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Sam Crescent
Jenika Snow
Ruina
Y
Resurgimiento
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Sinopsis
A veces caer en la ruina no significa que no puedas resurgir de las
cenizas.
¿Y dónde está el destino de Shakes con la única familia que alguna vez
tuvo… los Soldados de la Ira?
Capítulo Uno
Shakes había decidido renunciar a lo que amaba, por lo que había
derramado sangre, por lo que había matado, por… lo que habría muerto. Los
Soldados de la Ira habían sido su familia; lleno de hombres que llamó
hermanos. Hubiera dado su vida, su último aliento por cada uno de esos
miembros, pero eso fue antes de que Daniella entrara en su vida.
1 N. T.: En los club de motos los cortes hacen referencia a las marcas del club, y se denominan
a las cazadoras vaqueras con las mangas o cuellos cortados llevando las insignias del club,
transformándolos en chalecos.
Por huir con ella tan poco tiempo hace todos esos meses, Shakes habría
ofrecido su vida voluntariamente a Zeke. Sí, él había cometido un error
llevándosela e importándole una mierda si Zeke había amenazado a la mujer
de Demon, Deanna y a su bebé nonato. Todo en lo que Shakes había pensado
era en estar con la mujer que amaba, tratando de empezar de nuevo con ella,
y darle la vida que merecía… lejos de Zeke.
Miró los tatuajes ennegrecidos de su cuerpo, los que solían ser sus
marcas de los Soldados de la Ira. Ya no estaban, no después de que fuera
expulsado del club por traicionar a sus hermanos. Pero así es como tenía que
ser. No importa quién era un gilipollas en el club, si iba contra las reglas,
traicionando a sus hermanos, y poniendo en peligro la vida de las personas,
eso era todo.
Fue una maldita mierda; lo que no era una mentira. Cuando fue
expulsado, había perdido parte de sí mismo, una parte que nunca
recuperaría.
—Yo también te extrañé —dijo ella y se dio la vuelta para estar de frente.
La camiseta que llevaba era suya, demasiado grande, floja por delante, y le
daba una buena visual de sus grandes y gloriosas tetas.
Ella tragó saliva, miró a sus pies desnudos, y supo que tenía que
decirlo. Pero no podía dar forma a las palabras, en lugar de eso, giró y abrió
el cajón de debajo del lavabo, agarró el pequeño palo blanco y azul, y se lo
enseñó.
—Estoy embarazada.
Capítulo Dos
Daniella miró a su hombre, su marido, cuando él tomó asiento en el
inodoro. Estaba malditamente nerviosa. Habían pasado varios meses desde
que habían vuelto de su huida, y las cosas estaban empezando a
tranquilizarse, pero la vida todavía no era perfecta para ellos, ni por mucho.
La tensión entre Shakes y su padre, y con los Soldados había estado cerca del
punto de ruptura. Todavía lo estaba con su padre.
Hubo momentos en que ella vio a su padre, y estaba segura que estaba
planeando matar a Shakes. Es por eso que lo visitaba regularmente, para
recordarle que la perdería si hacía daño al hombre que amaba: al padre de su
bebé. Presionando una mano en su estómago, tomó asiento en el borde de la
bañera. Mordiendo sus labios, se metió un poco de pelo detrás de la oreja
mientras Shakes juntaba sus manos, mirando al suelo. Incluso desde donde
estaba sentada, vio la tinta negra donde le habían quitado sus tatuajes de los
Soldados. Cada vez que lo veía, se consumía con la culpabilidad.
—No. —Una cosa era permitir que un hombre viviera con su hija. Zeke
sabía que estaba teniendo sexo, pero no tenía que enfrentarse a la verdad.
Una vez que descubriera que estaba embarazada, Daniella no sabía cómo iba
a manejarlo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Esa era la razón por la que ella no
quería tener que lidiar con su padre. Daniella habría sido más feliz huyendo
y nunca regresando. Aunque lo habían hecho una vez, habían sido
encontrados. Se arriesgaron al infierno sólo porque querían estar juntos, y
aquí es donde terminaron para que eso sucediera. No muchas mujeres tenían
que pasar por este tipo de cosas.
—Pero no puedo hacer esto sin ti, Shakes. Si pierde los estribos, y te
sucediera algo, no sé si yo podría vivir conmigo misma.
—Lo sé. Siempre seré tu mujer, pero soy su hija. Él no me hará daño.
Sé que no lo hará.
haría cualquier cosa por ti. En todo el tiempo que he estado con Zeke, nunca
me ha lastimado. Ha hecho todo lo posible para protegerme, incluso si lo ha
jodido al hacerlo. —Ella presionó un beso en sus labios—. Incluso después de
todas las cosas terribles que has presenciado, tienes que darte cuenta que
estoy segura con mi padre.
—No me gusta.
—Lo sé, cariño. Lo sé. —Ella le rodeó el cuello con los brazos y se aferró
con fuerza. Nadie debería tener que encontrar excusas para mantenerse con
vida. Su excitación anterior había desaparecido. Shakes la tomó en brazos y
la llevó a la cama. El sexo estaba fuera de cuestión ahora, no después de la
oscura conversación que acababan de tener. Simplemente se abrazaron
fuerte.
a su reloj, vio que era poco más tarde de las diez. Pasando sus manos hacia
abajo por sus piernas, puso los ojos en blanco a los sonidos.
—Sí, más duro, Zeke, eres tan bueno, tan bueno. —Esto último fue
dicho con un fuerte grito.
