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Karina Doña M.
ASIGNATURA:
PRESENTACIÓN
Sin embargo, hay que mencionar que se trata de una edición libre que hace la autora de
un trabajo sobre el “Análisis Comparado entre el proceso de Modernización de la Gestión
Pública y la Modernización del Ejército de Chile”.
INGENIERÍA EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y MUNICIPAL
ASIGNATURA: MODERNIZACIÓN DEL ESTADO
OBJETIVOS GENERALES
- Analizar el
funcionamiento de la administración Pública desde una perspectiva de la
Modernidad del Estado en los últimos años.
-Analizar el efecto de las políticas sobre el rol que desempeña está en las competencias
gubernamentales del sector público.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
.
Unidad I: Al término de esta unidad se busca que el alumno se interiorice y pueda asimilar el
proceso como se llevó a cabo la modernización del estado desde sus inicios, planteado como un
proyecto a ejecución.
Unidad II: Al término de esta unidad el alumno estará capacitado para dar respuesta clara y
precisa de la figura institucional, el proceso de modernización, y los principales ejes que llevan a
cabo la modernización del Estado.
Unidad III: Al término de esta unidad el alumno podrá diferenciar en pocos términos la
modernización con la gestión pública, como se lleva a cabo esta en el sector público y como se
implementó directamente impulsado por los diferentes Presidentes de la época.
Unidad IV: Al término de esta unidad el alumno podrá comprender y dar respuesta como se
concluye finalmente el proceso de la modernización del Estado.
INDICE TEMATICO
IV. CONCLUSION
13. Conclusión
14. Mensaje de Michelle Bachelet
BIBLIOGRAFÍA
INGENIERÍA EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y MUNICIPAL
ASIGNATURA: MODERNIZACIÓN DEL ESTADO
INTRODUCCIÓN
2.-MODERNIZACIÓN Y REFORMA
Si bien, parte de estas razones serían las que llevan a pensar y a estructurar
respuestas frente a los procesos de cambio internacional, es válido preguntarse también
acerca de cómo se ve afectado el Estado en términos de reforma o modernización.
(a) Las tareas tradicionales, como orden público, seguridad ciudadana, justicia,
relaciones exteriores, defensa nacional, y recaudación de tributos.
Con todo, esta metamorfosis del Estado chileno (llamada indistintamente reforma y
modernización) habría tenido su origen en la década de los setenta y se habría generado
por la crisis del modelo de los países desarrollados que habría implicado la transformación
del Estado, principalmente en términos del rol que le correspondería en el funcionamiento
del sistema económico (CLAD; 2003).
La idea esencial fue convertir el aparato estatal en un ente ágil, eficiente y flexible,
con mayor responsabilidad ante la sociedad.
Frente a esto, sin embargo, la pregunta sobre si estas transformaciones son una
Reforma o una Modernización del Estado es pertinente.
En el proceso de reforma del Estado se produce una “redefinición de sus relaciones con la
sociedad (del Estado), es un proceso eminentemente político, a través del cual se están
configurando las relaciones de poder en las sociedades” (Fleury, S.; 2000: 5).
Este proceso modernizador fue adoptado del enfoque del Nuevo Gerencialismo o
New Public Management, el cual se basó en la transición desde un paradigma burocrático
de la Administración Pública hacia un nuevo paradigma Gerencial, que consideraba las
transformaciones en el medio e incorporaba elementos probados con éxito en el mercado.
De este modo, el modelo gerencial se convirtió en un aspecto fundamental para mejorar la
capacidad de gestión del Estado, así como para incrementar la gobernabilidad democrática
del sistema político.
1) Usuario
2) Funcionario Público
3) Gestión orientada a resultados
4) Uso eficaz y eficiente de los recursos
5) Fortalecimiento de la ética pública
Esto significó que las personas, como usuarios de las instituciones públicas,
comenzaron a desempeñar un papel más dinámico en cuanto a exigir que las prestaciones
de los servicios debiesen desarrollarse conforme a criterios de calidad, oportunidad y
eficiencia; lo cual reflejó la toma de conciencia por parte de éstos respecto de sus derechos
ciudadanos.
El Uso Eficaz y Eficiente de los Recursos supuso una mejor utilización de los
recursos y una tendencia hacia la optimización entre los recursos humanos y financieros y
los productos esperados (MINSEGPRES; 1997: 139).
