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N° 444

Instituto de Investigaciones Agropecuarias

Prácticas conservacionistas
de suelo y agua en la Región
de Aysén
Prácticas conservacionistas de suelo y agua en la Región de Aysén

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS

Boletín INIA / N° 444


ISSN 0717 - 4829

Financia:
Asociados:
Editores:

Osvaldo Teuber Winkler


Investigador y Extensionista en
Producción Animal y Recursos
Naturales, INIA Tamel Aike

Soledad Espinoza Troncoso


Investigadora y Extensionista en
Producción Animal y Recursos
Naturales, INIA Raihuén, Centro
Experimental INIA Cauquenes
Instituto de Investigaciones Agropecuarias

Prácticas conservacionistas
de suelo y agua en la Región
de Aysén

Editores:
Osvaldo Teuber Winkler
Investigador y Extensionista en Producción Animal y
Recursos Naturales, INIA Tamel Aike
E-mail: oteuber@inia.cl

Soledad Espinoza Troncoso


Investigadora y Extensionista en Producción Animal y
Recursos Naturales, INIA Raihuén, Centro Experimental
INIA Cauquenes
E-mail: soledad.espinoza@inia.cl
INIA TAMEL AIKE
Coyhaique, Chile, 2022
Boletín 444
ISSN 0717 - 4829
Prácticas conservacionistas de suelo y agua para la Región de Aysén

Autores INIA:
Osvaldo Teuber Winkler - Christian Hepp Kuschel - Marcelo Panichini Panichini

Autores Externos:
Jaime Salinas Sanhueza – Bernardo Acuña Aroca – Carolina Solís Olave - Andrés
Naguil Troncoso - Carlos Luco Molina

Equipo asistente:
Adriana Carvajal Acuña – Elda Monsalve Romero - Margot Monsalve Romero -
Cristian Fernández Marín

Cita bibliográfica general:


Teuber, O. y S. Espinoza (eds) 2022. Prácticas conservacionistas de suelo y agua
para la Región de Aysén. Boletín Técnico N° 444. Instituto de Investigaciones
Agropecuarias, Centro de Investigación INIA Tamel Aike, Coyhaique, Aysén-
Patagonia, Chile. 197 p.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA (2022)


Ministerio de Agricultura – Chile
Centro de Investigación INIA Tamel Aike

Camino Coyhaique Alto km 4,5


Fonos +56 67 2233366
oteuber@inia.cl
Casilla 296
Coyhaique, Región de Aysén
Chile

Registro de propiedad intelectual: 2022-A-7000


ISSN 0717-4829

Diseño: Gabriel Quilahuilque


Impresión: Carola Esquivel Diseño

Se autoriza la reproducción total o parcial citando la fuente y los autores con la


autorización del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA)
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Introducción

El cambio climático es un fenómeno global, que nos afecta a todos, manifestándose


con incremento de la temperatura, déficit hídrico y algunos otros cambios en
los patrones climáticos. Las predicciones de sus consecuencias son alarmantes,
proyectándose falta de agua potable, importantes cambios en las condiciones
para producir alimentos e incluso aumento de mortalidad por los fenómenos
catastróficos como violentas tormentas, inundaciones, sequias, mega incendios e
incontrolables olas de calor, por mencionar los más importantes.

El origen del cambio climático es atribuido, principalmente, al aumento de la


concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, los que si bien
pueden generarse en forma natural, se han incrementado exponencialmente con
la actividad humana desde el siglo XIX hasta ahora. La quema de combustibles
fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, son causantes principales del efecto
invernadero, al producir gases que atrapan el calor en la atmósfera. Al mismo tiempo
el material vegetal en descomposición, la metanogénesis de los rumiantes, la
agricultura y uso de fertilizantes, los incendios forestales naturales e intencionales,
las erupciones volcánicas y la deforestación, han sido señalados por los científicos
como las principales causas del calentamiento global y posterior cambio climático.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 7


Estos cambios en los patrones climáticos son muy graves y están poniendo en
riesgo la soberanía alimentaria, así como la sostenibilidad de los sistemas agrícolas,
pecuarios y silvícolas del mundo, de nuestro país y de la región de Aysén. Por lo
tanto, aún cuando la responsabilidad e incidencia de nuestro país y particularmente
de esta región es ínfima en cuanto a la generación de gases de efecto invernadero
y su contribución al calentamiento global y cambio climático en su conjunto, llegó
la hora de actuar!!!

Para enfrentar el cambio climático y sus consecuencias se puede actuar por dos
vías, a través de la mitigación y de la adaptación. La primera es la más relevante y
deberá ser la principal ruta de acción que deben tomar los gobiernos del mundo,
para así evitar la catástrofe que se ha proyectado. Sin embargo, esta mitigación
también se puede abordar desde lo individual, realizando acciones y prácticas que
eviten generar más gases de efecto invernadero o que permitan capturar gases
de efecto invernadero para que estos no lleguen a la atmósfera. Por otra parte, la
adaptación se centrará en adoptar medidas, prácticas o sistemas que minimicen
los efectos negativos del cabio climático, permitiendo a las personas, localidades y
países, sortear de mejor forma este nuevo escenario global.

8 BOLETÍN INIA N° 444


Entendiendo la relevancia del problema
actual y de los efectos negativos que ya se
perciben a nivel regional, es que el MINAGRI
de Aysén se puso en acción. A través de sus
servicios e instituciones regionales como
SAG, INDAP, CONAF, INFOR e INIA, más el
Ministerio de Medio Ambiente, plantearon
la necesidad de ejecutar un programa
regional al Gobierno Regional de Aysén,
que permitiera generar información para
adaptar y en lo posible mitigar, los efectos
del cambio climático en los sistemas
silvoagropecuarios de Aysén.

De esta manera se presentó y adjudicó


para el concurso FIC-R 2017, el programa
“Innovación en Prácticas Sustentables para la Adaptación al Cambio Climático”,
el cual tuvo como principal objetivo el aumentar la sustentabilidad de los sistemas
silvoagropecuarios de la región de Aysén, a través de la innovación en prácticas
productivas de conservación de suelo y agua, para adaptarlos al nuevo escenario
de cambio climático. De esta manera se trabajó con prácticas conservacionistas de
suelo y agua en sectores de suelos arables, como la cero labranza, la escarificación
de suelos o labranza vertical y el uso de mejoradores de suelo. También se abordaron
prácticas conservacionistas en suelos de pendientes como microterrazas, zanjas de
infiltración, control de cárcavas y canales de desviación. En el área más cercana
al sector forestal se trabajó con prácticas como plantaciones silvopastorales
multipropósito, cortinas cortaviento forestales multipropósito, protección de
causes de agua y riberas y restauración ecológica de bosques. Finalmente, también
se abordaron prácticas como la cosecha y almacenaje de aguas lluvia y la exclusión
en suelos frágiles.

Todas estas prácticas son presentadas y analizadas en el presente boletín, en cuanto


a sus protocolos técnicos de implementación y manejo, los resultados principales de
los ensayos tecnológicos evaluados. Con ello esperamos que este se transforme en
un documento de consulta técnica, para las productoras y los productores locales,
pero también para los entes técnicos y profesionales del área privada y pública de
la región de Aysén.

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Índice

Introducción 7

Capítulo 1.
Caracterización Físico-Química de los Suelos de la Región de Aysén 13
Christian Hepp Kuschel

Capítulo 2.
Prácticas Conservacionistas en Suelos Arables de Aysén 41
Osvaldo Teuber Winkler, Carolina Solís Olave, Marcelo Panichini Panichini y
Andrés Naguil Troncoso

Capítulo 3.
Prácticas Conservacionistas de Suelo y Agua en Suelos de Pendiente
de Aysén 81
Osvaldo Teuber Winkler, Carolina Solís Olave y Andrés Naguil Troncoso

Capítulo 4.
Prácticas Agroforestales y Restauración Ecológica para Conservación
de Suelos y Agua en Aysén 133
Jaime Salinas Sanhueza, Osvaldo Teuber Winkler, Bernardo Acuña Aroca y
Carlos Luco Molina

Capítulo 5.
Referencias Bibliográficas 193

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Capítulo 1

Caracterización físico-química de los


suelos de la Región de Aysén
Christian Hepp K.1

1.1 Introducción
El suelo sustenta gran parte de la vida en el planeta y es un recurso que debe ser
manejado con criterios y técnicas sustentables. Si bien puede considerarse al
suelo como un recurso renovable, ya que los procesos pedogénicos están activos,
es también un ente frágil y que puede perderse con relativa facilidad a través de
procesos erosivos o de agotamiento, producto de sistemas de manejo inadecuados.
En agricultura, la producción de alimentos es uno de los fines más importantes
de los suelos, por lo que es necesario conocer sus características, propiedades
y potenciales, ya que ellos presentan una amplia variación. La variabilidad y
potencialidad de los suelos se relaciona principalmente a las condiciones climáticas
imperantes, los materiales de origen y los procesos que han actuado en la formación
de los mismos.

Este capítulo presenta en forma resumida las principales características de los


suelos de la región de Aysén, con foco en aquellos relacionados con la producción
silvoagropecuaria.

1.2 Origen de los suelos


La región de Aysén estuvo cubierta de hielos durante la última glaciación, la cual dio
paso al período conocido como Holoceno y que se inició aproximadamente 11.000
años a.c., con el retiro de los hielos. En Aysén existen aún muchos remanentes de los
grandes glaciares que cubrieron los valles y que modelaron gran parte del paisaje

1
Investigador principal, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: chepp@inia.cl

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que se observa en la actualidad. Los glaciares se encuentran aún en una fase de
retroceso, la que se ha visto acelerada por los fenómenos de cambio climático que
afectan al planeta.

El efecto de los glaciares está presente en la mayoría de los valles regionales. La


acción del hielo sobre las rocas fue generando procesos mecánicos de disgregación,
agrietamiento y movilización, además de la formación de muchos lagos, a través
de diques morrénicos (Figura 1.1). La acción de los ríos continúa el proceso erosivo
y va generando acumulaciones de materiales con diferentes granulometrías en sus
márgenes, generando terrazas en diferentes situaciones. La acción fluvio-glacial
explica en gran parte los tipos de materiales que se encuentran en el subsuelo de
muchos valles de la región.

Figura 1.1. Glaciar en el Valle Exploradores (zona sur de Aysén) donde se observa el material
arrastrado por el hielo y la formación de morrenas.

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Figura 1.2. Acción del volcanismo, que provoca el depósito de toneladas de cenizas
volcánicas sobre los valles de la región (Fuente: MercoPress).

A pesar de la gran influencia de la acción fluvio-glacial, los suelos actuales de


la región de Aysén en gran parte se han generado a través de otro fenómeno: el
volcanismo (Figura 1.2). La región cuenta con diferentes volcanes activos, aún en la
actualidad, lo que además indica que es un proceso continuo en el tiempo.

La actividad volcánica se ha caracterizado por la emisión de grandes cantidades


de cenizas volcánicas (arenas volcánicas y materiales de mayor diámetro), las
que se han depositados sobre los valles (Figura 1.3). Estos depósitos durante los
últimos 12.000 años han sido el material base para la formación de los suelos en
gran parte de la región. A través de los procesos de meteorización, con acciones
de tipo mecánico, físico, químico y biológico, se han ido formando los suelos que
predominan en la actualidad. Se trata por lo tanto de suelos relativamente jóvenes.

Se originaron así los suelos volcánicos de la región, que cubren casi la totalidad de
los suelos de las vertientes occidental (Zona Húmeda) y oriental (Zona Intermedia)
de Aysén. Hacia las zonas más secas de la Zona de Estepa, se suelen encontrar suelos
más antiguos y evolucionados, los que tienen un origen fluvio-glacial, pero también
cuentan con presencia de cenizas volcánicas en sus perfiles.

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Figura 1.3. Cenizas volcánicas depositadas en el valle del río Cajón en agosto de 1991, en la
erupción del volcán Hudson. El material fue depositado sobre el suelo, que en esa fecha estaba
cubierto de nieve.

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1.3 Suelos con potencial silvoagropecuario
La región de Aysén cuenta con un territorio que abarca una superficie de 10.949.000
ha, siendo la tercera región de mayor tamaño en el país, detrás de Antofagasta y
Magallanes. Se trata de una región muy montañosa, que cuenta además con una
zona de archipiélagos con una multiplicidad de islas, canales y fiordos en la zona
occidental. Junto a ello, tiene amplias zonas cubiertas de hielo (Campos de Hielo
Norte y Sur), cuerpos de agua y zonas de altura, sobre el límite vegetacional. A ello
se suma una amplia red de parques y reservas nacionales, con extensas áreas de
conservación, que cubren más de la mitad del territorio regional.

De esta forma, sólo una fracción de la superficie regional presenta condiciones para
la producción silvoagropecuaria. Un estudio desarrollado en la zona (Hepp, 2014 a)
dividió la región en 68 valles de interés productivo, lo que sumó un total de cerca
de 1,5 millones de hectáreas, es decir, un 14,5% de la superficie regional. En base a
ese estudio, sólo un 7,9% de dicha superficie fue catalogada como “arable” (clase
de capacidad de uso III y IV, con uso preferentemente agrícola). Ello representa sólo
un 1,2% de la superficie total regional.

El cuadro 1 muestra la distribución de superficie de suelos regionales en las


cuatro provincias. De ellas, la provincia de Coyhaique es la que concentra la mayor
proporción de suelos con potencial productivo (41%). Se aprecia también que hay
casi 620.000 ha de potencial netamente ganadero (clase VI) y 460.000 ha de uso
preferentemente forestal.

Cuadro 1. Superficie silvoagropecuaria en valles con potencial productivo de la región de Aysén


Cuerpos
Provincia III IV IV VI VII* VIII** agua y Poblados Totales
otros
ha ha ha ha ha ha ha ha ha
Aysén 327 46.497 35.397 84.349 118.565 44.577 19.253 581 349.547
Coyhaique 1.197 62.524 34.399 373.809 129.981 23.956 14.334 606 640.807
General 1.418 4.069 19.206 73.189 75.508 25.033 9.657 199 208.279
Carrera
Capitán 0 10.527 44.503 87.815 136.027 68.866 24.904 113 372.755
Prat
Totales 2.943 123.617 133.505 619.162 460.081 162.432 68.148 1.499 1.571.388
*con potencial forestal **áreas clase VIII dentro de polígonos estudiados
Fuente: adaptado de Hepp y Stuardo (2014), estudio INIA-UdeC-SAG

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Sin embargo, para el desarrollo de actividades agropecuarias, es importante también
conocer la superficie que efectivamente puede ser intervenida con dichos fines, ya
que una proporción de los suelos “agrícolas o ganaderos” se encuentran en realidad
cubiertos de bosque nativo. El cuadro 2 desglosa esa situación y se observa que el
38% de los suelos arables están bajo bosque, mientras que un 49% de las clases de
capacidad de uso (CUS) V y VI también lo están. En su conjunto, más de 400.000 ha
de CUS III a VI se encuentran cubiertas de bosque.

Cuadro 2. Superficie silvoagropecuaria y proporción cubierta de bosque en la región de Aysén.


% respecto valles % respecto De ellos: suelos
USO Ha agropecuarios total regional bajo bosques (ha)
Arable 126.560 9,40% 1,16% 48.202 (38%)
Ganadero limitación 133.505 10% 1,23% 370.413 (49%)
humedad
Ganadero 619.162 46,20% 5,90%
Subtotal agropecuario 879.227 65,60% 8,10% 418.615 (47,6%)
Forestal y ganadero 460.081 34,40% 4,40%
marginal (VII)
Total 1.339.308 12,30%
Fuente: adaptado de Hepp (2014 a), estudio INIA-UdeC-SAG

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1.4 Influencia climática
La región de Aysén presenta una variación climática latitudinal, pero las diferencias
mayores se observan a nivel transversal, es decir, desde la costa hacia el interior. En
general, el régimen térmico puede considerarse principalmente mésico (T° media
anual superior a 8°C) en la zona occidental y frígido (T° media anual bajo 8°C) en la
zona más fría oriental y en los sectores de mayor altitud. La gran división éste-oeste
está demarcada por la Cordillera Andina Patagónica (Hepp, 2014 b).

1.4.1 Zona de Archipiélagos

En la zona de archipiélagos, el clima predominante es de tipo templado húmedo


litoral (Cfb’ni) caracterizado por precipitaciones intensas que pueden superar los
3.000 mm anuales, llegando en algunos sectores a cerca de 7.000 mm/año (Silva,
2014).

1.4.2 Zona Húmeda

La Zona Húmeda, que abarca la vertiente occidental de la cordillera, tiene un clima


templado húmedo costero (Cfbn), con abundantes precipitaciones. Un ejemplo es
Puerto Aysén, con un promedio anual de precipitaciones de 2.640 mm (promedio
53 años). Las lluvias ocurren todo el año, siendo más intensas en invierno, aunque
no hay meses secos. La temperatura media anual de la misma localidad es de 9°C,
mientras que la máxima media llega a 12,8°C y la mínima media anual a los 6°C.
El mes más cálido (enero) presenta una temperatura media de 13,6°C, una máxima
media de 17,9°C, y una mínima media de 6°C. El mes más frío (julio) tiene una
temperatura media de 3,8°C, una máxima media de 6,8°C, y una mínima media de
1,6°C. La amplitud térmica media entre el mes más cálido y el más frío es de 9,8°C
(Hepp et al, 2018).

En la figura 1.4 se aprecia la variación de temperaturas medias anuales en la región,


donde predominan condiciones mésicas en la zona occidental y más bien frígidas en
muchos sectores orientales y de mayor altitud.

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Leyenda
T° Media Anual
< 4°C
4 - 6°C
6 - 8°C
8 - 10°C
> 10°C
Localidades

Figura 1.4. Régimen térmico en la región de Aysén: Temperatura media anual (°C) en diferentes
zonas de la región de Aysén. (Creado en base a modelo desarrollado por Hijmans, et al (2005).

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1.4.3 Zona Intermedia

En la Zona Intermedia, ubicada en la vertiente oriental de la cordillera, es frecuente


el clima andino boreal (Cfc), mientras que en zonas más bajas (habitualmente bajo
500 m sobre el nivel del mar) se encuentra el clima templado húmedo intermedio.
En este último caso, la precipitación promedio anual puede fluctuar habitualmente
entre los 800-1.200 mm y en localidades como Coyhaique, la temperatura media
anual está en torno a los 8,1°C, la máxima media anual es de 13°C, mientras que la
temperatura mínima media anual es de 4,4°C. El mes más cálido (enero) presenta
una temperatura media de 13,7°C, una máxima media de 19,5°C, y una mínima
media de 8,8°C. El mes más frío (julio) tiene una temperatura media de 2,0°C, una
máxima media de 5,5°C, y una mínima media de -0,4°C. La amplitud térmica media
entre el mes más cálido y el más frío es de 11,7°C.

1.4.4 Zona de Estepa

El clima andino boreal (Cfc) también puede encontrarse en sectores altos de la Zona
Esteparia, con transición hacia condiciones más frías, en que empieza a predominar
el clima de estepa fría (Csc). Por ejemplo, en Balmaceda se registra una precipitación
promedio anual de 588 mm (50 años). En dicha localidad, la temperatura media
anual es de 6,4°C, la máxima media anual es de 11,6°C, mientras que la temperatura
mínima media anual es de 2,2°C. El mes más cálido presenta una temperatura
media de 12°C, una máxima media de 18,1°C, y una mínima media de 6,7°C. El
mes más frío tiene una temperatura media de 0,2°C, una máxima media de 3,8°C, y
una mínima media de -2,7°C. La amplitud térmica media entre el mes más cálido
y el más frío es de 11,8°C (en base a datos de DMC, 2014). Las precipitaciones son
principalmente invernales, existiendo meses secos en el verano (Silva, 2014).

En toda la zona oriental son frecuentes los fuertes vientos del oeste, que afectan
esta zona especialmente en la primavera.

En la figura 1.5 se aprecia que la precipitación promedio anual presenta una clara
tendencia desde la occidental, con un régimen pluviométrico údico (húmedo) hasta
la zona oriental, que presenta un régimen más xérico (seco).

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Leyenda
Precipitación media anual
< 200 mm
200 - 400 mm
400 - 600 mm
600 - 800 mm
800 - 1.000 mm
1.000 - 1.200 mm
1.500 - 2.000 mm
2.500 - 3.000 mm
< 3.000 mm
Localidades
Red Vial

Figura 1.5. Régimen pluviométrico de la región de Aysén: precipitaciones promedio anuales


(mm) en diferentes zonas de la región de Aysén. (Creado en base a modelo desarrollado por
Hijmans, et al (2005).

22 BOLETÍN INIA N° 444


1.5 Deforestación e incendios
La región de Aysén fue colonizada recién el siglo pasado, especialmente durante la
primera mitad del siglo XX. Este proceso tuvo fuerte influencia sobre los recursos de
bosques, ya que los campos fueron habilitados principalmente con el uso del fuego,
lo que generó extensas zonas afectadas por incendios descontrolados. Se estima
que varios millones de hectáreas fueron quemadas, la gran mayoría de zonas con
fuertes pendientes, donde los suelos presentaban además una gran inestabilidad.
Ello generó efectos devastadores en muchos valles y se iniciaron procesos profundos
de erosión, los que aún se encuentran activos en la actualidad.

El fuego, además de quemar el bosque nativo u otra vegetación predominante,


tuvo efectos directos sobre el suelo y sus componentes. En los incendios intensos,
producto de las altas temperaturas, suele combustionar también la materia orgánica
del suelo, con lo que se elimina una fuente importante de nutrientes y organismos
vivos que participan en su descomposición. Se alteran así muchos ciclos biológicos,
particularmente aquellos relacionados con la fracción orgánica, por ejemplo, el caso
del nitrógeno y el azufre.

También se produce volatilización de nutrientes y acumulación de fracciones


inorgánicas en las cenizas remanentes. De hecho, en los primeros años posteriores a
los incendios, el suelo contiene nutrientes inorgánicos disponibles en formas de fácil
absorción por las plantas. Sin embargo, se producen desequilibrios de nutrientes y
pérdida de fracciones más solubles, por escorrentía o lixiviación. El suelo también
sufre pérdidas de estructura, ya que sustancias ligantes de tipo orgánico ya no están
presentes. Al afectarse la materia orgánica del suelo, la porosidad y capacidad de
absorción de agua del mismo se ve mermada.

Producto de los incendios intensos, se ve afectado el microclima, al eliminarse gran


parte de la biomasa presente y así alterarse profundamente las tasas de evaporación,
las que antes eran reguladas por la presencia de la vegetación. La eliminación de
la cubierta forestal implica que desaparecen las barreras de biomasa que permiten
amortiguar la precipitación y regular la caída de agua sobre el suelo. La infiltración
de agua en el suelo se ve reducida, por la pérdida de materia orgánica y también
la existencia de fenómenos hidrofóbicos en superficie. La acción directa de la
precipitación sobre el suelo estimula la pérdida de partículas superficiales, generando
canales y cárcavas producto de la escorrentía aumentada. En los valles, las pendientes
han quedado expuestas y la erodabilidad se ve fuertemente aumentada (Figura 1.6).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 23


Figura 1.6. Valle de Emperador Guillermo, región de Aysén, afectado por incendios del siglo XX.

1.6 Órdenes de suelos en Aysén


Un estudio reciente (Stolpe y Hepp, 2014), liderado por el INIA y realizado en
conjunto con la Universidad de Concepción y el Servicio Agrícola y Ganadero,
reconoció 68 valles de interés silvoagropecuario en la Región de Aysén. En dicho
trabajo, se procedió también a clasificar taxonómicamente los suelos en la mayoría
de esos valles, además de establecer la capacidad de uso y potenciales probables.

En la figura 1.7 A y B se muestra la ubicación de los valles clasificados, tanto


en la zona norte como en la zona sur de Aysén. Allí se aprecia que la superficie
potencialmente agropecuaria se encuentra concentrada en valles relativamente
pequeños y angostos, lo que habla de la condición montañosa de la región. Asimismo,
se aprecia que hay una mayor concentración de dicha superficie en la zona central
de la región de Aysén.

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Como se señaló anteriormente, los suelos de la región han tenido un origen de
base fluvioglacial y en la mayoría de los casos el material parental se compone
de cenizas volcánicas relativamente jóvenes, producto de sucesivas erupciones
prehistóricas y recientes. Es así como se han clasificado suelos correspondientes
a seis órdenes taxonómicas, de acuerdo al grado de desarrollo alcanzado, como
también de las condiciones climáticas y ambientales predominantes: Entisoles,
Inceptisoles, Mollisoles, Andisoles, Histosoles y Spodosoles.

Valles Zona Norte Región de Aysén Valles Zona Sur Región de Aysén
A B

Figura 1.7: Valles con potencial productivo silvoagropecuario de la zona norte (A) y de la zona
sur (B) de la región de Aysén.

Un suelo perteneciente al orden Entisol (Figura 1.8A) se caracteriza por no presentar


desarrollo de horizontes en el perfil, o ser éste muy escaso. Son suelos recientes,
no necesariamente delgados y no hay trazas de eluviación. Entre los entisoles
encontrados se clasificaron en los grandes grupos de Endoaquents (entisoles con
evidencia de humedad en el perfil) y Udipsamments (perfiles arenosos en ambiente
de clima húmedo).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 25


A B

Figura 1.8. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Entisol (A); Inceptisol (B)

Otro orden taxonómico descrito corresponde a los suelos Inceptisol (Figura 1.8B),
que son de desarrollo incipiente, aún con poca diferenciación de horizontes, escasa
eluviación que no evidencia todavía un horizonte B. Generalmente en Aysén son
suelos derivados de cenizas volcánicas recientes, con escasa intemperización.
Muchas veces se trata de suelos más bien delgados, en zonas de pendiente, aunque
también se encuentran en valles y zonas más planas y pueden ser allí más profundos.
Entre los grandes grupos, se clasificaron: Humixerepts (inceptisol rico en humus,
pero desarrollado en ambiente xérico); Haploxerepts (suelo sencillo con subsuelo
poco desarrollado y en ambiente seco o xérico); Dystrudepts (inceptisol con baja
saturación de bases, en ambiente húmedo); y Humaquepts (suelo rico en humus y
con evidencia de humedad o falta de drenaje).

También se encontraron suelos pertenecientes al orden Mollisol (Figura 1.9A),


característicos de estepa o pradera, en general bastante fértiles y aptos para el
cultivo, si las condiciones climáticas actuales son favorables. En este orden se
encuentran los mejores suelos agrícolas del mundo. En Aysén, los molisoles se
encontraron principalmente en la zona oriental (Pampa Patagónica), donde las
condiciones de bajas temperaturas y falta de humedad en verano pueden ser muy
limitantes. Sin embargo, con posibilidades de riego, pueden ser suelos bastante
productivos. Tienen un mayor desarrollo de perfil, con horizontes más diferenciados,
con un horizonte superficial oscuro. Generalmente no presentan problemas de
acidez. Los grandes grupos descritos fueron: Haploxerolls (molisol con menor
desarrollo de perfil, en una zona xérica); Paleoxerolls (suelo con mayor desarrollo y
complejidad, más antiguo, desarrollado en ambientes xéricos); y Argixerolls (suelos
con horizonte argílico, rico en arcillas, también desarrollado en ambiente xérico).

26 BOLETÍN INIA N° 444


A B

Figura 1.9. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Mollisol (A); Andisol (B)

Sin duda, el orden más frecuente en muchas zonas de la vertiente occidental y


oriental de la Cordillera Patagónica es el Andisol (Figura 1.9B). Se trata de suelos
de origen volcánico, con baja densidad aparente, alto contenido de materia
orgánica y, generalmente una elevada retención de fósforo, especialmente en las
zonas más húmedas. El material generador son las cenizas volcánicas, las que se
pueden encontrar en diferentes niveles de intemperización, según su antigüedad.
En esos suelos es muy frecuente encontrar “suelos enterrados”, es decir, suelos que
habiendo alcanzado un grado de desarrollo, fueron tapados por nuevos eventos de
depósito de cenizas, ligado a la actividad volcánica. Los andisoles clasificados fueron:
Hapludands (andisoles sencillos, con poco desarrollo del subsuelo, en ambientes de
clima húmedo; Fulvudands (suelos con presencia de un horizonte superficial oscuro,
profundos, con un alto contenido de humus); y Haploxerands (similares a Hapludands,
pero desarrollados en ambientes más secos).

En diferentes zonas, pero especialmente en la Zona Húmeda de Aysén, se encuentran


suelos del orden Histosol (Figura 1.10A). Se trata de suelos muy orgánicos, pero que
no llegan a congelarse. Tienen alto contenido de materia orgánica descompuesta y
durante gran parte del año se encuentran saturados con agua. Son los típicos suelos
de turberas y zonas pantanosas. Se describieron los grandes grupos: Haplosaprists
(Suelo con bajo desarrollo en subsuelo y con materia orgánica en alto grado de
descomposición); Haplohemists (similar al anterior, pero con material orgánico
menos descompuesto).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 27


A B

Figura 1.10. Órdenes de suelo en la región de Aysén: Histosol (A); Spodosol (B)

Finalmente, en la zona sur de Aysén, en un sector localizado del valle del río Mayer,
se encontró un suelo del orden Spodosol (Figura 1.10 B), que se caracteriza por
ser suelos desarrollados en ambientes fríos y de alta pluviometría. Son de textura
arenosa y muy susceptibles a la lixiviación. Presentan compuestos como óxidos de
hierro y aluminio en el horizonte B. Fe y Al en horizonte de iluviación (horizonte B).
Es muy característica la presencia de un horizonte de eluviación (horizonte E) desde
el cual se han movilizado dichos compuestos, quedando éste de una coloración muy
clara. Estos suelos son típicos de ambientes forestales siempreverdes, más comunes
en el hemisferio norte. El suelo descrito pertenece al gran grupo Haplorthods
(spodosol con escaso bajo desarrollo en subsuelo, drenaje excesivo y sujeto a
lixiviación).

1.7 Características físicas de los suelos y Aysén


El suelo, como ente vivo, es el sustrato de los ecosistemas que sustenta y tiene
componentes físicos, químicos y biológicos. Las características de los suelos y
su posición determinan la capacidad de éstos para el desarrollo de actividades
productivas o bien de conservación. A continuación se señalan las principales
propiedades físicas de los suelos de la región de Aysén.

28 BOLETÍN INIA N° 444


1.7.1 Profundidad

La profundidad del suelo se relaciona con las condiciones en que éste se ha


desarrollado y el material parental que le ha dado origen. Como es de esperar, la
profundidad del suelo es extremadamente variable, ya que depende de muchos
factores, como por ejemplo la posición topográfica. La profundidad del suelo
determina también el volumen que pueden explorar los sistemas radiculares de
las plantas. En Aysén, en los Andisoles en sectores de valles, es frecuente que se
trate de suelos profundos, producto de sucesivos depósitos de cenizas volcánicas.
La profundidad del suelo se puede evaluar en calicatas, donde también se
puede describir el desarrollo del perfil y sus eventuales horizontes. En cuanto
a la profundidad, los suelos que superan los 1,5 m se pueden considerar “muy
profundos” y aquellos que superan 1 m como “profundos”. Un suelo “delgado”
tendría una profundidad inferior a 50 cm.

1.7.2 Topografía

La región de Aysén se caracteriza por el predominio de sectores montañosos


y una multiplicidad de valles angostos. Ello determina que la mayoría de los
suelos esté en sectores con diferentes grados de pendiente, lo que debe tomarse
en cuenta a la hora de determinar el uso preferente de los mismos. En general,
para los usos agropecuarios se considera como límite una gradiente de 15%, la
que ya presenta fuertes limitaciones por la inclinación.

Otra variable importante de considerar es la posición topográfica, que se


relaciona con la ubicación del suelo dentro del relieve, por ejemplo, al tratarse
de lomajes, laderas, terrazas u otras. Los aspectos topográficos tienen relación
con el movimiento del agua en el suelo y determinan también aspectos de
erodabilidad del mismo. Junto a lo anterior, la topografía incide también en
factores de desarrollo y diferenciación de los suelos a través de la exposición.
Ello se refiere, por ejemplo, a las diferencias entre laderas de exposición norte
y sur, ya que ambas se diferencian en cuanto a la irradiación que reciben y ello
incide en el ambiente térmico lumínico e hídrico, que a su vez define algunas
características vegetacionales.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 29


1.7.3 Textura

La textura se define como la proporción de tres tipos de partículas que componen el


suelo: arena, limo y arcilla. Cada una de estas partículas, con un límite máximo de 2
mm de diámetro, tiene rangos de tamaño, que son: arena (0,05 – 2 mm); limo (0,05
- 0,002 mm); y arcilla (<0,002 mm). En los suelos de la región de Aysén predominan
texturas de tipo franca a franca arenosa e incluso areno-francosa. En el cuadro 3 se
muestran algunas texturas más típicas de los suelos andisoles de la zona intermedia
de Aysén. Se aprecia que los contenidos de arcilla son, en promedio, muy bajos. En
suelos de las zonas de estepa y de microclima es frecuente encontrar mayores
contenidos de arcilla y es posible detectar clases texturales de tipo franco arcillosa.
La textura de los suelos predominantes de tipo franco arenosa también define
algunas propiedades hídricas de ellos, con drenaje relativamente rápido.

Cuadro 3. Texturas predominantes en suelos de la Zona Intermedia de Aysén.


Profundidad 0-10 cm
Promedios % arena % limo % arcilla
Min 65,5 28 6,6
Max 45,8 13,7 2,2
83,7 43 15,3
Profundidad 10-30 cm
Promedios % arena % limo % arcilla
Min 69,4 24,9 5,7
Max 51,6 13,9 0,9
82,9 42,9 13
Fuente: Hepp (2022, no publicado).

1.7.4 Estructura

La baja presencia de arcillas y el predominio de las fracciones arenosas en muchos


suelos de Aysén, implican que ellos no se presentan muy estructurados, siendo poco
plásticos y no adhesivos o sólo ligeramente adhesivos. Los contenidos de materia
orgánica elevados en el horizonte superficial pueden generar una mayor estructura,
generalmente de bloques finos y pequeños, pero que se tiende a debilitar en
profundidad. Ello determina que estos suelos débilmente estructurados sean
fácilmente erosionables, ya sea por acción hídrica o eólica. En zonas orientales de la
región es posible encontrar suelos de mayor estructura y con menor erodabilidad.

30 BOLETÍN INIA N° 444


1.7.5 Densidad y Porosidad

En los suelos se diferencia la densidad real (densidad de la fracción sólida o


partículas) y la densidad aparente (densidad que considera los espacios porosos del
suelo) (Figura 1.11). En el cuadro 4 se muestran algunos resultados de análisis de
densidad realizado en suelos de la zona intermedia de Aysén, a dos profundidades.
Las densidades aparentes (Da) y real (Dr) se calculan mediante las fórmulas:

Da = peso seco suelo inalterado (g) / volumen que ocupa (cm3)

Dr = peso seco de la fracción sólida (g) / volumen que ocupa esta fracción (cm3)

Por su parte, la porosidad total del suelo se expresa en porcentaje y equivale a


100 – (Da/Dr * 100). Esta expresión corresponde a todo el espacio poroso del suelo,
incluyendo macroporos y microporos.

Cuadro 4. Densidad aparente, densidad real y porosidad total de suelos de la Zona Intermedia
de Aysén.
0-10 cm Densidad suelo (g/cm3)
Porosidad total (%)
DA (aparente) DR (real)
Promedios 0,82 1,88 56,6
Min 0,57 1,76 40,4
Max 1,12 2,2 69,7
10-30 cm Densidad suelo (g/cm3)
Porosidad total (%)
DA (aparente) DR (real)
Promedios 0,83 1,98 58,1
Min 0,41 1,76 39,4
Max 1,2 2,11 79,3
Fuente: Hepp (2022 no publicado)

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Figura 1.11. Cilindros para muestreo de densidad en suelos

En el cuadro 4 se aprecia que la densidad aparente de los suelos volcánicos


predominantes en la zona intermedia de Aysén es baja, siendo habituales los valores
inferiores a 0,8 g/cm3. La densidad real también es más baja que en suelos minerales
de la zona central del país, también influenciado por los mayores contenidos de
materia orgánica. La porosidad total promedio, de entre 56-58% indica que la
fracción de poros en el suelo es alta. Dada la textura, estos suelos presentan alta
macroporosidad, con relativa baja capacidad de retención de agua.

1.7.6 Agua del suelo

La dinámica del agua en el suelo depende de varios de los factores analizados


anteriormente y determinan sus características en cuanto a constantes hídricas y
de infiltración. El cuadro 5 muestra algunos resultados de análisis realizados en la
zona intermedia de Aysén en suelos de origen volcánico (Figura 1.12). En promedio,
se determinaron valores de capacidad de campo (CC) de 36-41% y punto de

32 BOLETÍN INIA N° 444


marchitez permanente de 18-24%. En base a estos valores promedio, la humedad
aprovechable contenida en los primeros 30 cm del suelo sería, en promedio, de
423,2 m3/ha, equivalente a 42,3 litros por metro cuadrado o, lo que es lo mismo,
42,3 mm de lámina de agua.

