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Imagen . Zonificación ambiental y económica de la cuenca mayor del rio Lagunilla. Fuente:
CORTOLIMA, 2013.
Morfometría de rio lagunilla
Área
El área de la cuenca tiene gran importancia por constituir el criterio de la magnitud del
caudal; en condiciones normales, los caudales promedios, mínimos y máxima instantáneos
crecen a medida que crece el área de la cuenca. El área de la cuenca hidrográfica mayor
del río Lagunilla es de 82.500,07 hectáreas, que corresponde aproximadamente al 3,5%
del área total del departamento del Tolima. (CORTOLIMA, 2009,1)
Perímetro
El perímetro es la longitud del límite de la cuenca o en otras palabras la distancia que
habría que recorrer en línea recta si se transitara por todos los filos que envuelve la
cuenca. (CORTOLIMA, 2009,1)
El perímetro de la cuenca mayor del río Lagunilla es de 203.87 Km; dentro de las cuencas
que conforman la cuenca mayor, la que tiene mayor perímetro es la cuenca del río
Azufrado que presenta 97.63 Km. Dentro de las Subcuencas la que presenta mayor
perímetro es la del río Vallecitos, que es afluente directo del río Lagunilla y presenta un
perímetro de 38.63 Km(CORTOLIMA, 2009,1)
Longitud de los causes
El caudal principal de la cuenca del río Lagunilla se mide desde su origen hasta su
desembocadura, y suele aumentar en promedio con la longitud del cauce. Según Londoño
2001, esto se debe a que el área de la cuenca hidrográfica crece proporcionalmente a la
longitud del cauce. Además, los tiempos promedio de las crecientes torrenciales y su
duración total también están relacionados con la longitud del cauce. Una longitud mayor
del cauce implica mayores tiempos de desplazamiento de las crecidas y, por lo tanto, una
mayor atenuación de estas, lo que se traduce en tiempos de subida y duraciones totales
mayores. En la cuenca mayor del río Lagunilla, la longitud del cauce es de 91.01 km, de los
cuales 51.2 km pertenecen a la cuenca del río Azufrado. (CORTOLIMA, 2009,1)
Pendiente media de los causes principales
Es la relación entre la altura total del cauce principal (cota máxima menos cota mínima) y
la longitud de este. Este parámetro es de importancia pues da un índice de la velocidad
media de la escorrentía y su poder de arrastre y de la erosión sobre la cuenca.
El valor del coeficiente obtenido determina la forma de la cuenca y se clasifica según los
estándares de la FAO. En este caso, el valor obtenido se ubica en la clase Kc4, que
corresponde a una forma rectangular oblonga con un rango mayor a 1.75. Esto sugiere
que la cuenca presenta comportamientos poco torrenciales. (CORTOLIMA, 2009,1)
Índice de Alargamiento (Ia).
Este índice, propuesto por Horton, relaciona la longitud máxima de la cuenca con su ancho
máximo medido perpendicularmente a la dimensión anterior. Cuando elIa toma valores
mucho mayores a la unidad, se trata seguramente de cuencas alargadas, mientras que
para valores cercanos a 1, se trata de una cuenca cuya red de drenaje presenta la forma
de abanico y puede tenerse un río principal corto. (CORTOLIMA, 2009a)
El Índice de alargamiento de la cuenca mayor del río Lagunilla, es de 2.41, ésta relación
está indicando que la cuenca posee un sistema de drenaje que se asemeja a una espiga
denotando un alto grado de evolución del sistema y que está en capacidad de absorber
mejor una alta precipitación sin generar una crecida de grandes proporciones. Por lo
anterior se afirma que la cuenca mayor del río Lagunilla es moderadamente alargada.
