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ANTONIO DÁVILA
Durante su visita a San Francisco, Emmanuel trabajó con Heriberto Diarte, responsable de la parte
de Capital Riesgo Corporativo (Corporate Venture Capital) de Innovation @the Edge, para seguir
configurando el recién creado departamento, así como visitar cinco startups que el grupo de scouting
había identificado como potencialmente relevantes. Dos de ellas intrigaban especialmente a
Emmanuel. Radicada en California, la primera de ellas, Qmerit, era una compañía digital de gestión de
cadena de suministro de materiales y mano de obra para contratistas. La segunda, Aditazz, era una
empresa de software que creaba planos de hospitales a partir de las características de la población
donde se iba a ubicar el hospital.
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El caso de LACC número 120-S20 es la versión en español del caso de HBS número 9-119-061. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su
discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una administración buena o deficiente.
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
Schneider Electric
Schneider Electric (Schneider) es una multinacional especializada en la gestión, la automatización
y el control de energía con presencia en más de 100 países y una plantilla de 142.000 personas. En 2017,
obtuvo unos ingresos de algo más de 24.700 millones de euros, con un margen de explotación del 12%
(véase el Anexo 1). La compañía destina un 5% de sus ingresos a I+D. Sus soluciones dan servicio a un
amplio abanico de mercados, incluidos suministros públicos, infraestructuras, fabricantes de
maquinaria e industriales, edificios no residenciales, centros de datos, redes y viviendas residenciales.
La empresa se remonta a 1836, cuando Adolphe y Eugène Schneider crearon una compañía
siderúrgica en Le Creusot (Francia), centrada en equipos de transporte y maquinaria pesada. Tras la
Primera Guerra Mundial, Schneider entró en los incipientes mercados de electricidad y cemento. No
obstante, la Segunda Guerra Mundial tuvo un efecto devastador sobre la compañía. Tras la guerra,
Charles Schneider se convirtió en CEO y expandió la empresa a los ámbitos de la construcción,
electricidad, acero y energía nuclear. En 1959, el general Charles De Gaulle reconoció a Schneider como
una de las principales compañías de Francia.
Durante las dos siguientes décadas, la empresa atravesó un periodo complicado a causa de la
madurez y el declive de sus negocios. En 1981, Didier Pineau-Valencienne fue nombrado CEO y llevó
a cabo una profunda reestructuración, desprendiéndose de sus activos no estratégicos en las industrias
de acero y construcción naval, y realizando importantes adquisiciones que configurarían la Schneider
Electric actual, incluyendo Telemecanique en 1988, Square D en 1991 y Merlin Gerin en 1992. En una
década, la empresa pasó de estar al borde de la quiebra a ser un líder mundial.
El futuro de Schneider estaba marcado por varias fuerzas específicas. Si bien algunas de ellos podían
esbozarse a grandes rasgos, otras resultaban más difíciles de visualizar. Un directivo describía la mayor
amenaza para Schneider como lo que la alta dirección “desconoce que desconoce; si el impulso por
sacar partido a estas fuerzas no procede de arriba, no conseguirá generar adhesión a lo largo de la
compañía”. La alta dirección debía aceptar su urgencia y volverse “paranoica” sobre estas fuerzas a fin
de lograr implicar a la organización.
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
Emmanuel describió cuatro fuerzas principales que podían redefinir el modelo de negocio actual
de Schneider. En primer lugar, una parte considerable de su negocio dependía de distribuidores
eléctricos que compraban a la compañía y vendían a profesionales, un modelo que no había cambiado
en 50 años. Pese a que estos distribuidores trabajaban con márgenes estrechos y hacían grandes
inversiones en capital circulante, tenían en torno a un 20% de margen bruto. Si una de los grandes
empresas de comercio electrónico decidiera lanzarse a por este canal, podría ofrecer más y mejores
servicios (vendiendo tanto materiales como servicios profesionales). Si esto sucediera, esta empresa
podría llevarse una buena parte de este negocio.
