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Parroquia de La Sagrada Familia

Comunidad Evangelizada y Evangelizadora


Ministerio de Catequesis Permanente
Nivel: No somos del mundo.

INTRODUCCIÓN
En este bloque VI “LIBERADOS PARA SER LIBERADORES”, quizás algunos
descubrimos o recordamos a lo que estamos todavía atados y al mismo tiempo hemos
reconocido que es necesario liberarnos de las opresiones, tanto en el exterior del
cuerpo como en el interior de nuestra alma. Este último tema nos dice que podemos
ser liberadores, dándonos en el servicio como Jesús, cuando nos habla de que
debemos amar a nuestros hermanos. Tema para las semanas entre el 18 al 31
diciembre 2022.

Tema 25:

LIBERADORES DE LOS OPRIMIDOS


Objetivo: Aprender que la libertad alcanzada gracias a Cristo, debe de ser
compartida con los más necesitados.
Fruto: Que nos comprometamos a anunciar de palabra y de obra, la buena nueva del
Evangelio en todo momento de nuestra vida.
Cita a memorizar: «El Señor me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a
los prisioneros la libertad». (Isaías 61, 1)

EVOCACIÓN DE LA VIVENCIA
Diariamente constatamos la necesidad de liberación. El mal en sus diferentes
manifestaciones, sigue oprimiendo y esclavizando. El ser humano se siente amenazado
en su integridad personal, en sus ideales y convicciones profundas, en su vida familiar
y social, en las estructuras que posibilitan la convivencia, en sus deseos de un mundo
más humano, justo y religioso. Hoy, como ayer, el ser humano se lanza a la búsqueda
de una liberación efectiva, a veces por sendas extraviadas.
Todos sentimos grandes dificultades para poder vivir como hermanos. Necesitamos
que alguien nos ayude a liberarnos de nuestro propio egoísmo y de las opresiones que
vienen de afuera. Jesús se presentó ante Su pueblo, como libertador prometido por
los profetas. Él no vino a salvar sólo a las almas, sino a la persona íntegra. La misión
de Cristo es liberarnos de lo males y esclavitudes, de todos los estilos, los materiales

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y los espirituales y esto, lo realiza destruyendo las raíces mismas de los males: La
falta de caridad, el egoísmo, el pecado y otros.
¿Qué actitud tomas frente a tus propias esclavitudes? ¿Resignación? ¿Amargura?
¿Desesperación? ¿Odio? ¿Rebeldía? ¿Qué actitud crees que Dios quiere que
tomemos?
Ya vimos en temas anteriores que Cristo nos quiere libres para servir, libres para
ayudarnos unos a otros, libres para vivir como hermanos, libres para amar sin medida.
Cristo hace la liberación desde el interior de cada uno y necesita hombres y mujeres
dispuestos, a realizarla ¿Nos ofrecemos nosotros para esa tarea?

ILUMINACIÓN BÍBLICA
Para pasar de la esclavitud a la libertad, se necesita realizar un largo proceso de
esfuerzos y pequeñas mortificaciones, que con frecuencia desaniman a los creyentes.
No deben extrañarnos las dificultades que acarrean todo este proceso de liberación.
Vienen dificultades de fuera y también de nosotros mismos. (Cf. Éxodo 5, 1-9)
Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para enseñar como Jesús lo hacía,
es decir, atendamos al hambriento, demos de beber al sediento, vistamos al desnudo,
visitemos al enfermo y prisionero, en resumen, debemos practicar el mandamiento
del amor. Amar a mi prójimo como a mí mismo. (Cf. Mateo 25, 35-36)
El ejemplo de Jesús en la parábola del buen Samaritano, nos pone en camino para
realizar con fidelidad la misión evangelizadora. Jesús se presenta no sólo como el que
se compadece, sino como el que se hace solidariza. Toda la vida del Señor es
solidaridad con el hombre. De ello profetiza Isaías: “Llevaba nuestros dolores,
soportaba nuestros sufrimientos. Aunque nosotros lo creíamos castigado, herido por
Dios y humillado, eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban, y nuestras culpas
las que lo trituraban” (Isaías 53, 4-5a). Y en este mismo sentido leemos en la carta a
los Hebreos: “Porque Él mismo fue sometido al sufrimiento y a la prueba, puede
socorrer ahora a los que están bajo la prueba” (Hebreos 2,18).
Si vamos a seguir al Señor no podemos olvidar que Él nos llama a llevar su cruz (Marcos
8, 34). Las pruebas vienen para acercamos más a Dios y para transformamos en ser
semejantes a Él (Santiago 1, 3-4); sin embargo, nunca tendremos que temer
enfrentar estos desafíos solos. Así como Dios hizo saber a Israel que Él siempre
estuvo con ellos en el desierto, también estará con nosotros: "En el tiempo favorable
te escuché y en el día de la salvación te ayudé". (Is. 49,8)
Leer la siguiente lectura Romanos 8, 35-39: Según la Carta a los Romanos ¿Por qué la
fe en Cristo da una gran libertad interior, para comprometerse por los demás, sin
tener miedo a nada ni a nadie?
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SEGUNDA SEMANA
Recordemos el objetivo, fruto y cita bíblica y lo más importante de lo ya visto.

