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Sistemas Molinares de Presa en el Occidente Peninsular. Un patrimonio en


peligro, un patrimonio por conocer y disfrutar.

Conference Paper · May 2016

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6 authors, including:

Isabel Bestué Cardiel Emilio Molero


universidad de Granada. Escuela de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos University of Granada
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SISTEMAS MOLINARES DE PRESA EN EL OCCIDENTE
PENÍNSULAR. UN PATRIMONIO EN PELIGRO, UN
PATRIMONIO POR CONOCER Y DISFRUTAR
Isabel Bestué Cardiel
Fundación Juanelo Turriano
Emilio Molero Melgarejo,
Universidad de Granada,
Javier Chaves Quesada
Víctor Gibello Bravo
Arqueocheck
Mª Lourdes Gutiérrez Carrillo
Universidad de Granada
Juan Carlos Molina Gaitán
Universidad de Murcia

RESUMEN

Desde finales de la Edad Media y hasta el siglo XIX se desarrolla en Extremadura un


modelo territorial de aprovechamiento de agua que engloba su acopio mediante presa,
su uso como fuerza motriz con molinos ligados a ese sistema de embalse y otros
aprovechamientos como pesqueras, lavaderos, abrevaderos, etc.
Desde la emblemática presa del Estanque de Guadalupe (s. XV) hasta las numerosas
albuheras de Cáceres y Badajoz, estos sistemas hidráulicos han generado paisajes muy
característicos y ricos en fauna, vegetación y recursos fabriles hidráulicos en un
territorio que se caracteriza precisamente por la escasez de agua.
Sin embargo, la pérdida de uso de estos conjuntos a lo largo del siglo XX y sobre todo
en el siglo XXI los ha abocado a un proceso de deterioro que en muchos casos ha
derivado en situaciones muy comprometidas de abandono y de desmantelamiento total
de sus instalaciones molinares.
Se hace imprescindible realizar una catalogación exhaustiva sobre el territorio de las
estructuras que componen estos sistemas y que conjugan una amplia tradición molinar,
de construcción de presas y de ordenación del territorio, para poder abordar su posterior
protección. Solo a través de la comprensión de estos conjuntos como elementos de un
todo territorial será posible plantear estrategias de conservación y uso que nos permitan
disfrutar de todo el potencial que este patrimonio encierra.
Palabras clave: charcas, molino hidráulico, paisaje, catalogación, protección

MILL DAM SYSTEMS IN THE WESTERN IBERIAN PENINSULA.HERITAGE


AT RISK, HERITAGE TO BE INTERPRETEDAND ENJOYED

ABSTRACT

From the late Middle Ages through the nineteenth century, a territorial model was
developed in Extremadura (southwestern Spain) for harnessing water in reservoirs that
was used by watermills associated with dams and for other applications such as fisheries
or washing or watering places.
From the emblematic fifteenth-century Estanque de Guadalupe Dam to the many
artificial ponds in the provinces of Cáceres and Badajoz, these waterworks have
generated characteristic landscapes with an abundance of fauna, flora and hydraulic
resources geared to industrial use in a region characterised by a paucity of water.
Disuse of these compounds in the twentieth and especially the twenty-first century,
however, has exposed them to deterioration, often followed by abandon and total
dismantling of their facilities.
The structures comprising these systems, which bear witness to a long tradition
combining milling, dam building and land management, must be exhaustively
cataloguedin the field their subsequent protection is to be adequately addressed.
Conservation and use strategies able to ensure that this heritage is enjoyed to its full
potential will only be possible if these compounds are interpreted for what they are:
elements of a territorial whole.
Keywords:pools, watermill, landscape, cataloguing, protection

