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Garcilaso de la Vega un emigrante cuzqueño que se asienta en España para nunca volver al
Perú, este se hispaniza y relata las historias del su pueblo materno. Aunque, como era casi
obligatoria en la época, cristianiza y minoriza los relatos del Tahuantinsuyo, da a conocer
su postura frente al conocimiento universal de la época en varios comentarios de sus textos,
entre ellos; “el español que piensa que sabe más de él, ignora de diez partes las nueve por
las muchas cosas que un mismo vocablo significa y por las diferentes pronunciaciones que
una misma dicción tiene para muy diferentes significaciones”2, que indica su postura sobre
como el español desconoce mucho del pueblo inca, simplifica y cambia como se debería
entender los relatos.
Juan de Santa Cruz Pachacuti, un indígena mestizo que escribía textos explicando ritos y
costumbres incas, estos mismo los hacia para ayudar a los sacerdotes en su labor de
evangelización de los indígenas. Pachacuti se consideraba a si mismo un cristiano y estaba
muy comprometido a llevar la santa providencia a todos los indígenas paganos que la
necesitaban, muy comprometido en la catequización de neófitos, que según Herrera
Villagra “Podemos intuir, desde el texto/fuente, que en el medio social en que Pachacuti se
desarrolló fue un activo agente de cambio, importante y eficaz. Debió haber trabajado en
Doctrinas, donde seguramente fue pieza fundamental de la labor de
educación/catequización de los neófitos andinos, tanto como fuente de conocimientos como
por sus habilidades lectoras y escriturarias”3.
Finalmente, Felipe Guamán Poma de Ayala otro mestizo-indígena que estaba ligado a la
cristiandad, este siempre estuvo ligado a la iglesia y a la enseñanza de la lengua europea
junto con su cultura. Guamán Poma escribía, generalmente, de como se debía llevar a cabo
la enseñanza de la cristiandad al indígena andino, llegando a escribir una carta al rey donde
le señalaba que de enseñar la cristiandad correctamente “así dejará sus herronías y se
1
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 23
2
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 28
3
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 34
enseñarán a más, y con ello aprenderán oficios y artificios, beneficios, letrados, licenciados,
doctores, maestros, indios, indias, como españoles, españolas, para servir a Dios nuestro
señor y a su Majestad; y habrá grandes cristianos en este reino”. 4
4
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 42
Análisis Crítico de “Ideologías, identidades en 3 escritores
andinos”
También se nos presenta de forma muy nutrida la idea principal del texto, que es el
pensamiento de contrastes de los mestizo-indígenas, los cuales aun cristianizados, no
pueden abandonar sus raíces incaicas, las cuales les dan un punto de vista diferente en
sutilezas e implicancias al del español, tales son los dichos de Guamán Poma “Paréceme a
mí, cristiano, todos vosotros os condenáis al infierno” 6, implicando que el español, aun con
la santa misión de llevar el cristianismo hacia los indígenas, han cometido atrocidades y
perversiones.
5
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 28
6
Herrera., S. (2012). “Ideologías, identidades en 3 escritores andinos”. Pág. 36
El Pecado del Ocio
resumen ejecutivo de “ociosos, vagabundos y mal entretenidos” -Alejandra Araya Espinosa
Alejandra Araya Espinosa nos expone sobre cómo era ser un ”ocioso” en la época colonial,
que según su investigación, no era tan simple como ser solo un vagabundo mal visto por la
sociedad, sino que, además de eso incluía una serie de prejuicios e intereses de por medio
que ella intenta descubrir y documentar mediante el libro.
En el siglo XVIII, se formaba un discurso en contra del ocio, satanizándolo y dejándolo a
nivel de vicio. Se promovía los discursos que avalaban las medidas de “obligación a
trabajar” de la gente libre e incitaba a la discriminación del desempleado, tachándolo de
“vagos y ociosos” ambos títulos que mostraban lo incivilizados y desvirtuados que eran los
otros desde el punto de vista de los dueños del capital, generalmente los españoles.
A través del cristal de un “Empresario” del siglo XVIII, la disciplina a la mano de obra
estaba justificada ya que esta tendía al ocio debido a “la ausencia de reglas y vida regalada
del peonaje”7, es por esto que eran castigados con azotes si se les veía fuera de sus trabajos
o eran denunciados si es que se les veía “creando alborotos”. Sin embargo, todas las
medidas y el constante discurso negativo sobre los “ociosos y vagabundos”, los cuales
generaron una especie de odio arraigado hacia el ocio, no eran tomadas por la errancia del
vagabundo, sino que, por la improductividad del mismo que contrastaba con la escasez de
mano de obra que se vivía en aquel siglo. Esta crisis de mano de obra se crea a partir de la
disminución de los indios como recurso humano, dejando a los mestizos como herederos de
la carga del empleo.
Según Diego Barros Arana, los mestizos eran miserables debido a que heredaban “los
vicios inherentes a las dos razas de la cual provenía, la ignorancia en la que estaba sumida y
la falta de industria”8, este historiador los clasificaba como “Plebe” y hacia distinciones en
la moral según si trabajan o no. Barros Arana reflejaba el discurso popular de la época entre
los grupos dominantes, que justificaba la opresión y el castigo de la plebe debido a su
carácter “peligroso” y, aunque no se podía enjuiciar a todos, se podía convencer al resto de
que este bajo pueblo era capaz de todo, porque la moral de estos “otros”, barbaros
desviados, era inferior a la de los civilizados hacendados y españoles puros. De esta forma
Barros Arana catalogaba a la “plebe” como miserable, aunque mantenían las “virtudes”
naturales, casi por herencia genética, de estado físico y resignación para trabajar.
