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Celebración Interior de la Navidad

Libera tu mente, haz que todos los pensamientos inquietos desaparezcan de tu


interior. Que el templo de tu devoción se convierta en un santuario apropiado donde
nazca Cristo, el niño Cristo Infinito, con renovado poder para que seas capaz de
sentir su presencia en tu conciencia.
"¡Oh infinito Cristo viviente!, presente en el cuerpo de Jesús y en todos nosotros,
manifiéstate en tu verdadera gloria, en el soberano poder de tu luz y en la
omnisciencia de tu sabiduría. Ven desde el seno de toda la creación, y renace en la
cuna de nuestra conciencia para poder adorarte en verdad y con entendimiento en la
reveladora luz de la sabiduría. ¡Oh Cristo! purifica nuestra conciencia para que
abarque el espacio entero y envuelva el canto de los pájaros y la sinfonía del
amanecer que se difunde a través del cielo y las colinas, prodigándonos tu cálida
vitalidad a través de la luz del sol. ¡Oh Tú!, el único reflejo puro de Dios en
nuestro interior, revélate ante nosotros porque Tú, nosotros y Dios somos uno.
Permítenos comprender esta verdad.
¡Oh Cristo! en especial en esta sagrada mañana, manifiesta tu conciencia en
nosotros, revela tu omnipresencia en torno nuestro, a fin de que podamos comprender
lo que eres y percibirte tal como eres, tras el velo de la naturaleza y en la cuna
de nuestro ser.
Om, paz, Amén".
Muchos son los que ambicionan la pasajera gloria de los logros materiales. Quienes
busquen al Infinito, sin demorar su búsqueda hasta mañana, alcanzarán la
Bienaventurada meta que desean. Como ya he dicho, no es por el interés de una
organización espiritual por lo que te busco. Trato de que tu conciencia comprenda
que eres tú el que debe hacer la búsqueda, impulsado por el anhelo de tu propia
voluntad. El maestro no pide nada del discípulo, ya que si el gurú dependiera del
estudiante, podría no tener la completa libertad de proporcionarle la disciplina
necesaria para que libere su alma.
Siempre estaré agradecido por la relación incondicional que tengo con mi gurú,
Swami Sri Yukteswar. Ahora comprendo porqué la mayoría de los grandes maestros
guardan silencio, y sólo aquellos que se encuentran en sintonía con ellos pueden
lograr que alguna vez rompan ese silencio. Su criterio acerca de la verdad es tan
elevado y sincero que a los demás les resulta sumamente difícil comprenderlos.
Jamás dejaré de reconocer todo cuanto mi gurú hizo por mí. Él desterró de mi alma
todo vestigio de orgullo y de ego; solo reina ahí la gloria de Dios. Me siento muy
feliz de que también tú hayas venido a nosotros por tu propio y supremo bien.
Nuestro propósito es hacer que permanezcas aquí motivado únicamente por tu propia
percepción de Dios.
-No tomes a la ligera la celebración de la Navidad
Muchos celebran el día de Cristo sin conocer en absoluto cuál es el propósito de lo
que deberían celebrar. Cristo tampoco conoce esas celebraciones. Hay quienes
convierten la Navidad en un evento meramente social: participan de las festividades
con sonrisas inexpresivas, y luego la Navidad termina y se sienten contentos de que
así sea. La celebración material de la Navidad tiene algunos aspectos favorables y
otros desfavorables. Cristo viene a nuestra conciencia, en cierta medida, cuando
nos sentimos felices y llenos de amor y generosidad. Sin embargo, si se honra el
nacimiento de Cristo únicamente de modo material por medio de obsequios y reuniones
sociales, pero Él se halla ausente de esos festejos, se malogra el verdadero
propósito de la celebración.
No tomes a la ligera la celebración del nacimiento de Jesús. Estos días sagrados
deberían recordarte al gran Cristo: la vida divina que se manifestó en Jesús. Éste
es el aspecto espiritual de estas festividades.
