Está en la página 1de 5

CAPITULO V – TORRE Y PASTORIZA

LA DEMOCRATIZACIÓN DEL BIENESTAR


Debido a la depresión mundial de 1929 y el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se efectuaron
importantes y continuos cambios. El cierre de los mercados europeos y la depreciación de las
exportaciones agropecuarias argentina en los años de la década del 30, forzaron a la elite conservadora
en el poder a tomar una serie de medidas. Con el fin de preservar el orden económico, en consecuencia,
el mismo sufrió alteraciones profundas. El control de cambios establecido para velar por el equilibrio de
la balanza de pagos creo incentivos para la producción local de manufacturas. Las empresas extranjeras
que abastecían el mercado nacional implementaron barreras proteccionistas. Las nuevas inversiones
expandieron aceleradamente la oferta interna de manufacturas. Luego de la guerra, el mercado
internacional estaba en jaque, por lo que se acentuaron aún más las medidas defensivas, que generaron
un natural crecimiento del mercado interno. Nuevos capitales de origen interno se destinaron a la
industria.
Paralelo al crecimiento del mercado interno, se producía un reordenamiento de la población en el
territorio nacional, una mayor urbanización. Atraídos por las nuevas oportunidades de empleo en la
industria y las actividades de servicio. A diferencia del pasado, la demanda de empleo no fue ocupada
por inmigrantes extranjeros, sino por grandes masas del interior del país, dispuestos a migrar a los
centros urbanos (Buenos Aires), luego de la expulsión de las zonas agrícolas.
De ambas experiencias la ciudad emergió transformada. Los inmigrantes que arribaron al país desde
mediados del siglo XIX encontraban un país vacío, en lo que concierne a instituciones estatales, como
respecto al número de habitantes.
Le experiencia argentina no consistió en la absorción de una masa extranjera que llego a asimilarse, lo
que ocurrió fue la necesidad de una sociedad nueva, la cual se mantuvo separada bastante tiempo de
los sectores criollos, mientras se procesaba la adaptación en cuanto a condiciones de visa de trabajo, en
un Estado Moderno en construcción. La adaptación no fue sencilla, surgieron brotes de xenofobia,
algunos inmigrantes retornaron a su país de origen y otros aprovecharon la frustración como motor de
la agitación anarquista.
Con el paso del tiempo, ese mundo de extranjeros, entro en un proceso de disolución. La presencia de
hijos de inmigrantes en suelo argentino, la misión nacionalizadora de la escuela pública y el servicio
militar, debilito cualquier identificación extranjera.
Partiendo desde 1870 y después de casi 60 años de inmigración, la sociedad argentina se hizo de nuevo
y esto fue obra de los propios migrantes y sus descendientes, la cual se condenso en Buenos Aires. Si
bien participaban en el plano social, no lo hacían en el plano político, ya que optaban por no
nacionalizarse, y por ende las elecciones quedaban en manos de la minoría. Esta situación se fue
revirtiendo gradualmente, con el ingreso a la vida política de los hijos de inmigrantes.
Las transformaciones que trajo consigo el periodo de migraciones internas, constatamos una trayectoria
diferente. Un millón de provincianos afluyeron a Buenos Aires y sus suburbios entre 1936 y 1947 y
desempeñaron un papel político protagónico. Su llegada coincidió con una crisis política y el surgimiento
de un líder necesitado de apoyo popular, lo cual les abrió las puertas a una influencia temprana y
decisiva en el terreno político-electoral. A diferencia de los inmigrantes extranjeros, encontraron una
sociedad hecha, cuyos valores y estilos de vida estaban popularizados por la radio, periódico y revistas.
En contraste con la experiencia de la inmigración masiva, lo que se puso en movimiento fue un proceso
de asimilación de los recién llegados a la sociedad, la cual también se vería modificada por el proceso.