Las tecnologías verticales afectaban a la mayoría de los mercados de Schneider. Los teléfonos móviles, los
ordenadores o los LED (diodos emisores de luz) necesitaban mucha menos energía, que podían obtener
mediante corriente continua (CC), en lugar de la corriente alterna (CA) tradicional, o a través de cables de
datos (cable Ethernet), lo que suponía que, algún día, podría desembocar en la eliminación del cableado
tradicional y los interruptores de CA. Los edificios podrían generar su propia energía renovable, reduciendo
con ello la necesidad de contar con sistemas eléctricos que los conectasen a la red. Otro factor vertical era el
hecho de que los controles e interruptores eléctricos tradicionales funcionaban con tecnología mecánica que
podía ser reemplazada por tecnología de estado sólido, que además permitía ofrecer servicios adicionales.
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
En cuarto lugar, estaban los competidores asiáticos. Algunos años atrás, los fabricantes chinos ofrecían baja
calidad. Sin embargo, su evolución había seguido de forma precisa el recorrido enunciado en la teoría de la
innovación disruptiva en todos sus elementos, incluso en la actitud de las empresas tradicionales. Estas
estaban encantadas de que sus rivales chinos se centraran en los segmentos inferiores, ya que así ellas podían
hacerse con el segmento premium, que aportaba mayores márgenes. En este momento, tanto Schneider como
ABB y Siemens, sus competidores tradicionales, estaban dándose cuenta de las capacidades recién adquiridas
por las compañías chinas.5 Un patrón similar estaba configurando las startups asiáticas. Aunque en ese
momento eran menos sofisticadas que las de Silicon Valley, estaban aprendiendo a gran velocidad. Por
ejemplo, una startup con sede en Shenzhen comenzó con productos para controlar el acceso a aparcamientos
usando el reconocimiento de matrículas para pagar mediante WeChat. Después, añadió la reserva de plazas.
A continuación, pasó al reconocimiento de vehículos y conductores mediante Inteligencia Artificial (IA) para
determinar si ese coche debía estar allí. Tras esto, se lanzó a la gestión de aparcamientos y el control del acceso
a edificios. Todo esto en menos de un año. Sus siguientes objetivos eran el control de la temperatura y la
electricidad.
La división de Industria, que facturaba 5.800 millones de euros, ofrecía soluciones para la automatización
y el control de máquinas, fábricas y centros industriales, incluidos controladores lógicos programables,
sensores, medidores e instrumentación, robótica, telemetría y software de gestión de operaciones.
La división de Infraestructuras, que en el 2017 obtuvo unos ingresos de 4.500 millones de euros, se centraba
en soluciones para infraestructuras eléctricas, incluidos el acceso a energía, energía solar, almacenamiento de
energía, distribución de media tensión, automatización de redes y energía crítica y refrigeración.
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
Las tres divisiones estaban muy enfocadas en la eficiencia y la generación de valor, lo que llevó a
las acciones de Schenider a cotizar con un múltiplo PER de unas 14 veces (véase el Anexo 3). La calidad
de su ejecución sirvió para reforzar su estrategia de fast follower, ya que su excelencia operativa le
permitía sacar partido con celeridad a oportunidades emergentes. Schneider había demostrado su buen
hacer a la hora de integrar grandes adquisiciones, lo que le permitía abrirse camino mediante compras
en segmentos en auge de a industria.
Su cultura corporativa hacía hincapié en su capacidad para cumplir objetivos, así como en su
dedicación y eficiencia. La compañía utilizaba un sistema de promoción interna para cubrir sus puestos
de alta dirección, y valoraba a los gestores con un historial de excelencia operativa y cumplimiento de
la cultura de la empresa. La retribución premiaba su capacidad para cumplir o batir las expectativas
según lo dispuesto en los planes financieros anuales, así como respecto a la evolución de sus acciones.
El énfasis en los procesos y el control reflejaba este enfoque en la ejecución; los gestores dedicaban una
cantidad de tiempo considerable a analizar las desviaciones de los planes con el fin de comprender
cómo podían atender mejor a sus clientes.
Cada división contaba con su propia unidad de I+D, y no existía una I+D corporativa. En conjunto,
Schneider destinaba en torno a un 86% de su presupuesto en I+D al Horizonte 1, consistente en la
mejora, optimización y realización de cambios incrementales en sus productos existentes. Alrededor
de un 8% iba dirigido al Horizonte 2, en la esfera de las divisiones. El porcentaje restante se dedicaba
al Horizonte 3, que se canalizaba de manera progresiva a través de Innovation @the Edge.
