistas con comu-
nistas o terroristas. 2) Las ganancias de las grandes corporaciones petro-
leras, que abaratan los precios del crudo gracias a una mano de obra sobre
explotada y; 3) el impulso militarista, tanto de la elite estadounidense
como de la árabe; esta última, debido a que requiere de enormes dosis de
violencia para mantenerse en el poder. 4) La preferencia de la estabilidad -
así sea autoritaria- por encima de la democracia.
Mann concluye que el Imperio Americano, con notables excepciones,
ha esparcido la retórica de la democratización pero no su práctica.
El poderío militar de Estados Unidos es incontestable pero no om-
nipotente. Ello debido a dos razones: 1) el poder intensivo de las armas
nucleares, que hace inviable su utilización y por tanto, contribuye a la
pacificación de las relaciones entre los mayores imperios aun entre éstos y
algunos países subdesarrollados.
2) Debido a que el poder militar se encuentra incrustado en otras redes
de poder tiene serias limitaciones. No se puede hacer la guerra, así sea a
rivales débiles, sin pagar un costo económico. Y cuando se cobran las fac-
turas de una intervención militar, como la de Irak o la de Afganistán, éstas
se deben pagar no solamente con dinero, sino también con capital político.
El poder ideológico del Imperio estadounidense no es incontestable.
De hecho, la ideología imperial sólo es fuerte entre los círculos de conser-
vadores radicales y en coyunturas poco comunes. La ideología imperialista
es muy débil, ni siquiera es aceptable para la mayoría tie los capitalistas -
excepción hecha de los beneficiados directos de la guerra-, que consideran
que es mejor la dominación económica que la militar y la política.

30
JOI«.E: KEIIÜHICO MAKQUEZ MUÑOZ

Lo que caracteriza a la ideología en la era de la globalización no es su


homogenización, sino su fragmentación. Por ejemplo, Mann afirma que en
Estados Unidos no se han logrado consolidar en la agenda política las
posturas de la socialdemocracia. En buena medida porque los demócratas
no conforman un bloque ideológico de moderación de los efectos del
capitalismo, sino que están compuestos de minorías, que exigen una
discriminación positiva. Así, en lugar de un movimiento con peticiones de
izquierda, los demócratas abanderan las exigencias de los afroamericanos,
latinos, los católicos, de las feministas, los liberales, los homosexuales, los
ecologistas, etc.
Claro está, tampoco los republicanos son un grupo coordinado. En el
partido desfilan lo mismo los neoliberales más radicales que los pro-
teccionistas; los evangelistas y los defensores de la cultura corporativa y
financiera, etc.

El capitalismo
El capitalismo es la red de poder que más dinamismo ha dado a la glo-
balización. En el Tomo III de Las funetes sociales del poder Mann habla
de la "media globalización" ocurrida hasta antes de la Segunda Guerra
Mundial. Realiza un estudio de los flujos comerciales y las inversiones
extranjeras. Encuentra que, con tres excepciones -Europa Occidental, los
países anglosajones y sus colonias-, las economías estaban muy poco in-
ternacionalizadas.
Por el contrario, en el periodo de la Posguerra dichas redes alcanzaron
todos los continentes. Y más aún, con la reforma capitalista en China a
partir de los años ochenta y con la caída de la URSS a principios de los
noventa, el capitalismo realmente se mundializó.
El análisis de Mann respecto a la economía global se concentra en tres
temas: 1) el ingreso de China y Rusia -con sus exsatélites en Europa
Oriental y las exrepúblicas soviéticas- al capitalismo; 2) los efectos del
neoliberalismo, tanto en los países desarrollados como en los países en
desarrollo y; 3) el impacto del capitalismo global en el medio ambiente.
Ahora me concentrare en los dos primeros aspectos y dejaré para el final de
este ensayo el tercero, por dos razones: debido a que el apartado que trata
sobre el tema es justo el último capítulo del volumen IV de la Fuentes; y,
debido a que el problema ecológico es una especie de conclusión de la obra
Mann, en la medida en que, de no resolverse, colapsará los progresos de
las fuentes sociales del poder.