INTRODUCCIÓN

Los siglos XX y XXI han sido prolijos en estudios técnicos e históricos sobre los
sistemas de acopio de agua en el territorio extremeño. Desde la revalorización de la
ingeniería romana, con más de 28 posibles presas localizadas en suelo extremeño de las
70 catalogadas en la Península (Castillo 2007), la pervivencia de técnicas constructivas
ha permitido establecer un proceso diacrónico muy potente en el oeste peninsular y
expandirlo más allá de sus propias fronteras (García-Diego 1994), con ejemplos
singulares que hacen de Extremadura una potencia mundial en lo que se refiere a la
construcción de presas históricas (Smith 1971).
Si la escasez de agua es uno de los males endémicos en Extremadura, con índices
pluviométricos escasísimos y con un subsuelo granítico que impide o dificulta
extraordinariamente la captación de aguas subálveas, el ingenio del hombre en estas
tierras ha transformado dichas limitaciones en el acicate para generar modelos de acopio
absolutamente propios, a los que se han ido asociando, a lo largo de los siglos variados
ingenios hasta conseguir sistemas complejos cuya finalidad es el aprovechamiento
máximo de este preciado bien.
Ejemplos ampliamente conocidos como las presas romanas de Proserpina y Cornalvo
avalan esta dilatadísima tradición (Aranda 2007). La aplicación industrial en el medievo
de estos modelos de acopio de agua está representada por la presa del Estanque en
Guadalupe o la charca de Lancho en Malpartida, construidas respectivamente en los
siglos XIV y XV. Sin embargo, el momento de eclosión de una tipología autóctona para
el acopio y aprovechamiento integral del agua llegará en del siglo XVI, de la mano de
figuras con nombre propio en el campo de la ingeniería renacentista (Fernández
Ordóñez 1984). Francisco Becerra será su máximo representante, migrando su técnica a
América cuando marcha a construir al Nuevo Mundo (Díaz-Marta y García-Diego
1988). Llevan su firma la Albuera de San Jorge y Casillas II, ambas en Trujillo, que
fueron construidas para abastecer a complejas redes de molinos encadenados, al tiempo
que resolvían el problema de la pesca y del abrevado del ganado.
Esta manera de entender el uso del agua pervivirá en los siglos sucesivos, siendo
realmente entre los siglos XVII y XIX cuando se produce un verdadero boom
constructivo y de diseminación de una tecnología industrial propia del poniente
peninsular. Aparece entonces un número extensísimo de presas con sistemas molinares
anejos de características comunes1. El hecho de que cada una de estas presas componga
1
José Antonio Fernández Ordóñez establece una serie de características comunes para estos sistemas
hidráulicos pre-industriales. “…son construcciones rudimentarias, de excesiva longitud debido a la
costumbre común de cimentar la presa sobre afloraciones de roca del cauce, y por esta razón su
desarrollo en planta se produce con un gran número de alineaciones quebradas. Aunque tienen secciones
un conjunto complejo en el que se integran diversas actividades industriales y agrarias
que han pervivido durante siglos supone ya un interés en sí mismo al que debe añadirse
una cultura, una forma de vida y un paisaje propios, fruto precisamente de esa actuación
antrópica sobre el territorio en relación con el uso del agua.

MARCO GEOGRÁFICO Y TEMPORAL DEL ESTUDIO

Fig. 1. Modelo territorial con indicación georreferenciada de las charcas, poblaciones, espacios naturales
protegidos y vías pecuarias. Producción propia

Desde las primeras recopilaciones realizadas por García-Diego en los años 80 del siglo
pasado, el número de sistemas molinares históricos asociados a presa o charca en el
territorio extremeño no ha dejado de crecer y los estudios que desde el campo de la

