Está en la página 1de 36

1

Este documento lo realizó Letra Por Letra sin fines de


lucro y sin ninguna intención de dañar al autor. Ninguno de
los colaboradores de este foro (traductores, correctores o
diseñadores) recibe a cambio incentivos monetarios por su
trabajo, el único incentivo es el reconocimiento de nuestros
seguidores lectores. Por ello, te pedimos que si tienes la
oportunidad y solvencia.
¡Apoya al autor comprando sus libros!
2
Cada proyecto que realiza Letra Por Letra, es con el
único fin de complacer al lector y dar a conocer al autor.

¡Disfruta tu lectura!
STAFF
Traducción
Mrs. Grey

Corrección
Mrs. Zimmermann

Última revisión
Mrs. Darcy
4

Diseño
Mrs. Hunter
NOTA DE AUTOR
Este libro se tituló originalmente Cock and Balls y apareció por
primera vez en la antología Cocktales.

5
SINOPSIS
¡Una boda escocesa de los Hermanos Harris!
Este relato corto se publicó por primera vez en la antología
Cocktales. Se lee bien de manera independiente, pero se disfrutará
más si lees primero CHALLENGE.
El único futbolista profesional, Camden Harris, es lo
suficientemente arrogante para fugarse a Escocia con su prometida y
dejar atrás a la Familia Harris.

6
CAPÍTULO 1
COMPAÑEROS DE EQUIPO ENGREÍDOS

Camden

—¡Specs! —grito mientras corro por el césped hacia mi


prometida. Ella está en medio del campo de Tower Park rodeada de
un mar de balones y tiene sus manos sobre mi hermano Booker.
Normalmente, las manos de mi mujer sobre otro tipo me harían
entrar en un ataque de celos. Pero Specs, la doctora Indie Porter, es la
médica asistente del equipo del Bethnal Green F.C., así que tengo que
lidiar con ello.
7
El Bethnal es el club de fútbol -o equipo de fútbol, como lo
llaman los americanos- que dirige mi padre, Vaughn Harris, en
Londres. Es donde mi hermano menor, Booker, y mi hermano
gemelo, Tanner, juegan. El año pasado, estuve al lado de ellos hasta
que firmé con el Arsenal. Nuestro hermano mayor, Gareth, juega en
el Manchester United. Somos una familia de futbolistas hasta la
médula. Y aunque nuestra hermana, Vi, no juega, es la aficionada más
ruidosa que oirás en las gradas en cualquiera de nuestros partidos.
No hace falta decir que todos comemos, dormimos y respiramos
fútbol. Por eso pensé que mi vida había terminado cuando me rompí
el ligamento de la rodilla el año pasado.
Estaba empapado de lodo de un partido lluvioso cuando me
llevaron en camilla al Hospital Royal London. Con mi carrera
futbolística en peligro, me sentía tan mal como nunca antes me había
sentido.
Entonces, una impresionante pelirroja de cabello rizado, con
unas gafas con estampado de guepardo y una boca sexy y elegante
entró en la sala de exploración, diciendo que era doctora.
Pensé que era demasiado joven y guapa para ser doctora, pero
resultó ser mi cirujana y brillante en eso.
Ella es demasiado buena para mí, que es exactamente la razón
por la que puse un anillo en su dedo hace varios meses.
—¡Oye! ¡Quita tus manos de mi hermano, promiscua! —digo,
mientras pateo algunos balones perdidos y alcanzo a Indie, que está
encorvada mientras estira el tendón de Booker.
Retrocedo la mano y le doy una nalgada a mi prometida con un
satisfactorio chasquido.
—¡Ay, Camden! —chilla Indie. Sus manos inmediatamente
sueltan la pierna de Booker y vuelan hacia atrás para frotar su trasero.
Me mira con ojos amplios y enfadados que están enmarcados por un
par de gafas rojas—. ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Este es mi lugar 8
de trabajo! No puedes entrar aquí y hacer eso.
Pongo los ojos en blanco ante su reacción exagerada. He crecido
en este campo. Aquí es donde aprendí el juego del fútbol. No hay
absolutamente nada que pueda hacer aquí que pueda escandalizar a
alguien.
Rodeó a Indie con mi brazo y la empujo a mi lado.
—Relájate, Specs.
—Cuando tu padre dirige el equipo, nadie pestañea.
Yo libero mi agarre de ella, para agacharme y agarrar uno de los
muchos balones de fútbol que hay repartidos a nuestro alrededor. Me
alejo, empiezo a hacerlo rebotar sobre mis rodillas y asiento con la
cabeza a Booker, que sigue tumbado en el césped.
—Hola, Book.
—Cam —responde Booker, llevándose la rodilla al pecho para
estirarse como era perfectamente capaz de hacer todo el tiempo.
El muy descarado.
Miro a mi hermosa prometida, que me está lanzando dagas. Sus
ojos marrones son tan impresionantes como siempre, pero no parecen
calmados por mis palabras.
—Hablo en serio, Cam. No puedes venir al campo a verme
cuando te apetezca.
Dejo de patear el balón y lo aferro a mi cadera.
—¿Por qué no?
—Porque es poco profesional.
—¡Ay olvídalo! Ya has roto las reglas por mí antes —respondo
con un guiño.
Los recuerdos de Indie jugando a la doctora sexy y yo siendo el
paciente travieso serán el punto destacado de mi vida cuando mis 9
pelotas estén viejas y caídas.
Los romances prohibidos siempre tienen el sabor más dulce.
—Bueno, ya no —replica ella con firmeza—. No necesito que
nadie más hable basura sobre mí porque estoy comprometida con el
hijo del director.
Ella cierra los ojos y hace una mueca como si no hubiera querido
decir la última parte.
Dejo caer el balón y me volteo hacia mi hermano.
—¿Quién está diciendo tonterías?
Booker se levanta hasta quedar sentado y apoya los brazos en
las rodillas.
—Tanner y yo los ponemos en orden. No te preocupes, Cam.
—Dime. —Casi gruño y pateo el balón en alto hacia la portería
que está a más de medio campo de fútbol. Rebota en la barra superior
y falla.
De la nada, Tanner salta sobre mi espalda tensa. Su barba me
hace cosquillas en la cara mientras grita:
—¡Eh, hermano! ¿Qué haces aquí? ¿Ya te han despedido los
artilleros?
Trata de agarrarme por la cabeza, pero lo empujo y le doy una
patada a otro balón en señal de frustración.
—No... ya he terminado por hoy. ¿Qué es esta mierda que estoy
escuchando sobre el equipo que habla mal de Indie?
—¡Camden! —exclama Indie, tratando de agarrar mi brazo y
tirar de mí hacia ella—. Déjalo. Lo tengo controlado.
Los ojos de Tanner se entrecierran mientras se cruza de brazos
y me mira fijamente. Es difícil tomarlo en serio con su moño y su
barba de Dumbledore. 10

