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ANALISIS DEL RIN RIN RENACUAJO

El Renacuajo Paseador, alias Rin Rin Renacuajo, es un personaje seductor. Aparece muy bien
vestido (con su sombrero encintado y chaquetilla fina), y su porte nos revela no solo una clase
social acomodada sino además buen gusto y galantería. Pero sobre todo Rin Rin es un
personaje rebelde que se sacude sin remordimientos de la autoridad materna y desobedece los
límites que ésta le impone; y tal vez sea esa rebeldía la característica que lo hace un personaje
tan irresistible y memorable. Los niños, constantemente asediados por las normas adultas, por
el no hagas esto o aquello, pueden encontrar muy graciosa y hasta deseable la desobediencia
de Rin Rin, y es precisamente la capacidad de sublevarse la que lo convierte desde el comienzo
del poema en un héroe - claro está que su altanería luego la habrá de pagar muy cara.
Pero antes de que le llegue el castigo definitivo hay que reconocer que Rin Rin sabe divertirse.
Al salir de su casa se encuentra con un ratón vecino y juntos visitan al ambiguo personaje de
doña Ratona, que hila algodón - y al parecer es muy hacendosa -, pero que nunca se niega a
recibir y a entretener a los disolutos. En la casa de la ratona viene la liberación completa: beben
cerveza, cantan y bailan como un verdadero grupo de bohemios. Los ratones y el renacuajo
(este último en realidad se parece más a un sapo que a un renacuajo) la pasan de maravilla
hasta la llegada de los gatos que se almuerzan a los ratones, y el protagonista se escapa como
mejor puede para terminar siendo devorado por un "pato tragón que se lo embucha de un solo
estirón." La moraleja es clara: la desobediencia y el vicio se pagan con un castigo tan supremo y
radical como la muerte.
La historia de Rin Rin es una típica fábula de advertencia. "No hagas esto porque te pasará
aquello." Esas profecías que de cuando en cuando disparan los adultos para disuadir a los niños
de comportamientos reprochables. Estos sermoncitos rimados no eran nuevos en la literatura
infantil y ya en los siglos XVIII y XIX proliferaban los versos de advertencia o "cautionary verses"
en la misma línea del "Renacuajo Paseador".
"El Renacuajo Paseador" de Pombo nos hace disfrutar de las travesuras de su protagonista,
pero al mismo tiempo nos entristece porque la mamá ranita acaba teniendo la razón. De esta
forma, la historia de Rin Rin puede satisfacer en dos sentidos: por un lado hace un elogio de las
travesuras de su héroe y, por otro, condena su mal comportamiento. Esta combinación al
parecer asegura el éxito tanto entre los lectores infantiles como en adultos. En los niños,
porque pueden sentir que el Renacuajo, así sea momentáneamente, se sale con la suya; y en los
adultos, porque al final de la juerga prevalece el castigo y se cumple el augurio de la madre.

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