robustas, suficientes para su trabajo como presas de gravedad, están respaldadas por escolleras o por
contrafuertes dispuestos sin un proyecto previo allí donde el maestro consideraba intuitivamente
necesario reforzar su estabilidad…” (Fernández Ordóñez 1984, 15).
Ingeniería, sobre todo, se han llevado a cabo, han permitido ir enriqueciendo el
conocimiento que de ellos tenemos2.
Dada la abundancia de casos y su dispersión por el territorio, hemos restringido nuestro
estudio a un ámbito geográfico concreto, centrándonos en el triángulo formado por las
poblaciones de Cáceres-Malpartida de Cáceres-Arroyo de la Luz-Brozas-Villa del Rey.
Esta superficie abarca principalmente los Llanos de Cáceres y de Brozas, limitados por
el río Tajo, al norte y por su afluente el Salor al sur.
Geológicamente es un territorio con un extenso batolito granítico3 que dificulta sobre
manera la captación de aguas subválveas pero que al mismo tiempo, permite su
retención de manera natural en superficie.
Históricamente, constituye un corredor utilizado desde época romana, en el que destaca
el imponente puente de Alcántara. Este pasillo en línea casi recta entre Córdoba y
Oporto siguió utilizándose a través de los siglos, superponiendo en él calzadas reales,
cañadas y cordeles. La distribución de estas tierras de frontera entre unas pocas familias
nobiliarias ligadas a la Orden de Alcántara fosilizó su propiedad y su uso durante siglos,
permitiendo hoy, en muchos casos, hacer una lectura completa del aprovechamiento
privado de la tierra y de la infraestructura hidráulica a ésta asociada.
Posiblemente, uno de los factores que más condicionó la proliferación de estos ingenios
hidráulicos fue el auge de la industria lanar entre los siglos XVI y XIX. En un territorio
donde los suelos eran pobres para la agricultura, la implantación de conjuntos
hidráulicos que resolvían al mismo tiempo la generación de fuerza motriz para sus
molinos harineros, el aporte de agua a los lavaderos de la magnífica lana de las ovejas
merinas que invernaban en la zona, el abrevado del ganado en el tránsito hacia el norte
en verano a través de sus numerosas cañadas y cordeles, la cría y obtención de pescado
durante todo el año para las poblaciones cercanas e incluso en algunos casos, la
derivación de agua para riego de huertas próximas a las villas, resultó todo un éxito.
Por tanto, nos encontramos en un entorno geográfico y social muy homogéneo que,
atesorando una antigua tradición constructiva, fue capaz de crear instalaciones
hidráulicas complejas que daban respuesta a las necesidades locales, haciéndolas
prácticamente autosuficientes.
Aunque la construcción de estos sistemas se dilata en el tiempo casi hasta el siglo XX,
hemos querido centrar nuestro estudio en aquellos complejos que se desarrollan sobre
todo hasta el siglo XIX. La introducción de la energía eléctrica supondrá una fractura en
el uso de los ingenios hidráulicos en toda España. Extremadura no será una excepción.
Poco a poco los conjuntos molinares asociados a estas presas se irán reconvirtiendo.
Algunos suministrarán electricidad durante décadas a las poblaciones cercanas pero,
inexorablemente, su finalidad original se irá perdiendo hasta quedar obsoletos y en la
mayor parte de los casos abandonados ya en la segunda mitad del siglo XX.

METODOLOGÍA DEL ESTUDIO

Dado que los conjuntos molinares asociados a presa abarcan en algunos casos cientos de
hectáreas, hemos optado por trabajar con un sistema de información geográfica que nos

2
El reciente artículo de Fernando Aranda Gutiérrez en el blog aguacivilizada.org de febrero de 2015
realiza un exhaustivo recorrido por las presas y charcas extremeñas catalogadas así como por las que no
aparecen en ningún catálogo hasta la fecha y que son fruto de su propia experiencia. Pedro Plasencia
publicó en 2007 un magnífico artículo sobre la Presa renacentista del Casar de Cáceres, incorporando un
ejemplo más al conjunto de sistemas hidráulicos de presa y molinos (Plasencia 2007).
3
Cartografía 1:50.000 Mapa geológico de España, hojas 677,703 y 704. IGME.
permita establecer relaciones entre diferentes entornos. De este modo, la primera acción
es, evidentemente georreferenciar cada uno de los conjuntos y de los elementos que lo
integran con el fin de generar un Inventario de sistemas molinares y charcas inicial que
irá implementándose en las diferentes fases del estudio. Este inventario, gestionado
mediante una base de datos SIG, recibirá la información localizada en relación con su
evolución histórica, administrativa, territorial, etc.
Al mismo tiempo, intentaremos crear un modelo territorial diacrónico para entender
cómo han variado los usos del suelo y los paisajes del entorno de los molinos, al
aparecer los humedales artificiales. Este estudio histórico-evolutivo del territorio servirá
para cruzar la información relativa a los procesos de cambio de los sistemas hidráulicos
industriales con los de usos del suelo a lo largo del tiempo.
La siguiente acción es el estudio detallado de cada uno de los conjuntos molinares. En
primer lugar, realizamos una investigación histórica a partir de documentación
planimétrica, fotográfica, documental, etc. con el fin de intentar fijar su datación de
manera veraz y su evolución en el tiempo.
A continuación se genera un modelo de ficha para trabajar en las posteriores visitas de
campo. Las fichas son el guión que servirá después para desarrollar un estudio completo
de cada conjunto y permiten contrastar sobre el terreno las hipótesis de gabinete.
El trabajo de campo nos ha permitido, en la mayor parte de los casos catalogar de
manera exhaustiva todos los elementos que componen cada uno de los sistemas
molinares, comprobando su estado de conservación, así como su relación con el
conjunto y con su entorno. Finalmente, el catálogo permite valorar evolutivamente los
elementos analizados, verificando el estado de conservación o deterioro al que se han
visto abocados en los últimos 30 años, al compararlos con el catálogo realizado por
Fernández Ordóñez (Fernández Ordóñez 1984).
En paralelo, el estudio del territorio y del paisaje actual se hace imprescindible. Al fin y
al cabo, el objeto último de nuestro estudio no es solo catalogar los sistemas molinares
de presa. Se pretende que el trabajo facilite el establecimiento de pautas de recuperación
y aprovechamiento de estos conjuntos dentro de los espacios naturales que los albergan.
Afortunadamente, Extremadura cuenta con un número elevado de espacios naturales
protegidos. En particular, varios de los conjuntos que componen nuestro estudio se
encuentran dentro de espacios declarados como LIC (Lugar de Importancia
Comunitario), ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) o integrados en la
Red Natura 2000, contando además con un espacio declarado Monumento natural “Los
Barruecos” desde 1996. Precisamente, el conjunto de los Barruecos constituye un
modelo magnífico de recuperación de los sistemas hidráulicos e ingenieriles históricos y
de aprovechamiento y protección del medio natural que ha contagiado también la
recuperación de otras charcas cercanas como la del Lugar en Malpartida y que pueden
servir de modelo de gestión del territorio y del patrimonio cultural.

