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El nombre de la rosa fue escrito por Umberto Eco, un filósofo y semiólogo italiano (semiología es la
disciplina que estudia los símbolos lingüísticos). No les voy a contar la película porque parto del
hecho de que ya todos los aquí presentes la vimos, más si les contaré los aspectos que se me
hicieron más interesantes de esta pieza fílmica. Empezaré brindando un contexto sobre el momento
en que se nos sitúa el desarrollo de la trama, estando ambientada en una Abadía italiana del siglo
XIII (convento o monasterio cristiano que está bajo el mando de un Abad) es decir, en pleno
Medioevo. La historia nos plantea una investigación realizada por parte de Guillermo de Baskerville y
su joven aprendiz Adso, que buscaba indagar, muy al estilo detective de Sherlock Holmes, sobre una
sucesión de muertes de integrantes de la Abadía en muy extrañas circunstancias. Para el Abad y sus
monjes, todos estos sucesos estaban relacionados con la presencia del demonio y, quizá, la llegada
del fin del mundo; pero para el protagonista de la historia esta explicación no es lo suficientemente
convincente. Para no alargar mucho, este monje detective termina dándose cuenta de que las
muertes tenían algo en común, el haber intentado leer el segundo libro de Aristóteles de la poesía
donde nos dicen que se trata el tema de la comedia, el cual era significativamente peligroso para la
cristiandad de la época porque, quien ríe, aparte de parecer un “mico”, no teme a Dios, afectando
entonces al concepto de fe y, por esto, las páginas de este escrito sobre la comedia estaban
impregnadas de un veneno que hacía que todo aquel que estuviera interesado en leerlo, muriera.
Como podemos darnos cuenta, se nos transmite la concepción histórica de que la Edad Media fue
una época oscura de la humanidad, repleta de rechazo y persecución a toda clase de ideas que no
fueran las judío-cristianas. Fue la ilustración francesa quien se encargó de difundir esta idea, ya que
estaban interesados en anular el sistema político medieval.
El nombre de la rosa es una importante reflexión sobre la confrontación histórica entre la razón y la
fe, en este caso, representado en el tema de la comedia y como todo el que quisiera saber del tema,
moría. La diversidad de pensamientos significaba un peligro latente para el poder hegemónico de la
iglesia, tanto así que, de hecho, fue el camino para la culminación de esta figura política suprema
que tenía la iglesia. Concluyo entonces que esta es una pieza, cuanto menos, valiosa y que nos sirve
para evidenciar como, a lo largo de la historia, el poder tradicional ha tratado de censurar, quemar y
eliminar todo aquello que representara cuestionamientos a supuestas verdades absolutas.