Está en la página 1de 48

Taxonomía

Índice
 1 El taxón y la taxonomía según las diferentes escuelas
 2 Características de los sistemas de clasificación
 3 Nomenclatura
o 3.1 Definición de especie y categorías taxonómicas
o 3.2 Nombre científico
 4 ¿Por qué cambian los nombres de los taxones?
 5 Determinación o identificación de especímenes
 6 Historia de la taxonomía
o 6.1 Los orígenes de la taxonomía
o 6.2 De la taxonomía linneana al origen de los códigos
o 6.3 Taxonomía y evolución
o 6.4 Formalización de las normas: los Códigos
o 6.5 Relación con las taxonomías populares
 7 Perspectivas actuales de la ciencia de la Taxonomía
o 7.1 El impedimento taxonómico
o 7.2 Taxonomía y crisis de biodiversidad
o 7.3 El rol del ADN en la taxonomía
o 7.4 Iniciativas taxonómicas en Internet
o 7.5 Propuestas de un registro central de nombres
o 7.6 La armonización de los Códigos y el BioCode
o 7.7 El sistema linneano y el PhyloCode
o 7.8 El futuro de los Códigos
 8 Véase también
 9 Notas
 10 Citas
 11 Referencias citadas
 12 Bibliografía general utilizada como referencia
 13 Enlaces externos

La taxonomía (del griego ταξις, taxis, ‘ordenamiento’, y νομος, nomos, ‘norma’ o ‘regla’) es, en su sentido más
general, la ciencia de la clasificación. Habitualmente, se emplea el término para designar a la taxonomía
biológica, la ciencia de ordenar la diversidad biológica en taxones anidados unos dentro de otros, ordenados de
forma jerárquica, formando un sistema de clasificación.
Árbol filogenético (en este caso representado en forma de cladograma) que muestra un ejemplo de
diversificación de una especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo del árbol (como el
marcado con un círculo rojo) representa el antepasado común más próximo dentro de un clado,nota 1 que
representa el antepasado común más próximo con todos sus descendientes. El antepasado común es una
población que no necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras rojas se muestran
las apomorfías: los nuevos estados del carácter.

Del árbol filogenético se puede derivar una clasificación de los organismos. Los taxones terminales se agrupan
en taxones de categoría más alta ubicados en sus respectivas categorías taxonómicas. La topología del árbol
filogenético es la hipótesis que decide los anidamientos.

La taxonomía biológica es tratada como una subdisciplina de la biología sistemática, que además tiene como
objetivo la reconstrucción de la filogenia, o historia evolutiva, de la vida.nota 2 Es parte de la taxonomía dividir
toda la diversidad de la vida en taxones anidados, acomodados en sus respectivas categorías taxonómicas. Para
ello, la escuela cladista (la que predomina hoy en día), decide qué clados convertir en taxones correctamente
"nombrados" (un clado es lo que se toma luego de realizar un único corte en el cladograma). Según esta escuela,
un taxón es un clado al que al nombrarlo, se le asigna un nombre en latín (el "nombre científico"), una categoría
taxonómica, un "tipo", una descripción que lo diferencie de los demás taxones de la misma categoría, y se
publica en una revista científica para ponerlo a disposición de los usuarios finales. La nomenclatura es la
subdisciplina que se ocupa de reglamentar los pasos que dan nombre a un taxón, y que provee las reglas para
que cada taxón tenga un único "nombre correcto", escritas en los Códigos Internacionales de Nomenclatura.
Como resultado se obtiene un sistema de clasificación que funciona como llave hacia la literatura taxonómica, y
también como predictor, de forma de dirigir investigaciones relacionadas con la evolución. Una vez armado el
sistema de clasificación, la subdisciplina de la determinación o identificación provee las herramientas para
reconocer a qué taxón del sistema de clasificación pertenece un espécimen encontrado, por ejemplo
provee claves de identificación y descripciones de todas las especies de una región dada.

En la actualidad muchos especialistas afirman que sólo la definición de taxón de la escuela cladista logra que la
biología sistemática dé el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la biología, pero la escuela
evolucionista tiene razones para definir de forma diferente los taxones, y se atribuye la creación de sistemas de
clasificación más útiles y predictivos, discusión que hoy en día no está terminada.

Las normas que regulan la creación de los sistemas de clasificación son en parte convenciones más o menos
arbitrarias. Para comprender estas arbitrariedades (por ejemplo, la nomenclatura binominal de las especies y
la uninominal de las categorías superiores a especie) es necesario estudiar la historia de la taxonomía, que nos
ha dejado como herencia los Códigos Internacionales de Nomenclatura a cuyas reglas deben atenerse los
nombres de los taxones.

La nueva crisis de biodiversidad, los avances en el análisis del ADN, y la posibilidad de intercambiar información
a través de Internet, han revitalizado a esta ciencia en el ambiente científico desde la década del 2000, y han
generado un debate acerca de la necesidad de hacer reformas sustanciales a los Códigos o hasta de
reemplazarlos, que aún se están discutiendo. Algunos ejemplos de nuevas propuestas son el "BioCode", el
"PhyloCode", las "marcas de ADN" y las relacionadas con la utilización formal de Internet.