31
Michael Mann. La globalization de las fuentes sociales del poder

Respecto al análisis de los nuevos actores, cabe una comparación. Chi-


na entró al sistema de mercado sin destruir sus instituciones politicas, no
hubo una desmoralización de la población, pues el régimen no se desmo-
ronó, se reformó. Además, el capitalismo chino es funcional para la época
neoliberal en tanto se ajusta al modelo de subsidios a las exportaciones y
así aprovecha el librecambismo; pero al mismo tiempo es capaz de defen-
derse de las turbulencias del neoliberalismo, pues no está endeudado ni
tampoco depende de las bolsas de valores del mundo.
En Rusia por el contrario el colapso implicó la desmoralización de la
población y la corrupción masiva. La rusa es una economía, otrora prote-
gida, que ha tenido muchos problemas para adaptarse a la globalización.
Para hacerlo, ha recurrido al endeudamiento y a la dependencia del sector
financiero y las inversiones extranjeras. Con pocas empresas de punta
competitivas Rusia se ha convertido en un exportador de materias primas,
especialmente gas y petróleo. Pero sus ventas no han sido suficientes para
mantener los niveles de seguridad social de antaño. Mann calcula que la
tragedia en la caída de los niveles de vida, en las década de los noventa y
principios de la primera década del dos mil, es comparable al estalinismo.
Sin embargo, desde al ascenso de Putin, si bien no ha superado sus prin-
cipales problemas, Rusia ha encontrado un periodo de estabilidad que ha
permitido mejoras económicas graduales.
En cuanto al neoliberalismo, nuestro autor lo ve como la más nefasta
influencia que Estados Unidos ha llegado al mundo. Claro está, Mann,
enemigo de las simplificaciones, hace un análisis pormenorizado de sus
efectos. El neoliberalismo influye de manera diferenciada en cada país de
acuerdo a: 1) la ideología de la elite gobernante, 2) el nivel de endeuda-
miento internacional-, 3) la fuerza del sector financiero y 4) la fuerza de los
trabajadores de distintos sectores para resistir. Por ejemplo, los países del
norte de Europa se han protegido y adaptado mejor al neoliberalismo que
los mediterráneos o Estados Unidos; los Tigres Asiáticos que los Latinoa-
mericanos.
Además, el neoliberalismo no influye todo el tiempo de la misma ma-
nera. Por ejemplo, el gobierno de Gran Bretaña, que disminuyó la pro-
porción de su gasto respecto al PIB en los años ochenta, para finales de los
noventa, la proporción de la era pre-neoliberal había regresado.
Según Mann los efectos nefastos del neoliberalismo son: que ensancha
la brecha de la desigualdad, debilita los sectores productivos, mina el
trabajo para beneficiar al capital y atenta en contra del medio ambiente. El