En la mayoría de las celebraciones espirituales (incluidas las de Oriente) se
llevan a cabo festejos materiales que guardan semejanza con la alegría de compartir
con los seres queridos una comida especial; sin embargo, este aspecto no debe ser
el predominante. En el intercambio de regalos también se comparte el amor y se
experimenta un sentimiento de expansión. Es Cristo mismo quien acepta aquello que
obsequias con toda la sinceridad del corazón. Pero si obsequias algo a
regañadientes o movido por la vanidad, Cristo se aleja. Y recuerda que no debes
regalar nada que esté relacionado con el mal.
Siempre preparo mi mente para la Navidad (todo cuanto hago lo hago con gran
alegría) y Cristo viene a mi conciencia con una intensidad aún mayor. Si Cristo
viene, si te honra con su presencia, si acepta tu hospitalidad, jamás podrás decir:
"Estoy cansado de él", como invariablemente ocurre con los placeres materiales. El
Infinito Cristo es gozo incesante, felicidad sin límites, ¿cómo podría cansarte? Él
está llamando a la puerta de tu conciencia, pero ésta se encuentra cerrada por la
ignorancia. ¿Cómo podría entrar? Debes prepararte para que él pueda nacer por
segunda vez como la Consciencia Crística que ha despertado en tu interior.
-¿Cuál es el significado de la Segunda Venida?
Cristo vino por vez primera cuando nació la creación. ("Antes de que Abrahám
existiera Yo Soy", Juan 8:58). Cristo no nació únicamente en el cuerpo de Jesús,
pues la Consciencia Crística ya se encontraba manifestada en toda la Creación.
Jesús se sintonizó con esa Conciencia Crística y la manifestó en su vida. Así pues,
hoy festejamos el nacimiento de Jesús el Cristo, de Jesús el que sabía plenamente
lo que "Cristo" significaba. ¿Qué es Cristo entonces?
Eones atrás en la esfera de la eternidad, cuando Dios se encontraba solo como el
siempre existente y siempre renovado Gozo, Él reflexionó: "Estoy solo, y no hay
nadie más que disfrute de mí". Musitó un deseo y así nació el Espíritu Santo
(simbolizado en la Vírgen María). El Espíritu Santo (o María) lleva en su seno la
Conciencia Crística (simbolizada por el hijo), que es el reflejo de la Conciencia
Cósmica (Dios Padre) presente en la creación entera y más allá de ella.
Así pues, la Conciencia Crística ya ha venido en verdad por segunda vez, en el
cuerpo de Jesús. También vino en el cuerpo de Mahavatar Babaji, Lahiri Mahasaya,
Sri Yukteswar y todas las grandes almas; y ese mismo Cristo debe renacer en tu
propia conciencia. Ése es el significado de la "Segunda Venida" de Cristo.
-Destruye los muros de todas las limitaciones
Jesús fue un modelo de la omnipresente Conciencia Crística. Su vida muestra que él
había conquistado todas las limitaciones y se había unido a Dios en todo cuanto
existe. Merced a su conciencia omnipresente, él tuvo conocimiento de la muerte de
Lázaro y pudo decir: "Lázaro duerme" y traerlo de nuevo a la vida desde la tumba.
Quienes observan la vida de manera superficial, le adjudican el valor de su mera
apariencia; pero cuando se observa la vida en profundidad, más allá de la densa
manifestación, se puede contemplar la única Vida Eterna en todas partes.
Destruye los muros de las limitaciones que alejan de ti la Conciencia Crística: la
avaricia, el egoísmo, la conciencia de casta o de raza. Dios desea ser el único
amor presente en todos los credos y nacionalidades, sin importar cuál sea la forma
de culto o el color de la piel de los creyentes. Cristo anhela entrar en todos los
corazones humanos, pero las barreras del egoísmo y del prejuicio se lo impiden. Es
verdad que la Infinita Conciencia Crística se encuentra presente en todo lugar de
modo invisible, pero si deseas experimentar la manifestación de Dios en forma
visible debes demoler los muros de la ignorancia. Dios te ha concedido la libertad
de excluirle o permitirle la entrada. El impedimento no se encuentra en tu visión,
sino en tu conciencia. Cristo ya está contigo, él ya ha venido, pero las
limitaciones que surgen de los prejuicios oscurecen su divina presencia. Si deseas
que Cristo venga a tu conciencia de manera perceptible, debes derribar todos los
obstáculos; es Satanás quien ha construido esos muros.