El taxón y la taxonomía según las diferentes escuelas

Más allá de la escuela que la defina, la taxonomía es la ciencia que agrupa a los organismos en taxones anidados,
ubicados en categorías taxonómicas, formando así un sistema de clasificación, que es el fin último de esta
ciencia. La agrupación de organismos en taxones no es al azar sino que responde a algún criterio que relaciona a
los organismos del taxón entre sí, y los separa de los organismos que quedan fuera del taxón, a criterios que
deciden cómo se anidarán los taxones (su posición), y a criterios que deciden su categoría taxonómica, y son
estos criterios los que hacen que a la clasificación se la llame "sistema" y no sea una clasificación al azar (aunque
los criterios o métodos para estructurar ese sistema cambian mucho con el tiempo y según la escuela). De esta
definición de clasificación se desprende que un taxón es, como explicitan los Códigos de Nomenclatura, una
agrupación de organismos poseedora de una circunscripción (conjunto de atributos que los delimitan,
diagnostican, deciden de qué organismos está compuesto), una posición (es miembro de taxones más
abarcativos) y un rango (una categoría taxonómica).

Sin embargo, esta definición de taxón no siempre es la utilizada en biología. Esta definición sólo reconoce a un
grupo de organismos como taxón una vez que ya está clasificado en un sistema que lo abarque, lo cual no
sucede cuando los investigadores, habiendo decidido cómo será su "sistema", todavía están buscando las
relaciones de un grupo de organismos con los demás organismos, y es común que llamen a estos grupos con el
término "taxón", que en este contexto estaría definido como un grupo de organismos con una descripción de
sus caracteres, sin tener en cuenta todavía su relación con los demás taxones, y por lo tanto ni siquiera cuán
robusta es la hipótesis de que ese grupo de organismos constituye un taxón, según el "sistema" utilizado por el
autor. A veces sucede lo contrario, y se define al taxón como un grupo de organismos que representa una
hipótesis tan robusta de que conforma un taxón para el sistema del autor, que ya fue circunscripto y nombrado
según las reglas formales de nomenclatura.cita 1 nota 3 En taxonomía, un taxón es "nombrado" cuando se le asigna
un nombre publicado según ciertas reglas que se verán en la sección de Nomenclatura, y es el nombre del taxón
el que lo pone a disposición de los usuarios (el "nombre científico"). Incluso hay taxónomos que llaman taxón al
grupo formado por su escuela taxonómica, aunque no se corresponda exactamente con la definición de taxón
(por ejemplo hay cladistas que llaman taxones a los clados, ver más adelante). Además para un mismo taxón
(circunscripción, posición y rango), quien lo define o quien lo utiliza puede decidir si se corresponde únicamente
con los grupos vivientes a partir de los cuales se obtuvo la circunscripcióncita 2 , o, si hay hipótesis de filogenia, si
también abarca organismos ancestrales hipotéticos y agregar un criterio para definir hasta qué ancestro abarca.
Por eso cuando se encuentra ese término hay que atender el contexto en que es utilizado.

Los diferentes investigadores pueden estar en desacuerdo en algún aspecto de las definiciones explicitadas más
arriba, por ejemplo podrían no estar de acuerdo con la necesidad de categorías taxonómicas, o argumentar que
se puede definir a los taxones de otras formas además de con la circunscripción, pero lo que más los diferencia
entre sí, que generó la formación de tres escuelas de la sistemática claramente definidas que dejaron un legado
a la sistemática, es el criterio que debe utilizarse para agrupar los organismos en taxones y relacionar a su vez a
éstos entre sí. Dos escuelas, la "cladista" y la "evolucionista", utilizan la filogenia (historia evolutiva) de los
organismos como criterio para agruparlos, pero con diferencias; mientras que la escuela "fenética" sólo utiliza
como criterio la máxima similitud de caracteres, sin inferir ninguna historia evolutiva detrás de eso.

Según la escuela cladista, la que predomina hoy en día, la taxonomía es la ciencia que debe decidir
qué clados del árbol filogenético serán convertidos en taxones correctamente descriptos y "nombrados".cita 3 Un
grupo monofilético o "linaje monofilético"nota 4 ) es un grupo formado por una población ancestral más todos sus
descendientes. El clado es la agrupación que surge de hacer un corte en una rama del cladograma (hipótesis de
árbol filogenético), y se diferencia de los demás grupos por sus apomorfías (o las que queden afuera) y la
topología del árbol, el clado en principio se hipotetiza que es la expresión de un grupo monofilético, aunque la
hipótesis de monofilia puede estar equivocada. Los primeros cladistas no tenían palabras diferenciadas para el
corte del cladograma y el linaje "real", sin embargo autores posteriores prefirieron separar el clado (el corte
surgido de un cladograma) del grupo monofilético (la secuencia de ancestros y descendientes "real", el linaje
monofilético), y ése será el tratamiento seguido en este textonota 4 . Si bien el clado no se define exactamente por
una "circunscripción" aunque se lo puede asociar a una, y siempre hipotetiza la existencia de organismos
ancestrales hasta cierto cortenota 5 , el clado es considerado un "taxón" para muchos cladistas, un taxón
monofilético.
La taxonomía en la actualidad. La taxonomía (definida según la escuela cladista) decide qué clados se
convertirán en taxones correctamente descriptos y "nombrados". Cada nodo representa el antepasado más
próximo de cada grupo, un clado representa ese antepasado más todos sus descendientes.