1. Resolver los puntos problemáticos de los clientes; involucrar a los clientes desde el principio.
2. La calidad es fundamental.
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
En el 2011, Solvay, la empresa química belga, invirtió 15 millones de euros, y, en el 2012, el Fondo
Europeo de Inversiones de la Comisión Europea aportó 20 millones adicionales. En el 2015, Schneider
Electric creó, junto con los otros cinco socios, un fondo de 54,5 millones de euros (Energy Access
Ventures) para invertir en África.
Otra alternativa para abordar las oportunidades asociadas al Horizonte 3 era modificar el sistema
de incentivos y presentación de información de las divisiones. No obstante, la alta dirección de
Schneider acabó descartando esta idea, ya que quería que las divisiones se centraran en el volumen, la
globalización y la mejora de los negocios (Innovation @the Core), aunque ello significara ignorar
disrupciones potenciales. En el 2011, la dirección optó por crear un puesto de CTO centralizado, dotado
de amplias atribuciones, que controlara una parte considerable del presupuesto de I+D para gestionar
proyectos de Horizonte 3. Sin embargo, las divisiones consideraban que su presupuesto de I+D se había
reducido demasiado para continuar siendo competitivas y, tras dos intentos con diferentes CTO, la
iniciativa se abandonó a comienzos del 2017. Otra tentativa consistió en ubicar una pequeña oficina en
Silicon Valley para interactuar con startups, incubadoras e inversores de capital de riesgo. Esta iniciativa
arrancó en la división de Edificios y, posteriormente, pasó a depender del CTO cuando se creó este
puesto; no obstante, fue cancelada cuando I+D regresó a las distintas divisiones.
En el 2013, se puso en marcha una iniciativa dirigida a desarrollar ideas de Horizonte 3 dentro de
la división de Edificios. En ese momento, la división estaba estructurada en tres unidades de negocio:
Minorista, Partners y Eco-edificios. Cada una de ellas contaba con sus propias capacidades de I+D, que
dependían de un CTO. Para brindar soporte a estas unidades de negocio, existía el Grupo de
Innovación y Estrategia de División que, además de supervisar la estrategia y la tecnología, respondía
indirectamente ante Estrategia Global en la esfera de Corporate. Este grupo contaba con un
presupuesto propio de 70 millones de euros en I+D y tenía un responsable a su cargo. Los CTO y los
gestores de estrategia en las unidades de negocio respondían indirectamente ante Innovación y
Estrategia de División (véase el Anexo 4). Este grupo estaba liderado por Jean-Luc Meyer, un veterano
de HP que se incorporó a Schneider en el 2011. En el 2013, Jean-Luc vio la necesidad de invertir en
proyectos de Horizonte 3 en el marco de la estrategia a largo plazo de la división y creó una estructura
para brindarles soporte. En el 2018, se trasladó a Innovation @the Edge.
El Grupo de Innovación y Estrategia de División creó una función de scouting con personas
procedentes de California, Francia y China para analizar nuevas tecnologías, modelos de negocio,
startups y tendencias que pudieran configurar la estrategia de toda la división de Edificios. Asimismo,
Jean-Luc creó una incubadora informal para proyectar ideas procedentes de los CTO a todas las
unidades de negocio. El grupo financió distintas pruebas de concepto con el fin de trasladarlas a las
unidades de negocio, incluida una conexión a puerto para embarcaciones, un panel de control modular,
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
Heriberto Diarte lideraba Innovation @the Edge reportando a Emmanuel. Se incorporó a Schneider
a finales del 2017 para dirigir la iniciativa. Su experiencia en grandes compañías y como emprendedor
aportaba una doble perspectiva. Para él, los ecosistemas de innovación, como el de Silicon Valley, se
habían centrado hasta ahora en inventar nuevas industrias, pero ahora estaban provocando
disrupciones en las ya existentes. Heriberto mantenía que “las grandes empresas, con escasas
excepciones, son malas en innovación: Xerox, IBM, Kodak, Marriott o Blockbuster. Invertimos un 5%
de nuestras ventas en I+D, pero todo es innovación incremental. No hay vuelta de hoja: es una cuestión
de supervivencia. Nuestra industria no ha cambiado en 50 años; ahora la tecnología está generando
una disrupción”.