Casi vomitó cuando oyó a Zeke gemir. Había sido mucho mejor cuando
ella no tenía ni idea de qué significaban todos esos gemidos. Se estremeció y
contuvo el aliento cuando la puerta se abrió. Una esbelta rubia vistiendo sólo
ostentosa ropa interior salió de la oficina. Zeke la siguió y se congeló cuando
vio a Daniella.
—Dani —dijo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Zeke, su tono era tan duro
como el acero.
—¿Cómo sabes siquiera sobre este maldito club? ¿Cómo diablos llegaste
aquí sin que los de seguridad te detuvieran o me lo hicieran saber? —
preguntó, con más enojo.
—Sé malditamente mucho sobre ti, y no es difícil pasar más allá de los
tipos que tienes custodiando el lugar. Parecen más interesados en las mujeres
desnudas que caminan alrededor que en alguien como yo. —Ella caminó más
allá de él—. Necesito hablar contigo.
—Dani…
—Lo siento.
—No quiero que lo sientas. Quiero que pienses sobre qué diablos está
pasando, y dejes de castigarlo por eso —le dijo.
—Dani… —dijo.
—¿Qué?
—Siempre supe que este día llegaría; realmente pensé que iba a estar
listo para esta mierda.
—Sí, lo hace. Quería decírtelo él mismo, pero pensé que sería mejor si
yo viniera a ti —dijo, finalmente comenzando a tomar asiento. Hizo una
pausa—. ¿La has follado en este asiento?
—No.
Ella se sentó y miró a su padre. Daniella vio por qué tenía mala
reputación. Había algo amenazante en él y, a veces, la asustaba. Pero él nunca
le había levantado la mano.
—No quiero que le pase nada malo a Shakes. Quiero que este niño tenga
a su padre, papá.
—Se suponía que tú estarías lejos de esta vida. Se suponía que debías
ser feliz.
—Soy feliz. Soy feliz con Shakes. Por favor, no me arruines esto.
—No. Estoy bien. Estoy en los primeros días. —Se llevó una mano a su
estómago—. No debería tener que venir y advertirle a mi padre que estoy
embarazada. Otras hijas no tienen que hacerlo. No debería pedirte que no
lastimaras al hombre que amo simplemente porque estoy embarazada.
—No, no lo somos. Quiero una vida normal. Shakes ha dejado tanto por
mí, y ahora estoy tratando de compensar todo lo que ha perdido. Los Soldados
ya no están, y todo es debido a ti.
Capítulo Tres
Zeke sabía que si quería una buena relación con Dani, con su futuro
nieto, necesitaba dar un paso en la dirección correcta con Shakes. Se plantó
en la entrada principal de la casa del club de los Soldados, los guardias le
impidieron la entrada. Los dos miembros del club, uno de ellos un novato,
hablaron por el móvil y lo miraron fijamente. Sabía que lo dejarían entrar.
Serían jodidamente estúpidos de no hacerlo.
El miembro con parche que sabía que se llamaba Nerd caminó lejos de
la puerta y se inclinó para mirar a Zeke.
Se dirigió hacia la casa del club, moviéndose más allá de los miembros
que colgaban afuera, sus desagradables miradas de mierda se dirigieron hacia
él, pero se aseguró de devolverles la mirada. Tenían bolas de acero ahora
porque él estaba solo, y estaba en el territorio de ellos, pero sus pollas serían
tragadas en sus ingles si este MC no los estuviera protegiendo.
Cuando se movió a la casa del club, la escena era algo con lo que estaba
familiarizado. Las putas del club estaban por todos los lados, medio
desnudas, sus tetas y culos colgando. Estaban follando, chupando pollas,
consiguiendo sus culos golpeados y desnudadas para los hermanos. Pero no
vio a ninguno de los miembros que tenían viejas damas, y Zeke sabía lo
suficiente sobre el club como para saber que no follaban por ahí una vez que
se asentaban. Pero Zeke nunca se asentaría, nunca abandonaría el dolor y
los coños en abundancia de sus clubes. Le gustaba bajar y ensuciarse, así
como infligir dolor y, finalmente, placer. Él era quien era, y que se jodiera
cualquiera que pensara que debía ser diferente.
El club pareció quedarse inmóvil cuando Zeke los miró fijamente, como
si todo su mundo se detuviera, esperando que el yunque golpeara el suelo,
causando el jodido apocalipsis.
—Si quieres hablar con Demon, esperas hasta que el presidente esté
preparado.
Striker miró a Zeke por un momento, y hubo algo en sus ojos que puso
a Zeke curioso. Era una oscuridad, el mismo tipo de oscuridad que el mismo
Zeke tenía.
Vio a Demon tensarse, pero luego el presidente del club se recostó hacia
atrás y remató su bebida.
Demon no dijo nada después de eso, pero pudo ver por la cara del
hombre que lo que Zeke dijo era la verdad.
Striker tomó otro chupito, giró, miró fijamente a las perras por todo el
club, y sintió que su polla se endurecía. Estaba cachondo como la mierda,
quería un coño apretado, pero todavía estaba furioso porque ese hijo de puta
de Zeke viniera a su territorio y actuara como si tuviera algún reclamo de
mierda. Podría tener poder, podría arrasar la ciudad con una
—Hombre, parece que estás listo para derrotar algunos culos. —A Nerd
le gustaba Zeke tan poco como el próximo bastardo.