Hay otras escuelas de clasificación. Quizás la más importante en la actualidad, dentro de las "minoritarias", es la
que considera que los grupos parafiléticos también deberían tener la posibilidad de corresponderse con taxones
correctamente descriptos y nombrados, si los grupos que los conforman son lo suficientemente similares entre
sí y lo suficientemente disímiles del clado que queda afuera (escuela evolucionista, Simpson 1961,1 Ashlock
1979,16 Cronquist 1987,17 Mayr y Ashlock 1991,18 Stuessy 1983,19 Cavalier-Smith 201011 ). Ejemplos clásicos de
grupos parafiléticos que algunos taxónomos convierten en taxones en sus clasificaciones, son el de
los procariotas, parafilético con respecto a los eucariotas(ej. Cavalier-Smith 1998 en adelantecita 5 ), el de
las dicotiledóneas, parafiléticas con respecto a las monocotiledóneas (ej. Takhtajan 200920 ), y el de los protistas,
parafiléticos con respecto a animales, plantas y hongos (en el clásico sistema de clasificación en reinos iniciado
por Whittaker 196921 – Margulis 197122 ).
Comparación de cladogramas de grupo monofilético, parafilético y polifilético. Dibujado a partir de Cavalier-
Smith (201011 )

Otra escuela que fue cristalizando a principios de la década del '60, encabezada por Sneath y Sokal (Sokal y
Sneath 196323 , nueva edición en Sneath y Sokal 197324 , review de conceptos en Sokal 198625 , review histórico
en Vernon 198826 ) es la que clamaba que era imposible conocer la filogenia de los organismos con la
información que se recolectaba, debido a que los razonamientos se hacían circulares: cuando había más de un
árbol posible, el investigador elegía el más probable basado en su "hipótesis evolutiva preferida", y luego el
mismo árbol elegido era utilizado para validar esa hipótesis evolutiva.27 Esta escuela, llamada fenética, optaba
por hacer clasificaciones basada exclusivamente en cantidad de caracteres similares (o disimilares) entre los
organismos, intentando no decidir cuáles eran los caracteres "importantes" para decidir la clasificación, ni inferir
necesariamente que ese árbol se correspondiera con una historia evolutiva. Esta escuela perdió fuerza en las
últimas décadas debido a la cantidad de líneas de evidencia diferentes de las que se extraen los caracteres,
como los análisis moleculares de ADN, los caracteres bioquímicos, la evidencia paleontológica y
de ultraestructura, de forma que, a medida que aumenta la congruencia entre hipótesis basadas en líneas de
evidencia diferentes, los taxónomos van llegando a un consenso acerca de cuáles deben ser los caracteres
"importantes", y cuál el árbol más cercano al árbol filogenético "real". Hay que tener en cuenta que
la sistemática le debe a esta escuela muchos métodos de análisis numéricos (también llamados taxonomía
numéricacita 6 , en libros como Sneath y Sokal 1973,24 Abbott et al. 198529 ), estos métodos son útiles para que el
investigador obtenga una primera aproximación a la filogenia con el menor riesgo que sea posible de estar
sesgado por hipótesis previas, métodos a los que después se agregan hipótesis de evolución generadas para
aumentar la congruencia entre las diferentes líneas de evidencia.

Hoy, las clasificaciones cladistas predominan por sobre las evolucionistasnota 6 . Las dos escuelas se atribuyen la
creación de clasificaciones más útiles y predictivas. El lector interesado puede recurrir a las siguientes lecturas,
cladismo: Farris 1979,31 Donoghue y Cantino 198832 , Nelson y Platnick 1981,7 Humphries y Parenti
1986,33 Brooks y McLennan 1991,34 Forey et al. 1992,35 Cracraft y Donoghue 200436 . Evolucionismo: Cavalier-
Smith (201011 ), Horandl y Stuessy (201010 ). Las dos escuelas admiten que se necesitan nombres tanto para los
grupos parafiléticos como para los monofiléticos que los abarcan, la discusión entre cladistas y evolucionistas
radica en cuál es el sistema de nombres que debería formalizarse en una clasificación. Los evolucionistas
formalizan nombres de grupos parafiléticos, y mencionan con nombres informales los grupos monofiléticos no
clasificados (por ejemplo Cavalier-Smith 1998 en adelantecita 5 nombra los supergrupos de eucariotas sin
formalizarlos), mientras que los cladistas formalizan sólo grupos monofiléticos, llamando con nombres
informales a los grupos parafiléticos (por ejemplo Adl et al. 200537 proponen el nombre informal procariotas o
bacterias para ese grupo parafilético, y otros cladistas utilizan nombres informales como "grados ANITA" o
"eudicotiledóneas basales" en las clasificaciones de angiospermas).