Describía la misión de su grupo como “crear valor para Schneider poniendo el 'turbo' en nuestra
cartera de innovación. Tengo tres objetivos: el primero, crear un ecosistema de partners para
complementar nuestra línea de productos; el segundo, mediante todas nuestras actividades, iniciar,
cultivar y desarrollar líneas de negocio secundarias de Schneider; nuevos negocios con los que no
contamos actualmente a fin de crear motores de crecimiento para Schneider; el tercero, trabajar con
nuestro canal B2B para evitar que el comercio electrónico nos expulse al adueñarse del cliente”.
Ofreció todavía más detalles: “Nos guía una idea sencilla pero muy poderosa: aprovechar la
creatividad y las capacidades existentes fuera de Schneider para ayudarnos a innovar. Hacemos esto
utilizando los mejores talentos, ideas y tecnologías procedentes tanto de dentro como de fuera de la
compañía. Nos basamos en cinco ideas: hacerlo de forma diferente; hacerlo en el borde; cubrir nuestras
apuestas sembrando en distintos campos, compañías y tecnologías; invertir de forma distinta para
innovar y crear valor, y sacar partido a la compañía para aumentar las probabilidades de éxito” (véase
el Anexo 6).
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
Con todo, el ecosistema emprendedor era competitivo y las startups con éxito disponían de
abundantes fuentes de financiación. Los fondos de capital de riesgo habían aumentado de tamaño; así,
SoftBank puso en marcha un fondo de 100.000 millones de dólares, mientras que Sequoia Capital había
captado 12.600 millones desde el 2015. 6 Asimismo, la ronda de financiación promedio había aumentado
desde los 10 millones de dólares del 2016 hasta los 22 millones en el 2018, año en el que 55 deals en
Estados Unidos recibieron más de 100 millones de dólares (megarrondas), frente a los 15 que lo hicieron
en el 2016. 7 Compañías establecidas como Tencent, Alphabet y Alibaba también habían destinado
varios miles de millones de dólares a capital riesgo corporativo para hacer frente al creciente
dinamismo de los mercados. A la hora de adentrarse en el mercado de innovación exterior, Innovation
@the Edge afrontaba una dura competencia, ya que aún no se había labrado una reputación, no había
definido su posicionamiento y su marca solo era reconocida en Europa y China.
EcoStruxure (soluciones digitales para gestionar la energía) fue la primera iniciativa lanzada para
pasar del capex a los servicios. Los productos de Schneider venían con direcciones IP, y EcoStruxure
añadía una capa de control digital basado en la nube que permitía utilizar aplicaciones de análisis de
datos. Por ejemplo, una de las startups en las que Innovation @the Edge había invertido utilizaba estos
datos para llevar a cabo labores de mantenimiento predictivo de sistemas de aire acondicionado.
Dado que Innovation @the Edge formaba parte del Grupo de Estrategia Global, también ayudaba a
Schneider gracias a su conocimiento de primera mano sobre las tendencias en nuevos modelos de
negocio y tecnologías en distintos países. Innovation @the Edge englobaba cuatro departamentos
principales, cada uno de ellos con un fin específico para hacer evolucionar ideas desde la cuna hasta
que su transformación en unicornios.
Fondo de fondos
Innovation @the Edge invertía como socio comanditario en dos fondos en China (uno dirigido por
un antiguo ejecutivo de Schneider y el otro especializado en fabricación inteligente e IoT) y tres en
Norteamérica. En las fondos chinos, contaba con un asiento de observador en el comité de inversiones,
así como con acceso al flujo de operaciones. El fondo de fondos también supervisaba las inversiones
que permanecían en Aster.
Su posición de socio comanditario le permitía abordar dos retos principales. En primer lugar,
constituía una forma eficiente de acceder tanto a un flujo de operaciones heterogéneo como a
6 Rowley, J. (2017). How SoftBank’s $100B Fund Is in a League All Its Own (techcrunch.com/2017/08/09/how-softbanks-100b-
fund-is-in-a-league-all-its-own); y Marinova, P. (2018). Sequoia Capital Is on Track to Raise $8 Billion for Its Monster Fund
(fortune.com/2018/04/27/sequoia-capital-global-fund). Fecha de último acceso: mayo del 2019.
