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Mitos y leyendas de valle

del cauca

cali

El monstruo de los mangones

Un niño yace en medio de un matorral. Desnudo. Sus ropas, a unos cuantos


pasos. Moretones en el cuerpo. Y en su corazón una gruesa aguja metálica. No es
un cuento de horror. Sucedió en Cali.

No una ni dos veces: fueron 39 los niños que entre 1963 y 1966 aparecieron ya
descomponiéndose en medio de campos abiertos, solitarios.
Algunos incluso eran violados. Otros, asfixiados. También había los que yacían
pálidos, sin heridas, sin sangre. El primero en caer fue Luis Alberto Osorio, cuyo
cuerpo fue hallado el 5 de noviembre del 63. Dos días después, con horror, fue
identificado por su madre. Luego vendrían muchos más, incluyendo siete niños de
Palmira y uno de El Cerrito.

Hasta entonces eran solo casos horripilantes que desataban inquietud.

Pero fue cinco víctimas después cuando el mito cobró vida. El 16 de enero del 64
el cronista judicial de El País, Alfonso Recio Delgado, fue quien hiló los hechos y
bautizó al supuesto asesino en serie como el ‘Monstruo de los mangones’. Entre
más morían, más fuerza tomaba la historia. Las madres comenzaron a sentir el
pánico: aquél ser desconocido podía llevarse a su pequeño en cualquier momento.

La imagen de un ser amorfo que succionaba sangre se convirtió en una pesadilla


para muchos. Un día, incluso, fue encontrada una calavera en un bus urbano.
Tenía una nota anónima que rezaba que “son más de mil los que queremos que
mueran” y “ya hemos cobrado la vida de niños pobres, ahora comenzaremos con
los ricos”.

La Policía, en medio del desconcierto, emitía comunicados desesperados


desmintiendo la existencia de un ser de otros mundos. Explicando que aquél
monstruo era tan humano como su sed de asesinar.

Pero luego comenzaron los rumores, como era de esperarse en una ciudad de no
más de 100.000 habitantes, creyente y temerosa. Recuerda Phanor Luna, quien
entonces trabajaba en El País, que algunos, quizás movidos por envidias,
comenzaron a especular acerca de un reconocido empresario que tenía leucemia,
enfermedad poco conocida en la época. Se decía que aquél siniestro personaje,
en su afán de prolongar su existencia, estaba cobrando vidas jóvenes para
alimentar la suya que se apagaba.

Se hablaba de una pandilla. De hombres vestidos de negro con capuchas y


mujeres de blanco, posiblemente enfermeras. Serían ellos, enviados por el
adinerado caballero, quienes secuestraban a los pequeños, los violaban y luego
les extraían la sangre para llevársela al enfermo. Pero eso, claro, son solo
rumores.

Desde entonces, muchos de los niños de la ciudad son amenazados por sus
madres con la frase: “Si te portas mal, te va a llevar el monstruo de los
mangones”.

La tunda
http://www.sinic.gov.co/SINIC/ColombiaCultural/ColCulturalBusca.aspx?
AREID=3&SECID=8&IdDep=76&COLTEM=212
Este es un mito propio de los departamentos que poseen costa en el océano Pacífico.
Cuentan los que saben que este personaje mítico es una mujer fea, que tiene un pie de
molinillo o de tingui-tingui (raíz de un árbol) y el otro como el de un bebé. Se lleva a
los moritos (bebés sin bautismo), a los niños desobedientes, a los maridos
trasnochadores e infieles y a jóvenes hombre o mujeres, a los confines del monte para
convertirlos en sus amantes.

La Tunda engaña a sus victimas tomando la apariencia de sus madres u otro ser
querido para que la sigan al monte; ya en sus dominios, los alimenta con camarones y
cangrejos que cocina en su ano. Con sus malos olores emboba a sus victimas, les
chupa el pene a los hombres hasta sacarles sangre y se hace succionar la vagina para
idiotizarlos.

