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ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO

Unidad 2
Administración del Tiempo - 1

¿Qué es el Tiempo?

Objetivo:
✓ Los participantes sabrán precisar el concepto de tiempo y definirlo, tanto en
términos populares como en términos filosóficos.

✓ Sabrán explicar el concepto genuino y original de administración y su aplicación


al tiempo, como recurso vital.

✓ Aprenderán a relacionar el tema del tiempo con el del cambio y de la evolución


creativa.

✓ Podrán denunciar o desenmascarar los sofismas que implican conceptos falsos


sobre el tiempo y su manejo.
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2.1 ¿Qué es el tiempo?


“Si no me lo preguntas, lo sé. Si me lo preguntas, no sé cómo responder”. Así se
expresaba hace 1600 años Agustín de Hipona, el profundo filósofo-teólogo de la
vida y del amor, del dolor, del pecado y de la muerte. Con este religioso respeto se
ubicaba él ante el tiempo, símbolo enigmático e inquietante del existir humano.

Es necesario aclarar tres conceptos, renunciando a elevadas especulaciones: el


tiempo, la administración y la administración del tiempo.

2.2 El tiempo
Para los griegos de época clásica, el tiempo era un dios: Cronos.

Los modernos diccionarios lo definen: “relación que se establece entre dos o más
fenómenos, suceso, cuerpos u objetos” (Enciclopedia Ilustrada Cumbre);
“duración de los fenómenos… época, siglo” (Diccionario Larousse); “duración de
las cosas sujetas a mudanza” (Diccionario de la Real Academia”); “aspecto
mensurable de la duración” (Diccionario de Psicología).

La mejor definición, si bien no la más clara para el lector moderno, sigue siendo la
antiquísima definición de Aristóteles: “el número, o la medida, del movimiento
según antes y después”.

Para Aristóteles, como para la mayoría de los filósofos antiguos y medievales, la


palabra movimiento equivalía a cambio (decían que todo lo que cambiaba “se
movía” de la potencia al acto, es decir, de la
posibilidad a la realidad).

El tiempos es, pues la dimensión del cambio.


Si nada cambiara, no habría tiempo.

Resulta un corolario que sorprenderá a más


de uno: El tiempo en sí no existe. No existe
porque es una simple medida. No existe el
tiempo como no existen ni el kilómetro ni el
litro, sino únicamente las cosas que son
medidas por tales patrones convencionales.

Para el ser humano: el tiempo es vida. Con


mayor razón que el trillado refrán castellano:
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“El tiempo es oro”, y que el refrán anglosajón: “Time is money”, debería difundirse
este refrán filosófico y universal: “El tiempo es vida”. Es la vida que se procesa y se
construye, se despliega y hacia el final se repliega. Al vida biológica: no sustituible,
renovable ni recuperable; inexorable y mortal, que camina sin detenerse jamás;
que transcurre sin atención a clases sociales, dignidades, a señoríos; que fluye con
el mismo ritmo para el peón de albañil que para el director general de un banco; el
mismo para el niñito del jardín de niños y para el anciano presidente de la
república.

Los padres ricos que llenan a los hijos de regalos, pero les regatean su tiempo,
habrían de pensar que lo que les están negando es vida; que los alejan de
compartir su vida; que les dan el mensaje de que son poco importantes.

2.3 La administración
Vienen del latín ad-ministrate, o ministrare, que, a su vez, deriva de minister. Y
minister viene de manus, que significa la mano o las manos. Minister era el criado,
porque lo más típico de su condición era usar sus manos en la atención de sus
patrones y del quehacer doméstico. Administrar era “servir (con las manos) a o
para”.

Poco a poco se extendió y generalizó el término hasta aplicarse a todo lo que es


funcional en el uso de determinados medios para determinados fines.

2.4 La Administración del tiempo


Es el arte de hacer que sirva para
el beneficio de las personas y de
las sociedades. Como el tiempo no
existe en sí, la administración del
tiempo es la administración de sí
mismo; el manejo adecuado de los
recursos de todo orden, ya que hay
una sola realidad que se sustraiga
al tiempo.

2.5 Realidades y mitos


Se han creado en torno al tiempo un sinnúmero de conceptos falsos, auténticos
mitos, que ocultan la realidad de las cosas creando ilusiones deletéreas. “No tengo
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tiempo”, “No me alcanza el tiempo”, “El tiempo vuela”, “Se nos viene el tiempo
encima”, “Tenemos que recuperar el tiempo perdido”, “Hay que ir contra el reloj”,
“Soy esclavo del tiempo”, “Lo que hace fulano no es matar el tiempo”, “Vamos a
ahorra tanto tiempo…”, etc.

Falsedades todas. El tiempo del día y del año transcurre a un ritmo


matemáticamente uniforme y parejo, a nadie se le echa encima y nunca se pone a
volar ni a tiranizar a la gente, tampoco se recupera. Si un piloto sale de París a
Nueva York con una hora de retraso, podrá recorrer ese trecho en menos tiempo
del acostumbrado, pero tendrá que pagar un precio adicional, mayor esfuerzo de
las máquinas, mayor gasto de combustible, mayor tensión de los operadores y
mayor riesgo para todos.

La tan cacareada escasez de tiempo es un engaño que nace de administrarlo mal,


confundiendo prioridades, ignorando objetivos, obsesionándose por hacer más
cosas de las razonablemente posibles y que se nutre de la incapacidad de decir
“no” a las distracciones y a las solicitaciones extrañas.

2.6 Tiempo físico y Tiempo psicológico


Una cosa es el tiempo del reloj y otra el tiempo psicológico. El primero como un
fenómeno aplicable a la realidad objetiva y por encima de las vicisitudes de los
seres humanos. El segundo como experiencia subjetiva, como vivencia, como
interiorización sujeta a toda la gama de
los caracteres, de los caprichos y de las
neurosis.

Es el tiempo del que se dice: “una


enfermedad terrible, que duró dos largos
años”, “quince días de vacaciones que
pasaron en un santiamén”, “cinco minutos
de angustia que me par ecieron cinco
años”…

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