UN PAÍS MAS VERTEBRADO


El escenario físico sobre el que tuvo lugar este episodio en el proceso de la integración de la sociedad
argentina fue el de un país más vertebrado, sus habitantes distribuidos en el territorio tenían una
relación más estrecha ente sí. En primer lugar, debido a la mayor urbanización, la localización del mayor
crecimiento de la población urbana se produjo en las aglomeraciones de mayor tamaño (Buenos Aires,
Córdoba, Rosario, Mar del Plata, Bahía Blanca, Santa Fe, La Plata y Tucumán). Antes de las migraciones,
se localizaban dentro de la región pampeana principalmente. Una vez instalado el peronismo en el
poder, la atracción del Gran Buenos Aires llego hasta las provincias más lejanas.
En paralelo a la mayor urbanización, la expansión de los modernos medios de comunicación fue otro de
los procesos que contribuyó a que el país fuera más vertebrado. Por su capacidad para suscitar un
sentimiento de comunidad a la distancia, la radio habría de ser el medio más efectivo para fortalecer el
proceso de homogeneización cultural promovido por la escuela pública y el servicio militar.
Perón se encontró dentro de los primeros en aprovechar sus potencialidades para la actividad política,
Durante su campaña de 1946, en las giras por el interior convoco a sus seguidores en forma simultánea
a la plaza principal de distintas ciudades desde donde grandes altavoces acercaron su palabra
transmitida por radio que difundía el acto principal, lo cual genero en la muchedumbre una sensación de
unión y fortaleza, entre canticos y vítores.
Los eventos deportivos como el turismo carretera y el futbol, transmitidos por radio, forjaron a la
sociedad en fanatismos entre un club u otro, despertaban pasiones, sentimientos de pertenencia y
cercanía.
El conjunto de circunstancias se combinó para dar una mayor vertebración al país, y potencial el lugar
central de Buenos Aires. El nuevo episodio en la integración social de la Argentina que tuvo lugar en los
años del peronismo encontró la plataforma propicia para dilatar su influencia y transformarse en una
experiencia de alcance nacional. Las políticas lanzadas por el Estado se propusieron con ese objetivo. Su
eficacia estuvo relacionada con el crecimiento de las ciudades y la infraestructura, la expansión de los
medios de comunicación, la existencia de vínculos y lealtades entre la población.

LA SOCIEDAD MOVIL
Los inmigrantes internos que arribaron al Gran Buenos Aires tendieron a ubicarse en los niveles más
bajos de la pirámide social, empujando a los que ya estaban arriba, a posiciones obreras más altas y
hacia los estratos medios, este fue un periodo de ascenso social, incluso para los migrantes internos,
dado que el área metropolitana les permitía ocupar puestos con ingresos superiores. Para los
trabajadores residentes, el crecimiento económico trajo aparejado nuevas fuentes de empleo. Algunos
subieron de jerarquía dentro de la misma empresa, otros como trabajadores independientes o
pequeños propietarios de comercios, muchos lo hicieron mediante sus hijos, a los que habían
conseguido mandar a la escuela y contaban con instrucción requerida para trabajar de empleados en las
actividades privadas y la administración pública.
La población económicamente activa creció y fue absorbida por el sector secundario, la industria y la
construcción, y luego por el sector terciario, el comercio y los servicios. En términos comparativos, la
estructura ocupacional del país se crearon y llenaron más posiciones de empleados y pequeños y
medianos empresarios que posiciones de obreros y trabajadores por cuenta propia.
Entre los años 1947 y 1960 se produjo la ampliación de actividades a cargo del Estado, la modernización
del aparato productivo, el gran aumento de la educación y los servicios. Todos estos procesos
simultáneos impulsaron el incremento de las ocupaciones no manuales en relación de dependencia, los
trabajadores de cuello y corbata. En el sector secundario, las técnicas de administración mas sofisticadas
