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Resumen
Este trabajo describe la experiencia de la implementación de proyectos de riego y abastecimiento de
agua en tres localidades de la Comuna Rural de Amaicha del Valle (Provincia de Tucumán). La zona
registra precipitaciones de 200 mm/año; una evapotranspiración de 800mm y un déficit hídrico
permanente de 600 mm/año. Esto significa que cualquier tipo de actividad agrícola sólo puede ser
realizada mediante el riego. El desafío consistió en sustituir sistemas tradicionales (riego por manto o por
melgas), por sistemas tecnificados de riego presurizado con carga gravitacional, en comunidades
campesinas de extracción indígena. Al tiempo en que se intenta definir el rol de los extensionistas y su
relación con las comunidades en procesos técnicamente complejos, se busca interpretar el sentido que
reviste la relación de los sujetos sociales con el agua y el significado de este elemento en los procesos de
producción y apropiación de los “espacios de vida” comunitarios.
Los resultados obtenidos nos permiten reflexionar sobre varias cuestiones: a) desmitificar la idea de que
los procesos técnicamente complejos son de exclusiva incumbencia de los profesionales; b) valorizar el
conocimiento intuitivo empírico-técnico (especialmente de los jóvenes) para integrar las mejoras a la
estrategia de la producción familiar; c) impulsar la apropiación de las innovaciones por parte de los
actores sociales, a través del diálogo de saberes científico-empírico-ancestrales y de los procesos de
construcción conjunta; y c) enfatizar sobre las condiciones necesarias para alcanzar estos resultados,
como el trabajo asociativo de los comuneros para la sistematización de los recursos tecnológicos; el
aporte de la Comunidad Indígena; las alianzas y el trabajo conjunto con las organizaciones comunitarias,
las juntas de regantes y las autoridades de aplicación de la normativa hídrica; y la comunicación
permanente del grupo de trabajo con los estamentos institucionales y con los actores sociales que
participan en los procesos de innovación.
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Desde la EEA Famaillá y la Unidad de Extensión y Experimentación Adaptativa Valles Calchaquíes
ubicada en Amaicha del Valle, provincia de Tucumán, se presentaron tres propuestas para el
mejoramiento del riego y el abastecimiento de agua en tres localidades de la porción tucumana de los
Valles Calchaquíes: Ampimpa, El Tiu y Los Zazos, las cuales fueron llevadas a cabo a través de una
articulación interinstitucional del INTA con la Dirección de Recursos Hídricos de la Provincia (en adelante
DRH) y con la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle (en adelante CIAV). En este proceso participó
también la Secretaría de la Agricultura Familiar (SAF) aunque esta participación se vio afectada por la
situación institucional que afecta a esta repartición durante los últimos dos años (recortes presupuestarios
y reducción del personal).
El área de estudio está ubicada en la porción occidental del Departamento Tafí del Valle, a una altitud
media de 2.000 msnm. Sus centros poblados más importantes, que concentran más del 80% de la
población comunal son: la villa de Amaicha y las localidades de Los Zazos y Ampimpa. El 20% restante
se distribuye como población rural dispersa en varios parajes entre los que se encuentran Los Cardones,
Salas, Los Corpitos, Chaupiñán, El Sauzal, El Tiu, La Fronterita, Encalilla, Tiu Punco y Yayasmayo, entre
otros.
El clima es templado seco, con veranos cálidos, precipitaciones de alrededor de 200 mm anuales
(concentradas entre los meses de diciembre a marzo) y una evapotranspiración anual es de 700 a 800
mm, lo que determina un déficit hídrico anual permanente. La temperatura media anual es de 15 a 16ºC,
con máximas medias de 20 a 25°C, máximas absolutas de 42ºC e inviernos rigurosos y secos (mínimas
absolutas de hasta 12ºC bajo cero). Zuccardi y Fadda (1985) reconocen a su vez dos meso-climas: el
árido hipertemplado - cálido, en el fondo del valle; y el árido hipertemplado – templado, en el pie de
monte.
Estas características climáticas (clima seco, inviernos fríos, alta heliofanía y temperaturas estivales
benignas) conjugadas con la aplicación del riego, determinan excelentes condiciones agroecológicas
para el desarrollo de cultivos y la obtención de productos con características organolépticas deseables y
reconocidas por los mercados, como por ejemplo pimentón, comino y otras aromáticas; frutales de
carozo, de pepita y uvas (y sus subproductos); nueces y otros frutos secos; y hortalizas varias.
