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LA SOCIEDAD MOVIL
Los inmigrantes internos que arribaron al Gran Buenos Aires tendieron a ubicarse en los niveles más
bajos de la pirámide social, empujando a los que ya estaban arriba, a posiciones obreras más altas y
hacia los estratos medios, este fue un periodo de ascenso social, incluso para los migrantes internos,
dado que el área metropolitana les permitía ocupar puestos con ingresos superiores. Para los
trabajadores residentes, el crecimiento económico trajo aparejado nuevas fuentes de empleo. Algunos
subieron de jerarquía dentro de la misma empresa, otros como trabajadores independientes o
pequeños propietarios de comercios, muchos lo hicieron mediante sus hijos, a los que habían
conseguido mandar a la escuela y contaban con instrucción requerida para trabajar de empleados en las
actividades privadas y la administración pública.
La población económicamente activa creció y fue absorbida por el sector secundario, la industria y la
construcción, y luego por el sector terciario, el comercio y los servicios. En términos comparativos, la
estructura ocupacional del país se crearon y llenaron más posiciones de empleados y pequeños y
medianos empresarios que posiciones de obreros y trabajadores por cuenta propia.
Entre los años 1947 y 1960 se produjo la ampliación de actividades a cargo del Estado, la modernización
del aparato productivo, el gran aumento de la educación y los servicios. Todos estos procesos
simultáneos impulsaron el incremento de las ocupaciones no manuales en relación de dependencia, los
trabajadores de cuello y corbata. En el sector secundario, las técnicas de administración mas sofisticadas
en los establecimientos manufactureros de mayor tamaño condujo al aumento de la demanda de
empleados de oficina, la incorporación de personal administrativo fue acompañada por la reducción de
obreros. La fuerte expansión de la burocracia en entidades públicas y privadas, hizo que las clases
medias fueran el estrato más dinámico de la sociedad.
Las clases medias autónomas, pequeños propietarios de industria, los servicios y comercios, este último
fue el que más oportunidades brindo a este estrato social. En la industria, las condiciones favorables
dentro de las que tuvo lugar la sustitución de importaciones, el proteccionismo y los créditos
subsidiados, permitieron la instalación de muchas pequeñas empresas con muy poco capital. El
desarrollo del mercado interno y el consumo masivo caracterizaron esta época.
Finalmente, los trabajadores autónomos, artesanos, cuentapropista y personal doméstico, también
registro un incremento. Su composición interna vario, sobre todo en las mujeres que se desempeñaban
en el sector doméstico, pero encontraron nuevas oportunidades en el trabajo fabril y de servicios.
Hacia 1960 la mitad de los que habían nacido de padres obreros radicados en las ciudades ya no se
encontraban en la situación de trabajador asalariado, habían ascendido a clase media. Otro 40% había
pasado de empleos no calificados a ocupaciones calificadas. Mas argentinos pudieron mirar a los que
estaban situados arriba de ellos en la escala social con la expectativa de que en poco tiempo ellos o sus
hijos pudieran alcanzarlos. La novedad del peronismo en el poder consintió que el Estado se ocupó de
allanarles el camino, generando cambios reales en la distribución del ingreso.
El gobierno potencio distintos instrumentos que facilitaron este proceso como el respaldo a la
sindicalización y la fijación de salarios por medio de convenios colectivos. El peronismo aprovecho los
altos precios internacionales de los productos agro en el momento de su ascenso al poder para financiar
el crecimiento industrial y el aumento del gasto público. Se apropio de los mayores ingresos del campo a
través del control el comercio exterior y la política cambiaria y los utilizo para el sostenimiento de la
economía urbana. Con eta política el crecimiento de los salarios de los trabajadores y los beneficios de
los empresarios fue en simultaneo. Dicha política hizo posible la redistribución del bienestar a favor de
los sectores de más bajos ingresos.
Las medidas del gobierno sumaron sus efectos a los que se derivaban del desplazamiento de los
trabajadores del campo a las actividades urbanas, promoviendo la redistribución del ingreso nacional.
En 1949 llego a su fin la bonanza del comercio exterior (insumos industriales y maquinarias),
acompañada por una caída del volumen de las exportaciones. Al contraerse su fuente principal de
financiamiento, la prosperidad peronista se interrumpió y entro en una fase de estancamiento y
aumento de la inflación.
En 1952 el gobierno se decidió por un duro plan de ajuste, procurando la estabilidad ante la expansión y
el respaldo al campo antes que a la industria. Se procuro un recorte del gasto público y la suspensión
por dos años de las negociaciones colectivas. Las medidas adoptadas para devolver rentabilidad al
campo consistieron en más créditos y en precios internos subsidiados. Esta serie de medidas
permitieron resistir la emergencia, reducir la inflación y reactivar la actividad económica.
La sociedad móvil de los años del peronismo fue una sociedad con una estructura de ingresos más
igualitaria, con más ingresos disponibles para el consumo, pudiendo adquirir variedad de bienes, como
los artefactos de uso doméstico (heladeras, planchas, calefones, radio, etc.).
Con relación a los gastos de vivienda, se mantuvo la política puesta por la anterior administración
conservadora, en 1943 se decidió el congelamiento de los alquileres y la prohibición de los desalojos,
debido a la gran masa de migrantes internos más del 70% de las viviendas del área metropolitana
estaban ocupadas por inquilinos.