en los establecimientos manufactureros de mayor tamaño condujo al aumento de la demanda de
empleados de oficina, la incorporación de personal administrativo fue acompañada por la reducción de
obreros. La fuerte expansión de la burocracia en entidades públicas y privadas, hizo que las clases
medias fueran el estrato más dinámico de la sociedad.
Las clases medias autónomas, pequeños propietarios de industria, los servicios y comercios, este último
fue el que más oportunidades brindo a este estrato social. En la industria, las condiciones favorables
dentro de las que tuvo lugar la sustitución de importaciones, el proteccionismo y los créditos
subsidiados, permitieron la instalación de muchas pequeñas empresas con muy poco capital. El
desarrollo del mercado interno y el consumo masivo caracterizaron esta época.
Finalmente, los trabajadores autónomos, artesanos, cuentapropista y personal doméstico, también
registro un incremento. Su composición interna vario, sobre todo en las mujeres que se desempeñaban
en el sector doméstico, pero encontraron nuevas oportunidades en el trabajo fabril y de servicios.
Hacia 1960 la mitad de los que habían nacido de padres obreros radicados en las ciudades ya no se
encontraban en la situación de trabajador asalariado, habían ascendido a clase media. Otro 40% había
pasado de empleos no calificados a ocupaciones calificadas. Mas argentinos pudieron mirar a los que
estaban situados arriba de ellos en la escala social con la expectativa de que en poco tiempo ellos o sus
hijos pudieran alcanzarlos. La novedad del peronismo en el poder consintió que el Estado se ocupó de
allanarles el camino, generando cambios reales en la distribución del ingreso.
El gobierno potencio distintos instrumentos que facilitaron este proceso como el respaldo a la
sindicalización y la fijación de salarios por medio de convenios colectivos. El peronismo aprovecho los
altos precios internacionales de los productos agro en el momento de su ascenso al poder para financiar
el crecimiento industrial y el aumento del gasto público. Se apropio de los mayores ingresos del campo a
través del control el comercio exterior y la política cambiaria y los utilizo para el sostenimiento de la
economía urbana. Con eta política el crecimiento de los salarios de los trabajadores y los beneficios de
los empresarios fue en simultaneo. Dicha política hizo posible la redistribución del bienestar a favor de
los sectores de más bajos ingresos.
Las medidas del gobierno sumaron sus efectos a los que se derivaban del desplazamiento de los
trabajadores del campo a las actividades urbanas, promoviendo la redistribución del ingreso nacional.
En 1949 llego a su fin la bonanza del comercio exterior (insumos industriales y maquinarias),
acompañada por una caída del volumen de las exportaciones. Al contraerse su fuente principal de
financiamiento, la prosperidad peronista se interrumpió y entro en una fase de estancamiento y
aumento de la inflación.
En 1952 el gobierno se decidió por un duro plan de ajuste, procurando la estabilidad ante la expansión y
el respaldo al campo antes que a la industria. Se procuro un recorte del gasto público y la suspensión
por dos años de las negociaciones colectivas. Las medidas adoptadas para devolver rentabilidad al
campo consistieron en más créditos y en precios internos subsidiados. Esta serie de medidas
permitieron resistir la emergencia, reducir la inflación y reactivar la actividad económica.
La sociedad móvil de los años del peronismo fue una sociedad con una estructura de ingresos más
igualitaria, con más ingresos disponibles para el consumo, pudiendo adquirir variedad de bienes, como
los artefactos de uso doméstico (heladeras, planchas, calefones, radio, etc.).
Con relación a los gastos de vivienda, se mantuvo la política puesta por la anterior administración
conservadora, en 1943 se decidió el congelamiento de los alquileres y la prohibición de los desalojos,
debido a la gran masa de migrantes internos más del 70% de las viviendas del área metropolitana
estaban ocupadas por inquilinos.