(a) Caída de las remuneraciones reales del Sector Público. Se estima que entre
1979 y 1990 el deterioro real de los salarios de la Administración Central del
Estado fue de un 47%.
Con lo anterior, se llegó a la conclusión que era imprescindible emprender acciones para
Modernizar la Gestión Pública y de este modo adecuarla al nuevo contexto democrático.
Debido a esta situación se tomarían medidas para revertir la situación (Ramírez, A.; 2001):
Sin embargo, las contribuciones más importantes de ese período dicen relación con el área
de la descentralización.
A pesar de las medidas adoptadas en el periodo Aylwin, “no existió un ámbito específico y
circunscrito de reforma y/o modernización del Estado, sino, un conjunto de iniciativas de
nivelación de las condiciones de la administración pública y el fortalecimiento de la
institucionalidad para enfrentar los profundos desafíos de la recuperación democrática”
(Armijo, M; 2000: 11).
Si bien es cierto que bajo la administración Aylwin se diseñó el camino que tomaría
la Modernización de la Gestión Pública, es bajo el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle
(1994-2000) donde el proceso modernizador comienza a implementarse en el aparato
estatal.
Por esto, el Estado se convirtió en un ente de vital importancia para ejecutar acciones
que tendieran a lograr equidad dentro la sociedad.
(Arriagada, G; 1995: 56).
Pero modificar la Gestión Pública e introducir nuevos procedimientos implicó definir qué
visión se iba a tener del Estado. Así el Gobierno, a través del MINSEGPRES y con Juan
Villarzú como autoridad de la entidad (MINSEGPRES, 1997: 134), estableció que el
Estado debería tener un rol fundamental en los siguientes aspectos:
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ASIGNATURA: MODERNIZACIÓN DEL ESTADO
(a) Promover una nueva visión sobre la gestión pública, cambiando el foco de
atención desde los procesos hacia los resultados.
Así el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle no sólo creó una institucionalidad básica
para abordar el tema, sino, que estableció los principios básicos sobre los cuales se
desarrollaría el proceso de Modernización de la Gestión Pública, cuyas directrices
principales fueron las siguientes:
Con todo lo mencionado anteriormente, los objetivos que se planteó el Gobierno en materia
de Modernización de la Gestión Pública fueron:
Realicemos un repaso a través de las siguientes preguntas de auto- evaluaciones, los contenidos
fundamentales de la pasada unidad:
3.- Describa algunos hitos que marcaron la gestión pública en los 90´
Por lo tanto, modernizar las instituciones públicas significaba abarcar sus formas de
organización y funcionamiento, sus modalidades de prestación de servicios, la
planificación de sus actividades y los resultados de éstas.
De este modo, sentó las bases de un Sistema Integral de Gestión con el objeto de
incorporar instrumentos que “asegurasen la debida planificación, ejecución, seguimiento,
evaluación y cumplimiento de metas y objetivos institucionales, además de la periódica
rendición de cuentas” (Comité Interministerial de la Gestión Pública, 2000: 23).
Con el fin de continuar con la estrategia modernizadora y siguiendo los pasos del
Comité Interministerial de Modernización de la Gestión Pública, el ex Presidente Ricardo
Lagos creó, a través del Instructivo Nº 11 del 28 de junio de 2000, el Comité de Ministros
para la Reforma del Estado y una Secretaría Ejecutiva encargada de implementar las
modificaciones que se demandasen.
El proyecto está dirigido por un Comité formado por los Ministros Secretario
General de la Presidencia, quien lo preside, Ministro del Interior, Hacienda y Secretario
General de Gobierno.
El punto de partida de las iniciativas del PRYME, está dado por los siguientes
principios orientadores:
Para esto, el Gobierno de Lagos propuso continuar con los cambios organizacionales
tendientes a crear instituciones más flexibles y con una gestión eficiente, definiéndose las
siguientes seis líneas de trabajo:
Esta Agenda Modernizadora del Estado contenía cuatro ejes fundamentales: Gestión
Pública, Gestión de Recursos Humanos, Gestión Financiera y Descentralización.
Hoy en día, el mundo se enfrenta a constantes cambios, como un mercado cada vez
más global, una sociedad donde la información y la tecnología predominan y una realidad
donde el conocimiento es fundamental.
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Por esto, se plantea que el aparato estatal debe enfrentar nuevas realidades y que, por
lo tanto, tendrá que asumir nuevas tareas, en función de ejercer acciones en el campo social
y económico (Lahera, E;1995: 36).