DESARROLLO DEL TRABAJO

La primera fase de trabajo consistió en una ubicación geográfica de los casos de estudio.
Nos hemos centrado en cuatro zonas diversas que atesoran veinte conjuntos molinares
con presa anteriores al siglo XX:
- Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes: donde se sitúan la Charca de la Generala
con sus tres molinos de cubo y sus cuatro pesqueras y contrapresa sobre el arroyo
Villar. Y la cercana charca de la Zafra, donde los textos nos hablan de la presencia
de un molino, hoy desaparecido, en el río Salor.
- Entorno de Malpartida de Cáceres: donde encontramos el Monumento natural “Los
Barruecos” con sus cuatro charcas. La de Frasco Díez, a la que se adosa un molino
harinero en el regato de la Argamasa. Barrueco de Arriba, con un molino harinero
sobre los arroyos Tocón y Naranjillo. Barrueco de Abajo, donde se construyeron un
lavadero de lanas, un batán y un molino y que recoge el agua de los arroyos
anteriores. Y finalmente, aguas debajo de ésta, la charca del Molinillo también con
un molino harinero asociado a ella.
Rodeando por el noroeste la población, la charca del Lugar con su molino harinero
adosado al paramento de aguas abajo del arroyo homónimo.
- Entorno de Arroyo de la Luz: De los numerosos embalses que salpican a esta
población, los anteriores a 1900 son: las charcas Grande y Chica de Arroyo, sobre
el arroyo de la Grajuela. Ambas presas cuentan con un molino harinero adosado, y
abastecen a las características huertas del pueblo. Más alejadas se encuentran las
charcas de Petit 1 y 2. Petit 1 cuenta con un molino harinero y una turbina que dio
electricidad a Arroyo hasta mitad del siglo XX. Petit 2 se sitúa por debajo de la
primera, en el rio Pontones y consta de un molino y un lavadero de lanas.
Finalmente, en el río Casillas, afluente del río Pontón que a su vez es afluente del
Salor encontramos la charca de Lancho con un molino adosado al muro de la presa
y otro aguas abajo asociado a una contrapresa. Más abajo, se situó la charca de San
Miguel desde donde se tomaba el agua para el lavadero de lanas del mismo nombre.
- Llanos de Alcántara y Brozas: Dos son los núcleos urbanos de esta zona, Brozas y
Villa del Rey. En el primero están enclavadas respectivamente sobre el arroyo de
los Noques la charca de Arce de Arriba y sobre el arroyo Jumadiel la de Arce de
Abajo. Arce de Arriba cuenta con un molino adosado al cuerpo de presa y otro,
aguas abajo. Arce de Abajo recibe las aguas del anterior y cuenta también con un
molino adosado a la presa y siete más, aguas abajo.
También en Brozas, más al norte encontramos las presas de Vegas Altas y la Greña
que componen un único conjunto. La más antigua, la Greña se encuentra en la
rivera de la Mata, disponiendo de un molino adosado al cuerpo posterior de la presa
y tres más, aguas abajo. Por encima, se construyó años después la presa de Vegas
Altas, también con un molino adosado.
Continuando hacia el norte y ya en Villa del Rey, sobre la rivera del arroyo Jartín,
encontramos la Charca de García que cuenta con un molino en la presa y la charca
de Barroso, aguas arriba del anterior, también con molino harinero.
Finalmente, la presa de Cueto toma sus aguas del arroyo de la Rivera. Componen el
sistema hidráulico la presa, un molino harinero adosado a su paramento de aguas
abajo, un lavadero de lanas y unos metros más abajo, una segunda charca llamada
de Pantrigo con su correspondiente molino harinero.
Del conjunto de presas seleccionadas, podemos apreciar que más del 50% se levantan a
lo largo del siglo XVIII, en muchos casos para sustituir a molinos preexistentes o
incluso para asegurar el abastecimiento de agua a éstos; es el caso de la charca García o
la de Barroso. Otras, son reestructuraciones de charcas más antiguas, como la de
Lancho. Pero la mayor parte se construyen ex novo para resolver problemas locales
como la molienda de cereal, base de la alimentación en esa época, o para aprovechar la
producción de lana merina local, con la instalación de lavaderos en la ruta que
comunicaba Sevilla con Portugal, exportando este producto tanto a Sevilla como, sobre
todo a Covilha (Portugal) donde estaban los lanificios más cercanos.
Otra de las características que llama la atención al relacionar unos conjuntos con otros
es su situación administrativa. Más del 60% de los sistemas hidráulicos estudiados son
de propiedad privada, lo que dificulta en ocasiones su recuperación y puesta en valor.
En contrapartida, el hecho de encontrarse en manos privadas ha favorecido también su
pervivencia ya que alguno de estos conjuntos molinares se ha mantenido en uso incluso
hasta la primera mitad del siglo XX, dando servicio particular a sus propietarios.
Finalmente, comprobamos que el 80% de estos conjuntos se integran en espacios
naturales protegidos medioambiental, ya que aunque de origen claramente antrópico, las
charcas constituyen fantásticos humedales donde prolifera una abundante avifauna
acuática y limícola que complementa los entornos esteparios locales.