Cuadro 5. Constantes hídricas y humedad aprovechable en suelos de la zona intermedia de


Aysén.
Humedad aprovechable (m3/ha)
0-10 cm %CC %PMP % HA en primeros 10 cm
Promedios 40,5 23,9 16,6 130,4
Min 16,8 8,8 48
Max 62,7 35,9 219,5
Humedad aprovechable (m3/ha)
10-30 cm %CC %PMP % HA en siguientes 20 cm
Promedios 36,8 17,7 19,1 292,8
Min 10,9 5,7 106,1
Max 67 33 722,5
Fuente: Hepp (2022 no publicado)

Figura 1.12. Medición de infiltración de agua en el suelo

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 33


Estos andisoles presentan texturas con alto contenido de arenas (texturas areno
francas a franco arenosas), gran porosidad total (cercana a 60% en promedio,
como se vio anteriormente) y baja densidad aparente, lo que los hace perder agua
con mayor facilidad por acción de la gravedad. En contraste, el alto contenido de
materia orgánica de los suelos mejora su capacidad de retención de humedad en
comparación a texturas similares de suelos de bajo contenido orgánico.

La infiltración corresponde al ingreso del agua en el suelo y su movimiento en el perfil.


Mediciones de infiltración realizadas en diferentes suelos de la zona intermedia
de Aysén (Figura 1.12), muestran que estos suelos tienen una gran capacidad de
infiltración (Figuras 1.13 y 1.14), siendo ésta inicialmente muy rápida y tendiendo
a estabilizarse en el tiempo. Los valores obtenidos iniciales caen en una categoría
inicial “muy rápida” (sobre 250 mm/h), mientras que la velocidad estabilizada de
infiltración (tasa) se consideraría “moderada” (20-60 mm/h). Según FAO, valores
típicos de velocidad de infiltración para suelos franco arenosos fluctuarían entre
20-30 mm/h.

Figura 1.13. Infiltración acumulada en un suelo volcánico de la zona intermedia de Aysén

34 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 1.14. Tasa de infiltración en un suelo volcánico de la zona intermedia de Aysén

1.8 Características químicas de los suelos


Un suelo sano debe movilizar los nutrientes desde las reservas, transformar nutrientes
de los fertilizantes en formas disponibles, almacenar los nutrientes solubles y prevenir
la lixiviación. Asimismo, debe ofrecer un suministro equilibrado de nutrientes a las
plantas, junto con almacenar y suministrar agua suficiente a las plantas.

Para lograr lo anterior, es necesario mantener una aereación adecuada del suelo
de modo de mantener un suministro de oxígeno para las plantas. También se debe
controlar la fijación de nutrientes y su transformación a compuestos insolubles, de
modo de proveer elementos nutritivos durante toda la temporada de crecimiento
vegetal. El suelo debe mantener una actividad biológica que permita la mineralización
de nutrientes desde la materia orgánica y también asegurar un equilibrio en sus
sistemas de intercambio iónico y pools lábiles y no-lábiles de nutrientes.

La figura 1.15 resume la dinámica de nutrientes y su reciclaje en el sistema. La


química del suelo está por lo tanto muy ligada también a los parámetros físicos y
biológicos de éste. De esta forma, la “fertilidad” del suelo es una resultante de estos
tres componentes.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 35


Entrega de nutrientes y reciclaje

Producción animal (objetivo 2) PRODUCTO ANIMAL


SALE DEL SISTEMA

Producción de la pradera PRODUCTO VEGETAL


CL o cultivo (objetivo 1) SALE DEL SISTEMA
IM
A

Demanda planta y% x%

Solución del suelo:


Déficit / Superhabit

Eficiencia ???
SUELO: FERTILIZACIÓN
Suministro de nutrientes

Figura 1.15. Dinámica de nutrientes en el sistema suelo-planta-animal-atmósfera

Un estudio realizado en base a antecedentes de análisis de suelos del laboratorio


de INIA Tamel Aike, permitió obtener valores promedio para diferentes nutrientes
en distintas zonas agroclimáticas de Aysén (Zonas húmeda, intermedia, de estepa y
microclima). En el cuadro 6 se resumen algunas variables químicas del suelo, como
los nutrientes N-P-K-S disponibles, los niveles de acidez (pH) y los contenidos de
materia orgánica.

Cuadro 6. Parámetros químicos promedio de suelos de cuatro zonas agroclimáticas de la región


de Aysén (Muestras tomadas a 0-20 cm).
N P K S M.O.
ZONA pH
mg/kg mg/kg mg/kg mg/kg %
Estepa 49,8 13,9 342,7 1,6 6,0 8,8
Intermedia 38,9 13,8 202,2 2,4 6,0 10,5
Húmeda 64,8 8,9 119,3 5,1 5,5 14,6
Microclima 10,4 12,4 350,8 2,2 6,9 3,8
Fuente: Hepp (2014 c)

36 BOLETÍN INIA N° 444


En el cuadro se aprecia que existen diferencias entre las diferentes zonas. Los niveles
de azufre y fósforo disponible son habitualmente los más limitantes, existiendo
respuesta a su aplicación en la mayoría de los casos. Los niveles de potasio disponible
suelen ser menos restrictivos, salvo en la zona húmeda. Los suelos de las zonas de
estepa e intermedia son ligeramente a moderadamente ácidos, y tienden a ser
fuertemente ácidos en la zona húmeda. En las zonas de microclima, la tendencia
es a suelos más neutros. Los contenidos de materia orgánica son altos en las zonas
intermedia y húmeda, siendo menores en las otras zonas.

En el cuadro 7 se entregan promedios para diferentes variables de fertilidad de


suelo para las diferentes zonas agroclimáticas de Aysén. Los niveles de bases de
intercambio son elevados en general, salvo para la zona húmeda, donde son bajos.
Al revés, el contenido de aluminio intercambiable es muy bajo en las zonas de
estepa, intermedia y microclima, pero elevado en la zona húmeda. Ello implica que
ésta última zona tenga niveles de saturación de aluminio que son limitantes para
muchas especies y frecuentemente se hace necesario reducir la acidez mediante
prácticas de encalado. También se entregan promedios de capacidad tampón de
fósforo, que indica la cantidad de kilos de fósforo que es necesario agregar al suelo
para aumentar en 1 mg/kg el nivel de fósforo Olsen del suelo. También se indican
promedios para la retención de fósforo, la que es baja en las zonas de estepa y
microclima y media en la zona intermedia. No se cuenta aún con suficientes datos
en la zona húmeda, donde las condiciones de acidez y mayor contenido de aluminio
en el suelo permiten suponer elevada retención de fósforo.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 37


Cuadro 7. Capacidad de intercambio catiónico, saturación de aluminio, capacidad tampón de
fosforo (CP) y retención de fósforo. Promedios de diferentes zonas agroclimáticas de Aysén.
Ca Mg K Na Al CICe %Sat Al CP % ret P
ZONA
cmol+/kg % kg P/ppm %
Estepa 9,6 2,7 0,9 0,2 0,000 13,1 0,30 13,6 37,6
Intermedia 9,7 1,5 0,6 0,1 0,014 12,1 0,98 20,8 60,3
Húmeda 1,9 0,6 0,4 0,1 0,504 3,7 17,99 26,3
Microclima 16,3 3,7 0,9 0,2 0,000 21,8 0,10 5,6 20,0
Fuente: Hepp (2014 c)

38 BOLETÍN INIA N° 444


40 BOLETÍN INIA N° 444
Capítulo 2

Prácticas conservacionistas en suelos


arables de Aysén
Osvaldo Teuber W.1, Carolina Solís O.2, Marcelo Panichini P.3 y Andrés Naguil T.4

2.1 Introducción
La región de Aysén se encontraba cubierta por bosques nativos antes de su
colonización, a excepción de sectores de la zona oriental, donde predominaban
planicies cubiertas de coironales. En su proceso de colonización se eliminaron, a
través del fuego, cerca de 3 millones de hectáreas para habilitar tierras para la
ganadería. Esta remoción de masas boscosas ocurridas desde la colonización hasta
hoy, sumado a la pérdida constante de fertilidad de los suelos, algunas inadecuadas
prácticas de manejo silvoagropecuario, los procesos geológicos propios de los suelos
de Aysén y las condiciones climáticas adversas, se señalan como las principales
causas de la erosión y degradación de suelos en la región.

De acuerdo a estudios realizados por CIREN (2010), una fracción significativa de los
suelos de Aysén (más del 24%), se encuentran con diferentes grados de erosión,
lo que significa que hay más de 2,6 millones de hectáreas con erosión entre
ligera a muy severa, de las cuales sobre 580.000 ha se encuentran en estado de
erosión muy severa. Adicionalmente, estudios realizados por INIA a finales de los
90, determinaron que los suelos volcánicos predominantes en la región de Aysén
presentan alta susceptibilidad a la erosión, al tener texturas livianas, altos niveles
de materia orgánica y escasa estructura. Lo anterior los hace muy susceptibles a
la erosión, principalmente eólica (Figura 2.1 y 2.2), sobre todo cuando se realiza

1
Investigador Principal, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: oteuber@inia.cl
2
Asistente de investigación, Inst. de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: cg.solis.olave@gmail.com
3
Investigador, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Quilamapu, Chillán, Chile. E-mail: marcelo.
panichini@inia.cl
4
Ejecutivo Integral Instituto de Desarrollo Agropecuario, Cochrane, Chile. E-mail: anaguil@indap.cl

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 41


labranza tradicional de suelos, con exceso de laboreo, destrucción de estructura y
preparaciones de suelo en épocas inadecuadas (fines de primavera y verano).

Figura 2.1. Erosión eólica en preparación de Figura 2.2. Erosión eólica en siembra
suelo tradicional, Valle Simpson, Coyhaique tradicional, Vista Hermosa, Coyhaique

Debido a la problemática planteada anteriormente, el implementar prácticas


conservacionistas y sustentables, que permitan evitar la erosión y degradación de
suelos y al mismo tiempo revertir y/o mitigar los daños ambientales ya existentes,
debería ser de las principales preocupaciones del mundo público y privado
nacional y regional. Es en este sentido que el programa “Innovación en Prácticas
Sustentables para la Adaptación al Cambio Climático”, financiado por GORE Aysén
y ejecutado por INIA Tamel Aike, ha puesto su principal foco en la implementación,
manejo y evaluación de prácticas conservacionistas de suelo y agua para la región
de Aysén. Dentro de estas prácticas están las relacionadas a suelos arables, donde
se trabajó con cero labranza, labranza vertical o escarificación de suelos y uso de
mejoradores de suelos, que son las tres prácticas que se abordarán en el presente
capítulo.

2.2 Cero labranza


Se denomina cero labranza al establecimiento de un cultivo sin preparación de
suelo convencional. La semilla se localiza en surcos sin remover el suelo, con
un ancho y profundidad suficiente para una adecuada cobertura y contacto de
la semilla con este. Se le denomina también como siembra directa, es decir, se
siembra sobre el rastrojo o residuo del cultivo anterior, sin haber preparado el
terreno. Esta labor de cero labranza se realiza con una sembradora especial, de
las cuales existen varios modelos en el mercado nacional y también disponibles
localmente. Se caracterizan por abrir en el suelo un surco o banda, ya sea con

42 BOLETÍN INIA N° 444


sistemas de discos o zapatas, que permiten generar un ancho y profundidad
suficiente, para obtener un adecuado establecimiento de las semillas del cultivo a
establecer (Figura 2.3 y 2.4).

Figura 2.3. Máquina cero labranza de discos, Figura 2.4. Máquina cero labranza de
marca Semeato® zapatas, marca Aitchison®

Para conseguir lo anterior, es condición indispensable el eliminar previamente las


malezas y la cubierta vegetal existente en el terreno, incluido el residuo del cultivo
anterior, lo cual se realiza con herbicidas de tipo sistémico y de acción total (Figura
2.5). Dentro de ello lo más utilizado en el mundo es Glifosato y en algunos casos
mezclado con herbicida de hoja ancha, para ampliar el espectro de control. Estos
herbicidas son pulverizados y aplicados sobre las plantas en activo crecimiento, son
absorbido por las plantas y traslocados internamente, causando la muerte de esta
en algunos días o semanas. Sin embargo, debido a la cada vez mayor reticencia y
rechazo generalizado al uso de herbicidas, es que hoy en día se están buscando
soluciones alternativas a las químicas. Es así que ya se están utilizando en forma
comercial, máquinas eléctricas para eliminar la cubierta vegetal (Figura 2.6), de
las cuales ya existen varias experiencias en Europa y también en algunos países
de Norteamérica y Sudamérica. La máquina está constituida por un generador
eléctrico, el cual genera y transmite una corriente eléctrica a través de “peines” que
van haciendo contacto con la cubierta vegetal, generando una descarga eléctrica
que se transmite a través de toda la planta, provocando la destrucción interna de
sus células y la muerte de la planta en minutos.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 43


Figura 2.5. Realización de barbecho Figura 2.6. Máquina eléctrica para eliminación de
químico con herbicida sistémico, sector cubierta vegetal (XPower Zasso®) (Fuente: www.
de Ñirehuao zasso.com)

Al evitar la preparación de suelo, la cero labranza genera una serie de beneficios


económicos y ambientales tales como: a) previene la erosión del suelo, al no ser
necesario el uso de arados y rastras para la preparación del mismo; b) incrementa
la materia orgánica, la cual al descomponerse aumenta el nivel de nutrientes
y carbono del suelo; c) preserva y mejora la estructura del suelo, principalmente
sus propiedades físicas; d) mejora la infiltración de agua y la aireación del suelo; e)
aumenta la capacidad de retención de humedad del suelo, lo cual es importante en
períodos de escasez de lluvias; f) disminuye la aparición de malezas y g) es de menor
costo de establecimiento que los cultivos con labranza tradicional.

2.2.1 Etapas generales en la implementación de la Cero


Labranza

Selección del Sitio: La cero labranza es una práctica conservacionista de suelo


que requiere contar con algunas características mínimas del sitio donde se
implementará. Primero, tiene una dependencia en el uso de herbicidas, por lo que
el sitio o potrero donde se implementará debe permitir la entrada de tractor y
equipo pulverizador, además de la maquina sembradora de cero labranza. Por ello,
el terreno a intervenir y sembrar debe ser preferentemente plano o con pendiente
suave, estar libre de impedimentos físicos como árboles, arbustos, rocas y en
general residuos toscos sobre el suelo y ojalá sin microrelieve, para así asegurar un
adecuado funcionamiento de la máquina.

Evaluación del Sitio: Una vez seleccionado el sitio, se debe realizar un muestreo
de suelos, idealmente de acuerdo a las normativas e instrucciones SIRSD-S, para

44 BOLETÍN INIA N° 444


poder hacerle un análisis químico a este y determinar su nivel de fertilidad. Con esa
información se podrá hacer una determinación más exacta de las necesidades de
nutrientes (fertilizantes), para el nuevo cultivo que se establecerá.

Protección del sitio: Se debe excluir el sector a sembrar, a través del establecimiento
de un cierre perimetral. Este cierre podrá tener distintas características, dependiendo
de la disponibilidad de recursos del productor, el tipo de animales existentes en el
predio y el posterior uso que se le dará al sector a intervenir. Lo ideal es un cerco fijo,
con postes a 3 o 4 metros de distancia dependiendo de la topografía del terreno,
con unas seis hebras de alambre, entre liso y de púas.

Barbecho Químico: La superficie a intervenir debe ser quemada químicamente,


siendo lo más común el uso del Glifosato. Dependiendo de la cubierta a quemar,
el tipo de plantas y malezas presentes y la formulación del herbicida, las dosis a
usar pueden ir de 2 a 6 l/ha, aplicados con unos 200 l de agua (revisar en cada caso
las recomendaciones del fabricante). También es posible complementar el uso del
glifosato con algún herbicida de hoja ancha, para ampliar el espectro de control.

La aplicación del glifosato debe hacerse con fumigadora adosada al sistema


hidráulico del tractor, o puede ser una fumigadora de tiro o una cuatrimoto con
equipo fumigador (si la superficie a intervenir es pequeña), e incluso hoy día existe
la tecnología de pulverización con drones, ya disponible en la región de Aysén. Para
una mayor eficiencia del glifosato, se recomienda que esta labor se ejecute en
días que haya una temperatura ambiente mínimo sobre 10° C y activo crecimiento
vegetal, para asegurar una alta efectividad del producto sobre la cubierta vegetal
existente. Esta aplicación debería hacerse tres a cuatro semanas antes de la
siembra, para asegurar que la cubierta este completamente muerta y con avanzada
descomposición al momento de sembrar.

Siembra: Para realizar la siembra de cero labranza, se requiere contar con una
máquina especialmente diseñada para este tipo de siembra directa. En la región de
Aysén existen varios tipos, marcas y modelos, algunas con sistema de zapatas como
Connor Shea, Duncan y Aitchison (Figura 2.7), pero también las hay de discos como
Semeato (Figura 2.8), Sulky, Gaspardo y Kuhn, por mencionar las principales. Para el
caso especial de este programa se utilizó una máquina Semeato de discos, modelo
TDAX 2500, operada con un tractor de al menos 80 HP, para alcanzar un adecuado
funcionamiento.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 45


Antes de realizar la siembra, se debe calibrar la máquina para sembrar con la
cantidad de fertilizante y semilla que se requiere, lo cual va a depender de la
fertilidad del suelo y del tipo de especie y cultivar que se establecerá. Del mismo
modo, se debe verificar que todo el sistema de la sembradora esté funcionando
correctamente, que por todos los tubos de la máquina este cayendo el fertilizante
y las semillas y algo muy importante, que los discos de la máquina estén haciendo
correctamente los surcos y que la semilla este quedando a la profundidad deseada
(1 a 4 cm, dependiendo de la especie).

Figura 2.7. Forma de surcos generados por la Figura 2.8. Forma de surcos generados por la
máquina cero labranza de zapatas máquina cero labranza de discos

Para las siembras de cero labranza en las diferentes zonas agroclimáticas de Aysén,
se recomienda establecer no más allá de finales de octubre, para asegurar que se
haya alcanzado una adecuada temperatura de suelo y al mismo tiempo una humedad
óptima, que permita asegurar una rápida germinación y emergencia del cultivo. Sin
embargo, hoy día también se esta evaluando la siembra de otoño, especialmente
con especies de cereales de grano pequeño en la Zona Intermedia, lo que permitiría
ampliar las épocas de siembra. La Zona Húmeda por su condición de humedad y
temperatura permite un mayor rango de fechas de siembra.

2.2.2 Resultados con Cero Labranza

Manejo particular del ensayo

La práctica de cero labranza se estableció y evaluó en tres sectores de la región


de Aysén, siendo estos Cuesta Alvarado y Ñirehuao en la comuna de Coyhaique
y Mañihuales, en la comuna de Puerto Aysén. En los dos primeros sectores se
implementaron los ensayos en la primavera del 2018 y en Mañihuales la primavera

46 BOLETÍN INIA N° 444


del 2020. En cada sector se seleccionaron sitios representativos, con presencia de
praderas polifíticas naturalizadas o artificiales, usadas para pastoreo animal. En
cada sitio se evaluó el establecimiento de cultivos forrajeros anuales (brásicas,
cereales) y perennes (alfalfa y pradera mixta), a través de cero labranza, comparados
con labranza tradicional.

La cubierta vegetal pre-existente (pradera polifítica), fue eliminada por la aplicación


de un herbicida sistémico de acción total (Glifosato, Panzer®), suplementado
con la aplicación de un herbicida para control de malezas de hoja ancha (MCPA
dimetilamonio, MCPA 750 SL®). Las dosis utilizadas fueron de 3 l/ha y 1,2 l/ha,
respectivamente. La aplicación se realizó con cuatrimoto equipada con equipo
pulverizador (ver Figura 2.5). La aplicación se realizó al menos un mes antes del
establecimiento de los cultivos.

Para comparar el establecimiento de los cultivos forrajeros vía cero labranza vs


labranza convencional, se procedió a marcar los sitios a utilizar con ambos sistemas
de establecimiento y sólo los correspondientes a labranza convencional fueron
preparadas con dos pasadas de rotovator (Figura 2.9) y posterior pasada de rodillo,
previo a la siembra.

La siembra se realizó utilizando una sembradora de discos marca Semeato (TDAX


2500), usada para ambos sistemas de establecimiento (Figura 2.10). Se utilizó una
fertilización estándar para gramíneas, brásicas y pradera mixta (80-80-80-50 de
N-P2O5-K2O-S, respectivamente), reduciéndose a 30 N para el caso de la alfalfa,
manteniendo igual las dosis de los demás nutrientes. Las dosis de semilla usadas
fueron de 25 kg/ha en alfalfa, 1,5 a 2 kg/ha en básicas (rutabaga y nabo forrajero,
respectivamente), 30 kg/ha para pradera mixta (10 kg pasto ovillo, 10 kg de ballica
perenne, 6 kg de trébol rosado y 4 kg de trébol blanco por ha, respectivamente) y
150 kg/ha en cereales (avena y cebada). Las profundidades de siembra fueron de
acuerdo al tipo de forrajera, con 1 cm de profundidad para brásicas y alfalfa, 1,5 para
pradera mixta y 3 a 4 cm para cereales.

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Figura 2.9. Preparación de suelo vía Figura 2.10. Siembra sobre labranza
rotovator, para el caso de la labranza tradicional y cero labranza, con máquina
tradicional Semeato TDAX 2500

Resultados con labranza tradicional vs cero labranza

Este ensayo buscó comparar el establecimiento de cultivos forrajeros establecidos


con labranza tradicional (con preparación de suelo), versus el establecimiento a
través de cero labranza, lo cual fue realizado en tres zonas agroecológicas y sectores
específicos de la región de Aysén (Cuesta Alvarado-Zona Intermedia, Ñirehuao-Zona
de Estepa y Mañihuales-Zona Húmeda). A continuación se presentan los principales
resultados de los ensayos establecidos.

La primavera del 2018 se hizo un primer intento de siembra, pero por disponibilidad
de máquina esta se realizó a finales de noviembre (Cuesta Alvarado y Ñirehuao),
lo cual fue muy tarde y la emergencia fue muy baja. Se repitió el establecimiento
el 2019 (10 de noviembre en Cuesta Alvarado y 14 de noviembre en Ñirehuao),
resultando satisfactorio el establecimiento, realizándose evaluación de las forrajeras
las temporadas 2019/20 y 2020/21. En el sector de mañihuales se establecieron
las forrajeras el 30 de octubre de 2020, por lo que sólo tuvo una temporada de
evaluación.

Resultados con especies forrajeras perennes

En la figura 2.11 y 2.12 se presenta la producción total acumulada de dos temporadas


para alfalfa y pradera mixta, en Cuesta Alvarado y Ñirehuao, respectivamente,
donde se puede apreciar que con ambos sistemas la producción alcanzada es
relativamente similar. La alfalfa alcanzó una producción similar de 11,8 t MS/ha, al
ser establecida con cero labranza (CL) y labranza tradicional (LT). En tanto la pradera
mixta (Figura 2.11, 2.13 y 2.14), se ha comportado mejor productivamente cuando

48 BOLETÍN INIA N° 444


fue establecida a través de CL que al ser establecida con LT, ya que la producción
acumulada alcanzó las 15,4 y 13,0 t MS/ha, respectivamente. En ambos casos se
puede decir que las producciones son comparables, lo que permite asegurar que
la CL es un sistema conservacionista, que permite realizar establecimientos de
especies forrajeras perennes, sin afectar la producción futura de las especies y a un
costo de establecimiento considerablemente menor a la labranza tradicional.

Figura 2.11. Producción de biomasa con Figura 2.12. Producción de biomasa con alfalfa
alfalfa y pradera mixta establecida con y pradera mixta establecida con labranza
labranza tradicional versus cero labranza, tradicional versus cero labranza, Ñirehuao
Cuesta Alvarado

Figura 2.13. Pradera mixta establecida con cero labranza en Figura 2.14. Pradera
Cuesta Alvarado, en estado de emergencia mixta establecida con
cero labranza en Cuesta
Alvarado (Evaluación)

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El mismo ensayo se repitió en el sector de Ñirehuao (Zona de Estepa), donde se
pudo determinar que los dos sistemas evaluados también permitieron alcanzar
producciones totales de biomasa similares, para cada una de los forrajes evaluados.
La alfalfa produjo 12,6 y 11,4 t MS bajo el sistema de CL y LT, respectivamente,
siendo muy superior a las producciones alcanzadas por la pradera mixta. La pradera
mixta alcanzó rendimientos menores, con producciones de sólo 7,1 y 7,8 t MS/ha,
para el establecimiento vía CL y LT, respectivamente (Figura 2.12).

En la Zona de Estepa, aun cuando los dos sistemas de establecimiento permitieron


adecuadas poblaciones de plantas y buena cobertura de suelo, fue la alfalfa la que se
comportó mejor productivamente (Figura 2.15 y 2.16). Lo anterior se podría explicar
por el mayor grado de enraizamiento (profundidad) de la alfalfa, comparado con las
especies de la pradera mixta, lo que le permite captar agua a mayor profundidad
en el perfil del suelo y así aprovechar la escasa agua acumulada en el suelo, en una
zona agroecológica caracterizada por baja precipitación anual.

Figura 2.15. Alfalfa establecida Figura 2.16. Pradera mixta establecida bajo cero
bajo cero labranza en Ñirehuao labranza en Ñirehuao

Resultados con especies forrajeras anuales

En ambos sectores se evaluaron también especies forrajeras anuales (cereales


y brásicas forrajeras). En el sector de Cuesta Alvarado, la especie avena alcanzó
producciones de 9,7 y 10,3 t MS/ha, para el establecimiento a través de CL y LT,
respectivamente (Figura 2.17 y 2.19). En Ñirehuao la situación fue parecida en cuanto
a producción, ya que la avena produjo 10,7 y 9,3 t MS/ha, con CL y LT, respectivamente
(Figura 2.18 y 2.20). Es decir, en ambos sectores los rendimientos con los dos sistemas

50 BOLETÍN INIA N° 444


de establecimiento fueron relativamente parecidos, levemente superior para la
LT en Cuesta Alvarado y levemente superior para la CL en el sector de Ñirehuao.
Con ello se puede asegurar que la cero labranza es un sistema de establecimiento
conservacionistas, más sustentable y que permite alcanzar buenos establecimientos
de las diferentes especies forrajeras, a costos menores y protegiendo el recurso suelo.

Producción con forrajeras anuales establecidas con CL y LT, Producción con forrajeras anuales establecidas con CL y
sector Cuesta Alvarado LT, sector Ñirehuao

Figura 2.17. Producción forrajera con Figura 2.18. Producción forrajera con
especies anuales, bajo dos sistemas de especies anuales, bajo dos sistemas de
establecimiento, Cuesta Alvarado establecimiento, Ñirehuao

Otra especie anual que se evaluó fue el nabo forrajero, donde al ser evaluado en
Cuesta Alvarado se alcanzaron producciones de 10,2 y 9,9 t MS (hoja + raíz)/ha, para
CL y LT, respectivamente, cuando fue cosechado en el mes de marzo (Figura 2.17).
Sin embargo, cuando se dejaron las plantas por dos meses más en el potrero y se
cosecharon en mayo, las producciones alcanzaron los 12,8 y 9,5 t MS (hoja + raíz)/ha,
para la CL y LT, respectivamente. Es decir, en términos generales las producciones
fueron similares para la evaluación más temprana y aumento levemente en CL para
la cosecha más tardía, aunque este aumento pudo deberse a diferencias en la toma
de la muestra, más que al sistema de establecimiento usado en si.

Esta misma especie evaluada en Ñirehuao (Figura 2.18), alcanzó producciones de 8,6
y 7,8 t MS (hoja + raíz)/ha, para CL y LT, respectivamente, cuando fue evaluada en el
mes de marzo. Cuando se atrasó la evaluación hasta el mes de mayo, la producción
alcanzó 6,2 y 8,7 t MS (hoja + raíz)/ha, para la CL y LT, respectivamente. En este caso
el atraso en la evaluación mostro un aumento de la producción para la LT, lo que
también sería más atribuible a diferencias en el muestreo, que a las prácticas de
establecimiento evaluadas.

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Figura 2.19. Avena establecida bajo cero Figura 2.20. Avena establecida bajo cero
labranza en Cuesta Alvarado labranza en Ñirehuao

En el módulo de Mañihuales se establecieron los ensayos la temporada 2020/21


(Figura 2.21 y 2.22), por lo que sólo se tiene resultados de esa primera temporada. El
cereal usado fue triticale, el cual alcanzó una producción total de 10,9 y 12,0 t MS/
ha, para CL y LT, respectivamente, cuando fue evaluado el 15 de febrero (estado de
grano lechoso para ensilaje). Mientras que cuando se atrasó la evaluación y esta se
hizo unos 40 días después, con grano maduro, la producción total de la biomasa fue
de 14,7 y 18,0 t MS/ha, para CL y LT, respectivamente.

Figura 2.21. Producción de triticale con dos sistemas Figura 2.22. Triticale producido
de establecimiento, Mañihuales con cero labranza en Mañihuales

52 BOLETÍN INIA N° 444


En este módulo, ubicado en la zona agrecológica húmeda, fue el establecimiento
vía LT el que permitió alcanzar las mayores producciones con triticale, siendo
mayor en 1,1 y 3,3 t MS/ha, para la primera y segunda cosecha, respectivamente.
Esta diferencia podría deberse a que el sitio donde se estableció el ensayo estaba
originalmente infestado de lupino silvestre, el cual al ser eliminado con herbicida,
dejó una alta cantidad de desecho sobre el suelo (tallos). Posteriormente con la
labranza tradicional, se permitió generar una superficie (cama de siembra) más
pareja, facilitando el funcionamiento de la máquina. Mientras que en la CL, la
máquina debió sortear un mayor microrelieve del terreno, lo que pudo atentar con
una menor eficiencia de siembra, que finalmente se pudo expresar con una menor
población de plantas y producción de biomasa.

Sin perjuicio de lo anterior y analizando el objetivo de esta práctica y de los ensayos


establecidos, se puede señalar que la cero labranza es una práctica conservacionista,
que apunta a preservar de buena forma las condiciones físicas, químicas y biológicas
del suelo. Además, permite establecer cultivos forrajeros perennes y anuales, bajo
las diferentes condiciones edafoclimáticas de la región de Aysén y a costos de
establecimientos menores a los que se deben incurrir con la labranza tradicional.
Por lo tanto, es una alternativa técnica y económicamente viable, para ser adoptada
e implementada por los productores ganaderos de la región de Aysén.

2.3 Labranza vertical/escarificación de suelos


La labranza vertical corresponde al uso de implementos, como arado cincel o
arado subsolador escarificador, que generan un rompimiento o “laboreo” vertical
del perfil del suelo, sin generar inversión ni movimiento del mismo (Figura 2.23). Su
uso es recomendable en suelos que presentan capas compactas y/o impermeables,
producto del exceso de uso de la labranza convencional, exceso de pisoteo de
animales en épocas lluviosas o por el exceso de movimiento de maquinarias
pesadas sobre el suelo (Figura 2.24), que van compactándolo. Cabe señalar que
la compactación de suelo disminuye la infiltración del agua, por lo cual parte
importante de ella escurre sobre la superficie del terreno y con ello incrementa la
tasa de escurrimiento superficial y por ende de erosión. De esta forma, se reduce el
crecimiento de las plantas, por existir un menor volumen de suelo útil para explorar
por nutrientes y agua, afectando con ello el rendimiento final.

El uso de implementos de labranza vertical, como arado cincel o escarificador


subsolador producen, además de la preparación vertical, un resquebrajamiento

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o roturación del suelo en forma lateral, lo que mejora las propiedades físicas del
suelo, al disminuir la densidad aparente y aumentar la porosidad del mismo. Entre
los principales efectos benéficos están: a) reconstrucción de la estructura del
suelo; b) menores emisiones de CO2 a la atmósfera; c) menor uso de energía y d)
mejoramiento de la aireación y retención de humedad, lo que favorece una mayor
exploración de raíces y con ello una mayor producción de los cultivos.

Figura 2.23. Escarificado de suelo Figura 2.24. Transito de maquinaria pesada sobre la
con arado Earthquaker, Ñirehuao pradera, una de las causantes de compactación de suelo

2.3.1 Etapas en la implementación de la Labranza Vertical/


Escarificación de Suelos

Las etapas de selección del sitio, evaluación del sitio y protección del sitio son
muy similares a las señaladas para el caso de la cero labranza (ver punto 2.2.1).
La diferencia está en que esta práctica se trabajó sobre una pradera polifítica ya
establecida y no se realizó ni preparación de suelo, ni siembra de una pradera nueva.

2.3.2 Resultados con Labranza Vertical/Escarificación de


Suelos

Manejo particular del ensayo

En cada sector (Cuesta Alvarado y Ñirehuao), se seleccionaron sitios representativos,


con presencia de praderas polifíticas naturalizadas o artificiales, usadas
tradicionalmente para pastoreo animal. En ellas se evaluó el uso de un arado
escarificador de suelos marca Aitchison, modelo Earthquaker (Figura 2.23 y 2.25).

54 BOLETÍN INIA N° 444


Adicionalmente, se evaluó el efecto de la fertilización inorgánica en dichas praderas,
lo cual fue comparado con una pradera sin fertilización y sin escarificación.

Se utilizó una fertilización estándar para praderas polifíticas, basada en el uso de


80-80-80-50 kg/ha de N-P2O5-K2O-S, respectivamente, en forma de urea, super
fosfato triple, muriato de potasio y sulpomag. Para los sitios con escarificación se
utilizó este arado escarificador de dos puntas (100 cm de separación entre punta
y punta), efectuando cuatro líneas de escarificación en cada parcela (dos pasadas),
separadas 50 cm una de otra aproximadamente (Figura 2.26). La profundidad del
escarificado fue de aproximadamente 30 a 35 cm. La escarificación de la pradera se
realizó el 3 de enero del 2019 en Cuesta Alvarado y el 10 de enero en Ñirehuao, por
única vez, no repitiéndose la escarificación en los años siguientes.

Figura 2.25. Vista lateral de arado escarificador Aitchison, Figura 2.26. Líneas de
modelo Earthquaker, Ñirehuao escarificado con separación de
50 cm aprox., Cuesta Alvarado

Resultados con Labranza Vertical/Escarificación de Suelos

Esta práctica fue establecida en los sectores de Cuesta Alvarado (Zona Intermedia) y
Ñirehuao (Zona de Estepa), teniendo como objetivo evaluar el impacto de la labranza
vertical y/o escarificación de suelos, en la productividad de praderas polifíticas de
la región de Aysén.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 55


El día 10 de octubre de 2018 se realizó la selección del sitio, el estacado de las
parcelas y la fertilización de estas en el sector de Cuesta Alvarado, mientras que en
Ñirehuao se realizó lo misma actividad, pero el día 22 de octubre de 2018. En tanto
los días 3 y 10 de enero del 2019 se realizó recién la escarificación de suelo, en
Cuesta Alvarado y Ñirehuao, respectivamente.

A mediados de diciembre de 2018 se realizó una primera evaluación de producción a


las parcelas (Figura 2.31), donde se pudo observar un fuerte impacto de la fertilización
vs el no uso de fertilizantes. En las dos temporadas siguientes (2019/20 y 2020/21),
se observaron leves aumentos, pero consistentes, en cuanto a la producción de la
pradera con fertilización y arado, versus sólo arado, sólo fertilización o sin ningún
manejo.

En la figura 2.27 se presenta la producción de biomasa forrajera total producida


la temporada 2019/20, donde se puede apreciar que el control sin nada tiene una
producción muy baja, al igual que el sólo uso del arado escarificador, donde ambos
tratamientos a la pradera lograron acumular una producción cercaba a las 4 t MS/
ha. Sin embargo, los tratamientos de sólo fertilización y la de fertilización con arado
alcanzaron las mayores producciones con 9,0 y 8,8 t MS/ha, respectivamente, es decir,
se alcanzó una diferencia superior en 200 kg MS/ha al aplicar arado escarificador,
sobre una pradera fertilizada, versus no usar el arado.

Figura 2.27. Producción de pradera Figura 2.28. Producción de pradera


sometida a diferentes tratamientos con y sometida a diferentes tratamientos con y
sin escarificación, Cuesta Alvarado, primera sin escarificación, Cuesta Alvarado, segunda
temporada temporada

56 BOLETÍN INIA N° 444


En una segunda temporada la tendencia de la producción en los tratamientos
control y sólo uso de arado escarificador se mantienen relativamente iguales, con
una leve superioridad en producción del uso de arado, que alcanzó las 3,0 t MS/ha,
versus 2,4 t MS/ha en el control sin nada (Figura 2.28). Es decir, se logra apreciar
después de dos temporadas que el uso del arado escarificador tiene un efecto sobre
la producción de la pradera polifítica, a pesar de no usarse fertilización.

Por otro lado, el ensayo desarrollado en Ñirehuao presento tendencias generales


similares a lo observado en Cuesta Alvarado. Sin embargo, las producciones
observadas fueron inferiores, debido principalmente a la diferencia en la calidad
de las especies que componían la pradera, que era inferior en Ñirehuao (mayor
contenido de malezas), con una menor densidad de población y en una zona con
menor pluviometría.

En la figura 2.29 se puede apreciar que la primera temporada después de haber


escarificado el suelo, la producción del control y del tratamiento con sólo arado
son los que alcanzaron las menores producciones, con 483 y 665 kg MS/ha,
respectivamente. A pesar de la baja producción, igualmente se ve una superioridad
en la producción de biomasa cuando el suelo es escarificado, que cuando no lo es,
con una diferencia de 182 kg MS/ha. En tanto los tratamientos de fertilización más
arado escarificador y el tratamiento de sólo fertilización, alcanzaron las mayores
producciones con 3,1 y 2,7 t MS/ha, respectivamente, lo que dio una diferencia a
favor del tratamiento con arado más fertilización de 0,4 t MS/ha (13% de mayor
producción), con respecto al sólo uso de la fertilización.