(CORTOLIMA, 2009,1)
Tiempo de Concentración (Tc)
Es el tiempo teórico que se demora una gota de agua desde la parte más alta de la cuenca
hasta la desembocadura de esta. (CORTOLIMA, 2009,1)
Una característica fundamental en las cuencas de forma alargada, es que los tiempos de
concentración son diferentes para casi todos los puntos de la cuenca, esto se observa en
la Tabla 11 Para la cuenca mayor del río Lagunilla el tiempo de concentración es de 6.76,
esto significa que el tiempo aproximado para llegar al río Magdalena es de 6 horas. En la
cuenca del río Lagunilla, la cuenca que más tiempo de concentración se gasta en su
recorrido, aparte de la cuenca mayor, es la cuenca del río Azufrado con un tiempo
aproximado de concentración de 4 horas; seguidamente se encuentra la Subcuenca de la
quebrada La Joya, que gasta un tiempo aproximado de 3 horas; la quebrada La Española
es la subcuenca que menos tiempo de concentración se gasta en su recorrido con 13
minutos, teniendo en cuenta que el área de esta misma es la más pequeña. (CORTOLIMA,
2009,1)
Densidad de drenaje ( D ).
La cantidad de ríos y quebradas que llegan o tributan al río principal dentro del área de la
cuenca se conoce como densidad de drenaje. Este es un parámetro revelador del régimen
y de la morfología de la cuenca, porque relaciona la longitud de los cursos de agua con el
área total. De esta manera, los valores altos reflejan un fuerte escurrimiento. La longitud
total de los cauces dentro de una cuenca hidrográfica ( L ), dividida por la superficie total
de la cuenca ( A ), define la densidad de drenaje o longitud de cauces por unidad de área.
Este parámetro se expresa en Km/Km². Este es un índice importante, puesto que refleja la
influencia de la geología, topografía, suelos y vegetación, en la cuenca hidrográfica, y está
relacionado con el tiempo de salida del escurrimiento superficial de la cuenca.
(CORTOLIMA, 2009,1)
Una densidad de drenaje alta refleja una cuenca muy bien drenada que debería
responder, relativamente rápido, al influjo de la precipitación. Una cuenca con baja
densidad de drenaje refleja un área pobremente drenada, con respuesta hidrológica muy
lenta. (CORTOLIMA, 2009,1)
La cuenca mayor del río Lagunilla, presenta una densidad de 2.33 lo cual nos indica que es
de drenaje alta, lo que refleja que se encuentra muy bien drenada y responde
relativamente rápido al influjo de la precipitación. (CORTOLIMA, 2009,1)
Armero
Armero antes de la tragedia
El municipio de Armero, situado en la parte oriental del departamento de Tolima, se
extiende por dos regiones distintas. La primera es una zona baja y cálida que forma parte
del extremo sur del valle medio del río Magdalena. Esta zona está compuesta por amplias
llanuras cuaternarias y colinas bajas con pendientes suaves hacia el este. La segunda es
una región más accidentada, situada en la ladera de la cordillera central, con un clima un
poco más benigno. Esta zona está atravesada por los ríos Lagunilla y Sabandija, cuyas
cuencas captan agua de diferentes fuentes. El río Lagunilla, y su afluente el Azufrado, se
originan en la ladera oriental del volcán Nevado del Ruiz y se alimentan inicialmente de las
aguas provenientes del deshielo de los glaciares. Por otro lado, el río Sabandija no está
directamente conectado con los glaciares del Ruiz, ya que su origen se encuentra a media
pendiente de la vertiente este de la Cordillera Central. Según el censo del DANE de 1985,
Armero contaba con una población de 29,394 habitantes y más de 5,000 personas
flotantes. El municipio tenía 19 barrios en su zona urbana y estaba compuesto por los
corregimientos de San Pedro, Méndez y Guayabal en su zona rural. Su economía se
centraba en la ganadería y la comercialización de cultivos de arroz, maíz, algodón, sorgo y