Sin embargo, ha perdido todo el humor en su cara, así que sé


que esto no es un asunto de risa.
—He tenido unas palabras con ellos —afirma con un tono
sombrío que es muy poco habitual en él.
—¿Palabras con quién? —pregunto con los dientes apretados.
Me echo hacia atrás para patear otro balón. Este entra fácilmente en
la red—. ¿Qué están diciendo?
Por el rabillo del ojo, veo a Booker negar con la cabeza a Tanner.
Mi presión sanguínea se dispara.
—¿Qué no me están diciendo? Quiero oírlo todo.
Tanner exhala con fuerza.
—Tenemos que decírselo, Book.
Booker hace una mueca de dolor y se quita los guantes de
portero antes de ponerse en pie de un salto.
—Escuché a algunos de los chicos decir que sólo pusiste un
anillo en el dedo de Indie como un truco publicitario para tu nuevo
equipo.
—¿Qué? —digo, pasándome las manos por el cabello. Aprieto
los mechones fuertemente en mis puños porque preferiría estar
golpeando sus caras. Muchos de los tipos solían ser mis compañeros
de equipo. ¿Quién coño diría eso?
—¡Chicos, paren! —exclama Indie, tratando de interponerse
entre los tres para detener nuestra conversación, pero esencialmente
la hemos dejado fuera. Este es un momento que no puede ser
interrumpido. Si Gareth estuviera aquí, estaría iniciando la Harris
Shakedown.
Tanner me mira directamente y responde:
—Dicen que no tienes ninguna intención de casarte con ella. 11
Incluso decían que el anillo es falso.
—¡Mis puños de furia van a volar, carajo!
Mi cara se calienta de rabia mientras giro sobre mi pie y pateo
cuatro balones seguidos. Tres de los cuatro anotan en la portería.
El último rebota por encima de la barra superior porque lo he
pateado demasiado por debajo.
Mis ojos recorren todo el campo y se dirigen al resto de los
jugadores que se dirigen hacia los vestuarios del lado opuesto.
Empiezo a caminar.
—Es hora de que tenga unas palabras con algunos de mis
antiguos compañeros de equipo.
—Lo hemos manejado, hermano —dice Tanner, agarrándome
de los brazos y jalándome hacia atrás—. Confía en mí. Booker y yo
fuimos multados por manejarlo.
Indie se precipita delante de mí y me empuja el pecho.
—¡Camden, sólo vas a empeorar las cosas!
Su voz se quiebra al final con una emoción apenas contenida. Es
entonces que mi rabia se atenúa. Apagada. Aplastada por la mujer de
la que estoy enamorado.
Miro hacia abajo, a los ojos brillantes de Indie, y se me
revuelven las tripas.
—Indie, dicen que no quiero casarme contigo porque no hemos
fijado una fecha —le digo con los dientes apretados, aunque no hace
falta que se lo explique a ella. Es la persona más inteligente que
conozco—. Hay dos maneras en las que podemos arreglar esto. O fijas
la fecha ya, o les apago las putas luces de un puñetazo.
La cara de Indie se arruga de preocupación mientras muerde
nerviosamente su labio inferior.
Su ansiedad me mata porque ella tiene todo el poder aquí. Yo
quería casarme de inmediato, pero ella era la que arrastraba sus 12
malditos pies.
Mi mandíbula se tensa cuando le suplico una vez más.
—Specs, fija una maldita fecha ya.
Se aleja de mí y empieza a recoger apresuradamente los balones
perdidos.
Meses. Han sido meses en los que mi brillante prometida ha
evitado esta conversación conmigo y estoy cansado de ello.
Con un fuerte suspiro, me volteo hacia Booker y Tanner.
—Díganme de cuánto son sus multas para que les pueda
devolver el dinero. Ustedes no tienen que pelear mis batallas por mí.
—Vete a la mierda —gruñe Tanner mientras se aprieta la cinta
del cabello—. Somos los Hermanos Harris e Indie es nuestra amiga.
Es tanto nuestra lucha como la tuya.
Booker asiente con la cabeza y ambos cruzan los brazos sobre
el pecho, fijando claramente su decisión en piedra. Después de un
momento de mirarlos, finalmente asiento con un silencioso
agradecimiento y me dan una palmadita en la espalda antes de salir
del campo.
Indie sigue completamente concentrada en colocar los balones
perdidos en el saco, tratando claramente de evitar hablar conmigo.
Me acerco a grandes pasos y me agacho para agarrar un balón.
—¿Es un trabajo típico del médico del equipo?
—No —responde rápidamente, y luego se ajusta las gafas
mientras se deslizan por su nariz.
—Specs —le digo su apodo en voz baja y me acerco a ella
mientras se agacha para recoger otro balón—. Specs —repito
mientras ella tantea para dejar caer el balón dentro con una sola mano.
La bolsa cae al suelo y varios balones se desparraman a nuestros
pies. Levanto el brazo y le agarro las mejillas con las manos para 13
obligarla a mirarme.
Sus ojos se mueven nerviosos a su alrededor mientras
comprueba si hay gente que pueda estar observando.
—Camden, por favor —dice, con la voz llena de emoción,
mientras intenta zafarse de mi abrazo.
—No —respondo, quitando mis manos de su cara y rodeando su
cintura para abrazarla a mí.
Indie nunca ha sido muy cariñosa, pero ha cambiado conmigo.
Cuando estamos juntos en nuestra casa de Notting Hill, se muestra
completamente abierta.
Ahora mismo, me recuerda a la cirujana cerrada que fue criada
por padres fríos e insensibles que la dejaron sola en internados durante
la mayor parte su vida.
—Indie, amor, cásate conmigo para que podamos poner este
estúpido chisme a dormir.
Sus ojos se abren de par en par.
—¡No me voy a casar contigo porque un par de tipos no saben
mantener la boca cerrada en el vestuario! —se queja.
—Entonces cásate conmigo porque te lo he pedido. Cásate
conmigo porque quiero dar el siguiente paso contigo.
—¿Y quién asistirá a esta boda? —pregunta, soltándose de mis
brazos y pasándolos por debajo de las gafas mientras caen lágrimas
errantes de sus ojos—. ¿Toda tu familia y mi única amiga, Belle? Sin
mencionar el hecho de que Belle está casada con Tanner, ¡así que
técnicamente es tu familia!
—¡Y qué! ¿A quién le importa a quién invitamos? Todo el
mundo te quiere.
—Mis padres ya ni siquiera me envían tarjetas de cumpleaños.
¿Crees que van a asistir a la boda de su única hija? Lo dudo mucho. 14