La cosmovisión de los Amaichas está representada por la figura de la Pachamama, una deidad que
simboliza una concepción de la Naturaleza donde los seres humanos y no humanos, así como otras
entidades inanimadas (cerros, abras, peñas, quebradas, ríos, etc) forman parte de un conjunto
inseparable que convive en armonía. En ese contexto, el significado cultural que la Comunidad le asigna
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a los ríos y otros cuerpos de agua, es el de establecer una mediación entre los seres humanos, los
animales, las plantas y los espíritus superiores. Esta conexión espiritual de las sociedades indígenas con
el agua, determina que este elemento de la naturaleza no es considerado como un recurso o una
mercancía, sino como un fundamento de la vida misma. Este es una de los principios que conforman la
ética del Buen Vivir, adoptada como proyecto político comunitario desde 2004.
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f) Pequeños productores diversificados y medianamente tecnificados; y
g) Tierras comunitarias de uso común (faldeos montañosos y bolsones serranos sin aptitud agrícola
con monte arbustivo para cría extensiva de ganado).
La población de la zona ha experimentado un aumento significativo en los últimos años, lo cual
incrementó el consumo de agua para el uso doméstico del sector urbano. Debido a que las fuentes de
agua no han experimentado una ampliación de los caudales disponibles, se han intensificado las disputas
y los conflictos por el uso del recurso.
Esta situación, sumada a la actual ineficiencia de los sistemas de riego, han provocado enormes
dificultades para el desarrollo de la producción agrícola por la escasez de agua. La superficie actual
efectivamente cultivada es menos de la mitad de la superficie empadronada. Los productos obtenidos
son de escaso valor comercial, de alto costo de producción, y como se mencionó anteriormente, son
dedicados mayoritariamente al autoconsumo. Una parte de la producción agrícola es transformada
mediante prácticas tradicionales en dulces o deshidratados, que son comercializados a los turistas que
visitan la zona. Además, en casi todas las pequeñas fincas de las áreas de riego se crían animales de
granja, especialmente aves de corral y cerdos.
Entre los cultivos de especies perennes, predominan la vid, el nogal, el membrillo y los frutales de pepita
y carozo. En algunos los casos, todo lo producido se destina al autoconsumo, y en otros casos se
combina el autoconsumo con la venta de excedentes de fruta fresca o desecada en pequeños
volúmenes. También se producen y se venden productos elaborados, como prendas de lana, dulce de
membrillo, mermeladas de frutas, nueces peladas, frutas secas (pelones y pasas de uva), miel de abejas,
mistela y vinos caseros.
La alfalfa se destina tanto al pastoreo directo como a la henificación. Dadas las condiciones topográficas
y el excesivo fraccionamiento de la tierra, no es posible realizar la cosecha mecanizada, por lo cual se
lleva a cabo en forma manual. Algunos productores venden el excedente producido en fardos, mediante
procedimientos de prensado y enfardado manual. La cebada, la avena y el maíz, se destinan
exclusivamente para el autoconsumo familiar y para la alimentación de animales dentro de la finca.
La producción pecuaria se realiza en algunos casos en zonas de secano circundantes a las áreas de
riego, donde la cría de ganado menor se realiza mediante el libre pastoreo en zonas de monte,
complementado con el suministro de forraje en corral. En otros casos, las áreas de pastoreo se
encuentran alejadas de los centros poblados. Son “puestos” ganaderos ubicados en faldeos montañosos
y bolsones serranos con montes arbustivos degradados y sólo aptos para uso limitado para la cría
extensiva de ganado menor. En la zona de alta montaña es característica la trashumancia estacional de
la familia campesina para la cría y engorde del ganado, en tierras pertenecientes a la Comunidad
Indígena de Amaicha del Valle, cuyo órgano de gobierno regula el acceso a dichas tierras, sea para
pastajes temporarios o para puestos ganaderos de cría, destinados a campesinos que no tienen acceso a
las tierras de regadío.
El método de riego predominante en la región es el riego por inundación (melgas o surcos dependiendo
del cultivo), el cual es sumamente ineficiente. Contribuye a ello la naturaleza de los suelos (arenosos-
francos o franco-arenosos, con cantos rodados en superficie de textura muy gruesa), con escasa
capacidad de retención de humedad y con una alta velocidad de infiltración, lo que dificulta su aplicación.
Las pendientes de las parcelas son pronunciadas y en general no están sistematizadas se esa forma los
caudales aplicados históricamente han sido erosivos pudiéndose observar la acumulación de material
fino al pie de surcos y melgas y el deterioro correspondiente en las cabeceras, hechos que el desarrollo
de los cultivos dentro de la parcela corrobora inequívocamente.