7 PwC/CB Insights (2018). Informe MoneyTree 3T 2018.
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
Invertir en startups no resultaba tarea fácil. Un gestor describió su experiencia con una inversión
específica así: “Invertimos en esta compañía y la acompañamos durante su arduo trayecto hasta la
cumbre, para acabar descubriendo que esta estaba plagada de autobuses con turistas y tenía una
autopista que llegaba hasta ella desde el otro lado”. El CVC de Innovation @the Edge también
exploraba mecanismos alternativos más allá de las inversiones de capital, como acuerdos comerciales.
Por ejemplo, las startups nacidas al amparo de Google no buscaban dinero, pero Schneider deseaba ser
su socio preferente en el ámbito de la energía.
El CVC ofrecía a las startups los recursos de Schneider en la fase conceptual (¿pagarán los clientes
por este servicio?), en la fase de desarrollo (prueba y feedback sobre los prototipos), en la fase “listo para
el mercado” (producción en las fábricas de Schneider), y, por último, en la fase de introducción en el
mercado (acceso a las redes de ventas). El objetivo era maximizar sus probabilidades de éxito.
Heriberto identificaba cuatro aspectos críticos para Innovation @the Edge. En primer lugar, un
compromiso a largo plazo. Durante los primeros años no habría buenas noticias. Solo después de
transcurridos entre cinco y siete años llegarían los resultados; por ello, cerrar antes de ese plazo suponía
malgastar recursos. El segundo aspecto —estrechamente relacionado con el primero— era la tolerancia
al fracaso, ya que el emprendimiento consiste en extraer una o dos gemas tras realizar un gran número
de experimentos. En tercer lugar, contratar al mejor talento, en lugar de utilizar el CVC como un
“campo de entrenamiento”. El CVC necesitaba personas que entendieran el emprendimiento y las
corporaciones; así, recurrir a un excelente gestor de Schneider no conllevaba necesariamente que este
fuera a ser bueno en capital de riesgo. El cuarto aspecto estaba fuertemente vinculado al tercero: pagar
para conseguir talento. La mayoría de los fondos de capital de riesgo no lograban recuperar el capital
invertido y un 20% de ellos generaba el 90% de la rentabilidad. La diferencia radicaba en el talento. La
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retribución de los inversores de capital de riesgo dependía, en gran medida, del carry, esto es, un
porcentaje de la rentabilidad obtenida por el fondo. El CVC debía incorporar la dimensión estratégica
a las rentabilidades financieras. Pese a que, en ocasiones, al definir el segmento de inversión del CVC
ya se establecía esta dimensión, muchas veces la retribución se ampliaba para incluir objetivos de
rentabilidad adicionales. Heriberto lo resumía así: “Asume una perspectiva a largo plazo, sé paciente,
consigue el mejor talento, paga bien, ten olfato para seleccionar a las ganadoras en el momento
adecuado, sal de las que no estén creciendo, y redobla tu apuesta por las que tengan posibilidades”.
La Startup Fab abordaba oportunidades que, a juicio de las divisiones, eran demasiado atípicas
como para ser atractivas. Pensar a lo grande, actuar a pequeña escala y acelerar rápido resultaba clave
para lograr el éxito. Se centraba en innovaciones de Horizonte 3, utilizando un estilo emprendedor,
experimentando, cosechando fracasos de forma rápida y barata, y cambiando de rumbo. Su objetivo
era lograr una tasa de éxito similar a la del capital de riesgo. La Startup Fab también aportaba
visibilidad a Schneider sobre tecnologías y tendencias incipientes que tenían un impacto en las hojas
de ruta de la compañía.
Esta plataforma se nutría tanto a partir de ideas internas como de fuentes externas. Las ideas
provenían de eventos especiales con empleados organizados por la Startup Fab, de ideas propias de
estos, o de empleados dispuestos a apostar por ideas provenientes de otras partes de la compañía. Por
ejemplo, la gestora de estrategia de Australia decidió lanzarse a por una de las oportunidades existentes
en torno a la energía solar en el país, al considerar que resultaba interesante y estaba preparada para
apostar por ella. Las ideas externas llegaban de las relaciones con incubadoras locales, inversores de
capital de riesgo y centros de investigación.