http://www.examiner.com/article/monster-of-the-week-la-tunda
El riviel
http://valle-buenaventura.galeon.com/grupo.html
Se trata de un “endriago” que se deleita causando espanto a los pescadores nocturnos.
Cuentan que el riviel se aparece en un potrillo (canoa) mocho, es decir, que no tiene
proa y en su lugar esta protegido por una tabla que impide la penetracion del agua.
Este espanto se les presenta a los pescadores nocturnos, a quienes pre¬gunta en
forma sencilla “amigo, ¿como esta la pesca?” y cuando el pescador le responde, siente
que el potro empieza a ponerse pesado hasta el punto de no poder moverlo. Si el
pescador no acepta el dialogo propuesto por el riviel, este se conforma con confundirlo
de tal manera que no consigue enrumbar su embarcacion y solo puede hacerlo al
amanecer, cuan¬do ya no recuerda nada de lo sucedido. Hay quienes afirman que el
riviel acostumbra chuparle el cerebro a algunas de sus victimas, quienes son
encontradas con el craneo totalmente vacio.

http://www.ricopacifico.260mb.com/mitos.html
La madre agua
http://www.ricopacifico.260mb.com/mitos.html
Es como una ninfa de las aguas, con aspecto de niña o jovencita bellísima, de ojos
azules pero hipnotizadores y una larga cabellera rubia. La característica más notoria es
la de llevar los piececitos volteados hacia atrás , es decir, al contrario de cómo los
tenemos los humanos, por eso, quien encuentra sus rastros, cree seguir sus huellas,
pero se desorienta porque ella va en sentido contrario

En Colombia existen un sinnúmero de manifestaciones culturales que expresan la


variedad étnica, religiosa, de costumbres, tradiciones y formas de vida de su
población, así como su riqueza natural y diversidad de climas, geografías y
paisajes, entre otros.

En este módulo podrá consultar información relacionada con temas culturales


como arqueología, festividades, mitos y leyendas, danzas y personajes, de cada
uno de los departamentos de Colombia. Esta información le permitirá comprender
de manera fácil y rápida los aspectos más relevantes de la cultura propia de cada
región, con el fin de estimular el conocimiento y difusión de la riqueza cultural del
país en todas sus expresiones.

Si usted considera que la información suministrada a través de este servicio


puede ser mejorada, complementada o actualizada por otras fuentes, por favor
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Mitos y Leyendas - VALLE DEL CAUCA

La llorona
Este mito es uno de los más populares de Colombia y se conoce con versiones similares en el
resto de América. Según los campesinos y aldeanos, la Llorona aparece como una mujer con
rostro huesudo de calavera, ojos rojizos, cabellos desgreñados, largas vestiduras, sucias y
deshilachadas. Algunos dicen que lleva en sus brazos un niñito muerto, causa de su gran pena,
otros dicen que anda buscando a su hijo que se el ha perdido.
 
La Llorona se distingue por sus lloriqueos angustiantes y profundos y sus gritos macabros que
provocan inmenso terror. Esta mujer llora en las quebradas, en las noches de plenilunio, en los
cafetales, sementeras, en las riberas de los ríos y en la orilla de los montes. Se dice que este
espíritu entra en las casas en busca de niños para llevárselos, creyendo que son el suyo para
curar su pena, aunque hay quienes dicen que lo hace para igualar a los demás en su desdicha,
dado que después de haber robado un niño lo arroja a un río o quebrada cercana.
La versión más común del lamento de la llorona en el Valle del Cauca es la de:
“Ay ... Ayyyyy... donde está mi hijo?”
La migración pastusa que se llevó a cabo a principios y mediados del siglo XX, atraídos por la
floreciente economía cañera, trajo consigo algunas variantes del mito, especialmente en el sur
del departamento, municipios de Florida, Pradera, Palmira, y en particular Candelaria, donde el
grito de lamento reconocido es:
“Ay ... Ayyyyy ... donde, lo hallaré ...donde lo encontraré?”
 
La tunda
Este es un mito propio de los departamentos que poseen costa en el océano Pacífico. Cuentan
los que saben que este personaje mítico es una mujer fea, que tiene un pie de molinillo o de
tingui-tingui (raíz de un árbol) y el otro como el de un bebé. Se lleva a los moritos (bebés sin
bautismo), a los niños desobedientes, a los maridos trasnochadores e infieles y a jóvenes
hombre o mujeres, a los confines del monte para convertirlos en sus amantes.
 