Rompe todas las limitaciones, de modo que la cuna de tu conciencia sea lo
suficientemente espaciosa para albergar al niño Cristo Infinito.
-Los dones provenientes de la Conciencia Crística
Tan pronto como medites en los centros de percepción espiritual que se hallan en la
espina dorsal, valiéndote de la práctica de los métodos del Yoga, la Conciencia
Crística te concederá la presencia de la calma. La calma es uno de los dones más
grandes de Dios; es la visión propia del Espíritu, la percepción intuitiva y pura
del alma. Cuando te comportas de manera errónea, se debe a que no estás calmado.
Ora para que se te conceda permanecer por siempre en esa calma interior del alma.
Otra cualidad del Infinito Cristo es la misericordia. Aun cuando la omnipotente
Conciencia Crística se manifestaba plenamente en el cuerpo de Jesús, él permitió
que le crucificasen; pero con el inmenso poder que poseía en su unidad con la
Conciencia Crística, él pudo perdonar y por eso ha permanecido en el corazón de los
seres humanos durante todos los siglos que han transcurrido desde entonces. Él
tenía el poder para destruir a sus enemigos, y sin embargo, dijo: "Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen". Éste es un don de la Conciencia Crística:
un amor que ni la ira ni el odio podrán destruir jamás. Ofrece en silencio ese amor
de Cristo a aquellos que te hacen daño, y una vez que sus corazones sientan ese
amor, el demonio del odio se desvanecerá y serán sanados.
Satán ejerce su influencia en todas partes. No obstante, si puedes destruir el mal
que se halla en tu corazón y construir allí un altar de misericordia y amor
divinos, Cristo vendrá y reinará allí.
La nobleza de corazón y el espíritu de servicio -tener la grandeza moral suficiente
como para comportarse con nobleza en toda situación y servir a todos- son también
dones provenientes de la Conciencia Crística. Servir a todos significa ser
conscientes de que tú moras en todos y no tan sólo en ese pequeño cuerpo que llamas
tuyo, pues todos estamos hechos de la misma conciencia omnipresente de Dios. El
egoísmo es la causa fundamental de las guerras y de todas las formas de
desavenencia; también constituye la muerte de la espiritualidad. Cuando limitas tu
conciencia a tu propio cuerpo y lo juzgas todo teniéndote en cuenta sólo a ti,
estás rechazando la Conciencia Crística. Debes empezar a considerar a los demás
como una extensión de tu propio ser. "Soy yo mismo quien está sufriendo en ese
cuerpo; soy yo quien está colmado de felicidad en esa persona". Servir al prójimo
es una de las mejores inversiones para expandir la conciencia. Hacer por los demás
lo mismo que haces por ti mismo es el modo social de cultivar la Conciencia
Crística.
-Celebra la Navidad Astral en los centros espirituales situados en la espina dorsal
Para disfrutar de la verdadera Navidad debes celebrar el nacimiento de la
Conciencia Crística en los centros espirituales de percepción divina situados en el
cerebro y en la espina dorsal. En meditación profunda, pueden contemplarse todas
las luces astrales de los centros espinales y se produce un intercambio entre la
Conciencia Crística y tu propia conciencia. Ésa es la verdadera celebración de la
Navidad.
Cuando la Conciencia Crística venga a ti, descubrirás dentro de tu ser el cosmos
entero, con los mundos y universos en rotación pendiendo como adornos del árbol
navideño de la columna vertebral. Así es como Jesús celebra la "Navidad", es decir,
el nacimiento de la Conciencia Crística en su interior.
¿Cuántos hombres viven hoy en día con Cristo en su corazón como lo hizo Jesús? La
belleza de las estrellas y la gloria de la luna nacieron en la mente de Jesús. Todo
se halla contenido en la Conciencia Crística que se manifestaba en Jesús. Él
celebraba dicha Conciencia Crística en las percepciones de sus centros
cerebroespinales. Si realmente deseas conocer a Jesús, medita en la Conciencia
Crística que estaba presente en él. De ese modo, podrás decir mañana: "¡Oh sí! He
celebrado la Navidad en forma apropiada". El mañana traerá el resultado. ¿Por qué
dejar pasar el día de hoy, si hoy mismo puedes hallar a Cristo? Incluso si hoy no
puedes percibir a Cristo, recuerda que él viene cada día, pero debes estar
preparado para recibirle. El ciego no conoce la belleza del sol. Cristo está
presente en ti, pero tú no lo sabes. Debes prepararte para su venida mediante la
práctica del silencio y la meditación.