32
JORGE FEDERICO MÁRQUEZ MUSOZ

neoliberalismo no aporca poderes colectivos, sino que modifica el poder


distributivo en favor de una elite corporativa y financiera.
Cabe entonces preguntarse por qué triunfa el neoliberalismo. Porque
los neoliberales son pragmáticos y han sabido hacer alianzas con los parti-
dos que abanderan la derecha, el centro e incluso, en ocasiones, la izquier-
da. Pero sobre todo, el neoliberalismo ha triunfado porque quienes se be-
nefician de él han sabido constituir una clase y quienes salen perjudicados
no.
La asimetría de las clases sociales es notable en tanto los perdedores no
son capaces de organizarse. Esto se debe a cinco fenómenos: I) la
naturaleza de los servicios, que es la rama de la economía que más se ha
expandido y que, a diferencia de la industrial, implica un trabajo extensivo
y fragmentado; 2) la mudanza de sectores productivos al Tercer Mundo, en
donde la precariedad de la mano de obra inhibe el sindicalismo y otras
formas de resistencia; •' 3) la ideología de las clases medias en los países
desarrollados, que se identifican más con el mundo empresarial que con el
sector público y que suelen no verse perjudicadas directamente con los
recortes al gasto social, pues de hecho, consideran a sus beneficiarios unos
"gorrones"; 4) la ideología xenófoba de las clases medías bajas del Primer
Mundo, que compiten en el mercado laboral con los inmigrantes; 5) el
hecho de que los más perjudicados con los recortes neoliberales son los
más pobres, que también son los más desorganizados, entre ellos, los in-
migrantes, que muchas veces ni siquiera cuentan con derecho al voto.
De cualquier manera, existen formas de triunfar en el contexto neoli-
beral. Están los ejemplos de Corea del Sur y China. En lugar de un modelo
de sustitución de importaciones, estos países, privilegiaron el subsidio a las
exportaciones. Además, consideraron que antes que dar seguridad social
había que crear riqueza. Esta fue la teoría también aplicada en otras
regiones, especialmente en Rusia y algunos países de América Latina, pero
no llevó a la prosperidad. ¿Por qué? Porque ahí los niveles de corrupción,
12 En el tomo III de Las Fuentes Mann hace un interesante análisis sobre la "excepcionali-
dad americana”. Y Fue justo la capacidad de mudar, por parte de los capitalistas de un estado
a otro -al interior del país primero y después internacionalmente los enclaves de producción,
lo que permitió al capitalismo estadounidense ser tan dinámico. Ello, al evadir la lucha de
clases y retrasar el Estado de Bienestar. Todo esto fue posible gracias al sistema federal
Norteamericano que dota a lo- Estados de mucha autonomía respecto a las regulaciones
laborales e impositivas. A-i lúe como, por ejemplo, New Jersey, en el último tercio del siglo
XIX, se convirtió en el paraíso de los "barones ladrones". El mismo fenómeno ocurre en la
actualidad pero a mayor escala: México y China son a los capitalistas de la globalización lo
que New Jersey a los capitalistas de Nueva York en el último tercio del siglo XIX.

33
Michael Mann. La globalization de los fuentes sociales del poder

el endeudamiento con el extranjero y la importancia del sector financiero


han puesto una traba al desarrollo. Pero también porque ahí se quiso
instaurar un modelo de seguridad social sin previamente haber creado la
riqueza para mantenerlo.
Ni China ni Corea del Sur están sometidos por sus financieros, ni
menos aún por los acreedores extranjeros, pues de hecho, su éxito se basa
en sus enorme superávits, a causa de su dinámico sector exportador, En
lugar de proteger a las industrias nacionales para producir una riqueza que
permita comprar o fabricar tecnologías y maquinaria autóctonas, estas
naciones asiáticas prefieren comprarlas, pero no con préstamos, sino con
su propio dinero.
Otro caso de éxito en el periodo de la globalización es África sub-
sahariana, que en ia primera década del siglo XXI mantuvo niveles de
crecimiento asombrosos. Ello, en buena medida gracias a las inversiones
chinas, más convenientes y cuantiosas que los préstamos y los fondos de
ayuda internacional de Occidente.
Pero justamente ahí, en donde la economía parece más prometedora,
es también en donde el futuro medioambiental es más oscuro.

Los Estados
Michael Mann describe la formación del Estado moderno europeo en el
tomo II de Las fuentes sociales. Sus elementos, además de la jerarquización
-que es lo propio de todos los estados, antiguos y modernos-, son: la bu-
rocratización, la nación y la lucha de clases. La burocratización surge, en
primer lugar, como un modo eficiente de recolectar impuestos y organizar
el Estado, antes que nada, para la guerra. Adicionalmente la burocracia
también contribuye a la impartición de justicia.
Aguijoneados por una rivalidad medieval, los reinos de Francia c In-
glaterra, comenzaron a modernizar sus ejércitos y para ello requirieron
modernizar también sus aparatos administrativos. Inglaterra fue a la cabeza
de este proceso. Sin embargo, a principios del siglo XIX, en las guerras
napoleónicas, por primera vez, pareció que los franceses habían logrado la
vanguardia. Un elemento adicional parecía superar las ventajas organiza-
cionales de los británicos: el nacionalismo. Pero éste no fue suficiente para
hacer triunfar a un imperio que se echó en contra a prácticamente toda
Europa.
El modelo francés estatal, debido a la Revolución de 1789, fue el de un
nacionalismo popular, que se rebeló contra los poderes de la vieja aristo-

