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Allí se concentran
numerosas tormentas eléctricas.
El fenómeno del relámpago del Catatumbo se da en el estado Zulia (Venezuela), el lugar donde se
registra la mayor concentración de relámpagos en el mundo. Por eso, este lugar fue reconocido
en el 2014 con un Guinness World Record.
Johanna Hessling dijo que esta anomalía era única, pues en el mundo no había otro lugar en donde
se dieran tantos relámpagos, y era “sobre la boca del Río de Catatumbo, cuando entra al lago de
Maracaibo" que esto se presentaba.
El fenómeno se da entre abril y noviembre, donde por 260 noches, el conjunto de tormentas
eléctricas adornan el cielo del occidente de Venezuela y parte de Colombia. De allí surge el
nombre de relámpago del Catatumbo, porque desde lejos parece una sola tormenta, incluso desde
Cúcuta se puede apreciar este espectáculo.
https://medelhi.files.wordpress.com/2010/03/103954_71707catatumbo-okey.jpg?w=460&h=368
Se dice que en la cultura de los indígenas de la tribu Barí, existía un cacique llamado Cínera que
gobernaba en las selvas del Catatumbo, zona limítrofe entre Colombia y Venezuela.
El hombre tenía una hermosa hija de nombre Zulia, que por su belleza y valores morales era la
admiración de todos los de la tribu.
Cínera tenía más hijas, pero todas ya tenían marido, solo faltaba Zulia, quien pronto terminaría su
soltería con la petición del concejo. Dos hombres, Gabarra y Tarra (los más fuertes de la tribu),
pretendían tomarla por esposa, por eso debían presentar ante el cacique la mejor ofrenda.
Chimichagua, padre de Gabarra, le dio a su hijo una roca sagrada que emanaba destellos de luz
incandescentes, además venía de generación en generación, esa sería su ofrenda.
El cacique quedó tan deslumbrado con aquella joya que la aceptó de inmediato.
El día del casamiento, cuando Cínera los iba a declarar esposos, Gabarra tomó a Zulia y a la roca, y
en medio de la selva huyó
El cacique pidió que los encontraran y los mataran por semejante ofensa, pero nunca lograron
encontrarlos. Se dice que se adentraron tanto en el lago que desde la orilla se pueden ver los
destellos de la roca que iluminan el cielo.
Relampago del Catatumbo
Origen
El origen de este fenómeno está en el efecto orográfico de estas cordilleras que encierran
y frenan a los vientos del noreste produciéndose nubes de gran desarrollo vertical,
concentradas principalmente en la cuenca del río Catatumbo. Este fenómeno es muy fácil
de ver desde cientos de kilómetros de distancia, es decir, desde el propio lago (donde no
suelen presentarse nubes durante la noche) por lo que también se conoce como el Faro
de Maracaibo, ya que las embarcaciones que surcaban la zona podían navegar durante la
noche sin problemas en la época de la navegación a vela.
Tiene una ocurrencia anual de 140 a 160 noches o más, durando hasta 10 horas por
noche y produce hasta 280 descargas por hora. Además, estas tormentas eléctricas
producen un elevado porcentaje de toda la capa de ozono generada a escala mundial por
lo que el relámpago del Catatumbo puede considerarse como uno de los principales
regeneradores individuales de la capa de ozono del planeta, pues produce
aproximadamente 1.176.000 descargas eléctricas atmosféricas
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Mineral tu resplandor cuando cubres los cielos
en un inusitado delta de grafitos y farolas.
Un collage de cristales de fuego y cuarzo iluminan
y desbordan los límites de ingeniosos espejos
cuando vanamente intentan retenerte.
Un lienzo de ocres dispersos,
llevados por mil centellas
y cien chubascos,
se estremece intermitente a orillas de la memoria.
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Milenario tus orígenes
que surten allí sus estaciones,
sus meteoritos que iluminan la noche lacustre, la ladera andina,
el amanecer fluvial
y los malecones del mundo que de puro olvido
restallan ante tu esplendor.
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Mítico el destello que iluminó las noches de la cuenca
y sus hombres de agua, sus casas de agua, sus noches de torrentera y
chubasco.
¿Comentaron los onotos de Toas a los quiriquires del sur
sobre el eterno resplendor?
¡Llamarada!
Fuego sobre las aguas, fuego del cielo. Río de fuego. Rio en el cielo para los
Bari. Expresión de la Madre Tierra, para los Yukpa. Sangre ancestral, venas de
la tierra por la furia de Maleiwa, para los Wayuu.
Mítico tu fulgor escrito en bitácoras de fuego,
donde las conquistas disputaron sus dominios
bajo la linterna iluminada de tus noches.
Francis Drake y su mala sombra,
rindió tributo a tus destellos
al invocarte perdido ante Diego Suárez de Amaya,
otra ave de rapiña que merodeaba bajo el asombro del trópico.
Silente y continuo,
distante y perenne
alumbras la ruta de navegantes
y pescadores,
te metes como río en acecho
en nuestra más antiguo credo,
convocas el misterio,
incendias el hechizo,
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Ahora cuando las redes internautas
acercan el sin fin del mundo
y el planeta cabe en un adminiculo,
el relámpago silente está allí,
convocando el misterio,
diseñando insólitos
y esquivos croquis ante nuestra mirada.
Sutil, inaprensible, envía
señales, extraordinarias señales
ante nuestras cada vez más incrédulas maneras
de percibir el mundo que ya cabe en un artefacto.
En su mutismo,
traza infinitos bosques de luz,
ante nuestros ojos
que siguen su esplendor no sin asombro…
ahora cuando en ese leño con mástil
(ahora con motor a dissel,
con no sé cuántos caballos de fuerza
y estación eléctrica)
nos acercamos al lugar de tu esplendor
ciénagas de Aguas Claras y Aguas Negras de Juan Manuel,
en tus canales iluminados,
en tus mareas arremolinadas,
creídos palpamos el origen, la infancia, el asombro.
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¿Cuánto olvido acumulado registran tus bitácoras?
¿Cuántas miserias acopian tus riberas que profesan
con esplendor su feracidad?
¿Cuánto omisión acumulada sobre ese fuego ancestral que magnífica la vida?
¿Cuántos himnos, decretos, plegarias, poemas, canciones, gaitas, gritos y
tantos otros aires
faltan para no terminar de olvidarte?