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Que es un mito?

Historia fabulosa de tradición oral que explica, por medio de la narración, las acciones
de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza, aspectos de la
condición humana, etc.; se aplica especialmente a la que narra las acciones de los dioses
o héroes de la Antigüedad.
un mito refiere a un relato de hechos maravillosos cuyos protagonistas son personajes
sobrenaturales (dioses, monstruos) o extraordinarios (héroes). Se dice que los mitos
forman parte del sistema religioso de una cultura, que los considera como historias
verdaderas. Tienen la función de otorgar un respaldo narrativo a las creencias centrales
de una comunidad. En su origen, el mito es un relato oral. Con el correr del tiempo, sus
detalles van variando de acuerdo a la transmisión del conocimiento de generación en
generación. Una vez que las sociedades desarrollaron la escritura, el mito fue
reelaborado en forma literaria, con lo que extendió sus versiones y variantes.

Un mito es un relato tradicional, sagrado, dotado de carácter simbólico, que usualmente


relata acontecimientos extraordinarios y trascendentes involucrando a seres
sobrenaturales o fantásticos (como dioses o semidioses, monstruos, etc.), y que
funcionan en el marco de una mitología o una cosmogonía (concepción del universo)
determinada.

Por ejemplo, los mitos de la Grecia antigua respondían a su cultura religiosa y al modo


en que entendían el universo y se explicaban su origen, por lo que sus héroes, dioses,
monstruos y episodios tradicionales, heredados oralmente (y luego por escrito) de
generaciones previas, contenían toda esa carga cultural tan específica.

Los mitos no tienen testimonio histórico, es decir, no son comprobables, a pesar de que
por lo general se consideran verdaderos o válidos en la cultura. Esto se debe a que
funcionan como explicaciones imaginarias a fenómenos complejos, y sirven para
transmitir valores, creencias y conceptos a las generaciones venideras. Los mitos no
funcionan fuera de dichos sistemas de creencia.

Desde la entrada en vigencia de los valores científicos y del pensamiento ilustrado, el


término mito se cargó de un sentido peyorativo, usado para indicar que alguna creencia
o suposición se debía más al orden de lo imaginario o de la fe, que al de los hechos
tangibles y comprobables.

Al mismo tiempo, el término se emplea contemporáneamente como sinónimo de épico,


de grandilocuente, o para referir a los relatos centrales e importantes de
una comunidad determinada.

Los mitos tienen por lo general un origen oral y tradicional, herencia de las épocas
primarias de las culturas, en las que era necesaria la construcción de un relato y un
imaginario narrativo para “explicar” el origen de las cosas o ciertos códigos
de conducta. Precisamente por ello, los mitos varían enormemente en su transmisión a
lo largo de las generaciones y por lo general existen distintas versiones de un mismo
mito.
Los grandes eventos religiosos, políticos o existenciales de la humanidad suelen estar
acompañados de mitos: desde la creación del universo, la fundación de la Roma Antigua
al empleo del maíz como alimento principal de ciertas culturas prehispánicas
americanas, los mitos responden a preguntas humanas fundamentales y les brindan un
acompañamiento imaginario y narrativo.

Los mitos se caracterizan, según el antropólogo y etnólogo francés Claude Levi-Strauss,


por:

 Tratar narrativamente preguntas existenciales de la humanidad, como la creación


de las cosas, el origen de las tradiciones, la muerte, el nacimiento, etc.
 Estar protagonizado por conceptos contrarios irreconciliables, como creación-
destrucción, vida-muerte, dioses-hombres, bien-mal, que definen de alguna
manera los polos filosóficos de la cultura que los creó.
 Al final brinda una reconciliación de los contrarios irreconciliables para calmar
la angustia o brindar un cierto sentido de armonía, justicia o paz.

El propósito del mito no es entretener, como ocurre con el cuento, sino brindar una
explicación al sentido de la vida. Por eso hay ciertos temas, como el origen del hombre
y del universo, que aparecen tratados en los mitos de todas las culturas. El mito
responde a una particular forma de ver el mundo y de explicar los fenómenos que en él
existen. A diferencia de la ciencia, que da explicaciones racionales y lógicas a esos
fenómenos, el mito da explicaciones mágicas y hasta cierto punto fantásticas. Por esta
razón, en los mitos ocurren hechos absurdos, se dan soluciones irreales y aparecen
personajes fabulosos.

Clasificación de los mitos según su contenido

 Cosmogénicos: explican la creación del mundo.

 Teogónicos: explican el origen de los dioses.

 Antropogónicos: explican la aparición del hombre.

 Etiológicos: Explican situaciones políticas, religiosas y sociales.