El árbol filogenético, el fenograma y la clasificación resultante tienen topologías que coinciden con la de
un dendrograma (el de la figura es aglomerativo, también hay dendrogramas divisivos, con las flechas en sentido
contrario).

Todas las escuelas arman su primera aproximación a la clasificación mediante un agrupamiento jerárquico, sea
éste aglomerativo o divisivo, de los organismos vivientes a partir de los cuales se tomaron los caracteres
(idealmente especímenes cuidadosamente guardados en colecciones para permitir análisis posteriores).
Un dendrograma es un árbol donde cada nodo representa la agrupación de todos los nodos terminales
conectados a él, las relaciones entre nodos conforman lo que se denomina la topología del árbol, y es una
representación pictórica de un proceso de agrupamiento jerárquico, sea éste aglomerativo (como el de la figura)
o divisivocita 7 . Tanto los "cladogramas" (hipótesis de árbol filogenético) como los "fenogramas" (o árbol
fenético) toman la topología del agrupamiento jerárquico realizado con algún método (por lo que su topología
coincide con la de un dendrograma), pero al convertir el agrupamiento jerárquico (dibujado como
"dendrograma") en "cladograma", la topología se convierte en una hipótesis de filogenia, y sus nodos pasan a
interpretarse de otra forma. En el cladograma, los nodos representan a la población ancestral, la que existía
justo antes de la divergencia, y cuando se aglomeran los grupos de organismos de un cladograma, lo hacen junto
con las poblaciones ancestrales en la delimitación de cada clado (Hennig 1965cita 8 ). No todos los taxónomos
interpretan los "dendrogramas" como "cladogramas", en especial porque el clado como grupo monofilético es
una hipótesis con buena probabilidad de ser en realidad un grupo parafilético bien delimitado. Las
clasificaciones resultantes de elegir qué grupos serán "taxones nombrados" (el sistema de nombres que se
deriva del árbol) también pueden representarse por dendrogramas, si se tiene en cuenta que, cuando está
basada en el árbol filogenético, para muchos autores la definición de taxón incluye a los ancestros, así como es
necesario que cada nodo del dendrograma caiga en una categoría taxonómica.

Características de los sistemas de clasificación

La clasificación se deriva del árbol filogenético más probable, pero hoy en día los taxónomos, aun dentro de la
escuela cladista, tienen claro que no es de utilidad que cada nodo del árbol filogenético se corresponda con un
nombre diferente. La decisión de qué clados (o grados) deberían convertirse en taxones nombrados, y la
decisión de en qué categorías taxonómicas ubicarlos, tienen en cuenta una serie de factores que pueden diferir
entre taxónomos en su calidad y grado de importancia, por lo que pueden parecer, por la falta de consenso (y a
veces por falta de racionalización de los factores), un poco arbitrarias. Lo que todos los taxónomos tienen en
cuenta es la utilidad que tendrá la clasificación para una comunidad de usuarios "finales" que es muy
heterogénea y utiliza las clasificaciones con fines muy diversos, pero que coinciden en al menos dos objetivos:

 Deben funcionar como contenedores de información. Los científicos en todas las disciplinas deben utilizar
los taxones como unidad de trabajo, y publicar los resultados de sus trabajos en relación con el taxón
estudiado. Por lo tanto los nombres científicos de los organismos deben representar el consenso de la
comunidad científica, sólo de esta forma funcionan como llave de acceso a un cuerpo de información que
refiere siempre al mismo grupo de organismos, aunque esté disperso en libros y revistas escritos en muchas
lenguas por diferentes autores, o proceda de diferentes campos de la biología o la divulgación: como
idealmente hacen referencia Davis y Heywood, "El nombre de un organismo es la llave hacia su literatura"
(Davis y Heywood 196340 ).

 Deben permitir explicar y predecir en relación a los organismos de interés en cualquier disciplina, es decir,
deben permitir la creación de hipótesis a contrastar, o "sospechas", que tengan el mayor asidero posible. Si
el taxónomo construyó la clasificación con criterio, será informativo tanto qué nodos fueron elegidos para
convertirse en taxones, como la categoría taxonómica en la que fueron ubicados, por lo que debe ser la
primera aproximación empleada para las hipótesis, y si se necesita más resolución siempre se puede recurrir
a la hipótesis de árbol filogenético de la que se obtuvo la clasificación. Por ejemplo, es muy común que
cuando se encuentra un compuesto de interés médico en una planta, se investigue si ese compuesto u otros
similares se encuentran también en otras especies emparentadas con ella, y la información de qué fue
nombrado y en qué categoría fue ubicado, da una primera aproximación a los límites del muestreo de la
investigación.

Para decidir qué clados se convertirán en taxones nombrados, los taxónomos suelen mencionar estos criterios
(Judd et al. 2007: p. 32-35, salvo explicitado):

Árbol filogenético (representado en forma de cladograma) que muestra un ejemplo de diversificación de una
especie ancestral en 3 especies presentes en la actualidad. Cada nodo del árbol (como el marcado con un círculo
rojo) representa el antepasado común más próximo dentro de unclado.nota 1 El antepasado común es una
población que no necesariamente está compuesta de un único individuo. En barras rojas se muestran
las apomorfías: los nuevos estados del carácter.

