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Introducción
En la Biblia encontramos numerosas familias las cuales fueron bendecidas o maldecidas
por Dios y que la mayoría de las veces fue por responsabilidad del padre o la madre tal
adjudicación. En estas historias podemos encontrar Padres consagrados, madres
temerosas e incluso hijos o hijas siguiendo el ejemplo de sus padres.
En el libro de 2 de Reyes encontramos en reiteradas ocasiones que los reyes sucesores
(los hijos) anduvieron en los malos caminos de sus padres, los cuales los llevaron a la
ruina. En cambio, solo algunos de ellos (los hijos) tuvieron temor de Jehová.
Desde el principio vemos como Dios instituyó la familia y cuál ha sido el plan de Dios
para ella, pero que, sin una fuente de autoridad dentro de ella, la familia se verá en
grandes dificultades. Es por eso que Dios nos llama a la santidad no solo personal, pero
en el núcleo de la familia también. Es pues el deber de nosotros motivar a nuestra
familia a buscar la santidad.
Hoy veremos a través de la Santa palabra de Dios cual es el modelo y que pasos seguir
para nosotros los hombres de valor para llevar a nuestra ``casa`` hacia la santidad.
1. Santidad
Viene del griego ´´qdash´´ y del griego ´´hagiazo´´ y y es: (1) Una cualidad
(atributo) de Dios; (2) una virtud indispensable de todo verdadero creyente; (3) es
un acto por el cual las personas o cosas son apartadas para el culto a Dios, o
consagradas a Dios.
3. El procedimiento
a. Lavados con agua Ex. 29:4. Lev. 8:6
Este tipo de ritual no solamente representaba algo físico, llevaba una
connotación espiritual, ya que debían ser lavados internamente.
Todo el pueblo fue testigo de este suceso Lev. 8:3-5. 2 Cor. 3:2. 2
Cor. 5:17
No se lavaron ellos mismos, fueron lavados por Moisés. Sl. 51:2,7.
Necesitamos ser lavados por Jesús. Ef. 5:26; Ez. 36:25-31ª.