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Durante los meses de febrero y marzo del año en curso me dediqué a leer poesía escrita
en lenguas originarias de México, un poco por curiosidad, un poco porque el programa de
la materia que imparto lo demandaba.
Puse atención a una antología pequeñisíma que aguardaba en mi biblioteca: Lenguas de
América (La Ceibita, No. 22/Fondo Editorial Tierra Adentro, 2016). Fue en este material
que encontré un poema estremecedor de Mikeas Sánchez: “Nereyda se soñó en New
York”, del que cito algunos versos:
Un solo poema bastó para comprobar que la palabra funciona como un tejido para crear
lazos entre los registros más ancestrales y los aspectos más crueles de la modernidad. El
poema del que hablo retrata los sueños de una ore´yomo, pero refleja la experiencia de
muchas otras mujeres y hombres que se atreven a imaginarse frente a los escaparates de
otros países.
Mujeres, sobre todo mujeres. Mikeas escribe sobre la experiencia femenina. En Mojk`jäyä
(Pluralia, 2013), único libro en físico que pude encontrar de Mikeas, incluso hay toda una
sección dedicada a celebrar, mediante la palabra, el hecho de ser mujer:
Soy mujer
y celebro cada pliegue de mi cuerpo
cada minúsculo átomo que me forma
y donde navegan mis dudas y esperanzas
Todas las contradicciones son maravillosas
porque me pertenecen
Soy mujer y celebro cada arteria
donde aprisiono los secretos de mi estirpe
y todas las palabras de los ore`pát1 están en mi boca
y toda la sabiduría de las ore`yomo 2están en mi saliva
1
Hombre zoque
2
Mujer zoque
El cuerpo femenino es un asunto que ronda muy de cerca la poesía de Mikeas. Es curioso
que en la reflexión que gira en torno a la corporeidad se descuide el tema de la
experiencia. Dado que uno existe en la carne, deberían evidenciarse los lazos que hay
entre cuerpo y la forma de ser. Muchos de los poemas de Mikeas exploran esas otras
formas de ser mujer, son protagonistas en sus letras las mujeres marginales: las
migrantes, las pertenecientes a culturas que históricamente han agredido los cuerpos y la
existencia femenina. Puede observarse en el poema que transcribo a continuación:
Rama
El tema de las fronteras atrae mi interés. Las franjas que dividen y enfatizan la diferencia.
Los límites que nos aíslan en la individualidad y que nos acorralan para sentir que
entender al otro es imposible. Pero no hay límites para la poesía. El canto es precisamente
la insistencia por entablar diálogos, por entendernos a nosotros y entender a los otros
como seres sensoriales, el canto nos hace asimilar que todos estamos participando en el
mundo. “Nombrar las cosas” es precisamente el título de un apartado del libro Mokaya3,
se trata de un canto a las deidades ancestrales; once poemas en los que se ponderan
aspectos vitales para la cultura zoque, la danza, la palabra, la tierra y sus procesos
productivos:
Tres
(Fragmento)
Regreso al poema que me invitó a la lengua de Mikeas Sánchez: “Nereyda se soñó en New
York” fue escrito en lengua zoque; mis alumnos y yo lo leímos en español; por iniciativa de
uno de mis estudiantes (un chico de 17 años, hijo de padres migrantes) fue trasladado al
inglés. Así la trayectoria del canto nos rebasó, la poesía es el lenguaje que lo entiende
todo, excepto el tema de las barreras.
Entender y expandir, supongo que de eso se trata la poesía. Pienso ahora en otro poema
de Mikeas, que encontré en la red:
3
Mojk´jäyä, Pluralia, 2013.
disposición hacia la escritura es un intento de rescate sí, pero también es un intento
solidario hacia la humanidad.
Soy Mokaya
soy hombre y soy mujer
Mojk´jäyä
la flor del maíz
la palabra cantada
la dolorosa palabra
cultivo la palabra
cultivo la tierra