tabaco, así como en la presencia de industrias manufactureras. (Alcaldía Municipal de
Armero - Guayabal, 2008)
La ubicación estratégica de Armero la convirtió en un importante centro de transporte y
agricultura. La ciudad era atravesada por varias carreteras que conectaban con otros
municipios cercanos y contaba con la estación de tren San Lorenzo, que formaba parte de
la ruta férrea que unía Ibagué con La Dorada y Ambalema. Además, era conocida como la
"ciudad algodonera del Tolima" y se destacaba por su desarrollo en la agricultura
mecanizada, ocupando el sexto lugar entre los municipios del departamento. También
contaba con un hospital de segundo nivel. . (Alcaldía Municipal de Armero - Guayabal,
2008)
Sin embargo, todo esto cambió drásticamente el 13 de noviembre de 1985, cuando el
volcán Nevado del Ruiz entró en erupción, borrando literalmente del mapa a la población
de Armero y dejando un saldo trágico de cerca de 25.000 personas fallecidas. . (Alcaldía
Municipal de Armero - Guayabal, 2008)
Caracterización
Armero se ubica en la Región Andina, en el flanco oriental de la Cordillera Central. Se
encuentra en las Coordenadas Geográficas 4º 38’ de Latitud Norte y 75º 05’ de Longitud
Oeste del Meridiano de Greenwich. La altitud del municipio varía desde los 285 metros
hasta los 1.400 metros (Alto del Oso), donde se encuentran zonas cafeteras y marginales.
Armero abarca una extensión total de 440.115,9 Km2, dividida en un área urbana de
19.532,5 Km2 y un área rural de 420.763,6 Km2. Limita al norte con Honda, Falan y
Mariquita, al sur con Ambalema y Lérida, al este con el Río Magdalena que lo separa del
departamento de Cundinamarca, y al oeste con Líbano y Villahermosa. Su población es de
aproximadamente 11.490 habitantes según las proyecciones del DANE. La economía se
basa principalmente en la agricultura y la ganadería, con cultivos de arroz, algodón, sorgo
y maíz, y también se practica la pesca artesanal a lo largo del río Magdalena. La división
político-administrativa se compone de 27 barrios en el área urbana, organizados por
Juntas de Acción Comunal y una Asociación de Juntas (ASOJUNTAS), y en el área rural se
divide en tres corregimientos, cinco centros poblados y 21 veredas. (Alcaldía Municipal de
Armero - Guayabal, 2008)
Armero en la tragedia
Antecedentes
Antes de 1895, en las orillas del Río Lagunilla, había un pequeño asentamiento llamado
San Lorenzo en Armero. Este pueblo estaba a 1.5 km al este del pie de la Cordillera Central
y a 335 m.s.n.m. El cañón del Río Lagunilla termina en esta región y el río comienza su
lento recorrido de 29 km por la llanura hasta su desembocadura en el Río Magdalena. San
Lorenzo fue el centro urbano inicial que dio lugar al desarrollo de la ciudad de Armero,
que recibió su nombre en 1930. El área donde se encuentra el casco urbano fue el
escenario de dos grandes desastres naturales en 1595 y 1845, relacionados con la
actividad del Volcán Nevado del Ruiz, que devastaron vastas áreas de los valles del Río
Lagunilla y la Quebrada Santo Domingo (un afluente del Río Sabandija), causando la
pérdida de cultivos y un gran número de vidas humanas. Además de estos eventos
catastróficos, la región ha sufrido inundaciones esporádicas, como las que ocurrieron en
abril de 1950 debido a fuertes lluvias en la Cordillera Central. (Mojica, et al, 1985)
En 1980, el Ministerio de Minas solicitó asesoramiento a la Oficina de Asistencia en
Desastres de la ONU, la cual respondió enviando la última versión del Manual de Manejo
de Emergencias Volcánicas. Este manual destacaba una recomendación muy importante:
no construir asentamientos cerca de volcanes con un riesgo inminente. A pesar de esta
advertencia, se ignoró y se permitió la sobrepoblación en las laderas, lo que resultó en la
imposibilidad de salvar numerosas vidas durante la catástrofe de Armero. (Ávila &
Váquiro, s.f.)