Lo esencial era que los funcionarios públicos no se sintieran como meros empleados,
sino, que se sintieran como servidores públicos con una evidente vocación de servicio.
La situación actual del Estado requeriría de un sector público en donde las acciones
de los directivos y funcionarios públicos se encuadrasen dentro del buen empleo de los
recursos, lo cual demandaría incrementar los niveles de eficiencia involucrados en las
políticas públicas y en el funcionamiento institucional del Estado.
Estos han sido una especie de “común denominador” de los planes de Modernización
de la Gestión Pública de la última década, como requisitos fundamentales del Estado
actual, que debe afrontar los desafíos de un nuevo siglo.
NUESTRA MISIÓN
NUESTRA VISIÓN
9. OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
Una característica del concepto “modernización del Estado” es que opera “como un
paraguas conceptualizador” que recoge un “conjunto de fenómenos de adaptación del
Estado a las nuevas realidades globales” (Villoria, 1997: 77) y, a partir de la crisis que
ocurre hacia fines de la década de 1970 (CLAD, 1998: 201), se convierte en el tema
central de la agenda política mundial.
Si bien no constituye necesariamente un fenómeno nuevo, ya que el Estado había
experimentado transformaciones a lo largo de los últimos cien años (Marcel, 2002: 220),
en la década de los ochenta y con el mayor protagonismo del mercado, de la iniciativa
privada, de una mayor exposición de las economías al exterior y de las nuevas
dimensiones y alcances del poder comunicacional” (ILPES, 1995: 7), todas las posiciones
ideológicas coinciden en la “necesidad de llevar a cabo cambios más o menos profundos
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en las administraciones públicas” (Beltrán, 2000: 43), ya que las instituciones y aparatos
estatales estaban desfasados tanto en el tiempo, como con las nuevas dimensiones de la
sociedad (Garretón y Espinoza, 1992: 11).
Si bien no existe un proceso de modernización del Estado igual a otro (Losada,
1998) y los “cambios fundamentales suceden de modos muy diversos, no existe un molde
que todos puedan copiar” (Osborne y Gaebler, 1994: 441).
El proceso de reforma administrativa actual se enmarca en una transformación que
involucra las relaciones internas de poder, el modelo de desarrollo y la inserción en la
economía internacional (Fleury, 2003), y se entiende como “un conjunto interrelacionado
de decisiones o no decisiones, que tienen como foco un área determinada de conflicto o
tensión” (Valles, 2000: 377).
Lo anterior nos lleva a entender la modernización como un cambio metodológico y
procedimental en el actuar del Estado, generando un nuevo paradigma administrativo, que
funcione como un instrumento al “servicio de la gente” donde prime la eficiencia, la
transparencia y la evaluación de los resultados (Armijo, 2002).
Existe un viraje desde la provisión de bienes públicos hacia la producción de bienes
meritorios como la educación, la salud, la seguridad social y la infraestructura de uso
público, lo que deriva en un rol más significativo de las personas en tanto usuarios; esto
es, demandantes de bienes y servicios públicos provistos por las instituciones públicas,
que satisfacen necesidades individuales (Marcel, 2002).
Una distinción falaz que enfrentan los procesos modernizadores es la “wilsoniana”,
que asume como posible la “separación entre decisión política y ejecución administrativa,
lo cual es casi imposible de distinguir en la realidad de la burocracia, por la mezcla en sus
ingredientes políticos y técnicos” (Brugué, 1996: 46).
Por ello, debemos revisar algunas de las teorías de mando político, porque los
burócratas son actores políticos que ejercen algún grado de poder político sobre las
autoridades públicas y no necesariamente están „„bajo el mando” ni se daría una relación
entre un actor principal y un actor secundario (Moe, 2000:451).
Sobre el Presidente Aylwin, existe consenso en su capacidad de resolver “las
exigencias de la consolidación democrática” (Garretón, 1991:16), ya que el “éxito de la
transición no puede explicarse sin considerar el rol de liderazgo y, particularmente, el
papel desempeñado por Patricio Aylwin” (Huneeus, 2005: 20).
Lo anterior, en un contexto comunicacional en que era necesario demostrar a Chile y
al mundo, que las facultades presidenciales y el control las ejercía él y no Augusto
Pinochet (Navia, 2004: 20).