34
JOK<;E FEKHUICO MÁUUUEZ MUÑOZ

cracia. La burguesía y las clases bajas derrocaron a la nobleza. Y aunque


ésta regresó temporalmente al poder con la Restauración, nunca logró
dominar de nueva cuenta el poder político.
Muy distinto fue la evolución del resto de Europa Occidental y Central.
Debido a la advertencia de la sangrienta revolución francesa y su ex-
pansionismo posterior, la aristocracia prefirió modernizarse antes que su-
cumbir. Así, Mann describe que lo normal en Europa fue la alianza del
antiguo régimen con la burguesía, no el derrocamiento de la primera por la
segunda.
Fue así como el nacionalismo alemán, holandés, español, etc., en lugar
de implicar la lucha contra los patricios, los nacionalizó. Sin embargo, el
sentimiento nacionalista produjo también la lucha de clases. La cohesión
de los ingleses frente a los franceses generó una identidad extensiva en cada
país. Una vez identificados todos los ingleses entre sí por el nacionalismo,
la homogenización -así fuera sólo en el terreno ideológico- no tardó en
convertirse en aspiración por la igualdad. Siempre hay un conflicto latente
entre las clases sociales. Sin embargo, para que estalle la lucha entre ellas
hay un enorme trecho. Esto, en buena medida gracias a: 1) la asimetría de
la organización las clases sociales -que suele dar mucha ventaja a las clases
altas, cuya cohesión interna se refuerza por la ventaja del diagrama-; 2) la
mayor importancia que suele darse a las identidades horizontales por enci-
ma de las verticales -es más importante la familia que el partido político.
Pero el Estado moderno, en donde se desplegaron el nacionalismo y el
capitalismo, facilitó, involuntariamente, la organización extensiva délos
obreros a través de sindicatos y partidos políticos. Más aún, la guerra hecha
por ejércitos nacionales reconfiguró el poder distributivo. Ello, es-
pecialmente en el siglo XX, cuando los enormes sacrificios, especialmente
por las guerras mundiales, obligaron a la formación de sistemas de justicia
social, de Estado Benefactor, que favorecieron a la clase media y baja en
detrimento de la alta.
La historia de la lucha de clases en los Estados modernos no es la del
derrocamiento de una clase por otra, sino la de las reformas que suavizan
los efectos más destructivos del capitalismo. El final de esta era llegó no
por un mal funcionamiento del keynesianismo, sino por su éxito. Las ga-
nancias de este modelo incentivaron el crecimiento de las finanzas y fueron
éstas las que a la larga modificaron la estructura del poder económico c
hicieron posible el ascenso del neoliberalismo.