—Bueno, ese gilipollas entró aquí, a punto de sacar el arma que tiene
metida en la parte baja de su espalda, y me puse en alerta.
—Solo ve a buscar una perra floja para follar, déjala que chupe tu polla,
luego fóllale el culo —dijo Nerd y comenzó a reírse—. Demonios, sé que estás
metido en eso de golpear culos y esa mierda. Hay algunas polluelas
verdaderamente enrolladas aquí que estarían más que felices de estar negras
y azules por ti.
Striker gruñó, sabiendo que había muchas mujeres a las que les
gustaba chupar una polla mientras les tiraban del pelo, o a las que les gustaba
el cinturón justo en la parte posterior de sus muslos. Steel, un miembro
metido en el tipo de sexo más áspero, dejaba marcas, y tenía a las chicas
gritando por más, no era tan diferente a Striker.
Striker podía querer a las mujeres esforzándose por él, pidiéndole que
se detuviera, pero no solo le gustaba el dolor y el placer. Le gustaba la
humillación, las palizas que obligaban a llorar, y a rogarle que se detuviera.
Pero él no podía parar, y algunas de las mujeres que folló se
dieron cuenta de que les gustaba lo que él tenía para dar, les gustaba que
fura áspero, duro e implacable con ellas.
Atrapó a la puta del club más cercana que caminó por allí, casi
arrastrándola hasta su cuerpo, y caminó por el pasillo hacia su habitación.
Sí, la follaría bien esta noche y trataría en no pensar en todas las cosas
oscuras y deliciosas que podría hacerle a una mujer en el lugar de Zeke.
Capítulo Cuatro
Shakes estaba en la casa de Zeke después de recibir la llamada de que
lo necesitaba, o más como una exigencia, para presentarse. Estaba cansado
tras la revelación de la pasada noche. Dani estaba embarazada, e iban a tener
un bebé. Estaba tan malditamente feliz por dentro, pero no podía demostrarlo.
La reacción de Zeke frenó toda la situación, y Shakes no sabía si estar feliz o
no delante de él.
—Yo no haría eso si fuera tú. Les he dicho a mis chicos que si oyen un
disparo y estoy muerto, te maten instantáneamente. —Zeke siempre iba un
paso por delante.
Shakes hizo una pausa y miró al hombre que podía hacerlo desaparecer
en un abrir y cerrar de ojos. Si Zeke realmente quisiera que él se fuera, ya
estaría muerto.
—¿Por qué más podrías estar aquí? —dijo Zeke—. Yo no quería que ella
estuviera en mi club de striptease. He intentado mantener esa mierda lejos de
ella.
—Bueno, estamos en este punto otra vez, Shakes —dijo Zeke—. ¿Tienes
los cojones de hacerlo?
—Que te jodan.
—¿Qué hay sobre ti? —La burla se filtró de la voz de Zeke. Shakes no
tenía ningún problema con la forma en la que Zeke lo veía. No podía soportar
al bastardo.
—¡Quiero que ambos bajéis las armas ahora! —les gritó nuevamente la
última palabra.
Ninguno de los dos bajó sus pistolas. Ella gruñó por su falta de
respuesta.
—No. Nada de cariño. Nada de nena. No hay nada. —Ella los miró del
uno al otro. Sus lágrimas caían por sus mejillas, y cada lágrima era como un
golpe en el estómago. Él lo odiaba. Shakes había prometido hacerla la mujer
más feliz del mundo, y había fallado—. Estoy embarazada. Una vida inocente
de la que vas a ser padre, y tú abuelo. No tengo madre. No tengo a nadie más.
Vosotros dos sois todo lo que tengo. —Se detuvo, y él la miró tomar un
estremecedor aliento—. Si vosotros dos no podéis dejar de intentar mataros
el uno al otro, entonces yo voy a hacer esto sola. No tengo ni puta idea de
cómo voy a criar a este niño por mi cuenta, pero lo haré. No lo quiero hacer,
pero lo haré. Te amo, Shakes, con todo mi corazón y alma. No quiero vivir sin
ti. Papá, hemos tenido un montón de problemas, y estamos trabajando a
través de ellos. No quiero pasar el resto de mi vida peleando contigo.
Shakes no creía que ella necesitara ser tan directa, pero estaba
orgulloso de la fuerza que tenía.
cabeza—. Mátame ahora, y termina con esto. Pero que sepas que sin importar
lo que sea, incluso si he desaparecido, siempre estaré en tu vida, a través de
mi hijo. Y puedes decirle a mi hijo o hija por qué yo no estoy cerca. Puedes
mirar a tu nieto a los ojos y decirle que tú fuiste el que se llevó a su padre.
—No puedo matarte; Dani está en lo cierto. Podemos jugar a este juego
por un largo tiempo, pero la verdad es que tenéis un bebé en camino. Mi hija
decidió elegirte, y tengo que aceptarlo. No es lo que quiero, pero hemos
terminado. —Shakes asintió—. Hablé con Demon hoy —dijo Zeke.
—¿Por qué?
—Él te informará sobre eso. Solo sé que lo que hice, lo hice por mi hija.
—No jodas al club, Zeke, y no jodas con la vida de Daniella. Soy una
parte de ella a largo plazo.
—No, no me arrepiento.
—¿Por qué?
—Cuando formas parte del club, tienes que aceptar que la muerte es el
final del juego. Acepté la muerte ya que no tenía nada por lo que vivir.
—¿Y ahora?
