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Juan Pablo Duarte, estoy al tanto que en esta fecha todos hablan de usted, de lo

inspirador que era y lo mucho que su partida sigue afectando a varias personas.
Siempre mencionamos todas tus hazañas, todas tus enseñanzas, tu valor, tu fuerza,
pero ¿Cuantos la verdad lo decimos de corazón?
¿Cuántos en verdad nos preocupamos por seguir su ejemplo? ¿Cuántos en verdad solo
aparentamos para no ser juzgados? En realidad no lo sé y creo que nunca lo hare.

A veces me pongo a pensar en todo lo que hiciste por nuestro país, todo lo que
luchaste para no solo ser libres, sino para que también tuviéramos valores. Pero ¿Todo
eso para qué? ¿Para que al final ser un país con corrupción? ¿Para que los valores los
vayamos perdiendo cada vez más? ¿Para no respetarnos ni siquiera a nosotros
mismos? ¿Para que la delincuencia siga creciendo de manera incontrolable? Y en serio
que cuando pienso esto no es justo, no es justo que hayas hecho todo lo que hiciste
para que al final terminemos tirando todo a la basura.
Pero aun así con todos los problemas que hay no solo en nuestro país, siempre hay
esperanza. Y si bien ya no está su espíritu que nos ayuda a seguir con lo que una vez
empezaste, y que los que verdaderamente seguimos tus palabras, siempre
intentaremos dar lo mejor de nosotros para sacar este país adelante.
Francisco del Rosario Sánchez te agradezco por haber liberado a nuestra bellísima
República Dominicana de toda potencia extranjera, junto a Juan Pablo Duarte y Matías
Ramón Mella, eres recordado como un patricio de la república. Una patria, una nación
que nunca se marchito aun ante el pelotón, te admiramos Sánchez, los buenos
dominicanos, eres para nosotros como un soldado de luces, libertador del pasado, tu
que fuiste miembro de la sociedad secreta la trinitaria, que ayudaste a tus amigo a
liberar y a nunca traicionar a la Republica Dominicana, izando la bandera la noche del
27 de febrero.

Te quiero agradecer nuevamente por todo lo que haz hecho por nosotros, no tengo
palabras para decirte lo agradecida que estoy, eres una persona de ejemplo a seguir,
que siempre no solo este día vivirás en nuestros corazones.
Como uno de los ciudadanos que gracias a tu esfuerzo, tu abnegación y tus vigilias
nació Dominicano, en este día quisiera poder decirte que vivimos en la patria que
soñaste, que tu ideario es la guía moral del diario quehacer del pueblo que quisiste
libre Lamentablemente, con tristeza debo informarte que seguimos encallados en las
rocas de la insensatez y envueltos en la bruma de la codicia y la avaricia sin límites que
nos divide entre los pocos que tienen demasiado y los muchos que no tienen ni
esperanza.

De entrada debo decirte, que eres el desconocido más popular en el país que creaste:
tu nombre lo llevan calles, puentes, plazas, y hasta en los más apartados pueblitos se
desviven por homenajearte; aun en tierras extrañas hay plazas y bulevares que llevan
tu nombre. En otras palabras, eres lo que ahora se llama una “celebridad”. Ahí no te
hemos descuidado, aunque creo que cuando se te hace un homenaje, es éste sólo un
vehículo de notoriedad para quienes explotan el brillo de tu nombre y nada más. Por
eso, ¡de mí y otros dominicanos como yo no esperes otro monumento! De esos ya
tienes muchos, pero si espera que siempre daremos de tu ejemplo.

Hoy prefiero limitarme a honrar al Duarte vivo como el honrado, al pensador excelso, el
fundador, no al que se aborrona en las fotos, ni al de las estatuas y bustos que sepulta
el cardenillo, o sirve de blanco a excrementos de palomas y pajarillos en los parques.
Quiero honrar a ese Duarte puro y honesto de que debe vivir en nuestra práctica diaria

Tuyo, respetuosamente, un dominicano afligido. Pero que te lleva en el corazón.

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