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REFLEXIÓN

La vaquita
Franchesca Romero.

Un maestro samurai paseaba por el bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos
un sitio en apariencia pobre. Al llegar al lugar pudieron comprobar la pobreza de las
construcciones y de sus habitantes: un matrimonio y tres hijos, una sencilla casa de
madera, vestidos sucios y desgarrados, sin calzado.

Preguntaron al padre de familia: 'En este lugar no hay posibilidades de trabajo ni de


comercio, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?'

Aquel hombre calmadamente respondió: 'Tenemos una vaquita que nos da varios litros
de leche todos los días. Una parte la vendemos o la cambiamos por otros productos en la
ciudad vecina y , con el resto, producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo.
Así vamos saliendo adelante'.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar, luego se despidió y se fué.


Siguieron su camino y , un rato después se volvió hacia su discípulo diciéndole: ' Busca
esa vaquita, llévala hasta ese corbacho y lánzala al fondo del barranco'.
El joven, espantado, cuestionó la orden recibida, ya que aquella vaquita era el único
medio de subsistencia de esa pobre familia. Más, ante el silencio absoluto de su maestro,
finalmente se dispuso a cumplir lo ordenado. Empujó la vaquita por el precipicio y la vio
desaparecer.

Aquella escena quedó grabada en su memoria durante años. Un buen día, el joven
apenado por la culpa, resolvió regresar al lugar y contarle todo a aquella desdichada
familia; pedir perdón y ayudarles en lo que pudiera.
A medida que se aproximaba al lugar de nuevo, descubrió todo muy cambiado, más
bonito, con árboles, plantaciones vehículos de labor... y en medio de todo aquello una
gran casa en cuyo jardín jugaban y saltaban riendo unos niños. El joven se entristeció
imaginando a aquella humilde familia que había tenido que vender todo aquello... para
sobrevivir.
Aceleró el paso y se aproximo hasta el lugar, preguntó que había sido de aquella familia
que años ha vivían allí?? a lo que el hombre le respondió: somos nosotros mismos... el
joven admirado le preguntó: ' ¿Como han logrado ustedes mejorar este lugar y cambiar de
vida?'.
A lo que el hombre le respondió: ' Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el
precipicio y murió y de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y
desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, y así alcanzamos el éxito
que sus ojos pueden contemplar ahora. '

MORALEJA:

Lanzémos 'Nuestra Vaquita' por el precipicio, tengamos valor para hacerlo y con ello
descubriremos todo nuestro potencial... Y así no nos lamentaremos al observar el
'magistral vuelo de las águilas' por el cielo, mientras desde el suelo nos dedicamos a
escarbar entre la tierra para encontrar nuestro alimento, como hacen aquellos alicucos
que creen que solo han nacido para eso.

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