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Lección Bíblica: “El tesoro escondido”

Mateo 13:44-46

Texto clave: Filipenses 3:7 NVI “Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia,
ahora lo considero pérdida por causa de Cristo.”

Introducción:

Preparar un escenario con un cofre que contenga diferentes cosas que puedan ser
consideradas como un tesoro. Ejemplo: Dinero, joyas, chocolates, perfumes caros, ropa
fina, etc. También hacer un mapa del tesoro y simular que estamos buscando un tesoro
en alguna isla abandonada y que al final después de mucho buscar, lo encontramos.
Cuando lo hallamos, el maestro que representa la historia debe ponerse muy contenta y
comenzar a sacar varias cosas del cofre. Exclamar algo como: ¡Al fin encontré el tesoro
después de tanto buscar¡!Qué alegría!¡Ahora soy rico! Luego despedirse de la audiencia.

Luego volver a aparecer en escena y comentar sobre la búsqueda de un tesoro.


Preguntas a los niños si alguna vez han encontrado un tesoro o han jugado a la búsqueda
del tesoro. ¿Qué sentimos cuando al fin lo encontramos, mucha alegría, ¿verdad? El día
de hoy continuando con las parábolas de Jesús aprenderemos sobre una que tiene que
ver con un tesoro encontrado.

Historia Bíblica:

¿Recuerdan lo que era una parábola? Si, es una historia que nos enseña sobre Dios y su
palabra. Estamos compartiendo primeramente sobre las parábolas del reino. Pero ¿cuál
reino? Seguramente cuando hablamos de reino, enseguida viene a nuestra mente
imágenes como coronas, reyes, palacios majestuosos y todo eso. Bueno, el reino del que
hablamos es el reino de Dios, de Jesús. Y todas esas cosas también se relacionan con el
reino de Dios. Cuando Jesús estuvo acá en la tierra él le hablaba a la gente de un reino
que vendría sobre el mundo y le enseñaba a la gente que debían aceptar ese reino y
formar parte de el. Para que le gente le entendiera mejor, el hacia comparaciones con
cosas conocidas del diario vivir. El comparo su reino con muchas cosas como una semilla
de mostaza, con la levadura que se echa en el pan, con una red de pescar y hoy vamos a
mencionar otra comparación, la comparo con un tesoro.

Jesús contó que el reino de los cielos era como un tesoro escondido que un hombre una
vez encontró en un campo. Seguramente el hombre estaba recorriendo el campo, o
trabajando en él cuando de pronto tropezó con algo duro en el suelo. Entonces, comenzó
a cavar y cual no fue su sorpresa al ver que era un tesoro lleno de grandes riquezas.
Cuando lo encontró se llenó de mucha alegría y ¿saben qué hizo? Pues vendió todo lo
que tenía y compró aquel campo. Valía la pena vender sus posesiones ya que iba a
obtener algo más grande, un tesoro que supliría todas sus necesidades.

Aplicación:

Esta parábola nos enseña que el reino de Dios o también llamado reino de los cielos es
tan valioso como un tesoro. Lo que Dios nos ofrece en su reino es tan valioso, tan grande,
tan hermoso, que ninguna cosa de este mundo se compara con el. Podemos pensar qué
cosas son considerados tesoros hoy en día. Un teléfono último modelo, una mansión, un
carro del año, ropa y zapatos de marca, una bola firmada por tu deportista favorito.
Muchas cosas, pero lo más valioso es ese gran tesoro que es Jesús. Jesús vino al mundo
a dar su vida por nosotros, nos compró con su valiosa sangre y cuando le aceptamos en
nuestro corazón formamos parte de ese reino que quizás ahora no vemos pero que un día
veremos cuando estemos con Jesús en el cielo. Y tendremos acceso a palacios, reyes,
piedras preciosas, lugares hermosos en el cielo. Pero Dios también nos ha dado grandes
tesoros estando acá en la tierra como:

- La salvación.
- El perdón de nuestros pecados.
- Grandes bendiciones de sabiduría e inteligencia.
- Una herencia.
- Vida eterna.
- El Espíritu Santo que siempre está en nosotros y con nosotros.
- La respuesta a nuestras oraciones.
- La palabra de Dios.
- La iglesia.

Todas estas cosas son para nuestro disfrute acá en la tierra y cuando estemos en el cielo
tendremos muchos tesoros también:

- La vida eterna.
- Una corona de gloria.
- Una ciudad hermosa para vivir.
- Calles de oro por donde caminar.
- Alegría por siempre.
- Salud permanente.
- La presencia real de Jesús con nosotros.

Y muchas otras cosas más que no nos imaginamos. Entonces, vale la pena dar todo lo
que tenemos por ese tesoro. ¿Ya lo tienes? Lo más preciado que puedes entregar por
ese tesoro del reino es tu corazón a Jesús, tu vida entera para seguirle y servirle a él. Te
invito si quieres recibir ese tesoro que es Jesús en tu corazón, a orar por un momento.
(Hacer una oración de entrega a Dios)

Enseñanza del versículo: Ana Medina, encargada, Manualidad: Juanita Murillo,


encargada.

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