—Tengo a Dani que perder, y el club no puede darme nada que me haga
querer arriesgarme a perderla. Antes de Dani, yo elegí la muerte; después de
Dani, elijo la vida.
Capítulo Cinco
Striker se ajustó la gorra de béisbol en la cabeza, se subió el cuello de
su chaqueta de cuero, y se movió hacia el club de BDSM. Había oído que este
era malditamente hardcore; sabía que la excitación que sentía en su sangre
podía ser muy peligrosa. Estaba yendo a los dominios de Zeke, a su territorio,
y necesitaba asegurarse de estar alerta. No había usado su corte, no estaba
dejando ver las marcas de su club.
Esta noche, estaba aquí para ver, para ver si lo que veía lo hacía querer
más, querer jugar con un fuego aún más caliente.
completamente indefensas para él. Sus lágrimas era un toque añadido; estaba
más duro que una roca cuando veía esas relucientes gotas. Él ya las habría
lamido para quitárselas de sus mejillas, haciéndolas llorar más fuerte cuando
susurrara cuanto disfrutaría golpeándolas, dejando sus bellos cuerpos negros
y azules.
—Si desea participar, paga por una membresía. Sólo están permitidos
los participantes voluntarios, y si alguien dice una palabra de seguridad, te
detienes o consigues tus huesos rotos. —El gorila miró fijamente a Striker—.
Aparte de eso, todo vale. —Empujó la puerta abierta a tope, y sin esperar a
que le dijera otra cosa, Striker entró.
Las paredes a cada lado parecían de cuero negro, la iluminación era del
mismo color que el letrero del exterior había otra puerta al final del pasillo,
donde esperaba otro gorila. Abrió la puerta cuando Striker estaba lo
suficientemente cerca, y Striker entró en la enorme sala. Los techos parecían
tener nueve metros de alto, las vigas metálicas expuestas, y una descarga de
adrenalina lo atravesó.
mayoría del tiempo, quisiera sacarle la mierda de vida del pequeño cabrón.
Caminó hacia Dominion, el que era más hardcore, tenía una clientela
más discreta, y era el único club en el que podía explorar por completo sus
necesidades más oscuras. El sonido de una mujer lloriqueando llegó a través
de la oscuridad. Se detuvo, escuchando y lo oyó de nuevo, cruzando la calle
y hacia la oscuridad del callejón.
—Harías bien en callarte y tomar esto como una buena pequeña puta.
Ella lloriqueó.
—Sal como la mierda de aquí —le dijo el tipo a Zeke sin mirarlo.
—Será mejor que te vayas, o voy a meterte una bala en la polla antes
de dispararte a los pies, para que tengas que salir arrastrándote de aquí, como
si fueras una serpiente —dijo Zeke con una mortífera voz calmada.
—La próxima vez que una mujer diga no, eso significa parar como la
mierda, hijo de puta. —Zeke se dio la vuelta y lo dejó sangrando en el suelo,
sintiendo una descarga de energía fluir a través de él. Podría ser un mal hijo
de puta, malvado para la mayoría, peligroso para todos, pero no iba a dejar
que una mujer vulnerable fuera violada en un callejón. No, Zeke mataría al
cabrón que pensara tomar algo de una mujer que ella no estuviera dispuesta
a dar.
Capítulo Seis
No había nada como un poco de violencia para calmar al monstruo
siempre presente dentro de Zeke. No pensó en el hombre que acababa de
castigar en ese sucio callejón oscuro. En cambio, sus pensamientos volvieron
a su hija y a su nieto. Bueno, estaba tan enojado porque Shakes había
embarazado a su hija. Durante un tiempo, había estado contento de fingir
que, aunque estaban juntos, no estaban teniendo relaciones sexuales.
Estúpido pensamiento, pero fue lo que lo mantuvo alejado de Shakes. Ahora,
tenía la evidencia de que Shakes estaba tocando a su niña, y eso lo enojó.
Sin embargo, amaba a Daniella, y ella era muy parecida a él, por lo que
sabía que cumpliría su amenaza, y él nunca conocería a su nieto. No quería
eso. Lo que no quería era pensar en su hija teniendo sexo. ¿Qué tipo de padre
alguna vez quiso saber lo que hacía su hija a puertas cerradas? Él seguro que
no. Él era un tipo, sí, y sabía la mierda retorcida que pensaban los chicos. No
todos eran como él, pero aún así, la mayoría de los chicos querían follar.
—Hola, jefe.
Aparte de Shakes.
Tora no estaba en su oficina por placer. Ella había sido una niña muy
traviesa.
La había follado un par de veces. Su coño no era del todo bueno, ya que
estaba flojo como una jodida puta del crack queriendo su próxima dosis. Su
culo todavía proporcionaba una buena fuente de liberación, y le encantaba
cuando ella le suplicaba que se detuviera, todo mientras lo cabalgaba más
duro mientras lo follaba.
Abriendo la jaula, sacó a Tora y se aseguró que ella estuviera sobre sus
pies.
—La próxima vez que pienses en hablar a las otras chicas, piénsatelo
de nuevo. No eres más que un polvo, Tora. No significas nada para mí, y le he
dicho a los hombres que eres mercancía libre. Ellos quieren follar, tú estás
dispuesta, pueden hacerlo.
—Eso es violación —dijo un poco sin aliento. A ella le gustaba fingir que
no le gustaba.