Mi corazón se desploma cuando la verdad sale por fin a la luz.


Indie ha estado aplazando la fecha de la boda por culpa de sus
horribles padres.
—No necesitamos a tus padres allí —respondo con los dientes
apretados—. A decir verdad, ni siquiera los quiero allí.
—¿Quién me llevará al altar? —solloza, y el dolor en su cara me
atraviesa. En un instante, quito todos los balones de mi camino y la
atraigo a mis brazos.
Presiona su cara contra mi pecho mientras su cuerpo tiembla
contra mí.
Hace tiempo que no la veo ponerse emocional por sus padres.
Soy tan imbécil por no darme cuenta de que esto es lo que la ha estado
molestando.
—A cualquiera de mis hermanos le encantaría llevarte al altar.
Puedes elegir. —Le paso la mano por la nuca y se hunde en mí un
poco—. Sé que mi padre se sentiría honrado, Specs. Diablos, te
acompañaré por el pasillo yo mismo si me dejas.
—Lo siento, Camden —murmura contra mi camisa antes de
mirarme, sus ojos marrones llenos de dolor y vergüenza—. Esto es
tan estúpido. No debería preocuparme por esto, pero lo hago. No
quiero ser la novia que todos compadecen porque sólo hay una amiga
en su lado de la iglesia.
—¡Entonces casémonos solos! —respondo, subiendo el tono de
mi voz.
Ella se burla y me empuja en el pecho.
—¿Lo dices en serio? Tu familia te mataría.
—¡Me importa un bledo!
Le levanto la barbilla para que me mire a los ojos y vea lo serio
que estoy. 15

—Me preocupo por ti y por mí. Mi familia lo superará. La


mayoría de ellos, al menos. Tanner probablemente llorará durante
unas semanas, pero estará bien.
Indie sonríe ante la imagen y mueve la cabeza de lado a lado.
—No es posible que nos fuguemos, ¿verdad? —pregunta, su voz
suena ligeramente esperanzada.
—¡Podemos hacer lo que queramos! —exclamo, levantando las
manos—. Hagámoslo este fin de semana. Los dos estamos libres, lo
que básicamente nunca ocurre en el mundo del fútbol. Es una señal,
Specs. Está destinado a ser.
Indie se muerde el labio y se ajusta las gafas, pensando
claramente en todos los detalles como la nerd sexy que es.
—¿Estás completamente seguro de que estás bien con que sólo
seamos nosotros? No quiero que hagas esto por lo que los jugadores
están diciendo, y no quiero que te arrepientas.
—Estoy cien por ciento seguro de que quiero casarme contigo
este fin de semana... Sólo nosotros —añado, acercándome y
abrazándola a mí de nuevo. Aprieto mi frente contra la suya y
susurro—: Vamos a hacer que esos bastardos arrogantes cierren sus
malditas bocas.