 Morales: Explican principios éticos contrarios como el bien y el mal, los Ángeles y


los demonios.

MITO DE EDIPO REY

Edipo era hijo de Layo, rey de Tebas. Un oráculo había vaticinado que Edipo mataría a
su padre y se casaría con su madre. Layo, para evitar su destino, abandonó a su hijo
recién nacido en el monte Citerón después de perforar y atar sus tobillos  (Edipo
significa “pie inflamado”) con el beneplácito de su esposa Yocasta. El niño sobrevivió y
fue acogido por el rey de Corinto, Pólibo. Ya adulto, el oráculo de Delfos le reveló la
maldición que pesaba sobre él y le aconsejó que se exiliara lo más lejos posible de su
patria. Edipo abandonó Corinto siguiendo las indicaciones del oráculo. Sin embargo,
Edipo tuvo un enfrentamiento en el camino con un hombre al que mató: aquel hombre
era su padre biológico, Layo. Sin saber que había llegado a su verdadera patria, Edipo se
adentró en la región de Tebas, donde un monstruo cruel, la Esfinge, devoraba a cuantos
caminantes topaban a pasar por sus dominios después de plantearles unos enigmas que
eran incapaces de responder. Edipo supo resolverlo: “¿Qué animal tiene cuatro patas por
la mañana, dos a mediodía y tres por la noche”? La respuesta era el hombre que en su
infancia gatea, de adulto camina sobre dos piernas y ya anciano debe apoyarse en un
bastón. Después de matar a la Esfinge fue aclamado como libertador en toda Tebas y los
tebanos, llenos de gratitud, le ofrecieron el trono de Layo y la mano de su viuda,
Yocasta, que no era otra que su propia madre. El oráculo se había cumplido a espaldas
del desdichado, que había hecho todo por evitarlo pero no pudo escapar a la ley
inexorable del destino.
Al cabo de un tiempo, una terrible epidemia de peste asoló la ciudad y Edipo, que había
intentado averiguar qué criminal había podido suscitar la cólera de los dioses, descubrió
horrorizado que ese criminal no era otro que él mismo, culpable de parricidio e incesto.
No pudiendo soportar mirar la verdad cara a cara, Edipo se arrancó los ojos mientras
Yocasta se ahorcaba. Sus hijos Eteocles y Polinices lo expulsaron de la ciudad y Edipo
volvió a tomar el camino del exilio.

¿Quién era Layo?


Layo (del griego Λάϊος o “zurdo”), era del linaje real de la ciudad de Tebas, pero
cuando le correspondió ocupar el trono, sus primos lo usurparon y tuvo que exiliarse a
Pisa, donde el rey Pélope (de cuyo nombre procede “Peloponeso”) lo acogió como
huésped. Pélope quiso que Layo le enseñase a su hijo Crisipo la doma de caballos, con
lo cual le confía al niño para formar una pareja maestro-alumno. Sin embargo, Layo
profana la sacralidad y el carácter platónico de esa relación y abusa sexualmente de él.
Finalmente Crisipo termina suicidándose. La inaudita transgresión de Layo acarrea
sobre él la venganza divina. Los dioses traman un plan para canalizar su cólera ante el
crimen, a la vez que dan ejemplo para el resto de los mortales, castigando la perversión
y maldiciendo a todo el linaje de Layo hasta que desaparezca en un baño de sangre.

Las maldiciones en la antigua Grecia


A través de estas lecturas, descubrimos que la conciencia y el alma también se
transmiten de generación en generación. Si el sistema familiar tiene alguna parte
desequilibrada, todas las partes quedan afectadas. Pongamos como ejemplos las muertes
inexplicables, las normas transgredidas de la familia, la homosexualidad rechazada, los
miedos profundos, los acosos sexuales sufridos, en definitiva, los lazos de los
progenitores se trasladan y se transmiten a los descendientes hasta que desaparece la
totalidad de la estirpe familiar. Es decir, a través del inconsciente estamos ligados a
nuestros padres y ellos a los suyos, hasta llegar a la raíz de un problema que conecta con
una realidad que pasa desapercibida, pero que nunca se resuelve el conflicto porque no
hay una aceptación de su existencia y, por lo tanto, la liberación de la persona nunca
pasa por el reconocimiento de sus lazos ancestrales porque no son conscientes. Así
pues, las almas de la misma familia sufren una maldición cuyas consecuencias son
irreversibles. En la mitología griega hay varios ejemplos sobre este discurso tan
interesante y peculiar. Para ampliar más información sobre las maldiciones en la antigua
Grecia os recomiendo el siguiente enlace: maldiciones en la antigua Grecia.

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