En el caso que analizamos en esta ponencia, se trata de aprovechar una oportunidad para resolver el
problema mencionado. En los casos de Ampimpa y Los Zazos, existe en la actualidad una red principal
de tuberías, que entrega agua presurizada por carga gravitacional y filtrada por una batería de filtros de
grava instalada aguas arriba. Aunque esta obra de reciente ejecución ha mejorado notablemente la
conducción hasta las parcelas (el tiempo insumido en la conducción del agua en llegar desde la fuente
hasta la cabecera de la primera finca, se redujo de 5 horas a 20 minutos), no alcanza para resolver las
ineficiencias de la aplicación descriptas líneas arriba.
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La propuesta técnica consistió entonces en aprovechar esta oportunidad instalando los equipos intrafinca
necesarios para dar la mejor solución tecnológica actual al problema de riego que enfrenta la producción
agrícola en el valle calchaquí.
En el caso de El Tiu, debido a que no contaba con la red principal de distribución, la misma fue instalada
cubriendo una superficie de 12 ha, con una extensión lineal de 2.050 m de tuberías de PVC.
La incorporación de nuevas parcelas al sistema de riego presurizado permite la implantación de
diferentes cultivos, especialmente vid, que es una de las producciones con menores requerimientos de
consumo de agua. En este aspecto, se cuenta con otra gran oportunidad para la comercialización de la
materia prima, como es la existencia de dos bodegas productoras de vinos de alta calidad enológica: la
Bodega Comunitaria de los Amaichas, gestionada por la CIAV, y la Bodega de la Cooperativa
Agroindustrial Los Zazos Ltda.
Entre las principales limitantes de la producción agropecuaria, se pueden señalar:
Escasez de agua y deficiente estado de la infraestructura de captación y conducción del recurso
Aumento de la competencia en los usos del agua, generado especialmente por el incremento de la
población y del consumo para abastecimiento doméstico;
Baja escala de producción, escasa incorporación de tecnología e imposibilidad de competir en los
mercados con las medianas y grandes explotaciones;
Informalidad tributaria;
Carencia de infraestructura para la transformación de productos y agregado de valor (a excepción de
la Bodega Comunitaria y la Bodega Cooperativa de Los Zazos);
Excesivo aislamiento geográfico y altos costos de fletes a los principales mercados.
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financieros, la obra no pudo ser concluida y permaneció sin uso durante más de 10 años.
Actualmente el sistema troncal de riego presurizado se encuentra en una etapa de puesta en
funcionamiento mediante la instalación de equipos de riego intra-finca, actividad llevada a cabo a
través de los Proyectos que son descriptos en esta experiencia.
En El Tiu, en el año 2013 con fondos aportados por COVIAR-PROSAP, la Comunidad Indígena de
Amaicha del Valle realizó la perforación de un pozo, que se encuentra emplazado en centro del área
de riego, el cual arroja un caudal de aproximadamente 50.000 lts/hora. Actualmente, el caudal
extraído está siendo destinado exclusivamente para uso industrial de la Bodega Comunitaria de los
Amaichas y dado que la mayor parte del caudal potencial disponible no está siendo utilizado, se
diseñó un sistema troncal de conducción del agua para regar las 12 ha que se encuentran aptas para
la producción agrícola y para distribuir el agua para bebida animal a los distintos lotes que componen
el sistema de esta localidad.
En Los Zazos, en el año 2012 y a través de una iniciativa de la Cooperativa Agroindustrial Los Zazos
y de la Junta de Regantes, con financiamiento de la Minera La Alumbrera y el apoyo logístico de la
DRH, se instaló un sistema troncal de riego presurizado, que cubre una superficie potencial de de 60
ha. Al momento de iniciar los proyectos, el sistema se encontraba en operación parcial, cubriendo
una superficie de 5 ha, mediante instalación de equipos de riego intra-predial.
2. Características de la experiencia
Teniendo en cuenta la problemática fundamental de la escasez de agua para riego y de las debilidades y
oportunidades detectadas en talleres participativos con los usuarios, se planteó una estrategia general,
común para los tres Proyectos que busca resolver las problemáticas fundamentales de la agricultura bajo
riego en la zona, de acuerdo a los siguientes objetivos:
Fomentar la participación de los beneficiarios de los proyectos, tanto en forma individual como a
través de sus organizaciones (Comunidad Indígena, Juntas de Regantes, Consorcios o Grupos
técnicos de productores) en todas las instancias del proceso: consulta e identificación de problemas,
diseño técnico y ejecución de las obras;
Incorporar actividades que favorezcan el enfoque de género, la protección de la biodiversidad del
territorio, la adaptación al cambio climático y el fortalecimiento de las organizaciones de usuarios.
