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Índice
Teórico módulo 1: Fundamentos físicos e introducción a la teleobservación 2
1. La teleobservación espacial 2
1.1. Componentes de un sistema de teledetección 3
1.2. Las ventajas de la observación espacial 4
2. Fundamentos físicos de la teledetección: electromagnetismo 5
2.1. El fenómeno electromagnético 6
2.2. Electricidad 6
2.3. Magnetismo 9
2.4. Relación entre la electricidad y el magnetismo 10
2.5. Las ecuaciones de Maxwell 11
2.6. Onda electromagnética 12
2.6.1. Descripción de una onda 13
Polarización 14
2.7. Generación de una onda electromagnética 15
3. La radiación electromagnética 15
3.1. El espectro electromagnético 16
4. Naturaleza ondulatoria de la luz 17
Suma de ondas: interferencia constructiva y destructiva 17
5. Leyes de Radiación 19
5.1. Radiación de cuerpo negro 21
5.2. Fuentes de Energía y Leyes de Radiación 24
5.2.1. Leyes de radiación 26
6. Interacción de la radiación con la atmósfera 29
6.1. Absorción atmosférica 30
7. Interacción de la radiación con la materia 31
7.1. Energía reflejada, absorbida o transmitida 31
7.2. Reflexión y refracción en una superficie 33
7.2.1. Reflexión en una superficie plana 34
Leyes de Reflexión 35
Ángulo Crítico y Reflexión Total Interna 35
7.2.2. Refracción 36
Índice de Refracción 36
Ley de Refracción: Ley de Snell 37
7.2.3. Reflexión o dispersión (scattering) en una superficie rugosa 38
7.3. Firma Espectral 39
Lista de Acrónimos 41
Glosario 41
Referencias 43
En esta unidad se pretende que los estudiantes adquieran o refuercen conocimientos sobre
ondas electromagnéticas (EM), leyes de la radiación EM, interacción de la radiación EM con la
atmósfera y con los materiales. Asimismo, que los alumnos tomen conocimientos de los principios
generales y de las aplicaciones de la teleobservación.
1. La teleobservación espacial
La primera fotografía aérea fue tomada desde un globo en 1859 por Gaspard-Félix Tournachon,
un periodista y fotógrafo francés. El paso de la Primera y Segunda Guerra Mundial marcó un
importante avance en las técnicas de percepción remota: se desarrolló la primera cámara aérea
propiamente dicha, se mejoraron las emulsiones y la óptica de las cámaras de reconocimiento,
aparecieron las primeras películas en infrarrojo, se introdujeron nuevos sensores como el radar y se
mejoraron los sistemas de comunicación. Además la aeronáutica prosperó notablemente,
ofreciendo mayor estabilidad a las plataformas de observación. Los primeros ingenios espaciales
aparecieron a finales de los años 50, marcando su punto fuerte de partida, con el desarrollo de los
primeros satélites (Chuvieco, 2002).
La teledetección del medio ambiente, de la tierra y la atmósfera, tiene como objetivo mejorar la
cobertura de las mediciones in situ de ciertos parámetros (Colliander, 2007). Un mejor
entendimiento del funcionamiento de la Tierra y de las causas e impactos del cambio climático,
motivan la evolución permanente de las técnicas y aplicaciones en teledetección e incrementan la
demanda en la mejora de la precisión y fiabilidad de los datos obtenidos mediante la teledetección.
1. Fuente de energía: es el origen de la radiación que detecta el sensor. Este origen puede ser
externo (teledetección pasiva), donde la principal fuente es el sol; o propia emitida por el
mismo sistema (teledetección activa).
2. Medio de propagación: a través del cual viaja la energía y la información.
3. Cubierta terrestre: que recibe la energía proveniente de la fuente y la refleja, aunque también
puede emitir su propia energía.
4. Sistema sensor: compuesto por el sensor y la plataforma que lo sostiene.
5. Sistema de recepción: donde se recibe la información transmitida por la plataforma.
6. Intérprete: que convierte esos datos recibidos en información temática de
interés.
7. Usuario final: que analiza el producto fruto de la interpretación.
El uso de estos sistemas de teledetección no solo está originando una enorme cantidad de
información, sino una nueva forma de estudiar la superficie terrestre. Las últimas décadas han
implicado una disponibilidad creciente de datos provenientes de sensores muy variados, y de
misiones espaciales muy diversificadas, aumentando exponencialmente las investigaciones
científicas y las aplicaciones operativas de esta técnica (Chuvieco, 2002).
La teledetección desde satélites cuenta con numerosas aplicaciones, gracias a las ventajas que
ofrece frente a otros medios de observación más convencionales. Entre las ventajas podemos
destacar:
Cobertura global y exhaustiva de la superficie terrestre: los sistemas orbitales permiten tomar
información de prácticamente la totalidad del planeta, en condiciones comparables. Esto resulta de
enorme trascendencia para entender los procesos que afectan al medio ambiente de la Tierra, que
sólo pueden ser entendidos bajo una consideración global.
Perspectiva panorámica: La altura orbital del satélite le permite detectar grandes espacios,
proporcionando una visión amplia de los hechos geográficos. Por ejemplo, una imagen del SAC-C
(MMRS) nos permite contemplar 129600 km2 en una sola imagen.
Información sobre regiones no visibles del espectro: Los sensores óptico-electrónicos captan
imágenes sobre tipos de energía no visibles al ojo humano o la fotografía digital. Estas bandas del
espectro otorgan una valiosa información para estudios medio ambientales, permitiendo obtener
variables como la temperatura con amplias aplicaciones.