UN CASO DE ESTUDIO ESPECÍFICO. LA CHARCA DE LA GENERALA

Dada la extensión del estudio, nos hemos centrado en un caso específico que ejemplifica
el método de trabajo para este artículo. La Charca de la Generala es un conjunto molinar
hidráulico que agrupa varias actividades industriales y agrarias; es un espacio protegido
incluido en la Red Natura 2000, con calificación de ZEPA ES0000071 y ZIR de los
llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes; y es una propiedad privada que ha perdurado
como tal a través del tiempo.
Iniciamos pues el trabajo con la localización geográfica y con el análisis histórico del
lugar y de su territorio, recurriendo a la documentación planimétrica, fotográfica y
textual existente. La comparación de ortofotografías históricas disponibles desde 1945 a
2012 y de las minutas cartográficas del IGN de 1898 y 1945 ha aportado datos de
interés para la comprensión de la evolución del territorio. A través de ellas podemos
comprobar que ya a finales del siglo XIX la Charca de la Generala estaba absolutamente
consolidada, así como su sistema molinar hidráulico.

Fig. 2. Secuencia de imágenes aéreas ortofotografías de 1945, 1973-86, 2012 del IGN

Las imágenes aéreas nos muestran un cambio sustancial de la dehesa de la Zorra.


Mientras que entre 1945 y 1954 el paisaje es yermo, con predominio de los
característicos berrocales graníticos cacereños, a medida que avanzamos en el tiempo
observamos un aumento de la vegetación, principalmente de encinas y alcornoques,
hasta que en 2012 la vegetación es tan espesa que enmascara los caminos e incluso los
molinos parcialmente. Si comparamos estas imágenes con la documentación textual
histórica consultada, encontramos ciertas consonancias.
Los datos parciales localizados en el archivo particular de la familia Ovando nos hablan
de que entre 17524 y 17575 se encontraban ya en uso los tres molinos del Marqués de