En este juego de poder es poco conocida la forma en cómo Aylwin enfrenta a la
burocracia y su posible resistencia a las decisiones del ejecutivo; o dicho de otra manera,
si estaban “bajo el mando” efectivo del primer mandatario. Lo que sí sabemos es que la
figura del Presidente siempre tuvo mayor aprobación que su “gobierno”, tal como se
demuestra en el gráfico Nº 1.
Gráfico Nº 1
Gráfico 2
¿Cuáles son los tres problemas a los que debería dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el
gobierno? (Total menciones)
(Se incluyen sólo aquellos problemas que, en promedio, obtuvieron más de 10% de
menciones).
Fuente: Encuestas CEP.
Sin embargo, preocuparse por la Burocracia desde el ejecutivo tenía sentido, ya que
ella había sido reclutada en buena parte bajo el régimen autoritario (19731990), en un
proceso de disminución progresiva del tamaño Estado y de sus funciones sociales y
económicas, reservándose sólo injerencia en aspectos más globales, que tenían que ver con
fenómenos de seguridad nacional y políticas estratégicas que permitieran el correcto
desarrollado del nuevo modelo (Waissbluth, 2006: 21).
Durante las décadas de 1970 y 1980, los cambios al interior del aparato estatal se
acotaron a las funciones del sector público y a los sistemas de entrega de los mismos. Sin
embargo, estas reformas “no involucraron un cambio equivalente en la gestión de las
instituciones públicas” (Marcel, 2002: 235).
Esto se expresó en una reducción del aparato público y un fuerte proceso de
descentralización en cuanto a la administración del territorio (Waissbluth y Marshall,
2007: 27). De esta forma, la prioridad otorgada por el régimen militar a la “reducción del
tamaño y responsabilidades del Estado, la subvaloración de lo público, los drásticos
ajustes fiscales de los 80 y la despreocupación por la gestión pública”, explican el déficit
de la capacidad operativa de las instituciones gubernamentales a principios de la década de
1990.
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Por lo tanto, al asumir el gobierno, el presidente Aylwin tuvo que enfrentar “una
administración pública atrasada, empobrecida y con serias restricciones institucionales
para una gestión más flexible y eficiente” (Gobierno de Chile, 2001:24). Se podría decir
que estas reformas “proyectaron la imagen de equipos de gobierno poderosos y eficientes”
(Marcel, 2006: 221).
Sin embargo, los ajustes fiscales incidieron fuertemente sobre las remuneraciones
del sector público, y el “gobierno de la época, obsesionado con las privatizaciones,
abandonó a los servicios públicos a su suerte” (Marcel, 1994:17).
Según Marcel, detrás de las “reformas y privatizaciones se ocultaba una
administración pública empobrecida y desmoralizada” (Marcel, 2006: 221) a lo que se
sumó el hecho de que el desprestigio de la función pública minó “la moral de los
servidores públicos” (Marcel, 1994:17).
Aunque la reforma del Estado no era una “prioridad en la agenda” (Lardone, 2007)
se reconocía que, además de reconstruir la institucionalidad democrática, era preciso
recuperar la capacidad operativa de los servicios públicos (Marcel, 2006; Sepúlveda,
2006) y modernizar la administración del Estado (Aylwin, 1994), por lo cual, era necesaria
la creación de organismos públicos destinados a desarrollar políticas prioritarias, a efecto
de solucionar los problemas anteriormente mencionados. (Marcel, 1994, 2002; Armijo,
2002; Waissbluth, 2005; Waissbluth y Marshall, 2007).
El diagnóstico de la Administración Pública al principio del Gobierno del Presidente
Aylwin hablaba de una Administración rígida y deteriorada en su funcionamiento, lo que
dificultaba responder a las necesidades del nuevo contexto democrático. Ricardo Solari
(subsecretario de la Secretaría General de la Presidencia 1990-1994) señala que dentro del
Gobierno se tenía plena conciencia que se debía hacer el proceso de modernización del
Estado, producto de diversos motivos: en primer lugar, porque los militares habían dejado
el Estado muy devastado, a raíz de que ellos confundieron las funciones estatales con las
funciones de las fuerzas armadas; de esta manera, cuando las fuerzas armadas se
replegaron a su condición original, dejaron funciones públicas muy desabastecidas; en
segundo lugar, porque el país en los años ochenta fue remecido por dos crisis muy duras y
el Estado quedó debilitado en cuanto a recursos y personal; y por último, que
sintomáticamente se comenzaron a acumular una serie de demandas sobre Reforma que
hacían exigible alguna transformación en el sector público (Solari, 2008).