Figura 2.29. Producción de pradera Figura 2.30. Producción de pradera


sometida a diferentes tratamientos con y sin sometida a diferentes tratamientos con y sin
escarificación, Ñirehuao, primera temporada escarificación, Ñirehuao, segunda temporada

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Durante la segunda temporada se observó una disminución importante en la
producción, lo que se debió fundamentalmente al déficit hídrico de la temporada
(Figura 2.30). Tanto fue así que sólo se realizó una evaluación en la temporada,
donde el control y el sólo uso de arado produjeron 278 y 364 kg MS/ha solamente,
mientras que los tratamientos más productivos igual vieron mermada su producción,
alcanzando sólo 1,2 y 1,0 t MS/ha, para el uso de arado más fertilización y la sola
fertilización, respectivamente.

Lo destacable en este ensayo, fue determinar que siempre se observó la misma


tendencia a producir algo más de biomasa al usar el arado escarificador, ya sea
con o sin fertilización de la pradera, por sobre el no usar este tipo de arado. En
este sentido se abren algunas nuevas interrogantes a estudiar, como la fecha más
adecuada de realizar el escarificado. En el caso de este ensayo, al realizarla en el
mes de enero, con un verano muy caluroso y con escaza pluviometría, se generó
un daño a la pradera en la línea del escarificado, dejando una franja cercana al
escarificado con menor producción o incluso muerta, lo que afectó directamente
la producción total de la pradera. Sumado a lo anterior, la calidad y tecnología del
arado escarificador (sward lifter o grassland subsoiler como se conoce también en
inglés) será relevante, para realizar un trabajo lo más limpio y menos destructor
de la pradera posible (Figura 2.32). Además, será importante seguir analizando la
profundidad de escarificado, la periodicidad del escarificado y la alternancia en las
profundidades, junto con analizar el impacto en las características del suelo, del
punto de vista físico y biológico, principalmente.

Figura 2.31. Evaluación de la pradera sometida Figura 2.32. Vista del trabajo
a tratamientos con y sin escarificación, Cuesta realizado por el escarificador, con
Alvarado evidente daño a la cubierta vegetal

58 BOLETÍN INIA N° 444


2.4 Uso de mejoradores de suelo
Los mejoradores de suelo son cualquier material químico, biológico o físico, como
fertilizantes elementales, compost estabilizado, estiércol, subproductos no fecales
de origen animal, musgos de turba, perlitas, desperdicios vegetales, bio-sólidos de
lodos residuales y otros, que son añadidos intencionalmente al suelo para mejorar
su condición química, física y/o biológica, que permitan contribuir adecuadamente
al crecimiento de las plantas y/o a mejorar la capacidad de retención de agua del
suelo (Universidad de Cornell, 2018). Por otra parte, los abonos orgánicos se generan
desde la descomposición biológica de la materia orgánica, que al ser incorporados
al suelo mejoran sus propiedades físicas, químicas y biológicas, lo cual se refleja en
un incremento de la capacidad productiva del suelo. Estos abonos orgánicos son el
resultado de la transformación biológica de los materiales orgánicos, a través de
un bioproceso denominado compostaje. Dentro de los abonos orgánicos los más
utilizados son: residuos de las cosechas, los estiércoles de los animales, el compost,
el lombricompost, los abonos verdes, los abonos líquidos y los biofertilizantes
(Blanco, J., 2006).

En la región de Aysén, desde hace unas cuatro décadas atrás, se comenzó a estudiar
y fomentar el uso de fertilizantes inorgánicos para la producción de cultivos y
praderas, por sobre el uso de enmiendas o abonos de tipo orgánico. Sin embargo, con
la tendencia mundial de producir en forma más sustentable, orgánica, agroecológica,
o bajo cualquier otra forma de producción más natural, la región de Aysén y parte
de sus productores han ido paulatinamente adoptando sistemas de producción más
naturales. Debido a esta demanda, se necesita generar información local acerca de
la respuesta productiva de diferentes mejoradores de suelo, para posteriormente
transferirla a los productores locales.

2.4.1 Etapas en la implementación de los Mejoradores de


Suelo

Las etapas de selección del sitio, evaluación del sitio, protección del sitio, barbecho
químico y siembra, son las mismas señaladas para el caso de la cero labranza (ver
punto 2.2.1). La diferencia es que para esta práctica se realizó una preparación
de suelo total y se establecieron cultivos perennes (pradera mixta y alfalfa), más
cultivos anuales que se rotaron año a año. Sobre estos cultivos se evaluaron distintos
tipos de mejoradores de suelo, cuyos resultados se detallarán a continuación.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 59


2.4.2 Resultados con los Mejoradores de Suelo

Manejo particular del ensayo

Se seleccionó un suelo representativo de la Zona Intermedia de Aysén (Sector de


El Richard, comuna de Coyhaique), con presencia de pradera polifítica naturalizada
y bajos niveles de fertilidad. En dicho suelo se evaluaron cuatro elementos
mejoradores de suelo (zeolita, roca fosfórica, guano rojo y abonos orgánicos) sobre
alfalfa, pradera mixta y especies anuales (cereales y brásicas forrajeras) (Cuadro
1), determinándose su efecto sobre la producción forrajera de cada especie. Estos
mejoradores de suelo fueron comparados con la fertilización inorgánica tradicional
y un control sin fertilizantes ni enmiendas.

Se debe aclarar que las dosis usadas para cada mejorador y para los fertilizantes
inorgánicos, que son diferentes unas de otras, fueron determinadas por el criterio
de costo/ha de cada tratamiento (costo de la dosis/ha). Es decir, al momento de
implementarse el ensayo (primavera del 2018), cada uno de estos mejoradores y
fertilización inorgánica, tenían un costo de aproximadamente $ 280.000 pesos/ha.

Cuadro 1: Mejoradores de suelo evaluados en pradera y cultivos forrajeros


Mejorador de Descripción Tratamientos
Suelo
Mineral no metálico de origen volcánico, que tiene a) 900 kg/ha (alta)
Zeolita como propiedades: a) Alta capacidad de absorción/ b) 450 kg/ha
adsorción, b) Alta capacidad de Intercambio (media) + 50% Fert.
catiónico y c) Alto poder de catálisis. Inorgánica
Abono natural de heces de aves marinas c) 600 kg/ha (alta)
Guano Rojo fosilizadas. Alto contenido de N, P, K y Ca y en d) 300 kg/ha
una cantidad balanceada. Mejora física de suelo, (media) + 50% Fert.
aumentando la aireación y retención de humedad. Inorgánica
Minerales ricos en fósforo usados para fabricar e) 600 kg/ha (alta)
Roca fertilizantes fosfatados. Entrega lenta del fosforo, f) 300 kg/ha
Fosfórica pero favorecida en suelo ácidos (pH<6) y bajo (media) + 50% Fert.
contenido de Ca y P en el suelo. Inorgánica
Abono orgánico peletizado 100% natural, hecho g) 250 kg/ha (alta)
Abono con estiércol de aves. Baja lixiviación de nutrientes. h) 125 kg/ha
Orgánico Mejorador de estructura de suelo y biológicamente (media) + 50% Fert.
activo. Inorgánica
Basada en fertilizantes comerciales como urea, i) Fert. Inorgánica
Fertilización superfosfato triple, muriato de potasio y azufre Completa
Inorgánica elemental, de acuerdo a los requerimientos de (80N-80P2O5-
cada cultivo. 80K2O-30S)

60 BOLETÍN INIA N° 444


La cubierta vegetal pre-existente fue eliminada con un herbicida sistémico de
acción total (Glifosato, Panzer®), más un herbicida para control de malezas de hoja
ancha (MCPA dimetilamonio, MCPA 750 SL®). Las dosis fueron de 3 l/ha y 1,2 l/ha,
respectivamente. La aplicación se realizó un mes antes del establecimiento de
los cultivos. Con la cubierta ya eliminada, se procedió a preparar el suelo con dos
pasadas de rotovator (Figura 2.33) y posterior pasada de rodillo.

Sobre el suelo preparado se midieron y dispusieron las parcelas donde se evaluarían


los diferentes tratamientos (mejoradores de suelo, fertilización inorgánica y control
absoluto). Estos fueron aplicados en cobertera (Figura 2.34), en las dosis señaladas
en el cuadro 1, e incorporados con rotovator + rodillo. Los nueve tratamientos con
los mejoradores de suelo y fertilización inorgánica fueron comparados con un
testigo absoluto sin fertilización ni mejoradores, bajo un diseño estadístico que se
detalla en la Figura 2.35.

Figura 2.33. Preparación de Figura 2.34. Medición y marcaje de parcelas para la


suelo con rotovator, sobre aplicación en cobertera de los mejoradores de suelo, El
barbecho químico, El Richard Richard

Una vez aplicado los diferentes tratamientos en cobertera, se realizó la siembra


(Sembradora Semeato TDAX 2500). Las dosis de semilla fueron de 25 kg/ha en
alfalfa, 30 kg/ha para pradera mixta (10 kg pasto ovillo, 10 kg de ballica perenne, 6
kg de trébol rosado y 4 kg de trébol blanco por ha, respectivamente), 1,5 kg/ha en
rutabaga y 150 kg/ha en cebada/triticale, respectivamente).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 61


Pradera Mixta Alfalfa Cereal 2.4 m

1 5 9 1 5 9 1 5 9 5m

2 4 5 2 4 5 2 4 5
3 8 10 3 8 10 3 8 10
4 2 8 4 2 8 4 2 8
5 7 1 5 7 1 5 7 1
6 1 4 6 1 4 6 1 4
7 10 2 7 10 2 7 10 2
8 6 7 8 6 7 8 6 7
9 3 3 9 3 3 9 3 3
10 9 6 10 9 6 10 9 6
1 Zeolita dosis alta 2 Zeolita dosis baja + fert. Inorg.
3 Guano rojo dosis alta 4 Guano rojo dosis baja + fert. Inorg.
5 Roca Fosf. Dosis alta 6 Roca Fosf. Dosis baja + fert. Inorg.
7 Sin fertilización 8 Fertilización Completa
9 Guano Orgánico dosis alta 10 Guano Orgán. dosis baja+fert. Inorg.
Figura 2.35. Esquema de distribución de tratamientos con mejoradores de suelo, fertilización
inorgánica y testigo absoluto, sector El Richard

Resultados con Mejoradores de Suelo

Esta práctica fue establecida en el sector de El Richard (Zona Intermedia), teniendo


como objetivo el evaluar el impacto de los mejoradores de suelo aplicados puros
o en mezcla, en la productividad de las diferentes especies forrajeras perennes y
anuales establecidas.

El día 28 de octubre de 2018 se realizó la aplicación en cobertera de todos los


tratamientos con mejoradores de suelo y el día 29 de noviembre se sembraron las
especies forrajeras. Debido a lo tardía de la siembra y baja emergencia de plantas,
se procedió a realizar una resiembra el día 10 de enero de 2019, donde para asegurar
la emergencia de las plantas, se realizaron tres riegos de 14 mm entre los meses de
enero y febrero.

Los días 12 y 13 de marzo se realizó la evaluación a la alfalfa y pradera mixta, más la


cebada establecida como cultivo anual. Posteriormente, a finales del mes de abril y

62 BOLETÍN INIA N° 444


gracias a las buenas condiciones climáticas y pluviométricas de marzo y abril, se logró
hacer una segunda evaluación, correspondiente al rebrote de la primera temporada.

Resultados con mejoradores de suelos en cultivos forrajeros perennes

En la figura 2.36 se observa un efecto positivo de los mejoradores (puros o en


mezcla), sobre la producción de pradera mixta, alcanzándose producciones mayores
al control absoluto sin fertilizantes, ni mejoradores. Lo segundo, en casi todos los
casos, el uso del mejorador en forma pura, alcanzó menores producciones que el uso
del mismo mejorador en dosis media y mezclado con fertilizante inorgánico (50%
de la fertilización inorgánica completa), a excepción del guano rojo, donde el uso en
forma pura fue levemente superior a su uso en mezcla. Como tercer punto relevante,
la fertilización inorgánica completa no fue la que permitió obtener las producciones
más altas, ya que fue superada por la roca fosfórica en mezcla y el abono orgánico
en mezcla.

Figura 2.36. Producción forrajera de pradera mixta con aplicación de diferentes mejoradores
de suelo, El Richard

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 63


La producción más alta fue obtenida con el uso de los abonos orgánicos, los cuales
correspondieron a una mezcla de cuatro abonos orgánicos comerciales (Italpollina,
Dix, Phenix y Guanito (Figura 2.37 A, B, C y D, respectivamente)). Estos fueron
aplicados a razón de 250 kg/ha cuando fueron usados en formulación pura (62,5
kg/ha de cada uno) o a razón de 31,3 kg/ha de cada uno + 50% de la fertilización
inorgánica completa (40N-40P2O5-40K2O-15S), cuando fueron aplicados en
mezcla. Fue justamente esta segunda formulación (abono orgánico en mezcla con
fertilizantes inorgánicos) la que permitió alcanzar los más altos rendimientos, con
13,2 t MS/ha, acumulado de tres temporadas agrícolas.

A B C D

Figura 2.37. Abonos orgánicos Italpollina (A), Dix (B), Phenix (C) y Guanito (D)

Los dos siguientes tratamientos en cuanto a producción fueron la roca fosfórica 300
kg/ha + 50% de la fertilización inorgánica completa, que permitió producir 11,5 t
MS/ha, mientras que la fertilización inorgánica completa alcanzó una producción
de 11,4 t MS/ha.

Los demás tratamientos en orden decreciente en cuanto a producción de biomasa


forrajera de pradera mixta, fueron zeolita + 50% de fertilización inorgánica (10,6 t
MS/ha), guano rojo puro (9,8 t MS/ha), guano rojo + 50% de fertilización inorgánica
(9,6 t MS/ha), roca fosfórica pura (8,9 t MS/ha), abono orgánico puro (7,8 t MS/ha),
zeolita pura (6,9 t MS/ha) y control absoluto sin fertilización, ni mejoradores, con
sólo 4,7 t MS/ha.

En la figura 2.38 se presentan los resultados de producción de biomasa forrajera


con alfalfa, donde también se puede apreciar algunas tendencias similares a las
observadas con pradera mixta (Figura 2.39 y 2.40). Nuevamente se determinó un
efecto positivo en la producción forrajera al usar cualquiera de los mejoradores
de suelo, ya sea en su aplicación en forma pura o en mezcla con fertilizantes
inorgánicos, lográndose en todos los casos producciones mayores al control
absoluto sin fertilizantes, salvo en el caso de la zeolita pura, que fue inferior al
control. Además, en todos los casos el uso del mejorador en forma pura, alcanzó
menores producciones que el uso del mismo mejorador en dosis media y mezclado

64 BOLETÍN INIA N° 444


con fertilizante inorgánico. Finalmente, la fertilización inorgánica completa fue
la que permitió obtener las producciones más altas, pero bastante similar a la
producción alcanzada por la roca fosfórica mezclada con fertilizantes inorgánicos.

Figura 2.38. Producción forrajera de alfalfa con aplicación de diferentes mejoradores de


suelo, El Richard

Como ya fuera señalado, la producción más alta fue obtenida con la fertilización
inorgánica completa (80N-80P2O5-80K2O-30S), la que permitió alcanzar los más
altos rendimientos, con 16,9 t MS/ha, acumulado de tres temporadas agrícolas.

Los demás tratamientos en orden decreciente en cuanto a producción de biomasa


forrajera de alfalfa fueron roca fosfórica + 50% de la fertilización inorgánica
completa (16,2 t MS/ha), zeolita + 50% de la fertilización inorgánica completa (14,9
t MS/ha), guano rojo + 50% de fertilización inorgánica (14,1 t MS/ha), abono orgánico
+ 50% de fertilización inorgánica (14,0 t MS/ha), guano rojo puro (11,2 t MS/ha),
abono orgánico puro (8,9 t MS/ha), roca fosfórica pura (8,5 t MS/ha), el tratamiento
control absoluto sin fertilización, ni mejoradores, con sólo 7,2 t MS/ha y finalmente
la zeolita pura, que sólo permitió alcanzar producciones de 3,9 t MS/ha.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 65


Figura 2.39. Evaluación de Figura 2.40. Evaluación Alfalfa y determinación de
alfalfa y medición de altura producción de biomasa en ensayo de mejoradores de
en ensayo de mejoradores de suelo, sector EL Richard
suelo, sector EL Richard

En términos generales, se puede destacar que los mejoradores de suelo utilizados


sí permiten aumentar la producción de cultivos forrajeros, cuando son usados
como compuesto puro, pero con impacto aún mayor cuando son usados en mezcla
con fertilizantes inorgánicos. Algunas de estas mezclas, inclusive, permiten
alcanzar producciones mayores a las alcanzadas con sólo fertilizantes inorgánicos.
Finalmente, señalar que dentro de las dos forrajeras evaluadas, la alfalfa fue la que
mostró las mayores producciones al compararla con la pradera mixta. Lo anterior
se podría explicar por el grado de enraizamiento mayor que tiene la alfalfa, que le
permite desarrollarse y crecer mejor bajo condiciones de déficit hídrico, situación
que ha estado predominando en las estaciones de primavera y verano en los
últimos años.

2.5 Efecto de las prácticas conservacionistas


sobre parámetros del suelo
Adicional a las evaluaciones de las prácticas y sus efectos sobre la producción
primaria de praderas y forrajeras, también se realizaron algunas evaluaciones del
efecto de cada práctica sobre parámetros de humedad de suelo y fertilidad de suelo.

66 BOLETÍN INIA N° 444


2.5.1 Efecto sobre el contenido de agua del suelo

En los ensayos de evaluación de la cero labranza versus la labranza tradicional, se


procedió a determinar los cambios volumétricos de agua en el perfil del suelo, a
los 12 cm de profundidad (Figura 2.45). En términos generales se puede señalar
que el contenido de agua es alto hacia finales de noviembre, siendo superior a
8% y 27% de contenido de agua volumétrica, para los suelos de Cuesta Alvarado
(Suelo andisol) y Ñirehuao (suelo molisol), respectivamente (Figuras 2.41 y 2.42).
La humedad posteriormente se hace mínima hacia el mes de diciembre, en ambos
suelos y posteriormente comienza levemente a recuperarse desde enero en
adelante, de existir también eventos de precipitación que permitan recuperar este
elemento en el suelo.

Evaluando que pasaba con el contenido de agua en el suelo que sostenía la producción
de la pradera mixta y alfalfa, establecidas bajo labranza tradicional y cero labranza,
se determinó que la labranza tradicional mantenía un menor volumen de agua en el
suelo, para todas las fechas evaluadas en el sector de Cuesta Alvarado (Figura 2.41),
mientras que en la cero labranza el contenido de agua en el suelo fue siempre algo
superior. El contenido inicial de agua en Cuesta Alvarado era de 13% para la alfalfa
en cero labranza y el menor era de 9% para la pradera mixta en labranza tradicional.
Se destaca que con alfalfa generalmente hay mayor contenido de agua que con
pradera mixta, lo que podría estar asociado con que la alfalfa ocupa agua desde
zonas más profundas del perfil, mientras que el grueso de raíces de la pradera mixta
capta agua en los primeros 10 a 15 cm de suelo, por lo que tienden a agotar más
este recurso a esa profundidad de suelo, que es donde mide el instrumento (TDR).

Figura 2.41. Contenido volumétrico de agua Figura 2.42. Contenido volumétrico de agua
bajo dos sistemas de establecimiento de bajo dos sistemas de establecimiento de
cultivos, Cuesta Alvarado cultivos, Ñirehuao

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 67


En tanto en el suelo de Ñirehuao, el contenido de agua es mayor hacia finales de
octubre, con contenidos volumétricos entre 27 y 32%, aproximadamente (Figura
2.42). Hacia finales de noviembre baja considerablemente, ubicándose entre 13 y
16% aproximadamente, para posteriormente comenzar a recuperarse hacia finales
de enero, si existen eventos de lluvia. En este ensayo se determinó, que al igual que
en Cuesta Alvarado, el contenido volumétrico de agua siempre fue más bajo en la
pradera mixta establecida vía labranza tradicional, mientras que el más alto fue en
alfalfa establecida con cero labranza, seguido muy de cerca por alfalfa establecida
con labranza tradicional, lo que reforzaría la idea que la profundidad a la que la
alfalfa y la pradera mixta absorben mayoritariamente el agua son distintas y eso
genera patrones de distribución de la humedad en los suelos también distintos.

También se evaluó la variación en el contenido de agua del suelo y su relación


con la escarificación o no escarificación de suelo (labranza vertical) (Figura 2.46).
Lo primero que se pudo determinar es que si hay un efecto de usar o no el arado
escarificador, sobre el contenido de agua que se mantiene en el perfil del suelo
(Figuras 2.43 y 2.44). Lo anterior se puede corroborar en ambos suelos (Andisol de
Cuesta Alvarado y Molisol de Ñirehuao), ya que siempre el perfil de suelo con mayor
contenido de humedad fue el control, que no fue intervenido con arado y tampoco
fue fertilizado, por lo que la extracción de agua por parte de la cubierta vegetal es
también menor.

Variación del contenido de humedad, con y sin escarificación Variación del contenido de humedad, con y sin escarificación
de suelo, sector Cuesta Alvarado de suelo, sector Ñirehuao

Figura 2.43. Contenido volumétrico de agua Figura 2.44. Contenido volumétrico de agua
con y sin escarificación de suelos, Cuesta con y sin escarificación de suelos, Ñirehuao
Alvarado

El segundo tratamiento que le sigue en cuanto a mayor contenido de humedad es el


de sólo fertilización, ya que en este caso el mayor consumo de agua está dado por
la absorción de las plantas de la cubierta vegetal y no por la intervención del suelo.
Como la pradera fertilizada es más productiva que el control, el consumo de agua

68 BOLETÍN INIA N° 444


es mayor. Finalmente, los dos tratamientos donde se usó escarificación de suelo,
fueron los que mantuvieron el menor contenido de humedad en el perfil, lo que se
debería principalmente a una mayor infiltración de agua de lluvia hacia zonas más
profundas del perfil, ya que el arado vertical realizó el trabajo entre 30 a 35 cm de
profundidad, aproximadamente.

Figura 2.45. Medición de humedad de suelo Figura 2.46. Medición de humedad de suelo
en ensayo de cero labranza, Cuesta Alvarado en ensayo de escarificación de suelo, Cuesta
Alvarado

En resumen, se puede señalar que el manejo del suelo en cuanto a movimiento,


intervención, preparación, etc., impacta negativamente sobre la retención de
humedad en el perfil del suelo. En este sentido, labores conservacionistas como
la cero labranza, que no generan movimiento de suelo, permiten mantener más
elevado el nivel volumétrico de agua en el suelo y con ello entregarle mejores
condiciones a los cultivos forrajeros para alcanzar producciones más elevadas.

2.5.2 Efecto sobre parámetros nutricionales del suelo

Otro aspecto muy relevante, dice relación con el impacto de las prácticas sobre la
fertilidad del suelo. Para ello se realizó un análisis preliminar a los suelos de cada
sitio (primavera 2018 y 2019), lo que se comparó con los resultados del análisis
final, realizado posterior a las tres temporadas de evaluaciones (mayo 2021).

En el cuadro 2 se presentan los resultados promedios, de los principales parámetros


de fertilidad de suelo, de cada uno de los sitios seleccionados para establecer
los ensayos presentados en este capítulo. En términos generales destacan los
adecuados niveles de pH, que fluctúan desde 6,2 en Ñirehuao a 6,7 en El Richard, lo
que asegura la baja incidencia de toxicidad por aluminio. También se destacan los
contenidos de materia orgánica, considerados medios a altos para la realidad de los

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 69


suelos de la región de Aysén, con valores de 7,7 en los suelos molisoles de Ñirehuao,
hasta 14,2 en los suelos andisoles de Cuesta Alvarado.

Cuadro 2. Nivel de fertilidad inicial de suelos de los sitios seleccionados para implementar
las prácticas conservacionistas
N inicial P inicial K inicial S inicial pH inicial M.O. inicial
Suelo Sector Ensayo
mg/kg %
Andisol Cuesta Alvarado CL vs LT 21 16 221 6,2 6,4 14,2
Andisol Cuesta Alvarado Escarificación 18 11 155 4,2 6,4 11,7
Molisol Ñirehuao CL vs LT 16 32 505 0,3 6,2 7,7
Molisol Ñirehuao Escarificación 11 27 452 0,3 6,2 7,9
Andisol El Richard Mejoradores Suelo s.i. 24 299 4,4 6,7 10,0

(*) Muestras tomadas de 0-20 cm de profundidad.

En cuanto al contenido de nutrientes, lo común son los bajos niveles de azufre,


principalmente en los molisoles de Ñirehuao y en menor medida en los andisoles
de El Richard y Cuesta Alvarado, con valores de 0,3; 4,4 y hasta 6,2, respectivamente.
Sin embargo, los suelos de Ñirehuao se caracterizan por altos niveles de fósforo, con
valores de 27 a 32 ppm, seguido por El Richard con 24 ppm y los más bajos niveles
en Cuesta Alvarado, con 11 a 16 ppm de fósforo. Del mismo modo destacan los altos
niveles de potasio en Ñirehuao, con valores por sobre los 450 ppm, mientras que los
más bajos se presentan en Cuesta Alvarado, con valores mínimos de 155 ppm.

Al comparar el impacto de estas tres prácticas, sobre los parámetros de fertilidad


de suelo, se pudo observar tendencias generales muy claras. La primera tendencia
importante es que para todos los ensayos realizados y prácticas evaluadas, los
niveles de azufre siempre se elevaron y en forma considerable, al comparar el
nivel inicial (primavera 2018) con el nivel final (mayo 2021). El otro parámetro que
disminuyó y consistentemente, fue el contenido de materia orgánica del suelo.
Lo que se esperaba, era que al menos prácticas conservacionistas como la cero
labranza, hubiesen al menos mantenido el contenido inicial de materia orgánica del
suelo, pero esto no ocurrió. Los demás parámetros presentaron tendencias menos
claras, aunque mayoritariamente el nivel de nitrógeno descendió, el de fósforo
aumentó, el de potasio principalmente disminuyó y el pH también disminuyó.

Mejoradores de suelo y el efecto sobre parámetros de fertilidad de suelo

En esta práctica, por el hecho de centrarse en la incorporación de fertilizantes


y/o enmiendas al suelo, obviamente generó cambios importantes en los niveles

70 BOLETÍN INIA N° 444


de parámetros de fertilidad. El nitrógeno disminuyó entre 0,17 ppm con el guano
rojo + 50% de fertilización inorgánica, hasta 9,25 ppm con el abono orgánico
puro. El fósforo principalmente se incrementó, aunque en el tratamiento de roca
fosfórica pura disminuyó en 2,2 ppm, aumentando hasta 11,1 con la zeolita + 50%
de fertilización inorgánica. El potasio principalmente disminuyó hasta 64 ppm en
el tratamiento de roca fosfórica pura, pero aumentó 43,4 ppm con la fertilización
inorgánica completa. El azufre fue el que más consistentemente presentó cambios
positivos, aumentando con todos los tratamientos entre 2,5 ppm con el guano rojo,
hasta 7,1 en el guano rojo + 50% de fertilización inorgánica (Figura 2.47).

Figura 2.47. Variación del nivel de azufre Figura 2.48. Variación del nivel de materia
del suelo sometido al uso de diferentes orgánica del suelo sometido al uso de
mejoradores, El Richard diferentes mejoradores, El Richard

El otro parámetro que se vio disminuido fue el pH del suelo, el cual decreció entre
0,05 y 0,22, con los tratamientos de zeolita + 50% de fertilización inorgánica y guano
rojo + 50% de fertilización inorgánica, respectivamente. Finalmente, la materia
orgánica fue el último parámetro evaluado que también sufrió una disminución
de su contenido en el suelo, salvo en el tratamiento de abono orgánico + 50% de
fertilización inorgánica, donde subió 0,13% (Figura 2.48). En todos los tratamientos
restantes la materia orgánica disminuyó entre 0,3% y 2,95%, con los tratamientos
de zeolita + 50% de fertilización inorgánica y roca fosfórica pura, respectivamente.
Esta disminución en el contenido de materia orgánica puede considerarse dentro
de lo esperable, ya que en esta práctica se realizó un barbecho químico y posterior
preparación de suelo en forma tradicional (rotovator), por lo que era esperable una
oxidación de parte de la materia orgánica que quedó expuesta a los microorganismos,
posterior a la labranza.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 71


Escarificación y el efecto sobre parámetros de fertilidad de suelo

La escarificación de suelos se realizó en dos sectores, con dos tipos de suelos distintos
en cuanto a origen y características físico-químicas. El ensayo de escarificación
realizado en Cuesta Alvarado produjo disminución en los contenidos de nitrógeno,
potasio, pH y materia orgánica, aumentando sólo el contenido de azufre, mientras
que los cambios en fósforo se mostraron un tanto erráticos.

El nitrógeno disminuyó en todos los tratamientos, con un valor mínimo de 3,1


ppm y máximo de 5,2 ppm, para los tratamientos de sólo fertilización y control
sin fertilización ni arado escarificador, respectivamente. El fósforo en algunos
tratamientos subió y en otros bajó, pero las variaciones fueron muy acotadas. En
los dos tratamientos con uso de arado, el fósforo disminuyo entre 0,7 y 0,9 ppm,
mientras que en los dos tratamientos sin uso de arado, el fósforo aumento entre
0,6 y 1,9 ppm, siendo el valor más alto el del control sin fertilización ni escarificado.
El potasio disminuyó en todos los tratamientos, con valores entre 8,1 y 44,7 ppm,
donde la mayor disminución se obtuvo en el tratamiento con fertilización y con
escarificado, mientras que el menor se obtuvo en el testigo absoluto sin fertilización
ni aradura. Finalmente, el azufre aumentó su concentración en el suelo con todos
los tratamientos, obteniéndose valores de 0,7 ppm hasta 28,7 ppm, para el control
absoluto y la fertilización sin escarificado, respectivamente. Sin embargo, el alto
aumento que se presentó en el tratamiento de sólo fertilización, pudo deberse
también a las diferencias que arroja el análisis de azufre que se practica en Chile,
que regularmente puede arrojar valores algo fuera de rango.

Para el caso de los parámetros de pH y materia orgánica, se determinó que en ambos


los tratamientos generaron descenso en los niveles. El pH disminuyó entre 0,14 y
0,23 puntos, para los tratamientos del control absoluto y el de sólo fertilización,
respectivamente. Para la materia orgánica igual se determinó una disminución,
con valores entre 0,1 y 2,9%, para los tratamientos con fertilización más arado
escarificador y sólo fertilización, respectivamente (Figura 2.49).

72 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 2.49. Variación del nivel de materia Figura 2.50. Variación del nivel de materia
orgánica del suelo con y sin escarificación, orgánica del suelo con y sin escarificación,
Cuesta Alvarado Ñirehuao

En el sector de Ñirehuao se observaron tendencias parecidas a las de Cuesta


Alvarado en la mayoría de los parámetros, salvo en lo sucedido con el potasio
que disminuyendo en Cuesta Alvarado, aumento significativamente en Ñirehuao.
El nitrógeno disminuyó para todos los tratamientos evaluados, con valores
que fluctuaron entre 1,4 y 5,0 ppm, para los tratamientos con fertilización más
escarificación y sólo fertilización, respectivamente. El contenido de fósforo en
general aumentó, salvo para el tratamiento de escarificado sin fertilización, donde
disminuyó en 2,5 ppm. Los mayores aumentos se observaron en el de fertilización
sin escarificado y con fertilización más escarificado, con valores de aumento de
13,8 y 21,6 ppm, respectivamente. El potasio también aumentó fuertemente, con
valores máximos para los tratamientos de fertilización más escarificado y control
absoluto, con aumentos de 160 y 184 ppm, respectivamente. Finalmente, el azufre
al igual que en Cuesta Alvarado, aumentó 1,7 ppm para los tratamientos de sólo
escarificado y 15,8 ppm, para el escarificado más fertilización.

Para el pH se observaron cambios algo erráticos, ya que, para los tratamientos


de sólo escarificación y control absoluto sin nada, el pH aumento en 0,12 y 0,19
puntos, respectivamente. En tanto con los tratamientos de sólo fertilización y
fertilización más escarificado, el pH disminuyó en 0,1 y 0,3, respectivamente. Para
el caso de la materia orgánica igual se observó una disminución de 1,7% para la
fertilización más escarificado y 2,2%, para el control absoluto sin fertilización ni
escarificado (Figura 2.50).

Para este ensayo se esperaban algunos cambios distintos, sobre todo en cuanto al
contenido de materia orgánica, la cual se esperaba que al menos se mantuviera en

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 73


sus niveles iniciales, lo que no ocurrió. Al parecer los suelos de Aysén, principalmente
los andisoles, están en un nivel muy alto en su capacidad de retener materia orgánica
y/o carbono. Por lo anterior, cualquier manejo que se le haga, como la remoción
de suelo con arado escarificador (sin inversión de suelo) o incluso sólo el hecho
de fertilizar, generaría una activación de los microorganismos del suelo, los que
finalmente generarán oxidación de la materia orgánica y pérdida de carbono.

Cero labranza y labranza tradicional y su efecto sobre parámetros de fertilidad


de suelo

El último ensayo con práctica conservacionista establecido en suelos arables fue


la evaluación de la cero labranza y su comparación con la labranza tradicional.
Estas prácticas, desde el punto de vista de la efectividad en el establecimiento de
especies forrajeras, son sistemas muy comparables (ver punto 2.2.2 de este capítulo)
y permiten adecuados niveles de establecimiento y producción de forrajeras.
Mientras que su impacto sobre las características físicas y químicas del suelo se
analizan a continuación.

En el ensayo realizado en Cuesta Alvarado, el nitrógeno disminuyó su contenido en


el perfil del suelo con la labranza tradicional, con un descenso de 2,1 ppm, mientras
que con cero labranza su contenido aumentó en 6,8 ppm (cuadro 3). Esto se podría
deber a la mayor acumulación de residuo que genera la cero labranza y por ende
mayor reciclaje de nutrientes. El fósforo se incrementó en ambos casos en 2,6 ppm
(CL y LT), mientras que el potasio disminuyo en ambos sistemas de establecimiento
38 y 99 ppm para la cero labranza y labranza tradicional, respectivamente. El azufre,
como en todas las demás prácticas evaluadas, aumentó en 10,8 ppm en la CL y 11,0
ppm en la LT.

Cuadro 3. Cambios en las concentraciones y valores de parámetros de fertilidad de suelo,


bajo dos sistemas de establecimiento, en sector de Cuesta Alvarado.
N P K S pH M.O.
mg/kg %
Inicial 23,0 16,9 239,8 4,9 6,4 15,7
Cero Labranza
Final 29,8 19,5 201,5 15,7 6,2 11,6
Inicial 25,0 16,1 230,3 4,8 6,3 15,5
Siembra tradicional
Final 22,9 18,7 131,0 15,8 6,1 12,6

74 BOLETÍN INIA N° 444


El pH, como también ocurrió en todas las demás prácticas evaluadas, disminuyó
con ambos sistemas de establecimiento, con valores de 0,2 puntos en ambos casos.
Finalmente, la materia orgánica también presentó un descenso en su concentración
en el perfil de suelo, para ambos tratamientos utilizados. En la labranza tradicional
descendió de 15,5 a 12,6%, es decir un 2,9%, mientras que en la cero labranza
descendió desde 15,7 a 11,6%, es decir un 4,1%.

En el mismo ensayo establecido en Ñirehuao, se pudieron observar tendencias


relativamente similares a las de Cuesta Alvarado (Cuadro 4). Para el caso del
nitrógeno se determinó una diminución de 1,1 ppm en la cero labranza, mientras que
en la labranza tradicional aumento 1,4 ppm. El fósforo aumento 2,0 ppm en la cero
labranza y 10,2 ppm en la labranza tradicional. Lo mismo ocurrió con el potasio que
aumento 32 y 134 ppm en la cero labranza y labranza tradicional, respectivamente.
El azufre fue el elemento que presentó los mayores cambios, ya que aumentó 10,1
ppm en la cero labranza y 10,0 ppm en labranza tradicional.

Cuadro 4. Cambios en las concentraciones y valores de parámetros de fertilidad de suelo,


bajo dos sistemas de establecimiento, en sector de Ñirehuao.
N P K S pH M.O.
mg/kg %
Inicial 19,0 36,9 556,5 0,3 6,2 9,3
Cero Labranza
Final 17,9 38,9 588,9 10,4 6,2 6,1
Inicial 17,0 28,5 443,0 0,3 6,1 7,6
Siembra tradicional
Final 18,4 38,7 577,0 10,3 6,3 6,8

El pH presentó cambios menores y algo erráticos, ya que en cero labranza no hubo


cambios, mientras que en labranza tradicional hubo un aumento de 0,17 puntos.
Finalmente, la materia orgánica disminuyó, al igual que en todos los ensayos y
prácticas evaluadas. Para el caso de labranza tradicional la disminución fue de 0,8%,
mientras que en cero labranza disminuyó 3,3%.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 75


2.6 Comentarios Finales
Uno de los objetivos primordiales del presente programa fue implementar y evaluar
prácticas conservacionistas, que permitan adaptar los sistemas silvoagropecuarios
al actual escenario de cambio climático. Del mismo modo, también fue importante
el identificar que prácticas permiten capturar carbono en suelo y/o en plantas
(herbaceas, arbustos y árboles), para contribuir a la mitigación del cambio climático,
a través de la captura de gases de efecto invernadero.

