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Esmog era un ser sucio y con un olor desagradable. Él se paseaba con muy
malos aires por las calles de esta ciudad. Cada día se hacía más grande.
¿Cómo? Muy fácil: cada vez que un automóvil pasaba echando humo, Esmog
se hacía más grande. Cada vez que dejaban la basura tirada en las calles,
Esmog se hacía más grande. Y si, además, quemaban esta basura al aire libre,
se hacía mucho más grande. Cada vez que dejaban desperdicios en las
playas, ¡Mmm…, qué manjar para Esmog! No solo contaminaban la arena sino
también el agua del mar. Así Esmog llegó a ser enorme.
—¡Boten más basura, echen más humo, hagan más ruido! —exclamaba Esmog
(porque el ruido también le gustaba)—. ¡Ensucien, quemen, malogren,
destruyan más! (…)—. Hasta que un día…
Los niños y las niñas decidieron terminar con Esmog. Estaban cansados de
tanta contaminación, y como los grandes no habían puesto mucho empeño
en eliminar a Esmog (…) ellos sí harían algo.
Muy pronto, Esmog no pudo crecer más, pues los niños y las niñas les recordaban
a los demás y a los grandes, que “no debían contaminar el ambiente”.
Las calles estuvieron cada vez más limpias. Los carros dejaron de echar humo
negro. Nadie tocaba ya la bocina innecesariamente, ni ponían la música a
todo volumen. La gente dejaba limpio el campo y limpia la playa. Y si por
casualidad alguien echaba basura al suelo, los niños y las niñas le recordaban
al temible y desagradable Esmog.
1. Anote lo que le recuerdan los niños y las niñas a las personas adultas.
3. Comente por qué los niños y las niñas se organizaron, según la lectura.
5. Escriba qué haría para evitar que Esmog viviera en su barrio o en su ciudad.
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