Cuadro 1
Entre las instituciones establecidas durante este período, se cuentan los Ministerios
Secretaría General de la Presidencia, el Ministerio de Planificación y Cooperación y el
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stas nuevas instituciones tenían como propósito principal, enviar una señal política
de preocupación por estos temas. Sin embargo, contaron con reducido presupuesto para su
funcionamiento, limitando sus funciones a la coordinación interministerial (Waissbluth,
2005).
A partir de esta experiencia, se preparó una metodología que sirvió de base para la
elaboración de indicadores de gestión, balances de gestión, convenios de desempeño y
esquemas de bonificaciones por desempeño institucional (Mostajo, 2001: 373).
En 1993, la Dirección de Presupuestos (DIPRES) impulsó el “Programa Piloto de
Modernización de Gestión Pública (PPMG), constituyéndose en la primera iniciativa por
parte del gobierno, orientada al mejoramiento de la gestión de las instituciones públicas”
(Armijo, 2000: 14).
El programa estaba concebido en torno a la idea de que era en los servicios públicos,
y no en el nivel central del Estado, donde se definirían las evoluciones en materia de
gestión y que, a pesar de las restricciones legales y reglamentarias, dichos servicios
contaban aún con un amplio espacio para mejorar su gestión. Según Marcel (2002: 235),
este programa fue el “primer paso de una secuencia de iniciativas que impusieron su sello
sobre la agenda modernizadora de la segunda mitad de los 90”. Los objetivos de este
Programa Piloto de Modernización de Gestión Pública fueron los siguientes (Armijo,
2000: 15):
Según Waissbluth (2005:39), una de las historias más interesantes del Gobierno de
Aylwin, fue el “movimiento espontáneo en relación a la modernización de algunas
instituciones”. Estos son considerados como un factor que incentiva la implementación de
medidas modernizadoras.
Es así que, durante este período, y entre algunos directores de servicios públicos, se
constituyó una especie de “club de los directivos”, también llamados arcángeles, quienes
impusieron “casi a hurtadillas y sin mayor apoyo del gobierno central, la modernización
emblemática” (Waissbluth, 2007: 292). Entre las más simbólicas podemos nombrar al
Servicio de Impuestos Internos (SII), el Instituto de Normalización Previsional (INP), el
Servicio de Registro Civil (SRCeI) y el Fondo Nacional de Salud (FONASA).
Una característica común a los cuatro servicios, es que prestaban atención directa a
los usuarios y de forma diaria. Este hecho les otorgaba una alta visibilidad de su quehacer
y puede explicar por qué los nuevos directivos públicos, a poco de asumir, se muestran
dispuestos a realizar procesos modernizadores. Sin embargo, el cómo se lleva a cabo es
una tarea pendiente en la investigación.
En palabras de Flisfisch (2008), la “legión de los arcángeles” correspondería al de
los “grandes gerentes públicos” o a un grupo de “„intraemprendedores públicos que
tomaron riesgos y supieron aprovechar ventanas de oportunidad” (Waissbluth, 2005: 3 y
38), destacando sus capacidades de liderazgo para impulsar iniciativas modernizadoras,
con el objetivo de mejorar el desempeño en los servicios públicos arriba mencionados
(Sepúlveda, 2006:1).
Para Belmar (2008), los procesos modernizadores en estos servicios surgieron como
iniciativas individuales de cada director de servicio, en función a las necesidades
específicas de cada caso.
De esta manera, el proceso fue llevado adelante más por los liderazgos individuales
de algunos gerentes públicos que por una presión ciudadana, por alguna legislación que
obligue o por alguna política pública (Ferreiro, 2008). Asimismo, se reconoce que estos
directivos tenían experiencia en temas de gestión y que conformaron una especie de masa
crítica de trabajo (Armijo, 2008).
A poco asumir sus cargos “se dieron cuenta que para sobrevivir tenían que
modernizarse o hacer algo” (Norambuena, 2008) y empezaron a intercambiar sus
experiencias y sus buenas prácticas; “en el fondo lo que se estaba realizando lo
compartíamos, se estaba formando un grupete” (Belmar, 2008).