ILUMINACIÓN DOCTRINAL
1. Leamos una parte del Mensaje de la Conferencia Episcopal de la República de El
Salvador con motivo del Año santo 2000:
¿Cómo proclamar el «año de gracia del Señor» a un pueblo que sufre?
La credibilidad de nuestro testimonio depende de que las palabras de liberación
integral que anunciamos vayan acompañadas por los hechos. Así evangelizaba
Jesús: «Él es quien anuncia la buena noticia a los pobres. Él es quien trae la libertad
a los privados de ella, libera a los oprimidos, devuelve la vista a los ciegos. De este
modo realiza un "año de gracia del Señor", que anuncia no sólo con las palabras,
sino ante todo con sus obras» (Tertio millennio adveniente, 11).
Como pastores nos encontramos cada día con hermanos y hermanas cuyo corazón
está desgarrado porque la vida les resulta demasiado dura. A los problemas que se
dan en el seno familiar se añaden a menudo la angustia de la pobreza creciente, el
drama del desempleo, el flagelo de la violencia. Además, en un mundo cada vez más
globalizado crece el número de los compatriotas que yacen abandonados y
adoloridos a la vera del camino, al margen del progreso y del desarrollo humano
integral al que tienen derecho.
➢ ¿Realmente me interesa el bien espiritual y material de mis hermanos? ¿Me
preocupo por hacer algo a favor de los demás?
2. Leamos un párrafo del mensaje del Papa Francisco para la 4ª Jornada de los Pobres
del año 2020:
Este momento que estamos viviendo (la pandemia) ha puesto en crisis muchas
certezas. Nos sentimos más pobres y débiles porque hemos experimentado el
sentido del límite y la restricción de la libertad. La pérdida de trabajo, de los
afectos más queridos y la falta de las relaciones interpersonales habituales han
abierto de golpe horizontes que ya no estábamos acostumbrados a observar.
Nuestras riquezas espirituales y materiales fueron puestas en tela de juicio y
descubrimos que teníamos miedo. Encerrados en el silencio de nuestros hogares,
redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo
esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda
recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que
nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y
por el mundo [...]. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral,
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burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad [...]. Esa
destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con
otros para preservar los propios intereses, provoca el surgimiento de nuevas
formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del
cuidado del ambiente» (Carta enc. Laudato si’, 229). En definitiva, las graves crisis
económicas, financieras y políticas no cesarán mientras permitamos que la
responsabilidad que cada uno debe sentir hacia al prójimo y hacia cada persona
permanezca aletargada.
“Tiende la mano al pobre” (cf. Si 7,32) es, por lo tanto, una invitación a la
responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte
del mismo destino. Es una llamada a llevar las cargas de los más débiles, como
recuerda san Pablo: «Mediante el amor, pónganse al servicio los unos de los otros.
Porque toda la Ley encuentra su plenitud en un solo precepto: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. [...] Lleven las cargas los unos de los otros» (Ga 5,13-14; 6,2). El
Apóstol enseña que la libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección
de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al
servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una
exhortación opcional, sino que se vuelve una condición de la autenticidad de la fe
que profesamos.
➢ ¿Qué enseñanza nos está dejando la pandemia que nos impulse a liberar a los
oprimidos en este mundo con su realidad actual?

HAGAMOS VIDA EL COMPROMISO


Dios, nos quiere libres de toda esclavitud y que luchemos para liberar a los oprimidos,
haciendo así presente su Reino entre nosotros.
La Iglesia nos propone la práctica de las obras de misericordia materiales y
espirituales. Las primeras: Visitar a los enfermos, Dar de comer al hambriento, Dar
de beber al sediento, Socorrer a los presos, Vestir al desnudo, Dar posada al
forastero, Enterrar a los muertos. Las segundas: Corregir al que se equivoca, con la
advertencia oportuna, con caridad; Enseñar al que no sabe, iluminando su inteligencia
con la luz del Señor; Aconsejar al que duda, con rectitud de intención; Consolar al
afligido, compartiendo su dolor; perdonar al que ofende, sabiendo disculparle con
comprensión; socorrer al que necesita ayuda, excediéndonos en el servicio. Y,
finalmente, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.
¿Crees que estas prácticas nos ayudarían a vivir y alcanzar el objetivo del tema?
¿Qué otras acciones concretas propones?
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