16
CAPÍTULO 2
EL GAITERO ENGREÍDO

Indie

—¡El gaitero está listo para ustedes! —dice la organizadora


de la boda con un marcado acento escocés, mientras me miro en el
espejo del vestíbulo del hotel en Gretna Green, Escocia.
Llevo un sencillo vestido de novia plisado y sin tirantes. El color
marfil complementa mi piel clara, y la falda es lo suficientemente
amplia como para que se sienta como un vestido de novia. El escote
corazón le da un toque más sexy y la fila de botones en la espalda le
da un toque de elegancia. Sin accesorios y definitivamente sin gafas. 17
Estoy deseando que Camden me vea.
Sólo tuvimos tres días para preparar todo, y hacerlo todo sin que
su familia se enterara fue increíblemente difícil. Esos cinco hermanos
Harris están metidos de lleno en la vida de los demás. Su hermana
llamó tres veces cuando estábamos en el tren ayer. Incluso mi mejor
amiga, Belle, casi se dio cuenta de las cosas cuando me pilló de
compras en nuestro antiguo vecindario en el este de Londres hace un
par de días. Ha sido un torbellino.
Pero a Cam siempre le han gustado los retos.
Ahora estamos aquí, en el vestíbulo del Hotel de Gretna Green,
un pueblo del sur de Escocia, sobre la frontera de Inglaterra. Es
famoso por la fuga de bodas, que se remonta en el siglo XIX. Los
jóvenes amantes cruzaban la frontera para desafiar a sus familias y
casarse en secreto, que es perfecto para lo que Cam y yo estamos
haciendo.
La familia Harris va a enloquecer cuando descubra lo que hemos
hecho, pero no podría ser más feliz ahora mismo. Desde el
emocionante viaje en tren, hasta la llegada a la estación, a la escolta
en limusina, todo ha encajado en su sitio. La organizadora de bodas
se encargó de todos los detalles, incluyendo habitaciones de hotel
separadas para la noche anterior. Para mí era importante tener algunos
aspectos tradicionales en nuestra fuga. No quería perder todos los
elementos de una boda normal sólo porque fuera una decisión
improvisada.
En nuestra cena romántica de la noche anterior, juro que no
podíamos borrar las sonrisas de nuestras caras porque sabíamos lo que
íbamos a hacer. Ni siquiera la lluvia en el día de mi boda me hará caer.
Atravieso el vestíbulo hasta la salida trasera que conduce a un
impresionante jardín lleno de setos perfectamente cuidados y un
gigantesco árbol de arce rojo japonés.
Las gotas de lluvia brillan en los pétalos de las flores de brezo
púrpura que se dirigen hacia un pequeño estanque donde Camden 18
espera.
—Cuando estén listos —dice la organizadora de la boda,
entregándome un paraguas abierto—. Buena suerte.
Se aleja mientras me meto debajo y salgo a la ligera niebla.
Un hombre mayor se acerca a grandes pasos por detrás de ella,
vestido con una falda escocesa tradicional y llevando una enorme
bolsa con una enorme gaita en los brazos.
Sonríe con sus dientes torcidos y dice con su marcado acento:
—Dicen que la lluvia en el día de la boda significa buena suerte
para la fertilidad. —Me lanza un guiño lujurioso y no puedo evitar
reírme.
—Es bueno saberlo.
—¿Estás lista, jovencita? —me pregunta, poniendo la caña de
su instrumento en su boca.
Agarro mi ramo de rosas rosadas y le hago un rápido gesto con
la cabeza.
—Completamente lista.
Y así, sin más, estoy caminando por un hermoso -aunque
húmedo- jardín escocés con un gaitero tradicional escocés guiándome
por el pasillo.
Cuando cruzo con cuidado un impresionante puente arqueado
de barandillas rojas, veo por fin a mi futuro marido de pie, alto y
orgulloso, bajo la rústica pagoda.
Camden, por supuesto, va vestido con una falda escocesa. Fue
un poco chocante cuando dijo que quería llevar una. Pero cuando la
organizadora de la boda me mostró el tartán para el nombre de Harris
y casi lloró de alegría, yo no pude decir que no.
Dios, realmente se ve sexy. 19

Los calcetines hasta la rodilla son exactamente como los que


lleva en el campo de fútbol, y la chaqueta del traje se adapta a él a la
perfección. ¿Qué puedo decir? Me gusta mi hombre con falda.
Mi atención se desvía cuando el gaitero que está delante de mí
tropieza con una piedra. Suena una nota nasal que da escalofríos
mientras cae al suelo y se golpea el codo. Sin pausa, me apresuro a
acercarme a él y dejo caer mi paraguas en el suelo.
—¿Estás bien? —pregunto, entrecerrando los ojos a través de la
lluvia y poniendo mi mano libre en su tobillo.
Los ojos del escocés se abren de par en par.
—Tu cabello, jovencita. Tu vestido. —Casi tira la gaita mientras
agarra el paraguas para sostenerlo sobre mi cabeza desde su posición
en el suelo.
—Está bien —afirmo, echando mi larga melena pelirroja hacia
atrás, detrás de los hombros.
El peluquero se pasó horas domando mi melena hasta
convertirla en unos mechones perfectamente lisos, pero supe que no
duraría nada en cuanto vi la lluvia. Pelo rizado, problemas.
—¿Te has hecho daño? Parecía que te habías torcido el tobillo.
Quédate quieto mientras echo un vistazo.
Sus ojos están casi ocultos entre las arrugas que se apoderan de
toda su cara.
—Sí, estoy bien como la lluvia. Sólo un viejo que no puede
mirar por dónde camina. —Se limpia el lodo de la rodilla y sonríe
disculpándose.
Yo sonrío y sacudo la cabeza.
—Debe ser difícil con esa cosa atada a tu frente.
Asiente y me devuelve el paraguas para que pueda ponerse de 20
pie. Con gran esfuerzo, se levanta del suelo y se ajusta la gaita sobre
el pecho.
—Vamos a casarlos, ¿o no? ¿O tal vez quieres dejar a este
pequeño joven y huir conmigo en su lugar? Lo prometo, soy más ágil
de lo que parece.
Estallo en carcajadas mientras el engreído gaitero me mueve las
cejas sugestivamente.
—¿Todo el mundo está bien? —La voz de Camden desvía mi
atención mientras miro y lo veo acercarse. Ha dejado su posición bajo
el altar donde intercambiaremos nuestros votos. La lluvia resbala por
su chaqueta de lana y sus brazos, pero hay algo en sus ojos azules en
la luz gris del día que es de ensueño.
—Estamos bien —respondo riendo—. Aunque es bueno que
hayas venido. Creo que nuestro orgulloso gaitero estaba a punto de
llevarme a las Tierras Altas.
Camden frunce el ceño ante el anciano, que no parece
intimidado, mientras se coloca la caña en la boca y comienza a tocar
de nuevo con una floritura extra y más movimientos de cejas.
Cam se voltea hacia mí confundido.
—Creo que debería acompañarte el resto del camino. No me fío
del brillo de los ojos de ese tipo.
Con una enorme sonrisa, extiendo el brazo y le agarro la mano,
tirando de él bajo el paraguas conmigo.
—Me parece perfecto.
Me sonríe al ver mi cara mojada por la lluvia, la suya igual de
húmeda que su cabello alisado hacia atrás. Cuando su cuerpo se
aprieta contra el mío, al instante deseo que hayamos terminado con la
parte de la boda y estemos en nuestra cabaña de luna de miel.
—Es extraño verte sin tus gafas, Specs —murmura Camden
suavemente, con un brillo malvado en sus ojos.
21
—Es extraño verte con falda, Camden —replico, mirando hacia
abajo y mirando su chaqueta, su chaleco y su corbata roja de tartán, a
juego con su falda escocesa.
—Se llama falda escocesa. Es muy varonil —corrige con la
mandíbula apretada—. Y espera a que veas lo que hay debajo. Eso sí
que es varonil.
No puedo evitar soltar una risita y poner los ojos en blanco, una
respuesta muy familiar cuando se trata de mi futuro marido. Me da un
beso en la frente y se aparta para mirar mi cuerpo entero.
—Si fuera más inteligente, te habría dejado luchar un poco más
en la lluvia.
—¿Y eso por qué? —pregunto, con las cejas fruncidas mientras
miro mi vestido que tiene un gran centímetro de lodo en el dobladillo.
—Porque tu vestido es blanco. —Mueve las cejas y mira mi
pecho con una mirada lasciva.
—Creo que eres más engreído que el gaitero —murmuro en voz
baja y le golpeo en las costillas con mi ramo.
—Y tú eres la mujer más guapa que he visto nunca —responde
rápidamente, su cara pierde todo el humor mientras me mira fijamente
al alma.
Mi reacción instintiva es quejarme de mi cabello estropeado o
de mi maquillaje corrido, o tal vez quejarme de que no tuve tiempo
de arreglar mi vestido y ahora está arruinado por la lluvia. Pero estoy
demasiado feliz para dejar que todos esos pensamientos nublen mi
mente. Hoy me voy a casar con Camden Harris y nada me va a
desanimar.
Mientras seguimos al gaitero por el pasillo, Camden sostiene el
paraguas sobre nosotros y se inclina para susurrarme al oído.
—Oye, Specs, ¿para qué Snoop Dog necesita un paraguas?
Lo miro con curiosidad.
—¿Para qué? 22