LAS VIAS DE ACCESO AL BIENESTAR SOCIAL


Con la redistribución de los ingresos y la expansión de los consumos, la prosperidad de los años del
peronismo fluyo como nunca antes había pasado. Entre los sectores trabajadores de más reciente
radicación, significo una ampliación en sus horizontes. Para los obreros más establecidos, empleados y
clase media, el acceso a una variedad de bienes y un mejor aprovechamiento de los beneficios de las
políticas sociales y del gobierno.
El presidente Castillo, 1943, decidió congelar los alquileres y prohibir los desalojos, para neutralizar los
efectos de presión del mercado inmobiliario ante la creciente demanda de los nuevos residentes
urbanos, quienes vivían en condiciones de hacinamiento. El sueño de la casa propia simbolizaba la
culminación de la aventura del ascenso individual, y permanecía fuera del alcance de muchos. El
peronismo modifico el estado de las cosas, consideraba que el acceso a la vivienda era un derecho y
configuro un programa de reparación social, el cual sirvió para estimular a la industria de la construcción
y una expansión del mercado interno.
La iniciativa más importante para democratizar el acceso a la vivienda fue el acceso a créditos
hipotecarios a una baja tasa, que fueran baratos. Los asalariados pudieron afrontar los créditos, sobre
todos los empleados de la administración pública. Además, el gobierno tomo a su cargo la construcción
de viviendas con destino a sectores de menos recursos. Algunos pobladores no contaban con el dinero
suficiente para alquilar o comprar un terreno, la única alternativa viable que encontraron fue la
ocupación de tierras fiscales, “villas de emergencia”.
La acción del gobierno contribuyo y mucho a corregir el déficit que encontró a comienzos de su gestión,
pero hubo consecuencias relacionadas al método que se utilizó para alcanzar sus objetivos, el crédito
subsidiado. Como ocurre en las políticas redistributivas, al momento de recoger los beneficios emergen
las diferencias entre los destinatarios, en el caso de la vivienda propia, dicho beneficio pudo ser
aprovechado por quienes estaban mejor ubicados, la clase media.
Dentro de las políticas de protección social, comenzando por las jubilaciones, que habían comenzado a
ser reconocidas de manera muy limitada desde 1904. Durante los primeros años del peronismo el
régimen jubilatorio opero con un enorme superávit, ya que eran muy pocos los beneficiarios, por lo cual
el gobierno conto con una gran cantidad de recursos. El peronismo termino haciendo suya sin cambios
apreciables esta formula de cobertura de los riesgos de la vejez. En 1944 se creo el Instituto Nacional de
la Previsión Social, con el objetivo de promover la jubilación entres quienes carecían de ella e incorporar
diversos esquemas jubilatorios en un régimen unitario.
El Primer Plan Quinquenal (1947-1951), la vía de reforma fue otra vez explorada, propuso volver a
empezar con las cajas previsionales existentes para introducir en su lugar una seguridad social universal.
La presión más importante se dio por los propios trabajadores afiliados a las cajas, que se resistían a un
proceso de nivelación de los beneficios. En 1953 las cajas recuperaron su autarquía, la resistencia de los
trabajadores fue un hecho que el gobierno decidió no enfrentar. En 1948 por la ley 13.478 se
establecieron pensiones no contributivas para mayores de 60 años que no estuvieran alcanzados por
algún sistema jubilatorio, financiadas con fondos de la lotería nacional.
En la política de la salud pública, la acción gubernamental tuvo una importancia inédita en el país,
asociada a la figura de Ramon Carrillo. Al frente de la Secretaria de Salud Publica en 1946, logro en 1949
que fuera promovida a la jerarquía de Ministerio, cuya dirección ocupo hasta 1954. Carrillo, procuro
llevar a la practica el programa desarrollado por el pensamiento sanitarista, poniendo el acento en la
intervención estatal, centralizando las tareas de atención medica y de asistencia social. El Primer Plan
Quinquenal, resumió esta misión en el objetivo de crear un sistema de salud integrado para brindar:
cuidado médico, curativo, preventivo y de asistencia social a todos los argentinos. La acción
gubernamental compartió un mejoramiento sustantivo en las condiciones de salud pública. La acción del
Ministerio de Salud Publica fue respaldada por la realización de obras de infraestructura, el gobierno
peronista extendió los desagües cloacales, la construcción de acueductos y la previsión de agua potable.
Como parte de la privilegiada relación entre los gremios con el gobierno peronista surgirían, las primeras
obras sociales sindicales y lo harán de forma independiente de la pretensión del ministro de Salud de
colocar bajo un comando unificado la difusión de una fórmula de cobertura de salud.
En 1952, el Segundo Plan Quinquenal, confirmo el eclipse de ese proyecto al incluir entre sus metas que
los gremios desarrollaran sus propios servicios de asistencia. En 1948 Eva Perón crea la “Fundación
Ayuda Social Maria Eva Duarte de Perón”, para dar una estructura a las actividades que venia realizando
en el campo social, las sociedades de beneficencia privada, administradas oír damas de los círculos
aristocráticos y sostenidas principalmente con dineros públicos, fueron transferidas con sus bienes e
instalaciones al ámbito estatal.
Las iniciativas de la Fundación colocaron un obstáculo adicional al proyecto de Carrillo, la política
hospitalaria del Ministerio de Salud debió acomodarse a los planes de Evita, que siempre tenían
prioridad y ello le resto recursos y coherencia a la hora de las decisiones.
A diferencia de las políticas sociales, en el terreno de la expansión de la educación fue donde la
democratización del bienestar, durante los años del peronismo, tuvo un mayor alcance. Gracias a la
intervención publica y al valor arraigado que la educación tenia en las grandes franjas de la población
como medio para el ascenso social. Se realizo una activa política dirigida a ampliar el acceso a la
enseñanza, se incrementó la participación de los gastos en la educación dentro del presupuesto
nacional, lo cual conllevo a un aumento en todos los niveles de la educación principalmente en el nivel
secundario.
La elevación del nivel de vida se combinó para dar mayor intensidad a un proceso que ya estaba en
marcha, el esparcimiento de los lugares de veraneo como programa del uso del tiempo libre,
difundiéndose entre capas mas amplias de la población. El decreto por el que se creo el aguinaldo
estableció un descuento del 5% con destino a la promoción del turismo entre los trabajadores y la
construcción de colonias de vacaciones. Aquellos que pudieron primeros disfrutar de estos beneficios
con recursos propios y subsidios públicos fueron los estratos más antiguos y mejor organizados, los que
recién se incorporaban al mundo industrial y urbano tenían necesidades mas apremiantes en la
economía familiar.