Del punto de vista de las prácticas conservacionistas de suelo presentadas en


el presente capítulo, se logró implementar, manejar y evaluar tres prácticas
como la cero labranza, escarificación de suelo y/o labranza vertical y uso de
mejoradores de suelo. En todos los casos estas prácticas permitieron asegurar un
adecuado establecimiento de especies forrajeras y praderas, de una manera más
conservacionistas y también permitieron elevar y mejorar la producción de biomasa
forrajera en forma más sustentable, que es una de las vías de producción que
deberán asumir los productores locales, para adaptar sus sistemas agropecuarios al
nuevo escenario, haciéndolos más sostenibles.

76 BOLETÍN INIA N° 444


Un punto que tomo una dimensión distinta a la que se pensaba debía ocurrir, tiene
relación con lo que sucede con el contenido de materia orgánica de los suelos y la
posibilidad que prácticas conservacionistas permitieran mantenerlos e idealmente
aumentarlo. Sin embargo, después de evaluar estas tres prácticas se pudo corroborar
que en todos los casos el contenido de materia orgánica y de carbono en el suelo
disminuyo. Lo anterior es muy relevante porque el secuestro de carbono, es decir
la incorporación de carbono a formas más estables en el suelo es una importante
estrategia para contrarrestar el incremento en las concentraciones de CO2 en la
atmosfera.

La permanencia del carbono dependerá en gran medida del balance entre los
aportes al suelo y las pérdidas por descomposición. Sin embargo, hay factores
que desempeñan un rol fundamental como, por ejemplo, la mineralogía del
suelo, los factores climáticos, la labranza, el cambio de uso del suelo y la tasa de
incorporación de materia orgánica. La capacidad y potencialidad de incrementar
o disminuir el carbono es afectada por los cambios en el uso y manejo del suelo,
por lo tanto, cualquier cambio puede alterar este balance, afectando la capacidad
de estabilización y por lo tanto de almacenamiento. Esto podría explicar en buena
medida las disminuciones de materia orgánica y carbono en el suelo, posterior al
manejo del suelo con las prácticas conservacionistas implementadas.

La capacidad de estabilización efectiva de la materia orgánica del suelo, se refiere a


la capacidad que posee un suelo bajo determinado manejo para acumular y mantener
un nivel máximo de materia orgánica. Esta capacidad puede ser considerada como el
umbral por el cual los suelos pueden actuar como reservorios o fuentes de carbono.
Cuando esta capacidad es alterada por un cambio en el manejo, se verá reflejada en
la perdida de carbono producto del aumento en la tasa de descomposición.

Los resultados de esta investigación muestran una disminución de los contenidos


de carbono (materia orgánica), producto del establecimiento de una pradera con
cero labranza o con labranza convencional, al igual que el intervenir con un arado
escarificador, lo que podría estar explicado por los siguientes factores. Los suelos
de textura gruesa, con buena aireación e infiltración (baja densidad aparente y alta
porosidad), poseen condiciones que facilitarían el movimiento y redistribución de
los productos derivados de la mineralización y humificación de la materia orgánica,
transportándolos desde la superficie a horizontes más profundos, a través de
eventos de alta precipitación. Además, estos suelos de baja densidad aparente y alta
porosidad inducirían a una alta actividad microbiana en profundidad y, por lo tanto,

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 77


a una descomposición de la materia orgánica producto del cambio en el manejo del
suelo. Se ha evidenciado una alta mineralización de materia orgánica en suelos con
pH moderadamente ácido y bajo un régimen de humedad xérico, mientras que, bajo
un régimen de humedad údico, con menor temperatura, se encontraron mayores
tasas de almacenamiento de materia orgánica, pH más bajos y mayor actividad de
materia orgánica estable en complejos órgano-minerales, que sería el caso de los
suelos estudiados con estas prácticas.

En este punto, se ha observado un transporte de minerales y complejos órgano-


minerales unidos a la materia orgánica hacia el subsuelo después de la conversión
de bosques a praderas o como consecuencia de la inversión del suelo. Es así,
como en regiones de alta precipitación, las pérdidas de carbono generalmente
suceden a través de transporte vertical, ya sea como carbono orgánico disuelto o
como complejos órgano-metálicos, los cuales son arrastrados por la solución del
suelo. Por otro lado, el cambio en el pH del suelo y en la química de la solución
producto de las prácticas agrícolas, puede conducir a la disociación de la materia
orgánica presente en los complejos con la consecuente pérdida de carbono por
mineralización. Este es el caso de los suelos estudiados, los cuales presentan
muchas de estas características y en los cuales se determinó una disminución del
contenido de carbono.

78 BOLETÍN INIA N° 444


80 BOLETÍN INIA N° 444
Capítulo 3

Prácticas conservacionistas de suelo y


agua en suelos de pendiente de Aysén
Osvaldo Teuber W.1, Carolina Solís O.2 y Andrés Naguil T.3

3.1 Introducción
La región de Aysén se encontraba cubierta por bosques nativos antes de su
colonización, a excepción de sectores de la zona oriental, donde predominaban
planicies cubiertas de coironales. En su proceso de colonización se eliminaron, a
través del fuego, cerca de 3 millones de hectáreas para habilitar tierras para la
ganadería. Esta remoción de masas boscosas ocurridas desde la colonización hasta
hoy, sumado a la pérdida constante de fertilidad de los suelos, algunas inadecuadas
prácticas de manejo silvoagropecuario, los procesos geológicos propios de los suelos
de Aysén y las condiciones climáticas adversas, se señalan como las principales
causas de la erosión y degradación de suelos en la región.

De acuerdo a estudios realizados por CIREN (2010), una fracción significativa de los
suelos de Aysén (más del 24%), se encuentran con diferentes grados de erosión, lo
que significa que hay más de 2,6 millones de hectáreas con erosión entre ligera a
muy severa, de las cuales sobre 580.000 ha se encuentran en estado de erosión muy
severa (Figura 3.1 A y B). Esto se debe a la interacción conjunta de la erodabilidad
y la erosividad, bajo los efectos de la componente hídrica en los suelos de Aysén.
Estas condiciones tienen toda lógica, ya que es común observar en Aysén suelos de
origen volcánico poco evolucionados y delgados, en pendientes superiores al 30%,
existentes sobre roca pulimentada por acción glacial, lo que aumenta su riesgo de
erosión. Sin embargo, además de los suelos en pendientes, también se encuentran
suelos con alto índice de fragilidad, particularmente en las áreas agrícolas, dentro
de la comuna de Coyhaique (CIREN, 2010).

1
Investigador Principal, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: oteuber@inia.cl
2
Asistente de investigación, Inst. de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: cg.solis.olave@gmail.com
3
Ejecutivo Integral Instituto de Desarrollo Agropecuario, Cochrane, Chile. E-mail: anaguil@indap.cl

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A B

Figura 3.1. Erosión de suelo en sectores de ladera abrupta (A) y en laderas de pendientes más
suaves (B), en la Zona Intermedia de la región de Aysén

Debido a la problemática planteada anteriormente, el implementar prácticas


conservacionistas y sustentables, que permitan evitar la erosión y degradación de
suelos y al mismo tiempo revertir y/o mitigar los daños ambientales ya existentes,
debería ser de las principales preocupaciones del mundo público y privado
nacional y regional. Es en este sentido que el programa “Innovación en Prácticas
Sustentables para la Adaptación al Cambio Climático”, financiado por GORE Aysén
y ejecutado por INIA Tamel Aike, ha puesto su principal foco en la implementación,
manejo y evaluación de prácticas conservacionistas de suelo y agua para la región
de Aysén. Dentro de estas prácticas están las relacionadas a suelos en sectores de
pendientes, donde se trabajó con microterrazas, zanjas de infiltración, control de
cárcavas, canales de desviación y también otras como la cosecha y almacenaje de
aguas lluvia y la exclusión de suelos frágiles.

3.2 Microterrazas
En la topografía montañosa y de laderas de la región de Aysén, existen muchos
sectores susceptibles de sufrir procesos erosivos. Una de las formas de evitarlos, es
con la implementación de estructuras conservacionistas, como las microterrazas.
Las terrazas y microterrazas corresponden al mismo tipo de prácticas y estructuras,
que sólo se diferencian por la magnitud de estas (las microterrazas son mucho más
pequeñas que las terrazas). Corresponden a técnicas estructurales ancestrales,
ampliamente utilizadas en culturas que habitan y desarrollan sus sistemas
productivos en zonas montañosas o de pendientes abruptas.

82 BOLETÍN INIA N° 444


Las microterrazas son prácticas de conservación de suelos, dispuesta en forma
perpendicular a la pendiente del terreno y construidas en curvas de nivel (Figura 3.2),
que permiten cortar la pendiente del terreno formando un terraplén. Estas tendrán
la capacidad de interceptar las aguas de escorrentía superficial que se mueven
pendiente abajo, durante eventos climáticos de alta precipitación y saturación del
suelo con agua. Una vez interceptada el agua de escorrentía y con la ayuda de una
pendiente negativa hacia el fondo o talud de la microterraza, el agua se apozará sobre
la superficie de esta estructura. Este apozamiento le dará tiempo para que el agua
infiltre en el perfil del suelo, para posteriormente moverse en forma sub-superficial,
evitando el acarreo de sedimentos y erosión por el escurrimiento superficial (Murillo
M., 2010). Este sector de la microterraza, nivelado y con mayor humedad en el suelo,
puede ser utilizado para el desarrollo sustentable y conservacionista de cultivos
agrícolas, plantaciones forestales y/o de frutales (Pizarro et al., 2003).

Por el pequeño tamaño que representa una microterraza, puede ser construida de
forma manual, donde las dimensiones de la base pueden ser de 0,5 a 1 metro de
ancho, con una pendiente levemente inclinada hacia el borde interno (pendiente
negativa de 1%) y con un talud en la zona de corte de entre 0,2 y 0,3 metros de
altura (Figura 3.3).

Figura 3.2. Microterraza formando un Figura 3.3. Microterrazas de 0.5 m de ancho


terraplén, sector Cuesta Alvarado y 0.2 m de pared vertical, sector Cuesta
Alvarado

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3.2.1 Etapas básicas para la implementación de las
Microterrazas

Selección del Sitio: Las microterrazas son una práctica de conservación de


suelos que busca detener el flujo o escurrimiento superficial del agua, en un suelo
saturado producto de un evento de lluvia excesiva. Este escurrimiento superficial
en su movimiento pendiente abajo es obligado a detenerse, a acumularse sobre
la superficie plana y de pendiente negativa (hacia el interior o talud), obligándola
a penetrar en el perfil del suelo, para posteriormente moverse en forma sub-
superficial. Por ende, para seleccionar un sitio donde establecer esta práctica, se
debe seleccionar un terreno que tenga pendiente y en el cual se haya observado
que el agua escurre en tiempos de abundancia de precipitaciones. Particularmente
importante es en la época de invierno, en donde producto del congelamiento del
suelo, el agua no penetra y puede fluir superficialmente, generando erosión.

Protección del sitio: Una de las primeras acciones a realizar, para proteger las
estructuras, así como las especies herbáceas, arbustivas y/o arbóreas que se
plantarán asociadas a las microterrazas, será el excluir el sector a través del
levantamiento de un cierre perimetral, para así eliminar todas las posibles causas
de daño que puedan afectar a estas plantas en el futuro (animales domésticos o
silvestres). Este cierre podrá tener distintas características, dependiendo de la
disponibilidad de recursos del productor y el tipo de animales existentes en el
predio y sectores aledaños. Lo ideal es un cerco fijo, con postes a 3 o 4 metros de
distancia dependiendo de la topografía del terreno, con unas seis hebras de alambre,
entre liso y de púas e idealmente provisto de malla hexagonal (gallinero), para evitar
el ingreso de lagomorfos que puedan dañar las plantas. De agregarse malla a este
cierre, esta debe ir enterrada al menos unos 20 cm, para evitar el ingreso de liebres
y conejos por debajo de la malla (Figura 3.4).

Preparación del Sitio: Para el establecimiento de las microterrazas, se deberá limpiar


primeramente la superficie del terreno, sacando restos de madera muerta, piedras,
arbustos, etc., que impidan el normal establecimiento de estas estructuras y de las
especies vegetales, arbustivas y/o arbóreas que se establecerán posteriormente.
Después se deben definir los lugares en donde se construirán las microterrazas,
para lo cual se deberán trazar las curvas de nivel. Las microterrazas deben quedar
con pendiente cero y construirlas perpendicular a la pendiente del terreno. La
determinación de las curvas de nivel se puede hacer de varias formas, a través de
sofisticados instrumentos topográficos (niveles, estaciones totales u otros), o a

84 BOLETÍN INIA N° 444


través de instrumentos caseros como el nivel tipo “A” o el nivel de albañilería. Para
el caso particular de la presente práctica se utilizó el nivel de albañilería, por su bajo
costo y por lo práctico y fácil de su utilización en terreno (Figura 3.5).

Figura 3.4. Cierre perimetral típico, con Figura 3.5. Determinación de curvas de nivel en
postes, alambres y malla hexagonal terreno de pendiente, usando nivel de albañil

Establecimiento de la Práctica: Una vez trazadas las curvas de nivel y ya definidos


los sectores donde se construirán las microterrazas, se procede a la construcción de
las mismas. Las microterrazas construidas en el presente programa fueron diseñadas
con dimensiones más pequeñas que las que normalmente se utilizan en suelos con
problemas de infiltración. Lo anterior se debe a que los suelos de la región son, en
general, muy livianos, orgánicos y poco estructurados, lo que podría exponerlos a
erosión eólica e hídrica, si se dimensionaban muy grandes. Por ello las dimensiones
de las microterrazas fueron quedando a anchos variables, de entre 50 a 100 cm y
con taludes traseros de 20 a 30 cm.

Para su construcción se procedió a trazar una lienza, donde se realizaría el corte y


se formaría el terraplén. Con una pala plana se procedió a confeccionar el terraplén,
perpendicular a la pendiente del terreno y procurando siempre mantener la curva
de nivel. Posteriormente se nivelaba el terreno, a través de la formación de la
microterraza (terreno plano), el cual era provisto de un nivel levemente negativo
hacia el interior o talud de la microterraza, para facilitar el aposamiento del agua y
posterior infiltración de esta en el perfil del suelo. Todos estos niveles se verificaban
permanentemente con el nivel de albañilería o nivel de construcción. Con las
microterrazas ya listas, se procedió a continuar con el establecimiento de especies
arbóreas y arbustivas asociadas a esta estructura de conservación.

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Plantación: La función de la microterraza es retener el agua que escurre
superficialmente e infiltrarla en el perfil del suelo, para permitir una mayor humedad
de suelo al interior de esta estructura. Por lo anterior, se procedió a confeccionar los
hoyos de plantación al interior de la misma microterraza, para allí establecer árboles
y arbustos. Los hoyos de plantación se hicieron en el centro de la microterraza,
desde el borde al terraplén (Figura 3.6), utilizando un barreno ahoyador con motor,
marca Eisen®, con broca metálica de 20 cm de diámetro, haciendo un hoyo de
aproximadamente 20 a 30 cm de profundidad (casilla de plantación).

En la casilla de plantación se disponía la planta (árbol o arbusto) de la especie


seleccionada, que en el caso de esta práctica fueron ñires, ciruelillos y calafates, con
cinco plantas por cada microterraza. Para la plantación cada planta era retirada de
su bolsa plástica o contenedor y posteriormente se disponía al interior de la casilla,
procurando siempre dejarla con el cuello a nivel del suelo. Finalmente se rellenaba
el resto del hoyo con suelo suelto y se procedía a compactar levemente el suelo del
sector de plantación, dejando la planta firme y con una taza que permitiera captar
más humedad (Figura 3.7). Una vez finalizada la plantación, se procedía a agregar un
litro de agua/planta, para asegurar un nivel de humedad adecuado, que permitiera el
rápido prendimiento y arraigamiento de la planta. Todas las plantas de las especies
utilizadas en esta práctica, fueron adquiridas en el vivero de CONAF-Aysén.

Figura 3.6. Confección de casilla de Figura 3.7. Plantación de árboles y arbustos


plantación en las microterrazas, sector en las microterrazas, sector Cuesta Alvarado
Cuesta Alvarado

86 BOLETÍN INIA N° 444


3.2.2 Resultados con las microterrazas

Las microterrazas fueron evaluadas en un mismo ensayo con las zanjas de infiltración
y ambas fueron comparadas con un testigo absoluto que fue el establecimiento
de los árboles y arbustos (ciruelillos, ñires y calafates), establecidos sin ninguna
práctica conservacionista.

Las evaluaciones de estas dos prácticas conservacionistas se realizaron en las


cuatro provincias de la región de Aysén (Cuadro 1). En todos los ensayos realizados
se compararon las microterrazas, con las zanjas de infiltración y el control sin
prácticas, bajo un diseño de bloques completos al azar, con tres repeticiones, para
cada una de las especies arbóreas y arbustivas señaladas. Las especies arbóreas y
arbustivas establecidas fueron plantadas a razón de 5 plantas por cada tratamiento,
separadas a un metro distancia sobre la línea de plantación.

Cuadro 1. Distribución de los ensayos con microterrazas y zanjas de infiltración en las cuatro
provincias de la región de Aysén
Provincia Productor Sector Año
Coyhaique Alejandro Ossa Cuesta Alvarado 2018
Aysén Enrique Alliende Mañihuales 2020
Gral. Carrera Ernesto Sandoval Bajado Ibáñez 2020
Capitán Prat Cesar Reyes El Maitén 2019

El efecto de cada uno de los tratamientos evaluados (microterrazas, zanjas de


infiltración o testigo sin práctica de conservación), fue determinado por los cambios
en los parámetros de crecimiento de los árboles y/o arbustos establecidos. Los
parámetros evaluados fueron sobrevivencia, altura de plantas y diámetro a la altura
del cuello (DAC), los cuales se midieron al momento de plantación y posteriormente
al final de cada una de las temporadas de crecimiento. Para efectos del presente
capítulo se presentarán los resultados sólo de la provincia de Coyhaique (ensayo
de Cuesta Alvarado) y Capitán Prat (ensayo de El Maitén), ya que estas llevan más
temporadas de evaluación, comparado con el ensayo de la provincia de Aysén y de
la del General Carrera.

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Resultados con microterrazas en provincia de Coyhaique

El ensayo de microterrazas de la provincia de Coyhaique, fue establecido en el sector


de Cuesta Alvarado los días 7 y 8 de noviembre del 2018 y la evaluación inicial o de
línea base se realizó entre el 20 y 23 del mismo mes y año.

En las figuras 3.8 y 3.9 se presenta la altura de plantas y el diámetro a la altura del
cuello de las plantas (DAC), medidas en tres temporadas agrícolas. En cuanto a la
altura se puede observar que las plantas de ñires eran las de mayor desarrollo al
momento de ser plantadas (103,8 y 102,9 cm para las establecidas en microterrazas
y el control, respectivamente). Las plantas que se establecieron en microterrazas
lograron un aumento de altura de 1,3 cm en dos temporadas de crecimiento, versus
0 cm en las establecidas sin ningún tipo de práctica de conservación (Figura 3.8).

Por su parte el ciruelillo y calafate fueron establecidos con plantas de menor altura
si se compara con las plantas de ñire, con alturas de plantas entre los 21 a 23,8 cm.
Para el caso del ciruelillo, en los dos sistemas, se pudo observar un incremento en
altura pasando de 23,8 a 46,7 cm en las microterrazas y de 21,8 a 45,6 cm en el
control, después de dos temporadas de crecimiento. Es decir, en ambos sistemas
lograron duplicar su altura después de dos años. Mientras el calafate las alturas
pasaron de 22,9 a 27,4 cm para las plantadas en microterrazas, mientras que
las establecidas como control pasaron de 21 a 22,7 cm. Es decir 4,5 y 1,7 cm de
incremento para las establecidas en microterrazas versus las establecidas sin
práctica conservacionistas, respectivamente (Figuras 3.12 A y B).

Figura 3.8. Evolución de la altura de Figura 3.9. Evolución del DAC de ñire, ciruelillo
ñire, ciruelillo y calafate plantados en y calafate plantados en microterrazas
microterrazas y comparadas con un control y comparadas con un control en Cuesta
en Cuesta Alvarado Alvarado

88 BOLETÍN INIA N° 444


En la figura 3.9 se presenta el incremento en el DAC, donde se puede apreciar que el
ñire se vio favorecido en su incremento de este parámetro cuando fue establecido
en microterrazas, ya que pasó de 9,6 a 11,3 cm, después de dos temporadas. Los ñires
establecidos en el control pasaron de 10 a 10,1 cm. Es decir, los ñires en microterrazas
versus el control incrementaron su DAC en 1,7 y 0,1 cm, respectivamente.

El ciruelillo, al igual que lo sucedido con el incremento en altura, fue la especie que
más aumentó su DAC. Esta especie pasó de 5,1 cm a 9,2 cm cuando fue establecido
en las microterrazas, mientras que el incremento fue desde los 5,0 cm a los 9,7 cm
en el control. En tanto el calafate aumento su DAC desde 5,3 a 6,9 cm cuando fue
establecido en la microterrazas y de 5,0 a 6,0 cm cuando fue establecido como
control, después de dos temporadas de evaluación. Es decir, los incrementos en
DAC fueron de 1,7; 4,1 y 1,6 cm para los ñires, ciruelillos y calafates establecidos
en microterrazas, respectivamente, versus 0; 4,7 y 1,0 cm para estas mismas tres
especies, establecidas como control, respectivamente.

Resultados con microterrazas en provincia del Capitán Prat

El ensayo de microterrazas de la provincia del Capitán Prat, fue establecido en el


sector de El Maitén el día 6 de noviembre del 2019 y la evaluación inicial o de línea
base se realizó el 22 de abril del 2020.

En las figuras 3.10 y 3.11 se presenta la altura de plantas y el diámetro a la altura


del cuello de las plantas (DAC), medidas en dos temporadas agrícolas. En cuanto a
la altura se puede observar que las plantas de ñires eran las de mayor desarrollo al
momento de ser plantadas (76,5 y 78,1 cm para las establecidas en microterrazas y
el control, respectivamente), aunque con menores alturas de las establecidas en la
provincia de Coyahique. Las plantas que se establecieron en microterrazas lograron
un aumento de altura de 11,1 cm en dos temporadas de crecimiento, versus 6,3 cm
en las establecidas sin ningún tipo de práctica de conservación (Figura 3.12 C).

El maitén mostró la misma tendencia que los ñires, en cuanto a que aumentó
más su altura al ser establecidos en microterrazas, versus el control. Esta especie
pasó de 41,1 a 46,7 cm cuando fue establecido en microterrazas, mientras que las
establecidas en el control pasaron de 48,7 a 52,7 cm. Es decir, la altura aumento
5,5 cm y 4,0 cm para las plantas de maitén establecidas en microterras y control,
respectivamente.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 89


En el calafate las alturas pasaron de 34,5 a 35,6 cm para las plantadas en
microterrazas, mientras que las establecidas como control pasaron de 33,1 a 38,4
cm. Es decir 1,1 y 5,3 cm de incremento para las establecidas en microterrazas
versus las establecidas sin práctica conservacionistas, respectivamente, siendo la
única especie que presento mejores incrementos de altura al ser establecida sin
práctica conservacionista (Figura 3.10).

Figura 3.10. Evolución de la altura de Figura 3.11. Evolución del DAC de ñire, maitén
ñire, maitén y calafate plantados en y calafate plantados en microterrazas y
microterrazas y comparadas con un control comparadas con un control en El Maitén
en El Maitén

En la figura 3.11 se presenta el incremento en el DAC, donde se puede apreciar que


las tres especies se vieron favorecidas en su incremento de este parámetro cuando
fueron establecidas en microterrazas. El ñire pasó de 8,7 a 11,4 cm, después de dos
temporadas. Los ñires establecidos en el control pasaron de 8,7 a 10,4 cm. Es decir,
los ñires en microterrazas versus el control incrementaron su DAC en 2,7 y 1,8 cm,
respectivamente.

El maitén presentó incrementos inferiores al ñire, en cuanto al aumentó de su DAC.


Esta especie pasó de 5,8 cm a 6,7 cm cuando fue establecido en las microterrazas,
mientras que el incremento fue desde los 6,8 cm a los 7,4 cm en el control. En
tanto el calafate aumento su DAC desde 4,5 a 4,8 cm cuando fue establecido en la
microterrazas y de 5,0 a 5,01 cm cuando fue establecido como control, después de
dos temporadas de evaluación. Es decir, los incrementos en DAC fueron de 1,0 y 0,6
cm para los maitenes y calafates establecidos en microterrazas, respectivamente,
versus 0,3 y 0,01 cm para estas mismas tres especies, establecidas como control,
respectivamente (Figura 3.11).

90 BOLETÍN INIA N° 444


A B C

Figura 3.12. Plantas de distintas especies en microterrazas, en distintas épocas y sectores.


Ciruelillo Cuesta Alvarado (A), calafate Cuesta Alvarado (B) y ñire en El Maitén (C).

3.3 Zanjas de infiltración


Del mismo modo que se puede proteger el suelo en zonas de laderas, pendientes o
topografía montañosa con prácticas conservacionistas como microterrazas, también
pueden ser utilizadas las zanjas de infiltración. Estas estructuras corresponden
a surcos excavados en el terreno, siguiendo las curvas de nivel, que tiene como
objetivo interceptar las aguas de escorrentía superficial o cosechar las aguas lluvia
(Figura 3.13). El agua interceptada es retenida en la zanja, dándole tiempo para
infiltrarse en el perfil del suelo, para que después se mueva en forma horizontal
y sub-superficial dentro de este. Por lo tanto, junto con evitar la erosión de suelo,
aumenta la disponibilidad hídrica para las especies herbáceas, arbustivas o arbóreas
que se establezcan aledañas a estas.

Las zanjas se deben trazar perpendicular a la pendiente del terreno, siguiendo dos
objetivos: a) conducir el exceso de agua interceptada hacia otros sectores, para lo
cual se le debe dar una pendiente de 3/1000 (Carrasco et al., 2012) o b) construirlas
con pendiente cero, para obligar al agua a permanecer en la zanja y que infiltre sub-
superficialmente.

Con esta práctica se obtienen algunos beneficios ambientales y económicos: a)


reducen la erosión y el transporte de sedimento a los cuerpos de agua; b) conducen

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 91


el agua de forma controlada hacia un desagüe protegido; c) reducen la escorrentía
y aumentan la infiltración de agua; d) facilitan la aplicación de fertilizantes y
plaguicidas, el recogido de la cosecha y el establecimiento de otras prácticas
agrícolas (USDA –NRCS, 2000).

Las zanjas implementadas en este programa son de dimensiones pequeñas, debido


a la fragilidad y erodabilidad de los suelos andisoles de Aysén. Por este motivo estas
estructuras alcanzaron las medidas de 30 cm el fondo o base, 30 cm de alto y 40
cm de abertura en la parte superior, dejando el talud de 70 a 80°, para evitar su
desmoronamiento (Figura 3.14).

Figura 3.13. Zanjas de infiltración Figura 3.14. Diseño y dimensión de las zanjas de
construidas perpendicular a la infiltración establecidas en el presente programa, sector
pendiente y en curvas de nivel, Cuesta Alvarado
Cuesta Alvarado

3.3.1 Etapas básicas para la implementación de las Zanjas de


Infiltración

Selección del Sitio: Los criterios para seleccionar el sitio donde establecer las
zanjas de infiltración, son similares a los ya señalados para las microterrazas. Las
zanjas son una práctica de conservación de suelos que busca detener el flujo o
escurrimiento superficial del agua, en un suelo saturado producto de un evento de
lluvia excesiva. Este escurrimiento superficial en su movimiento pendiente abajo
es obligado a detenerse, a acumularse dentro de la zanja, obligándola a penetrar

92 BOLETÍN INIA N° 444


en el perfil del suelo, para posteriormente moverse en forma sub-superficial. Por
ende, para seleccionar un sitio donde establecer esta práctica, se debe seleccionar
un terreno que tenga pendiente y en el cual se haya observado que el agua escurre
en tiempos de abundancia de precipitaciones. Particularmente importante es en
la época de invierno, en donde producto del congelamiento del suelo, el agua no
penetra y puede fluir superficialmente, generando erosión.

Protección del sitio: Es similar a lo planteado en las microterrazas, ver punto 3.2.1
y Figura 3.4.

Preparación del Sitio: Es similar a lo planteado en las microterrazas, ver punto 3.2.1
y Figura 3.5.

Establecimiento de la Práctica: Una vez trazadas las curvas de nivel y ya definidos los
sectores donde se construirán las zanjas de infiltración, se procede a la construcción
de las mismas. Las zanjas de infiltración construidas en el presente programa fueron
diseñadas con dimensiones más pequeñas que las que normalmente se utilizan
en suelos con problemas de infiltración. Lo anterior se debe a que los suelos de la
región son, en general, muy livianos, orgánicos y poco estructurados, lo que podría
exponerlos a erosión eólica e hídrica, si se dimensionaban muy grandes. Por ello las
dimensiones de las zanjas de infiltración fueron de 30 cm el fondo o base, 30 cm
de alto y 40 cm de abertura en la parte superior, dejando el talud de 70 a 80°, para
evitar su desmoronamiento (Figura 3.14).

Para su construcción se procedió a trazar una lienza (Figura 3.15), donde se realizaría
el corte de la pradera y se formaría la zanja. Con una pala plana se procedió a
confeccionar la zanja (Figura 3.16), perpendicular a la pendiente del terreno y
procurando siempre mantener la curva de nivel. Posteriormente se nivelaba el
terreno, a través de la formación de la zanja (terreno plano), en nivel cero, para
facilitar el aposamiento del agua y posterior infiltración de esta en el perfil del suelo.
Todos estos niveles se verificaban permanentemente con el nivel de albañilería
o nivel de construcción. Con las zanjas ya listas, se procedió a continuar con el
establecimiento de especies arbóreas y arbustivas asociadas a esta estructura de
conservación.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 93


Figura 3.15. Postura de lienza para trazar Figura 3.16. Construcción de zanja
las líneas de construcción de la zanja de de infiltración de acuerdo a diseño y
infiltración, Cuesta Alvarado dimensiones establecidas, Cuesta Alvarado

Plantación: La función de la zanja de infiltración es retener el agua que escurre


superficialmente e infiltrarla en el perfil del suelo, para permitir una mayor humedad
de suelo al interior de esta estructura. Para aprovechar esta mayor humedad, se
procedió a confeccionar los hoyos de plantación inmediatamente pendiente abajo
de la zanja de infiltración (Figura 3.17), para allí establecer árboles y arbustos. Los
hoyos de plantación se hicieron con un barreno ahoyador con motor, marca Eisen,
con broca metálica de 20 cm de diámetro, haciendo un hoyo de aproximadamente
20 a 30 cm de profundidad (casilla de plantación).

En la casilla de plantación se disponía la planta (árbol o arbusto) de la especie


seleccionada, que en el caso de esta práctica fueron ñires, ciruelillos y calafates, con
cinco plantas por cada zanja de infiltración de 5 metros de largo. Para la plantación
cada planta era retirada de su bolsa plástica o contenedor y posteriormente se
disponía al interior de la casilla, procurando siempre dejarla con el cuello a nivel
del suelo. Finalmente se rellenaba el resto del hoyo con suelo suelto y se procedía
a compactar levemente el suelo del sector de plantación, dejando la planta firme y
con una taza que permitiera captar más humedad (Figura 3.18). Una vez finalizada
la plantación, se procedía a agregar un litro de agua/planta, para asegurar un nivel
de humedad adecuado, que permitiera el rápido prendimiento y arraigamiento
de la planta. Todas las plantas de las especies utilizadas en esta práctica, fueron
adquiridas en el vivero de CONAF-Aysén.

94 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 3.17. Confección de casilla de plantación en las Figura 3.18. Plantación de ñires en
zanjas de infiltración, sector Cuesta Alvarado las zanjas de infiltración, sector El
Maitén

3.3.2 Resultados con las Zanjas de Infiltración

Las zanjas de infiltración fueron evaluadas en un mismo ensayo con las microterrazas
y ambas fueron comparadas con un testigo absoluto que fue el establecimiento de
los árboles y arbustos (ciruelillos, ñires y calafates), plantados sin ninguna práctica
conservacionista.

Las evaluaciones de estas dos prácticas conservacionistas se realizaron en las


cuatro provincias de la región de Aysén (Cuadro 1). En todos los ensayos realizados
se compararon las zanjas de infiltración y las microterrazas, con el control sin
prácticas, bajo un diseño de bloques completos al azar, con tres repeticiones, para
cada una de las especies arbóreas y arbustivas señaladas. Las especies arbóreas y
arbustivas establecidas fueron plantadas a razón de 5 plantas por cada tratamiento,
separadas a un metro distancia sobre la línea de plantación.

El efecto de cada uno de los tratamientos evaluados (zanjas de infiltración,


microterrazas o testigo sin práctica de conservación), fue determinado por los
cambios en los parámetros de crecimiento de los árboles y/o arbustos establecidos.
Los parámetros evaluados fueron sobrevivencia, altura de plantas y diámetro
a la altura del cuello (DAC), los cuales se midieron al momento de plantación y
posteriormente al final de cada una de las temporadas de crecimiento. Para efectos
del presente capítulo se presentarán los resultados sólo de la provincia de Coyhaique

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 95


(ensayo de Cuesta Alvarado) y Capitán Prat (ensayo de El Maitén), ya que estas llevan
más temporadas de evaluación, comparado con el ensayo de la provincia de Aysén
y de la del General Carrera.

Resultados con zanjas de infiltración en provincia de Coyhaique

El ensayo de zanjas de infiltración de la provincia de Coyhaique, fue establecido en


el sector de Cuesta Alvarado los días 7 y 8 de noviembre del 2018 y la evaluación
inicial o de línea base se realizó entre el 20 y 23 del mismo mes y año.

En las figuras 3.19 y 3.20 se presenta la altura de plantas y el diámetro a la altura


del cuello de las plantas (DAC), medidas en tres temporadas agrícolas. En cuanto a
la altura se puede observar que las plantas de ñires eran las de mayor desarrollo
al momento de ser plantadas (96,5 y 102,9 cm para las establecidas en zanjas de
infiltración y el control, respectivamente). Las plantas que se establecieron en las
zanjas de infiltración lograron un aumento de altura de 2,0 cm en dos temporadas
de crecimiento, versus 0 cm en las establecidas sin ningún tipo de práctica de
conservación (Figura 3.19).

Por su parte el ciruelillo y calafate fueron establecidos con plantas de menor altura
si se compara con las plantas de ñire, con alturas de plantas entre los 20,3 a 23,2 cm.
Para el caso del ciruelillo, en los dos sistemas, se pudo observar un incremento en
altura pasando de 23,2 a 47,9 cm en las zanjas de infiltración y de 21,8 a 45,6 cm en
el control, después de dos temporadas de crecimiento. Es decir, en ambos sistemas
lograron duplicar su altura después de dos años. Mientras el calafate las alturas
pasaron de 20,3 a 21,6 cm para las plantadas en zanjas de infiltración, mientras
que las establecidas como control pasaron de 21 a 22,7 cm. Es decir 1,3 y 1,7 cm de
incremento para las establecidas en zanjas de infiltración versus las establecidas
sin práctica conservacionistas, respectivamente (Figuras 3.23 A y B).

96 BOLETÍN INIA N° 444


Altura de especies arbóreas y arbustivas práctica Zanjas de Infiltración sector Cuesta DAC de especies arbóreas y arbustivas práctica Zanjas de Infiltración sector Cuesta
Alvarado (Provincia Coyhaique) Alvarado (Provincia Coyhaique)

Figura 3.19. Evolución de altura de ñire, Figura 3.20. Evolución del DAC de ñire,
ciruelillo y calafate plantados en zanjas de ciruelillo y calafate plantados en zanjas de
infiltración y comparadas con un control en infiltración y comparadas con un control en
Cuesta Alvarado Cuesta Alvarado

En la figura 3.20 se presenta el incremento en el DAC, donde se puede apreciar que


el ñire se vio favorecido en su incremento de este parámetro cuando fue establecido
en zanjas de infiltración, ya que pasó de 9,4 a 11,1 cm, después de dos temporadas.
Los ñires establecidos en el control pasaron de 10 a 10,1 cm. Es decir, los ñires
en zanjas de infiltración versus el control incrementaron su DAC en 1,7 y 0,1 cm,
respectivamente.

El ciruelillo, al igual que lo sucedido con el incremento en altura, fue la especie que
más aumentó su DAC. Esta especie pasó de 5,4 cm a 9,8 cm cuando fue establecido
en las zanjas de infiltración, mientras que el incremento fue desde los 5,0 cm a los
9,7 cm en el control. En tanto el calafate aumento su DAC desde 4,9 a 7,2 cm cuando
fue establecido en la zanjas de infiltración y de 5,0 a 6,0 cm cuando fue establecido
como control, después de dos temporadas de evaluación. Es decir, los incrementos
en DAC fueron de 1,7; 4,4 y 2,3 cm para los ñires, ciruelillos y calafates establecidos
en zanjas de infiltración, respectivamente, versus 0; 4,7 y 1,0 cm para estas mismas
tres especies, establecidas como control, respectivamente.