—Mi relación con los Soldados no tiene nada que ver contigo, o con el
hecho de que estés aquí —dijo—. Sé lo que es necesitar un cierto tipo de
liberación. Este es el único club que atiende ese tipo de oscuridad. Las
mujeres aquí siempre están dispuestas. Puedo aceptar un motón de mierda,
pero la violación no es una de ellas, así que pongamos eso por delante de
inmediato. Tengo una hija y no permitiré ese tipo de mierda. Ahora, si deseas
que se escenifique una escena de violación, y la mujer está dispuesta,
consiente y toda esa mierda, entonces muy bien.
—¿El club?
—¿Puedo hacer lo que quiera con las mujeres mientras ellas lo deseen?
Zeke asintió.
—Sí.
—Ahora, todas las chicas tienen una palabra segura. No te paras, y los
guardias te harán parar. Te romperán los dedos, las piernas e incluso tu
maldito cuello, ¿lo entiendes?
—No voy a lastimar a una mujer a menos que ella quiera que lo haga.
No podía dejar que le pasara cualquier cosa a su niña. Zeke tenía que
corregir lo que había jodido cuando negó la solicitud de Shakes para estar con
su hija. En primer lugar, necesitaba encontrar a alguien para follar, y trabajar
fuera esta agresión que había asumido.
Capítulo Siete
Aunque Shakes ya no tenía los parches de los miembros de los
Soldados, todavía mantenía contactos con ellos. No se arrepentía de haberse
ido del club un día, no cuando eso significaba estar con Daniella y convertirse
en padre.
Llevó su moto hasta la parte delantera del club, después de que los
chicos de la entrada lo dejaran pasar. Cuando se quitó el casco y las gafas de
sol, miró fijamente al MC, y una punzada de tristeza lo inundó. No era por
arrepentimiento, sino porque este había sido su hogar, su familia. Era cierto
que todavía los veía como su familia, todavía veía a cada miembro como a un
hermano. Pero no estar ya en el club significaba que ya no tenía esa
interacción constante con ellos. Infiernos, desde que había sido expulsado,
realmente no había visto mucho a los muchachos, realmente no había
interactuado con ellos de la forma en la que solía hacerlo. Las llamadas
telefónicas que había tenido con Demon no habían traído ese amor fraternal
que habían tenido, que le gustaría sentir.
—Vine para hablar con Demon —dijo Shakes, aunque sabía que Nerd
probablemente supiera por qué estaba allí. Probablemente todos lo hacían.
Nerd se enderezó.
—Sí, todos sabemos por qué estás aquí —dijo totalmente serio—.
Vamos, hombre, Demon está adentro, y el club está esperando.
—¿Qué?
Demon asintió.
—Él quería que fueras readmitido en el club porque quiere arreglar las
cosas con Daniella, y piensa que haciéndonos traerte al club lo pondrá a
buenas con ella.
—Vamos a dejar clara una cosa, no me importa que Zeke quiera ponerse
a bien con su hija. No acepto las demandas de los sociópatas. No hago tratos
ni tomo órdenes de tipos que hayan puesto en peligro a este club y a las
personas que me importan. —Hubo un momento de silencio, pero Shakes no
respondió.
habríais hecho lo mismo por vuestras viejas damas, habríais olvidado a todo
el mundo excepto a ellas, y al final, el resultado habría sido el mismo para
cada uno de vosotros.
Shakes asintió.
Esa había sido su traición, y esa era la razón de por qué él había sido
expulsado. Podría haber ido mucho peor. Podría haber acabado con él siendo
nada salvo un cadáver descomponiéndose en la tierra. Pero él estaba aquí,
respirando, viviendo la vida con la mujer que amaba, y preparándose para ser
padre. Por eso, todo lo que había sucedido mereció la pena totalmente.
—Lo sé. No lamento nada, pero todavía no sé por qué estoy aquí. No es
que no me guste estar cerca de todos vosotros, pero, bueno, ya sabéis que
esto es una especie de jodienda con mi cabeza.
Capítulo Ocho
Shakes se recostó mirando a cada uno de los hombres que todavía
consideraba hermanos. Esto se suponía que no debería estar sucediendo. Si
lo admitían de vuelta después de lo que pasó, parecerían débiles. Otros clubes
tratarían de tomar su territorio. Cualquier club que intentara traer a un tipo
después de lo que Shakes había hecho debería ser desafiado.
—Pensamos en ese vínculo, pero no es por eso por lo que queremos que
regreses al club —dijo Demon—. Lo creas o no, esta fue una decisión
unánime.
Shakes se recostó.
En realidad, había sido un maldito largo día; todo lo que quería hacer
era irse a casa y rodearse de Dani. Ella era su premio, la única mujer por la
que movería cielo y tierra para amar y proteger.
—Yo no iría con otro club, Demon. Si no soy un Soldado, no soy nada,
y estoy feliz de aceptar eso. —Dejando salir un suspiro, miró a todos sus
hermanos—. Os dejé a todos caer, pero no puedo volver a saltar dentro. Tengo
que tomarme tiempo, hablar con Dani sobre este tema, y mierda, no sé. Tengo
que aclarar la mierda por mi cuenta.
—Nada. Estaba preocupada por ti. No llamaste para decir que ibas a
llegar tarde. Mi padre dijo que te habías ido hace una hora o así.
—Tengo que irme a casa. —No estaba de humor para lidiar con él.
Subiéndose a su moto, salió del aparcamiento sin mirar atrás. A pesar de que
había sido genial volver a ver a los chicos, Shakes se percató de repente de
que le encantaba irse a casa cada noche con Dani.
