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Cuento folklórico - Poética del cancionero folklórico 2022 UNSAM

Iñaki Gonzalez 30/5

MB
Dicen que Paunlao era un tipo que tenía la cabeza pa’l costao. Cuanta cosa pasaba
frente suyo, él no la veía, porque miraba pa’l costao. Era rico y no tenía problemas, y si los
tenía, ni cuenta se daba, porque miraba pa’l costao. Cuando en la calle le venían a pedir, él
seguía caminando, pa’l costao, claro está.
Un día su amigo Palante, ya harto de que Paunlao siempre lo ignore, no sólo a él, sino a
todo lo que estaba delante suyo, lo agarró de los hombros y lo sacudió. Paunlao! -le gritó de
frente- dejá de mirar pa’l costao que el mundo está adelante tuyo! El pobre Paunlao quedó
aturdido, porque al tener la cabeza pa’l costao, el grito le entraba derechito en la oreja. Fue
así que Paunlao quedó sordo. Sordo y con la cabeza pa’l costao, Paunlao caminaba cual rengo
borracho, y no tardó mucho en tropezarse y aterrizar en la vereda. Su amigo Parriba, que
andaba de paso, al ver a su amigo sordo, confundido y tirado en el piso, lo levantó como
diciendo -este no aprende más-. Al pararlo vio que del golpazo la cabeza de Paunlao se le
había girado al otro costado. Paunlao se sorprendió, porque derrepente el mundo se había
dado vuelta. ¿Por qué están todos del otro lado? Vuelvan como estaban! -gritó desesperado.
Parriba le explicó que el cabeza torcida era él, que no le eche la culpa al mundo. Pero Paunlao
no lo escuchó, porque estaba sordo. Siguió su camino, más torcido y enojado que antes.
Alguien se acercó a pedirle, pero Paunlao ni lo vio ni lo escuchó.
Resulta que, como su cabeza estaba ahora para el otro costado, y él caminaba siempre
mirando al lado de la calle, esta vez su vista daba a la pared. Al pasar por una vidriera, quedó
petrificado ante su reflejo. Se sorprendió al ver que, efectivamente, su cabeza estaba pa’l
costao. Paunlao se dio cuenta que el torcido era él y no los demás, y que su mirada no era la
única. A partir de ese día, a sus amigos Palante y Parriba se dirigió con el cuerpo de lado,
cosa de mirarlos de frente. Así a Paunlao la sordera se le fue, y escuchó y vio el mundo en
diagonal, es decir, de costado, pero de frente.

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