Paralelamente, se reconoce que no había un apoyo institucional, ni económico por
parte del Gobierno o de sus ministerios. Sin embargo, este hecho generó ciertos grados de
libertad en la tarea de estos directivos públicos y en las posibilidades de implementación
de los cambios. Pese a esta falta de apoyo explícito por parte del Gobierno a las iniciativas
de los arcángeles, “el Presidente Aylwin y su gobierno dejó a los directivos públicos que
trataran de ver la mejor forma de entregar los servicios y beneficios” (Norambuena, 2008).
En el siguiente cuadro se caracteriza a los cuatro directivos de los Servicios Públicos
emblemáticos, con el objetivo de poder establecer características comunes entre ellos.
Cuadro 2
– 1994-1996
Ingeniero Civil Vicepresidente de
Marcos de Industrias con Administración y
Instituto de Lima Partido Finanzas de
mención en Fuera del
Normalización Demócrata
1990-1994 Química de la CODELCO. Estado desde
Previsional Cristiano
Director Universidad – 1996-2000 el 2000
(INP) (PDC)
Nacional Católica de Presidente
Chile(1969) Ejecutivo de
CODELCO.
– Subsecretaria
de Vivienda y
Urbanismo 1997-1999
– Secretaria
Regional Ministerial de
Educación (SEREMI)
– Abogada de Región del Biobío Directora de
titulada en la Militante 2003-2006 ENAP
Berta Universidad de del
Servicio de – Miembro de Refinerías
Chile Partido por
Registro Civil Belmar directorio EFE 2006- 2007
la
(SRCeI) 1990-1997 – Master en Democracia sin información -
Gerencia (PPD) – Directora de (Actualmente
Pública, España FEPASA del grupo en el cargo)
SigdoKoppers 2007-
2008
– Vicepresidenta
Inmobiliaria
Nueva Vía S.A.
(INVIA)
– Ingeniero – Superintendente
Comercial de
Universidad de
Instituciones de Salud
Chile.
Fondo Provisional 05.1993 –
César Gerente
Nacional de – Master 03.1994
Oyarzo of Arts en General de
Salud – Jefe de la
1994-1996 Economía de la Integramédica
(FONASA) División de
Salud, ILADES.
Planificación y
Georgetown
University. Presupuesto
USA. Ministerio de Salud
Fuente: Elaboración propia en base a prensa escrita.
En el cuadro anterior se observa que tres de los directivos han cursado la carrera de
Ingeniería (Etcheverry y Lima, ingeniería Industrial; Oyarzo, ingeniería Comercial),
mientras que Belmar es Abogada. En tres de los casos, los directivos estudiaron en la
Universidad de Chile (Etcheverry, Belmar y Oyarzo); sólo Lima cursó sus estudios en la
Universidad Católica. Asimismo, Etcheverry, Belmar y Oyarzo –casos con los que se
cuenta con información– han cursado especializaciones en el extranjero.
Se observa que estos directivos públicos han desarrollado una carrera dentro del
Estado en distintos niveles. Tres de ellos son o han sido militantes de algún partido de la
Concertación: Berta Belmar y Javier Etcheverry en el PPD (este último renunció a este
partido en el 2006), y Marcos Lima es militante del PDC.
La importancia de este grupo de directivos de servicios públicos también se
evidenció en su capacidad de influir en el gobierno siguiente, llegando a elaborar un
paquete de propuestas para la reforma del Estado de Eduardo Frei (1994-2000).
Sin embargo, este paquete estuvo detenido los primeros tres años del segundo
gobierno de la Concertación, hasta que Juan Villarzú (Ministro de la Secretaría General de
la Presidencia), Claudio Orrego (Secretario Ejecutivo del Comité Interministerial de
Modernización de la Gestión Pública) y otros “arcángeles resucitados” lo reimpulsaron en
1997 (Waissbluth, 2005: 39).
De esta manera, se tiende a sugerir que las lecciones dejadas por las experiencias de
estos directivos públicos fueron, en gran medida, la base de los diseños posteriores en
materia de mejoramiento de la gestión pública (SEGPRES, 2006:16).
A lo largo del artículo se mostró que la Reforma y Modernización del Estado no fue
una prioridad programática del Gobierno de Aylwin, y no podía serlo porque la “agenda
de problemas” de la “transición” apuntó a tres tipos de reformas: políticas, económicas y
creación de nueva institucionalidad.
Sin embargo, el presidente permitió el “libre juego”, a cuenta de que aquellos que
quisieran modernizar servicios, lo hicieran de forma gradual y con baja conflictividad.