—Para la llovizna.
El juego de palabras de Camden hace que una carcajada brote
inesperadamente de mi vientre, y creo que ha tomado al gaitero
desprevenido porque se le ha vuelto a escapar una de esas notas
agudas.
Por suerte, no se ha tropezado.
Finalmente subimos a la seguridad de la pagoda en una pieza
empapada. Nuestras bromas anteriores se olvidan cuando el juez
comienza el servicio.
Camden y yo nos colocamos uno frente al otro, tomados de la
mano bajo los faroles de cristal colgantes que hacen titilar luces
amarillas a nuestro alrededor. Un calefactor portátil me calienta mis
brazos y hombros desnudos mientras me ajusto el vestido sin tirantes.
Me limpio algunas salpicaduras de lodo en la falda, que sólo acaban
manchándolo, y al instante me siento transportada a la primera vez
que conocí a Camden.
Estaba cubierto de lodo y tumbado en una camilla, haciendo el
papel de un jugador de fútbol engreído. Pero no era sólo un atleta
mujeriego que buscaba tener sexo con su cirujana. Era un Hermano
Harris, lo que significaba más de lo que jamás podría haberme dado
cuenta.
El juez indica que es hora de que nos digamos nuestros votos, y
Camden es el primero en hacerlo.
—Indie Porter, prometo amarte más que los juegos de palabras
cursis, más que las novelas de James Patterson, y más que el fútbol.
Prometo servirte café todas las mañanas y dejar que me hagas la
cucharita todas las noches sin hablar de ello al día siguiente. Prometo
ser comprensivo cuando prefieras leer un aburrido libro de texto que
ver la tele conmigo. Y prometo ser totalmente un apoyo a tu carrera
de medicina deportiva, sin importar a cuántos tipos tengas que poner
las manos encima. 23
»Me hiciste querer más de la vida, Specs. Viste mucho más en
mí que sólo mi familia y el fútbol. Me ayudaste a ver una vida fuera
de mi pequeño mundo. Por eso, por el resto de mi vida, todo lo que
tengo es tuyo. Todas mis posesiones, mi sabiduría, mi humor, mi
desesperanza y esperanza, mi pasión y, sobre todo, mi amor es tuyo,
como tú eres mía.
Las lágrimas resbalan por mis mejillas mientras él repite el
mantra que se ha convertido en mis palabras más preciadas de su boca.
Me las dijo la primera vez que hicimos el amor. Cada vez que las oigo
como ahora, recuerdo exactamente lo que me hizo enamorarme de él.
El juez me hace un gesto para que empiece, así que respiro
profundamente y me preparo para hablar con el corazón, lo que nunca
ha sido tan fácil para mí como lo ha sido para Camden.
—Camden Harris, tenía una lista de cualidades para el tipo de
hombre con el que quería casarme. Una descripción. Un tipo. Lo tenía
todo planeado. Entonces, apareciste tú.
Hago una pausa y no consigo borrar la sonrisa de mi cara
mientras tengo recuerdos de Camden y sus hermanos entrando en mi
hospital.
—Tenía los rasgos de carácter de esta persona con gran detalle,
pero lo único que nunca estuvo en mi lista fue el amor. El amor era
un concepto extraño para mí debido a cómo crecí. Por eso apreciaba
mis tablas y listas de control. Me daban un sentido de propósito. Pero
tú eras alguien que nunca podría haber planeado porque no perteneces
a una lista, Camden. Tú me perteneces. Estabas destinado a mí, y
estoy muy agradecida de llevar el apellido Harris hoy. Estoy lista para
ser parte de una familia real y genuina... contigo. Tú eres mi familia,
Camden. Me has mostrado cómo se siente el amor. Por eso, seré tuya
por siempre y para siempre. Muchas gracias por ser inapropiado y
besarme en el hospital cuando eras mi paciente. 24
Camden se ríe, sus ojos brillantes derraman lágrimas por su cara.
—Creo que fuiste tú quien me besó en el quirófano más tarde.
Suelto una risita.
—Estamos llenos de momentos inapropiados.
Asiente con orgullo.
—Y ahora tendremos toda una vida para hacer más.
El juez dice algunas cosas más que no escucho. Pero cuando
dice que podemos besarnos, tiene toda mi atención.
Camden se inclina, toma mi cara entre sus manos y presiona sus
labios contra los míos en el beso más tierno y conmovedor de toda mi
vida. No es un beso de pasión o lujuria, sexo o atracción. Es un beso
que se siente como un hogar y una promesa de por vida de estar ahí
para el otro, pase lo que pase.
CAPÍTULO 3
PENES Y PELOTAS
Camden