35
Michael Mann. La globalization de los fuentes sociales del poder

El maridaje capitalismo-estado moderno, o nación y lucha de clases


que determinó la evolución de Europa Occidental, ocurrió de una manera
muy distinta en otras latitudes. Lo mismo en África que en Asia, Aus-
tralia, América Latina y Norteamérica, en lugar de una lucha de clases lo
dominante fue la lucha de razas; la ideología fue dominada por el ethnos y
no por el demos.
Mann aclara, en El lado oscuro de la democracia, que la forma común
del Estado moderno no es solamente una organización burocrática, sino
también nacionalista. El primer referente para crear "una nación" fue la
religión. Las naciones española e inglesa, entre otras, se crearon en los
albores de la modernidad al rechazar otras fes. La Reconquista y poste-
riormente las Guerras de Religión, fueron punto de partida de los nacio-
nalismos europeos. Así, la homogenización poblacional que hizo posible
el Estado-nación tiene su génesis en matanzas y mudanzas forzadas.
El siguiente elemento cohesionador fue la raza. En los siglos XVII,
XVIII y XIX, cuando la civilización europea salió a conquistar el mundo
se encontró con gran variedad de grupos humanos que le repugnaban y a
los que consideraba inferiores. El resultado de las guerras en contra de
esos pueblos parecía confirmar la superioridad de los blancos. Esto hizo
del racismo una ideología muy poderosa que permitió cometer algunos de
los más atroces genocidios.
En los dominios habsbúrguicos, zarista y otomanos, florecía el multi-
confesionalismo y el muid-racismo. Pero la idea del joven Estado-nación
homogeneizador acechaba a estos viejos imperios en la forma de naciona-
lismos rebeldes al interior y de enemigos extranjeros en el terreno externo.
Después de la Primera Guerra Mundial los imperios fueron desman-
telados y se crearon Estados, que aspiraban a ser, costara lo que costara,
Estados-nación. Los turcos fundaron su país con la sangre de los arme-
nios; los países de Europa del Este impusieron emigraciones forzadas a sus
minorías; los soviéticos llevaron a cabo un brutal clasicidio -que después
sería imitado por otros totalitarismos comunistas; y los alemanes, disper-
sos por Europa Central y del Este, construyeron, así fuera efímeramente,
la Gran Alemania hitleriana, provocando un genocidio de eslavos, gitanos
y algunas otras minorías "enemigas" de los germanos.
Michael Mann sostiene la inquietante tesis de que el capitalismo y el
Estado moderno funcionan mejor en donde las poblaciones son más
homogéneas; pero lo son justo ahí en donde se cometieron genocidios o
grandes mudanzas de población. Especialmente llama la atención sus com-

36
I I > K <; E FEIIFHK:» MAKUIIIV Mi'vv

paraciones de las políticas nazis con las de las primeras décadas de Estados
Unidos.
Finamente, en el tomo IV de Las fuentes, Mann muestra como el im-
perialismo europeo obstaculizó, a lo largo del siglo XIX y la primera mitad
del XX, la organización de Estados modernos en África y Asia, y con an-
terioridad lo hizo también en el caso Latinoamericano. Pero esta situación
cambió como un efecto involuntario de la Segunda Guerra Mundial. A
partir de ese momento el Estado moderno se convirtió realmente en una
forma de organización global.
El Estado se ha convertido en la forma más universal de organización
política. Implica el control de territorios, poblaciones, ejércitos y presu-
puestos por una elite gubernamental. Sin embargo, debido a dos elementos
la mayoría de los Estados ha moderado su poderío militar. Estos elementos
son: I) que Estados Unidos cuenta con un poder militar incontestable V 2)
la era nuclear vuelve inviable muchas guerras.
En segundo lugar, está el poderío económico de los Estados. Mann
señala desde el tomo I de Las fuentes, que la relación entre las redes de
poder políticas y económicas es muy compleja. En ocasiones se refuerzan
y en otras se obstaculizan. En el caso específico de los capitalistas, éstos
eran un poder intersticial hasta la era moderna. Por ejemplo, en el sistema
de ciudades c imperios de la antigüedad mediterránea, los tenidos eran un
poder intersticial, al igual que los comerciantes de la civilización medieval.
El capitalismo ascendió junto con la guerra moderna, el nacionalismo,
el imperialismo, las revoluciones industriales y las finanzas. Todo ello im-
plicó pactos entre los poderes estatales con los dueños -i.e. de tierras- y
con quienes eran capaces de reproducir el capital -i.e. los burgueses.
El mayor impacto contemporáneo del capitalismo sobre los Estados se
encuentra en relación a la globalización de las finanzas y la transna-
cionalización de la producción, la distribución y los mercados. Como ya
mencioné en el apartado anterior, el neoliberalismo afecta o beneficia de
manera distinta a distintos Estados; algunos de ellos se debilitan debido a
la globalización pero otros se fortalecen.
Finalmente, está la ideología; el ámbito en donde las redes sociales del
poder más rápidamente trascendieron. Los primeros intentos de globa-
lización de la ideología fueron las religiones salvacionistas, descritas por
Mann en el tomo I de Las Juanes. Estas doctrinas comenzaron como
poderes intersticiales y en ocasiones, como con el cristianismo en Europa o
el confucianismo en China, adquirieron el status de religiones oficiales.