Cobertura repetitiva: Las características orbitales de los satélites de observación les permiten
adquirir imágenes repetitivas de toda la tierra, en condiciones comparables, aptas para realizar
estudios multi-temporales.
Formato digital: la utilización de imágenes en formato digital permite transmitirlas a las estaciones
terrestres en tiempo real, a la vez que agiliza el proceso de interpretación a través del apoyo de las
computadoras (Chuvieco, 2002).
El flujo de energía puede provenir de la reflexión solar, de algún tipo de energía emitida por el
objeto (por ej. térmica) o por reflexión de la energía emitida por el mismo sensor. Estos tres posibles
orígenes de la energía diferencian las formas de adquirir información de un sensor.
Un poco de historia.
Desde la antigüedad, los griegos ya conocían (hacia el año 600 a.C.) que al frotar un trozo de
ámbar éste atraía trozos de paja. También conocían que ciertas ’piedras’ que se encuentran en la
naturaleza, y que hoy conocemos como mineral de magnetita, atrae al hierro. Estos fueron los
modestos orígenes de las ciencias de la electricidad y el magnetismo, que se desarrollaron de
forma separada durante siglos, hasta que en 1820 Hans Christian Oersted encontró la relación entre
ellas: una corriente eléctrica que pasaba por un alambre desviaba la aguja magnética de una
brújula.
La nueva ciencia del electromagnetismo fue desarrollada más ampliamente por Michael
Faraday (1791-1867), pero íntegramente en forma experimental. Fue Clerk Maxwell (1831-1879) quien
puso las ideas de Faraday en forma matemática e introdujo ideas nuevas, dotando al
electromagnetismo de una base teórica sólida.
2.2. Electricidad
La carga eléctrica es una propiedad física intrínseca de la materia que causa que ésta
experimente una fuerza cuando está cerca de otro material cargado eléctricamente. La neutralidad
eléctrica de la mayoría de los objetos que nos rodean oculta el contenido de cantidades enormes
de carga eléctrica positiva y negativa que, en su mayor parte, se cancelan entre sí en sus efectos
externos. Sólo cuando este equilibrio eléctrico se perturba, es decir cuando hay un des-balance de
carga, es que se manifiestan los efectos de la carga (decimos que cierto objeto está cargado).
Existen dos tipos de cargas eléctricas: positivas y negativas, de tal forma que una partícula
cargada positivamente se ve repelida por otra cargada positivamente y atraída por otra cargada
negativamente (y recíprocamente, una partícula cargada negativamente se ve repelida por una
carga negativa y atraída por una carga positiva). Este fenómeno constituye una acción a distancia,
según la cual las partículas sienten la fuerza ejercida por otra partícula sin necesidad de estar en
contacto una con otra.
Ley de Coulomb
(1)
Observemos esta expresión: F es la magnitud de la fuerza que ejerce la partícula cargada 1 (cuya
carga es q1) sobre la partícula cargada 2 (cuya carga es q2), y es igual a la magnitud de la fuerza que
ejerce la partícula 2 sobre la 1.
Esta última es la magnitud de la fuerza. Pero, como cualquier fuerza, también tiene una dirección
(es decir, es un vector). En el caso de la ley de Coulomb, la dirección de la fuerza es la de la línea
que une ambas cargas puntuales, es decir, es paralela al vector posición de una carga respecto a la
otra. Por su parte, el sentido de la fuerza queda determinado según el signo de las dos cargas que
intervienen. Si las dos cargas son del mismo tipo (las dos positivas o las dos negativas) la fuerza es
repulsiva, por lo que ambas fuerzas son de sentido opuesto. En el caso en que las dos cargas
tengan distinto signo (una positiva y la otra negativa) la fuerza entre ambas es atractiva (Robert
Resnick, 1999; Raymod A. Serway, 2015).
Es útil introducir el concepto de campo para explicar cómo interactúan dos cuerpos cargados, a
través de lo que se conoce como acción a distancia. El campo actúa como intermediario de la
interacción entre las cargas, que no necesitan estar en contacto íntimo una con otra, sino en
contacto con el campo de la otra.
Decimos que una carga eléctrica genera un campo de fuerzas en cada punto del espacio que la
rodea, de tal forma que si otra partícula se encuentra en este espacio sentirá una fuerza.
La dirección de la fuerza dependerá de la naturaleza de las cargas (es decir, de si son positivas o
negativas), mientras que la intensidad de la fuerza dependerá de la distancia entre ellas, según la
ley de Coulomb (Robert Resnick, 1999; Raymod A. Serway, 2015).
2.3. Magnetismo
Cargas magnéticas.
Si bien la electricidad y el magnetismo parecen ser fenómenos análogos, existe una diferencia
fundamental entre ambos. La unidad más elemental del magnetismo es el el dipolo magnético, y es
imposible encontrar cargas magnéticas puntuales. Un dipolo magnético consta de dos polos, uno
norte y uno sur.
Campo magnético
1
La palabra magnetismo proviene del nombre de cierta región de Asia, Magnesia, donde se encontraron estas piedras
La observación de que las corrientes eléctricas producen campos magnéticos fue realizada por
Hans Christian Oersted en 1820. Oersted observó que cuando se coloca una brújula cerca de un
alambre recto por el que circula una corriente, la aguja se alinea perpendicularmente al alambre.