Está oscuro cuando llevo a Indie a través de la lluvia, hasta la


entrada de la aislada cabaña de piedra para la luna de miel que nos
han preparado. El edificio es diminuto y está situado en los terrenos
del majestuoso castillo de Caerlaverock. Al parecer, es donde vivía el
guardián del terreno en el siglo XIX, pero la organizadora de la boda
dijo que es el lugar más romántico que se puede encontrar cerca de
Gretna Green.
Abro la puerta con cuidado y llevo a mi esposa riendo a través
del umbral a una impresionante casa de campo de una habitación, 25
cubierta de pétalos de flores rosas e iluminada por la chimenea y
docenas de velas votivas. La casa de campo parece sacada
directamente de una revista histórica de las Tierras Altas de Escocia.
Indie se escapa de mis brazos y jadea al ver el carácter intacto
de una casa de campo que tiene fácilmente doscientos años. Las
paredes de piedra originales y el suelo de madera de cedro, junto con
la chimenea, las alfombras de felpa y los muebles acogedores
transforman este trozo de historia antigua en un escondite que nunca
querrías abandonar.
—¿Le parece bien esto, señora Harris? —pregunto, aflojando mi
corbata y la sigo mientras se acerca al fuego que crepita en la
chimenea de piedra.
Ella sonríe ante mi referencia a su nuevo apellido.
—Es un sueño, señor Harris —responde, sus ojos van desde las
vigas expuestas en el techo hasta la gigantesca cama de cuatro postes
en el centro de la habitación—. Todo este viaje ha sido un sueño.
Estoy tan feliz que podría estallar.
Su curvilínea silueta se perfila con las llamas doradas del fuego,
y yo no puedo evitar pensar en la maldita suerte que tengo de llamarla
mi esposa. Ella no sólo es hermosa. Es inteligente, extravagante y
divertida. Lo es todo. Y la imagen de tener pequeños bebés pelirrojos
con su inteligencia hace que me duela el pecho con un deseo más
fuerte que el que he sentido nunca.
—Yo también estoy feliz —respondo, dejando mi chaqueta
húmeda sobre el sofá y me pongo detrás de ella. Apoyo la barbilla en
su hombro y le rodeo la cintura con los brazos mientras miramos al
fuego—. Y me alegro mucho de que hoy estemos sólo nosotros dos.
—¿De verdad? —pregunta ella, con un tono vacilante—.
¿Seguro que no estás decepcionado de que tu familia no estuviera
aquí? Quiero decir, esta boda fue un poco un lío con la lluvia y todo.
Tal vez algo en Londres con tu familia hubiera sido un poco más
apropiado. 26
—Indie —reprendo suavemente y dejo caer un beso en su
hombro desnudo—. Esta boda era nuestra. Nada en nuestra relación
ha sido correcto. Maldita sea, empezamos bajo la guía de una lista de
penes para follar, por el amor de Dios.
Se ríe y se cubre la cara con las manos.
—No me lo recuerdes.
Con una sonrisa orgullosa, la volteo para que se coloque frente
a mí con mis manos alrededor de su cintura mientras la aprieto contra
mi cuerpo.
—Amo a mi familia, pero nos amo aún más. Hoy ha sido todo
lo que esperaba.
Indie sonríe y exhala fuertemente mientras rodea mi cuello con
sus manos. Sus ojos marrones me miran pensativos.
—Muy bien entonces. Pero ahora que soy una Harris, tengo la
intención de comportarme como tal, lo que significa que voy a
empezar a meterme en los asuntos de todo el mundo.
Mi pecho vibra con una risa silenciosa.
—¿Así es como ves a mi familia?
Ella asiente estoicamente.
—Más o menos. Excesivamente dominante y cuidadosa. Pero
puedo sobrevivir, especialmente desde que tu hermano se casó con mi
mejor amiga. Belle y yo tenemos grandes planes para ustedes, los
gemelos Harris.
—¿Oh? —pregunto, arqueando una ceja y apretándola contra
mí. La impaciencia recorre por mi cuerpo al darme cuenta de que
ambos llevamos demasiada ropa en esta cabaña de luna de miel.
—¿Nos vas a contar a Tanner y a mí nuestros planes de futuro
que tienes tan claramente trazados?
27
Se encoge de hombros y empieza a juguetear con los botones de
mi camisa.
—Bueno, obviamente nos vamos a ir de vacaciones juntos.
—Obviamente —afirmo, mordiéndome el labio y observando
cómo se concentra en la tarea de quitarme la camisa.
—Y eventualmente querremos mudarnos fuera de Londres para
alejarnos del ruido y el tráfico. Algo más tranquilo, posiblemente
cerca de tu padre.
—¿Es eso cierto? —pregunto, mis manos recorren su caja
torácica mientras me saca el faldón de la camisa por debajo de la falda
escocesa.
—Por supuesto que seremos vecinos con Belle y Tanner porque
no sólo queremos cenas de los domingos con los Harris, sino noches
de viernes de Tequila Sunrise y los sábados por la mañana desayunos
ingleses mientras nuestros hijos juegan en el jardín también.
—¿Hijos? —pregunto riendo, completamente cautivado por la
actitud Indie y no queriendo que se acabe nunca.
Indie frunce el ceño de forma petulante y me quita la camisa de
los hombros. Se lame los labios y pasa las manos por mi pecho y mis
abdominales desnudos. Gimoteo por la sensación de que mi pene se
ponga duro bajo los pliegues del tartán.
—Por supuesto —responde Indie, levantando la vista hacia mí
y peinando sus dedos sobre mi cabello húmedo—. Nuestros hijos
serán los mejores amigos de los hijos de Tanner y Belle, y querremos
vivir cerca del resto de tu familia para que los primos puedan seguir
estando cerca.
—Naturalmente —añado, mordiéndome el labio y acercándome
a su espalda.
Mis dedos encuentran la larga hilera de botones en su espalda, y
rápidamente empiezo a deslizarlos por los bucles. Me inclino y le
murmuro al oído:
28
—¿Y cuántos hijos ve para nosotros, Sra. Harris?
—Oh, al menos cuatro.
La oigo sonreír.
—¿De verdad? ¿Sólo cuatro?
—Mmhmm. Seguiré queriendo trabajar, pero no viajaré con un
equipo de fútbol cuando empiece a tener hijos. Me imagino que abriré
mi propio centro de entrenamiento deportivo especializado en la
prevención de lesiones. Será revolucionario, por supuesto.
—Por supuesto —murmuro mientras su vestido se desliza por
sus pechos. Lo empujo sobre sus caderas, y se acumula en el suelo
alrededor de sus pies. Ella sale de él, pateando la tela para estar de pie
frente a mí, sólo con sus tacones blancos, su sujetador blanco sin
tirantes y sus bragas blancas. Mi novia virgen.
No del todo, pero es cien por ciento mía, y hay una parte carnal
de mí que ama el hecho de que ella nunca ha sentido a otro hombre
dentro de ella.
Yo fui su primera vez. Mi semilla es la única semilla que ha
entrado en su cuerpo, y el pensamiento de hacer bebés con ella me
tiene duro como una piedra debajo de mi falda.
Mis dedos vuelven a buscar el cierre de su sujetador.
—¿Cuáles son tus planes para mí? —susurro, besando el lóbulo
de su oreja y percibiendo su aroma.
Ella respira agudamente cuando su sujetador cae al suelo. Me
alejo para contemplar sus pezones de color rosa pálido, duros y
apuntando hacia mí. Me inclino y dejo caer suaves besos sobre los
montículos de sus pechos.
—Al final te retirarás —Deja escapar un suave grito cuando me
meto su pequeño pezón en la boca—. Y tendrás un montón de
inversiones, así que no tendrás que trabajar si no quieres. 29
—Me alegro de oírlo —respondo, sonriendo mientras chupo su
otro pezón y lo meto con fuerza entre mis labios.
—Oh Dios, pero te aburrirás fácilmente —gime ella—. Lo más
probable es que empieces a entrenar a los equipos de fútbol de
nuestros hijos o a ayudar en Bethnal Green.
—Eso es muy lógico.
Alargo el brazo para agarrar su mano y ponerla en mi ingle y
mostrarle el efecto que tienen sus palabras en mí. Se muerde el labio
y me rodea con los dedos, dejando escapar un pequeño suspiro de
agradecimiento.
—Nunca me preguntaste qué llevaba debajo de la falda
escocesa, Specs —murmuro en un tono profundo y perverso.
—Ya me lo imagino —suelta, tragando y deslizando lentamente
su mano bajo la tela.
Agarra mi pene desnudo y sonríe con alegría.
—Tal y como sospechaba. Pene y pelotas.
Me río de su descaro, y me cuesta todo lo que tengo para no
arrancarle las bragas y follarla hasta dejarla sin sentido. Es nuestra
noche de bodas. Tiene que tratarse de algo más que de lujuria
incontrolada.
Me aclaro la garganta y me concentro en las palabras que quiero
decir a continuación.
—¿Hay algún otro plan del que quieras informarme?
—pregunto mientras deslizo mi mano por la parte delantera de
sus bragas y le acaricio suavemente el pliegue de su coño.
Gime cuando encuentro su clítoris y ejerzo una deliciosa
presión. Su gemido se convierte en un gemido pleno cuando
introduzco un dedo en su centro apretado y húmedo.
—Podemos alternar la celebración de las Navidades y otras
fiestas —grita. 30

