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Desde que me escribiste, en aquel día tan claro y lejano, he

querido explicarte, que no puedo irme de los días, ni


regresar a tiempo al otro tiempo. No te he olvidado – las
noches son largas y difíciles.

El agua. El barco y el muelle y la ida, que te fue haciendo


tan chica, desde mis ojos, encarcelados en aquella ventana
redonda, que tú mirabas para guardarme en tu corazón.

Todo eso está intacto. Después, vinieron los días, nuevos de


ti. Hoy, quisiera que mi sol te tocara. Te digo, que tu niña es
mi niña, los personajes títeres arreglados en su gran cuarto
de vidrio, son de las dos. Es tuyo el huipil con listones
solferinos. Mías las plazas viejas de tu París, sobre todas
ellas, la maravillosa – Des Vosges.

Referencia:
Kahlo, Frida (2017). El diario de Frida Kahlo. Una nueva mirada. La
Vaca Independiente.

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