1. El criterio principal es la fuerza de la evidencia que apoya al clado. Primero, como la historia evolutiva
(filogenia) de las especies no se ha visto sino que se infiere a partir de los datos disponibles, los clados
son sólo hipótesis y no todos son igual de evidentes: para convertir un clado en taxón nombrado debe
haber un análisis filogenético que lo respalde de forma robusta, en base a más de una línea de
evidencia de forma que todas ellas muestren congruencia (en lo que se llama una "taxonomía
integrativa"nota 7 ). Además, deben habérsele encontrado apomorfías que definan su ancestro y definan
al grupo como un clado (o grado) y sirvan para delimitar el grupo de los demás si se encuentran grupos
nuevos como fósiles. Finalmente, debe haber una cantidad de caracteres diagnósticos que permitan
diferenciarlo claramente del resto de los taxones (circunscribirlo), lo cual ayuda a la estabilidad del
sistema de clasificación.

2. Según los autores citados, algunos sistemáticos sostienen que cada taxón debería poseer una variación
en sus caracteres con respecto al resto de los taxones, que modifiquen de tal forma el plan corporal del
taxón en relación al resto de los planes corporales, que puedan inferirse aspectos de su biología únicos
a ese taxón. Una consecuencia interesante es que este criterio facilita la tarea de identificación, en
especial por los no expertos.

3. En relación a la facilidad de uso, los autores afirman que los taxones que componen un sistema de
clasificación deberían tener, en lo posible, entre 3 y 7 subtaxones, un número que puede manejar con
facilidad la memoria humana (Stevens 199844 ). En las palabras de Davis y Heywood (1963:83):
"Debemos ser capaces de ubicar a los taxones en taxones de categoría más alta de forma que podamos
encontrarlos de nuevo".40 Los sistemas de clasificación admiten la creación de categorías intermedias
hasta lograr el número de taxones deseados en cada una.

4. Otro criterio que es un servicio a la comunidad de usuarios está relacionado con la estabilidad de
la nomenclatura: los taxones que ya han sido nombrados en el pasado deben continuar con el mismo
nombre en lo posible, a menos que haya fuertes justificaciones para abandonarlos.

Una vez acordado qué clados convertir en taxones, los sistemáticos deben decidir en qué categorías
taxonómicas ubicarlos. Hay dos criterios para decidir la categoría taxonómica. Uno, el tradicional, que existe
desde los inicios de la clasificación y es anterior a la teoría de la evolución, es el que decide la categoría
taxonómica según el grado de variación delplan corporal entre taxones. A partir de la teoría de la evolución, se
interpreta a la categoría taxonómica como la que deriva de un grupo de apomorfías que aportan cierto grado de
variación en el plan corporal del taxón en relación al ancestro y a los demás taxones en la misma categoría.
Entonces los reinos y los filos (las categorías más altas) derivan de transformaciones evolutivas importantes que
definieron de nuevo el plan corporal, a las que siguió un batallón de novedades evolutivas forzadas a adaptarse
al nuevo cambio (verClasificación en categorías altas), mientras que las categorías más bajas, como géneros y
especies, poseen variaciones en caracteres más triviales, y por lo tanto más inestables (se pierden y se ganan
con relativa facilidad, ya que afectan en menor grado la viabilidad del organismo). Esta construcción de
categorías, basada en grado de variación, se sigue utilizando hoy en día y probó ser útil para los usuarios finales
de una clasificación: las categorías por grado de variación tienen significado por ejemplo en biogeografía y
conservación (ej. Cavalier-Smith 201011 ). Otro criterio de clasificación en categorías fue el iniciado por Hennig
(1950,45 196646 ), el padre de la escuela cladista, quien proponía que la edad geológica absoluta de un grupo
fuera el criterio para decidir su categoría taxonómica, y hay científicos trabajando para lograr esta meta en
algunos gruposcita 9 . Las categorías resultaron ser útiles para los objetivos de la clasificación (ej. Godfray y Knapp
200448 ), pero algunos autores las consideran arbitrarias y hasta los hay que proponen eliminar el sistema de
clasificación con categorías (por ejemplo en De Queiroz 2006cita 10 ). Por razones históricas se utilizan
las categorías linneanas de clasificación: reino, filo odivisión, clase, orden, familia, género y especie.
Una vez que se posee un taxón con su circunscripción y categoría taxonómica, se puede decidir si nombrarlo
según las reglas (ponerle "nombre científico"), o buscar si le corresponde un nombre científico ya establecido.

Nomenclatura

Ya definido un taxón con su circunscripción y ya ubicado en una categoría taxonómica, quien desee ponerle
"nombre científico", o averiguar si ya tiene uno, debe hacerlo según las reglas escritas en los Códigos
Internacionales de Nomenclatura. Por razones históricas hay un Código publicado para cada disciplina: de
Zoología,50 de Botánica,51 y de bacterias,52 nota 8 y se actualizan frecuentemente como resultado de los congresos
internacionales que reúnen a los científicos para tal efecto, dejando sin efecto las versiones anteriores de ese
Código. Por ejemplo, a agosto del 2013 el último Código de Botánica es el de Melbourne (2011, publicado en
201251 ), el último de Zoología es la cuarta edición (200050 ), y el último de Bacterias es la revisión de 1990
(publicado en 199252 ). Los Códigos poseen algunas diferencias entre sí, pero en su esencia funcionan de forma
similar.