Sonrío y continúo introduciéndole el dedo.


—Para ser un pájaro al que le gusta su espacio, seguro que has
armado un buen plan para mantener a todo el mundo cerca.
Abre sus ojos marrones hacia mí. Están llenos de algo
significativo e importante. Algo que quiero recordar para siempre.
—Es porque estoy locamente enamorada de ti, Camden, y me
has cambiado por completo.
Mi pecho se eleva de orgullo por sus palabras. En un instante,
pierdo la batalla para tomarme esto con calma y le quito las bragas,
junto con el resto de mi atuendo.
La tumbo en la alfombra de pieles de felpa frente al fuego y
contemplo nuestros cuerpos desnudos mientras sus piernas me rodean
la cintura.
La cabeza de mi pene se acerca a su abertura y ella mueve sus
codiciosas caderas hacia mí.
—Yo también te amo, Indie —le respondo, apartándole el
cabello de su cara y mirándola fijamente a los ojos.
Con una mirada significativa, la empujo profundamente. Tan
profundo como puedo alcanzar. Todo lo que ella puede soportar. Dejo
que mi peso se hunda sobre ella para que mi cuerpo la consuma. Así
puedo sentir cada respiración que hace y cada gemido que emite.
Mi mandíbula está apretada mientras tiro hacia atrás y acaricio
mi pene dentro de ella, aumentando la velocidad con cada bombeo. El
fuego me calienta la piel y la alfombra se me pega a las palmas, pero
la sedosidad de la piel de Indie contra la mía es perfección.
Sus manos recorren mi cara, mis hombros, mis brazos y mi
espalda.
Sus gemidos son cada vez más fuertes y frenéticos cuando se
acerca para agarrarme el culo. 31
Me aprieta contra ella y me mantiene dentro mientras se tensa.
Contengo la respiración y observo con asombro cómo su
orgasmo estalla en todo su cuerpo, vibrando en su pecho, luego en su
estómago, a través de sus muslos, y finalmente apretando mi pene
dentro de ella.
Lo siento todo. Su orgasmo. Su deseo. Su pasión. Su amor.
Cuando sus ojos se abren y me miran, puedo verlo todo. Nuestro
futuro. Nuestros planes. Nuestra familia. Nuestra vida.
Una vez que su clímax desciende y su cuerpo se relaja, levanta
la cabeza y agarra mi cara para besarme. Su lengua se sumerge
caliente y húmeda en mi boca, y es todo el toque que necesito para
caer también en el borde.
Nuestras bocas se separan, pero yo sigo dentro de ella,
palpitando y gimiendo mientras vacío todo lo que tengo dentro de mi
esposa.
Mi vida.
Mi Indie.

