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La Ultima Entrevista
La Ultima Entrevista
ESCENA I
Horacio en escena, se puede observar un escritorio, una vieja máquina de escribir, delante de la
escena una ventana, se aproxima, observa al público lentamente, se arrima al escritorio aprieta el
teclado de la vieja máquina, se sirve un vaso de whisky, bebe, apoya el vaso, mira todo a su
alrededor.
Periodista: Señor Horacio, soy María Lugones, quedamos en una cita para hoy, soy periodista.
Horacio: Si, ya se quien sos, espérame un minuto, (Acomoda las hojas sobre el escritorio), ya voy
(Abre la puerta) Hola, pasa por favor, toma asiento.
Periodista: (Se sienta) Hola señor, disculpe, habíamos quedado para hoy.
Horacio: A ver, soy Horacio, (Con cierta ironía) no cualquier cosa, como se nota que estas
empezando.
Periodista: (Nerviosa) Si, (Saca su cuaderno), a ver, acá está (Pausa) Le hago una pregunta y si
usted quiere continúa hablando, todo lo que diga para mi es valioso. (Pausa) ¿Cuándo sintió que
los cuentos y la escritura pasaron a ser parte de su pasión?
Horacio: Eso se lleva en la sangre, en los huesos, en la carne, y además son pensamientos que se
expresan con palabras, porque fluyen, como el rio de estas selvas misioneras. (Observa desde la
ventana y respira profundamente) Aaaayy (Exhalando) No hay como el aire puro, sabes mujer, no
es difícil sentir que es lo correcto para uno, es impensable, i-ne-vi-ta-ble mi amiga.
Horacio: ¿Sabes por qué?, porque estas vivo, no como mis afectos.
Horacio: Mis afectos, (Pausa) mi padre (Automáticamente la periodista se congela) él era como. .
Padre: ¿Cómo qué hago? Paso, te veo, y te digo que todos están bien, no te preocupes. Sólo vine
por mi escopeta, es tiempo de cazar.
Horacio: Es peligroso, (El padre busca la escopeta por todos lados), Papá, papá, ¿Por qué no me
hablas papá?, quiero contarte, (Pausa) Soy escritor.
Padre: (No lo escucha) ¿Dónde está? Siempre lo mismo, nunca encuentro lo que busco, (Lo mira a
Horacio) ¿Qué te pasa?, estoy apurado, ¡Dale! ¿Qué me querés decir?
Padre: ¡Ah, ya sé dónde puede estar! (Sale de escena, se siente el sonido de un disparo)
Horacio: (Se arrodilla en el piso y se tapa los oídos, grita) ¡Nooooooo! ¡Papáaaaaa!
Periodista: ¡No lo sé!, me hablo de sus afectos y luego ya estaba en el suelo arrodillado.
Horacio: (Se levanta y se dirige a la silla) ¿Mis afectos?, Mis afectos ya no están, mis mujeres se
han ido, estoy solo.
Periodista: Pero tiene sus cuentos, su fama, la selva, el rio, no está solo, piense en todos lo que
leen y leyeron sus escritos.
Horacio: No es fácil, la soledad a veces duele, (Entran sus mujeres, las dos vestidas de blanco y
nuevamente la periodista queda en estatua)
Ana: Horacio, me voy, cuida a nuestros hijos, Horacio, este lugar no es para nosotros, estoy triste,
me siento sola.
Elena: Horacio, nos vamos, me llevo a nuestra pequeña, estoy harta de la miseria, me vuelvo a
Buenos Aires.
Ana: Me voy, ya no nos veremos, sigue tu camino solo, adiós Horacio, (Repite bajando el volumen)
Elena: Horacio, odio la selva, aquí no vuelvo más, aunque te duela el alma, no es mi lugar, (Se
retira extendiendo la mano y carga una valija, sale de espalda) Adiós, mi pequeño poeta.
Ana: Horacio. . .
Elena: Horacio. . .
Ana: Horacio. . .