No habiendo reglas ni limitaciones insalvables, surgieron cuatro “directivos
públicos” dentro de este Gobierno, que introdujeron modernizaciones en los servicios en
los que fueron designados, los cuales tenían en común una alta visibilidad por parte del
público al que servían y el trato diario con los mismos.
Además, sus iniciativas ejercieron influencia en las siguientes administraciones,
tanto en poner el problema en la agenda pública, como en señalar un camino de reformas
de “gabinete”, esto es sin pasar por el legislativo.
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Así también han variado las exigencias que se le han formulado a lo largo del
tiempo. Por ejemplo, en la administración pública tradicional las metas estaban
relacionadas con dar respuesta a las autoridades políticas. Al evolucionar, hablamos de la
nueva gerencia pública entendida en términos restringidos como aquella que establece
metas de desempeño a sus servicios, lo cual debe llegar a los usuarios y ser reconocido por
ellos.
12.3.Resumen ejecutivo
En todo caso, las distintas tendencias en la gestión pública tienen como objetivo
central impactar el Estado y desde su institucionalidad producir el desarrollo económico,
político y social que la población demanda, especialmente en la provisión de bienes
públicos, para lo cual ha debido incorporarse con fuerza en los procesos de nuevas
tecnologías, lo que se ha denominado gobierno electrónico, así como la profesionalización
de su recurso fundamental que son los funcionarios.
No debemos olvidar, además, que el Estado aún desarrolla una importante actividad
empresarial y tiene participación en otros tantos sectores económicos, las cuales deben ser
gestionadas de la mejor manera posible y no constituirse en un lastre para su desarrollo. Lo
anterior no pasa porque todas esas actividades deban tener rentabilidad económica, pero sí
reconocer el rol subsidiario que se les asigna.
En el actual gobierno se han definido las siete reformas estructurales, donde surge
nuevamente con fuerza su modernización, señalando que se reemplazará la vieja discusión
de más o menos Estado por el desafío de construir un mejor Estado, más moderno, más
transparente y más eficiente, al servicio de las personas. Un Estado que no sólo asegure el
piso de las seguridades, sino también que levante el techo de las oportunidades.
sectores, sean públicos o privados, puesto que reconoce que estos modelos deben funcionar
como orquestas en las que cada músico produce un aporte diferente y en el momento
oportuno, pero para el mismo proceso.
En este tipo de redes, la función casi única del nodo coordinador es la coherencia del
proceso. Es evidente que el modelo en red especializada es el estadio superior actual de la
evolución organizativa que conocemos, al menos si la definimos según el incremento de
complejidad expresada en capacidades de producción de valor3.
¿Por qué lo anterior? Porque el Estado moderno resulta ser una de las organizaciones
más complejas que conocemos en la actualidad, está compuesto de una multiplicidad de
reparticiones y agencias, los bienes y servicios generados son variados y en su
organización se da el principio de la recursividad.
Por lo anterior, conformarse solamente con señalar lo importante que es contar con
un Estado asistencialista no basta para aquellas personas que demandan su apoyo, sino
también se requiere que las decisiones que al respecto se adopten sean implementadas con
eficiencia y oportunidad.
No debemos olvidar que quienes más requieren del Estado son aquellas personas de
menos recursos y, por ende, de mayor vulnerabilidad social, de ahí arranca el imperativo
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de ser eficientes y crear políticas de calidad que logren llegar con soluciones a los grupos
más frágiles, focalizando sus esfuerzos y recursos.
Esto nos lleva a una segunda derivada y a preguntarnos respecto de la manera en que
los recursos del Estado son utilizados, precisamente en aquello que más lo requiere
(focalización), así como el impacto que dichas acciones tienen para mejorar sus
condiciones futuras.
En cuanto al personal del sector público, ¿por qué no se puede tener siempre a los
mejores profesionales a cargo del servicio público? ¿Acaso no merecen los más pobres,
quienes más se benefician de los servicios públicos y de la acción estatal, que sean los más
competentes quienes se encarguen de sus asuntos?
Sin embargo, lo que es más preocupante es que estos aumentos no siempre han sido
acompañados por mejoras en su estructura o modificaciones en su gestión para aumentar la
eficiencia, es decir, esa básica combinación entre proceso y resultado.