Resultados con zanjas de infiltración en provincia del Capitán Prat

El ensayo de zanjas de infiltración de la provincia del Capitán Prat, fue establecido


en el sector de El Maitén el día 6 de noviembre del 2019 y la evaluación inicial o de
línea base se realizó el 22 de abril del 2020.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 97


En las figuras 3.21 y 3.22 se presenta la altura de plantas y el diámetro a la altura
del cuello de las plantas (DAC), medidas en dos temporadas agrícolas. En cuanto a
la altura se puede observar que las plantas de ñires eran las de mayor desarrollo
al momento de ser plantadas (80,3 y 78,1 cm para las establecidas en zanjas de
infiltración y el control, respectivamente), aunque con menores alturas de las
establecidas en la provincia de Coyahique. Las plantas que se establecieron en
zanjas de infiltración lograron un aumento de altura de 6,6 cm en dos temporadas
de crecimiento, versus 6,3 cm en las establecidas sin ningún tipo de práctica de
conservación (Figura 3.23 C).

El maitén mostró la misma tendencia que los ñires, en cuanto a que aumentó más
su altura al ser establecidos en zanjas de infiltración, versus el control. Esta especie
pasó de 44,3 a 48,7 cm cuando fue establecido en zanjas de infiltración, mientras que
las establecidas en el control pasaron de 48,7 a 52,7 cm. Es decir, la altura aumento
4,3 cm y 4,0 cm para las plantas de maitén establecidas en zanjas de infiltración y
control, respectivamente. En el calafate las alturas pasaron de 35,7 a 38,4 cm para
las plantadas en zanjas de infiltración, mientras que las establecidas como control
pasaron de 33,1 a 38,4 cm. Es decir 2,7 y 5,3 cm de incremento para las establecidas
en zanjas de infiltración versus las establecidas sin práctica conservacionistas,
respectivamente, siendo la única especie que presento mejores incrementos de
altura al ser establecida sin práctica conservacionista (Figura 3.21).

Figura 3.21. Evolución de la altura de ñire, Figura 3.22. Evolución del DAC de ñire, maitén
maitén y calafate plantados en zanjas de y calafate plantados en zanjas de infiltración
infiltración y comparadas con un control en y comparadas con un control en El Maitén
El Maitén

98 BOLETÍN INIA N° 444


En la figura 3.22 se presenta el incremento en el DAC, donde se puede apreciar que
las tres especies se vieron favorecidas en su incremento de este parámetro cuando
fueron establecidas en zanjas de infiltración. El ñire pasó de 9,1 a 10,8 cm, después
de dos temporadas. Los ñires establecidos en el control pasaron de 8,7 a 10,4 cm.
Es decir, los ñires en zanjas versus el control incrementaron su DAC en 1,7 y 1,8 cm,
respectivamente.

El maitén presentó incrementos inferiores al ñire, en cuanto al aumentó de su


DAC. Esta especie pasó de 6,1 cm a 7,2 cm cuando fue establecido en las zanjas
de infiltración, mientras que el incremento fue desde los 6,8 cm a los 7,4 cm en
el control. En tanto el calafate aumento su DAC desde 5,7 a 5,9 cm cuando fue
establecido en las zanjas de infiltración y de 5,0 a 5,01 cm cuando fue establecido
como control, después de dos temporadas de evaluación. Es decir, los incrementos
en DAC fueron de 1,7; 1,2 y 0,2 cm para los ñires, maitenes y calafates establecidos
en zanjas de infiltración, respectivamente, versus 1,8; 0,6 y 0,02 cm para estas
mismas tres especies, establecidas como control, respectivamente (Figura 3.22).

A B C

Figura 3.23. Plantas de distintas especies en zanjas de infiltración, en distintas épocas y


sectores. Calafate Cuesta Alvarado (A), ñire Cuesta Alvarado (B) y maitén en El Maitén (C)

En términos generales se debe señalar que las tres especies evaluadas, siempre
presentaron un efecto positivo al ser establecidas con prácticas conservacionistas,
tanto microterrazas, como zanjas de infiltración. Sin embargo, las diferencias en
cuanto a crecimientos en altura y DAC no son de gran magnitud, si uno las compara
con el control sin práctica conservacionista.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 99


Aparentemente, las características físicas de los suelos andisoles que predominan
en la región de Aysén, hacen que los eventos de lluvia (aun cuando fueran de alta
precipitación), no generarían escurrimiento superficial, o al menos no en forma
significativa. Del mismo modo, la baja densidad aparente y total de estos suelos,
la alta porosidad total (cercana a 60% en promedio), el alto nivel de materia
orgánica y las texturas con alto contenido de arenas (texturas areno francas a franco
arenosas), hacen que los suelos pierdan agua con mayor facilidad por acción de la
gravedad (C. Hepp, capítulo 1 del presente boletín). Esta condición haría que las
prácticas conservacionistas antes abordadas, no presentan en términos generales,
un efecto significativo sobre las especies arbóreas y arbustivas establecidas en
ellas. Sin embargo, para tener mayor seguridad e información técnica más robusta,
se deberían continuar las evaluaciones por más temporadas.

3.4 Canal de desviación


Una de las consecuencias del cambio climático es la ocurrencia de eventos de lluvia
de alta intensidad y en cortos períodos de tiempo, que pueden saturar el suelo,
provocando escurrimiento superficial de agua y erosión de suelo, generando incluso
cárcavas en el terreno (Figura 3.24). En la región de Aysén existen muchos lugares con
condiciones favorables para que ocurran estos procesos, dado principalmente por su
topografía y nivel de degradación de la cubierta vegetal. Una de las formas de evitar
estos procesos erosivos, es a través de la implementación de un canal de desviación.

El canal de desviación es un canal, cuneta o zanja, dispuesta en forma perpendicular


a la pendiente del terreno y construido en curvas de nivel (Figura 3.25). Tendrá
la capacidad de interceptar las aguas de escorrentía superficial que se mueven
pendiente abajo y conducirlas a través del canal con una mínima pendiente (1 a
2 /1000) hacia zonas de estabilización, que pueden ser naturales o construidas
para este fin, disminuyendo así el escurrimiento superficial de agua por las laderas,
favoreciendo la infiltración de esta en el perfil del suelo, minimizando así el daño
ambiental.

Son muy útiles para evitar los procesos erosivos en cárcavas y la erosión permanente
del suelo por efecto de la escorrentía superficial, pero para ser funcionales
deben poseer adecuadas características de ingeniería de diseño. Es decir, deben
contemplar al menos: a) determinar el caudal de agua a conducir; b) la intensidad
de la precipitación; c) calcular la sección del canal; d) calcular los parámetros
hidráulicos (Pizarro et al., 2004).

100 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 3.24. Ladera erosionada por efecto de característica Figura 3.25. Canal de
del suelo, tráfico animal y agravado por erosión hídrica, desviación en laderas de
sector El Gato coironal en la zona de Estepa,
sector Ñirehuao

3.4.1 Etapas básicas para la implementación del Canal de


Desviación

Selección del Sitio: El canal de desviación corresponde a una práctica


conservacionistas de suelo, que se utiliza para interceptar un cauce natural y/o
eventual de agua, que escurre pendiente abajo, generando erosión y la eventual
formación de cárcavas. Es por ello, que esta estructura conservacionista se establece
en la cabecera de una cárcava, contribuyendo así a solucionar el problema de la
formación de cárcavas. En el caso específico de la práctica establecida en el presente
programa, el sitio seleccionado correspondió a un sector de laderas ubicado en un
coironal degradado de la Estancia Ñirehuao. En este sitio, por efecto de las lluvias
de invierno/primavera y el derretimiento de la nieve acumulada durante el invierno,
se forman microcauces, que al ir avanzando pendiente abajo, van tomando fuerza
y acumulando más escorrentía, que finalmente van generando distintos grados de
erosión.

Protección del sitio: Una de las primeras acciones a realizar será el excluir el sector
a través del levantamiento de un cierre perimetral, para proteger las estructuras
representado por el canal propiamente tal y por las zonas de amortiguación o
descarga, que serán descritas más adelantes. El cierre debe impedir el ingreso

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 101


de animales domésticos o silvestres, que podrían dañar las estructuras antes
mencionadas. Ver el punto 3.2.1 y Figura 3.4, correspondientes a las microterrazas,
donde se presenta con mayor detalle los aspectos relativos a la protección del sitio.

Preparación del Sitio: Para el establecimiento del canal de desviación se deberá


limpiar primeramente la superficie del terreno, sacando restos de madera muerta,
piedras, arbustos, etc., que impidan el levantamiento de la estructura del canal y/o
las zonas de amortiguación o descarga. Una vez limpio el sector, se deberá trazar la
curva de nivel, por donde será trazado el canal.

Determinación de la Curva de Nivel: Una vez ya habilitado el sitio, se debe


determinar la curva de nivel que seguirá el canal. Esta curva se debe ubicar algunos
metros pendiente arriba, desde donde se observa el inicio del sector erosionado, por
donde corre el cauce eventual de agua, de esta forma se detendrá el flujo de agua
y evitará que la escorrentía siga fluyendo pendiente abajo, aumentando el proceso
erosivo.

La curva de nivel se puede determinar con instrumentos topográficos como nivel,


estación total u otros, o por instrumentos caseros, como un nivel tipo “A” o el nivel
de albañil o manguera. La experiencia local se hizo con el nivel de manguera (Figura
3.26), obteniéndose buenos resultados. A medida que se va determinando la curva
de nivel en terreno, se va estacando cada 2 a 3 metros, generando una línea de
puntos por donde será construido posteriormente el canal (Figura 3.27).

Construcción del Canal de Desviación: Trazada la curva de nivel y marcado su paso


por el terreno, se procedió a levantar el canal de desviación. La estructura construida
en este programa fue de 30 metros de largo (15 m a cada lado de la línea central
del cauce eventual), con una sección de 30 cm de base y unos 30 cm de altura, con
sección trapezoidal. El material sacado del canal fue acumulado pendiente abajo,
para permitir levantar la pared de contención del escurrimiento de agua (Figura
3.27). La construcción se hizo en forma manual, utilizando palas planas y chuzos
cuando fue necesario, dándole una pendiente mínima (1 a 2/1000) hacia las zonas
de amortiguación o descarga. La finalidad de darle una pendiente mínima, es para
que el agua interceptada tenga la posibilidad de moverse, muy lentamente, hacia las
zonas de amortiguación. Con ello se le da tiempo y espacio para que el agua pueda
infiltrarse a lo largo del canal y/o llegar a infiltrarse en la zona de amortiguación
construida especialmente para ello.

102 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 3.26. Determinando curva de nivel para trazar Figura 3.27. Estacado y construcción
el canal de desviación, sector Ñirehuao de canal de desviación en laderas de
coironal, sector Ñirehuao

Construcción de Zonas de Descarga: Las zonas de descarga o de amortiguación


son excavaciones con su base a nivel, de 2 x 2 metros de área y 0,5 a 0,8 m de
profundidad, ubicadas hacia cada extremo del canal de desviación. Estas zonas
recepcionarán el agua conducida por el canal de desviación, deteniendo su flujo y
facilitando su infiltración en profundidad. Con estas zonas de amortiguación, que
tienen una superficie mayor, le darán más tiempo al agua para infiltrar, deteniendo de
esta forma el movimiento y acción erosiva de agua por sobre el suelo en pendiente.
Las zonas de descarga diseñadas para Ñirehuao fueron construidas con materiales
sencillos y fáciles de obtener a nivel predial, siendo una de ellas sacos rellenos
de arena/tierra (Figura 3.28) y la otra correspondió a fardos de paja (Figura 3.29),
apoyado en su construcción por piedras o material firme que pueda ser encontrado
en la construcción del canal y de las mismas zonas de amortiguación.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 103


Figura 3.28. Zona de amortiguación o Figura 3.29. Zona de amortiguación o
descarga construida con sacos rellenos de descarga construida con Fardos de paja
tierra

Resultados en Canal de Desviación

El objetivo de la presente práctica fue generar el protocolo técnico de como


seleccionar el sitio con problemas de erosión y entregar las recomendaciones para
su construcción. Adicionalmente, se generó la tabla de costos regionales para el
establecimiento de esta práctica. Sin embargo, no se realizó ninguna evaluación
desde el punto de vista de su funcionamiento o de su efecto sobre el control de la
erosión de suelos en terrenos de laderas.

3.5 Control de cárcavas


El cambio climático está generando eventos de lluvia de alta intensidad y en cortos
períodos de tiempo, los que pueden provocar escurrimiento superficial de agua y
erosión de suelo. Si estos eventos son recurrentes dentro del año, y año tras año, se
irá acrecentando la erosión del suelo por escurrimiento superficial de agua, pudiendo
generar una cárcava en el terreno (Figura 3.30). Por la topografía montañosa y

104 BOLETÍN INIA N° 444


de laderas de la región de Aysén, existen muchos sectores susceptibles de sufrir
estos procesos erosivos. Una de las formas de evitarlos, es con el levantamiento de
estructuras conservacionistas de contención de cauce eventuales de agua, como
lo son los diques de contención en cárcavas, para continuar con la revegetación de
las laderas erosionadas, que permitan volver a cubrir el suelo y frenar el proceso
erosivo (Figura 3.31).

Figura 3.30. Cárcava activa generada por escurrimiento de Figura 3.31. Sistemas de
agua superficial, sector Villa Ortega control de cárcava, sector Villa
Ortega

Las cárcavas son zanjas más o menos profundas, originadas por el socavamiento
repetido del terreno, debido al flujo no controlado del agua que escurre ladera abajo
(escorrentía superficial de agua). La presencia de cárcavas en un terreno indica un
grado muy avanzado de degradación de este, ya que la mayoría de las veces se
inician luego de la perdida superficial del suelo por efecto del impacto de las lluvias,
la destrucción de los agregados naturales del suelo, la erosión laminar y en surcos,
o como consecuencia del uso y manejo inadecuado de los suelos y la ausencia de
prácticas de conservación (Rivera, J. 1998).

Es de vital importancia el controlar la formación de cárcavas, siendo uno de los


aspectos relevantes el reducir la velocidad de los escurrimientos superficiales de
agua que erosionan el interior, borde y taludes de la cárcava (Carrasco y Riquelme,
2003). Para controlar el flujo del agua en el interior de la cárcava, se deben construir
diques de contención. Estos tendrán la misión de detener el movimiento del agua
o, al menos, reducir la velocidad de escurrimiento, para evitar que siga avanzando

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 105


la erosión del sitio y agrandándose la cárcava. Una vez controlada la causa de la
erosión, que es el movimiento del flujo de agua al interior de la cárcava, se puede
comenzar a revegetar el interior de la cárcava, para volver a dar estabilidad al
terreno (laderas y base de la cárcava).

Las cárcavas se inician cuando hay mala conducción y regulación de aguas de


escorrentía y sub-superficiales. Se pueden formar por: a) cambios en el uso del
suelo; b) siembras en dirección de la pendiente; c) el sobre-pastoreo del ganado;
d) la desprotección de desagües naturales; e) caminos trazados por lugares
no recomendables geológicamente y sin sistemas colectores de aguas de
escorrentía (Rivera, J. 1998). Entre los principales daños causados por las cárcavas
están; a) favorecer el arrastre de suelo fértil; b) provocar daño en estructuras de
almacenamiento y conducción de aguas; c) dificultar el uso de maquinaria agrícolas
y d) reducir el área útil para cultivos.

3.5.1 Etapas básicas para la implementación del Control de


Cárcavas

El control de cárcavas contempla una serie de pasos a seguir, que permitirán llegar al
objetivo final de detener y revertir el proceso erosivo, los cuales se pueden agrupar
en dos: a) control el flujo de agua o escorrentía superficial en el centro y laderas de
la cárcava (causante de la erosión) y b) revegetación y estabilización de las laderas
de la cárcava. Sin embargo, antes de eso se deben seleccionar el sitio a intervenir y
proteger este sitio.

Selección del Sitio: Las cárcavas corresponden a sectores de erosión y degradación


de suelos muy severos, que se caracterizan por el socavamiento repetido del terreno,
debido al flujo no controlado del agua que escurre ladera abajo. Por lo tanto, el
sitio seleccionado para realizar el control de cárcava, debe ser un sector con las
características antes descritas (Figura 3.30).

Protección del sitio: Al igual que lo señalado para las prácticas conservacionistas
analizadas previamente, la zona de la cárcava donde se establecerán los diferentes
sistemas de control del escurrimiento superficial de agua y la revegetación del
interior de la cárcava, deben ser aislados a través de un cierre perimetral. Con este
cierre se evitará el daño que puedan causar los animales domésticos o silvestres,
sobre los distintos sistemas implementados para el control de la cárcava (Ver Figura
3.4, en sección microterrazas).

106 BOLETÍN INIA N° 444


a) Control de la escorrentía al interior de la cárcava

Construcción de canal de desviación: Como ya fuera presentado en el punto 3.4


anterior, el canal de desviación corresponde a una práctica conservacionista de
suelo, que se utiliza para interceptar un cauce natural y/o eventual de agua, que
escurre pendiente abajo, generando erosión y la eventual formación de cárcavas.
Por lo tanto, si se necesita desviar el curso de agua que está generando una cárcava,
se puede construir un canal de desviación algunos metros pendiente arriba de la
cabecera de la cárcava y con ello se evitará el flujo de agua por el centro de la
cárcava, deteniendo el proceso erosivo.

Implementación de Diques de Contención en Cárcavas: La construcción del


canal de desviación, pendiente arriba de la cabecera de la cárcava, contribuirá en
gran medida a evitar el flujo o escorrentía de agua al interior de esta. Sin embargo,
en eventos de alta precipitación y en cortos períodos de tiempo, igualmente
pueden generarse escurrimientos por las laderas y parte central de la cárcava, lo
que igualmente generará erosión. Para controlar este flujo, es recomendable la
implementación de diques de contención en el centro de la cárcava.

En las unidades establecidas en el presente programa, se implementaron y evaluaron


cuatro tipos de diques de contención de escorrentía, construidos con distintos
materiales disponibles localmente, los que fueron: a) diques con tapas de lenga, b)
diques con polines de pino impregnado, c) diques de sacos rellenos de tierra y d)
diques de fardos de paja. Todos ellos fueron construidos al interior de una cárcava
activa, sobre la línea central por donde escurre el cauce eventual de agua.

• Diques de contención con tapas de lenga: Los diques implementados


correspondieron a secciones transversales pequeñas, ya que su misión fue
contener bajos flujos de escorrentía. El dique de tapas de lenga tenía una
superficie vertical o de contención de 0.37 m² (Figura 3.32 A). Fue construido
con postes de lenga enterrados, para dar sujeción y firmeza al dique, más
tapas de lenga dispuestas en forma vertical, unas sobre otras. Las tapas fueron
clavadas a los postes verticales y en su cara superior, la que enfrenta el flujo
de agua, fue instalada una malla raschel, para darle mayor impermeabilidad
y retención de las partículas transportadas en la escorrentía. En su parte
central/superior, el dique fue recortado para generar una zona de rebalse,
que permitiera evacuar una acumulación excesiva de agua. De ocurrir un

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 107


rebalse, el exceso de agua traspasaría el dique en esta zona de rebalse y
caería en forma de cascada (gravedad), sobre un cajón de estabilización o de
descarga, construido con tapas de lenga y relleno con piedras, para disipar la
fuerza de caída del agua y evitar más erosión en la zona de caída. Todos los
diques establecidos en esta cárcava, fueron provistos de la zona de rebalse y
cajones de estabilización.

• Diques de contención con polines de pino impregnado: Su construcción fue


similar al dique de lenga, reemplazando las tapas de lenga, por polines de
pino impregnado (Figura 3.32 B). La sección o superficie vertical de este dique
fue de 0.44 m². De igual forma se utilizaron postes de lenga enterrados para
dar firmeza a la estructura, los polines fueron dispuestos horizontalmente
unos sobre otros, clavados a los postes y provistos de malla raschel en la cara
que enfrenta el flujo de agua. En la parte superior se implementó la zona de
rebalse y se construyó un cajón de estabilización o descarga.

• Diques de contención con sacos rellenos de tierra: Este fue construido


con 8 sacos plásticos rellenos de tierra, generando una sección vertical o
de contención del flujo de agua de 0.4 m². Los sacos fueron rellenos con el
mismo material encontrado en la cárcava, disponiendo los sacos en forma
horizontal, con dos en la base, tres en la segunda línea y 1 ½ + 1 ½ sacos en
la parte superior (Figura 3.32 C), dejando una abertura o sección de rebalse
en el centro del dique. Para dar firmeza a la estructura se dispusieron dos
postes de lenga enterrados y los sacos fueron amarrados con alambre a los
postes y entre sí.

• Diques de contención con fardos de paja: Este fue construido con 3 fardos
de paja, generando una sección vertical o de contención del flujo de agua de
0.37 m². Los fardos fueron dispuestos con uno en la base y dos en la segunda
línea, dejando una zona de abertura o rebalse en la parte superior del dique
(Figura 3.32 D). Para dar firmeza a la estructura se dispusieron cuatro postes
de lenga enterrados y los fardos fueron amarrados con alambre a los postes
y entre sí.

108 BOLETÍN INIA N° 444


A B C D

Figura 3.32. Diques de tapas de lenga (A), de polines de pino impregnado (B), de sacos rellenos
de tierra (C) y de fardos de paja (D), sector Villa Ortega

b) Revegetación al interior de la cárcava

Adicional al trabajo de construcción de diques el interior de la cárcava, se evaluaron


sistemas para volver a revegetar sus laderas y base erosionadas, las que fueron:
a) siembra al voleo, b) siembra al voleo y protección con geomanta, c) siembra al
voleo y protección con geomalla y d) uso de hidrosiembra. Todos los cuales fueron
implementados principalmente en las laderas erosionadas de la cárcava.

• Siembra al voleo: El manejo de las laderas y la siembra se hizo de la misma


forma para todos los sistemas implementados, excepto la hidrosiembra. Lo
primero que se hace es el “peinado de la cárcava”, que consiste en eliminar
los bordes degradados de la cárcava, para facilitar el establecimiento
de especies herbáceas (Figura 3.33). Después se pasó el rastrillo por la
superficie, para permitir un mejor contacto de las semillas con el suelo,
para finalmente sembrar y fertilizar. Para la siembra se utilizó pasto ovillo,
festuca, trébol blanco y trébol rosado, a razón de 10, 10, 4 y 6 kg de semilla/
ha respectivamente, con una fertilización de 50-80-80-30 de N, P2O5,
K2O, S, respectivamente. El sistema de siembra al voleo es como se señaló
previamente (Figura 3.34), realizándose una siembra de otoño (ladera sur) y
de primavera (ladera norte).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 109


• Siembra al voleo y protección con geomalla: El sistema de manejo de suelo,
siembra y fertilización fue igual al anterior, con la diferencia que una vez
realizada la siembra, esta se protegió con la postura de una geomalla (malla
fabricada con fibra de coco), correspondiente a una malla gruesa y de tejido
con espacios abiertos (Figura 3.35 A).

Figura 3.33. “Peinado de la cárcava” para Figura 3.34. Siembra y posterior


nivelar la pendiente y eliminar elementos que fertilización al voleo, para revegetar las
dificulten la siembra laderas erosionadas de la cárcava

• Siembra al voleo y protección con geomanta: Este sistema sólo se diferencia


del anterior en el tipo de malla, que en este caso es una geomanta (manta
fabricada con fibra de coco). Esta manta es mucho más delgada, pero de
tejido más denso, que da una cobertura total al suelo (Figura 3.35 B).

• Hidrosiembra: Este sistema fue distinto a los tres anteriores, ya que en este
caso la siembra se hizo a través de la técnica de hidrosiembra, la cual permite
sembrar la semilla junto a un sustrato, utilizando una motobomba. Para ello
se hace una mezcla en un estanque con agua, al cual se le agrega celulosa
y otros compuestos adhesivos comerciales, que mejoran la adherencia de
las semillas al suelo, lo que le otorga mayor protección y conservación de
la humedad, para mejorar la germinación y emergencia. La mezcla hecha se

110 BOLETÍN INIA N° 444


riega con una motobomba sobre el suelo, procurando generar una cubierta
pareja y homogénea, evitando el exceso de aplicación, para no generar
escurrimiento por al pendiente de la ladera (Figura 3.36).

A
B

Figura 3.35. Protección con geomalla (A) Figura 3.36. Revegetación de ladera
y geomanta (B) sobre la siembra en ladera erosionada de cárcava a través de
hidrosiembra

3.5.2 Resultados con el Control de Cárcavas

El levantamiento del cierre perimetral se realizó a finales de marzo de 2019 y los


días 10 y 11 de abril del mismo año se construyeron los diques de contención en
cauce. El establecimiento de las prácticas de vegetación se realizó del 15 al 17
de marzo para el establecimiento de otoño y desde el 4 al 7 de octubre para el
establecimiento de primavera, ambos en el año 2019.

En el control de cárcavas se implementaron los diques en cauce, los cuales fueron


sólo evaluados en cuanto a los protocolos técnicos de construcción y ficha de
costos de cada uno de los cuatro tipos de diques implementados. Mientras que en
la revegetación de laderas, se evaluaron los cuatro sistemas de revegetación y en
dos épocas de establecimiento. Las épocas de establecimiento correspondieron a

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 111


otoño (ladera sur) y primavera (ladera norte) y los tratamientos de revegetación
fueron dispuestos aleatorizados y repetidos tres veces a lo largo de cada una de las
laderas, como lo presenta la figura 3.37.

Figura 3.37. Esquema de distribución de los tratamientos evaluados con diques de contención
y sistemas de revegetación en cárcava activa sector Villa Ortega

Los resultados en cuanto al porcentaje de cobertura alcanzado por cada uno de los
sistemas de revegetación, fueron determinados a través de la aplicación Canopeo®.
Esta corresponde a una aplicación móvil, que permite seguir el crecimiento de los
cultivos mediante el cálculo de la fracción de cubierta vegetal verde, usando para
ello la colorimetría.

En la figura 3.38 se puede apreciar los porcentajes de cobertura vegetal alcanzados


por los cuatro sistemas de revegetación, establecidos en dos épocas de siembra
y durante dos temporadas de evaluación (2020 y 2021). Lo primero que se
observó en la evaluación de la primera temporada, es que el establecimiento de
otoño fue adecuado para los sistemas de siembra con protección de semilla, que
fueron la geomalla y geomanta, con cobertura vegetal de suelo del 36 y el 47%,
respectivamente a marzo del 2020. Sin embargo, el establecimiento de primavera

112 BOLETÍN INIA N° 444


presentó en general mejores resultados para todos los sistemas de revegetación,
excepto la siembra tradicional (sin protección), con coberturas vegetales de
25%, 29% y 38% de cobertura vegetal en la hidrosiembra, geomanta y geomalla,
respectivamente.

En la evaluación de la segunda temporada, los tratamientos implementados en


primavera siguen demostrando mayores niveles de cobertura, al compararlos con
los establecidos en otoño. En esta segunda temporada se determinaron coberturas
vegetales de 19%, 22%, 28% y 34%, para la siembra tradicional, la geomanta, la
hidrosiembra y la geomalla, respectivamente.

Figura 3.38. Cobertura vegetal alcanzada por los sistemas de revegetación de cárcava, en
dos épocas de siembra, usando la app Canopeo®

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 113


Aparentemente, por los resultados obtenidos después de dos temporadas, el uso de
la geomalla y siembra en primavera sería el sistema de vegetación que técnicamente
permitiría las mejores coberturas vegetales y por lo tanto una estabilización más
rápida de las laderas erosionadas de una cárcava (Figura 3.39). Adicionalmente,
la hidrosiembra usada en primavera ha ido presentando buenas coberturas, por
lo que también sería un sistema a implementar. Sin embargo, todos los sistemas
evaluados, sumado a la protección completa de la cárcava, que evita el ingreso
de animales silvestres y domésticos, van a ir generando en el tiempo, en mayor
o menor grado, una cobertura vegetal cada vez mayor (Figura 3.40). Debido a la
propagación vegetativa de las plantas herbáceas establecidas (macollos, estolones,
rizomas), como también a la propagación sexual vía producción de semillas, en el
median plazo, se debería esperar una cobertura o revegetación del 100% de la
ladera erosionada de la cárcava, lo que hará una gran diferencia entre la condición
inicial y la condición después de varios años (Figura 3.41 A y B).

Figura 3.39. Cobertura vegetal de especies Figura 3.40. Evolución del cubrimiento
forrajeras establecidas con protección de vegetal de la ladera de la cárcava con
geomalla diferentes sistemas de establecimiento

A B

Figura 3.41. Condición inicial de la cárcava en abril de 2019 (A), versus condición final de la
cárcava en marzo de 2021 (B)

114 BOLETÍN INIA N° 444


3.6 Cosecha y almacenaje de aguas lluvia
Una de las grandes problemáticas en el mundo, Chile y la región de Aysén, es el
cambio climático y sus efectos negativos. Veranos más secos y calurosos, así como
disminución de la pluviometría, con eventos de precipitación más escasos, pero
más extremos, es lo que se ha pronosticado y lo que se ha estado observando en
los últimos años. Por lo anterior, cada vez es más escaso el recurso hídrico a nivel
predial, tanto para el consumo humano, el consumo animal y el crecimiento vegetal.
Para hacer frente a estos problemas, una de las técnicas que se está utilizando es la
cosecha y almacenaje de aguas lluvia.

La cosecha de aguas lluvia es una técnica que permite capturar o desviar el agua
caída en forma de lluvia y/o nieve (Figura 3.42), para posteriormente redirigirla hacia
lugares de acumulación o almacenaje (pozos, estanques, tambores, etc.) (Figura
3.43). Esa agua acumulada podrá ser usada para consumo familiar, bebida animal
o riego de cultivos (Carrasco et al., 2015). La cosecha se realizará durante todo el
año, pero principalmente en los meses de mayor precipitación (otoño, invierno e
inicios de primavera), para posteriormente utilizarla en la época de escasez hídrica
(primavera, verano e inicios de otoño).

Figura 3.42. Colecta de agua en forma de Figura 3.43. Cosecha de agua lluvia en techo
nieve, sector Cuesta Alvarado y acumulación en estanques, región O´Higgins

El principio de la colecta de aguas lluvia se basa en que 1 mm de precipitación en


forma de lluvia, corresponde a 1 litro de agua caída, en 1 m² de superficie horizontal
(Carrasco et al., 2015). Para la colecta se debe utilizar superficies impermeables y
en pendiente (techos de casas, galpones, invernaderos, suelo, etc.), que permitan
direccionar el agua hacia las estructuras de almacenaje. Por lo tanto, en sectores
de la Zona Intermedia de Aysén, donde precipitan alrededor de 1.000 mm de lluvia
al año, un metro cuadrado de techo permitiría cosechar esos 1.000 litros de agua al

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 115


año. Lo anterior, multiplicado por el total de metros cuadrados de estructuras que
pueden capturar y conducir agua, darán el potencial total de cosecha de aguas lluvia
de ese predio o unidad productiva, en un año.

3.6.1 Etapas básicas para la implementación de un sistema


de Cosecha y Almacenaje de Aguas-Lluvia
INIA Tamel Aike ha evaluado dos sistemas de cosecha y acumulación de aguas lluvia,
uno en techo y el segundo de geomembrana dispuesta sobre un suelo en pendiente.
Ambos sistemas fueron implementados en el verano del 2020 y han sido evaluados
en la Zona Intermedia de Aysén, sector de Cuesta Alvarado, en algunos meses del
año 2020 y 2021.

Selección y habilitación del Sitio: Se seleccionó una ladera con pradera natural,
de aproximadamente 30% de pendiente (Figura 3.44), la cual era ideal para
implementar y evaluar los dos sistemas de colecta de agua lluvia. El sitio fue
habilitado limpiando la superficie del terreno, sacando restos de madera muerta,
piedras, arbustos, etc. Ambos sistemas se establecieron próximos, pero con sistemas
de cosecha, conducción y acumulación de agua independientes. Los estanques de
acumulación de ambos sistemas quedaron dispuestos bajo el techo construido para
el primer sistema (Figura 3.45).

Figura 3.44. Ladera seleccionada para la Figura 3.45. Sistemas de cosecha de aguas
instalación de los sistemas de cosecha de lluvia en techo y sobre suelo
aguas lluvia

116 BOLETÍN INIA N° 444


Implementación cosecha de agua lluvia en techo: Se estableció sobre un
terraplén construido para nivelar el terreno. Pendiente abajo, se procedió a levantar
un muro de contención con madera y tapas (Figura 3.44), que permitiera contener la
tierra removida, dejando una superficie plana y firme, donde establecer el sistema
de cosecha en techo y donde se ubicaron los estanques de acumulación de agua
(Figura 3.46).

El sistema de colecta en techo fue construido con cuatro pilares por lado, con sus
correspondientes tijerales y cerchas, permitiendo levantar dos aguas (cubierta de
zinc acanalado), de 2,4 metros de ancho, por 3 metros de largo cada media agua, lo
que permitió generar una superficie total de techo de 14.4 m². Sistemas de canaleta
para la colecta el agua lluvia fueron instalados en ambos aleros de cada media agua.
De ambas canaletas salieron tubos de bajada, conectados a tubos de PVC sanitario,
que permitieron conducir el agua hasta el estanque de acumulación de 1.000 litros,
ubicado bajo el techo.

Implementación cosecha de agua lluvia sobre suelo: Para la instalación del


sistema de cosecha de agua lluvia sobre el suelo, se debió realizar, primeramente,
una nivelación del terreno y limpieza de piedras o palos, generando una pendiente
más homogénea y lisa. Sobre ese terreno se dispuso una cubierta de geomembrana
negra, de la misma superficie del techo, es decir 14.4 m² (2.4 metros de ancho x 6
metros de largo). Para darle mayor firmeza y estabilidad al sistema contra el viento
predominante y contar con una pendiente más pareja, se confeccionó un marco de
madera, sobre la cual la geomembrana fue fijada con madera y clavos (Figura 3.47).
En la parte final de la pendiente, se procedió a instalar un tubo conector de PVC, el
cual permite conducir hacia el estanque de acumulación, toda el agua que se va
cosechando en la superficie y que corre pendiente abajo por sobre la cubierta.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 117


Figura 3.46. Sistema de cosecha de agua Figura 3.47. Sistema de cosecha de agua
lluvia en techo, con estanques bajo la lluvia con geomembrana sobre el suelo
estructura

3.6.2 Resultados con los sistemas de Cosecha y Almacenaje


de Aguas-Lluvia

La cosecha y almacenaje de aguas lluvia sólo fue evaluado en un sitio (Cuesta


Alvarado, comuna de Coyhaique). Este módulo fue establecido en el verano del 2020
y se evaluó por varios meses, durante el año 2020 y 2021. Cabe mencionar que la
evaluación se realizó en forma aleatoria y no continua, por lo que la colecta total
del período no corresponde a la colecta total de los eventos de lluvia y/o nieve
ocurridos en ese período, sino solo a parte de ellos.

En la figura 3.48 se presenta la evaluación del año 2020, donde se puede apreciar
que tanto el sistema de colecta de agua lluvia en techo, como en suelo, permitieron
colectar cantidades relativamente similares de agua, a lo largo de los meses en que
se realizaron las mediciones. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el sistema de
techo mostro tener una mayor eficiencia de colecta.

118 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 3.48. Agua lluvia colectada en sistemas de techo y suelo, en diferentes períodos del
año 2020, sector Cuesta Alvarado

Al sumar las colectas de cada uno de los sistemas, se pudo determinar que entre las
mediciones realizadas desde el 28 de abril al 6 de noviembre de 2020, el sistema
de techo logró colectar 5.677 l, versus 5.069 l en el sistema de colecta en suelo. Es
decir, el sistema de colecta en suelo tendría sólo un 89% de eficiencia, comparado
con el de techo.

En la figura 3.49 se presentan los datos de colecta del año 2021, donde se observó
una mayor heterogeneidad en los datos colectados. Sin embargo, de igual forma se
observa una tendencia a mayor colecta en el sistema de techo, por sobre el de suelo.
Entre las mediciones realizadas el 4 de enero y el 12 de julio de 2021, el sistema
de techo acumuló 3.723 l, versus 3.351 l del sistema de suelo, lo que le daría a este
último sistema una eficiencia de 90%, muy similar a la definida el año anterior.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 119


Figura 3.49. Agua lluvia colectada en sistemas de techo y suelo, en diferentes períodos del
año 2021, sector Cuesta Alvarado

En términos generales se puede señalar que ambos sistemas cumplen la función


de acumular agua lluvia, donde el sistema de techo sería el técnicamente más
adecuado por su eficiencia, pero el de suelo sería el económicamente más adecuado,
por su menor costo por litro de agua colectado. Además, se debería señalar que las
diferencias de menor colecta entre el sistema de suelo, con el de techo, se podría
deber a que el primero sólo contaba con un sistema de colecta (orificio de entrada
y conducción de agua al estanque), versus el de techo que tenía uno por cada media
agua. Lo anterior, en casos de lluvia fuerte, podría haber generado pérdidas de agua
en el de suelo, producto de rebalse de agua del sistema.

Finalmente, considerando que la mayoría de las unidades productivas regionales


cuentan con superficies para colectar agua lluvia (techos de casas, galpones,
invernaderos u otras estructuras prediales), el sistema de techo sería un
complemento a lo anterior, ya que este último podría ser implementado en
algún sector de pendiente, sin valor productivo, a un bajo costo y en superficies
relativamente amplias. Con ambos sistemas, se podría generar un ahorro muy
importante de agua a nivel predial, satisfaciendo las demandas del hogar, animales
y/o cultivos.