EL DESENLACE CONFLICTIVO DE LA DEMOCRATIZACION DEL BIENESTAR


El proceso de democratización del bienestar al que asistió el país durante la década peronista puede ser
retratado en una imagen, la de la familia típica tal y como aparece reflejada en la propaganda oficial. El
padre sentado leyendo el diario o escuchando la radio, la madre haciendo tareas domesticas y los hijos
estudiando, son rasgos característicos de la época. La mayor prosperidad, asociada con el pleno empleo
y los altos salarios, que permite al jefe del hogar disfrutar de su tiempo libre después de la jornada de
trabajo. La mujer en los papeles tradicionales de madre y esposa, el aumento del nivel de vida y los
mejores salarios de los jefes del hogar permitieron que decline la participación femenina en el mercado
de trabajo, con gran peso la fuerza de las concepciones heredadas, el trabajo extra doméstico era
concebido como una pesada carga extra y no como una oportunidad de realización personal.
Un logro de entonces fue la ley de voto femenino en 1947, el acto de votar, para las mujeres, fue
presentado como la oportunidad de poner en manifiesto sus mas profundos valores morales, como un
instrumento de preservación de los valores el hogar antes que la elección de un programa político. Las
mujeres eran celebradas por sus cualidades humanitarias y su sensibilidad social, por ejemplo, Eva
Perón que fue vista como una suerte de madre universal cuyo hogar era la patria y sus hijos el pueblo
argentino.
La mayor escolaridad de las mujeres, otro avance del periodo, amplio el público de revistas femeninas,
donde los temas dominantes eran el romance, el casamiento y el hogar. En la concepción tradicional,
también ejerció un papel la publicidad, dirigida a la ama de casa clase media o la joven asalariada, los
mensajes ponían énfasis en las ropas, los cosméticos, artefactos domésticos, la familia bien alimentada y
el marido feliz. Esta cultura centrada en el hogar, postergo cualquier inicio de emancipación femenina.
Los niños fueron los únicos privilegiados que reconocía un gobierno cuyo objetivo declarado era la
reducción de los beneficios. Generalmente, eran dos los hijos que figuraban junto a sus padres y ello
estaba en línea con la trayectoria de la tasa de natalidad.
El modelo cultural propuesto para los trabajadores no era estrictamente proletario, sino más bien la
representación idealizada de las clases medias. Eso fue, lo que sucedió esos años en los que se
redistribuyeron, junto a los ingresos, estilos de vida en cuya excelencia el gobierno instalado en 1946 en
algún momento dudo.
El peronismo promovió un cambio social, pero ni propuso una cultura alternativa. Su audacia consistió
en crear las oportunidades que pusieran al alcance de nuevas mayorías los ideales y las costumbres de
los sectores medios ya habían probado.
Para Buenos Aires y los grupos más establecidos de su estructura de poder y prestigio, la coexistencia
con los efectos de la democratización del bienestar no sería empresa fácil. Este proceso se dio de forma
muy dinámica, gracias a la intervención del Estado, se incremento el numero de asalariados, el
desarrollo del sindicalismo, la redistribución de los ingresos y los bienes públicos, creando un profundo
malestar entre los acostumbrados a un orden social en el que los estratos más bajos debían esperar.
El programa de reformas sociales adquiría a través del discurso oficial los contornos épicos de una
reparación histórica. La hostilidad se hace presente, el clima era combatiente y de rechazo mutuo entre
la clase alta, las clases medias mas antiguas y el peronismo. Buenos Aires se convirtió en un escenario de
un conflicto social entre la sociedad urbana frente a la irrupción de los migrantes internos. La ciudad
llamo a los migrantes con el mote de “cabecitas negras” en alusión de la diferencia de tez de las
muchedumbres del 17 de Octubre, con el fin de subrayar la diferencia entre nosotros y ellos, se había
iniciado un proceso de segregación, este proceso puso de manifiesto la desestabilizadora experiencia
provocada por los efectos mas visibles de la democratización del bienestar.

También podría gustarte