A principios de 1984, después de un período de 139 años de relativa tranquilidad,
comenzaron a registrarse signos preocupantes en el volcán Nevado del Ruiz. Se observó
un aumento de la temperatura, una sucesión de movimientos sísmicos, ruidos
subterráneos y un aumento en la actividad fumarólica. Además, se produjeron
precipitaciones de azufre que causaron alarma en las áreas cercanas al volcán. Los
campesinos también informaron de la muerte de peces en las cuencas del Otún, Recio y
Lagunillas desde diciembre de 1984. Además de grandes cantidades de azufre, se
observaron pequeñas explosiones que precedieron a un incendio forestal el 22 de
diciembre de 1984. (Gallo, 2017)
A medida que avanzaba 1984, los geólogos notaron un aumento en la actividad sísmica en
el área del volcán. Además, la aparición de fumarolas, la deposición de azufre en la cima
del volcán y algunas erupciones freáticas aumentaron las alarmas sobre la posibilidad de
una erupción. Los eventos freáticos, causados por la interacción del magma ascendente
con agua, continuaron hasta septiembre de 1985, arrojando altos chorros de vapor en el
aire. La actividad comenzó a disminuir en octubre, lo que sugiere que el nuevo magma
había alcanzado su punto máximo dentro de la estructura del volcán. . (Calvo & Piñeros,
2013)
Una misión vulcanológica italiana analizó las muestras de gases de las fumarolas y del
terreno alrededor del cráter Arenas. Los resultados mostraron que eran una mezcla de
dióxido de carbono y dióxido de azufre, lo que indicaba una liberación directa de magma
en la superficie. Los científicos publicaron un informe el 22 de octubre de 1985, en el que
se determinó que el riesgo de lahares era inusualmente alto. Estos informes y
advertencias destacaron la necesidad de tomar medidas preventivas para reducir el
impacto de la posible erupción, pero desafortunadamente, estas medidas no se tomaron y
la catástrofe de Armero ocurrió el 13 de noviembre de 1985. . (Calvo & Piñeros, 2013)
En junio de 1985, los investigadores Marta Calvache y Eduardo Parra entregaron al
presidente Belisario Betancur un estudio que revelaba la actividad del volcán. En febrero
de ese mismo año, Ingeominas contrató al montañista suizo Antoine Faber para subir al
Nevado del Ruiz y confirmar que estaba a punto de entrar en erupción. Este mismo
pronóstico fue emitido por el conocido vulcanólogo Haroun Tazieff. (Gallo, 2017)
Varios de estos procesos fueron constantes, aunque algunos con menor intensidad hasta
que el 11 de septiembre de 1985, fecha en la que se produjo una emisión de material piroclástico
sobre el cráter Arenas que avanzó unos 8 km por el cauce del río azufrado, alcanzando en esta
ocasión poblaciones de Manizales y Chinchiná. (Mojica, et al, 1985)
Catástrofe
El 11 de noviembre de 1985, flujos piroclásticos emitidos por el cráter del volcán fundieron cerca
del 10% del glaciar de la montaña, enviando cuatro lahares (flujos de lodo, tierra y escombros
producto de la actividad volcánica) que descendieron por las laderas del Nevado a 60 km/h. Los
lahares aumentaron su velocidad en los barrancos y se encaminaron hacia los cauces de los seis
ríos que nacían en el volcán. A este evento se sumaron lluvias torrenciales que conjuntamente
produjeron deshielos de una parte de los glaciales y generaron flujos en los ríos Lagunillas,
Azufrado, Gualí, Claros y Molinos. (Calvo & Piñeros, 2013)
Dos flujos simultáneos descendieron por los cauces de los Ríos Azufrado y Lagunilla, que se
unieron a 23 km al occidente de Armero, causando el evento catastrófico que arrasó con la ciudad.