120 BOLETÍN INIA N° 444


3.7 Exclusión en suelos frágiles
Los suelos sanos garantizan el crecimiento continuo de la vegetación natural, que
proporciona forraje, fibras, combustibles, productos medicinales y otros servicios
ecosistémicos, como la regulación del clima o la producción de oxígeno. Un suelo
fértil favorece el crecimiento de las plantas al proporcionar nutrientes y servirles de
reservorio de agua y sustrato para sus raíces. Por su parte, la vegetación, la cubierta
arbórea y los bosques previenen la degradación y desertificación de los suelos al
estabilizarlos, mantener el ciclo del agua y los nutrientes, y reducir la erosión hídrica
y eólica. A medida que aumenta la demanda de vegetación, forrajes y subproductos
de la vegetación como la madera, los suelos se ven sometidos a una enorme presión
y el peligro de que se degraden aumenta considerablemente (FAO, 2015).

En los últimos 25 años, tanto a nivel mundial como localmente, ha ocurrido un


substancial e importante incremento en el nivel de conocimiento y entendimiento
de los procesos e interrelaciones relativas al manejo y utilización de las praderas
en pastoreo. Tal es así, que hoy se sabe más sobre la respuesta de las plantas a la
aplicación de nitrógeno y las posibles pérdidas de este y otros nutrientes frente a
errores de manejo. Además, existe mayor y mejor conocimiento de las interacciones
entre el suelo, las plantas y los animales. Durante este período, también se ha
generado un gran proceso con relación al mejoramiento del nivel de fertilidad del
suelo y a la importancia que este concepto tiene en la productividad y persistencia
de las praderas (Teuber N. et al., 2007).

Para mantener la pradera en adecuados niveles de condición y productividad, la


carga animal no debe exceder la capacidad de sustentación de la pradera. Cuando
se produce sobrepastoreo, las consecuencias en el mediano y largo plazo son las
siguientes; a) mayor riesgo de erosión de suelo por pérdida de vegetación; b) las
plantas no alcanzan a recuperarse del efecto del pastoreo; c) aumento de plantas
invasoras; d) baja calidad y productividad del forraje; e) baja productividad animal:
capacidad de selección reducida, bajo consumo de nutrientes para satisfacer
requerimientos; f) sube el costo de cosecha; g) mayor probabilidad de consumo de
plantas toxicas (Castellaro G. y Escanilla J. 2013).

Debido a lo anterior, INIA implementó un módulo de exclusión de un suelo en un


coironal degradado, de la zona de Estepa (Figura 3.50), para verificar el impacto de
la exclusión sobre la recuperación del recurso forrajero, repoblamiento del suelo, así

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 121


como el impacto de la incorporación de inputs tecnológicos (semilla y fertilización)
(Figura 3.51)

Figura 3.50. Coironal degradado excluido Figura 3.51. Incorporación de semillas y


para evaluar en el tiempo su recuperación fertilizantes para recuperación del coironal

3.7.1 Etapas básicas para la implementación del sistema de


Exclusión en Suelos Frágiles

INIA Tamel Aike implementó este módulo en mayo del 2019, en un coironal
degradado de la Estancia Ñirehuao, en la zona de Estepa de la comuna de Coyhaique.
La evaluación de línea base se realizó en octubre del mismo año, a través de la
evaluación MARAS.

Selección del Sitio: Se seleccionó un sitio correspondiente a un coironal, con alto


grado de degradación, producto de estar sometido a sobrepastoreo por años. En un
sitio así, se espera visualizar y evaluar si la exclusión de esta superficie permite que
este coironal se vaya recuperando en el tiempo.

Preparación del Sitio: Para el establecimiento de esta práctica se excluyó el sector,


para evitar el tránsito de ganado doméstico y animales silvestres, evitando así
generar daños a las actividades o evaluaciones que se realizaron en su interior. La
exclusión se hizo a través del levantamiento de un cierre perimetral (ver punto 3.2.1
microterrazas).

Establecimiento de la Práctica: Para conocer si la exclusión de un sitio genera


cambios positivos y/o negativos en el mediano y largo plazo, se debe determinar
la línea base de lo existente en el sitio, para posteriormente monitorear esto en el

122 BOLETÍN INIA N° 444


tiempo. Para ello se decidió implementar un par de monitores MARAS (Monitoreo
Ambiental para Regiones Áridas y Semiáridas), que es una metodología que se usa
ampliamente en Chile y Argentina, para evaluar sitios de pastizales y especialmente
coironales en la zona Patagónica. Con esta metodología se busca evaluar tres
aspectos biofísicos del coironal: a) cobertura del suelo, b) estructura de parches y c)
estabilidad/función de los interparches.

Básicamente, el monitor consiste en tres líneas de 50 metros cada una, dispuestas


paralelamente y a una distancia de 6,5 metros entre ellas. De estas tres líneas, la de
la derecha y la central, están destinadas a definir la población vegetal del coironal
y la de la izquierda es para definir el estado del suelo (desnudo o con vegetación)
(Figura 3.52). En las dos líneas donde se evalúa el componente vegetal, se realizan
lecturas cada 20 cm, o sea 250 lecturas sobre la línea de 50 metros, lo que da un
total de 500 lecturas en las dos líneas. Las lecturas cada 20 cm son para definir que
especie vegetal está presente en cada uno de esos puntos (Figura 3.53). La línea
con la que se caracteriza el suelo, es para ir determinando que cantidad de suelo
desnudo o cubierto, se encuentra en estos 50 metros. Haciendo esa línea base al
momento del establecimiento del monitor MARAS y las posteriores mediciones a un
plazo de cinco años, se puede ir determinando como va cambiando la condición del
coironal en el tiempo, debido al manejo animal, clima, y/u otros factores externos.

Para el caso del presente módulo, se procedió a establecer un par de MARAS, dentro
del sitio excluido del coironal degradado. Para este monitor se establecen estacas
metálicas galvanizadas de 2 metros de largo, pintadas con colores rojo y blanco,
alternando cada color cada 15 cm a lo largo de la estaca. Estos colores son para
hacer visibles las estacas dentro del sitio.

Finalmente, una vez establecidos los dos MARAS, en una de ellas se establecieron
parcelas con fertilización y especies forrajeras, para determinar su impacto en el
mejoramiento vegetacional y productivo del coironal degradado.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 123


Figura 3.52. Esquema de los dos MARAS Figura 3.53. Lectura de 500 puntos a 20 cm,
establecidos en el coironal degradado, sobre los MARAS del coironal degradado
Ñirehuao

3.7.2 Resultados con el sistema de Exclusión en Suelos


Frágiles

La evaluación inicial del estado del coironal (línea base), así como la incorporación de
algunos inputs tecnológicos como la inclusión de especies forrajeras y fertilización,
en uno de los MARAS, se realizó el 23 de octubre de 2019. En esa determinación
de la línea base se tomó un total de 500 puntos (cada 20 cm), a lo largo de 100
metros de los MARAS, determinándose que es lo que existe en cada uno de esos
puntos. Los resultados muestras que en cuanto a las condiciones de suelo, donde
se evaluó: Suelo desnudo, mantillo, muerto en pie, efímeras, fecas y roca, fueron el
suelo desnudo y mantillo las condiciones más abundantes del sitio, ambas con un
17% de prevalencia (Figura 3.54).

124 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 3.54. Presencia de diferentes condiciones del sitio y especies vegetales en el coironal
degradado de la Estancia Ñirehuao

Además, remitiéndose a las especies vegetales del sitio, fue Festuca pallescens
la especie que esta con mayor frecuencia en el sitio, observándose en un 19% de
los puntos evaluados. Esto no debería ser algo extraño, ya que los coironales de la
Zona de Estepa de Aysén, se encuentran formados principalmente por esta especie.
Sin embargo, llama la atención su baja presencia de sólo un 19%, lo que reafirma
que el coironal elegido se encuentra en alta degradación. La segunda especie en
importancia es Molinum spinosum (Neneo), especie también muy abundante en la
Zona de Estepa, pero con mayor abundancia en sectores degradados. Finalmente,
otras especies con algo de presencia fueron Cerastium arvense con 3,8%, Acaena
serícea con 3,4%, Festuca Ovina con 3,0%, Poa ligularis con 2,1% y Taraxaxum
officinale también con un 2,1%.

La evaluación de estos MARAS se realizará cada cinco años (metodología de


muestreo), por lo que la siguiente evaluación correspondería en invierno del 2024.
En ese momento se debería observar cambios en la condición del coironal, por
efecto de la exclusión.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 125


La otra prueba que se realizó en el coironal, fue la incorporación de fertilizantes y
semillas de forrajeras. Esto se realizó a mano la primavera del 2019, no observándose
ningún cambio, ya que las semillas sembradas no lograron establecerse (Figura 3.55).
Sin embargo, la temporada siguiente (primavera 2020), las semillas y fertilizantes se
establecieron con una sembradora cero labranza de discos (figura 3.51), lográndose
una buena germinación y emergencia (Figura 3.56).

Figura 3.55. Fertilización y siembra a mano Figura 3.56. Siembra y fertilización con
incorporado con rastrillo, sin resultados máquina cero labranza, con resultados
positivos positivos

Las especies forrajeras sembradas fueron pradera mixta y alfalfa, para evaluar su
adaptabilidad a las condiciones edafoclimáticas de este sector de coironal y su
capacidad para repoblar el sector del intercoirón. Con esto se espera determinar
el efecto de estas nuevas especies forrajeras sobre la producción del coirón, la
cobertura del intercoirón y la producción de la pradera natural del lugar.

Debido al lento crecimiento de las especies forrajeras exóticas en un ambiente de


coironal, producto de las bajas temperaturas y déficit hídrico, es que en el otoño de
2021 se procedió a evaluar el prendimiento y crecimiento aéreo y subterráneo de
las diferentes especies establecidas.

126 BOLETÍN INIA N° 444


En cuanto a la pradera mixta (festuca, pasto ovillo, trébol blanco y trébol rosado),
las gramíneas establecidas alcanzaron en promedio 5,9 cm de largo de raíces, 45
plantas/20 cm lineales de cultivo, 0.5 gr parte aérea/20 cm lineales de cultivo y 1.3
gr raíces/20 cm lineales de cultivo (Figura 3.57). Las leguminosas acompañantes
de la mezcla (trébol blanco y trébol rosado), no fueron identificadas después de
la primera temporada de establecimiento y probablemente no hayan superado la
época de déficit hídrico de verano. Al evaluar la alfalfa, se pudo determinar que
hubo una adecuada germinación y emergencia en primavera, pero cuando se fue a
evaluar a finales de abril de 2021, se verificó que el material no resistió el estrés
hídrico del verano y, aparentemente se secaron (Figura 3.58).

Figura 3.57. Crecimiento aéreo y radicular Figura 3.58. Semillas de alfalfa emergidas en
de las plantas gramíneas de la mezcla sector de coironal degradado

La razón de los malos resultados en el establecimiento de nuevas especies esta


explicado principalmente por las condiciones climáticas (Figura 3.59). En el mes
de establecimiento precipitaron 22 mm, mientras que los siguientes meses de
crecimiento tuvieron precipitaciones de 13, 8, 22, 6 y 43 mm (nov, dic, ene, feb y
mar, respectivamente). Es decir, salvo enero y marzo, los demás meses son de
extremo déficit hídrico. Sin embargo, se debe aclarar que la precipitación en enero
fue de 14 mm el día 9 y 10 de ese mes y de 5 mm el 15 de enero, que tampoco son
riegos efectivos. A esto se debe sumar la baja temperatura media de esta zona, que
escasamente supera los 14 °C en el mes de febrero, que coincide con déficit hídrico.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 127


Precipitación y T° temporada 2020/21, sector Ñirehuao

45
Precipitación acumulada (mm)

40
35
30
25
20
14,1
15 11,5 12 11,2
10,4
9,3
10 6,9

5
0
Oct-2020 Nov-2020 Dic-2020 Ene-2021 Feb-2021 Mar-2021 Abr-2021

Precipitación Acumulada mm Temperatura del Aire °C

Figura 3.59. Precipitaciones y temperatura del aire en el sector de Ñirehuao, desde octubre
del 2020 a abril del 2021.

Es decir, investigaciones futuras deben continuar por la vía de explorar especies con
mayor resistencia al déficit hídrico y tecnologías de siembras más tempranas (quizás
otoño), uso de acondicionamiento de semillas para germinación y emergencia más
rápida y/o la posibilidad de realizar riegos eventuales y estratégicos en algunos
sectores de coironales, que al menos permitan establecer las semillas durante la
primera temporada.

128 BOLETÍN INIA N° 444


3.8 Comentarios Finales
Los sectores de la región de Aysén que presentan un mayor nivel de erosión y en
algunos casos degradación, se ubican principalmente en los sectores de laderas o
pendientes. Lo anterior, debido a las características geológicas de los suelos de la
región, su ubicación en zonas de pendientes, la perdida de cubierta vegetal tanto de
especies herbáceas, arbustivas y arbóreas producto del manejo de la superficie por
parte del hombre, lo que además ha sido agravado por las condiciones climáticas más
adversas que se presentan en la región de Aysén. En este sentido, la implementación
y evaluación de las diferentes prácticas conservacionistas analizadas en el presente
capítulo, tienen el objetivo de entregar herramientas para frenar los procesos
erosivos y en algunos casos corregir la erosión y/o degradación ya existente.

Las prácticas de zanjas de infiltración, microterrazas y canal de desviación permitirían


controlar la erosión al frenar el escurrimiento superficial de agua ladera abajo, en
eventos de alta precipitación, saturación de suelo y/o congelamiento de suelo. Sin
embargo, lo observado en los típicos suelos andisoles de la región de Aysén, donde
fueron implementadas estas prácticas conservacionistas, permitiría concluir que las
características de porosidad de los suelos y alta densidad aparente, les otorgarían a
estos suelos rápida velocidad de infiltración de agua, lo que disminuiría la posibilidad
de erosión laminar, salvo en casos muy puntuales. A pesar de ello, las plantas (árboles
y arbustos) usados en estas estructuras, han mostrado una cierta tendencia a crecer
algo más en altura y diámetro a la altura del cuello (DAC), lo que permitiría inferir
algún grado de mayor acumulación de humedad en las estructuras, que afecta
positivamente el crecimiento vegetal en las zonas aledañas a estas estructuras. Con
algunos años más de evaluación se podría tener información más sólida al respecto.

Por otro lado, las cárcavas corresponden a grados de erosión y degradación de suelo
muy elevados, ocurridos en sectores de laderas. Los sistemas evaluados en este
programa, permitieron definir distintos tipos de diques en cárcavas, confeccionados
con diferentes tipos de materiales encontrados fácilmente en la región. Además, los
sistemas de revegetación han probado ser efectivos en ayudar al repoblamiento de
las laderas erosionadas con especies herbáceas, lo que sin duda frenará la erosión
existente y al mismo tiempo permitirá revertir el proceso, volviendo a generar una
cubierta vegetal sobre el suelo. A esto se debe añadir la incorporación de especies
arbustivas y arbóreas al interior de la cárcava en el corto plazo, para seguir dando
mayor estabilización a sus laderas y la repoblación general de toda la superficie
erosionada.

En cuanto a suelos frágiles y degradados, lo que se abordó en el presente programa


fue la técnica de exclusión e incorporación de inputs tecnológicos como semillas y

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 129


fertilizantes. Esto se realizó en un suelo de la Zona de Estepa de la región de Aysén,
donde se logra apreciar una positiva y rápida respuesta a la incorporación de semillas
y fertilizantes (vía cero labranza), pero esa respuesta debe seguir monitoreándose
en el tiempo. Además, la evolución e impacto de la exclusión, fue definida en
cuanto a la línea base de la condición inicial, la cual a través del método de MARAS
(Monitoreo Ambiental para Regiones Áridas y Semiáridas), debe irse monitoreando
cada cinco años, para definir así el mejoramiento y/o deterioro de la condición de
suelo y cubierta vegetal del suelo en cuestión.

Finalmente, se evaluó la práctica de cosecha y almacenaje de agua lluvia, la cual


se alza como una alternativa viable para enfrentar y dar solución, al menos en
parte, a la escasez hídrica que esta siendo cada vez más recurrente en el período
de primavera y verano. La evaluación de los sistemas de cosecha en techo y sobre
el suelo, mostraron una adecuada eficiencia en la colecta de aguas provenientes de
lluvia y/o nieve. Si sistemas como estos pudieran ser implementados a nivel predial,
en las infraestructuras existentes (casas, galpones, bodegas, invernaderos, etc.) y/o
sobre suelos de ladera sin uso actual, se podría cosechar agua en los meses de alta
precipitación, para almacenarlos en tambores, estanques, minitranques, embalses,
etc., manteniendo un reservorio de agua para uso doméstico, riego, bebida animal, u
otras, disminuyendo los efectos negativos del déficit hídrico a nivel predial.

130 BOLETÍN INIA N° 444


Capítulo 4

Prácticas agroforestales y restauración


ecológica para conservación de suelos
y agua en Aysén
Jaime Salinas1, Osvaldo Teuber2, Bernardo Acuña3, Carlos Luco4

4.1 Introducción
En la actualidad existe un amplio consenso científico en cuanto a que el fenómeno del
cambio climático es un hecho inequívoco, causado principalmente por la acción del
hombre y evidenciado en hechos empíricos tales como el aumento en la temperatura
de la atmósfera y océano, la disminución en los volúmenes de reservorios de nieve
y hielo, el aumento en concentraciones de gases de efecto invernadero, los cambios
en los regímenes de precipitaciones, por mencionar los principales. En este sentido,
es de gran importancia que las distintas naciones comiencen a incorporar medidas
que permitan una adaptación a estas nuevas condiciones que se están manifestando.
Para responder a esta necesidad, en Chile se han elaborado conjuntamente entre
actores públicos y privados distintos documentos, planes y estrategias nacionales,
de las que se destacan el Plan de Acción Nacional para el Cambio Climático (MMA
2016) y un Plan Específico para el Sector Silvoagropecuario (MMA 2003), los que
definen antecedentes, estrategias, objetivos y principios para afrontar este desafío,
en el cual la institucionalidad ambiental tiene un rol preponderante.

Atendiendo a la problemática anterior, hoy día se cuenta con un amplio número


de prácticas de conservación de suelo y agua, las cuales corresponden a técnicas
y actividades que se ejecutan para conservar estos recursos, evitando su erosión y

1
Investigador Principal, Gerente Instituto Forestal (INFOR) Sede Patagonia, Coyhaique, Chile. E-mail:
jsalinas@infor.cl
2
Investigador Principal, Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Tamel Aike, Coyhaique, Chile.
E-mail: oteuber@inia.cl
3
Asistente de investigación, Instituto Forestal (INFOR) Sede Patagonia, Coyhaique, Chile. E-mail: bacuna@
infor.cl
4
Estudiante de Ingeniería Forestal UACh, alumno en práctica Instituto Forestal, sede Patagonia, Coyhaique,
Chile.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 133


degradación y/o revirtiendo estos procesos. En este sentido, INFOR sede Patagonia
e INIA Tamel Aike, han ejecutado diferentes programas y proyectos en las últimas
dos décadas, donde destacan trabajos sobre sistemas agroforestales y más
recientemente restauración ecológica. Para ello se han implementado unidades
demostrativas y ensayos, de distinta naturaleza, bajo diferentes condiciones
edafoclimáticas y con múltiples objetivos de estudio, que permitan generar
conocimiento técnico sobre estas prácticas, para posteriormente ser transferidos
a productores(as), técnicos y profesionales del área silvoagropecuaria. La última
iniciativa corresponde al programa “Innovación en Prácticas Sustentables para la
Adaptación al Cambio Climático”, cuyas actividades y principales resultados se
presentan en este capítulo.

4.2. Antecedentes generales sobre los sistemas


agroforestales
El concepto de agroforestería o sistemas agroforestales se refiere a esquemas y
tecnologías de uso del suelo, en los cuales las especies leñosas perennes, árboles o
arbustos, se utilizan deliberadamente en el mismo sistema de manejo con cultivos
agrícolas y/o producción animal, en alguna forma de arreglo espacial o secuencia
temporal (ICRAF, 2000; Nair, 1987; Sotomayor y Barros, 2016). En los sistemas
agroforestales existen interacciones tanto ecológicas, como económicas, entre
los diferentes componentes y el propósito es lograr un sinergismo entre estas que,
conduzca a mejoras netas en el sistema, tales como productividad y sostenibilidad,
además de diversos beneficios ambientales y sociales (Sotomayor y Barros, 2016).

Con el uso de la agroforestería se logra producir alimentos para el hombre, como


carne, frutos, productos forestales no madereros (PFNM) y hortalizas, entre otros,
forraje para los animales; productos para la venta derivados del ganado, como carne,
lana, leche y otros, y productos forestales, como madera, leña, carbón y otros.

El uso de los árboles o especies leñosas en general, en conjunto con actividades


agropecuarias, permite además la oportunidad de balancear el uso productivo
de los suelos, con la protección de los recursos naturales del predio, como suelo,
agua, fauna silvestre, animales domésticos y cultivos agrícolas. Se deben utilizar las
especies más adecuadas al lugar, elegir la época correcta de plantación, de siembra
de especies vegetales herbáceas y de uso de los animales, combinando esto con el
ordenamiento apropiado para obtener los mejores resultados.

134 BOLETÍN INIA N° 444


4.2.1 Categorías de Sistemas Agroforestales

Según el ICRAF (2000), se definen dos grandes categorías de sistemas agroforestales:


Sistemas Simultáneos y Sistemas Secuenciales.

4.2.1.1 Sistemas Simultáneos

Los sistemas simultáneos se caracterizan por incorporar y combinar árboles con


cultivos o animales en un mismo tiempo y unidad de superficie. Son sistemas en
los cuales existe una alta competencia por luz, agua y nutrientes, la cual puede
ser minimizada mediante un adecuado espaciamiento. La componente arbórea, en
general, se caracteriza por ser de lento crecimiento, desarrollo radicular profundo y
dosel pequeño (Gatica et al., 2000; Sotomayor y Barros, 2016).

Los sistemas más comunes que se pueden encontrar en unidades campesinas


son: límites de huertos de cultivos, setos vivos en curvas de nivel, franjas leñosas,
cercos vivos, sistemas silvopastorales bajo diferentes arreglos espaciales, sistemas
silvoagrícolas, sistemas de protección en cultivos perennes, cortinas cortavientos,
bosquetes que sirven de galpones biológicos o naturales y fajas de intercultivos.

Las especies leñosas usadas dependerán de las condiciones edafoclimáticas y de


las necesidades de los agricultores y su ordenamiento espacial debe ser acorde con
la componente productiva que se desea beneficiar, o el elemento permanente que
se requiera proteger.

4.2.1.2 Sistemas Secuenciales

Los sistemas secuenciales son aquellos en los que cultivos y árboles son turnados
para ocupar el mismo sitio. Estos sistemas generalmente comienzan con cultivos
y luego de la cosecha de los mismos se plantan árboles, logrando que el tiempo
en que se mantiene la competencia sea mínimo. La componente arbórea en este
caso debe ser de rápido crecimiento, sistema radicular profundo y gran desarrollo
de dosel para competir mejor con las malezas (Gatica et al., 2000). Los sistemas
más implementados son el mejoramiento del barbecho, la rotación de cultivos y el
sistema Taungya, entre otros.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 135


4.2.2 Prácticas Agroforestales

4.2.2.1 Silvopastoreo o Sistemas Silvopastorales

El silvopastoreo o sistema silvopastoral es una práctica agroforestal que combina


árboles, praderas o forraje y producción de ganado en un mismo sitio y unidad de
tiempo. Los árboles se manejan para obtener madera, con diferentes objetivos a
la vez, como proveer sombra y albergue al ganado y protección a la pradera. En
este caso, de los árboles se puede obtener madera para usos industriales y para
usos domésticos (construcciones, leña, carbón), productos forestales no madereros
(frutos, hojas, semillas, hongos y otros), protección y albergue para el ganado y
también protección para el suelo y cursos de agua. El ganado por su parte generará
un ingreso para el agricultor mientras crecen los árboles, del cual se podrá obtener
carne y otros productos, como leche, lana y cueros, los que pueden ser destinados
para venta o autoconsumo.

Figura 4.1. Componentes de los sistemas silvopastorales (Salinas et al. 2017).

En general, los sistemas silvopastorales pueden proveer ingresos económicos, a la


vez que crean un sistema sostenible con beneficios ambientales y sociales. Cuando
estos sistemas son bien administrados, ofrecen una variedad de oportunidades para
comercialización, que pueden ayudar a estimular el desarrollo de la economía rural.
Un sistema silvopastoral puede originarse de dos formas, la primera es estableciendo
plantas en sitios donde no las hay, bajo un arreglo silvopastoral (en fajas u
homogéneo), en este caso se habla de una plantación silvopastoral. La segunda
forma es a través del manejo silvícola (poda, raleo) de bosques bajo un enfoque
silvopastoral. Este último es muy usado en plantaciones de Pinus spp. y de algunas
especies nativas de la región de Aysén (Figura 4.2 y 4.3) (Salinas et al. 2016 y 2017).

136 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 4.2. Sistemas silvopastoral homogéneo de pino contorta, región de Aysén

Figura 4.3. Sistema silvopastoral en un bosque de ñirre, región de Aysén.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 137


4.2.2.2 Cortinas Forestales Cortavientos
Este tipo de sistema está diseñado para la protección de los cultivos agrícolas,
ganado, infraestructura y de recursos naturales, especialmente del suelo. Consiste
en el establecimiento de una o más hileras de árboles, en forma perpendicular al
viento, como una barrera vegetal para detener el viento o para reducir su intensidad
(Figura 4.4 A y B). Este tipo de cortinas forestales pueden comprenden una o más
hileras de árboles y/o arbustos, que forman una barrera perpendicular a la dirección
predominante del viento. La implementación de una cortina forestal promueve
un aumento de la producción de forraje de la superficie protegida, determinado
por los cambios microclimáticos en el sitio, que derivan de la disminución de la
velocidad del viento (Amico, 2011). Para tal caso, los beneficios que otorga el
establecimiento de una cortina son varios, entre los que se pueden destacar: a)
evitar la rápida evaporación que se produce en suelos con escasa humedad, b)
proteger al ganado en períodos invernales y de bajas temperaturas, c) ayudar al
crecimiento de empastadas y praderas, d) reducir la erosión eólica en zonas de
vientos intensos, e) detener el desplazamiento del aire frío, previniendo heladas
en terrenos accidentados, f) brindar resguardo a casas rurales e infraestructura y
f) proporcionar productos maderables como no maderables, entre otros (Alarcón y
Matzner, 2002).

Otro beneficio de las cortinas es que pueden ser utilizadas como deslindes de
predios, cercos y, con un adecuado manejo de los árboles, se pueden obtener
productos maderables (madera, leña, carbón, postes) y/o productos no maderables
(frutos, flores para miel, hongos y otros).

A B

Figura 4.4. Cortina cortaviento forestal con especies nativas y exóticas, sector Cisne Medio.
Establecimiento septiembre 2008 (A) y medición en marzo 2018 (B).

138 BOLETÍN INIA N° 444


Cortinas Forestales Multipropósito
Las cortinas multipropósito son prácticas agroforestales para la conservación del
suelo, pero con una variación en cuanto al valor productivo que se les da a las
especies arbóreas y arbustivas que la componen. Estas se diseñan para proteger
de adversidades climáticas (viento, radiación, lluvias) y a la vez entregar fuentes
maderables y no maderables a la propiedad rural. Sin embargo, en el establecimiento
de cortinas multipropósito es importante considerar especies forestales (nativas
o exóticas) de rápido crecimiento, que permitan entregar una dimensión mayor a
la cortina y protección (nodrizaje) a otras especies. En las hileras siguientes y de
menor exposición al viento, se sugiere utilizar especies de mayor valor (maderero,
no maderero, melífero, forrajero, etc.). Finalmente, la última hilera se recomienda
utilizar árboles bajos o arbustos, estos entregarán protección a las zonas bajas de
la cortina y a la vez pueden generar productos extras (alimentos). Es decir, adicional
a la función principal de la cortina que es la protección del viento y modificación
de condiciones microclimáticas, las cortinas multipropósito buscan como objetivo
generar productos adicionales, como madera de alta calidad, frutos, flores para
producir miel, forraje, entre otras.

4.2.2.3 Protección de Riberas


Otro uso de la agroforestería es su aplicación en zonas de protección de cursos
de aguas, en riberas de ríos, esteros, arroyos y lagos. En este caso se utilizan
árboles, junto con arbustos y especies vegetales (pastos), estableciéndolos en la
ribera del curso de agua y en zonas aledañas (Figura 4.5 A y B). Esta vegetación
ayudará a reducir la erosión, atrapar contaminantes (herbicidas, fertilizantes y otros
elementos contaminantes), para evitar que lleguen a los cursos de agua, mejorando
así la calidad de esta, el hábitat para la fauna y aumentando la biodiversidad.

Entre los beneficios del manejo y protección de riberas y cursos de agua se


encuentran:

• La vegetación protectora actúa como un filtro biológico efectivo de sedimentos


y productos químicos, provenientes de pesticidas, herbicidas y fertilizantes,
disminuyendo su concentración en el agua, mejorando así su calidad.
• La vegetación proporciona sombra al agua, reduce variaciones de su temperatura
y mejora las condiciones para la vida acuática existente en ella. Además,
constituye una fuente de alimento para la vida acuática.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 139


• Sirve de protección y de hábitat para la vida silvestre.
• Los árboles y arbustos presentes en esta zona sirven de estabilizador de sus
riberas y áreas adyacentes.
• Mejora las características físicas, químicas y biológicas del agua.
• Aumenta la biodiversidad biológica, la captura de carbono y mejora el paisaje
rural.

A B

Figura 4.5. Barreras vegetales en sistema de protección de riberas antes del manejo (A) y
después del manejo (B), sector Cerro Galera región de Aysén.

4.2.3. Restauración Ecológica

La restauración ecológica está definida como el proceso de ayudar al


restablecimiento de un ecosistema que se ha degradado, dañado o destruido (SER,
2004). Se trata, por tanto, de una transformación deliberada y que se basa en la
capacidad de respuesta de los ecosistemas para restituir sus funciones y procesos
básicos. En consecuencia, no sólo intenta devolver los ecosistemas a su condición
original, sino también darles una perspectiva de futuro basada en la dinámica de
cambio o sucesión de la diversidad biológica. Todo ello, considerando la ecología,
pero además la dimensión social, política, económica y ética.

Un diagrama conceptual sobre la restauración de bosques, basado en Stanturf


(2005) y adaptado a la realidad chilena (Figura 4.6), propone tomar en cuenta las
relaciones entre cambios de uso del suelo (deforestación) y cobertura boscosa
(degradación). Según este diagrama, la trayectoria de la degradación tiene como
punto de partida un bosque idealizado “Ω” y avanza hacia un estado “A” a través de
estados intermedios (B1, B2, B3), representando “A” un sitio extremo deforestado y
convertido a otro uso de suelo. Todos estos estados representan puntos de inicio

140 BOLETÍN INIA N° 444


para trayectorias de restauración. El trayecto entre “A” y “Ω” representa lo que
estrictamente se entiende como “restauración ecológica”, proceso a través del
cual se pretende recrear el ideal de ecosistema, es decir, que a futuro retome su
trayectoria ecológica natural, de preferencia hacia un estado similar al previo a la
degradación.

Figura 4.6. Diagrama conceptual asociado a la restauración de Bosques. Modificado de


Stanturf (2005); Bannister et al. 2016.

La reconstrucción, por su parte, se refiere a la restauración de ecosistemas bajo


usos de suelos distintos al forestal (agricultura, zona urbana, etc.), a través de
plantaciones o invasión natural. El punto final de una reconstrucción puede ser
cualquiera de los estados “B”, por ejemplo, un bosque natural de baja diversidad
(B2) o una plantación mixta de especies nativas (B3). La rehabilitación de bosques,
en tanto, tiene su punto de inicio en alguno de los estados intermedios (B1, B2, B3),
los cuales se caracterizan por una cobertura boscosa degradada, no obstante, no ha
ocurrido un cambio del uso del suelo. Rehabilitación abarca una serie de técnicas
para restaurar la estructura, composición florística y regímenes de disturbios. En los
casos de rehabilitación, el objetivo es llegar a estados de mayor complejidad (B1,
B2), pero no necesariamente al supuesto estado histórico previo a la perturbación
del ecosistema. Alternativamente, un sitio puede estar tan degradado que puede ser

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 141


necesario reemplazar especies nativas por exóticas, para recuperar la productividad
del sitio (Jacobs et al., 2015; Bannister et al., 2016). En estos casos esta acción se
llama “reemplazo” y su punto final sería “C”. No obstante, a través de la “conversión”,
también se puede llevar a estos sistemas reemplazados a estados cercanos al natural
o histórico. Esto último también podría suceder con el tiempo, potencialmente con
la rehabilitación y reconstrucción, si es que se cambian los objetivos a largo plazo,
luego de éxitos en el mediano plazo.

4.3 Experiencias agroforestales y de restauración


ecológica en Aysén
Las experiencias se desarrollaron en la región de Aysén, la que se extiende entre los
paralelos 43°30” y 49°16” de latitud sur y específicamente en las comunas de Rio
Ibáñez, Chile Chico, Cochrane, Aysén y Coyhaique (Figura 4.7).

Figura 4.7. Ubicación de las experiencias con prácticas agroforestales y restauración


ecológica.

142 BOLETÍN INIA N° 444


Las prácticas agroforestales y de restauración ecológica se implementaron
en dos de las tres zonas agroecológicas de la región de Aysén. La zona húmeda
comprendida por sectores cercanos a Puerto Aysén, Mañihuales, Bahía Murta y Los
Ñadis. La zona se caracteriza por un paisaje montañoso, pendientes escarpadas,
con presencia de terrazas aluviales generalmente de muy reducida extensión, con
presencia de áreas pantanosas (mallines). Los suelos tanto de montañas como
valles se han derivado a partir de cenizas volcánicas. Los suelos de estas zonas
se caracterizan por tener bajos niveles de fosforo (67% de los suelos). En relación
al clima, se caracteriza por una alta caída pluviométrica (2.000 a 4.000 mm/año),
uniformemente distribuidos a lo largo del año. La temperatura en estos sectores
alcanza una media de 9°C, con una distribución muy uniforme y una alta humedad
relativa siempre superior al 80 %.

La otra zona es la Intermedia, en sectores cercanos a Coyhaique, Puerto Ibáñez,


Chile-Chico y Cochrane. Se caracteriza por un paisaje principalmente de piedmonts,
con pendientes dominantes entre 4 a 10%, llegando hasta 30% en algunos
sectores. Los suelos se han derivado de diferentes depósitos de cenizas volcánicas,
moderadamente profundos a profundos, débilmente estructurados y con drenaje
interno de bueno a moderado. Según la clasificación de Koeppen el clima
corresponde a trasandino con degeneración estepárica, alcanzando precipitaciones
promedio de 500 a 1500 mm/año, la cual tiende a disminuir levemente hacia el
este. La temperatura promedio anual es de 8,7 °C (máxima de enero es de 18,7°C y
mínima de julio es de -0,7°C).

En el cuadro 4.1 se describen los antecedentes generales de cada unidad


implementada.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 143


Cuadro 4.1. Antecedentes generales de las unidades demostrativas agroforestales y de
restauración ecológica implementadas en la región de Aysén.
Zona Comuna Sector Propietario (a) Práctica
Pto. Aysén Mañihuales Enrique Alliende Restauración ecológica
Pto. Aysén Mañihuales Guillermo Schwerter Cortina multipropósito
Centro Coyhaique Bajo Hondo Rafael Sánchez Cortina multipropósito
Pto. Aysén Mañihuales Enrique Alliende Protección de riberas
Pto. Aysén Mañihuales Enrique Alliende Plantación Silvopastoral
Coyhaique Cuesta Alvarado Alejandro Ossa Plantación silvopastoral
Coyhaique Mano Negra Osvaldo Schadebrodt Restauración ecológica
Centro - Río Ibáñez Bajada Ibáñez Óscar Lagos Cortina multipropósito
Sur Río Ibáñez Bahía Murta Jorge Abarzua Cortina multipropósito
Río Ibáñez Bajada Ibañez Ernesto Sandoval Plantación silvopastoral
Chile Chico Chile Chico Isabel Crespo Cortina multipropósito
Chile Chico El Furioso Laura Antipani Restauración ecológica
Cochrane Las confluencias Rodolfo Catalán Cortina multipropósito
Sur Cochrane Tres Lagos María Elena Inostroza Cortina multipropósito
Cochrane El Maitén Cesar Reyes Plantación silvopastoral
Cochrane Tres Lagos María Elena Inostroza Protección de riberas
Cochrane Los Ñadis Nelson Gallardo Restauración ecológica

4.3.1 Etapas para la implementación de las prácticas

4.3.1.1 Identificación de sitios y prácticas

Se visitaron predios de las diferentes provincias y zonas de la región, con el fin


de seleccionar sitios potenciales para establecer cada práctica. Esta primera
visita de inspección fue fundamental para el desarrollo de la propuesta técnica.
Los sitios además de poseer aspectos geográficos de interés, también debían
poseer propietarios comprometidos y responsables para que la propuesta tenga
sustentabilidad en el tiempo.