Este fue el primer vínculo experimental entre la electricidad y el magnetismo, y proporcionó el
comienzo del desarrollo de una teoría formal del electromagnetismo. El experimento de Oersted se
puede expresar diciendo que la corriente en el alambre genera un campo magnético, que ejerce
una fuerza de torsión sobre la aguja y la alinea con el campo (Robert Resnick, 1999; Raymod A.
Serway, 2015).
La ley de inducción de Michael Faraday tiene su origen en los experimentos realizados por
Faraday (1831) y Joseph Henry. Lo que se observó es que si se dispone de una bobina de alambre
conectada a un amperímetro (que mide corriente eléctrica), y se desplaza una barra de imán hacia la
bobina, se mide corriente en el amperímetro. Después de varios experimentos, se encontró que lo
que produce la corriente eléctrica es el movimiento relativo entre la bobina y el imán, y la intensidad
de la fem2 así inducida depende de la velocidad con que cambia el flujo del campo magnético a
través del circuito.
Las ecuaciones básicas del electromagnetismo se conocen como las ecuaciones de Maxwell en
honor al físico escocés James Clerck Maxwell (1831-1879).
Las ecuaciones de Maxwell no sólo resumen las propiedades de los campos eléctricos y
magnéticos de una manera compacta, sino que conducen a fenómenos completamente nuevos. El
logro supremo de la teoría de Maxwell fue quizá la predicción de la existencia de las ondas
electromagnéticas, y darse cuenta que la luz podía comprenderse como un tipo de onda
electromagnética (Robert Resnick, 1999; Raymod A. Serway, 2015).
−→
Ley de Ampere ∇× B = µ0−→J El efecto magnético de
generalizada µ un campo eléctrico
0 variable
ε
0
∂
E
∂
2
fuerza electromotriz
(2)
(3)
(4)
Las ecuaciones de Maxwell proveen una solución para el tipo de ondas que se propagan, aún en el
vacío, con cierta velocidad:
La solución del tipo de onda que se deriva de las ecuaciones de Maxwell es tal que el campo
eléctrico oscila perpendicularmente a la oscilación del campo magnético, y ambos
perpendicularmente a la dirección de propagación de la onda.
La velocidad con la que se propaga la onda dependerá del medio en donde se desplaza. En el
vacío, tal velocidad es c, la velocidad de la luz (Robert Resnick, 1999; Raymod A. Serway, 2015;
E.Hetch, 1998).
Cresta y valle: son los puntos de máxima y mínima amplitud de la onda respectivamente.
Longitud de onda (λ): es la distancia que hay entre dos valles o dos crestas consecutivas.
Frecuencia (f o ν): es el número de veces que se repite una cresta (o un valle) por unidad de
tiempo.
Período (T): es el tiempo que tarde la onda en ir de un valle a otro (o de una cresta a otra). Se
relaciona con la frecuencia de la siguiente forma: T = 1/ f .
Velocidad de propagación: v = λ f
Amplitud (A): es la distancia vertical que hay entre una cresta y el nodo (o entre un nodo y un
valle). Observar que pueden existir casos en los cuales la amplitud de la onda varíe con el
tiempo.
Polarización
La dirección de polarización de una onda electromagnética está definida como la dirección de
Se dice que una onda está linealmente polarizada si el vector campo eléctrico se mantiene
siempre en el mismo plano a medida que la onda se propaga por el medio. Debido a que el vector
Figura 7: Polarización de una onda electromagnética. a) Onda linealmente polarizada, b) circularmente polarizada y
c) elípticamente polarizada. Extraído de E. Hetch (1998).
Una carga eléctrica en reposo genera un patrón de líneas de campo eléctrico. Una carga en
movimiento a velocidad constante genera un patrón de líneas de campo magnético, además de las
líneas de campo eléctrico. Una vez alcanzado el estado estacionario, existirá una densidad de
energía en el espacio, asociada con los campos eléctricos y magnéticos, que permanecerá
constante en el tiempo. No se transportará ninguna señal.
Si, en cambio, moviéramos rápidamente la carga de un lado a otro, podríamos enviar señales a
una persona distante que tuviera un equipo capaz de detectar cambios en los campos eléctrico y
magnético (haciendo uso de algún código pre-acordado). Observemos entonces que, para producir
esta onda es necesario acelerar la carga. Es decir, las cargas estáticas y las cargas en movimiento
con velocidad constante no se radian, se radian las cargas aceleradas. La radiación es producida por
corrientes variables en el tiempo.
3. La radiación electromagnética
donde c es la velocidad de la luz de valor igual a 3.108 m/s. Por otro lado, la teoría cuántica
relaciona la energía de un fotón de luz con su frecuencia o longitud de onda, mediante las
siguientes ecuaciones:
Lo que significa que a mayor longitud de onda (o menor frecuencia) el valor energético de cada
fotón será menor, por lo que también será más difícil detectarlo [1].
En la figura 8 se muestra el espectro electromagnético. Vale destacar que los nombres que se
les ha dado a las diversas regiones del espectro tienen que ver únicamente con la manera en que
se producen u observan los diferentes tipos de ondas, y no tienen nada que ver con cualquier
propiedad fundamental de las ondas. Aparte de las diferencias en sus longitudes de onda, no existe
una manera experimental de distinguir una onda en la región del visible de otra de la región del
infrarrojo, por ejemplo. Además, no existen espacios vacíos en el espectro, como tampoco límites
bien definidos entre las diversas categorías.