Elena: Horacio. . .
Ana: Horacio. . .
Horacio: (Grita) ¡Bastaaaa!, me van a volver loco, ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no me llevas? (Se
queja, algo le duele) (Corre a la ventana, siente que se asfixia) Aire, necesito aire, (Respira al borde
de la ventana)
Periodista: (Le toca el hombro) ¿Se siente bien?, ¿Quiere que lo dejemos acá?, A mí no me
molesta, vuelvo otro día.
Horacio: ¡Nooo! Ya pasa, ya pasa, (Respira hondo) No es la primera vez, siga por favor.
Periodista: Esta bien, (Se sientan los dos, vuelve a su cuaderno) ¿Cómo fue la relación con
Alfonsina Storni? Tengo entendido que eran grandes amigos.
Horacio: Alfonsina, mi dulce Alfonsina, gran mujer y excelente escritora, tenía los ojos de miel. Y la
sonrisa cómplice, tenía la capacidad de interpretarme, me miraba y. . . (Interrumpen) (Entra
Alfonsina y la periodista se queda inmóvil)
Alfonsina: Horacio, siempre tan solitario, ¿Qué pasa? (Le besa la frente) ¿No te bañas? Tienes que
acerarte, traje algo para compartir, (Saca una botella de vino) De las mejores viñas del mundo.
Alfonsina: Son los años, ¿O que crees? ¡Los años no vienen solos!
Alfonsina: (Se le acerca, el permanece sentado, ella pone un tango de fondo, se acerca a la
ventana y baila, se menea) (El tango baja, entusiasmada) ¡Ya se!
Alfonsina: Al mar.
Horacio: ¿A nadar?
Alfonsina: Yo no sé nadar.
Alfonsina: De papel.
Alfonsina: (Se miran por un instante a orillas de la ventana, se acercan demasiado) (Le acaricia el
cuello a Horacio, y toma su reloj colgante bolsillo del saco) (Sube el tono) ¡La hora!
Horacio: ¿Una gráfica? Eso me suena. . (Grita de dolor, se agarra la cabeza y cae de rodillas
nuevamente) ¡Bastaaaaa! ¡Dueleeeeeeeee! (Llora en el suelo) (Alfonsina lo mira quiere tocarlo
pero no llega, toma su sobre y sale corriendo)
Horacio: ¿Qué?
Periodista: Si tuviese la posibilidad de hablar con alguien, ¿Con quién sería?, Ana, su primera y
difunta esposa, su padre, Alfonsina.
Periodista: Que feo, no están, pero estuvieron ¿O no? (La periodista intima a Horacio) Mira para
todos lados, (Se asoma a la ventana, grita) ¿Dónde están todos? ¿Por qué se fueron?
Periodista: (La periodista cada vez más arrogante) Y dígame Horacio, ¿Está enojado? Noto un poco
de ira en su postura.
Periodista: ¿A dónde?
Periodista: Pero también le dio éxito, se olvida de sus escritos, sus famosos cuentos, se nutren de
la muerte.
Horacio: Si, claro que me dio, pero también me quito demasiado, ¿Por qué me pregunta? ¿Quién
es?
Periodista: ¿No me reconoces Horacio? Raro, siempre estuve cerca, demasiado cerca.
Periodista: ¿Cómo que amigo? Te vine a buscar, estás demasiado solo, en la penumbra, en el
ocaso, nada te queda, estás enfermo, estás quebrado.
Periodista: (Pasa del otro lado de la ventana, le extiende la mano) ¡Vamos Horacio! ¿A qué te
quedas acá? Nadie viene a visitarte. Ha sido un placer, gracias por compartir esta exquisita
entrevista. (La periodista, que es la muerte, sale lentamente.)
Horacio: (Se asoma a la ventana, respira por última vez, se acercan sus mujeres, Alfonsina, su
padre. Cruza la ventana y cae lentamente del piso, el resto lo rodean y lo miran.)
FIN.