En los sitios seleccionados se establecieron las siguientes cuatro prácticas, cuyos


objetivos fueron:

• Cortina Cortaviento multipropósito: El objetivo fue establecer especies


exóticas y nativas de tipo arbóreas y arbustivas, para evaluar su adaptación
a las diferentes condiciones edafoclimáticas de las zonas donde fueron
establecidas. Con la medición permanente en el tiempo se podrá conocer

144 BOLETÍN INIA N° 444


la(s) mejor (es) especie(s) que permitan contribuir con la disminución de
la velocidad del viento, la protección del suelo, así como la provisión en el
mediano plazo de bienes madereros y no madereros para el productor.
• Plantación silvopastoral multipropósito: El objetivo de esta práctica fue
establecer diferentes especies arbóreas exóticas y nativas, para evaluar su
adaptación a las diferentes condiciones edafoclimáticas de las zonas donde
fueron establecidas. Con una evaluación continua en el tiempo, se podrá
contar con información sólida sobre las especies más adecuadas en cuanto a
adaptación, crecimiento, desarrollo y generación de productos extra (forestales
y no forestales), que permita hacer recomendaciones de uso a los productores
locales.
• Restauración ecológica: El objetivo de esta práctica fue restablecer la
capacidad de los sitios forestales degradados, para que estos puedan recuperar
la función de suministrar productos y servicios ecosistémicos en el tiempo. Esto
se realizó a través del establecimiento de especies nodrizas y especies nativas
propias del sector, utilizando para ello diferentes técnicas de establecimiento
y protección.
• Protección de riberas: El objetivo de esta práctica fue establecer especies
arbóreas y arbustivas, nativas y exóticas, que al ser plantadas en las riberas y
sitios aledaños a cursos de agua intraprediales (ríos pequeños, arroyos, esteros,
cursos de agua eventuales), permitieran proteger la ribera del curso de agua,
evitando su erosión y minimizando el efecto de inundaciones, mejorando de
esta forma la calidad del agua y la protección del suelo.

4.3.1.2 Diseño e implementación de prácticas

Una vez identificados los sitios, se diseñaron las diferentes prácticas. Para algunas
prácticas ya existen diseños probados, por lo que la implementación fue rápida.
En otros casos, las prácticas debieron ser más trabajadas y analizadas con mayor
detalle. Para la implementación de las prácticas se realizaron diversas actividades
que se detallan a continuación:

Cerco perimetral y protección de plantas: La implementación de un cierre


perimetral es vital antes de la plantación, para así proteger las plantas del ganado
domestico mayor (bovino, ovino, caprino). Adicionalmente, al integrar malla al
cerco, es posible excluir el ataque de fauna silvestre (conejos, liebres), que juntos
al ganado domestico son los principales agentes de daño y causas de fracaso de las
prácticas agroforestales.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 145


Los cierres perimetrales implementados en todas las prácticas, corresponden a
cercos de 6 hebras de alambre liso y 1 hebra de alambre de púas. Los postes están
distanciados cada 3 o 4 m, dependiendo del relieve del terreno. Sobre el alambrado
se instaló una malla hexagonal (tipo gallinera), enterrada 20 cm en el suelo para
evitar la entrada de lagomorfos (Figura 4.8).

Alambre de púas

Alambre liso

Alambre liso

Nivel del suelo


Malla
1
metro
3a4
metros

Figura 4.8. Esquema de cerco tradicional con malla hexagonal implementado para proteger
las prácticas.

Selección de especies: Las especies a establecer en cada práctica fueron elegidas en


relación a su autoecologia, que es la rama de la ecología que se encarga de estudiar
las adaptaciones que sufre una especie para poder establecerse en su hábitat. Otro
aspecto considerado fue probar nuevas especies que pudieran adaptarse a los
sitios seleccionados y que pudieran entregar resultados positivos para las actuales
proyecciones de cambio climático. De acuerdo a la disponibilidad de plantas y
especies, se obtuvieron plantas de los principales viveros regionales como el de
INFOR, vivero en Mañihuales de la empresa Forestal Mininco, vivero de CONAF en
Puerto Aysén y otras adquiridas por INIA en diferentes viveros de la Zona Central,
Centro Sur y Sur. Se procuró elegir plantas de calidad con adecuado crecimiento
radicular y diámetros a la altura del cuello vigoroso superiores a los 5 mm.

146 BOLETÍN INIA N° 444


Dimensión y distribución de las especies: Las cortinas cortavientos multipropósito
se diseñaron con tres hileras, con distanciamientos de 2,0 m entre hileras y 2,0 m
sobre hilera. Las superficies establecidas con cortinas fueron entre 250 y 500 m².
Se mantuvo una distancia desde el cerco a la primera hilera de 1,0 m, para evitar
el ramoneo o daño de animales mayores. El distanciamiento que se designa se
relaciona con la efectividad de la cortina, reduciendo la velocidad y energía del
viento. Las demás prácticas como plantaciones silvopastorales, protección de riberas
y restauración ecológica tuvieron superficies distintas, dependiendo de la realidad
y topografía del sitio, moviéndose entre 0,05 y 1 ha. Lo anterior también dependió
del número de especies usadas, el tamaño del curso de agua y/o la disponibilidad de
terreno en el predio del productor.

Confección de casillas y plantación: Las casillas corresponden a un agujero de


plantación donde sólo se prepara la superficie donde se establecerá la planta.
Corresponde a una preparación de suelo individual, que debe ser amplia para permitir
el adecuado desarrollo de las raíces, durante los primeros años de desarrollo de
árboles y arbustos. Las casillas más tradicionales tienen dimensiones de 40*40*40
cm de ancho, largo y profundidad. Sin embargo, desde un punto de vista práctico,
en este programa las casillas se confeccionaron con un barreno ahoyador de 25
cm de diámetro. Además, en algunas situaciones se instalo un mulch o malla anti
malezas de color negro, para proteger los árboles y arbustos de la comptetencia
por malezas, sobre todo en los primeros años de desarrollo. La plantación se realizó
en tres bolillo, utilizando una pala plantadora metálica y el barrenador ahoyador
(Figuras 4.9 A, B, C y D).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 147


A B

C D

Figura 4.9. Confección de casilla con barreno ahoyador (A), casilla confeccionada (B),
plantación realizada y trabajo de suelo para instalación de mulch (C) y planta con mulch
plástico (D).

En el caso de la restauración ecológica se realizó una plantación en clúster o núcleos,


que imita la dinámica natural de las especies. Esta técnica es ampliamente utilizada
en diferentes trabajos de restauración considerada para el género Nothofagus. El
diseño de cada clúster se aprecia en la figura 4.10 A, donde se representa la especie
principal, la que entregará mayor valor económico en el largo plazo (ej. Coigüe),
seguido por especies acompañantes como ciruelillo que son nativas propias del sitio
y finalmente la especie secundaria que entrega protección y normalmente es la más
rustica y adaptada al sitio, en este caso es calafate. Cada clúster está dispuesto

148 BOLETÍN INIA N° 444


por una especie principal y dos especies acompañantes. En algunas situaciones se
utilizaron protectores individuales (Shelter de polipropileno) (Figura 4.10 B), que son
dispositivos utilizados para la protección de las plantas ante el ataque de liebres,
al mismo tiempo este tipo de protección protege las plantas de las condiciones
atmosféricas, principalmente viento y temperaturas extremas, formando un micro
ambiente que favorece su crecimiento.

A B

Coigue
Calafate
Ciruelillo

Figura 4.10. Diseño de plantación en núcleos del módulo de restauración forestal (A) y
protección de plantas con shelter de polipropileno (B)

Al mismo tiempo, en la etapa de plantación se utilizaron legados biológicos naturales


del sitio (troncos muertos, matorrales, etc.) (Figura 4.11 A y B), que han demostrado
resultados positivos en cuanto a protección natural de plantas.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 149


A B

Figura 4.11. Utilización de legados biológicos (troncos muertos) en la restauración ecológica


de bosques (A y B)

Homogenización del Talud: Para la práctica de protección de riberas, se aplicó este


manejo en aquellos casos donde el talud o borde del curso de agua se encontraba
erosionado y en proceso de desmoronamiento. De esta manera se evita la caída de
suelo al curso de agua, se evita el embancamiento, la acumulación de sedimentos
y la perdida de suelos productivos. En el caso de realizar este manejo, se procede a
trabajar el borde o ribera, formando un talud con una pendiente de compensación
más suave (menor a 45°), para poder establecer allí vegetación protectora de la
ribera (Figura 4.12).

150 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 4.12. Trabajo de homogenización del talud en unidad de protección de riberas
Mañihuales.

Evaluación de prácticas: Para cuantificar la eficacia de cada práctica, se procedió


a llevar los registros de las principales variables de crecimiento de las plantas
establecidas, tales como el diámetro a la altura del cuello (DAC ± 0,01 mm) y altura
total (HT ± 0,1 cm). Además, con el objeto de determinar parámetros de calidad de
las plantas, se estimaron algunos índices como el de Esbeltez (IE), que es el cociente
entre la altura total y el diámetro de cuello (HT/DAC). Además, se evaluó visualmente
la supervivencia de cada planta establecida y manejada.

4.4. Resultados en cortinas cortaviento


multipropósito
Entre los sistemas agroforestales, las cortinas cortaviento son las prácticas más
utilizadas entre los productores, debido a su amplia divulgación y beneficios que
entregan en sitios con vientos fuertes. Al utilizar especies que poseen diversas
funcionalidades (llamadas especies multipropósito), se entrega al productor una
amplia gama de beneficios, entre los que destacan la producción de alimentos, de
madera, leña y forraje, entre otros. En este sentido se habla de cortinas cortaviento

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 151


multipropósito, ya que los objetivos que cumplen los árboles, no son tan solo la
reducción de la velocidad del viento, sino que se suman otros beneficios, como los
antes descritos.

La elección de cada especie arbórea y/o arbustiva es relevante para una correcta
adaptación al sitio. En esta práctica se evaluaron especies arbóreas y arbustivas
ya conocidas y probadas en la región. Sin embargo, también se implementaron
varias especies nuevas, con el fin de evaluar su respuesta y comportamiento a los
diferentes sitios evaluados. El detalle de cada especie, para cada una de las hileras
de la cortina, se presentan en el cuadro 4.2.

Cuadro 4.2. Especies utilizadas en el establecimiento de las cortinas cortaviento


multipropósito.
Comuna Nombre Hileras Especies
1 Álamo Eridano* – Pino piñonero – Pino Oregón
Cortina
Aysén Mañihuales 2 Nogal – Raulí – Avellano Europeo
3 Luma – Grosella - Maqui
1 Pino ponderosa - Álamo Hill* - Álamo Árbol 1*
Cortina Ibáñez 2 Maitén - Lenga - Ciruelillo
Río Ibáñez 3 Calafate - Grosella
1 Pino oregón - Álamo Hill* - Álamo Árbol 1*
Cortina Murta 2 Raulí – Nogal - Avellano Europeo
3 Calafate – Luma – Grosella - Maqui
1 Pino Piñonero - Álamo Hill- Pino Oregón -Álamo Eridano*
Cortina Chile-
Chile-chico Chico 2 Castaño – Maitén - Avellano Europeo
3 Calafate – Luma – Grosella - Maqui
1 Maqui – Grosella – Calafate
Cortina 2 Raulí – Maitén
Cochrane
Cochrane 3 Encino – Pino ponderosa
1 Pino tuja – Álamo Guard* – Álamo Eridano*
Cortina sector 2 Pino piñonero – Larix
Baker
3 Calafate
1 Pino ponderosa
Cortina Bajo
Coyhaique Hondo 2 Ciruelillo y Maitén
3 Grosella y Calafate
(*) Corresponden a clones de la especie Populus spp.

152 BOLETÍN INIA N° 444


4.4.1 Cortina multipropósito Bajo Hondo
Propietario : Rafael Sánchez Ubicación : El Richard/Bajo Hondo
Nombre Predio : Lote - 1 Dimensión : 100 x 5 m
Fecha plantación : 9-10-2018
Diseño de la cortina Bajo Hondo:

2m 2m 2m 2m

2m 2m 2m 2m

1 1 1 1 1 1 1

Ponderosa Ciruelillo Grosella

Maitén Calafate

(*) Corresponden a clones de la especie Populus spp.

Tras una observación preliminar de las características del sitio y de los ecosistemas
forestales predominantes del lugar, se decidió a establecer las siguientes especies:

Pino ponderosa Maitén Calafate Ciruelillo

Madera Forraje Fruto Melífero

Figura 4.13. Especies y principal uso de la cortina cortaviento multipropósito de Bajo Hondo

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 153


A través de la evaluación de la primera temporada, se determinó que la especie de
mejor adaptación al sitio fue pino ponderosa, especie que obtuvo una supervivencia
mayor a 90%. La segunda hilera, compuesta por individuos de ciruelillo y maitén
mostró una supervivencia < 30%, lo que fue disminuyendo en el tiempo hasta
la pérdida total de estas especies. Mientras que la tercera hilera (en posición
de sotavento), compuesta por las especies calafate y grosella, presentaron una
supervivencia de 50 – 60% (Figura 4.14 A).

A Supervivencia (%)
100
Supervivencia (%)

80

60

40
Pino ponderosa
20
Calafate
0
2018 2020
B C
14,0 HTOT (cm)
12,0 50,0
10,0 40,0
DAC (mm)

HTOT (cm)

8,0
30,0
6,0
20,0
4,0
2,0 10,0

0,0 0,0
2018 2020 2018 2020
Pino ponderosa Calafate Grosella Pino ponderosa Calafate Grosella

Figura 4.14. Estado de supervivencia (A) variación de DAC (B) y altura/HT (C) de las especies
de la cortina multipropósito de bajo Hondo.

En relación al diámetro a la altura al cuello (DAC) y altura total (HT) de las especies,
se realizó la medición sólo de algunas plantas (plantas con una placa identificadora).
En la figura 4.14 B y C se presenta la variación de incrementos en DAC y altura de las
diferentes especies plantadas.

154 BOLETÍN INIA N° 444


Se puede observar que al momento de establecimiento la especie de mayor
diámetro y altura correspondió a pino ponderosa (8,15 mm DAC y 44,8 cm de altura)
(Cuadro 4.3). En relación a su crecimiento pino ponderosa creció 4,6 mm en DAC
y solo 0,65 cm en altura. Grosella creció en DAC 4,23 mm y 0,09 cm en altura y
calafate obtuvo menor crecimiento en DAC (1,49 mm) pero mayor incremento en
altura (3,49 cm).

Cuadro 4.3. Incremento en diámetro y altura de especies presentes en cortina multipropósito


de Bajo Hondo.
DAC (mm) Altura (cm)
Especie
2018 2019 INC_dac 2018 2019 INC_ht
Pinus ponderosa 8,15 12,74 4,59 44,83 45,48 0,65
Berberis microphylla 3,29 4,78 1,49 31,93 35,42 3,49
Ribes rubrum 4,18 8,41 4,23 45,95 46,05 0,09

4.4.2 Cortina multipropósito Mañihuales


Propietario : Guillermo Schwerter Ubicación : Mañihuales
Nombre Predio : Las Golondrinas Dimensión : 50 x 5 m
Fecha plantación : 25-9-2020
Diseño de la cortina Mañihuales:

1m

1,8
2m

1,8
1m

Alamo eridiano Nogal Luma


Pino piñonero Raulí Grosella
Pino oregón Avellano E. Maqui

La sobrevivencia alcanzó el 78 %, en la medición realizada en febrero del año 2021.


En la hilera N°1 se observó una supervivencia del 100% para álamo, pino oregón
y pino piñonero. En hilera N°2, sólo avellano europeo logro una supervivencia del
100%, seguido de nogal con un 67% y raulí un 0%. En la tercera hilera maqui y

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 155


grosella presentaron una supervivencia del 100%, mientras luma no logro sobrevivir.
Un factor extrínseco que afecto a especies como raulí y luma fue el ingreso de
ganado doméstico (caprino) al interior de la cortina, que causo daño a las plantas,
además de la competencia por especies herbáceas (pradera natural residente)
(Figura 4.15 A y B).

En relación al diámetro altura al cuello (DAC) y altura total (HT) de las especies,
el cuadro 4.4 presenta un resumen de las variables registradas. Lamentablemente
no fue posible mantener una nueva evaluación que muestre los incrementos de
cada planta, debido al ingreso de ganado caprino que perjudico el ensayo. Solo se
muestran los antecedentes iniciales de la cortina, que muestran en la hilera N°1 que
álamo posee mayores tamaños (DAC= 18,3 mm y HT= 112,6 cm), seguidos de pino
piñonero (DAC= 8,0 mm y HT= 41,7 cm) y pino oregón (DAC= 6,8 mm y HT= 54,3 cm),
respectivamente.

Cuadro 4.4. DAC, altura de plantas e índice de esbeltez de la cortina cortaviento


multipropósito de Mañihuales.
N° hilera Especie DAC (mm) DAC (mm) Índice de esbeltez (IE)
Álamo 18,31 ± 2,3 112,6 ± 11,7 6,15
Hilera 1 Pino oregón 6,8 ± 1,6 54,3 ± 2,5 7,98
Pino piñonero 8,03 ± 1 41,7 ± 9,6 5,19
Nogal 27,4 ± 6,4 171,7 ± 24,7 6,26
Hilera 2 Raulí - - -
Avellano europeo 15,3 ± 3,4 108,7 ± 34,5 7,10
Maqui 4,71 ± 0,9 29 ± 1,7 6,15
Hilera 3 Grosella 3,69 ± 0,5 17,5 ± 8,6 4,74
Luma - - -

En la segunda hilera nogal presentó un DAC medio de 27,4 mm mientras que el de


avellano europeo fue de 15,3 mm. El índice de esbeltez para estas especies fue de
6,3 y 7,1 respectivamente. Finalmente, las plantas de maqui y grosella tuvieron una
altura de 29 y 17,5 cm respectivamente.

156 BOLETÍN INIA N° 444


A B

Figura 4.15. Cortina cortaviento Mañihuales antes del control de malezas (A) y después del
control (B)

4.4.3 Cortina multipropósito Bahía Murta


Propietario : Jorge Abarzua Ubicación : Bahía Murta
Nombre Predio : El Porvenir Dimensión : 50 x 5 m
Fecha plantación : 10-09-2020
Diseño de la cortina Bahía Murta:

0,6 2m

1,8
2m

1,8
1m
0,6

Pino oregón Nogal Luma


Alamo hill Raulí Grosella
Alamo eridano Avellano E. Maqui

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 157


Al mes de febrero de 2021 se determinó una sobrevivencia de plantas del 87,2 %,
donde las especies que presentaron mayor mortalidad fueron Álamo árbol 1 con
un 75 % de mortalidad, seguido por Nogal con una mortalidad del 33 %. Para el
registro del diámetro a la altura de cuello (DAC) y altura (cm), solo se consideraron
las plantas con identificación, las que serán evaluadas en el largo plazo. En el cuadro
4.5 se presenta un resumen de las variables medidas en septiembre del 2020 y
enero del 2021, con un indicador porcentual del aumento o disminución de cada
una de las variables registradas.

Cuadro 4.5. DAC, altura y sobrevivencia de la cortina cortaviento multipropósito de Bahía


Murta.
sept-20 ene-21
Especie
DAC Altura (cm) Supervivencia DAC Altura (cm) Supervivencia DAC Variación
(mm) (mm) (mm) Altura (%)
Pino Oregón 11,7 ± 1,3 66,3 ± 6,5 100% 11,4 ± 1,2 67 ± 4 100% - 1,4 + 1,3
Hilera 2 Hilera 1

Álamo Hill 9,7 ± 1,7 52,3 ± 13,7 100% 12 ± 2,3 93,7 ± 16,2 100% + 22,9 + 84,7
Álamo árbol 1 16,5 ± 4,3 108,3 ± 10,1 100% - - 0% - -
Raulí 8±1 76 ± 5,6 100% 11,7 ± 3 84,7 ± 11,8 100% + 44,9 + 12
Nogal 28,1 ± 5,8 108,3 ± 1,5 100% 30,3 ± 4,6 113,2 ± 3,3 100% + 8,6 + 4,5
Av. Europeo 16 ± 0,3 157,3 ± 19,1 100% 16,4 ± 0,4 159,3 ± 22,8 100% + 2,2 + 1,1
Calafate 5,2 ± 1,6 47 ± 21,3 100% 6,1 ± 1,3 49,3 ± 19,4 100% + 21,2 + 7,5
Hilera 3

Luma 4,4 ± 0,2 40 ± 10,4 100% 4,5 ± 0,2 42,2 ± 4,1 100% + 2,3 + 9,2
Grosella 6,2 ± 1,1 47,7 ± 4,7 100% 8,4 ± 2 51,3 ± 3,8 100% + 38,3 + 8,3
Maqui - - - 8±1 45,4 ± 13,3 100% - -

Se puede observar que la especie


que tuvo un mayor crecimiento en
DAC correspondió a Raulí con un
aumento de un 44,9 % (3,7 mm),
seguido por Grosella con un aumento
del 38,3 % (2,2 mm). En relación a
la variación en altura, la especie
con mejor crecimiento corresponde
a Álamo Hill con un aumento de
un 84,7 % (aproximadamente 40
cm de crecimiento en promedio),
el resto de las especies poseen
crecimientos menores a 10 % en
alturas, siendo avellano Europeo
y pino oregón las especies con los Figura 4.16. Cortina cortaviento Murta, después
menores crecimientos (Figura 4.16). del control de malezas.

158 BOLETÍN INIA N° 444


4.4.4 Cortina multipropósito Chile Chico

Propietario : Isabel Crespo Ubicación : Chile Chico


Nombre Predio : La Castellana Dimensión : 50 x 5 m
Fecha plantación : 04-09-2020
Diseño de la cortina Chile Chico:

0,6 2m

1,8
2m

1,8
1m
0,6

Pino piñonero Castaño Calafate


Alamo hill Maitén Grosella
Pino oregón Avellano E. Luma
Alamo eridano

Se contabilizaron y midieron 30
plantas con placa de identificación
y se cuantificó la sobrevivencia
(Figura 4.17 y Cuadro 4.6). Se
determinó una mortalidad del 10
% del total de plantas con respecto
a la medición de septiembre del
2020. Pino oregón presentó una
mortalidad del 33,3 % y Avellano
europeo del 66,6 %. Las demás
especies mantuvieron un 100 %
de sobrevivencia lo que evidencia
una buena adaptación de las
Figura 4.17. Cortina cortaviento multipropósito
plantas a la cortina establecida en Chile Chico.
esta zona de Microclima.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 159


Cuadro 4.6. DAC, altura y sobrevivencia de la cortina cortaviento multipropósito de Chile
Chico.
sept-20 ene-21
Especie
DAC Altura (cm) Supervivencia DAC Altura (cm) Supervivencia DAC Variación
(mm) (mm) (mm) Altura (%)
Pino Piñonero 6 ± 0,8 25,3 ± 5 100% 7,3 ± 0,6 29,7 ± 6,1 100% + 23,1 + 17
Hilera 2 Hilera 1

Álamo Hill 7 ± 1,2 39 ± 10,5 100% 10,7 ± 1 77 ± 14 100% + 54 + 102


Pino Oregón 8 ± 0,5 37,3 ± 4,9 100% 8,25 ± 0,9 51 ± 4,2 66,6% + 3,6 + 35,2
Álamo Eridano 18,1 ± 0,6 113 ± 13,9 100% 18,8 ± 3,9 123,7 ± 30,4 100% + 4,2 + 10
Castaño 11,3 ± 2,1 171,7 ± 24,7 100% 12,3 ± 1,5 174,7 ± 23,2 100% + 9,5 + 1,8
Maitén 4,8 ± 0,7 55,7 ± 0,6 100% 5,3 ± 0,5 60,3 ± 4,9 100% + 12 + 8,4
Av. Europeo 14,6 135,3 100% 16,4 152 33,3% + 5,1 + 1,3
Hilera 3

Calafate 4,5 ± 2,2 30,3 ± 9,3 100% 3,04 ± 0,5 32,7 ± 3,5 100% - 21,4 + 16,8
Luma 3,8 ± 0,9 40 ± 5,3 100% 5,2 ± 0,4 38,7 ± 2,5 100% + 42 - 2,7
Grosella 5,3 ± 0,7 50 ± 5,6 100% 8,6 ± 1,7 42,3 ± 4,2 100% + 63,1 - 14,2

En relación al diámetro a la altura de cuello y altura, se identificó a grosella como


la especie con mejor crecimiento en diámetro con un aumento de 63,1 % (3,3
mm), sin embargo, posee una disminución de 42,7 % (-7,7 cm) en altura. Esto se
explica porque el tipo de plantas arbustivas de tallos múltiples, cuando se rompe
el ápice central, los tallos secundarios son los que crecen y pasan a ser los ápices
centrales, creando esta “disminución” en la medición de altura o diámetro entre
una temporada y la siguiente. Algo similar ocurrió con calafate, donde también se
observa una disminución diametral de 21,4 %. Por otra parte, la especie con mejor
crecimiento corresponde a álamo hill con un aumento de 54 % en diámetro y 102
% en altura (+3,7 mm de diámetro y +37 cm en altura). En general se observaron
adecuados crecimientos de las especies de esta cortina, resaltando el pino piñonero
con crecimiento de 1,3 mm en DAC y 4,4 cm en altura, pino oregón con 0,25 mm en
DAC y 13,7 cm en altura y castaño con 1 mm de crecimiento en DAC y 3 cm en altura.
Hay que mencionar que todas estas especies tienen un 100% de sobrevivencia de
una temporada a la otra.

160 BOLETÍN INIA N° 444


4.4.5 Cortina multipropósito El Manzano

Propietario : Rodolfo Catalán Ubicación : El Manzano


Nombre Predio : Lote M-4 Dimensión : 50 x 5 m
Fecha plantación : 28-09-2019
Diseño de la cortina El Manzano:

0,6 2m

1,8
2m

1,8
1m
0,6

Tuja Alerce europeo Calafate


Álamo guard Pino piñonero
Álamo eridano

En abril de 2021 se evaluó la supervivencia, altura y DAC de las especies utilizadas


en la cortina (Figura 4.18 y Cuadro 4.7). La mayor supervivencia correspondió a tuja
y calafate con un 100%, seguido por pino piñonero con una supervivencia del 75%.
Por otra parte, las especies con mayor mortalidad corresponden a alerce Europeo
con un 100% de individuos muertos, seguido por álamo guard y álamo erídano
con mortalidades del 75%. En relación al crecimiento porcentual en DAC, tuja es
la especie con mejor crecimiento con un aumento de 14,8% (1,5 mm), seguido por
álamo guard con un aumento de 10,4% (1,7mm), pero esta última con los mayores
valores de mortalidad. En relación a la altura, calafate y pino piñonero se destacaron
con un aumento de 14,3% y 8,9% respectivamente (+4,5 cm y 0,6 cm).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 161


Cuadro 4.7. DAC, altura y sobrevivencia de la cortina cortaviento multipropósito de El
Manzano.
oct-20 abr-21
Especie
DAC Altura Supervivencia DAC Altura (cm) Supervivencia DAC Variación
(mm) (cm) (mm) (mm) Altura (%)
tuja 12,5 ± 8,8 91,75 ± 5 100% 14 ± 1,7 96,12 ± 9,3 100% +14,8 +2,87
Hilera 3 Hilera 2 Hilera 1

álamo guard 19,55 ± 1,36 74,25 ± 7,8 100% 21,2 69,5 25% +10,4 +2,2
álamo erídano 24,37 ± 2,9 91,25 ± 14 100% 20,9 94,5 25% 0 +3,86
pino piñonero 5,1 ± 0,4 25 ± 3,9 100% 5,22 ± 0,35 25,6 ± 2,7 75% +5,08 +8,9
alerce europeo 4,9 ± 0,84 30,7 ± 13,1 100% - - 0% - -

calafate 6,9 ± 1,5 36,5 ± 8,8 100% 7,4 ± 1,5 41 ± 6,2 100% +7,5 +14,3

Figura 4.18. Cortina cortaviento multipropósito sector El Manzano

162 BOLETÍN INIA N° 444


4.5. Resultados en la Plantación silvopastoral
multipropósito
Los sistemas silvopastorales corresponden a una práctica agroforestal que se
ha ido incrementando en uso en la región de Aysén, especialmente a través del
manejo de poda y raleo de plantaciones con especies forestales exóticas (Pinus
spp.), destinadas originalmente a la producción netamente forestal (Figura 4.19 A
y B). Sin embargo, en el presente programa se le quiso dar una segunda visión a los
sistemas silvopastorales, por lo cual se establecieron plantaciones silvopastorales
multipropósito. De este modo, además de buscar el beneficio del manejo integrado
de los componentes forestal, forrajero y animal, en una misma unidad de superficie
y tiempo, las especies arbóreas puedan entregar una segunda opción productiva
como madera de alta calidad, forraje, producción melífera, productos forestales no
madereros, frutos, entre otros.

A B

Figura 4.19. Plantación forestal de pino a alta densidad para fines madereros (A). Plantación
manejada con poda y raleo para habilitar un sistema silvopastoral (B)

Se establecieron cuatro módulos de plantaciones silvopastorales multipropósito


en la región de Aysén (uno por provincia), donde se manejaron y evaluaron hasta
11 especies forestales nativas y exóticas (Cuadro 4.8). El objetivo de trabajar con
diferentes especies se debió a la idea de determinar la adaptación, crecimiento y
desarrollo de cada especie y bajo las diferentes condiciones edafoclimáticas de los
diferentes sitios. Con estos módulos y ensayos, evaluados permanentemente en el
tiempo, se podrá conocer las mejores especies para recomendarlas a los productores
locales, en la implementación de sus futuras plantaciones silvopastorales
multipropósito.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 163


Cuadro 4.8. Especies arbóreas nativas y exóticas usadas en las plantaciones silvopastorales
multipropósito.

Nombre Común Nombre Científico Productos a entregar


Lenga Nothofagus pumilio Madera de calidad, leña y protección de suelo
Ñire Nothofagus antartica Leña y protección de suelo
Ciruelillo o Notro Embothrium coccineum Madera de calidad, hojas son medicinales
Araucaria Araucaria araucana Frutos y madera de alta calidad
Raulí Nothofagus alpina Madera de alta calidad y protección de suelo
Castaño Castanea sativa Frutos y madera de alta calidad
Nogal Juglans regia Frutos y madera de alta calidad
Pino piñonero Pinus pinea Fruto, trufas y madera de calidad
Avellano Europeo Corylus avellana Frutos
Encino Quercus robur Madera de calidad, frutos y ornamental
Maitén Maytenus boaria Forraje, ornamental y protección de suelos

A continuación, se detallan los principales aspectos de manejo y resultados de


los módulos de Cuesta Alvarado (comuna de Coyhaique) y El Maitén (Comuna de
Cochrane), por ser los ensayos que tienen mayor tiempo de evaluación.

4.5.1 Plantación silvopastoral multipropósito Cuesta Alvarado


Propietario : Alejandro Ossa Ubicación : Cuesta Alvarado
Nombre Predio : Santa Margarita Dimensión : 0.5 ha
Fecha plantación : 11-10-2018
Diseño de la plantación silvopastoral en Cuesta Alvarado:
2m
x x x

Lenga Ciruelillo Araucaria Ñirre Raulí Castaño Nogal Pino Piñ. Avell. Eur. Encino Maitén x x x 3m

x x x

Ñirre Castaño Raulí Nogal Pino Piñ. Lenga Avell. Eur. Encino Ciruelillo Maitén Araucaria

Pino Piñ. Nogal Avell. Eur. Maitén Ciruelillo Encino Araucaria Ñirre Lenga Castaño Raulí

164 BOLETÍN INIA N° 444


En el ensayo del sector Cuesta Alvarado, se establecieron y evaluaron 11 especies
arbóreas, nativas y exóticas, plantándose a un marco de 2 por 3 metros, con un
total de 9 plantas por cada parcela y con tres repeticiones. Para el caso de avellano
europeo y nogal, se plantaron ocho árboles de variedades productoras de fruta y
un árbol de polinizante por cada parcela. Esta alta densidad de plantación obedece
a la necesidad de asegurar el prendimiento y sobrevivencia de la mayoría de los
árboles en los primeros años, para que en la medida que estos vayan creciendo y
desarrollándose, se puedan ir eliminando los más pequeños, débiles y/o enfermos,
dejando que los más fuertes puedan continuar su desarrollo, pero a densidades cada
vez menores. Dependiendo del tamaño de la especie en edad adulta, la densidad
final para un sistema silvopastoral debería fluctuar entre 50 árboles/ha (nogales,
castaños, encinos y otros), hasta unos 150-200 árboles/ha para árboles de menor
desarrollo (avellano europeo, ciruelillo, maitén, entre otros).

Establecimiento de la plantación silvopastoral: Lo primero y fundamental para


una plantación de este tipo, es levantar un cierre perimetral firme y seguro, que
permita excluir animales mayores y menores, evitando así el daño a las plantas.
Además, para evitar el daño de lagomorfos, se debe complementar el cerco con
una malla hexagonal (tipo gallinero), la cual debe ir enterrada al menos 20 cm, para
evitar el ingreso de liebres por debajo de la malla (ver figura 4.8 en el punto 4.3.1.2
analizado anteriormente).

Una vez cercado el terreno, se mide en base al marco de plantación y se disponen


estacas en los lugares exactos de establecimiento de las plantas. Después se
procede a confeccionar las casillas de plantación, para lo cual se uso un barreno
ahoyador (Figura 4.20). Una vez plantados los árboles se procedió a darles un riego
de un litro/planta (Figura 4.21), el cual se repitió al menos dos veces más durante la
primera temporada (verano). La idea del riego fue asegurar el prendimiento inicial
de las plantas durante su año de establecimiento. Finalmente, para asegurar la no
competencia de malezas durante el primer año y otorgarle a los árboles las mejores
condiciones de crecimiento, se colocó un mulch de malla antimalezas y un tutor que
evite el daño del viento a los árboles (Figura 4.22).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 165


Figura 4.20. Confección Figura 4.21. Riego de 1 l/ha Figura 4.22. Postura de mulch
de casilla con barreno post plantación antimalezas y tutor
ahoyador

Resultados plantación silvopastoral multipropósito Cuesta Alvarado

Las evaluaciones se han ido realizando año a año, pero una vez transcurridos dos
años desde la plantación (octubre 2018 a abril de 2020), se logró determinar
sobrevivencia del 100% para las plantas de las especies nogal, pino ponderosa y
araucaria, seguida por encino con un 92% de sobrevivencia, maitén y ciruelillo con
85% de sobrevivencia y avellano europeo con 55% de sobrevivencia. Las demás
especies como castaño, ñire, lenga y raulí, han mostrado sobrevivencias menores,
fluctuando entre 19 y 41%.

Por otro lado, al evaluar la evolución de la altura de las plantas (Figura 4.23), después
de las dos primeras temporadas, se pudo determinar que hay especies con un
crecimiento lento en altura, pero constante en el tiempo. Entre estas especies están
el pino piñonero, nogal, avellano europeo, maitén, encino y ñire, con aumentos de
altura que fluctuaron entre 1,8 y 6,6 cm de crecimiento, específicamente para las
especies encino y ñire, respectivamente.

166 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 4.23. Crecimiento en altura de las especies en plantación silvopastoral en Cuesta
Alvarado

Figura 4.24. Crecimiento en DAC de las especies en plantación silvopastoral en Cuesta


Alvarado

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 167


El otro parámetro evaluado fue el diámetro a la altura del cuello (DAC), donde
prácticamente todas las especies han mostrado un aumento del DAC, con valores que
fluctuaron entre 0,3 a 1,5 mm en avellano Europeo y pino piñonero, respectivamente.
Aquí destacan especies nativas como el ciruelillo, lenga, ñire y raulí, que aun cuando
algunas de ellas no crecieron en altura durante las dos primeras temporadas, si lo
hicieron en DAC. Lo anterior se explica porque en general, las especies nativas tienen
un desarrollo inicial que privilegia la expansión de raíces y desarrollo basal, previo al
crecimiento y desarrollo en altura que ocurre en un mediano plazo.

Resultados Plantación silvopastoral multipropósito El Maitén

Propietario : Cesar Reyes Ubicación : El Maitén


Nombre Predio : Las Cañitas Dimensión : 0.3 ha
Fecha plantación : 6-11-2019
Diseño de la plantación silvopastoral de El Maitén:
2m
x x x

Lenga Ciruelillo Encino Ñirre Maitén Pino Piñ. x x x 3m

x x x

Ñirre Pino Piñ. Lenga Ciruelillo Encino Maitén

Pino Piñ. Ciruelillo Encino Maitén Lenga Ñirre

168 BOLETÍN INIA N° 444


En el ensayo del sector El Maitén (Comuna de Cochrane), se establecieron y
evaluaron seis especies arbóreas, nativas y exóticas, plantándose a un marco de 2
por 3 metros, con un total de 6 plantas por cada parcela y con tres repeticiones. La
alta densidad de plantación obedece a la necesidad de asegurar el prendimiento
y sobrevivencia de la mayoría de los árboles en los primeros años, para que en
la medida que estos vayan creciendo y desarrollándose, se puedan ir eliminando
los más pequeños, débiles y/o enfermos, dejando los más fuertes continuar su
desarrollo, pero a densidades cada vez menores. Los sistemas silvopastorales ya en
operación, deben permitir un adecuado crecimiento del componente arbóreo, pero
al mismo tiempo dejar espacio y entrada de luz para potenciar el crecimiento de
la pradera y la introducción de animales. Lo anterior, dependiendo de la especie,
debería permitir densidades de entre 50 a 200 árboles/ha, para especies de alto y
medio/bajo desarrollo, respectivamente. El sistema de establecimiento y el manejo
de la plantación, es similar a lo descrito en el punto 4.5.1.