37
Michael Monn. La globalization de las fuentes sociales del poder

De cualquier manera, su potencial universal las hizo provocar crisis de


conciencia al interior de los estados e imperios.
La ideología que mejor embona con el poder político es el nacionalis-
mo. En parte, es éste el que impulsa la creación de los estados modernos.
Sin embargo, como demuestra Mann, esta cosmovisión hace extensiva la
lucha de clases. Así, el nacionalismo tiene el efecto paradójico de contri-
buir a una mentalidad que divide a la nación y debilita por tanto, el poder
ideológico estatal.
Además, la globalización multiplica las ideologías que trascienden y en
ocasiones desafían al poder político: el feminismo, el ecologismo, el funda-
mentalismo, etc. Pero las ideologías más peligrosas según Mann son: 1) la
democracia orgánica -en su forma de teodemocracia, de nación étnica o de
nación étnico-proletaria-; y 2) el neoliberalismo. La primera por su capacidad
destructiva en materia de derechos humanos y la segunda por su indiferencia
por los problemas medioambientales.

La fuentes sociales del poder, destructoras globales


La civilización moderna ha producido enormes poderes sociales. Pero los
efectos de éstos son paradójicos. Las guerras mundiales fueron decisivas en
el pacto que creó el Estado Benefactor, que sin duda ha salvado muchos
millones de vidas. Pero elevar los niveles de vida de miles de millones de
personas nos está llevando a la destrucción medioambiental.
Nuestro dominio colectivo sobre la naturaleza supuestamente era total
pero en cambio se mostró autodestructivo. Las emisiones de gas inver-
nadero están saturando la atmósfera, el mar y la tierra del planeta. En
algún punto del siglo XXI, si el mundo no adopta medidas de mitigación
considerables, el calentamiento global amenazará profundamente a la so-
ciedad humana. Golpeará de forma desigual, será más duro en los países
más pobres, pero también reducirá los estándares de vida en todas partes.
En la actualidad es virtualmente imposible que la comunidad científica se
haya equivocado completamente, pero quizá es posible que la ingenui-
dad tecnológica humana derivada del deseo de las ganancias capitalistas
sea pionera de combustibles alternativos libres de emisiones. Ello sería
una explosión de destrucción creativa por parte del capitalismo y sería
de mayor repercusión que la segunda revolución industrial o que el gran
boom en la demanda de los consumidores ocurrida en la posguerra. Sin
embargo parece improbable. La necesidad no es la madre de la invención.
Una posibilidad mucho más pesimista en realidad podría tener un lado
positivo: una guerra mundial, una pandemia global o incluso el paso de

38
JOHCE FEDERICO MÁKQURZ MUÑOZ

un meteorito podría terminar con la mitad de la población humana y re-


duciría así las emisiones sustancialmente. Pero ninguna de estas cosas es
tan probable como la continuación del cambio climático y que traiga un
desastre gradual.13
Son tres los obstáculos a la racionalidad mitigadora del daño ambiental:
1) los derechos de los ciudadanos han crecido hasta incluir una cultura
del consumidor con altas emisiones; es una ideología que los sumerge en
gozos actuales y que son preferibles a pensar en un futuro abstracto que los
"condenaría" al ascetismo. Casi ningún pueblo tolerará racionamientos
severos o más impuestos a los combustibles fósiles. El calentamiento glo-
bal es una amenaza abstracta que todavía no golpea las vidas cotidianas.
2) Una política exitosa requeriría limitar el poder autónomo del capita-
lismo, basado en las ganancias a corto plazo. Más aún, la fuerza de trabajo
tampoco está convencida de que el ambientalismo sea de su interés.
3) Los políticos en los regímenes democráticos dependen, para mante-
ner el poder, de su popularidad; y en los autoritarios, de contar con cierto
grado de aceptación. Ambas cosas suelen lograrse con base en el creci-
miento económico. ¿Qué político abogaría por racionamientos severos o
por altos impuestos a los combustibles fósiles? El sistema de Estados, es en
sí mismo un obstáculo a las medidas de mitigación.
Hacer frente al cambio climático requiere minar la autonomía de las tres
historias de éxito del período moderno: el capitalismo, el Estado-nación y
los derechos del ciudadano. Puede que la humanidad tenga que atravesar
algunos desastres, como la inundación de algunos países, antes de que
comience a reaccionar.
Con ese tipo de crisis en ciernes, la gravedad de la amenaza puede
aglomerar negocios de bajas emisiones, electorados y políticos en defensa
de las bajas emisiones. Todos ellos unidos en acciones que muestren su
aceptación de sacrificios presentes. Si es así, las poblaciones vivirían en
circunstancias duras, pero vivirían. De otra manera, a medida que las crisis
empeoren, un escenario de mundo-fortaleza podría ser adoptado por
aquellos estados y regiones que sufrieran menos pero tuvieran más poder.
Eso podría ser popular entre sus ciudadanos. Se extenderían nuevas ideo-
logías eco fascistas o líderes carismáticos populistas en los países acosados
por flujos masivos de refugiados, terroristas furiosos, guerras locales y
muertes masivas. Esto no produciría integración global sino desintegra-
ción, con una posible escalada a una guerra mundial.
13 Michael Mann, The sources of social power. Volume 4... op.cit., p. 396.