Desde el punto de vista de la teledetección conviene destacar una serie de bandas o regiones
que son las más utilizadas en las tecnologías actuales:
Espectro visible (λ de 0,4 a 0,7 µm): Es la única radiación electromagnética que pueden captar
nuestros ojos coincidiendo con la máxima emisión de radiación solar. Dentro de ella suelen
distinguirse tres bandas elementales, azul (λ=0,4-0,5µm), verde (λ=0,5-0,6µm) y rojo
(λ=0,6-0,7µm).
Infrarrojo cercano - IRC (de λ0,7 a 1,3 µm): Es de especial importancia por su capacidad para
discriminar masas vegetales y concentraciones de humedad.
Infrarrojo medio (λde 1,3 a 8 µm): En esta región se entremezclan los procesos de reflexión de
luz solar y emisión de la superficie terrestre. Se divide en dos bandas: la primera está
comprendida entre 1,3 y 2,5 µm se denomina infrarrojo de onda corta y se utiliza para
determinar el contenido de humedad en la vegetación o en los suelos. La segunda se ubica en
torno a los 3,7 µm, se conoce como infrarrojo medio (IRM) y es determinante para la detección
de focos de alta temperatura.
Infrarrojo lejano o térmico – IRT (λ de 8 a 14 µm): incluye la porción emisiva del espectro
terrestre, en donde se detecta el calor proveniente de la mayor parte de las cubiertas
terrestres.
Microondas – MW (λmás de 1mm): son de gran interés por ser un tipo de energía bastante
transparente a las nubes.
Cuando dos ondas se encuentran en un punto o una región del espacio, el resultado es una
nueva onda cuya perturbación es la suma de las perturbaciones de las dos ondas originales. Es
decir, la forma de la onda resultante de la superposición de ondas se obtiene sumando
algebraicamente cada una de las ondas sinusoidales (porque vamos a estudiar solo las ondas que
pueden ser descriptas matemáticamente por medio de las funciones seno y coseno) que
componen el movimiento. Dependiendo de las características de las ondas, la interferencia
Interferencia y difracción
La interferencia es el fenómeno en el que dos o más ondas se superponen, para formar una
onda resultante de mayor o menor amplitud. La interferencia puede ser constructiva cuando
hablamos de ondas de frecuencia diferentes que, al interferirse, crean un nuevo patrón de ondas de
mayor intensidad (amplitud), o destructivas cuando se trata de ondas de frecuencia idéntica o
similar que, al interferirse crean un nuevo patrón de ondas de menor intensidad (amplitud).
Figura 11: Patrón de difracción formado por el paso de luz láser a través de un orificio (izquierda), difracción en la
atmósfera (centro) y en el mar (derecha).
Tanto los fenómenos de interferencia como de difracción se producen cuando la onda incidente
es un frente plano y su longitud de onda en del orden de magnitud del tamaño del obstáculo que
atraviesa. Usualmente ambos fenómenos se dan al mismo tiempo, como se muestra en la figura 12
Para saber más, consultar los capítulos 9 y 10 de E.Hetch (1998).
5. Leyes de Radiación
Radiación es la emisión continua de energía desde la superficie de cualquier cuerpo, esta energía
Las ondas de radio, las radiaciones infrarrojas, la luz visible, la luz ultravioleta, los rayos X y los
rayos gamma, constituyen las distintas regiones del espectro electromagnético.
Q = hν )10=
hc (11)
Q= λ
Así relacionamos el modelo de onda con el de partícula. Cuanto mayor es la longitud de onda
involucrada menor es el contenido de energía. Esto es importante en teleobservación porque
cuando observamos energía emitida en forma natural en largas longitudes de onda, tales como la
emisión microondas del suelo es más difícil de registrar que la de longitudes más cortas, tales como
la energía térmica emitida en el IR. Esto significa que los sistemas que operan en largas longitudes
de onda deben ver grandes áreas de la Tierra en el tiempo determinado para poder obtener una
señal detectable.
Consideramos energía radiante que incide sobre la superficie de un cuerpo opaco a una
temperatura dada, como se muestra en la figura 13 Desde el exterior se debe cumplir:
r +a = 1,
La misma fracción de energía, r de la energía radiante que incide desde el interior es reflejada
y se transmite una fracción a = 1−r. La energía transmitida se propaga hacia fuera de la
superficie como energía emitida por la superficie, como se muestra en la figura 14.
Ejemplo: el termo, doble botella de vidrio sin aire en el medio, evita transmisión del calor por
conducción y convección. Se aplica capa de plata, buen reflector/ mal emisor, de ese modo se
disminuyen pérdidas por radiación.
● Cuerpo negro
Cualquier superficie que absorba toda la energía que incide sobre ella desde el exterior será la
mejor superficie emisora posible; toda la energía radiante incidente desde el interior del
cuerpo fluirá hacia afuera a través de su superficie. Dicha superficie no reflejará ninguna
energía incidente y parecerá negra cuando se la mire con la luz reflejada. Es decir, una
superficie negra ideal da lugar a un cuerpo ideal.
Se lo denomina negro porque absorbe absolutamente toda la energía radiante que incide sobre
él. Se puede recrear experimentalmente a través de la superficie de una cavidad. Gustav Kirchhoff
estudió este tipo de cavidades probando con diferentes materiales y a diferentes equilibrios
radiativos. Cualquier radiación que incida sobre la superficie de la cavidad sufrirá múltiples
absorciones y reflexiones en su interior haciendo que prácticamente nada pueda regresar y salir. Al
igual que con la emitancia podemos definir una absortividad integral a integrando aλ para todas las
longitudes de onda. La absortividad aλ depende de la naturaleza de cada cuerpo y de su
temperatura. Definiremos como cuerpo negro a uno que tiene absortividad igual a 1 para toda
longitud de onda y por lo tanto la superficie de la cavidad es equivalente a la superficie de un
cuerpo negro (al menos en el rango de longitudes de onda que puedan ser absorbidas en el
interior).
