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CULTURA AFRODESCENDIENTE

MITOS Y LEYENDAS

De tradición en tradición se contaban historias sobre la tunda, el diablo, la gualgura, el


riviel y muchos más personajes mitológicos que cobraban vida en Esmeraldas.

La cultura afroesmeraldeña preserva aún la memoria colectiva transmitida de padres a hijos


por medio de cuentos que hablaban de vivencias y supersticiones donde los personajes
principales son seres mágicos o diabólicos que tienen poderes o cambian de forma. Para que la
historia fuese creída, era necesario el acompañamiento de travesuras, sátira, magia, sustos o
maldiciones que dejaban enseñanzas o moralejas.

Como en todos los rincones de Ecuador en cada pueblo, en cada provincia, gracias a la
imaginación artística de nuestra gente y que a travez de generaciones se ha logrado mantener
vivos muchos relatos de cosas que talvez en realidad acontecieron en un pasado remoto, pero
que lamentablemente la incredulidad y la vida moderna han ido apagandolas por considerarlas
inverosímiles, pero a nuestra gente nadie, nadie les puede quitar la realidad de su existencia.

Cuando oímos esta clase de narraciones de voz de algún habitante de nuestros pueblos, lo
hacen con una seguridad de ellos mismos que nos hace dudar de que fueran sólo leyendas,
talvez, algo hubo de realidad.

La Tunda

Uno de los personajes mitológicos de Esmeraldas más populares y temidos de los últimos
tiempos, ha sido la tunda que tiene cuerpo de mujer, su pie derecho se asemeja al de un niño
pequeño y el pie izquierdo parece un molinillo. Su vestimenta larga ocultaba las deformidades
de su parte inferior, así la recuerda Alfredo Cruz, ex pescador de 58 años en sus experiencias e
historias contadas por su padre.

Se dice que el espíritu de la Tunda persigue o secuestra a niños y niñas que se portan mal con
sus padres, el personaje adopta la forma de alguno de sus seres queridos invitándolos a
atrapar camarones en el río del próximo poblado y al conseguir su objetivo se lleva a los
infantes a cuevas o manglares de la zona.
Para mantener el control todo el tiempo, la Tunda arroja sobre la cara del niño una nube de
gases pestilentes que saca desde su vientre dejándolo atontado, a esto se le llama estar
“entundao”. Para rescatarlo y espantar a la Tunda del sitio tenían que utilizar los ladridos de
perros bravos y disparos de escopeta al aire, una vez a salvo el niño desaparecido lo limpiaban
con agua bendita y sahumerios.

El Riviel

Otro de los seres mitológicos más recordados por Alfredo Cruz, es el Riviel, en una experiencia
contada por un amigo suyo describió a este personaje muerto como un alma que vaga en
pena. Los pescadores por lo general decían que este fenómeno en forma de diablo se
presentaba a los hombres que trabajaban en el río hasta muy noche.

La historia del Riviel cuenta que como humano fue un hombre con vicios de alcohol, era
despreocupado y maltrataba a su familia. Un día borracho golpeó a uno de sus hijos dejándolo
casi muerto, la ebriedad de su cuerpo lo hizo convertirse en un monstruo al botar al río a su
pequeño que estaba desmayado por la paliza y se ahogó.

Poco tiempo después tuvo el mismo final que el hijo que mató, pues por estar borracho se
cayó de su canoa, murió en medio de gritos y desesperación. Los desdichados víctimas de la
presencia del Riviel sabían que algo andaba mal cuando al estar navegando en los ríos se podía
divisar a lo lejos una canoa mocha en forma de ataúd, acompañado de una luz débil que salía
desde aquella embarcación.

El diablo
Para otras personas una entidad aún más diabólica, es la aparición del diablo en el camino.
Washington Plaza, comerciante de Esmeraldas, recordó que a una mujer de su familia se le
presentó un hombre vestido de negro el cual automáticamente cambió sus prendas a color
rojo. El ente diabólico sostenía un cigarro con su mano y de su boca expulsaba una espesa
nube de humo que olía a azufre, mientras se reía su dentadura de oro dejaba extrañado a más
de uno.

Los testigos de haber visto al Diablo decían que de su cabeza se desprendían unos enormes
cuernos, pero en público siempre estaban ocultos por un sombrero negro gigante con alas.
Para espantarlo había quemar estopa de coco, regar agua bendita y rezar.

La Gualgura

La Gualgura se hizo famosa por tener un escenario campestre, a veces en las tardes la gente
decía ver una gallina sola o con pollitos y por el sonido del pío pío pío correrían a ayudarla
porque parecía perdida, sin embargo, al acercase cada vez más al ave se llevaban una
experiencia terrorífica y un buen susto de muerte. La visión de la Gualgura era la forma de
castigar a aquellos que se apoderan en algún momento de una gallina ajena, la matan y se la
comen a escondidas.

Eladio Ayoví ,habitante de Esmeraldas, contó que cuando era pequeño visitaba las lomas y
jugando un día “se me apareció un pollo con la cabeza cortada, no sabía qué hacer, yo pensé
que era el diablo”. Todo el que intenta atrapar a la Gualgura transformada en gallina, corre al
monte a perseguirla, al acercarse y cargarla para llevársela, esta le inserta un picotazo a su
víctima para escapar.

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