En los Códigos, el principio de prioridad establece que un taxón que ya ha sido nombrado por un autor anterior
deberá continuar con el mismo nombre, si vuelve a ser nombrado el nuevo nombre no tendrá validez para el
resto de la comunidad y pasará a ser un sinónimo del primero. Este "principio de prioridad" intenta asegurarse
de que cada taxón posea un único "nombre correcto" ("nombre válido" en Zoología) para la comunicación.

El principio de prioridad es sencillo de expresar, lo que es dificultuoso es decidir cuándo dos autores se están
refiriendo al mismo taxón y cuándo a uno diferente, o dicho con más rigor, lo dificultuoso es decidir, cuando un
nuevo autor cambia las hipótesis taxonómicas de forma de recircunscribir los grupos, cuál de los nuevos taxones
deberá utilizar un nombre ya utilizado en el pasado. Los Códigos decidieron que el nuevo taxón que hereda el
nombre es el que mantiene el mismo tipo dentro de él. De esta forma los Códigos definieron lo que en
nomenclatura se llama el "taxón nominal", que es una agrupación de organismos poseedora de un nombre, una
categoría taxonómica y un "tipo", siendo su circunscripción (y por lo tanto su composición de organismos)
necesaria pero variable entre autores.cita 11

Cada especie correctamente nombrada y descripta debe poseer un tipo(técnicamente, es su taxón nominal lo
que posee un tipo). En plantas, por lo general son ejemplares de la especie que fueron recolectados y secados
(aplastándolos entre papeles de diario que se cambian todos los días hasta que dejan de humedecerse), y luego
almacenados cuidadosamente en unherbario accesible al público como el de la foto, en general en un museo o
un jardín botánico. Si almacenar un ejemplar como tipo es complicado, se puede reemplazar por cuidadosas
ilustraciones y fotos. En los últimos años es práctica conservar una muestra del especímen de forma que se
pueda extraer su ADN para los análisis.
En aves y mamíferos los tipos suelen ser animales disecados y guardados en colecciones en general en museos.
En zoología se suelen conservar partes duras como huesos, caparazones, valvas, y en frascos en alcohol los
animales blandos.

El "tipo" es algo diferente si estamos hablando de un nombre en la categoría especie o inferior, o de un nombre
de una categoría superior a especie. En la categoría especie o inferior a especie, "el espécimen tipo
nomenclatural" es un espécimen específico de la especie idealmente completo y en buenas condiciones,
almacenado en una colección, cuya manutención y crecimiento son dirigidos por un taxónomo especializado
(un curador), que idealmente debería permitir al público un acceso a los tipos aunque sea restringido (los
ejemplares que se conservan como referencia de una hipótesis se llaman voucher57 ). Las colecciones se
encuentran en instituciones dedicadas a la ciencia como museos de historia natural, herbarios, jardines
botánicos, universidades. Cuando el tipo utilizado en la publicación original (el holotipo) se ha perdido o vuelto
irreconocible, no hay otro espécimen de la colección original que pueda reemplazarlo (un lectotipo), y hay
necesidad de un tipo para recircunscribir un nombre, el nombre no se pierde sino que se puede seleccionar de
los especímenes guardados en colecciones e identificados con el mismo nombre y localidad que el original,
unneotipocita 12 . En el caso particular de las bacterias, en que las colecciones son de cepas vivas, el tipo no es un
único organismo muerto sino que es una cepa de bacteria cultivada viva, en general congelada, y disponible en
al menos 2 colecciones diferentes. Con respecto a los taxones superiores a especie, el nombre del género posee
como "tipo" al nombre de aquella especie contenida en él que fue publicada primero, y el nombre de una
familia posee como "tipo" al nombre del género contenido en ella que fue publicado primero. Por arriba de
familia el código de Zoología no posee reglas con respecto al tipo, en el de Botánica es optativo. nota 9

Si dentro de la extensión del taxón no hay ningún "tipo", el autor de la circunscripción puede decidir
nombrarla formalmente, es decir, crear un taxón nominal que pasará al terreno de los "nombres científicos" por
el resto de la historia de la taxonomía. El tipo será un ejemplar identificado dentro de la extensión del taxón,
debidamente guardado en una colección, y el nombre será un nombre en latín o latinizado construido según
ciertas reglas explicitadas en los Códigos (algunas de las cuales se verán más abajo). Todos los datos del nuevo
taxón (el nombre, la categoría taxonómica, los datos de la ubicación del tipo, la descripción o diagnosis escrita
en forma de caracteres expresados en palabras) son "efectivamente publicados" si lo son donde sean accesibles
para otros científicos o naturalistas, como una revista científica, o un libro. No se consideran efectivamente
publicados los nombres publicados en medios efímeros de publicación como un catálogo de semillas, un diario,
o por e-mail. Todos estos datos efectivamente publicados convierten al nombre en "válidamente publicado"
("nombre disponible" en Zoología), y es cuando cotidianamente decimos que un nombre tiene el estatus de
"nombre científico" o de "nombre formal".
Cuando hay más de un "tipo" dentro de la extensión del taxón, los demás nombres científicos se convierten
entonces en sinónimos del primer nombre, el "nombre correcto". Pero si al descubrirse este hecho un nombre
más reciente ya está muy extendido, puede proponerse a la Comisión respectiva como excepción al principio de
prioridad y en aras de la estabilidad, agregar el nombre a la lista denomina conservanda, nombres que se
consideran el nombre correcto (válido en Zoología) por razones prácticas. Nótese que un "nombre científico" o
"nombre formal" (o "nombre válidamente publicado" en Botánica, o "nombre disponible" en Zoología) es
aplicado al taxón nominal, mientras que el "nombre correcto" (o "nombre válido" en Zoología) hace referencia a
la circunscripción del taxón.