Las ondas electromagnéticas transportan energía, la cual puede en ciertos casos ser absorbida
por la materia produciendo diferentes efectos que veremos con más detalle posteriormente. La
materia puede también emitir energía radiante (ondas electromagnéticas) como en el caso de las
cargas aceleradas. Hoy sabemos gracias a la explicación que formuló Planck que esta absorción
sólo puede darse en forma discreta a través de paquetes de energía denominados cuantos que son
proporcionales a la frecuencia de la radiación. Así, para una onda electromagnética de frecuencia ν,
el valor del cuanto de energía es:
hν = hc/λ (12)
recordando que λ ν = c y dónde h = (6,6256± 0,0005) 10−34 J.s (Joules por segundo, donde Joule es
la unidad de energía Joule = Newton×metro = Kg2/s2) es la denominada constante de Planck. Al
cuanto de energía radiante hν se lo conoce también como fotón.
Vimos que de las leyes del electromagnetismo de Maxwell se puede deducir la existencia de
ondas electromagnéticas generadas por cargas aceleradas. Estas ondas electromagnéticas se
pueden caracterizar por su longitud de onda λ o su frecuencia ν, las que varían de acuerdo a la
región del espectro que ocupen. Ambas cantidades están relacionadas por la expresión
c = λ ν,
Diremos que un cuerpo se encuentra en equilibrio radiativo y térmico con su entorno si emite
tantos fotones como los que absorbe, por unidad de tiempo y para cada intervalo particular de
frecuencias.
Irradiancia (E): Total de energía radiada sobre una unidad de área y por unidad de tiempo.
Equivalente a la emitancia pero se refiere a la radiación incidente.
Intensidad radiante (I): Total de energía radiada por unidad de tiempo y por ángulo sólido. El
ángulo sólido se mide en estéreo radianes (sr), y por lo tanto I se mide en watts/sr.
Radiancia (L): Total de energía radiada en una determinada dirección por unidad de área y por
ángulo sólido de medida. Es el término que describe precisamente lo que mide el sensor. Se
mide en watts/m2sr.
Radiancia espectral (Lλ ): Por extensión del concepto anterior indica el total de energía radiada
en una determinada longitud de onda por unidad de área y por ángulo sólido de medida.
Como los sensores detectan una banda en particular del espectro, ésta es la medida más
cercana a la observación remota. La emitancia y la irradiancia pueden ser espectrales cuando
se refieren a una determinada longitud de onda.
Energía radiante (Q): Indica el total de energía radiada en todas las direcciones. Se mide en joules.
Flujo radiante(φ): Total de energía radiada en todas las direcciones por unidad de tiempo.
Medido en Watts.
Emitancia (M): Total de energía radiada en todas las direcciones desde una unidad de área y
por unidad de tiempo. Se mide en watts/m2.
Emisividad (e): Relación entre la emitancia de una superficie (M) y la que ofrecería un cuerpo
negro (emisor perfecto) a la misma temperatura (Mn).
Reflectividad (ρ): Relación entre el flujo incidente y el reflejado por una superficie.
Absortividad (α): Relación entre el flujo incidente y el que absorbe una superficie.
Transmisividad (τ): Relación entre el flujo incidente y el transmitido por una
superficie.
Estos 4 últimos parámetros son dependientes de la longitud de onda, por lo tanto hablamos de
ellos con el término espectral, para referirnos a una longitud de onda.
Recordamos el concepto de ángulo sólido. Se define el ángulo sólido bajo el cual se ve una
superficie desde el punto O como el área de la proyección cónica de dicha superficie sobre una
esfera de radio unidad centrada en O. La unidad de ángulo sólido es el estereorradián (sr), definido
como el ángulo sólido que teniendo su vértice en el centro de una esfera, delimita un área en la
superficie de la misma igual a la de un cuadrado cuyos lados sean iguales a la longitud del radio.
y no de su naturaleza.
2. La emitancia radiativa para una dada longitud de onda λ a una dada temperatura fija T, y
definida como Eλn = dEn/dλ viene dada por la expresión (Ley de Planck):
(13)
(14)
La figura 17 (izquierda) representa la Ley de Planck para cuerpos negros a temperaturas desde
200 a 6000 grados Kelvin, mientras que la figura a la derecha muestra con algún detalle la
región del visible.
(15)
(16)
Las emitancias radiativas son proporcionales a las absorbancias. Por otro lado la razón
(17)
esto significa que la emisividad es igual a la absortividad, o dicho de otra manera los cuerpos o
materiales que absorben mucha radiación son a la vez buenos emisores, y viceversa, si no absorben
mucha radiación tampoco emitirán demasiado.
El interés que tiene la radiación de cuerpo negro se basa en primer lugar en que el sol emite
aproximadamente como un cuerpo negro a 6000 K, al menos en la parte más importante de su
espectro de radiación. En segundo lugar la Tierra y también las nubes, se comportan en alguna
medida como cuerpos negros.