4
Archivo de la Familia Ovando (marqueses de Camarena la Real). Sección Nobleza del AHN.
ES.45168.SNAHN/81.2.1.1//OVANDO,C.79,D.3662 "Merced hecha por la villa de Cáceres al Marqués de
Camarena para levantar un tercer molino harinero en el arroyo del Villar. 1752
Camarena en el arroyo Villar, aunque no se menciona la presencia de una charca para su
alimentación. Dada la escasez e irregularidad de caudal de los ríos de la zona (el Salor
por ejemplo, del que el arroyo Villar es afluente, tiene hoy 3,06 l/seg/km solamente),
parece imprescindible la construcción de una charca casi desde los inicios para el
óptimo funcionamiento del conjunto molinar. Además, en las respuestas al
interrogatorio del Catastro del Marqués de la Ensenada (1750-1754) de la población de
Cáceres, a la que pertenece la Generala, encontramos una posible referencia a sus
molinos6. En la visita de campo realizada hemos encontrado también sobre el dintel de
una ventana del segundo molino la fecha de 1752 que se contradice con la placa del
mismo molino sobre su cubo, fechada en 1832, y que debió corresponder a una
remodelación profunda del ingenio. De todo ello podemos concluir que durante la
segunda mitad del siglo XVIII los molinos del arroyo Villar funcionaban a pleno
rendimiento, descartando así la fecha de 1795 propuesta en el catálogo del MAGRAMA
para su construcción.
Así, el conjunto se instaló en un terreno baldío que no permitía otra explotación que la
industrial harinera y piscícola. Estas actividades se perpetuaron durante siglos,
fosilizando también el paisaje. Sin embargo, en la segunda mitad de siglo XX los
molinos pierden su función y el sólo uso como criadero de tencas no debió ser suficiente
para el mantenimiento de la finca. Se inicia entonces un proceso de regeneración de la
vegetación autóctona con el progresivo desarrollo de una dehesa de quercus que ha
permitido que desde finales del siglo XX haya funcionado además como explotación
ganadera. El proceso de transformación del paisaje, en este caso, refleja también el
proceso de deterioro del uso molinar de la Charca de la Generala.
Una vez analizada la evolución de los molinos de la Generala, procedemos a catalogar
sus elementos conservados. Para ello, generamos unas fichas base que nos acompañan
en nuestras visitas de campo y que nos permitirán después realizar una valoración de su
estado de conservación y de su posible recuperación.
Mostramos de forma somera el modelo de ficha para el caso de la Generala. No se
muestra completa, pues la información gráfica excede la capacidad de este artículo.
La ficha se estructura en tres partes: en la primera se recogen los datos generales del
conjunto: administrativos, geográficos, morfológicos de la presa, de uso y del
aprovechamiento hidráulico del conjunto molinar. En la segunda parte se relacionan los
datos específicos de cada uno de los ingenios molinares o de otro tipo que componen el
sistema de aprovechamiento hidráulico; se incorporan pormenorizadamente los datos
referidos al tipo, sistema de funcionamiento, elementos conservados tanto de la parte
aérea como de la hidráulica, en el caso de los molinos, uso original y actual, etc. En el
caso del conjunto de la Generala se recogen los datos de cada uno de los tres molinos y
de las pesqueras asociadas a la presa. Por último, la tercera parte de la ficha se dedica a
los condicionantes medioambientales del conjunto, los grados de protección

5
Archivo de la familia Ovando (marqueses de Camarena la Real). Sección Nobleza del AHN.
ES.45168.SNAHN/81.2.1.1//OVANDO,C.79,D.3676. Licencia de la villa de Cáceres al Marqués de
Camarena para construir una pared que conduzca el agua del arroyo del Hocino al arroyo del Villar,
donde tiene tres molinos. Ante Lorenzo Valencia y Conejero.1757.
6
Catastro del Marqués de la Ensenada, 1750-1754: Villa de Cáceres. “A la decimo septima pregunta
dijeron que en la rivera de esta villa hay 25 molinos harineros que muelen con agua corriente de la
misma villa (…)En el valdío de la Zafra hay en los arroyos del Villar y Zorita diez molinos harineros de una
piedra. Uno del marqués de Camarena y produce anualmente mil cuatrocientos y cuarenta reales. Otro
de otro marqués que produce anualmente novecientos reales. Otro de Diego Sánchez vecino de Aldea del
Cano y produce anualmente setecientos ochenta reales. Otro de AlonsoAlonso Pacheco vecino de (…)
medioambiental y cultural, los valores patrimoniales atendiendo a diversos factores, el
estado de conservación actual y en comparación con la catalogación realizada en los
años 80 del siglo XX por Fernández Ordóñez. En esta parte de la ficha se incluye la
bibliografía de referencia y el material gráfico y planimétrico tanto histórico como
actual suficiente para comprender en su totalidad los elementos del conjunto. Por
último, se incluye un espacio de mayor amplitud para realizar una descripción textual
desarrollada que permita la completa comprensión de la ficha catalogada.