La vida del club había sido todo lo que había conocido durante mucho
tiempo, pero ahora mismo, mientras conducía hacia su mujer, la madre de
su hijo nonato, no se perdió la violencia del MC. Seguro, le encantaría volver
a estar allí, estar con su familia, con los hermanos, pero cuanto más pensaba
en ello, creía que no podría aceptar su oferta. Aun así, tenía que hablar con
Dani sobre esto.
Mierda, necesitaba estar con Dani. Ella era la única cosa en el mundo
que en realidad tenía cualquier sentido para él. Se centró en llegar a casa con
su mujer. Fue sólo cuando estaba aparcando en el camino de
—Sí, estoy bien. —Se desnudó del todo y se metió en la bañera detrás
de ella, y descansó contra él. La dura longitud de su polla presionaba contra
su espalda; alcanzó por detrás de ella y comenzó a acariciarlo.
—Háblame, Shakes.
Shakes ahuecó sus pechos, acariciando sus pezones con sus palmas.
—¿Pensaba que una vez que estabas fuera se había acabado todo?
—Esto no tiene nada que ver con mi padre, ¿verdad? —preguntó ella. A
Zeke siempre le gustaba intervenir donde no debería.
—Pidió que me volvieran a aceptar, pero no creo que sea por eso por lo
que Demon lo pidió.
—¿Eso es todo?
—Vale.
—Yo sólo quiero que seas feliz, Shakes. Eso es todo lo que quiero.
—Cuando estoy contigo, soy feliz. Tú me haces feliz. —Él ladeó la cabeza
hacia atrás, golpeando su boca sobre la de ella—. Ahora tengo la sensación
de que mi mujer necesita ser follada.
Ella le sonrió.
—Oh, nena, vas a conseguirlo. Mira, hoy ha sido un día muy estresante
para mí, y la única forma en la que puedo lidiar con algo así es follando.
Quiero follarte. Voy a pasar toda la noche follándote.
Capítulo Nueve
Dani agarró su polla, y antes siquiera de que pudiera pensar en línea
recta, tenía su pene en su boca. Lo succionó, lo acarició con su lengua, y
luego le ahuecó las pelotas con una mano. Él gimió, cerrando la boca y
apretando sus dientes. Shakes la miró ahuecar sus mejillas y tomar más de
él en su boca hasta que la cabeza de su erección golpeó la parte posterior de
su garganta.
La hizo ponerse de pie, clavó sus labios contra los de ella y le metió la
lengua en la boca. Durante varios largos segundos, no hizo nada más que
follar la boca de ella con la suya.
Ella respiró fuerte. Su boca estaba hinchada, roja por sus besos y por
haberle hecho una mamada, y finalmente asintió.
Ella era todo para él. Le mostraría que significaba para él más que cualquier
otra cosa en este planeta.
Él gimió.
Con las manos sobre su pecho, él sintió que ella se deslizaba por su
abdomen hasta que presionó sus dedos contra su erección. Gimió cuando ella
lo tocó, agarrando su pene con su pequeña mano.
Cuando ella gimió contra él, él movió sus manos para ahuecarle el
trasero, y apretó los globos.
Levantándola del suelo, adoró que ella fuera todo curvas, todas suyas.
Ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura de inmediato, molió su coño
contra su verga, y él gruñó por el contacto. La dura longitud de su polla
aguijoneó entre sus piernas. Con sus bocas aun fusionadas, y sus piernas
envueltas en él firmemente, se trasladó hacia la cama. La dejó
Pero estaba demasiado lejos para los juegos previos. La empujó hacia
atrás sobre la cama hasta que ella estuvo recostada allí una vez más, sus
piernas abiertas, y sus labios se separaron mientras ella exhalaba con fuerza
por la excitación.
Necesitaba hacer esto bueno para ella, porque ella no se merecía nada
menos.
—Mírame cuando te estoy tocando, nena —dijo con una voz dura. Él se
había endurecido naturalmente de las experiencias que había vivido, pero
estaba tratando de ser el hombre que ella se merecía.
Ella sabía dulce y ligeramente almizclada, era suave bajo sus labios, y
sintió esa cuerda en él tensarse apretada antes de partirse por la mitad.
Comenzó a lamer y chuparla, envolvió sus labios alrededor de su clítoris hasta
que ella estuvo tirándole del pelo y lloriqueando. Ella movió sus caderas hacia
adelante y hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo, empujando el coño
firmemente contra su boca, y luego la sintió explotar a su alrededor cuando
ella se corrió.
—Eres tan hermosa, nena… Tan mía —susurró Shakes—. Eres mía,
nena. Nadie te tendrá salvo yo. Jamás.
Aunque ser amable con ella venía de forma más natural que nunca en
su vida, Shakes aún tuvo que controlar su deseo de penetrarla. Ella estaba
embarazada de su bebé, y tenía que ser amable. La acarició con suaves
movimientos de sus dedos, boca y lengua, hasta que la piel de gallina se formó
a lo largo de su piel.
—Cada parte de ti es mía. —Él movió sus manos hacia arriba para que
descansaran justo por debajo de sus pechos. No pudo evitar sino continuar
diciéndole que ella era suya, irrevocablemente, indiscutiblemente—. Mírame.
—Esperó hasta que ella le obedeció, y luego le acarició los pechos, acarició
sus pezones, y le encantó que ella se arqueara bajo su toque.
hecho esto en la sala de reunión, pero quería un terreno neutral, quería poder
mirar a su ex presidente sin los recuerdos de la vida del club justo en su
rostro.