Debido a la gran diferencia entre las temperaturas superficiales del Sol (6.000 K aprox.) y de la
tierra (en promedio 273 K), los dos espectros de emitancia radiativa se superponen muy poco. Si se
grafican ambas emisiones se observa la poca superposición y se puede inferir que prácticamente
todo el espectro solar se encuentra para λ < 4µm y por el contrario la mayor parte del espectro
terrestre se encuentra para λ > 4µm, por lo tanto puede tomarse a λ = 4µm como un límite o
separación entre ambos espectros, como se muestra en las figuras 18.
Figura 18: Comparación del espectro de emisión (Energía en función de la longitud de onda) para la Tierra y el Sol.
Extraído de Khun (1987).
La atmósfera está compuesta principalmente por nitrógeno molecular (78.1%), oxígeno molecular
(20.9%) y pequeñas cantidades de argón (0.93%), dióxido de carbono, vapor de agua, neón, helio,
criptón, hidrógeno, ozono, entre otros.
El 75% de su masa está contenida en los primeros 11km desde el nivel del mar, por ende, a la
altura media en la que viajan los satélites meteorológicos (aprox. 850 km) la densidad de materia
será bajísima, sin embargo, es suficiente para producir rozamiento y decaimiento.
La atmósfera se comporta como un filtro selectivo a distintas longitudes de onda, de tal forma
que en algunas bandas del espectro elimina la posibilidad de observación remota. Los principales
causantes de la absorción son: el oxígeno molecular, el ozono, el vapor de agua, el dióxido de
carbono y los aerosoles atmosféricos, absorbiendo cada uno energía en distintos sectores del
espectro. Como consecuencia, la observación espacial se reduce a determinadas bandas del
espectro, conocidas como ventanas atmosféricas, en donde la transmisividad de la atmósfera es
suficientemente alta. Por esta razón, los sensores espaciales tienden a ajustarse a estas bandas. Por
el contrario, las nubes absorben en todo el espectro óptico Chuvieco (2002).
Mucho más complejo que el anterior es el efecto de dispersión de la atmósfera. Ésta es causada
por la interacción de la radiación con los gases y partículas atmosféricas en suspensión. La reflexión
producida por este choque supone un aporte adicional a la radiancia proveniente de la superficie
terrestre, llamado luz atmosférica, que implica una reducción de la radiancia directa y un aumento
de la difusa. Como las partículas atmosféricas son muy variables en el tiempo y en el espacio es
muy complejo cuantificar su influencia final en la imagen, pero es importante tenerla en cuenta si se
desean obtener mediciones de parámetros físicos.
La dispersión es causada principalmente por los aerosoles y el vapor de agua Chuvieco (2002).
Al igual que cualquier cuerpo por encima del cero absoluto, la atmósfera emite energía, por lo
que este parámetro debe considerarse para separarlo de la emitancia espectral proveniente del
suelo. El efecto resulta fundamental en el trabajo dentro del infrarrojo térmico si se pretenden
obtener mediciones de temperatura Chuvieco (2002).
Para que un objeto sea observado con un sensor remoto debe emitir, reflejar o transmitir
radiación al sensor. Revisaremos las interacciones de la radiación electromagnética para saber cómo
la radiación proveniente de un objeto nos permite obtener información acerca de dicho objeto.
La radiación que incide sobre un objeto puede ser reflejada, absorbida o transmitida como se ve
en la figura. Por la ley de conservación toda la energía que incide debe ser igual a la suma de la
energía reflejada, absorbida o transmitida para cada longitud de onda. En consecuencia, cada objeto
puede caracterizarse por las proporciones de radiación incidente que refleja, absorbe o transmite en
cada longitud de onda. Estas proporciones serán características, pero no necesariamente únicas,
Figura 21: Energía reflejada, absorbida y transmitida cuando la radiación electromagnética incide sobre una superficie
(izquierda), y en particular cuando incide sobre la superficie terrestre (derecha).
(18)
(19)
Cada uno de los términos del lado derecho de la ecuación (19) se definen como:
Esta ecuación define la interrelación entre las propiedades de un elemento del terreno que
absorbe, transmite y refleja la energía incidente en una dada longitud de onda.
Otra ley que debemos tener en cuenta es la Ley de Radiación de Kirchoff que establece que la
emisividad espectral (ε(λ)) de un objeto es igual a su absortividad espectral,
por lo que buenos absorbentes son buenos emisores. La Ley de Kirchhoff vale en condiciones de
equilibrio termodinámico pero, sigue valiendo en la mayoría de las condiciones de teleobservación.
En la mayoría de las aplicaciones de teleobservación tratamos con agua o tierra para las cuales la radiación
que no es reflejada es absorbida. La transmisión es importante cuando que se consideran nubes o cuando la luz
alcanza el follaje de los árboles, pero en general consideramos que los objetos son opacos a la radiación. Es decir
que τ(λ) = 0, entonces tenemos:
Cuando una onda alcanza la superficie de separación de dos medios de distinta naturaleza se
producen, en general, dos nuevas ondas, una que retrocede hacia el medio de partida y otra que
atraviesa la superficie límite y se propaga en el segundo medio. El primer fenómeno se denomina
reflexión y el segundo recibe el nombre de refracción.
La refracción se presenta con cierta frecuencia debido a que los medios no son perfectamente
homogéneos, sino que sus propiedades y, por lo tanto, la velocidad de propagación de las ondas
encambia de un punto a otro. Por ejemplo, la propagación del sonido en el aire sufre refracciones,
dado que su temperatura no es uniforme.
Se llama ángulo de incidencia i (ver figura 22) al formado por el rayo incidente y la normal. La
normal es una recta imaginaria perpendicular a la superficie de separación de los dos medios en el
punto de contacto del rayo. El rayo puede ser formado por cualquier onda: óptica, acústica,
microonda, rayos X, etc.