Finalmente, como la nomenclatura botánica, la nomenclatura zoológica y la nomenclatura bacteriológica son


independientes la una de la otra, cada una tiene su propia lista de nombres científicos. Como consecuencia, el
mismo nombre puede ser utilizado para una planta, para un animal o para una bacteria, y a pesar de que no es
lo aconsejable las plantas y los animales pueden estar compartiendo el 20% de los nombres58 .

Cuando la aplicación estricta de un Código resulta en confusión o ambigüedad, así como en las propuestas de
conservación y en las de supresión de nombres, la situación se presenta en su Comisión respectiva, que tiene la
responsabilidad de tomar una decisión al respecto. La composición y funciones de cada Comisión están
contempladas en su respectivo códigocita 13 , y tanto las propuestas como las decisiones tomadas en relación a
ellas son publicadas en su respectiva revista especializada. Por ejemplo, las decisiones tomadas por la Comisión
Internacional de Nomenclatura Zoológica son publicadas en su revista, The Bulletin of Zoological
Nomenclature59 , las tomadas por los Comités auspiciados por la Asociación Internacional para la Taxonomía de
Plantas (IAPT) son publicadas en su revista, Taxon.60

Definición de especie y categorías taxonómicas

Las poblaciones actuales (en naranja) son las sobrevivientes de un grupo monofilético (en blanco).
Los taxones se arman a partir de grupos monofiléticos, y de ellos, sobreviven hoy en día grupos de poblaciones.
Las poblacionesnormalmente se definen como grupos de individuos de una misma especie que ocupan una
región geográfica más o menos bien definido y con los individuos interactuando entre sí. Las poblaciones
pueden variar en tamaño de uno a millones de individuos, y pueden persistir en el tiempo por menos de un año
o miles de años. Pueden ser producto de la descendencia de un solo individuo, o estar recibiendo
constantemente inmigrantes, por lo que también poseen diferentes niveles de diversidad genética.

La categoría especie ofrece taxones que contienen el grupo de poblaciones claramente reconocido y discreto de
tamaño más pequeño. Sistemáticos, biólogos evolutivos, biólogos de la
conservación, ecólogos, agrónomos, horticultores, biogeógrafos y muchos otros científicos están más
interesados en los taxones de la categoría especie que en los de ninguna otra categoría. El concepto de especie
ha sido intensamente debatido tanto por la Sistemática como por la Biología evolutiva. Muchos libros recientes
ponen el centro de atención en la definición de especie y la especiación (King 1993,61 Lambert y Spencer
1995,62 Claridge et al. 1997,63 Howard y Berlocher 1998,64 Wilson 1999,65 Levin 2000,66 Wheeler y Meier
2000,67 Schilthuizen 200168 ). En animales, en especial en vertebrados de tamaño grande, el criterio de la
capacidad de hibridar es el más usado para distinguir especies. En la mayoría de los vertebrados, los grupos de
individuos interfértiles coinciden con grupos morfológicos, ecológicos y geográficos, y con grupos formados por
otros criterios, por lo que las especies son fáciles de delimitar. Incluso se pueden poner a prueba los límites de
las especies analizando la interfertilidad entre las poblaciones. Este concepto de especie, llamado "concepto
biológico de especie" (o "BSC", por biological species concept, Mayr 1963,69 ver también Templeton
1989,70 Coyne 1992,71 Mayr 199272 ), fue el que dominó la literatura zoológica y, hasta recientemente, también
la botánica. Sin embargo, este criterio falla a la hora de delimitar especies de plantas, debido a que la
interfertilidad entre las poblaciones varía del 0 al 100 %, por lo que, en los niveles intermedios de interfertilidad,
la asignación de especie no puede realizarse de forma inequívoca según este concepto biológico de especie
(Davis y Heywood 196340 ). Además, existe reproducción uniparental y comunidades de reproducción asexual
donde el intercambio de genes es bajo o nulo, y sin embargo son comunidades morfológicamente similares; en
el otro extremo, hay poblaciones morfológicamente muy heterogéneas que hibridan con facilidad. En el primer
caso, se podría diferenciar como especies a un vasto número de individuos y clones asexuales con mínima
diferenciación morfológica, en el segundo, se podría llamar especie a un grupo de individuos muy inclusivo y
heterogéneo. El hecho de que exista intercambio de material genético no quiere decir que las poblaciones no
sean linajes diferenciados, salvo que la hibridación sea tan importante que las poblaciones se fusionen. Los
sistemáticos de plantas no definen a las especies como comunidades reproductivas, muchas veces las definen
como una población o un grupo de poblaciones que poseen mucha evidencia de formar un linaje evolutivo
independiente, abandonando de esta forma el concepto biológico de especie o BSC (Davis y Heywood
1963,40 Ehrlich y Raven 1969,73 Raven 1976,74 Mishler y Donoghue 1982,75 Donoghue 1985,76 Mishler y Brandon
1987,77 Nixon y Wheeler 1990,78 Davis y Nixon 1992,79 Kornet 1993,80 Baum y Shaw 1995,81 McDade 199582 ).
Cada linaje evolutivo tiene una historia única de cambios genéticos, morfológicos, y ecológicos, de interacciones
con otras especies y con el mundo físico, y de migración, dispersión, y azar. Las especies difieren en grado
variado en la morfología, los genes, la ecología, la distribución geográfica, los sistemas de apareamiento, la
plasticidad fenotípica, la resistencia a las enfermedades, la habilidad competitiva, el tamaño del genoma, y
numerosos otros aspectos. Además, la especiación no ocurre de un día para el otro sino que es un proceso
extendido en el tiempo, por lo que se pueden estar observando diferentes grados del proceso de especiación.