Un país que es competitivo, que genera innovación, que mejora la calidad de los
servicios de educación y salud, crece no sólo en términos de ingreso, sino también en
integración social, convirtiéndose en una comunidad incluyente.
cómo los esfuerzos de las distintas esferas sociales y económicas convergen en un impacto
en la calidad y bienestar de vida de la población.
Ser un país desarrollado no es una meta, sino un requisito y debe ser acompañado por
directrices integrales, donde los organismos sectoriales se coordinen y exista
complementariedad.
Asimismo, importan los procesos aplicados para generar dichos resultados, ya que
las relaciones y procesos que se establecen entre las organizaciones responsables de crear
valor público y las comunidades generan valor en sí mismos. Aquí podemos apreciar
claramente la vinculación entre reforma y modernización de las acciones públicas.
Podemos afirmar como punto de partida que el objeto del trabajo en el sector público es,
precisamente, generar valor público, de la misma manera que el objeto del trabajo del
gerente en el sector privado es generar valor privado.
Por lo tanto, como no tiene rival, falta un incentivo directo de competencia que lo
haría mejorar sus procesos, y muchas veces lo estanca, generando problemas para las
personas. Esta fase de modernización brota del bienestar creado por la entrega simple,
buena y eficiente de servicios, así como del impacto generado por dichos servicios y otras
1.- ¿Cuáles son los tres problemas a los que debería dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el
gobierno?
IV. CONCLUSION
13.- CONCLUSIONES
El director del Servicio será nombrado por el Sistema de Alta Dirección Pública. La
nueva institucionalidad tendrá como meta evaluar anualmente el 25% de los programas del
presupuesto, de modo que en una administración cubra el 100% de los programas del
presupuesto público. Un Nuevo Trato para el empleo público. Aspiramos a un sector
público que se identifique con una gestión de calidad, que disponga eficientemente de los
recursos que se le asignan y en permanente proceso de innovación, para lo que resulta
fundamental que los funcionarios públicos trabajen en condiciones de dignidad.
Para ello impulsaremos planes especiales de retiro que faciliten el cumplimiento del
objetivo señalado. En el ámbito de la capacitación, los Planes Anuales de Capacitación
serán indispensables para lograr mejores resultados en el desempeño de los funcionarios,
cuya pertinencia y vigencia serán evaluadas periódicamente por los comités bipartitos de
capacitación recibiendo más recursos cuando sea necesario para su mayor eficacia.
Perfeccionamiento del Sistema de Alta Dirección Pública.
de gobierno electrónico, desarrollo de la industria de las TIC y promoción del acceso a las
nuevas tecnologías.
Hoy resulta relevante que nos planteemos desarrollar una estrategia de seguridad
digital que proteja a los usuarios privados y públicos contra posibles acciones de violación
de fuentes de datos, junto con la protección de la privacidad de nuestros ciudadanos.
Esto tiene que ver con el acceso a la información y la participación en el debate, pero
también, con los conflictos de intereses de las propias autoridades. Implementaremos un
sistema de fideicomiso ciego para las nuevas autoridades, sin esperar la aprobación del
proyecto de ley que se discute actualmente en el Congreso, y el cual fortaleceremos y
aceleraremos. Al realizar nombramientos de autoridades públicas pondremos especial
atención en la revisión de eventuales conflictos de interés.
Además profundizaremos la normativa que regula el conflicto de interés en las
funciones posteriores al ejercicio de cargos públicos, así como perfeccionaremos las
declaraciones de patrimonio e intereses de las autoridades públicas a fin de que constituyan
efectivamente un mecanismo de transparencia y fiscalización ciudadana.
Complementariamente fortaleceremos la función de auditoría interna de gobierno, e
impulsaremos acciones para contar con un mejor y mayor control ciudadano sobre las
actividades de lobby.
Desde el primer semestre de Gobierno se integrará al menos una mujer, a cada uno
los directorios de las empresas públicas. Y buscaremos durante el Gobierno la forma de
incentivar una mayor presencia de mujeres en los directorios de las empresas públicas,
poniéndonos como meta alcanzar un 40% en el período de Gobierno.
BIBLIOGRAFÍA
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13. LAHERA, EUGENIO (1995). “Las Reformas del Estado”. Revista Chilena de
Administración Pública Nº 6.
16. OSBORNE, DAVID Y GAEBLER, TED (1992). “La Reinvención del Gobierno:
la influencia del espíritu empresarial en el sector público”. Ediciones Paidos.