Figura 22: Ángulo de Incidencia y Ángulo de Refracción en la interfase entre dos medios distintos.
El ángulo de reflexión r será el formado por el rayo reflejado y la normal; y el ángulo de refracción
t es el formado por el rayo refractado y la normal.
Al igual que la reflexión de las ondas sonoras, la reflexión luminosa es un fenómeno en virtud del
cual la luz al incidir sobre la superficie de los cuerpos cambia de dirección, invirtiéndose el sentido
de su propagación. En cierto modo se podría comparar con el rebote que sufre una bola de billar
cuando es lanzada contra una de las bandas de la mesa.
De acuerdo con las características de la superficie reflectora, la reflexión luminosa puede ser
regular o difusa. La reflexión regular tiene lugar cuando la superficie es perfectamente lisa. Un
espejo o una lámina metálica pulimentada reflejan ordenadamente un haz de rayos conservando la
forma del haz. La reflexión difusa se da sobre los cuerpos de superficies más o menos rugosas. En
ellas un haz paralelo, al reflejarse, se dispersa orientándose los rayos en direcciones diferentes.
Para reflejar un tren de ondas, la superficie reflectante debe ser más ancha que media longitud
de onda de las ondas incidentes. Por ejemplo, un pilote que sobresale de la superficie del mar
puede reflejar pequeñas ondulaciones, mientras que las olas de gran tamaño pasan alrededor de él.
Los sonidos estridentes, que tienen longitudes de onda muy cortas, son reflejados por una ventana
estrecha, mientras que los sonidos de mayor longitud de onda, lo atraviesan. En la atmósfera,
algunas partículas pequeñas de polvo reflejan sólo las longitudes de onda más cortas de la luz solar,
correspondientes a los tonos azules.
Leyes de Reflexión
Sobre la base de las observaciones antiguas se establecieron las leyes que rigen el
comportamiento de la luz en la reflexión regular o especular. Se denominan genéricamente leyes de
la reflexión.
Primera Ley
El rayo incidente, el rayo reflejado y la normal, se encuentran en un mismo plano.
Segunda Ley
El ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión, como se observa en la figura 22.
La fibra óptica es una nueva aplicación práctica de la reflexión total. Cuando la luz entra por un
extremo de un tubo macizo de vidrio o plástico, puede verse reflejada totalmente en la superficie
exterior del tubo y, después de una serie de reflexiones totales sucesivas, salir por el otro extremo.
Es posible fabricar fibras de vidrio de diámetro muy pequeño, recubrirlas con un material de índice
de refracción menor y juntarlas en haces flexibles o placas rígidas que se utilizan para transmitir
imágenes. Los haces flexibles, que pueden emplearse para iluminar además de para transmitir
imágenes, son muy útiles para la exploración médica, ya que pueden introducirse en cavidades
estrechas e incluso en vasos sanguíneos.
7.2.2. Refracción
Se denomina refracción luminosa al cambio que experimenta la dirección de propagación de la
luz cuando atraviesa oblicuamente la superficie de separación de dos medios transparentes de
distinta naturaleza. Las lentes, las máquinas fotográficas, el ojo humano y, en general, la mayor parte
de los instrumentos ópticos basan su funcionamiento en este fenómeno óptico.
El fenómeno de la refracción va, en general, acompañado de una reflexión producida en la
superficie, que limita los dos medios transparentes. El haz, al llegar a esa superficie límite, en parte
se refleja y en parte se refracta, lo cual implica que los haces reflejado y refractado tendrán menos
intensidad luminosa que el rayo incidente. Dicho reparto de intensidad se produce en una
proporción que depende de las características de los medios en contacto y del ángulo de incidencia
respecto de la superficie límite. A pesar de esta circunstancia, es posible fijar la atención únicamente
en el fenómeno de la refracción para analizar sus características.
Índice de Refracción
El índice de refracción en el aire es de 1,00029 pero para efectos prácticos se considera como 1, ya que la
velocidad de la luz en este medio es muy cercana a la del vacío.
Otros ejemplos de índices de refracción para luz amarilla del sodio (λ=589 nm):
Material Índice de refracción
Vacío 1
Agua 1,3330
Acetaldehído 1,35
◦ 1,399
1-butanol (a 20 C)
Glicerina 1,473
◦ 1,423
Heptanol (a 25 C)
◦ 1,501
Benceno (a 20 C)
◦ 1,329
Metanol (a 20 C)
Cuarzo 1,544
Diamante 2,42
La forma precisa en que cambia la dirección de los rayos en la refracción, esto es, la ley de la
refracción, no es tan simple como la ley de la reflexión. Tal vez por esto, aunque el fenómeno de la
refracción era conocido desde la antigüedad, la ley de la refracción no fue descubierta sino hasta el
siglo XV por el astrónomo holandés Willebrord Snell, quien, inexplicablemente, no la dio a conocer,
describiéndola solamente en sus notas personales de investigación. La ley de la refracción fue
divulgada por Descartes en 1627, pero se conoce universalmente como ley de Snell.
Consideremos dos medios caracterizados por índices de refracción n1 y n2 separados por una
superficie S, como se muestra en la figura 24. Los rayos de luz que atraviesen los dos medios se
refractarán en la superficie variando su dirección de propagación dependiendo del cociente entre
los índices de refracción n1 y n2.
