Está en la página 1de 3

Fuentes históricas – 2do trabajo Historia Social General

A) “Cecil Rhodes1, el hombre más rico del África, rey de los diamantes y dueño del único
ferrocarril que tenía acceso a las minas de oro, hablaba claro:
—Debemos apoderarnos de nuevos territorios —explicaba—. Allí enviaremos nuestro
exceso de población y allí encontraremos nuevos mercados para los productos de nuestras
fábricas y de nuestras minas. El imperio, lo he dicho siempre, es una cuestión de estómago.
Los domingos, Rhodes se divertía arrojando monedas a la piscina, para que sus vasallos
negros las recogieran con los dientes, pero en los días de semana se dedicaba a la devoración
de tierras. Este angurriento amplió cinco veces el mapa de Inglaterra, despojando a los negros,
por derecho natural, y desalojando a otros blancos, los llamados boers, por competencia
colonial. Para llevar adelante la tarea, fue necesario inventar los campos de concentración en
versión rudimentaria que los alemanes perfeccionaron en Namibia y después desarrollaron en
Europa.”
Eduardo Galeano. Espejos. Una historia casi universal.

B) "La política colonial se impone en primer lugar en las naciones que deben recurrir o la
emigración, ya por ser pobre su población, ya por ser excesiva. Pero también se impone en las
que tienen o bien superabundancia de capitales o bien excedente de productos ésta es la forma
moderna actual más extendida y más fecunda (...).
Desde este punto de vista, lo repito, la fundación de una colonia es la creación de un mercado
(...). En el tiempo en que estamos y con la crisis que pasan todas las industrias europeas, la
fundación de una colonia es la creación de una salida. Allí donde permanezca el nudo colonial
entre la madre-patria que produce y las colonias que ella fundó, se tendrá el predominio de los
productos: económico, y también político (...).”

Discurso de Jules Ferry, político francés, ante la Cámara. París, 1885.

C) “Un cuarto año de guerra significaría el aniquilamiento del ejército y del país....
Petrogrado revolucionario está en peligro. Los contrarrevolucionarios se regocijan con las
desgracias del pueblo y se preparan a asestarle un golpe mortal. Los campesinos,
desesperados, están en franca rebelión; los propietarios y el gobierno los hacen asesinar por
medio de expediciones punitivas. Las fábricas y los talleres paralizan el trabajo, y los obreros
están amenazados por el hambre. La burguesía y sus generales quieren restaurar, con medidas
despiadadas, la disciplina ciega en el ejército. Apoyados por la burguesía, los partidarios de
Kornilov se disponen abiertamente a dispersar la Asamblea Constituyente. El gobierno de
Kerenski es el gobierno de la burguesía. Toda su política está dirigida contra los obreros, los
soldados y los campesinos. Arruinará al país... Nuestro diario aparece en días de grandes
amenazas. Será la voz del proletariado y de la guarnición de Petrogrado. Será el defensor
infatigable de los campesinos pobres... Hay que salvar al pueblo y llevar a su término la
revolución. Hay que arrancar el poder de las manos criminales de la burguesía y entregarlo a
las organizaciones de los obreros, soldados y campesinos revolucionarios. Hay que poner fin
a la maldita guerra.”
Del periódico bolchevique “Rabotchi i Soldat” («El Obrero y el Soldado»), en su edición
del 17 de octubre de 1917, en Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed.

D) "¡Proletarios de Europa!
¡Hace más de un año que dura la guerra! Millones de cadáveres cubren los campos de batalla.
Millones de hombres quedaran mutilados para el resto de sus días. Europa se ha convertido en

1
Político británico y colonizador de territorio africano. (1853-1902).
un gigantesco matadero de hombres. Toda la civilización, creada por el trabajo de muchas
generaciones está condenada a la destrucción. La barbarie más salvaje celebra hoy su triunfo
sobre todo aquello que hasta la fecha constituía el orgullo de la humanidad.
Cualesquiera que sean los principales responsables directos del desencadenamiento de esta
guerra, una cosa es cierta: la guerra que ha provocado todo este caos es producto del
imperialismo. Esta guerra ha surgido de la voluntad de las clases capitalistas de cada nación
de vivir de la explotación del trabajo humano y de las riquezas naturales del planeta. De tal
manera que las naciones económicamente atrasadas o políticamente débiles caen bajo el yugo
de las grandes potencias que, con esta guerra, intentan rehacer el mapa del mundo, a sangre y
fuego, de acuerdo con sus intereses explotadores. Es así como naciones y países enteros como
Bélgica, Polonia, los estados de los Balcanes y Armenia corren el riesgo de ser anexionados
en todo o en parte por el simple juego de las compensaciones.”
Fragmento del Manifiesto de Zimmerwald, 8 de septiembre de 1915, redactado por León
Trotsky.

