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Por lo que significa simplemente evitar ciertas cosas. Nosotros podemos elegir
abstenernos de alimentos, actividades o hechos específicos. La abstinencia es
una decisión, nos abstenemos de algo por elección personal. Cuando se trata de
educación sexual, se propone que los jóvenes se nieguen a tener relaciones
premaritales, el mundo reconoce que hay fuertes razones para abstenerse del
sexo, pero el llamado de Dios va más allá de la abstinencia. Por lo que Dios nos
llama a la Pureza. Pero ¿qué es pureza?
Lamentablemente, el mundo nos ataca por diversos frentes para debilitar nuestra
fe y contaminarnos (quitar la pureza de nuestras vidas), cuando eso sucede, uno
deja de actuar de acuerdo al diseño original y corrompe su propia naturaleza
yendo tras el vicio y pecado que más y más nos separan de Dios. De hecho el
apegarse al plan de Dios para la sexualidad conduce a un sexo que es más
satisfactorio que las experiencias sexuales apoyadas por el mundo.
Debido al pecado nuestra naturaleza esta corrompida; por eso la solución para
este problema es el sacrificio de Cristo en la cruz, con el cual nos ha dado vida
nueva y una nueva naturaleza “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” Cristo nos
devuelve la pureza a través de su sacrificio, el murió para que nosotros
volviéramos a la comunión con el Padre de acuerdo al diseño original.
No importa cuán perdido en el mundo hayas estado, si has decidido rendir tu vida
ante el Señor, él mismo ha prometido que trabajará en tu vida hasta que culmine
su obra en ti. Dios no solamente quiere que vivas absteniéndote del pecado,
sintiendo tu cristianismo como una serie de normas a seguir, que pesan sobre tu
vida, que te impiden las cosas que “desearías” hacer y hacen que te sientas solo y
culpable al no lograr estar al nivel que se te solicita.
“Conservate puro” 1 Tim. 5.22 fue el consejo que el apóstol Pablo dio a Timoteo.
El Señor desea tu pureza, el desea que vivas de acuerdo al diseño original y eso
implica no solo evitar el pecado, significa no desearlo. Poco a poco el Señor
trabaja en tu vida a través de su Espíritu Santo para quitar de ti los deseos de
pecado y poner sus deseos agradables en ti.