39
Michael Moan. La globalization de las fuentes sociales del poder

Sin embargo, Mann atenúa un poco su visión del futuro al admitir que el
extremo de indiferencia o reacción furiosa no son las únicas vías posibles. Algún
progreso limitado podría hacerse en las políticas de mitigación. Este es el camino
más probable. No sabemos qué tanto podrían retrasarse las consecuencias nocivas
del cambio climático, pero del reconocimiento general de una trayectoria
indeseable hacia el desastre podrían surgir gradualmente políticas de mitigación
más estrictas.
Pero aún esta vía intermedia implica reducir los estándares de vida. Lo cual no
es del todo improbable, pues las dos Guerras Mundiales también fueron testigos de
voluntad para sacrificarse, siempre que los sacrificios fueran vistos como
necesarios, universales y justos.
Nadie puede predecir qué camino podría escogerse, pues estamos lidiando
con seres humanos, capaces en el siglo XX de lanzar colectivamente dos
terribles guerras sin alguna buena razón, en tanto que después fueron
capaces de desvanecer las guerras entre estados de la mayor parte de la
tierra. ¿Quién sabe qué podrían hacer ahora? La elección, dijo Rosa Lu-
xemburgo en 1918, es entre el socialismo y la barbarie, aunque el socia-
lismo climático sería muy diferente al socialismo que ella había previsto,
y más cercano al reformismo que ella denunciaba. El libre mercado y los
gobiernos corrompidos por los negocios y los delirios del socialismo nos
metieron en este problema. Las preferencias de los consumidores y los
votos nos mantienen en este estado. Pero confrontados por un problema
global en común, la supervivencia de la humanidad requiere de concebir
métodos efectivos de toma de decisiones colectivas, en conjunto con una
manera más socialmente responsable de vivir de los ciudadanos. El siglo
XX vio el rompimiento y luego el acercamiento al dominio del mercado.
Ahora debería alejarse nuevamente, pero esta vez también debería distan-
ciarse del encapsulamiento nacional también (...). Sin embargo, la crisis y
la amenaza permanecen abstractas. Ésta no se encuentra arraigada en la
experiencia de todos los dias de la gente. Hasta que un movimiento social
con mucha imaginación pueda cerrar la brecha entre el cambio climático y
la experiencia cotidiana, temo que este capítulo se lo llevará el viento.14
Curioso que Mann haya concluido de esta manera su majestuosa obra. En más de
una ocasión él mismo se ha mostrado escéptico de los movimientos sociales. Por
una parte, pueden contribuir a la democracia orgánica -la forma de organización
política más genocida de la historia- y por otro parte, pueden banalizar las causas
sociales. Ello sucede cuando dichos movimientos se multiplican en un sinfín de
"causas justas" y por tanto, atomizan las

14 Michael, Mann, The sotmes of social power. Volume 4...op. cit., p. 399.

40
JORGI Fl DI lili o MÁRQUEZ MlIÑ'OZ

opciones políticas, contunden a los votantes y finalmente, contribuyen a la


indiferencia de las mayorías.

Fuentes
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