E) “¡Trabajadores!
Desde que la guerra se desencadenó habéis puesto todas vuestras fuerzas, todo vuestro valor y
vuestra capacidad de aguante al servicio de las clases poseedoras para mataros los unos a los
otros. Hoy en día es precisa que, permaneciendo sobre el terreno de la lucha de clases
irreductible, actuéis en beneficio de vuestra propia causa por los fines sagrados del
socialismo, por la emancipación de los pueblos oprimidos y de las clases esclavizadas.
Es el deber y la tarea de los socialistas de los estados beligerantes desarrollar esta lucha con
toda su energía. Es el deber y la tarea de los socialistas de los Estados neutrales ayudar a sus
hermanos, por todos los medios, en esta lucha contra la barbarie sanguinaria.
Jamás en la historia del mundo ha habido tarea más urgente, más elevada, más noble; su
cumplimiento debe ser nuestra obra común. Ningún sacrificio es demasiado grande, ninguna
carga demasiada pesada para conseguir este objetivo: el restablecimiento de la paz entre los
pueblos.
Obreros y obreras, padres y madres, viudas y huérfanos, heridos y mutilados, a todos vosotros
que estáis sufriendo la guerra y por la guerra, nosotros os decimos: Por encima de las
fronteras, por encima de los campos de batalla, por encima de los campos y las ciudades
devastadas. ¡Proletarios de todos los países, uníos!”
Fragmento del Manifiesto de Zimmerwald, 8 de septiembre de 1915, redactado por León
Trotsky.

F) “Sea lo que fuere, ciudadanos, y digo estas cosas con una especie de desesperación, no hay
ya, en el momento en que nos amenazan de asesinato y de salvajadas, más que una
oportunidad para el mantenimiento de la paz y la salvación de la civilización, y es que el
proletariado una todas sus fuerzas que cuentan con un gran número hermanos: franceses,
ingleses, alemanes, italianos, rusos, y que pidamos a estos millares de hombres que se unan
para que el latido unánime de sus corazones aleje la horrible pesadilla.
(…) Sea lo que fuere, ciudadanos, y digo estas cosas con una especie de desesperación, no
hay ya, en el momento en que nos amenazan de asesinato y de salvajadas, más que una
oportunidad para el mantenimiento de la paz y la salvación de la civilización, y es que el
proletariado una todas sus fuerzas que cuentan con un gran número hermanos: franceses,
ingleses, alemanes, italianos, rusos, y que pidamos a estos millares de hombres que se unan
para que el latido unánime de sus corazones aleje la horrible pesadilla.
Fragmento del discurso del diputado socialista francés Jean Jaures, pronunciado el 25
de julio de 1914, seis días antes de ser asesinado por un fanático nacionalista por su
oposición a la Primera Guerra Mundial.
G) “Una y otra vez quiero deciros algo: vosotros, que permanecéis en la patria, no olvidéis
cuán horrible es la guerra. No dejéis, de rezar. Actuad con seriedad. Abandonad toda
superficialidad. Arrojad de teatros y conciertos a los que ríen y bromean mientras sus
defensores sufren y se desangran y mueren. De nuevo he vivido durante tres días (del 1 al 4 de
enero) la más sangrienta y horrible batalla de la historia, a doscientos metros del enemigo, en
una trinchera provisional excavada a toda prisa. Durante tres días y tres noches han caído
granadas y más granadas: estallidos, silbidos, sonidos guturales, gritos y gemidos ¡Malditos
aquellos que nos condujeron a esta guerra!”
Carta de un estudiante alemán desde el frente. Enero de 1915.

H) “(…) Quizá te gustará saber cómo está el ánimo de los hombres aquí. Bien la verdad es
que (y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia pilla esta misiva) todo el
mundo está totalmente harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo.
A nadie le importa un rábano si Alemania tiene Alsacia, Bélgica o Francia.
“(…) Lo único que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa. Esta es
honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los últimos meses te dirá lo mismo.
De hecho, y esto no es una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los
hombres es que los disturbios y las protestas en casa obliguen al gobierno a acabar como sea.
Ahora ya sabes el estado real de la situación.
“Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me
quedaba…”
Carta para su esposa de Laurie Rowlands, quien sirvió en el 15th Battalion Durham
Light Infantry. 5 de febrero de 1918.

I) “El destino mismo, parece querer mostrarnos el derrotero. El haber abandonado a Rusia en
manos del bolchevismo despojó al pueblo ruso de aquella clase pensante que, hasta entonces,
había creado y garantizado su existencia como Estado. Más de una vez, pueblos inferiores,
guiados por soberanos y organizadores de origen germánico, llegaron a constituir poderosas
naciones que subsistieron mientras pudo conservarse el núcleo racial dirigente. Hacía siglos
que Rusia se había mantenido gracias al núcleo germánico de sus esferas superiores, núcleo
del cual se puede decir que hoy está exterminado completamente. En su lugar, se ha impuesto
el judío; pero, así como es imposible que el pueblo ruso sacuda por sí solo el yugo israelita,
no es menos imposible que los judíos logren sostener, a la larga, bajo su poder el gigantesco
organismo ruso. El judío mismo no es elemento de organización, sino fermento de
descomposición. El coloso del Este está maduro para el derrumbamiento. Y el fin de la
dominación judaica en Rusia, será al mismo tiempo el fin de Rusia como Estado. Estamos
predestinados a ser testigos de una catástrofe que constituirá la prueba más formidable para la
verdad de nuestra teoría racista.”
Adolf Hitler, fragmento de Mi lucha (1935).

También podría gustarte