La Tunda engaña a sus victimas tomando la apariencia de sus madres u otro ser querido para
que la sigan al monte; ya en sus dominios, los alimenta con camarones y cangrejos que cocina
en su ano. Con sus malos olores emboba a sus victimas, les chupa el pene a los hombres hasta
sacarles sangre y se hace succionar la vagina para idiotizarlos.
 
Los “entundados” aprender a amar a dicha mujer y rechazan a los humanos. Para poder
rescatarlos de la Tunda, es necesario formar una comisión con el padrino y la madrina del
“entundado”, un sacerdote, amigos y otros familiares. Todos ellos se internan en el monte
tocando tambores (cununos y bombos), quemando pólvora, disparando escopetas, rezando las
oraciones y diciendo palabras soeces para que ella desaparezca.
 
Algunos dicen que la Tunda es negra y que huele muy mal, es un ser que experimenta
sentimientos humanos, se enamora, se queja y odia, especialmente a los niños. A pesar de sus
sentimientos y acciones humanas, la Tunda tiene poderes sobrehumanos, pues es ella quien
produce la conjugación de sol y lluvia, y cuando esto pasa la gente del Pacífico dice que: “la
Tunda está pariendo”.
 
Se dice que en una zona rural del municipio de Buenaventura, existe la Matunda, la mamá de la
Tunda. Una vez en una fiesta, se organizó un concurso de baile y la Tunda componía una de las
parejas finalistas, pero alguien la descubrió al mirar la pata de molinillo y gritó “¡vela Tunda, esa
es la Tunda!” y esta salió corriendo.
 
El duende
Según la tradición oral mestiza del sur occidente  colombiano, existía un ángel que era el más
hermoso de todos, se llamaba Luzbella y era el consentido de Dios, a tal punto que le enseñó y
permitió hacer ángeles. Luzbella se sintió tan poderoso que se sentó en el trono tratando de
suplantar a Dios, éste se enfadó y lo sentenció: “por haberme desafiado ya no serás Luzbella,
sino Luzbel-Lucifer” y lo expulsó del cielo junto con sus ángeles. Los que cayeron a la tierra se
convirtieron en mariposas y los que cayeron en el infierno se convirtieron en demonios y Luzbella
en el Diablo.
 
Dios conservó de los ángeles Luzbellinos a los que tocaban el tiple. Esos ángeles-músicos
podían salir y entrar al cielo con entera libertad y aprovechaban para venir a la tierra a
parrandear. Cada vez se demoraban más en regresar, hasta que un día encontraron cerradas las
puertas celestiales. Dios no quiso dejarlos entrar nunca más y los ángeles errantes regresaron a
al tierra. Aquí se convirtieron en Duendes, pequeños seres vestidos con colores que llevan un
gran sombrero, ligados a la música, en particular al Tiple. La divinidad o maldad de estos
encantados seres es algo ligado a las actitudes de la gente con sus congéneres o con el entorno
natural, del cual son guardianes, haciendo que los cazadores no puedan ver a sus presas a
pesar de tenerlas en frente o envolatándolos en el bosque para que no puedan hacer daño a la
vegetación y a los seres que allí habitan.
 
Además de la música a los duendes les encantan los niños a los que atraen con juguetes
coloridos que sólo esos pequeños pueden ver, hasta adentrarlos en sus terrenos y llevárselos
para no volverlos a ver. Se interesan por las crines exuberantes de los caballos, las cuales
enredan en la noche con nudos que nadie es capaz de soltar, no habiendo mas remedio que
cortarlas. Para ahuyentar a un duende que hace travesuras se usa un tiple nuevo y se afina
como se afinaba en el cielo. Se deja el instrumento en algún lugar visible de la casa o sitio
visitado por el duende para que lo pueda ver y como buen músico no aguantará las ganas de
tocarlo, así se encontrara con el temple sagrado y furioso destrozará  el tiple y jamás volverá.

Mitos y Leyendas
Los Mitos y las Leyendas son una de las costumbres más importantes del pueblo
colombiano. Hacen parte de la tradición oral de los pueblos que se encargaron de
unir la fantasía con las creencias populares, el resultado fue una serie de cuentos
que han ido evolucionando a través de los siglos.