Implementar soluciones tecnológicas viables, de bajo costo y de fácil manejo, que permitan mejorar
los rendimientos de los cultivos y la calidad de los productos;
Revertir la sub-utilización o el abandono de las áreas productivas, la migración a los centros urbanos
y el desarraigo de los pobladores mediante el aprovechamiento de la infraestructura ociosa, el
fortalecimiento de la soberanía alimentaria y la reconstrucción del entramado social comunitario;
Crear condiciones para el desarrollo de la producción agroecológica y la valorización de productos
locales para su comercialización en los mercados de cercanía;
Capacitar a los miembros del proyecto y participantes de la Comunidad en el diseño, cálculo,
instalación y mantenimiento de equipos de riego presurizado por carga gravitacional. (Existen en la
porción tucumana del Valle Calchaquí alrededor de 700 ha con red de tuberías principal y
secundarias que no están siendo utilizadas en toda su potencialidad).
Asimismo, a partir de esta estrategia general, se plantearon objetivos específicos para cada uno de los
Proyectos, de acuerdo a las problemáticas particulares de cada sistema de riego y al financiamiento
disponible para cada caso, cuyas características se describen a continuación.
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economía de subsistencia en la que el ingreso o el autoconsumo proveniente de las actividades
agrícolas, tiene una importancia relativa, sin llegar a ser el principal componente del ingreso familiar.
La población beneficiaria del proyecto comprende 11 familias (aproximadamente 50 personas), que
desde hace unos tres años han iniciado un proceso de implantación de nogales de variedades
californianas o de reconversión de nogales criollos mediante la técnica del injerto en plantas adultas,
particularmente de la variedad Chandler que ya ha sido probada con éxito en la zona.
Para la mayoría de estos pequeños productores las plantaciones recientes serán en el futuro su principal
ingreso ya que la nuez es un producto que ha mantenido constantemente un alto valor y tiene la ventaja
de no necesitar costosos procesos post cosecha, ya que, debido a las bondades del clima, se pueden
almacenar durante un año, con la sola protección contra roedores e insectos.
Algunos de los miembros del grupo desarrollan también actividades ganaderas con vacunos, ovinos y
caprinos, aprovechando los campos de pastoreo de propiedad comunitaria. La mayoría de las familias
poseen aves de corral y algunos cerdos.
Como fue indicado anteriormente, la totalidad de los productores del grupo tienen sus parcelas de cultivo
en un área de riego que posee redes troncales de tuberías soterradas con bocas de entrega agua
presurizada en cada finca.
Los objetivos planteados para este Proyecto, son los siguientes:
Incorporar la tecnología del riego presurizado en el grupo de productores de nogales y otros frutales
de pepita y carozo, fortaleciendo la organización del mismo.
Capacitar a los miembros del proyecto y participantes de la comunidad en el diseño, cálculo,
instalación y mantenimiento de equipos de riego presurizado por carga gravitacional.
Contribuir a la seguridad alimentaria de las familias beneficiarias directas del proyecto y de aquellas
ubicadas en las adyacencias de la red primaria y secundaria.
Se colocaron equipos de riego intra-finca para goteo y aspersión en 11 parcelas de productores. Los
comuneros beneficiarios y sus familias realizaron los trabajos de cavado de zanjas, remoción de
obstáculos, y colocación y acople de caños, mangueras y goteros.
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vino/año. Esta capacidad instalada garantiza que la producción obtenida en nuevos viñedos en la zona
del proyecto pueda ser absorbida en su totalidad por la Bodega Comunitaria, ya que ésta aún no ha
alcanzado el tope de su capacidad de procesamiento.
Los objetivos planteados para este Proyecto, son los siguientes:
Asegurar el abastecimiento continuo de agua para fines múltiples a 20 familias de la localidad,
aumentando la superficie actual bajo riego de 5 a 12 ha e incrementando la eficiencia del sistema,
mediante el mejoramiento de la infraestructura de abastecimiento de agua y la utilización de riego
tecnificado.
Favorecer el arraigo en la zona mediante la incorporación a la producción agrícola de nuevos
productores jóvenes y reincorporar a otros que abandonaron paulatinamente las labores por la
escasez creciente de agua (actualmente el turnado es cada 60 días, lo que impide el desarrollo de la
producción agrícola).