Durante el primer año, la Startup Fab cultivó siete proyectos (tres internos y cuatro externos) de una
cartera de 250 propuestas recibidas en igual medida desde dentro y fuera de la compañía. Tras trabajar
en 20 de ellas, la plataforma acabó seleccionando 7 proyectos. Durante el 2018, fueron descartados tres
proyectos a lo largo del proceso y dos quedaron listos para ser derivados. Uno de ellos era una idea de
hacía 25 años para la que se habían desarrollado más de 60 prototipos y que nunca llegó a materializarse
en un producto. En la Startup Fab, el proyecto contaba con un producto y con clientes. La incorporación
de dos emprendedores externos para desarrollar la idea marcó la diferencia, ya que sabían cómo
montar una compañía.
Los trabajadores de Schneider Electric que participaban en estos proyectos abandonaban sus
puestos en la compañía, aunque no perdían su condición de empleados. Trabajaban a jornada completa
en la idea, utilizando procesos empresariales típicos como desarrollo rápido de prototipos, sprints,
obtención rápida de feedback de clientes y descubrimiento de clientes. La Startup Fab fijó el periodo de
incubación en unas doce semanas, aunque el equipo, de entre tres y cinco personas, realizaba una
considerable parte del trabajo por adelantado con el fin de comprender el mercado, sus catalizadores,
los segmentos a los que servir, los puntos problemáticos y el tamaño de la oportunidad. Durante las
doce semanas, el equipo trabajaba en el desarrollo del modelo de negocio mediante principios de
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
metodología del diseño: entrevistando a clientes, validando hipótesis, evaluando la viabilidad técnica
y del mercado, trazando la cadena de valor e identificando la forma de conseguir una posición
diferenciada. El resultado fue un plan de negocio que incluía tanto hojas de ruta como aspectos
económicos. Llegado ese punto, Schneider decidía si invertía en la nueva compañía mediante un fondo
semilla dedicado al Startup Fab o si integraba la idea en una de sus divisiones. El CEO de la startup
también debía decidir si se mantenía en ella o si retomaba su puesto anterior en Schneider.
El Consejo de la incubadora, integrado por altos directivos de Innovation @the Edge, así como por
gestores de las divisiones, revisaba cada mes todos los proyectos e informaba tanto a la startup como a
los mentores que Startup Fab había asignado a cada proyecto.
Schneider describió la iniciativa del siguiente modo: “Se trata de una iniciativa atrevida, que nos
permitirá gestionar mejor la dicotomía existente entre el enfoque sobre resultados de Schneider Electric
y los riesgos asociados a los nuevos negocios, principalmente al aceptar tasas de éxito similares a las
del capital de riesgo en un modo de ‘fracaso rápido’. En última instancia, el objetivo es desarrollar
nuevos negocios que puedan resultar útiles a Schneider Electric en un futuro inmediato”. La compañía
planeaba destinar alrededor de cinco millones de euros a la iniciativa.
Jean-Luc Meyer, anterior responsable de estrategia e innovación en las divisiones de Edificios y TI,
era el responsable específico de involucrar al resto de Schneider en las iniciativas de Innovation @the
Edge. Su red interna le permitía ponerse en contacto con cualquier persona de la compañía para
presentarle los proyectos. Por otra parte, entendía la cartera conformada por el fondo de capital de
riesgo, el fondo de fondos, la plataforma Startup Fab y las pistas aportadas por el grupo de scouting.
Meyer ayudaba a las startups a adaptar sus argumentos para que las divisiones los entendieran. Este
papel de “traductor” —del idioma de las startups al lenguaje corporativo, y viceversa—se reveló un
desafío considerable. Con todo, resultaba fundamental para ampliar la perspectiva de las divisiones
ante los cambios que se avecinaban en los mercados de Schneider.
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El equipo de Jean-Luc también exploraba proyectos de Horizonte 3 con empresas establecidas. Por
ejemplo, el segmento de las baterías se había vuelto muy dinámico, ya que existían distintas tecnologías
que abordaban diferentes aspectos del producto. Algunas de ellas se encontraban en grandes
compañías —por ejemplo, del sector químico—, mientras que otras las estaban desarrollando startups.
Las empresas automovilísticas eran las más interesadas en este segmento, ya que las baterías podían
determinar la transición a los coches eléctricos. Sin embargo, estas últimas acabarían abriéndose hueco
en los hogares. Schneider podía colaborar con otras grandes compañías en el desarrollo de tecnología
conjunta, logrando así una ventaja inicial. También podía trabajar de forma estrecha con startups que
ofreciesen una senda de comercialización mucho más rápida que las empresas automovilísticas,
lastradas por sus ciclos de desarrollo de más de cinco años.