La Madre Monte
Los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es una señora corpulenta,
elegante, vestida de hojas frescas y musgo verde, con un sombrero cubierto de
hojas y plumas verdes. No se le puede apreciar el rostro porque el sombrero la
opaca. Los Campesinos cuentan que cuando la madre monte se baña en las
cabeceras de los ríos, estos se enturbian y se desborda, causan inundaciones,
borrascas fuertes, que ocasionan daños espantosos.

La Llorona
La llorona convertida en el espíritu vagabundo de una mujer que lleva un niño en
el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos. Se
dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que
le hizo a su familia.

Quienes le han visto dicen que es una mujer revuelta y enlodada, ojos rojizos,
vestidos sucios y deshilachados.

Las apariciones se verifican en lugares solitarios, desde las ocho de la noche,


hasta las cinco de la mañana. Sus sitios preferidos son las quebradas, lagunas y
charcos profundos donde se oye el chapaleo y los ayes lastimeros.

La Tunda
Este personaje mítico es el "inventado" necesario cuando las conversaciones
sobre este tema se realizan. Existen varias versiones sobre la Tunda, a nivel tanto
de su apariencia física así como de lo que ella hace; no obstante ello, la mayoría
de versiones coinciden en decir que es un viento malo que adopta la forma de
mujer y que es distinguible por cuanto unos de sus pies "chiquitos", como de niño
y el otro es una cruz de madera o pie de molinillo. Este personaje lleva al monte a
jóvenes de ambos sexos donde les alimenta de camarones cocinados en su
"trasero". En algunas versiones se afirman que la tunda cohabita con la persona
quien lleva, en otras se ma nifiesta que los mata. Una vez reportara la pérdida de
un joven, presuntamente secuestrado por la tunda, se or ganizan caravanas para
su búsqueda. Dentro de quienes van, necesariamente deberá ir el padrino o
madrina del p erdido. Quien ha sido raptado por la Tunda y puede escapar de
ella, nunca regresa en estado normal, queda "entunado" o "alelado" para siempre.

El Riviel
Este es otro de los personajes siempre presentes en la mitología del pueblo del
pacifico. Al igual que el caso de la Tunda, en relación con el Riviel también
existe una serie de versiones en las cuales se presentan algunas variaciones. Sin
embargo todas ellas coinciden en señalar al Riviel como un personaje de los ríos
que se presenta en forma de una pequeña luz de color azul la cual esta situada en
una canoa pequeña 'mochita'. Este personaje tiende a guiar a los navegantes a
remolinos o correntadas en donde con seguridad perderán la vida.

Hay quienes afirman que el Riviel se asusta con la atarraya. En una versión muy
más contemporánea y bastante elaborada, se afirma que este personaje es el alma
de un viajero francés llegado a Colombia, de nombre Reiviege, quien al conocer
que su esposa se fugaba con su amante salió en su persecución, colocando para
alumbrarse estopa de coco prendida en la punta de la canoa. Mientras estaba en
ese intento, Reiviege fue apuñalado por la espalda siendo su alma en pena la que
se presenta como el Riviel.

La Madre Agua
Es como una ninfa de las aguas, con aspecto de niña o jovencita bellísima, de
ojos azules pero hipnotizadores y una larga cabellera rubia. La característica más
notoria es la de llevar los piececitos volteados hacia atrás , es decir, al contrario
de cómo los tenemos los humanos, por eso, quien encuentra sus rastros, cree
seguir sus huellas, pero se desorienta porque ella va en sentido contrario.

El Duende
Todas las variaciones entorno a este personaje coinciden en afirmar que se trata
de un hombre chiquito, "un muchachito" con un gran sombrero de color blanco
(otras versiones afirman que el sombrero y el vestido son de color negro). Va
montado en un caballo pero sentado al revés; exige tanto al caballo que éste
muchas veces se muere de agotamiento. Este personaje mítico persigue a las
muchachas jóvenes ha quienes castiga anudándoles el cabello cuando le
rechazan, por esta circunstancia las muchachas jóvenes al ir a dormir recogen su
cabello. El Duende gusta de acariciar los senos de las jóvenes. Este personaje es
el dueño de las aves del monte, de la tatabra, del sajino, de la paloma, etc. El
Duende es bueno para la música y es reconocido como peleador. Quien desee a
prender a pelear como el Duende deberá enfrentarse con él por tres ocasiones y si
le derrota, él le enseñará una oración, la cual le permitirá que nunca pierda una
pelea en el futuro.
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