El proyecto consistió en la instalación de una red troncal de riego presurizado con una longitud total de
2.050 m de tuberías de PVC, abastecida desde una perforación de agua subterránea con un caudal
disponible de 50.000 litros/hora. Las tuberías fueron enterradas en zanjas de 40 cm de profundidad por
30 cm de ancho. Los comuneros beneficiarios y sus familias realizaron los trabajos de cavado de zanjas,
remoción de obstáculos y colocación y acople de los caños, para lo cual se realizaron jornadas de
capacitación práctica “in situ” durante la instalación de las tuberías. Por otro lado se han realizado las
pruebas hidráulicas para comprobar el buen funcionamiento del sistema. También se realizaron
capacitaciones para el diseño de pequeños sistemas de riego.
La ejecución del proyecto considera la conformación y formalización del consorcio de usuarios de El Tiu,
como instancia organizativa de la producción agrícola. Esta organización estará bajo la égida institucional
de la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle, que además de disponer de personería jurídica y de
una antigua trayectoria de organización local, controla integralmente el territorio comunitario.
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Contribuir a la seguridad alimentaria de las familias beneficiarias directas del proyecto y de aquellas
ubicadas en las adyacencias de la red primaria y secundaria.
Lograr la generación de excedentes comercializables o susceptibles de agregar valor in situ.
Se instalaron sistemas de riego intra-finca para goteo y aspersión en parcelas pertenecientes a las 30
familias de productores y un predio cooperativo. Los comuneros beneficiarios y sus familias realizaron los
trabajos de cavado de zanjas, remoción de obstáculos y colocación y acople de los caños; y armado de
los equipos de aspersión o de goteo.
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mitad de la que se utiliza mediante métodos de riego tradicionales (conducción por canales a
cielo abierto y riego por surco, por melga o por manto).
Ahorro en el consumo de energía por presurización mediante carga gravitacional, sin utilización de
energía eléctrica o fósil
Disminución de los índices de erosión de suelos por la eliminación de las escorrentías ocasionadas
por el riego por manto o por melgas en terrenos con topografía accidentada
Disminución de los índices de contaminación del agua y los suelos por la eliminación de los canales a
cielo abierto
Mayor disponibilidad de tiempo para el desarrollo de tareas en la finca. La aplicación del riego
presurizado (por goteo o por aspersión) requiere sólo de la apertura de una llave, mientras que la
aplicación del riego tradicional requiere el trabajo continuo del productor durante todo el tiempo del
turnado, que puede llegar hasta las 12 horas por finca.
Mejoramiento de los rendimientos de los cultivos y de la calidad de los productos, debido a la
posibilidad de adaptar el diseño de aplicación del riego y las necesidades de consumo de agua a
cada cultivo en particular.
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3.2. Elementos obstaculizadores
La falta de inversión (privada y estatal) en infraestructura de riego
La carencia de políticas públicas para la gestión eficiente del riego, especialmente las dirigidas al
sector de los pequeños productores
El desmantelamiento de la Secretaría de la Agricultura Familiar, cuyos técnicos de terreno estuvieron
en un principio vinculados a la ejecución de los proyectos, pero que luego no pudieron tener una
participación activa debido a la situación institucional
Legislación hídrica inadecuada: pese a que la provincia cuenta con una Ley de aguas actualizada y
acorde con la problemática actual del recurso hídrico, para el fin que nos ocupa, adolece de dos
cuestiones básicas: (i) una adaptación de la normativa al régimen legal de tenencia comunitaria de la
tierra; y (ii) mecanismos más ágiles y efectivos para otorgarle mayores atribuciones a la autoridad de
aplicación Ley de aguas (la DRH) con el fin de llevar a cabo las trasformaciones necesarias para
mejorar la calidad del servicio e incrementar la eficiencia del uso del agua (asignación de multas por
infracciones a la ley; mediación en conflictos por el uso del agua; reasignación de concesiones de
riego de lotes abandonados o que no se están usando en su plena capacidad, etc). Una de las ideas
centrales de estos proyectos, es la de iniciar a mediano plazo un proceso de reajuste de los sistemas,
que paulatinamente van a permitir ir reasignando las concesiones de riego a partir de la superficie
efectivamente cultivada.
Modelo económico-social vigente: el contexto inflacionario y las sucesivas devaluaciones de la divisa
provocaron un aumento de los precios de insumos y accesorios que, por ser importados, cotizan en
dólares. Los tiempos transcurridos entre la elaboración de los proyectos y el inicio efectivo de las
obras implicó un incremento de los costos que dificultaron significativamente el cumplimiento de las
metas previstas. En parte, este déficit fue compensado por la transferencia de gastos operativos al
rubro de inversiones, y en parte por el aporte de los beneficiarios que solventaron la compra de
mangueras y accesorios menores de los equipos de riego que se instalaron en sus lotes de cultivo.