Qmerit
Tracy Price fundó Qmerit en el 2016 basándose en una plataforma que había escindido de una compañía
incluida en la lista Fortune 500. La idea de una plataforma de gestión de plantilla combinada que
aprovechase los recursos de mano de obra interna, subcontratada y contingente se remontaba a su
experiencia desarrollando tanto Mesa Energy Systems (actualmente, EMCOR) como The Linc Group
(ahora, ABM). Price estaba intentando resolver el eterno problema de la escasez de mano de obra cualificada
que aquejaba a los oficios de la construcción, y que ahora se ha convertido en un grave problema.
A la hora de modernizar y mantener un edificio, sus propietarios debían tratar con hasta cincuenta
profesionales distintos, esto es, personas con competencias muy diversas que iban desde electricistas
hasta fontaneros. Mientras que algunos de ellos desempeñaban varios de estos oficios, otros solo
ejercían uno. Ni siquiera las grandes empresas contratistas sabían cuál era la mejor forma en que podían
alinear las competencias de sus empleados con las tareas asociadas a los pedidos de trabajo. El objetivo
original de Qmerit era asignar de forma óptima las competencias a los trabajos. Para lograr el mejor
emparejamiento, Qmerit también desarrolló una medida objetiva del desempeño de los contratistas a
lo largo de las distintas competencias denominada QCI (siglas en inglés de Índice de Contribución de
Qmerit). Esta herramienta permitía que los gestores de instalaciones controlaran todos los proyectos
en marcha en sus edificios, además de solicitar presupuestos y escoger al mejor contratista para el
trabajo en función de su QCI. A continuación, un filtro de “Mercado Inteligente” en la plataforma
determinaba quién era el recurso con “Mejor Valor” para cada pedido de trabajo. La meta era disponer
de un sistema objetivo y justo, de forma que los mejores contratistas fueran asignados a los mejores
trabajos.
Qmerit amplió su servicio original para incluir la segunda partida más costosa después de la mano
de obra: los materiales. El software optimizaba el coste total, incluidos materiales y mano de obra.
Muchas veces, los contratistas dedicaban tiempo a comprar materiales, sin pensar en que el coste del
viaje podía ser superior al de los propios materiales. Qmerit trabajaba con varios proveedores de
materiales para conseguir precios prenegociados agregando clientes y con un mercado online para
ingenieros de construcción, contratistas y otros profesionales. Su capacidad de contactar con
contratistas de pequeño y mediano tamaño daba acceso a Qmerit a un segmento que representaba,
aproximadamente, un 70% del mercado.
Uno de los proyectos que realizó con éxito fue el de la Comisión de Energía del Estado de California.
Este organismo poseía unos 50.000 edificios para los que necesitaba mejorar su eficiencia energética.
Qmerit fue seleccionada para establecer un Mercado de Eficiencia Energética que permitiera contratar
personal y realizar compras centralizadas para proyectos de eficiencia energética en California. Su
herramienta de medición QCI ofrecía una solución objetiva para seleccionar a los contratistas y,
además, permitía que los pequeños contratistas accedieran a materiales a precios competitivos. Qmerit
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
podía ofrecerles un kit de productos de Schneider a través de su mercado para mejorar la eficiencia
energética de los edificios, así como la formación necesaria, de modo que también brindaba a Schneider
acceso a un mercado en el que, de otro modo, no habría logrado entrar.
Aditazz
Deepak Aatresh fundó Aditazz en el 2010. Anteriormente, había trabajado como arquitecto e ingeniero
de diseño de chips en Intel y otras dos startups. Deepak consideraba que podía aplicarse una automatización
de flujos de trabajo similar a la del diseño de chips en el ámbito del diseño de hospitales. En una fase inicial,
los ingenieros diseñaban manualmente chips mediante un software de diseño asistido por ordenador (CAD).