—Escucha, quiero decir, toda esa miera que sucedió con Zeke, aunque
no me arrepiento de tomar a Daniella y hacer lo que hice. —Miró, sabiendo
esto, necesitando decírselo a Demon—. Quería decir que lo siento por no
importarme una mierda el hecho de que Zeke amenazara a Deanna y a tu
hijo. Estuvo mal, jodidamente mal, y yo no estaba pensando en nadie sino en
mí mismo.
Shakes asintió.
—Es por eso que, aunque yo ya no pueda estar en el MC, quiero poder
ayudaros. Me necesitas, y allí estaré.
Demon asintió.
Su esposa, su hijo, esos eran lo que importaba en su vida por encima de todo
ahora.
Capítulo Diez
Zeke se situó en su aislada sección del Dominion Club miró al otro lado
de la habitación, y sonrió cuando vio a Striker. Siempre era una gran
sensación cuando él tenía razón sobre un hombre. Desde el primer momento
en que miró a Striker, había reconocido la oscuridad dentro de él. Sintió algo
dentro de él que siempre se desviaba hacia el lado oscuro.
—Aquí tiene, Señor —dijo Louise, entrando en su lugar aislado. Ella era
una de las pocas mujeres que permitía en su dominio mientras estaba en
Dominion. Ella también era la mujer que había estado follando en su oficina
cuando Dani lo había estado esperando. Joder, ni siquiera quería pensar en
su hija oyéndolo joder. Al igual que no quería pensar en su hija follando con
un hombre, o follando en absoluto.
—Zeke —dijo.
—Espero que eso te ayude a dormir por la noche después de todo lo que
has hecho —dijo Demon, colgando el teléfono.
El lío causado por Shakes y Daniella había sido todo por su culpa.
Odiaba admitir que estaba equivocado. Lo único que amaba en todo el mundo
era a su hija. Dani significaba el mundo para él, siempre lo había hecho, y
siempre lo haría. Ella era la hija que nunca pensó que tendría.
Fue a causa de su amor por ella que temió por su seguridad todo el
tiempo. No pasó un día sin que él pensara que sus enemigos podrían llegar a
ella. Incluso ahora, tenía a tres de sus hombres protegiéndola. Se aseguró de
que vivían cerca de ella y que podrían mezclarse sin ser detectados.
La última cosa que quería hacer era lidiar con un nuevo envío de
mujeres que querían follar para ganarse la vida. No sabía por qué hacía lo que
hacía, pero era el mejor en esto. Frotándose los ojos, Zeke respiró
profundamente antes de levantarse de la silla de su oficina.
—¿Qué?
—Realmente hay una lista completa de cosas. —Ella nunca había hecho
nada parecido, y después de que él fuera a ver a Demon, había querido hacer
algo especial para él—. Zeke no te va a matar, lo que creo que es increíble.
Vamos a tener un bebé. —Se puso la mano en el estómago—. Y luego estás tú
y el club.
—Te amo.
—Amas al club.
—Te amo más a ti. Cuando estaba con los Soldados, sólo existía. Me
has dado una razón para amar y vivir el resto de mi vida. —Él presionó un
beso en sus labios—. Cuando veo mis tatuajes tachados, pienso en el hecho
de que mi vida comenzó de nuevo.
—Sin embargo, si eres una niña, voy a necesitar que seas muy buena.
Estarás castigada hasta los cuarenta, e incluso conseguiré que tu abuelo
contrate a un hombre para matar a cualquier tipo que incluso te mire como
si fueras sexy. —Él la miró—. Si te pareces en algo a tu madre, serás una
mujer muy atractiva.
—Mira ese jugoso coño. —Él se quitó la ropa rápidamente y estaba entre
sus muslos, lamiendo su coño.
Ella podría escucharlo hablar toda la noche. Fue un alivio ser poseída
por un hombre al que realmente amaba.
Hundiendo sus dedos en su pelo, ella cerró los ojos y disfrutó con el
placer que la lengua de él estaba creando.
Si Shakes le decía que estaba feliz, ella le creería. No tenía sentido tratar
de discutir con un hombre que conocía su propia mente, y Shakes ya estaba
decidido. No había nada que ella pudiera hacer para cambiar eso. Nada.
Capítulo Once
Zeke estaba situado en el callejón de Dominion, un cigarrillo entre sus
labios, las luces de las farolas de la sucia calle, proporcionando un resplandor
de colores apagados. La camioneta oscura que venía hacia ellos contenía las
adquisiciones más nuevas de Zeke.
4 Un chulo, un proxeneta.
más honorable ser un chulo a gran escala? Joder no, pero eso le hacía una
tonelada de mierda de dinero, y por eso, seguiría haciendo el trabajo sucio.
Se veían bien, limpias, pero haría que su médico de la calle las revisara
realmente bien, se aseguraría de que no llevaran nada que pudieran pasarle
a su clientela y le diera una mala reputación. Él era conocido por tener a su
alrededor a las chicas más malditamente limpias.
—¿Cuál es tu nombre?
—¿Te hicieron daño? —le dijo en voz baja, por lo que solo ella le
escuchó. Ella miró sobre su hombro al hombre, miró a Zeke y, finalmente,
sacudió la cabeza.
Él asintió una vez, soltando su barbilla y girándose hacia los dos hijos
de puta.
—La recogimos con las otras chicas. Ella ya estaba golpeada cuando
llegamos a ella, pero comenzó a pelear. Tuvimos que demostrarle que no había
ninguna necesidad de eso.