En cuanto al cumplimiento de los plazos previstos, se registraron dos situaciones: a) el período de
adquisición de materiales y equipos, que se vio extendido debido a los requerimientos burocráticos
de las fuentes de financiamiento (certificaciones fiscales de proveedores, concursos de precios,
emisión de la “no objeción para las compras, emisión de pagos, cumplimiento de las condiciones
técnicas y de la entrega de materiales, etc); y b) el período de ejecución de la obra propiamente
dicho, que se realizó en un plazo menor al previsto, gracias a la adecuada coordinación entre las
instituciones y al compromiso los beneficiarios directos en el cumplimiento de las tareas asignadas
para la preparación del terreno, remoción de obstáculos, cavado de zanjas e instalación de tuberías.
La implementación de proyectos de riego tecnificado, si bien registra resistencias culturales entre la
población de mayor edad (generalmente no adaptada para los cambios tecnológicos y operativos que
implica la reconversión de los sistemas tradicionales a sistemas tecnificados), por otra parte, resulta
una propuesta técnica que es bien acogida entre comuneros/as más jóvenes, que entienden con
mayor facilidad la lógica de funcionamiento y las ventajas de los nuevos sistemas.
Las condiciones topográficas de la zona, si bien presentan condiciones difíciles por la topografía
accidentada y el relieve montañoso de los lotes de cultivo, por otra parte, representan la oportunidad
de aprovechar la carga gravitacional, sin costo de energía.
En la zona predomina un tipo de terreno agreste, gravoso, con mucho contenido de piedra, lo cual
implica más inversión de mano de obra, condiciones dificultosas para el acceso y operación de
maquinaria, y mayor costo de mantenimiento de la misma.
Otro factor a considerar es la historia de la gestión del agua en el territorio. Hay antecedentes de
proyectos fracasados o mal ejecutados, y numerosos conflictos relacionados con la distribución y uso
del agua, en un contexto de aguda escasez, que se agrava año a año por el incremento poblacional y
por las disputas entre los distintos tipos de uso (consumo doméstico, riego y bebida animal).
Históricamente, no sólo en los Valles sino también en otras regiones de la provincia se ha registrado
un comportamiento que pretende obtener de la tierra más de lo que la Naturaleza puede dar. Esta
situación ha generado una conciencia colectiva que descree de las iniciativas de política pública
destinadas a racionalizar el uso del agua y mejorar los indicadores de eficiencia.
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4. Análisis de los resultados del proceso
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de caudales y administración del sistema en general. Esta actividad, que ciertamente tiene un cierto
grado de complejidad, ha contribuido para el desarrollo del ingenio de los usuarios para resolver
problemas técnicos y adaptar la tecnología a otras situaciones y a otras áreas de riego.
Este atributo de “replicabilidad” es válido para extender la tecnología a otras zonas de los valles, ya
que los proyectos realizados actúan como unidades demostrativas. Los regantes pueden observar y
conferir los beneficios de estos sistemas, sin necesidad de tener que trasladarse a otras zonas fuera
del territorio de los Valles.
Una experiencia acumulada que permite resolver con fluidez diversos tipos de problemas de manera
conjunta con los productores y en forma resolutiva.
Una base de datos actualizada con el catastro de riego, la distribución parcelaria y el uso del suelo, lo
cual permitirá en el corto plazo llevar a cabo programas de ordenamiento territorial y de planificación
de la producción y de la comercialización de bienes de base agropecuaria.
Una rutina de organización del trabajo; una matriz de responsabilidades de las instituciones
ejecutoras y de los usuarios; y un protocolo de procedimientos para la entrega y el uso de materiales.
Fortalecimiento de la perspectiva de género. Si bien en la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle,
la equidad de género es una tradición ancestral (hombres, mujeres y jóvenes llevan adelante las
tareas productivas y otras prácticas sociales en forma conjunta, compartida y solidaria), la instalación
de los sistemas de riego incluyó en igualdad de condiciones a hombres y mujeres como titulares de
los lotes a ser beneficiados con el abastecimiento de agua. Entre los comuneros y comuneras
participantes del proyecto, se encuentran doce mujeres como titulares de lotes beneficiados por el
proyecto, mientras que otros 24 regantes realizan las actividades productivas en forma conjunta con
sus esposas.
5. Desafíos e interrogantes
Como fue indicado en los ítems anteriores, la experiencia desarrollada permitió construir junto a los
actores sociales y las instituciones del territorio una capacidad técnica y operativa instalada y una
tecnología que ya se puede considerar apropiada por en el medio socio-productivo local. A partir de este
hecho, surgen desafíos e interrogantes que es necesario tener en cuenta para profundizar los procesos
de construcción de espacios de vida que brinden mayor bienestar y mejor calidad de vida a la población
amaicheña.