7
Araya., A. (Edicion 1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos. Pag. 39
8
Araya., A. (Edicion 1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos. Pag. 41
determinada por el choque de normas ancestrales y diferentes de ambas partes” 9. Se podría
decir que el máximo exponente de este pensamiento era el gobernador Manuel de Amat y
Juniet (1755-1761), este declaraba que sus peores “desvelos” eran ocasionados por la
cantidad de “Crimonosos del reino”10, para el gobernador el problema del control y
desorden de la plebe era una cuestión criminal y se debía hacer castigos ejemplares para
que este “bajo pueblo” fuera corregido. Algunos veían a la plebe de formas más extremas,
tratándolos directamente como “ladrones”, ya que, “Hurtaban de tantos modos que son la
polilla que arruinan las haciendas: Pues hurtan en pedir adelantado y que es preciso darles a
sabiendas que hurtan […] Hurtan en las fallas, hurtan en el tiempo que pierden, hurtan en lo
que hurtan y […] en lo que tal vez se pierde por ellos”11.
Solo a fines del siglo XVIII algunos ilustrados hacían hincapié en que no todos los vagos
eran vagos, si no que había una parte de vagabundos que estaban en esta condición debido a
la carencia de empleo o irregularidad de la misma: Cesantía 12. Sin embargo, para los dueños
del capital, la existencia de los “vagos sin querer” correspondía a una minoría compuesta
por plebe incapaz de ejercer trabajo o que no ha podido encontrar, siendo la mayoría de los
vagos “pobres fingidos”, extendiendo el catálogo de peligroso a los pobres, ya que, al ser
estos vagos, tendrían tendencia al ocio y por tanto al crimen.
Así es como, durante todo el siglo XVIII y siglos posteriores, se acusaba a la plebe de ser el
culpable de las pérdidas financieras de los grupos de poder y el reino, debido a su negativa
a trabajar y tendencia al ocio, la vagancia y al mal entretenimiento. Sustentando en esto una
serie de castigos, a “toda aquella que vivía sin destino, ocupación o trabajo de que poder
mantenerse”13.
9
Francisco Encina, Historia de Chile desde la Prehistoria hasta 1891, tomo iv, pag. 553. Ref., Alejandra Araya. (Edicion
1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos.
10
“Oficio del gobernador Amat a los señores presidentes y oidores de la Real Audiencia, 27
de mayo de 1758”, en Consulta del señor presidente Manuel Amat y Juniet a la Real Audiencia de
Santiago sobre la división de Salas para la vista de juicios civiles y criminales, mayo-junio de 1751
A.N.R.A. vol. 2.801, pieza 129, fojas 218-218v. Ref., Alejandra Araya. (Edicion 1999). ociosos, vagabundos y mal
entretenidos.
11
Op. Cit., foja. 225-225v. Ref., Alejandra Araya. (Edicion 1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos.
12
Araya., A. (Edición 1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos. Pag. 50
13
“Título de juez de comisi6n concedido a Domingo Pais, Santiago 13/8/1781”, en A.N.C.G., vol. 928, foja 266v. Ref.,
Alejandra Araya. (Edicion 1999). ociosos, vagabundos y mal entretenidos.
Análisis Crítico de “Ociosos, vagos y mal entretenidos”
Al leer los textos de forma cronológica, se puede observar la estrategia del español en la
colonización, desde la evangelización, la cual tenía como estrategia la comprensión de los
ritos y creencias paganas para facilitar la entrada del catolicismo por medio de estas hasta
reemplazarla y la posterior desaparición de la mayoría de indígenas por la asimilación y
aculturación, esto ultimo se observa por el aumento de la población mestiza. Se podría
aseverar que la colonización tuvo éxito al llevar el cristianismo a los indígenas durante el
siglo XVI y XVII como estrategia colonizadora, ya que la misma creencia ponía a los
mestizo-indígenas en contra de su propio pueblo, como informantes o agentes de cambio,
siendo estos los obradores al servicio de la iglesia y el rey.
También se observa como en el siglo siguiente los hacendados al darse cuenta de que la
población indígena disminuía, tomaron la siguiente casta para que hiciera de trabajadores.
Pasando la posta del peonaje del indígena al mestizo, integrando un discurso anti-ocio que,
en conjunto de medidas disciplinarias, intentaba persuadir a la plebe de que lo mejor que
podía hacer era trabajar para el hacendado, aun cuando las condiciones de trabajo eran
precarias o no.
Finalmente, Se puede señalar como el español en su ansia de mantener un pueblo dominado
y productivo, primero lleva la cristiandad para luego higienizar las creencias, lo que
ocasiona también la homogenización de los indios y mestizos, que luego “obliga” a
trabajar. La estrategia de cristianizar al pueblo indígena tenia como fin crear fieles hacia la
iglesia y por consiguientes fieles a la corona, usando el poder de las creencias para
mantener al pueblo controlado, estrategia que evoluciono a la “obligación” de trabajar de
los mestizos como herederos naturales de los indígenas. Esta obligación a trabajar estaba
dada por el efecto coercitivo que tenían los castigos ejemplares y el discurso hegemónico
acerca del ocio y la vagancia de la época.
Cabe señalar que la estrategia del español no siempre surtió efecto, muchas veces teniendo
el efecto contrario, como es las revoluciones indígenas y revueltas populares que se
vivieron en el periodo colonial, como ejemplo esta la revolución de Tupac Amaru y la
revuelta de la cárcel de Santiago.
Bibliografía