—¿Así que también pusisteis vuestras manos sobre ella? —dijo Zeke,
aún manteniendo la calma mientras daba un paso hacia ellos—. ¿Tomasteis
a una mujer poco dispuesta que ya estaba herida y la lastimasteis más? —
Zeke estaba controlado, pero furioso.
—Mírame —le dijo, su voz profunda. Había algo en ella, algo que tenía
a su cuerpo intensamente apretado. No era porque ella hubiera sido herida,
pero había algo, cuando la miraba, que tiraba de su lado protector. Quería
matar a cualquiera que la hubiera tocado y puesto el miedo en sus ojos—.
¿Quién te tocó? Dime sus nombres.
Pero cuanto más lo miraba ella, más sentía ese instinto protector en él
para asegurarse de que nunca más volviera a ser lastimada. También se dio
cuenta de que ella no le diría nada. Pero Zeke se lo sacaría. Descubriría quién
la hirió, quién la hizo sentir así.
Epílogo
Shakes estaba haciendo a su mujer un batido cuando sonó su móvil.
Su embarazo ya estaba empezando a afectar a su apetito; ella ya tenía
náuseas matutinas y anhelaba ciertas cosas. Esa misma mañana, había sido
arrancado de su sueño por el sonido de vómitos. Saltando de la cama, le
sostuvo el cabello mientras ella vomitaba todo. Él lo había odiado y no podía
soportar la impotencia que lo embargaba. No había nada que él pudiera hacer
para ayudarla, o quitarle el dolor, y eso lo odiaba más que cualquier otra cosa.
—Una chica fue llevada contra su voluntad, quiere saber quién la tomó,
de dónde es ella, todo.
—Me amas.
—Joder, me pillaste.
—Está delicioso.
—Mira, puedo hacer algo con mi tiempo. —Se metió en la cama junto a
ella, pasándole la mano a través de su estómago—. ¿Nuestro pequeñín está
causando algunos problemas?
—Lo sé. Vamos a ser increíbles, y vamos a amar a nuestros hijos, sin
importar nada.
Dani sonrió, y con esa sola sonrisa, Shakes supo que él iba a conseguir
una buena follada esta noche.
—Me veo gorda —dijo Dani, quejándose de su culo por enésima vez
mientras Shakes aparcó el coche en el parking de la casa del club de los
Soldados de la Ira.
necesitaba darle a Demon. No hubiera sido tan difícil de hacer, pero Zeke no
sólo había querido saber dónde fue llevada Alessandra, y los hombres
involucrados. Deseó saberlo todo.
—No la has visto todavía. Por todo lo que sabes, ella podría estar
quejándose. —Él se desabrochó el cinturón de seguridad, saltó fuera del
coche, y giró a su alrededor hasta el lado de ella.
Sus tatuajes estaban tachados, y no montaba con ellos, pero eran sus
hermanos. Lo que había comenzado como una necesidad puramente egoísta
de su parte para tener a Dani fue, de hecho, el mayor y mejor punto de
inflexión en su vida. Amaba a Dani, amaba su vida, y pronto, iba a amar a su
hijo.
Demon y los chicos se volvieron hacia ellos. Era la primera vez que Dani
había estado en la casa del club desde que se casaron.
Fin
Staff
Traductora
Mdf30y
Correctora
Lelu
Lectura final
Laavic
Diseño
Lelu – Laavic
Próximamente
Sam Crescent – Jenika Snow
Serie Soldados de la Ira
5 – La manera que me gusta
Huyendo de su antigua vida, la
inocente Elena se encuentra
inmersa en el mundo de los
motociclistas alfa, la dominación y
la libertad. Controlada toda su
vida, salta de cabeza a la seguridad
que ofrece Striker, y no mira hacia
atrás. Cuando Striker se da cuenta
de que Elena huye de una retorcida
familia que ha arreglado su
matrimonio, él se ofrece a ayudarla.
No se trata de que Striker sea
noble; él es egoísta y ve la sumisión
natural en ella.
El Dom en él la quiere en su cama,
quiere controlarla en todos los
sentidos. Cuando Elena se da
cuenta que el tipo de relación que
Striker quiere llega a los oscuros
deseos que guarda en su interior,
ella sabe que quiere explorar todo lo
que tiene para ofrecer. Sus
sentimientos hacia él se vuelven
más profundos, más intensos, y
Elena no quiere nada más que
aceptar esta nueva vida con
Striker, incluso si es totalmente extraña y la asusta.
Cuando descubren que su familia aún la persigue, Striker y los Soldados de
la Ira MC, un grupo de motociclistas peligrosos y violentos, saben que deben
protegerla a toda costa. Elena elige poner su vida en sus manos.
Al final, ¿Striker quiere más que solo una sumisa dispuesta a calentar su
cama y saciar su apetito?
Jenika comenzó a escribir a una edad muy temprana. Su primera historia consistía
en una joven que viajó a una isla exótica y encontró una muñeca mágica. Esa historia
ha desaparecido hace mucho tiempo, pero otras han tomado su lugar.
Ella ama crear nuevos personajes y ahondar en los mundos que crea. Cuando no
entra en pánico por una historia o discute con un personaje, se la puede encontrar
en su cocina creando todo tipo de caos. Al igual que sus historias las creaciones en
su cocina pueden ser algo dudosas, pero a veces las cosas salen bien.
contactar.sd@gmail.com