Fig. 2. Modelo de ficha de trabajo aplicada al caso de la charca y molinos de la Generala

Como resumen a la ficha de campo presentada podemos decir que: el Conjunto de


Charca, Molinos y Pesqueras de la Generala se sitúa sobre el arroyo Villar. Realizado
entre los años 40 y 50 del siglo XVIII y correspondiendo en tipología y técnica
constructiva a otros ejemplos de la misma época, ha sufrido diversas remodelaciones a
lo largo del siglo XIX hasta quedar abandonado todo el sistema molinar a principios del
siglo XX. A partir de entonces y hasta la actualidad funcionarán tan solo las pesqueras
adyacentes a la presa para la cría de tencas y su pesca posterior en la charca superior, y
una pequeña huerta bajo la presa.

Fig. 3. Presa, canal y molino nº1 de la Generala. Cárcavo del molino con compuerta de apertura del saetín
La presa de gravedad y contrafuertes con un desarrollo en planta muy irregular de 198
metros y sección también discontinua tiene una altura sobre cimientos y hasta
coronación de 9,30 metros. En el estribo derecho se sitúa un aliviadero de labio fijo con
una capacidad de 10m3/s. En el paramento de aguas abajo, en el centro del cuerpo de
presa se adosan tres contrafuertes trapezoidales y el primero de los tres molinos que
componen el conjunto molinar. Se trata de un molino de cubo de una sola piedra. La
toma de agua se hace directamente a través de una compuerta situada en el paramento
de aguas arriba (desagüe de fondo) que se acciona con un husillo desde la coronación de
la presa. Dicho husillo está protegido por sendos muros que actúan como puertas. Este
molino tiene un salto de 6,70 metros de altura y un caudal de 250 l/s. Interiormente el
edificio molinar es imponente con dos salas a diferente cota, una con chimenea para el
molinero y otra a mayor altura para la molienda. Todos los espacios se cubren con las
características bóvedas de rosca de ladrillo autoportantes, resueltas en bóveda de arista,
de cañón y con lunetos laterales. De la maquinaria en este molino no se ha conservadeo
nada. Tan solo las piedras solera y volandera.

Fig. 4. Cubo y sala de molienda del 3er molino

Desde el propio cárcavo sale el primer caz de sillares graníticos que se dirige hasta el
segundo molino, ya exento y también de cubo y de una sola piedra. El cubo de este
segundo molino tiene un salto de 7,70 metros y un diámetro interior de 3 metros. El
edificio consiste en un cuerpo principal que incluye el gran cubo y cuyo interior está
abovedado tanto en la sala de molienda como en el cárcavo que acoge la rueda
hidráulica. Los paramentos de estas estructuras son de mampostería con algunos sillares
de granito, mientras que la cubierta se resuelve con bóveda de rosca. A este cuerpo
central se adosan otros dos, dependencias del molino que se techaban con cubiertas a un
agua de rollizos de madera, hoy perdidas. El interior de la sala de molienda conserva
ambas piedras, así como algunas otras ya gastadas, parte de la estructura aérea de
madera y la cabria metálica, los cubos para depositar el grano, etc. La rueda hidráulica
se conserva fuera de su posición original.
Desde la salida de este cárcavo inicia otro canal de menor longitud, también construido
con sillares y mampuesto granítico que termina en un tercer cubo de igual diámetro que
el anterior y altura 6,20 metros que suministra presión al último molino del conjunto,
también de una sola piedra. El molino presenta una disposición espacial muy similar al
anterior, con un cuerpo central abovedado que encierra la actividad molinar en dos
plantas, cada una con su bóveda de cañón de ladrillo local y un cuerpo anexo cubierto
con un forjado de madera de una sola pendiente, destinada a vivienda y que ha perdido
toda su cubierta. Se conserva la piedra solera y algunas volanderas están diseminadas
por la sala. Parte de la estructura de soporte de la cabria descansa también por el suelo,
mientras que la rueda hidráulica se conserva en su posición original aunque en muy mal
estado.
Finalmente, el conjunto se completa con las cuatro pesqueras y la contrapresa a pie de la
pared principal. Textos revisados sitúan su construcción en los años 70 del siglo XX.
Sin embargo, las imágenes aéreas de los años 40 ya muestran estas instalaciones en uso.
Es posible que fueran construidas incluso en el siglo XIX puesto que el uso piscícola de
las charcas fue una actividad asentada desde, al menos, el siglo XVIII en Extremadura.
El estado general de las estructuras hidráulicas es eminentemente bueno, estando en
peor situación las edificaciones anexas a los núcleos molinares. A pesar de haber
perdido su actividad hace más de 60 años, en la mayor parte de los casos, se conservan
las partes esenciales de los molinos y de su maquinaria por lo que su recuperación
completa sería labor relativamente sencilla.
En lo que se refiere al entorno, la situación más compleja. En primer lugar, nos
encontramos en una propiedad privada en explotación, lo que conlleva estudiar
pormenorizadamente las actividades compatibles con su uso actual para hacer factible
una recuperación sostenible de su patrimonio cultural. Además, el medio físico y de
paisaje se ha ido modificando en los últimos decenios. Hoy el cauce del arroyo se
encuentra invadido por especies vegetales arbustivas que dificultan la conexión directa
entre los molinos y el adecuado discurrir de la corriente de agua. Además, las encinas y
alcornoques han poblado el contorno del espacio molinar, generando un paisaje mucho
más atractivo aunque difícil de recorrer de manera turística.