32
CAPÍTULO 4
REGRESO A CASA DEL ENGREÍDO
Camden

Estamos de vuelta en Londres justo a tiempo para la cena de


los domingos con los Harris. Indie y yo no dejamos de sonreír durante
todo el trayecto hasta la casa de papá.
En cuanto a las bodas, no hay manera de que ninguna pareja en
todo el mundo pueda haber disfrutado más que nosotros en Escocia.
Cuando entramos por la cocina, veo a mi familia en el jardín.
Tanner, Booker, y Gareth están adorando a nuestra sobrina, Rocky,
que está jugando con un balón de fútbol en el césped mientras la novia
embarazada de Booker, Poppy, se sienta en la mesa de picnic cercana 33
con papá, Belle, Vi, y el prometido de Vi, Hayden. Todos están aquí.
Todo el mundo está siempre aquí. Las cenas de los domingos con los
Harris son sagradas. Son la única constante que todos tenemos sin
importar lo ocupados que estemos o de lo mucho que cambie nuestra
familia. Y viendo los enormes cambios que han estado sucediendo
últimamente, estoy seguro de que nuestras noticias no serán una gran
sorpresa.
Vi nos ve salir por detrás y nos saluda jovialmente.
—Hola, chicos.
Todos nos miran expectantes, como si supieran instintivamente
que tenemos algo que compartir.
—Estás embarazado —grita Tanner, moviendo la cabeza con
conocimiento de causa.
—No estoy embarazado —respondo, poniendo los ojos en
blanco.
Él me devuelve la mirada.
—Quiero decir que Indie está embarazada.
—No está embarazada —replico, añadiendo en voz baja—,
todavía.
—¿Qué? —pregunta Vi, con las cejas fruncidas por la
confusión.
Inhalo una profunda bocanada de aire.
—Bueno, primero viene el amor... Luego viene el matrimonio.
—¿Te has casado? —chilla Vi, levantándose de la mesa.
Asiento con la cabeza.
—Nos fugamos este fin de semana. Me gustaría presentarles a
todos a la nueva Sra. Indie Harris. 34
Mi familia estalla en vítores y todos se abalanzan sobre nosotros
en un gran abrazo. Incluso mi hermano Gareth, que lleva meses de
mal humor, parece realmente feliz por nosotros. Miro a mi alrededor
y me pregunto por qué Tanner no me ha levantado sobre sus hombros
como el enfermo mental que es. Es entonces que lo veo de pie en el
exterior de nuestro abrazo, sus brazos cruzados sobre el pecho y el
ceño fruncido.
Booker pone los ojos en blanco e intenta arrastrar a Tanner hacia
el grupo, pero Tanner se resiste. Me muevo junto a Indie, pero Tanner
me da la espalda cuando me ve acercarme y dice en voz alta:
—Booker, ¿podrías decirle a Camden que no voy a hablar con
él.
Booker frunce el ceño y responde:
—Está aquí mismo y puede claramente oírte, así que no, no voy
a decirle eso.
Tanner entrecierra los ojos hacia nuestro hermano menor y lo
empuja con fuerza en el hombro. Vuelve a cruzar los brazos y levanta
la barbilla en el aire.
—¿Le dirías que tuvo mucho valor al comprometerse sin
decírmelo primero, pero irse a casar sin que yo esté a su lado es una
total tontería y completamente imperdonable?
La voz de Tanner se quiebra en la última palabra, y tengo que
taparme la boca para no reventar de risa. Indie se estremece ante su
reacción, pero yo le pongo una mano tranquilizadora en los brazos
para calmarla.
—Tanner, vamos. Era una decisión importante para nosotros.
Me muevo para agarrar su hombro, pero se aleja de mí.
—Dile a mi ex hermano gemelo que no le hablaré por el resto
de mi vida.
La voz de Tanner se tambalea mientras cruza los brazos y me da
la espalda de nuevo. 35

—¡Tanner! —grito su nombre con frustración—. Teníamos


nuestras razones.
—¡No me importa! —grita y Belle se acerca a grandes pasos
negando con la cabeza hacía él.
Le lanza una mirada oscura de advertencia.
—Estás haciendo el ridículo.
—¡Esposa! —exclama Tanner, dejando caer los brazos y
pisando fuerte como un niño petulante—. Se supone que estás de mi
lado.
—No —replica ella—. Estás siendo odioso. Nuestros mejores
amigos acaban de casarse. Deberíamos alegrarnos por ellos o al
menos fingirlo hasta que nuestros egos se recuperen.
Con un pesado suspiro, Tanner se gira y me mira, sacudiendo la
cabeza con tristeza. Me acerco y envuelvo mis brazos alrededor de
sus hombros, apretándolo contra mí.
—Sólo me casé con Indie tan rápido porque ahora podemos
tener nuestros bebés juntos, hermano.
Sus ojos se abren de par en par.
—¿Qué? —exclama—. ¿De qué estás hablando?
—Pregúntale a Belle lo que ella e Indie han planeado para
nuestro futuro y dime que no suena brillante. Podemos formar
nuestras familias juntos, Tan.
Tanner mira a Belle con una emoción infantil extendida por toda
su cara.
—Nuestros hijos pueden ser los mejores amigos y aprender a
jugar con balones juntos como nosotros.
Asiento con la cabeza con complicidad. 36
—Y jugar al fútbol juntos.
—¡Esto lo cambia todo! — grita Tanner, aplaudiendo.
Belle sacude la cabeza.
—Eres consciente de que médicamente hay una alta
probabilidad de que Indie y yo no concibamos exactamente en el
mismo mes. Quién sabe cómo son nuestros ciclos de fertilidad. Por
no mencionar que soy un poco mayor que Indie, así que la calidad de
mis óvulos es ligeramente inferior.
—Oh, Esposa —la interrumpe Tanner con una fuerte nalgada
—. ¿Podrías dejar de ser médica por un minuto y soñar con
nosotros?
—Sí —añado, tirando de mi novia bajo el brazo—. Además, los
hermanos Harris tienen súper esperma. Si lo deseamos, vendrán.
Tanner suelta una carcajada y me choca los cinco.
—¡Un juego de palabras clásico, hermano!
—Y no es para nada engreído —dice Indie con una gran sonrisa
hecha sólo para mí.

FIN

37

También podría gustarte