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Art. 511.- El recurso de apelación deberá presentarse ante el juez que dictó la resolución impugnada, y a
más tardar dentro del plazo de cinco días contados a partir del siguiente, al de la comunicación de aquélla.
En el escrito de interposición del recurso se expresarán con claridad y precisión las razones en que se
funda el recurso, haciendo distinción entre las que se refieran a la revisión e interpretación del derecho
aplicado y las que afecten a la revisión de la fijación de los hechos y la valoración de las pruebas. Los
pronunciamientos impugnados deberán determinarse con claridad.
Al escrito de interposición podrán acompañarse los documentos relativos al fondo del asunto que
contuviesen elementos de juicio necesarios para la decisión del pleito, pero sólo en los casos en que sean
posteriores a la audiencia probatoria o a la audiencia del proceso abreviado; y también podrán acompañarse
los documentos anteriores a dicho momento cuando la parte justifique que ha tenido conocimiento de ellos
con posterioridad a él.
Es oportuno dejar en claro que, tomando en cuenta que el Código Civil salvadoreño
equipara los términos de dominio con el de propiedad, como consta en la cita
legal supra consignada, cuando se hace mención de “la propiedad”, deberá entenderse
que dicha cita se refiere también al dominio, pues este derecho real es conocido
con ambas acepciones. Lo anterior aunque alguna doctrina –Molinario– desde una
perspectiva estrictamente académica y doctrinaria, insiste en la separación de ambos
conceptos; empero, al partir de la definición contenida en el Art. 569 C., es acertado desde
nuestra legislación denominarlos en el mismo sentido, más allá de las distinciones
meramente académicas.
Así también, desde la doctrina, el dominio se concibe como “Poder de usar y disponer de
lo propio. […] Para el Derecho Civil, dominio significa tanto como propiedad o plenitud de
facultades legalmente reconocidas sobre una cosa” [Cabanellas de Torres, Guillermo.
“Diccionario Jurídico Elemental”, Editorial Heliasta, 15ª edición, 2001. Pág. 135]; y el
mismo autor en el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual define dominio como: “[...]
facultad de usar y disponer de algo, y en especial de lo que por eso es propio [...] siendo
que en el ámbito jurídico lo define con palabras de Sánchez Román como: “[...] derecho
constituido en cosa corporal, que otorga a una persona el poder exclusivo de su libre
disposición y aprovechamiento, sin más limitaciones que las establecidas por las leyes o
por la voluntad del transmitente”.
Ossorio, haciendo acopio de diversos elementos tanto doctrinales como legales se refiere
al dominio como: “Poder que uno tiene de usar y disponer libremente de lo que es suyo.
Derecho real en virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la voluntad y a la acción
de una persona. Plenitud de los atributos que las leyes reconocen al propietario de una
cosa para disponer de ella. Plena in re potestas: total potestad sobre una cosa.” [Ossorio,
Manuel. “Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales”, Datascan, 1ª edición
electrónica]. Mientras que entendiéndolo como propiedad se dice que: “[...] es el derecho
real que tiene una persona llamada propietario para usar, gozar, y disponer directa e
inmediatamente de manera perpetua, exclusiva y absoluta de un bien corpóreo e
individualizado, estando las demás personas obligadas a respetar el ejercicio de ese
derecho” [Felipe de la Mata Piñaza, Roberto Garzón Jiménez “Bienes y Derechos Reales” p
120]