-Dos formas de unirte a Cristo
Simplemente sé feliz en toda circunstancia. Manifiesta buena voluntad hacia todos.
Desecha todas las limitaciones ocasionadas por los prejuicios. Toma la
determinación de actuar de acuerdo con las normas morales. Entonces, Cristo estará
siempre contigo. Ésa es una manera de permanecer en sintonía con la Conciencia
Crística, de celebrar la Navidad. Pero existe una segunda forma de celebrar la
Navidad, mucho más profunda, que consiste en elevar la conciencia por la columna
vertebral hacia los centros más elevados de conciencia, situados en el cerebro.
Éste es el modo más grandioso de celebrar el nacimiento de Cristo, en el silencio
de tu alma, allí donde nadie sabe lo que atesoras ni lo que amas. Dedícale a Cristo
un canto glorioso que nadie pueda oír, un canto rebosante de amor, una plegaria
eterna que surja de tu corazón; así, Cristo se manifestará una segunda vez.
Contemplarás al Cristo de las Iglesias, al Cristo de las antiguas tradiciones
sagradas. El Hombre al que nadie conoce, el Cristo desconocido, se te revelará
dentro de tu propio ser. Toma hoy la resolución de encontrar a ese Cristo. Abre los
portales de tu corazón, expande tu ser prestando servicio material, moral y
espiritual a los demás y, a medida que desarrolles la calma por medio de la
meditación profunda y que el fuego de tu devoción se incremente cada vez más,
contemplarás el rostro de Cristo.
Recuerda: es preciso avivar las llamas resplandecientes de tu devoción y no debes
continuar con el viejo hábito de dirigirle a Cristo sólo unas cuantas plegarias
tibias. Crucifica tu ignorancia espiritual; detén las tormentas de la discordia
mental. Cristo debe venir a ti, pues es de primordial importancia para tu
felicidad. Haz esta promesa a Cristo: "No permitiré que vida transcurra esta vez
sin haberte conocido, ¡oh Cristo! No dejes que él venga y se desvanezca
silenciosamente sin que puedas percibirle.
Alguien dijo en una ocasión: "¿Dónde está el progreso? ¿Acaso no avanzamos
lentamente hacia la muerte?". Esto es verdad para quienes no conocen a Cristo, pero
aquellos que le conocen pueden comprobar que no están avanzando hacia el valle de
sombras de la muerte, sino hacia las cimas de la Conciencia Crística, donde la
muerte no existe. Al ver el destello de la luz omnipresente de Cristo, exclaman
llenos de gozo: "¡Oh, Cristo!, por medio de mi meditación y mis oraciones, ahora
vienes de nuevo a mi vida". Y le perciben en todas partes: en los corazones de los
hombres, en la fragancia de las flores y en todas las demás cosas creadas.
Pueda Cristo venir a tu conciencia por segunda vez como prosperidad, como salud,
como la percepción y el cumplimiento de todas tus esperanzas en la conciencia
divina. Y pueda Cristo venir a ti cuando encuentres el amor divino al perfeccionar
tu amor en alguna relación humana y al descubrir la omnipresencia en tu propia
conciencia humana. Pueda Cristo venir, prodigándote infinita bienaventuranza,
infinita sabiduría e infinito gozo, al nacer en la cuna de tu corazón. Pueda Cristo
venir a ti por segunda vez en la vibración de Om en tu cuerpo, el Om a partir del
cual fueron creados todos los cuerpos, todos los universos. Pueda Cristo venir por
segunda vez, mas ahora a tu propio ser, y establecerse en tu conciencia para
siempre.

Del Libro La Segunda Venida de Cristo, Vol. 3, de Paramahansa Yogananda.

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