La sobrevivencia de las especies establecidas en el sector de El Maitén, en términos


generales, fue superior a la alcanzada en Cuesta Alvarado (comuna de Coyhaique).
Después de dos temporadas de crecimiento la sobrevivencia ha sido de 98,1% para
maitén, 96,3% para encino, 94,4% para ñire, 90,7% para lenga, 79,6% para pino
piñonero y sólo de 64,8% para ciruelillo (noviembre 2019 a abril de 2021) (Figura
4.27).

En cuanto a la evaluación de la altura de las plantas (Figura 4.28), se puede apreciar


un mejor comportamiento que el observado en Cuesta Alvarado. La especie
ciruelillo fue la que más creció en altura, con 21,7 cm en dos temporadas (Figura
4.25), aunque esta fue la especie con menor sobrevivencia de todas las evaluadas en
este sector. También se destacaron el ñire, lenga y pino piñonero, con aumentos de
altura de 10,4; 7,9 y 6,0 cm, respectivamente. En tanto encino y maitén mostraron
aumentos de altura inferiores a 1,5 cm.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 169


Figura 4.25. Crecimiento en altura de las especies en plantación silvopastoral en El Maitén

Figura 4.26. Crecimiento en DAC de las especies en plantación silvopastoral en El Maitén

Por su parte, el crecimiento en DAC igual reportó fuertes aumentos para todas las
especies evaluadas (Figura 4.26). Nuevamente fue ciruelillo la especie de mejor
comportamiento en cuanto a crecimiento, aumentando su DAC en 3,8 mm, seguido
de pino piñonero con 2,5 mm, ñire con 2,2 mm y lenga con 2,1 mm. Encino y maitén
fueron los que menor crecimiento en DAC presentaron, con sólo 1,6 mm y 1,3 mm,
respectivamente.

170 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 4.27. Plantas de pino piñonero en Figura 4.28. Medición de altura de plantas
plantación silvopastoral El Maitén (ciruelillo), en plantación silvopastoral El
Maitén

Como comentarios generales, se puede señalar que la plantación silvopastoral


multipropósito ha mostrado un buen comportamiento de muchas de las especies
nativas y exóticas establecidas, las cuales han ido respondiendo en forma
diferenciada a las características edafoclimáticas de cada sitio, como era de esperar.
Sin embargo, se requiere de una evaluación a más largo plazo, que permita obtener
información científica más sólida, para después ser transferida a los productores
de cada sector e incentivar así la implementación de prácticas como estas a nivel
predial.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 171


4.6. Restauración ecológica
Uno de los recursos naturales más importantes de la región de Aysén son sus bosques
nativos, los cuales se han visto amenazados, principalmente, por la actividad
humana. La deforestación impulsada por el uso de las especies nativas para producir
madera, leña o la simple tala de bosques para extender la frontera agropecuaria,
más los incendios forestales y la actividad ganadera dentro de los bosques, son
señaladas como las principales amenazas de estos ecosistemas (Figura 4.29 y 4.30).
Sin embargo, el cuidar y proteger los bosques nativos, en el actual escenario de
cambio climático, permitirá potenciar todos los servicios ecosistémicos que estos
generan, como control de la erosión de suelo, secuestro de carbono, protección de
la vida silvestre y biodiversidad y regulación del ciclo del agua, por mencionar los
más relevantes.

Figura 4.29. Bosque original de la región de Figura 4.30. Bosque nativo fragmentado por
Aysén, eliminado por el fuego para habilitar acción del hombre y actividad ganadera en su
campos interior

En un sentido práctico, la restauración ecológica busca revertir procesos de


degradación del sistema forestal inicial, excluyendo el ganado y estableciendo
especies pioneras del bosque inicial, en forma de núcleos de plantas (especie
nodriza), que facilitarán le crecimiento de otras especies deseables. Junto a ello se
introducen especies secundarias, normalmente más exigentes. Con ello se espera
mejorar la conectividad del paisaje, permitiendo restituir la estructura, composición,
diversidad biológica y funcionamiento del ecosistema, contribuyendo a la provisión
de servicios eco-sistémicos.

172 BOLETÍN INIA N° 444


Dentro de los ensayos de restauración se evaluaron especies arbóreas y arbustivas
tanto exóticas como nativas. La elección de cada especie es relevante para una
correcta adaptación del sitio, es por ello, que se implementaron una serie de
especies con el fin de detectar aquellas que mejor responden a los diferentes sitios
evaluados (Cuadro 4.9).

Cuadro 4.9. Especies utilizadas en prácticas de restauración ecológica de bosques


Comuna Nombre Especies
Aysén Restauración Mañihuales Ciruelillo, Coigüe, Calafate
Coyhaique Restauración Mano Negra Ñirre, Lenga, Calafate
Chile-chico Restauración El Furioso Maitén, Lenga, Ñirre, Calafate
Cochrane Restauración Los Ñadis Lenga, Larix, Calafate, Pino piñonero, Raulí

4.6.1 Restauración ecológica Mano Negra


Propietario : Osvaldo Schadebrodt Ubicación : Mano Negra
Nombre Predio : Santa María Dimensión : 1 ha
Fecha plantación : 13-10-2018
Diseño de la Restauración Ecológica Mano Negra:

Bloque 1 Bloque 2 Bloque 3 Bloque 4


Núcleos 1 Lenga (14)
Parcela 1 1
1 2 3 Ñirre (4)
4 2
Calafate (2)
Parcela 2
3 3 m. 4 5
1 4
6 7
Parcela 3
8 2 9 4 10

Parcela 4
11 12 13 14 2
2 m.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 173


La restauración ecológica de Mano Negra y las restantes implementadas en las
otras provincias de Aysén, se establecieron bajo dos modalidades o sistemas de
plantación: a) Plantación en núcleos o cluster y b) Plantación en forma individual
(Figura 4.31). La evaluación de los parámetros de crecimiento y supervivencia del
ensayo se realizaron a través de la medición del diámetro a la altura de cuello (DAC),
altura total (cm) y supervivencia (%). Para los tres años de evaluación (2019-2020-
2021), se determinaron valores medios y desviaciones estándares por especie,
considerando el total de individuos dentro de los cuatro núcleos evaluados (Cuadro
4.10) y el total de plantas establecidas individualmente (Cuadro 4.11). Además, se
calculó un indicador porcentual de crecimiento con los individuos vivos al final del
periodo. Este se elaboró con la media de la variación porcentual de cada planta viva
al final del periodo durante marzo del 2019 a enero del 2021.

Figura 4.31. Panorámica de la restauración ecológica de Mano Negra, con plantas establecidas
en núcleos y en forma individual.

En cuanto a los parámetros de crecimiento y supervivencia de las plantas al interior


del núcleo (Cuadro 4.10; Figuras 4.32 A, B y C), se determinó que la especie con mayor
porcentaje de supervivencia en el último periodo fue ñire, con un 88%. La especie
lenga disminuyó desde 84% a 63% de supervivencia, entre junio del 2020 a marzo
del 2021, siendo la especie con un menor porcentaje de supervivencia, mientras que
calafate alcanzó un 75% de supervivencia. En relación al DAC se determinó que ñire
es la especie que presenta el mayor crecimiento de este parámetro, aumentando
2,4 mm durante el periodo 2020-2021, superando a lenga que fue la especie con
el mayor DAC inicial. Calafate aumentó su DAC en solo 0,3 mm, desde marzo del
2019 a junio del 2020 y 0,1 mm en la última medición. En relación a la altura, las

174 BOLETÍN INIA N° 444


tres especies mantuvieron buenos crecimientos a través del tiempo, siendo ñirre la
especie que presentó la mayor altura con un crecimiento de 48 cm desde la primera
a la última evaluación, seguido por lenga con 27,6 cm y Calafate con 21,7 cm.

Cuadro 4.10. Parámetros de crecimiento y supervivencia de plantas establecidas en núcleo


de restauración ecológica, sector Mano Negra.
2019 2020 2021 Variación %
Especie
D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm)
Ñirre 3,8 ± 1,4 31,9 ± 3,6 100% 4,6 ± 0,9 60,2 ± 18,5 100% 7 ± 2,3 78,8 ± 19,1 88% +118 +167
Lenga 4,8 ± 0,8 31,3 ± 4,4 88% 5,3 ± 0,5 40,1 ± 7,5 84% 6,7 ± 1,1 58,6 ± 8,1 63% +31,5 +76,8
Calafate 3 ± 1 24,1 ± 5,1 88% 3,3 ± 1,5 36,5 ± 12 88% 3,4 ± 1,4 45,8 ± 10,5 75% +1,2 +116,3

D= diámetro de cuello. HT= altura total. S= supervivencia.

A B C

Figura 4.32. Variación temporal del diámetro a la altura del cuello (A), altura de planta (B) y
supervivencia (C) de calafate, ñire y lenga establecidas en núcleos en restauración ecológica
Mano Negra

En relación a las especies establecidas de forma individual (Cuadro 4.11; Figura


4.33 A, B y C), ñire coincide como la especie con mejor crecimiento en DAC, altura y
supervivencia, alcanzando una supervivencia del 100% de los individuos al fin del
periodo. Lenga y calafate tienen reducciones en su supervivencia alcanzado valores
de 55% y 50% respectivamente.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 175


Cuadro 4.11. Parámetros de crecimiento y supervivencia de plantas establecidas en forma
individual de la restauración ecológica, sector Mano Negra
2019 2020 2021 Variación %
Especie
D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm) S (%) D (mm) HT (cm)
Ñirre 3,3 ± 0,7 39,8 ± 13,1 100% 4,9 ± 1 67,2 ± 28,5 100% 7,6 ± 2,5 78,6 ± 28,7 100% +138,7 +99,4
Lenga 4,6 ± 1 35,3 ± 8,6 100% 9,7 ± 0,8 39,7 ± 18,8 100% 7,2 ± 1 66,7 ± 8,6 55% +48,3 +82,7
Calafate 3 ± 1,3 26,7 ± 7,7 75% 3,6 ± 1,5 27,5 ± 7,9 75% 2,3 ± 0,6 38 ± 7,1 50% -1,1 +26,7

D= diámetro de cuello. HT= altura total. S= supervivencia.

En cuanto al DAC, lenga tuvo un gran aumento de 5,1 mm en promedio desde marzo
del 2019 a junio del 2020, posteriormente registró una disminución en 2,57 mm
debido a una alta mortalidad de plantas (45%), durante el periodo 2020-2021 (Figura
4.33 C). Ñire presentó un crecimiento constante en su DAC, con un aumento de un
138,7% desde el inicio al fin del periodo (+4,3 mm). Calafate presentó una reducción
de su DAC en la última medición (-1,3 mm), debido principalmente a que este tipo
de plantas arbustivas generalmente posee roturas del tallo principal, siendo los
tallos secundarios los que adquieren dominancia, causando disminuciones en las
mediciones entre temporadas.

A B C

Figura 4.33. Variación temporal del diámetro a la altura del cuello (A), altura de planta (B)
y supervivencia (C) de calafate, ñire y lenga establecidas individualmente en restauración
ecológica Mano Negra

En altura el comportamiento es de aumento constante en el tiempo para las


3 especies, siendo ñire nuevamente la especie con el mejor crecimiento, con un
aumento de 38,8 cm durante todo el periodo (Figura 4.33 B), seguido por lenga con
31,4 cm y calafate con 11,3 cm.

En base a las evaluaciones realizadas, no existen diferencias sustanciales en los


parámetros de crecimiento y supervivencia de especies establecidas en núcleos,
versus las establecidas individualmente (Figura 4.34 A y B). En ñire se determinó un

176 BOLETÍN INIA N° 444


100% de supervivencia para las plantas individuales y un 88% para los individuos
en núcleos. En cuanto a la altura y DAC, en ambas situaciones las variaciones
porcentuales en crecimiento son cercanas al 100%. Se alcanzó un máximo de
variación porcentual en DAC para las especies individuales con un valor de 138,7%
y en altura el máximo se alcanzó para las especies en núcleos con un aumento del
167%.

A B

Figura 4.34. Ejemplo de cluster establecido en ensayo de restauración Mano Negra (A) y vista
interior de shelter de polipropileno con planta nativa creciendo en su interior (B)

Calafate y lenga presentan reducciones en su supervivencia en los dos últimos


periodos de evaluación. Esta alta mortalidad se repite para las dos técnicas
de establecimiento evaluadas, acentuándose en las plantas establecidas
individualmente, las cuales alcanzan mortalidades de un 45% y 50% para
lenga y calafate, respectivamente. Esta alta mortalidad es explicada por el
anegamiento permanente de las plantas dentro de uno de los núcleos evaluados.
Es importante destacar que este patrón de mortalidad no se repite para ñire, el
cual presenta una buena adaptación a las condiciones de anegamiento. Para lenga
las mayores variaciones porcentuales en crecimiento fueron con las especies
establecidas individualmente, con aumentos de 48,3% y 82,7% para el DAC y
Altura, respectivamente. Para calafate, las mayores variaciones porcentuales en
crecimiento fueron para las especies en núcleos con aumentos de 1,2% y 116,3%
para DAC y altura, respectivamente.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 177


4.6.2 Restauración ecológica Mañihuales
Propietario : Enrique Alliende Ubicación : Mañihuales
Nombre Predio : Los Alférez Dimensión : 0,25 ha
Fecha plantación : 22-09-2020
Diseño de restauración ecológica en Mañihuales:

Coigue
Calafate
Ciruelillo

Al igual que para las demás prácticas de restauración ecológica, aquí se procedió
a establecer plantas de calafate, ciruelillo y coigüe, en forma individual y en
núcleos (Figura 4.35). Se realizó un registro de la sobrevivencia, DAC y altura de la
totalidad de plantas dentro de los 3 clúster o núcleos, lo cual corresponde en total
a 39 mediciones (4 Ciruelillos, 1 Coigüe y 8 Calafates por clúster) (Cuadro 4.12). En
relación a la sobrevivencia se determinó un 100 % para Ciruelillo y Coigüe en cada
uno de los núcleos, mientras que para Calafate la sobrevivencia fue del 50% en un
clúster y 88% para los dos restantes.

Figura 4.35. Vista general de la restauración ecológica en Mañihuales.

178 BOLETÍN INIA N° 444


Los mejores crecimientos en DAC y altura para ciruelillo se obtuvieron en el clúster 2
con 13,7 mm de diámetro y 168,5 cm de altura. Para calafate se alcanzó los mejores
tamaños en el clúster 3 con 5,8 mm de DAC medio y 38,7 cm de altura media. Para
coigüe el máximo DAC fue de 12,98 mm en el clúster 1 y la máxima altura de 126
cm en el clúster 3.

Cuadro 4.12. DAC, altura y sobrevivencia de plantas en núcleos de la restauración ecológica


de Mañihuales.

sep-20 ene-21
Especie
N° de plantas Supervivencia DAC (mm) Altura (cm) Supervivencia
Ciruelillo 4 100% 13,7 ± 1,03 159,5 ± 18,9 100%
Clúster 3 Clúster 2 Clúster 1

Coigüe 1 100% 12,98 122 100%


Calafate 8 100% 4,5 ± 2,01 33,4 ± 11,1 50%
Ciruelillo 4 100% 13,7 ± 2,6 168,5 ± 15,4 100%
Coigüe 1 100% 11,81 91 100%
Calafate 8 100% 4,04 ± 2,1 35,4 ± 9,6 88%
Ciruelillo 4 100% 13,4 ± 1,8 157 ± 16,8 100%
Coigüe 1 100% 11,59 126 100%
Calafate 8 100% 5,8 ± 1,2 38,7 ± 10,6 88%

En relación a las variables altura y diámetro para el total de especies establecidas


en forma individual (Cuadro 4.13), se obtuvo una media para ciruelillo de 13,6 mm
de DAC y 161,7 cm de altura. Para coigüe la media en diámetro y altura obtenida
correspondió a 12,1 mm y 113 cm, respectivamente, mientras que para calafate la
media en altura y diámetro correspondió a 36,1 cm y 4,8 mm.

Cuadro 4.13. DAC, altura y sobrevivencia de plantas en forma individual de la restauración


ecológica de Mañihuales.
Especie DAC (mm) Altura (cm) Supervivencia
Ciruelillo 13,6 ± 1,75 161,7 ± 16,28 100%
Coigüe 12,12 ± 0,7 113 ± 19,15 100%
Calafate 4,82 ± 1,89 36,1 ± 10,03 75%

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 179


Por otra parte, se realizó el registro de sobrevivencia, altura y diámetro de coigüe
dispersos dentro del ensayo. La evaluación se realizó a un total de 10 plantas, cinco
coigües plantados con protección (CP), considerándose para ello la protección de
legados biológicos (rocas, troncos o micro topografía del lugar), mientras que las
otras cinco plantas restantes se plantaron sin protección (Figura 4.36 A y B).

Se obtuvo una sobrevivencia del 100 % de las plantas con protección y sin protección,
observándose un buen crecimiento en las 10 plantas evaluadas. Para el caso de las
cinco plantas con protección, se determinó un crecimiento medio de 106 cm de
altura y 11,46 mm de DAC a septiembre de 2020 (Cuadro 4.14). Para la medición
realizada en febrero de 2021 estos valores aumentaron a 120,6 cm de altura y 13,29
mm de DAC (+ 13,7 % de altura y + 15,96 % de DAC). Para el caso de las plantas sin
protección se obtuvieron valores para septiembre de 2020 de 104,4 cm de altura y
11,18 mm de DAC, mientras que para la medición realiza durante febrero de 2021,
estos valores aumentaron a 119,1 cm de altura y 12,42 mm de DAC (+14,08 % en
altura y + 11,09 % en DAC).

A B

Figura 4.36. Plantación utilizando legado biológico de arbusto (A) y de tronco muerto (B)

180 BOLETÍN INIA N° 444


Cuadro 4.14. Resumen de las variables medidas en terreno, árboles dispersos (CP: Con
protección / SP: Sin protección), restauración ecológica Mañihuales.
Con protección Sin protección
Sept-2020 Feb-2021 Sept-2020 Feb-2021
N
Htot DAC Htot DAC Htot DAC Htot DAC
1 100 13 111 13,67 116 10,4 122,5 11,49
2 97 13,2 116 14,43 96 9,2 111 10,9
3 12 11,5 128 12,94 12 13,3 130 14,87
4 106 10,4 126 13,09 9 10,3 128 11,52
5 107 9,2 122 12,36 10 12,7 104 13,34
Media 106 11,46 120,6 13,29 104,4 11,18 119,1 12,42

4.4.3.3 Restauración ecológica El Furioso


Propietario : Laura Antipani Ubicación : El Furioso
Nombre Predio : Punta Alta Dimensión : 1 ha
Fecha plantación : 09-09-2020
Diseño de restauración ecológica en El Furioso

Lenga-Maitén
Lenga
Ñirre
Calafate

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 181


Se evaluó y registró la sobrevivencia, DAC y altura de 13 plantas por clúster, de un
total de 4 clúster. Específicamente los clústeres 1 y 2 contienen 5 lengas (1 Lenga
como especie central), 4 ñires y 4 calafates y los clústeres 1-MA y 2 MA contienen
1 maitén (especie central), 4 lengas, 4 ñires y 4 calafates, lo que en total suman 52
plantas dentro de los 4 clúster (Figura 4.37 A y B).

A B

Figura 4.37. Confección de casillas (A) y establecimiento de plantas en clúster de la


restauración ecológica El Furioso (B)

En relación a la sobrevivencia de las plantas se presentarán los resultados agrupados


por clústeres (1 y 2; 1-MA y 2-MA), ya que los dos primeros clústeres tienen lenga
como especie central y los dos segundos tienen maitén como especie central
(Cuadro 4.15). El porcentaje de sobrevivencia del total de plantas para los clústeres
1 y 2 fue de un 84,6 % para enero de 2021. Ñire tuvo la mayor mortalidad con un
37,5 %. Para el caso de los clústeres 1-MA y 2-MA, se determinó una sobrevivencia
de uno de dos maitenes establecidos. Al igual que los clústeres anteriores, ñire
posee el mayor porcentaje de mortalidad, con un 50 % de plantas muertas desde la
medición de septiembre de 2020. Por otra parte, lenga presente una sobrevivencia
de un 90 % para los clústeres 1 y 2 y de un 88 % para los clústeres 1-MA y 2-MA.
En relación a calafate este presentó una sobrevivencia de un 100 % en la totalidad
de clústeres.

El cuadro 4.15 presenta un resumen de las variables DAC y altura para las dos
mediciones hechas entre septiembre del 2020 y enero del 2021. Se observa para
lenga un crecimiento positivo en todos los clúster, con valores que van entre 3,8
y 19,8 % (0,3 mm clúster 1 y 1,8 mm clúster 2). En relación a la altura, se observa
un máximo de crecimiento en lenga del clúster 1-MA con 21,3 cm en promedio
durante la temporada y las del clúster 2 son las que poseen menor crecimiento

182 BOLETÍN INIA N° 444


en altura con una disminución en 2,9 %. En relación con los ñires, estos poseen
mayores crecimientos diametrales en comparación a lenga, en todos los clústeres
a excepción del clúster 2, el cual tiene una disminución del diámetro promedio de
un 15,8% (-1,1mm). El máximo crecimiento diametral para ñire es en el clúster
2-MA con un aumento del 26,8 % (1,2mm). Para calafate se determinaron buenos
crecimientos diametrales con valores mayores a 20 % de aumento en todos los
clúster. Sin embargo, en relación a la altura ocurre la situación antes descrita, con
tallo principal muerto, pasando los tallos secundarios como tallos principales, por lo
que en el clúster 1 y 1-MA hay disminuciones en la altura de esta especie.

Cuadro 4.15. DAC, altura y sobrevivencia de plantas en núcleos de la restauración ecológica


de El Furioso.
sept-20 ene-21
Especie
D HT S D HT S Variación Variación
(mm) (cm) (%) (mm) (cm) (%) D (%) HT (%)
Lenga 11,1 ± 1,7 111,2 ± 19,7 5 12,7 ± 1,4 123 ± 23 4 + 8,5 + 9,7
Cluster 2 Cluster 1

Ñirre 5,8 ± 1,5 28,8 ± 2,2 4 6,5 ± 0,5 30,5 ± 2,1 2 + 11,5 +3
Calafate 3,6 ± 0,6 33,8 ± 11,3 4 4,9 ± 1,3 33,5 ± 11,6 4 + 38 - 4,2
Lenga 10 ± 0,9 109,8 ± 11,9 5 10,3 ± 1,6 106,4 ± 15,6 5 + 3,8 - 2,9
Ñirre 8,1 ± 3,7 27,7 ± 10,4 4 7 ± 3,9 34,5 ± 3,8 3 - 15,8 + 15,8
Calafate 4,5 ± 1,4 36,9 ± 14,1 4 6,1 ± 0,7 42,5 ± 12,3 4 + 44,7 + 17,7
Maitén 11,7 79 1 - - 0 - -
Clúster

Lenga 11,1 ± 3,1 64,4 ± 44 4 13,1 ± 4,2 85,7 ± 28 3 + 10,1 + 10,8


1-MA

Ñirre 10,4 ± 3,5 35,5 ± 5,5 4 10,7 ± 3,2 36,5 ± 3,5 2 + 20,5 - 0,4
Calafate 4,2 ± 1,6 41,8 ± 10,9 4 6,02 ± 0,5 39,9 ± 15,9 4 + 63,3 - 0,7
Maitén 4,8 60 1 5,2 61 1 + 8,3 + 1,7
Clúster

Lenga
2-MA

8,9 ± 2,8 78,3 ± 11,6 4 10,7 ± 3,7 82,5 ± 13,1 4 + 19,8 + 5,4
Ñirre 6,4 ± 2,3 37 ± 8,4 4 7,6 ± 4,3 36,5 ± 0,7 2 + 26,8 + 6,1
Calafate 5,3 ± 1,6 35,8 ± 10,9 4 6,2 ± 2,5 37,4 ± 10,6 4 + 21,2 + 5,5
D= diámetro de cuello. HT= altura total. S= supervivencia.

El cuadro 4.16 presenta la media para el DAC, altura y supervivencia para el total
de especies dentro de los 4 clúster, además de la determinación del incremento de
diamétrico (mm) y el incremento en altura (cm). Se observa un buen crecimiento
para lenga de 1,2 mm de DAC y 7,61 cm de altura total, con un porcentaje de
sobrevivencia del 88,8 % y también para calafate con un aumento diametral de
1,37 mm y 1,28 cm de altura. Para ñire se observan incrementos positivos de DAC y
altura (+0,12mm y +1,28 cm), pero el menor porcentaje de sobrevivencia con sólo un
56,25 %. Por último, maitén presenta 1 individuo vivo de los dos establecidos en los
ensayos, con disminuciones en DAC y altura (-3,05mm y -8,5cm).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 183


Cuadro 4.16. DAC, altura y sobrevivencia de plantas individuales de la restauración
ecológica de El Furioso.
sept-20 ene-21
Especie
D HT S D HT S Incremento Incremento
(mm) (cm) (%) (mm) (cm) (%) DAC (mm) HT (cm)
Lenga 10,31 ± 2,18 93,07 ± 30,2 100% 11,51 ±2,75 100,68 ± 24,2 88,8% +1,2 +7,61
Ñirre 7,68 ± 3,17 32,33 ± 7,76 100% 7,8 ± 3,19 34,5 ± 9,24 56,25% +0,12 +2,17
Calafate 4,36 ± 1,59 37,03 ± 11,06 100% 5,79 ± 1,43 38,31 ± 11,9 100% +1,43 +1,28
Maitén 8,25 ± 4,8 69,5 ± 13,43 100% 5,2 61 50% -3,05 -8,5

4.7 Protección de riberas y cursos de agua


La protección de riberas y cursos de agua en predios agropecuarios, como así también
la recuperación de sus cauces cuando estos se encuentran degradados, corresponde
a una técnica agroforestal. Esta consiste en establecer medidas preventivas y/o
correctivas como la construcción de obras físicas, aislamiento del sector alterado
y revegetación de las riberas erosionadas, con el fin de evitar la pérdida de suelo,
la pérdida de la calidad del agua, el embancamiento de los causes por efecto de la
erosión y el transporte de sedimentos.

Para su aplicación se utilizan árboles, junto con arbustos y especies herbáceas,


estableciéndolos en la ribera del curso de agua y en sus zonas aledañas. Esta
vegetación ayuda a reducir la erosión de suelo y atrapa contaminantes como
residuos de herbicidas, fertilizantes u otros, evitando que lleguen a los cursos de
agua, mejorando así el hábitat para la flora y fauna, aumentando la biodiversidad.

En las experiencias establecidas en el presente programa se utilizaron especies


arbóreas, arbustivas y herbáceas nativas y exóticas (Cuadro 4.17).

Cuadro 4.17. Especies utilizadas en cada ensayo de protección de cursos de agua.


Comuna Nombre Supervivencia
Aysén Protección cursos de agua Mañihuales Coigüe, Ciruelillo, Calafate, Pino
Cochrane Protección cursos de agua Tres Lagos oregón, Aliso, Sauce, Maqui

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4.7.1 Protección de riberas y cursos de agua en Mañihuales
Propietario : Enrique Alliende Ubicación : Mañihuales
Nombre Predio : Los Alférez Dimensión : 0,05 ha
Fecha plantación : 24-09-2020

En el predio Los Alférez de Mañihuales cruza el estero Pedregoso, en cuyas riberas se


implementó esta práctica (Figura 4.38). En la superficie cercada de aproximadamente
0,05 ha, se establecieron 105 plantas, de las especies ya identificadas, algunas
de ellas con mejor comportamiento en altos niveles de humedad, por lo que
son establecidas cerca del curso de agua, mientras que otras más sensibles se
establecen más retiradas del curso de agua (Figura 4.39 A y B). Sin embargo, es
importante mencionar que hubo ingreso de animales vacunos al ensayo, causando
distintos daños.

En primer lugar hubo ramoneo en algunas especies arbóreas, provocándose el


rompimiento del ápice del árbol, pero sin provocar la mortalidad de estos, mientras
que el daño de pisoteo y ramoneo provocado a especies arbustivas como maqui y
calafate, si generaron muerte de plantas.

Hasta el momento no se tiene un registro de DAC y altura de las especies, debido al


daño generado, lo que impide la comparación de supervivencia, altura y DAC de las
plantas existentes en el ensayo. Sin embargo, en la evaluación de febrero de 2021
se contabilizó el total 105 plantas, de las cuales seis corresponden a ciruelillos, 10
coigües, 20 alisos, cuatro maquis, 12 calafates, 42 sauces y 11 pinos Oregón. Además,
se etiquetaron 3 plantas por especie con placas de identificación para mantener un
registro en el largo plazo y permitir la medición en las próximas visitas. El resumen
de las plantas identificadas durante la visita de febrero de 2021 se muestra en la
Cuadro 4.18.

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 185


Figura 4.38. Vista general del ensayo de protección de riberas y cursos de agua de Mañihuales.

De la primera medición se desprende que hay un 100% de sobrevivencia para todas


las especies, excepto calafate que sólo alanzó un 67% de sobrevivencia. La altura
máxima se alcanza en las especies aliso, ciruelillo y sauce, con alturas de 170 cm,
156 cm y 146 cm, respectivamente. El mayor DAC también es encontrado en las
mismas especies, donde aliso, ciruelillo y sauce obtuvieron DAC de 16,6 mm, 16,1
mm y 14,3 mm, respetivamente.

Cuadro 4.18. Resumen de las variables medidas en terreno para la práctica de protección de
riberas de Mañihaules

Supervivencia feb-2021
Especie
(nov-2020) DAC (mm) Altura (cm) Supervivencia
Aliso 100% 16,6 ± 0,05 170,3 ± 1,5 100%
Sauce 100% 11,2 ± 3,3 146 ± 35,8 100%
Coigüe 100% 14,3 ± 0,7 98,3 ± 13,3 100%
Pino Oregón 100% 8,4 ± 0,5 59,3 ± 10,4 100%
Calafate 100% 4,9 ± 0,02 25,5 ± 3,5 67%
Maqui 100% 3,6 ± 0,9 20 ± 6,1 100%
Ciruelillo 100% 16,1 ± 7,4 156,2 ± 27,8 100%

186 BOLETÍN INIA N° 444


A B

Figura 4.39. Establecimiento de especies por el borde del estero (A). Especies brotadas y con
tutor después de la primera temporada (B).

4.7.2 Protección de riberas y cursos de agua en Tres Lagos


Propietario : Maria Elena Inostroza Ubicación : Tres Lagos
Nombre Predio : Lago Chacabuco Dimensión : 0,05 ha
Fecha plantación : 28-09-2019

En el predio Lago Chacabuco, del sector Tres Lagos (Comuna de Cochrane) se


encuentra un estero proveniente de deshielo en sectores altos de montaña. Debido
a esa característica, existen épocas de alta escorrentía, que generan fuerte erosión
de sus riberas, por lo cual se seleccionó este curso de agua para implementar la
presente práctica (Figura 4.40).

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 187


Figura 4.40. Estero del predio Lago Chacabuco con riberas erosionadas por la escorrentía

Durante la visita al predio y posterior al recorrido del estero, se detectaron distintas


situaciones que estaban impidiendo el correcto funcionamiento del curso de agua,
para lo cual se planificaron y realizaron acciones inmediatas. Entre las medidas se
destacan la implementación de un cierre perimetral, que permite aislar el estero
de la circulación de animales. En segundo lugar, se eliminaron ramas y desechos
presentes en el cauce, para que no siguieran obstaculizando el curso natural del
agua y provocando su estancamiento. También se establecieron obras y estructuras
para el manejo del cauce, como el rebaje del talud y la instalación de gaviones de
sacos de arena, que cumplan la función de sostén del suelo, impidiendo su erosión y
sedimentación dentro del cauce (Figura 4.41). Finalmente se establecieron especies
arbóreas como aliso y sauces, para repoblar el talud erosionado. Todo ese trabajo
generó un cambio importante en la ribera, permitiendo que esta se volviera a
repoblar de vegetación y que se frenara el proceso erosivo (Figura 4.42).

188 BOLETÍN INIA N° 444


Figura 4.41. Instalación de gaviones para la Figura 4.42. Especies vegetales colonizan
estabilización del talud y establecimiento el sector erosionado del talud, frenando el
de especies arbóreas proceso erosivo

Adicionalmente, se evaluaron las variables de supervivencia, DAC y altura total de


cinco plantas de alisos, marcadas con placas identificatorias. Después de la primera
temporada de establecimiento se alcanzó un 100% de individuos vivos (Cuadro
4.19). En cuanto al crecimiento se obtuvo un aumento promedio en DAC de 2,6 mm
y 38,4 cm en altura total. Además, se evaluaron plantas de sauce (clon hibrido),
donde se determinó un DAC de 12,9 mm y 123 cm de altura y plantas de sauce (clon
purpurea), con un DAC de 11,6 mm y altura total de 120 cm.

Cuadro 4.19. Comparación de las variables de altura y DAC para los alisos de la protección
de riberas en Tres Lagos

Sept-2020 Abr-2021
N° aliso
Htot (cm) DAC (mm) Htot (cm) DAC (mm)
1 147 13,1 170 14,6
2 174 16,2 223 18,2
3 140 14,5 223 18,2
4 150 11,6 168 15,9
5 157 13,4 176 14,7
Media 154 13,7 192 16,3

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 189


En términos generales, las especies aliso y sauce han demostrado una buena
adaptación y crecimiento bajos las condiciones edafoclimáticas del estero en el
sector Tres Lagos, lo que ha permitido un rápido poblamiento de las laderas del
estero que fueron intervenidas (Figura 4.43). Se espera que con el correr de las
temporadas y afianzándose el crecimiento y desarrollo de estas especies, se logre
una alta estabilización de la ribera y el control de los procesos erosivos que eran
recurrentes en el pasado.

Figura 4.43. Vista general de la práctica de protección de riberas con poblamiento de las
especies sauce y aliso después de una temporada

190 BOLETÍN INIA N° 444


4.8 Comentarios Finales

Las prácticas agroforestales y la restauración ecológica fueron desarrolladas en el


presente programa, por corresponder a técnicas que permiten frenar y en algunos
casos revertir procesos erosivos y de degradación de suelos y agua, utilizando para
ello especies arbustivas y arbóreas. Sin embargo, para poder alcanzar resultados
positivos, la implementación de estas prácticas requiere de adecuados sistemas
de protección (cierres perimetrales), así como de prácticas de manejo (control
de malezas, tutores, protección contra condiciones climáticas, por mencionar
las principales), que permitan dar las mejores condiciones de crecimiento en los
primeros años de desarrollo, a especies de tan lento crecimiento como árboles y
arbustos.

Las cortinas cortaviento multipropósito y las plantaciones silvopastorales


multipropósito, fueron diseñadas y establecidas para que una vez alcanzado su
desarrollo, presten los servicios habituales de cada uno, como lo es la reducción
de la velocidad del viento en el caso de las cortinas cortaviento y producción de
forraje y manejo animal dentro de la plantación forestal productiva, en el caso de las
plantaciones silvopastorales. Sin embargo, la idea que sean multipropósito, se refiere
a que adicionalmente a los beneficios como práctica agroforestal, el componente
arbustivo y/o arbóreo entregará productos adicionales a la producción predial, la
que puede estar representada por frutos, productos forestales no madereros (PFNM),
miel, forraje, etc., por citar las más importantes.

La protección de riberas y cursos de agua también corresponde a una práctica


agroforestal, donde su objetivo principal es proteger los cursos de agua, evitando
la erosión de sus riberas y la contaminación de sus aguas. La incorporación de
componentes forestales como árboles y arbustos y la entrega de condiciones
adecuadas para el crecimiento y desarrollo del componente herbáceo dentro del
sistema, permitirá estabilizar los sectores cercanos a las orillas o riberas, evitar la
escorrentía e ingreso de contaminantes a los cursos de agua (fertilizantes, pesticidas,
etc.) y al mismo tiempo generar protección del curso de agua, aumentando la
biodiversidad tanto acuática, como terrestre, entre otros servicios ecosistémicos
de importancia.

Finalmente, la restauración ecológica de bosques, que persigue como objetivo


el restablecimiento de un bosque degradado, dañado o destruido, para restituir
sus funciones y procesos básicos, correspondió a la última técnica utilizada en
el presente programa y abordada en el presente capítulo. En este sentido se
seleccionaron diferentes tipos de bosques degradados, en las cuatro provincias

Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) / MINISTERIO DE AGRICULTURA 191


de Aysén, a los cuales se introdujeron y dispusieron, estratégicamente, diferentes
especies arbustivas y arbóreas propias del sector, con la finalidad de volver el bosque
a su situación inicial de conformación, funcionalidad y servicios ecosistémicos.

Con la implementación y manejo de estas cuatro prácticas o técnicas agroforestales


y de restauración ecológica, a través del establecimiento de distintos módulos y
unidades experimentales, se han podido visualizar algunos resultados preliminares.
A través de evaluaciones como la tasa de sobrevivencia, crecimiento en altura y
crecimiento del diámetro a la altura del cuello, se ha podido conocer la adaptación
de algunas especies arbóreas y/o arbustivas, nativas e introducidas, a diferentes
condiciones edafoclimáticas de la región de Aysén. Para poder contar con resultados
más concretos y sólidos desde el punto de vista técnico, se espera poder continuar
evaluando estos parámetros en la presente y sucesivas temporadas, para lo cual
las instituciones de investigación del MINAGRI, como INIA Tamel Aike e INFOR Sede
Patagonia están buscando recursos y/o alternativas de alianzas, con el mundo
público y privado, que permitan mantener estas acciones en el tiempo.

192 BOLETÍN INIA N° 444


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