Para un rayo luminoso con un ángulo de incidencia θ1 sobre el primer medio, ángulo entre la
normal a la superficie y la dirección de propagación del rayo, tendremos que el rayo se propaga en
el segundo medio con un ángulo de refracción θ2 cuyo valor se obtiene por medio de la ley de Snell.
donde: n = c/v.
Obsérvese que para el caso de θ1 = 0 (rayos incidentes de forma perpendicular a la superficie) los
rayos refractados emergen con un ángulo θ2 = 0 para cualquier n1 y n2.
Figura 25: Diferentes tipos de reflexiones según el tipo de superficie. A la izquierda se muestra el caso de una superficie
reflectora perfecta, a la derecha se muestra una superficie difusora perfecta, mientras que en el centro se presenta una
superficie real.
Cada objeto refleja, absorbe y transmite en diferentes proporciones, por eso se los puede
distinguir. Cada elemento de la superficie del terreno tiene su ecuación de acuerdo al tipo de
material y a su condición (como se puede ver en las figuras 26 y 27). Esto nos permite distinguir
distintos rasgos en la imagen. Como hay dependencia de la longitud de onda los objetos pueden
diferenciarse en una longitud de onda y no en otra. Es posible que dos objetos reflejen del mismo
modo en una determinada longitud de onda y entonces no se los pueda distinguir en esa λ, pero si
lo observamos en otra λ son diferentes. En el espectro visible las variaciones espectrales se
manifiestan como color.
Figura 26: Respuestas espectrales de objetos de la superficie terrestres (Firmas espectrales). En verde se muestra la firma
típica del agua clara, en rojo la de la vegetación y en azul la del suelo. En la parte superior se representan las bandas
visibles e infrarrojas de distintos sensores.
Diferentes tipos de superficies, como el agua, la tierra desnuda o la vegetación, interactúan con la
radiación de maneras distintas. La radiación reflejada en función de la longitud de onda se llama
firma espectral de la superficie.
Figura 27: Respuestas espectrales de la vegetación en diferentes estadíos: vegetación vigorosa (curva verde), vegetación
con estrés (curva anaranjada) y con un estado severo de estrés (amarillo).
Lista de Acrónimos
Glosario
Teleobservación: Es una ciencia aplicada cuyo campo de está asociado con la extracción de
información de un objeto sin entrar en contacto con él.
Longitud de Onda: es una característica de una onda. Es la distancia que hay entre dos valles o dos
crestas consecutivas en una onda. .
Firma Espectral: Diferentes tipos de superficies, como el agua, la tierra desnuda o la vegetación,
interactúan con la radiación de maneras distintas. La radiación reflejada en función de la
longitud de onda se llama firma espectral de la superficie .
Radiación: es la emisión continua de energía desde la superficie de cualquier cuerpo, esta energía
se denomina radiante y es transportada por ondas electromagnéticas.
Interferencia: es el fenómeno en el que dos o más ondas se superponen, para formar una onda
resultante de mayor o menor amplitud. La interferencia puede ser constructiva cuando
hablamos de ondas de frecuencia diferentes que, al interferirse, crean un nuevo patrón de
ondas de mayor intensidad o destructivas cuando se trata de ondas frecuencia idéntica o
similar que, al interferirse crean un nuevo patrón de ondas de menor intensidad .
Cuerpo Negro: Cualquier superficie que absorba toda la energía que incide sobre ella desde el
exterior será la mejor superficie emisora posible; toda la energía radiante incidente desde el
interior del cuerpo fluirá hacia afuera a través de su superficie. Dicha superficie no reflejará
ninguna energía incidente y parecerá negra cuando se la mire con la luz reflejada. Es decir, una
superficie negra ideal da lugar a un cuerpo ideal.
Irradiancia (E): Total de energía radiada sobre una unidad de área y por unidad de tiempo.
Equivalente a la emitancia pero se refiere a la radiación incidente.
Intensidad radiante (I): Total de energía radiada por unidad de tiempo y por ángulo sólido. El
ángulo sólido se mide en estéreo radianes (sr), y por lo tanto I se mide en W/sr (watts/sr).
Radiancia (L): Total de energía radiada en una determinada dirección por unidad de área y por
ángulo sólido de medida. Es el término que describe precisamente lo que mide el sensor. Se
mide en watts/m2sr.
Radiancia espectral (Lλ ): Por extensión del concepto anterior indica el total de energía radiada en
una determinada longitud de onda por unidad de área y por ángulo sólido de medida. Como
los sensores detectan una banda en particular del espectro, ésta es la medida más cercana a
la observación remota. La emitancia y la irradiancia pueden ser espectrales cuando se refieren
a una determinada longitud de onda.
Energía radiante (Q): Indica el total de energía radiada en todas las direcciones. Se mide en joules.
Flujo radiante(φ): Total de energía radiada en todas las direcciones por unidad de tiempo. Medido
en Watts.
Emitancia (M): Total de energía radiada en todas las direcciones desde una unidad de área y por
unidad de tiempo. Se mide en W/m2 (watts/m2).
Emisividad (e): Relación entre la emitancia de una superficie (M) y la que ofrecería un cuerpo negro
(emisor perfecto) a la misma temperatura (Mn).
Reflectividad (ρ): Relación entre el flujo incidente y el reflejado por una superficie.
Absortividad (α): Relación entre el flujo incidente y el que absorbe una superficie.
Transmisividad (τ): Relación entre el flujo incidente y el transmitido por una superficie.
Referencias
(Ed.) S. Liang. Advances in Land Remote Sensing: System, Modeling, Inversion and Application.