ACCIONES A ACOMETER PARA LA RECUPERACIÓN DEL CONJUNTO


MOLINAR

Teniendo en cuenta la situación actual de todo el complejo molinar, su condición de


propiedad particular y su inclusión dentro del espacio ZEPA y ZIR de los Llanos de
Cáceres y Sierra de Fuente se deben plantear las posibles acciones a acometer, teniendo
siempre en cuenta su compatibilidad con los Planes rectores de uso y gestión de los
ZEPA y ZIR correspondientes.
En primer lugar, y como medida imprescindible, sería necesario establecer recorridos a
modo de sendas que recuperen los caminos originales y que permitan el acceso a los tres
molinos, con la intención principal de proteger el paisaje que se ha generado una vez
desaparecida la actividad antrópica asociada a la molienda. Se deben aprovechar las
ventajas que ha generado la presencia de la charca de la Generala con una gran
abundancia de especies avícolas estacionales propias de humedales. Para ello se
propone la instalación de refugios de avistamiento de aves que complementen el disfrute
del paisaje. Algunas actividades como la caza de temporada o la pesca ya se
compatibilizan en la finca. Se podría, además recuperar el molino principal adosado a la
presa como espacio de la memoria de la molienda en los Llanos de Cáceres y Sierra de
Fuentes, ya que fue éste uno de sus molinos más importantes de la zona, tal y como
refleja su presencia en el diccionario geográfico y estadístico de Pascual Madoz en
1750. Aunque el acceso deba ser restringido a la zona, la recuperación paulatina del
conjunto deberá sin duda ser un aliciente y un elemento revalorizador de toda la finca.
CONCLUSIONES

Los sistemas molinares asociados a presa constituyen una tipología con identidad propia
en Extremadura. El progresivo abandono de la industria molinar con fuerza motriz
hidráulica en favor de la energía eléctrica motivó su progresivo deterioro a lo largo del
siglo XX hasta su casi práctica desaparición. Sin embargo, la presencia de las charcas
que siguen manteniendo usos compatibles como la pesca, el riego o el abastecimiento a
las cabañas ganaderas ha generado espacios de gran valor medioambiental, motivando
su protección por parte de los organismos encargados de su tutela.
Nos encontramos, por tanto, en un momento óptimo para intentar casar el respeto y
disfrute del medio ambiente, enriqueciéndolo con la reincorporación de las huellas del
pasado cultural e industrial de la zona. Este proceso solo podrá llevarse a cabo de
manera adecuada, si se dispone de un conocimiento exhaustivo de dicho pasado. Para
ello, la catalogación técnica, el estudio histórico y territorial y el análisis de
posibilidades de cada uno de los conjuntos que componen ese pasado común se hace
imprescindible.
La adecuada catalogación de los sistemas molinares de presa viene a completar un
proceso iniciado en el siglo XX y que está aún por estudiar de forma mutidisciplinar,
con el fin de situar este importante acervo patrimonial en la posición que le
corresponde.

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