Entre los desafíos más relevantes, podemos mencionar:
En la medida en que se vaya resolviendo el problema del abastecimiento de agua y la aplicación del
riego al interior de las fincas, es necesario construir nuevas estrategias de intervención que impacten
sobre los ingresos, el mejoramiento de la producción y la calidad de vida de la gente. Aquí se puede
desplegar un amplio abanico de opciones técnicas, que vean desde la incorporación de cultivos de
mayor valor en el mercado y de mejor calidad agronómica; la transformación de materia prima y la
generación de valor agregado en origen con identificación geográfica; hasta la solución de las
restricciones actuales para la comercialización (mercados asimétricos y poco transparentes; baja
capacidad de intervención en los centros de acopio, distribución y consumo, etc).
Es necesario tener en cuenta también que las inversiones realizadas y los sistemas de riego
instalado, necesitan un tiempo de maduración hasta que comiencen a producir beneficios
económicos y contribuyan para la radicación de los comuneros en sus lotes de cultivo, fortaleciendo
el arraigo y las tramas sociales locales. Este período de maduración, según el tipo de cultivo, se
puede extender por dos o tres años, por lo cual es necesario diseñar modelos productivos que
combinen la inversión a mediano plazo con la apropiación inmediata de beneficios (por ejemplo, la
combinación de plantaciones de nogales y vides, con lotes de pasturas y huertas familiares con
capacidad para la producción de excedentes)
Si bien la organización comunitaria tiene una significativa fortaleza que asegura la sostenibilidad de
los emprendimientos, también es necesario establecer acuerdos organizativos para una optimización
del uso del agua y para el mantenimiento de los sistemas instalados (fortalecimiento de juntas de
regantes y consorcios, elaboración de reglamentos de uso del agua, acuerdos para garantizar la
cobertura de los costos de operación y mantenimiento, etc).
Para los estamentos técnicos de las instituciones intervinientes, el desafío consiste en abordar temas
de frontera del conocimiento, dejando la tarea de diseño, instalación y operación de los sistemas de
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riego presurizado bajo la responsabilidad de los usuarios. En el futuro inmediato, es necesario
resolver cuestiones estratégicas de política hídrica, como el riego deficitario, la huella hídrica, la
prospectiva del recurso en escenarios futuros y el ordenamiento de cuencas, entre otras. Esto implica
obrar técnicamente sin mezquindades, entregando todo el conocimiento para empoderar a los
actores de la comunidad. Quien crea que manteniendo el “monopolio” del conocimiento gana
prestigio y se constituye en factor indispensable para el desarrollo local, va por mal camino.
Actualmente el desarrollo de las TICs permiten que cualquier persona que desee saber cómo diseñar
un sistema de riego intrafinca o cómo ensamblar una red de tuberías, tiene a su disposición una
variada gama de tutoriales para acceder fácilmente a esas prácticas tecnológicas.
Otro desafío importante es masificar la incorporación de regantes a los sistemas presurizados. En la
medida en que toda el área cultivada se encuentre dentro del sistema, éste será más estable y
funcionará mejor. En este sentido, hemos constatado que aun tratándose de pequeños productores,
hay muchos regantes beneficiarios de los proyectos que tienen la capacidad de invertir con recursos
propios y han manifestado la voluntad de hacerlo. Una estrategia a futuro podría ser instalar los
cabezales y las válvulas de regulación en puerta de finca y que los usuarios aporten los materiales de
menor costo (mangueras, goteros y aspersores) para completar los equipos intra-finca.
Lo anterior, implica otro desafío, que es el de instalar un mercado local de abastecimiento de insumos
y accesorios, para que los productores locales accedan directamente a estos materiales en su lugar
de residencia. Estimamos que cualquier ferretería local puede cumplir esta función, con la sola
condición de establecer acuerdos sobre las condiciones de venta y el mantenimiento de un stock
básico. Esta función también podría ser cubierta por la Comunidad o por la Cooperativa que
venderían los accesorios a costo de reposición, para garantizar la permanencia del stock.
En la tecnología del riego gravitacional presurizado (RGP) hay dos grandes esquemas de
comercialización: a) el norteamericano, que popularizó la venta de accesorios en todos los
supermercados del país; y b) el israelí, que comercializa los paquetes tecnológicos en forma cerrada
(planificación, diseño, ejecución, operación y mantenimiento). Esta última opción puede ser válida
para grandes emprendimientos agroindustriales donde las variables se deben ajustar al máximo para
asegurar la rentabilidad, mientras que en pequeñas explotaciones destinadas a la producción familiar
de subsistencia o para la venta de pequeños excedentes, el esquema más apropiado es el primero.
