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La liebre y la tortuga

Padilla Rosario Sara ID: A00147553

Autor: Esopo
Editorial: Susaeta Castellano

El título de este cuento te hace pensar en cuentos infantiles, de esos que tenían 2 o 3 páginas y
terminaban dejándote intrigado, la liebre está empeñada en ganarle a la tortuga porque ella estaba
perdida. . Consta de más de 3 párrafos y un solo capítulo. Es un texto corto comparado con otros
autores.
Este cuento habla de una carrera entre una liebre y una tortuga. Comienza relatando como la
liebre siempre le hacía burlas a la tortuga por su forma de ser ya que, las tortugas se caracterizan
por ser lentas y no muy ágiles. Pero vemos que en el cuento hay algo que tiene la tortuga que no
tiene la liebre. Mientras leemos el desarrollo nos vamos cuenta que la tortuga era muy lenta,
cualquiera piensa que nunca iba a llegar a la meta.

La gran carrera… y pues entonces comenzó en un día lleno de calor, la liebre sale de buenas a
primeras y dejando a la tortuga atrás pero cuando leemos unas líneas más esto puede ser
sorprendente. Vemos cómo la liebre se queda atrás mientras la tortuga va avanzando poco
perdiendo de vista a la liebre.

Vamos a ver qué dice en este fragmento:

• ¡Oh! -dijo la tortuga, volviéndose para mirarla- Pero ya te dije que yo siempre llego.
Despacio pero seguro.
• No tiene nada que hacer -dijeron los saltamontes- La tortuga está perdida
"¡Je, je! ¡Esa estúpida tortuga!", pensó la liebre, volviéndose
"¿Para qué voy a correr? Mejor descanso un rato." Así pues, se tumbó al sol y se quedó dormida,
soñando con los premios y medallas que iba a conseguir.
La tortuga siguió toda la mañana avanzando muy despacio. La mayoría de los animales, aburridos,
se fueron a casa. Pero la tortuga continuó avanzando. A mediodía pasó junto a la liebre, que dormía
al lado del camino. Ella siguió pasito a paso.
Finalmente, la liebre se despertó y estiró las piernas. El sol se estaba poniendo.
Miró hacia atrás y se rio:
- ¡Je, ¡el ¡Ni rastro de esa tonta tortuga! Con un gran salto, salió corriendo en dirección a la meta
para recoger su premio

Significa que lo que hizo que la tortuga ganara no fue ignorar los comentarios de la liebre y seguir
a su paso, fue la Constancia que ella tuvo al momento de cumplir su meta. Sin importar lo que los
demás mínales pensaban ella se mantuvo regia. Fue un animal constante Por tanto, se es
responsable y trabaja arduamente en lograr sus metas.

Un hecho es que la tortuga no hizo ningún tipo de trampas porque se entiende que una liebre es
más rápida, pues lo que le faltaba a la liebre era humildad y esfuerzo. La tortuga se alejó a paso
lento, como era habitual en ella. Sin embargo, la liebre despegó como nunca antes. Sin embargo,
después de un excelente estiramiento, se detuvo y, al ver que le estaba aportando mucha virtud a
la tortuga, se detuvo a esperarla y, de paso, le volvió a jugar una mala pasada.

- ¡Vamos tortuga, date prisa, estoy aburrida! Te estaré esperando aquí – gritó, fingiendo bostezar.

Al final, la tortuga alcanzó a la liebre y la liebre volvió a ofrecer varios saltos para posicionarse
unos metros más adelante. Una vez más, esperó a la tortuga, que tardó varios minutos en llegar
porque, por muy rápido que fuera, no podía ir lo suficientemente rápido.

- ¡Te lo mencioné, tortuga! Es imposible que una criatura tan lenta como tú pueda competir con
una tan rápida como yo. Te venceré y lo sabes.

Por el camino, la liebre se había detenido muchas veces a esperar a la tortuga, convencida de que
bastaría con correr un poco en el último momento para llegar primero. Sin embargo, en una de
esas paradas, sucedió algo inesperado.
La liebre y la tortuga son morales.

A pocos metros de la meta, la liebre se sentó debajo de un árbol y se durmió de aburrimiento.


Dando pequeños pero seguros pasos, la tortuga llegó a su lugar y siguió su camino hacia su destino.
En cuanto la tortuga estaba a punto de cruzar la línea de meta, la liebre se levantó y echó a correr
lo más rápido que pudo, pero por el momento no había nada que hacer. Observó con asombro e
impotencia cómo la tortuga se levantaba triunfante mientras todos los animales del campo la
vitoreaban.

La liebre, por primera vez en su historia, se avergonzó de su falta de humildad y de su excesiva


arrogancia, esto fue lo que la hizo naufragar y quedarse estancada.

La liebre ha aprendido a no burlarse de los demás y a no confiar en sí mismo. La tortuga me enseñó


a llegar a la meta paso a paso, despacio pero sin parar.

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