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Antología de textos magisteriales del Papa Francisco:

Francisco; Carta Encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común; 24 de


mayo de 2015 ; en:
http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-
francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html (27/01/2021).
1. “«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de
Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como
una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos
acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la
cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»
[Cántico de las criaturas: Fonti Francescane 263]”.
13. “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir
a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues
sabemos que las cosas pueden cambiar…”.
76. “Para la tradición judío-cristiana, decir « creación » es más que decir naturaleza,
porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un
valor y un significado. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza,
comprende y gestiona, pero la creación sólo puede ser entendida como un don que surge
de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos
convoca a una comunión universal”.
95. “El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y
responsabilidad de todos. Quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de
todos. Si no lo hacemos, cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de
los otros…”.
208. “Siempre es posible volver a desarrollar la capacidad de salir de sí hacia el otro.
Sin ella no se reconoce a las demás criaturas en su propio valor, no interesa cuidar algo
para los demás, no hay capacidad de ponerse límites para evitar el sufrimiento o el
deterioro de lo que nos rodea. La actitud básica de autotrascenderse, rompiendo la
conciencia aislada y la autorreferencialidad, es la raíz que hace posible todo cuidado de
los demás y del medio ambiente, y que hace brotar la reacción moral de considerar el
impacto que provoca cada acción y cada decisión personal fuera de uno mismo. Cuando
somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de
vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad”.

Francisco; Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit a los jóvenes y a todo


el Pueblo de Dios; 25 de marzo de 2019; en:
http://m.vatican.va/content/francescomobile/es/apost_exhortations/documents/papa-
francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html (27/01/2021).

1. “Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo.


Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las

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primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y
te quiere vivo!

2. “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el
Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas
avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará
allí para devolverte la fuerza y la esperanza”.

13. “Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La


Palabra de Dios nos pide: «Eliminen la levadura vieja para ser masa joven» (1 Co 5,7).
Al mismo tiempo nos invita a despojarnos del «hombre viejo» para revestirnos del
hombre «joven» (cf. Col 3,9.10)  [La misma palabra griega que se traduce como
“nuevo” se utiliza para expresar “joven”]. Y cuando explica lo que es revestirse de esa
juventud «que se va renovando» (v. 10) dice que es tener «entrañas de misericordia, de
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose unos a otros y perdonándose
mutuamente si alguno tiene queja contra otro» (Col 3,12-13). Esto significa que la
verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar. En cambio, lo que avejenta el
alma es todo lo que nos separa de los demás. Por eso concluye: «Por encima de todo
esto, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección» (Col 3,14)”.
34. “Ser joven, más que una edad es un estado del corazón. De ahí que una institución
tan antigua como la Iglesia pueda renovarse y volver a ser joven en diversas etapas de
su larguísima historia. En realidad, en sus momentos más trágicos siente el llamado a
volver a lo esencial del primer amor…”.
112. “…Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida. En
cualquier circunstancia, eres infinitamente amado”.

118. “…Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte. Sus brazos abiertos en
la Cruz son el signo más precioso de un amigo capaz de llegar hasta el extremo:

«Él, que amó a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1)”.

119. “Ese Cristo que nos salvó en la Cruz de nuestros pecados, con ese mismo poder de
su entrega total sigue salvándonos y rescatándonos hoy. Mira su Cruz, aférrate a Él,
déjate salvar…”.

132. “¿Buscas pasión? Como dice ese bello poema: ¡Enamórate! (o déjate enamorar),
porque «nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de
una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación,
y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la
cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón y lo que te sobrecoge de alegría y
gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera». [Pedro
Arrupe, Enamórate]…”.

250. “… fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es
ante todo su amistad. Ese es el discernimiento fundamental. En el diálogo del Señor

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resucitado con su amigo Simón Pedro la gran pregunta era: «Simón, hijo de Juan, ¿me
amas?» (Jn 21,16). Es decir: ¿Me quieres como amigo?...”.

Francisco; Carta Encíclica Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social; 03


de octubre de 2020; en:
http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-
francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html (27/01/2021).

1. “«Fratelli tutti» [Admoniciones, 6, 1: Fonti Francescane  155; cf. Escritos.


Biografías. Documentos de la época, ed. Bac, Madrid 2011, 94], escribía san Francisco
de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de
vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un
amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a
quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a
él» [Ibíd., 25: Fonti Francescane 175; cf. ibíd., p. 99]. Con estas pocas y sencillas
palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y
amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde
haya nacido o donde habite”.

32. ”Es verdad que una tragedia global como la pandemia de Covid-19 despertó durante
un tiempo la consciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma
barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordamos que nadie se salva solo, que
únicamente es posible salvarse juntos…”.

80. “Jesús propuso esta parábola [Lc 10,25-37] para responder a una pregunta: ¿Quién
es mi prójimo? La palabra “prójimo” en la sociedad de la época de Jesús solía indicar al
que es más cercano, próximo. Se entendía que la ayuda debía dirigirse en primer lugar
al que pertenece al propio grupo, a la propia raza. Un samaritano, para algunos judíos de
aquella época, era considerado un ser despreciable, impuro, y por lo tanto no se lo
incluía dentro de los seres cercanos a quienes se debía ayudar. El judío Jesús transforma
completamente este planteamiento: no nos invita a preguntarnos quiénes son los que
están cerca de nosotros, sino a volvernos nosotros cercanos, prójimos.

81. La propuesta es la de hacerse presentes ante el que necesita ayuda, sin importar si es
parte del propio círculo de pertenencia. En este caso, el samaritano fue quien se hizo
prójimo del judío herido. Para volverse cercano y presente, atravesó todas las barreras
culturales e históricas. La conclusión de Jesús es un pedido: «Tienes que ir y hacer lo
mismo» (Lc 10,37). Es decir, nos interpela a dejar de lado toda diferencia y, ante el
sufrimiento, volvernos cercanos a cualquiera. Entonces, ya no digo que tengo
“prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un
prójimo de los otros.”

87. “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni
puede encontrar su plenitud «si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás»
[Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la
Iglesia en el mundo actual, 24]…”.

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272. “Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones
sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo
con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros»
[ Francisco, Homilía durante la Santa Misa, Domus Sanctae Marthae (17 mayo de
2020)]. Porque «la razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres
y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la
hermandad» [Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in veritate (29 junio 2009),
19: AAS 101 (2009), 655]”.

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