En cuanto a la replicabilidad de la experiencia, como fue indicado anteriormente, la tecnología
propuesta tiene una gran potencial para ser transferida a otras zonas de los Valles Calchaquíes,
donde las condiciones agroecológicas son muy similares a las del área de estudio. Sin embargo, es
necesario señalar algunas condiciones básicas para que esa replicabilidad tenga éxito y la tecnología
pueda ser apropiada por las comunidades locales:
o Es necesario la existencia de una organización local (formal o informal) que garantice el
cumplimiento de los plazos y las rutinas técnicas requeridas para la correcta implantación y
funcionamiento de los sistemas. Si la organización local responde adecuadamente, la presencia
de los técnicos será necesaria sólo en forma esporádica y para la resolución de los problemas
técnicos de mayor complejidad.
o El efecto demostrativo se asegura no solamente con la observación de los sistemas funcionando,
sino con el aporte de actividades de capacitación teórico-práctica, que generen un proceso de
apropiación de la tecnología, para que sean los propios actores quienes hagan funcionar los
sistemas y aseguren su mantenimiento. Esto implica tejer y fortalecer redes entre las
organizaciones del territorio para entablar relaciones que actúen como vasos comunicantes de
las experiencias tecnológicas. El éxito de la tecnología se manifiesta cuando el técnico
extensionista deja de ser indispensable para el funcionamiento de la misma.
En el caso en que se puedan abordar los desafíos indicados, quedan pendientes algunos interrogantes,
que si bien no están relacionados directamente con la tecnología descripta en esta experiencia,
constituyen condicionalidades estructurales para el futuro del desarrollo comunitario.
La cosmovisión de los Amaichas contiene una concepción de la Naturaleza donde los seres humanos y
no humanos forman parte de un conjunto inseparable. Son muchas las acciones que la CIAV lleva a cabo
para conservar y enriquecer los espacios de vida, el patrimonio cultural y la biodiversidad del territorio
comunitario. Estas acciones están comprendidas en lo que los amaichas denominan la ética del Buen
Vivir, consagrada como proyecto político de la Comunidad en su estatuto constitutivo.
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El interrogante que se plantea es si la Comunidad conseguirá mantener el control del territorio frente a
otras visiones más aperturistas, que proponen un libre mercado de las tierras y de los bienes
comunitarios. Consideramos que la puesta producción de zonas con sistemas de riego tecnificado,
pueden contribuir a un aumento del valor de las tierras. Aunque la legislación actual y el Estatuto
comunitario no permiten la compra venta de tierras, las nuevas condiciones productivas podrían
incentivar la aparición de inversores extraterritoriales que pretendan radicarse en el lugar.
Esto implica la necesidad de tomar conciencia sobre la importancia contar con una normativa de
ordenamiento territorial y de planificación estratégica que garantice la continuidad de los espacios
comunitarios.
6. Reflexiones finales
La sistematización de esta experiencia nos permite reflexionar sobre varias cuestiones:
Desmitificar la idea de que los procesos técnicamente complejos son de exclusiva incumbencia de los
profesionales. Aunque no restamos importancia a la labor de los técnicos y extensionistas en los
procesos de desarrollo, consideramos imprescindible generar las condiciones necesarias para
generar procesos de empoderamiento de los actores locales y de apropiación de la tecnología por
parte de los mismos;
Valorizar el conocimiento intuitivo empírico-técnico (especialmente de los jóvenes) para integrar las
mejoras facilitadas por la tecnología a las estrategias de la producción familiar. La rápida
familiarización de los sujetos sociales con las técnicas de instalación y montaje de los sistemas de
riego tecnificados, nos han demostrado que los jóvenes desarrollan capacidades para adaptar e
inclusive para mejorar las versiones originales de las tecnologías propuestas;
Para ello es imprescindible impulsar un diálogo de saberes entre el conocimiento científico y las
percepciones empírico-ancestrales
Enfatizar sobre las condiciones necesarias para alcanzar estos resultados, como el trabajo asociativo
de los comuneros para la sistematización de los recursos tecnológicos; el aporte de la Comunidad
Indígena; las alianzas y el trabajo conjunto con las organizaciones comunitarias, las juntas de
regantes y las autoridades de aplicación de la normativa hídrica; y la comunicación permanente del
grupo de trabajo con los estamentos institucionales y con los actores sociales que participan en los
procesos de innovación.
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