El material arrastrado, compuesto de lodo, arena, grava, bloques y vegetación, principalmente,
avanzó a una velocidad promedio de 40 km/h, siendo el Río Azufrado el principal conducto debido
a su cercanía al cráter Arenas del Nevado del Ruíz. Al llegar al valle de Armero, los flujos se
dividieron en tres corrientes, arrasando con los puentes de los Ríos Lagunilla y Azufrado en las
carreteras Líbano - Villahermosa y Casabianca – Villahermosa, dejando a la cabecera municipal de
Villahermosa aislada. (Duarte, Martínez & Hinz, 2005)
El movimiento de masas ocurrió en tres etapas: en la primera, una inundación breve afectó a las
zonas más bajas cerca del Río Lagunilla. En la segunda etapa, un flujo extremadamente denso,
pero de velocidad baja y espesor variable de 3 metros de altura y un radio de 2.5 kilómetros
recorrió su camino, arrasando todo lo que se encontraba en su camino, incluyendo rocas, árboles y
edificaciones. La tercera etapa se unió a la anterior y consistió en pulsos menos densos, pero más
veloces, con una alta capacidad erosiva que se depositaron en los suelos existentes. Como
resultado de estos depósitos en un tiempo de una hora y media quedaron afectadas 3450 ha de la
planicie, desapareciendo el casco urbano de Armero, con aproximadamente 25000 muertos y
5000 damnificados, destruyendo también barrios en Chinchiná y algunas casas en Mariquita y
Honda. (Duarte, Martínez & Hinz, 2005)
Armero en la actualidad
En la actualidad, Armero es un lugar que conmemora lo que existió antes del trágico
suceso de 1985 y ahora forma parte del municipio de Armero-Guayabal. Los habitantes
que pertenecían al extinto municipio de Armero y lograron sobrevivir a la tragedia
(aproximadamente 8000 personas), o los familiares que recibieron la ayuda del gobierno,
obtuvieron viviendas a través de programas de ayuda humanitaria. Los damnificados
también recibieron tierras en municipios seleccionados, siempre y cuando cumplieran con
el requisito de ser una familia de al menos tres miembros. (Duarte, Martínez & Hinz, 2005)
Durante una visita al centro histórico de Armero, se tendrá la oportunidad de escuchar los
testimonios de los sobrevivientes de esta tragedia. Entre ellos, Edilma Loaiza, quien vivía
en Armero con su esposo y cuatro hijos antes del fatídico 13 de noviembre de 1985. A la
edad de 28 años, logró ser rescatada junto con su hijo de un año y medio, Edward,
mientras que su esposo, su hija de siete años y sus gemelos de nueve años, Edison y Jesús,
quedaron sepultados bajo el lodo. Después de años de recuperación emocional y
económica, Edilma comparte su historia con los visitantes. (Guzmán, 2015)
Imagen #: Armero 2016
Fuente: Periódico el País
Camposanto en el ordenamiento
Después de la tragedia de Armero en 1985, la zona fue declarada camposanto debido a la
gran cantidad de cuerpos que quedaron sepultados bajo toneladas de lodo y escombros.
Aunque se han realizado algunos intentos de reconstrucción, el lugar se ha convertido en
un sitio de memoria y homenaje a las víctimas de la catástrofe. Desde una perspectiva de
ordenamiento territorial, la declaración de Armero como camposanto ha tenido
implicaciones importantes. En primer lugar, se ha restringido el uso del suelo en la zona,
ya que se considera que es un lugar sagrado y de memoria colectiva. Esto implica que no
se pueden construir edificaciones ni realizar actividades económicas en el área. (Duarte,
Martínez & Hinz, 2005)
En segundo lugar, la declaración de Armero como camposanto ha tenido implicaciones
para la gestión del riesgo de desastres. La zona se encuentra en una región de alta
actividad volcánica, y el riesgo de erupción del volcán Nevado del Ruiz sigue siendo una
preocupación constante para las autoridades. (Duarte, Martínez & Hinz, 2005)
Bibliografía