En ese momento, los errores de diseño humanos eran los que generaban mayores costes. Por ello, los
ingenieros de chips desarrollaron un software sofisticado para verificar los diseños CAD realizados por
personas que representaban los datos de fabricación (denominados máscaras) de los chips respecto a las
normas de diseño que expresaban la intención funcional original. Poco tiempo después, los ingenieros habían
revertido este flujo de trabajo y utilizaban las normas funcionales para producir de modo automático las
máscaras de fabricación, eliminando así por completo los errores de diseño. Al emplear un enfoque modular
y combinaciones de librerías reutilizables, se logró sortear complejas interdependencias —como el tamaño
de la pastilla del chip, los límites energéticos y la frecuencia de operación— mediante algoritmos sofisticados,
de modo que los diseños se iban optimizando de forma iterativa para obtener el máximo rendimiento con
un coste determinado y, aún más importante, sin presentar error alguno. La automatización mediante
software de un flujo de trabajo humano complejo permitía conectar de forma rápida y directa los requisitos
funcionales y los datos de fabricación, que ahora podían transmitirse electrónicamente a la fundición para
crear chips que rindieran exactamente como se pretendía en un principio.
Deepak buscó otras industrias en las que fuera posible replicar un proceso similar, pero que también
contaran con una productividad y madurez tecnológica reducidas. Se centró en los hospitales. La
compañía desarrolló un software y unas librerías de diseño modular en las que la funcionalidad de los
hospitales era el insumo y el producto eran los planos que la empresa de construcción utilizaba
mediante piezas prefabricadas. Los insumos adicionales en el software de diseño incluían aspectos
como el presupuesto, el espacio, las normas de edificación y los niveles de servicio.
La startup atrajo varias rondas de financiación de capital de riesgo, que ascendieron a más
40 millones de dólares. Sin embargo, la industria tardó en aceptar la idea debido a su naturaleza
disruptiva. Además, el software suponía una reducción de horas facturables para arquitectos,
diseñadores e incluso para las compañías de construcción, que verían como el número de órdenes de
modificación se desplomaba durante la obra. La compañía ha virado ahora hacia otro modelo de
negocio que ayuda a los clientes a desarrollar una solución integral de software como servicio (SaaS)
en función de sus necesidades específicas de negocio. Recientemente, Katerra, otra startup de su
segmento, obtuvo 1.100 millones de dólares de financiación. 8 Entre sus fundadores se encuentran
antiguos altos directivos de Flextronics y Foxconn. Aunque parte de una idea similar a la de Aditazz,
está centrada en viviendas estándar y pone el acento en la construcción off-site y el montaje on-site. El
actual modelo de negocio de Aditazz cuenta con potencial para escalar más rápido desde el punto de
vista de la distribución, ya que su software contempla múltiples clases de edificios
8 Carson, B. (2018). SoftBank Leads $865M Investment in Katerra, Which Aims to Upend the Construction Industry.
www.forbes.com/sites/bizcarson/2018/01/24/katerra-construction-startup-softbank-fundraise/#7338366b6242. Fecha de
último acceso: mayo del 2019.
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
Costes
2017 Edificios Industria Infraestructuras TI corporativos Total
Ingresos 10.812 5.816 4.500 3.615 24.743
EBITDA ajust. 2.232 1.021 449 600 (651) 3.651
% EBITDA 20,6% 17,6% 10,0% 16,6% 14,8%
Costes
2016 Edificios Industria Infraestructuras TI corporativos Total
Ingresos 10.466 5.485 4.919 3.589 24.459
EBITDA ajust. 2.117 918 477 604 (618) 3.498
% EBITDA 20,2% 16,7% 9,7% 16,8% 14,3%
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
Anexo 1 (continuación)
Declaración de objetivos
En Schneider Electric, nuestro objetivo es atender a nuestros clientes mediante el desarrollo de
soluciones y productos innovadores que simplifiquen la vida de las personas que los utilizan. A través
de la combinación de nuestros conocimientos especializados y soluciones, damos impulso a nuevas
posibilidades.
Nuestra intención es aseguramos de que la vida siga en marcha (Life Is On) en todas partes, para
todos y en todo momento gracias a nuestra tecnología. Nos cercioramos de que nuestros clientes
dispongan de energía y que esta:
• sea eficiente, ofreciendo soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada mercado,
que simplifiquen la vida de nuestros clientes y potencien su eficiencia y productividad;
• sea sostenible, ayudando a los clientes a conseguir un futuro sostenible mediante la utilización
de menores recursos y la reducción del impacto sobre el medioambiente, y
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120-S20 Schneider Electric: apertura a la innovación externa
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
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Schneider Electric: apertura a la innovación externa 120-S20
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