En una clasificación ya armada, un organismo pertenece a una serie de taxones anidados de rango cada vez más
alto. Entonces un organismo pertenece a una especie, pero también a un género (la categoría de rango superior
a especie), etc. A su vez, un taxón de cualquier categoría siempre está compuesto de organismos: un taxón en la
categoría de género tiene organismos en él. Esto es independiente de la naturaleza del "tipo" del taxón. Por
ejemplo, el "tipo" de un género es una especie, pero sigue estando compuesto por organismos.

Por debajo de la categoría especie, se puede dividir el taxón en subespecies y razas. Por ejemplo, en Gilia (una
hierba), se ha llamado razas a los grupos de poblaciones que difieren morfológicamente entre sí, pero a veces
crecen juntas e hibridan entre ellas con facilidad; subespecies a los grupos de poblaciones que poseen poco
solapamiento geográfico, aunque todavía exista algo de hibridación entre ellas; y especies a los grupos de
poblaciones que presentan todavía más diferenciación morfológica y menos tendencia a hibridar.

Por debajo de la raza también se puede seguir subdividiendo en taxones en las categorías variedad y forma.
Las especies a su vez se agrupan en taxones superiores, cada uno en una categoría más
alta: géneros, familias, órdenes, clases, filos, y reinos. Una regla mnemotécnica para recordar la jerarquía de los
taxones es la siguiente:

El Rey es un filósofo de mucha clase que ordena para su familia géneros de buena especie.

El orden se recuerda así: Rey por Reino, filósofo for filum, clase por clase, ordena por orden, familia por familia,
géneros por género, y especie por especie.

Como las categorías taxonómicas por arriba de la especie son arbitrarias, un género (grupo de especies) en una
familia puede no tener la misma edad ni albergar la misma cantidad de variación, ni de hecho tener nada en
común con un género de otra familia, más que el hecho de que los dos son grupos monofiléticos que pertenecen
a la misma categoría taxonómica. Los sistemáticos experimentados están bien al tanto de esto y se dan cuenta
de que los géneros, las familias, etcétera no son unidades comparables (Stevens 199783); sin embargo, algunos
científicos caen en el error frecuente de utilizar esas categorías como si lo fueran. Por ejemplo, es común ver
medidas de diversidad de plantas como un listado de las familias de plantas presentes en un lugar dado, si bien
el hecho de que esos taxones pertenezcan a una "familia" no significa nada en particular.

A veces posteriormente al nombre de una categoría taxonómica se encuentra el término en latín incertae
sedis (abreviado inc. sed., del latín ‘posición taxonómica incierta’84 ). Esto quiere decir que no se conoce a qué
taxón de ese rango pertenece el subtaxón afectado. Por ejemplo si se sabe que cierto género pertenece a un
orden en particular, pero dentro de él no se conoce a qué familia pertenece, se lo agrega como perteneciente al
orden, en la categoría de familia junto con las demás familias, como una familia incertae sedis. Esta clasificación
se considera provisoria, hasta que los análisis de filogenia ubiquen al género en una de las familias existentes del
orden, o en su propia familia.

Nombre científico

En los Códigos de Nomenclatura, cada especie queda designada por un binomio (una expresión de dos palabras)
en latín, donde la primera palabra, el "nombre de género", es compartida por las especies del mismo género; y
la segunda, el "adjetivo específico" o "epíteto específico", hace alusión a alguna característica o propiedad
distintiva de esa especie en particular, como pueden ser el color (albus, ‘blanco’; cardinalis, ‘rojo
cardenal’; viridis, ‘verde’; luteus, ‘amarillo’; purpureus, ‘púrpura’; etc.), el origen (africanus,
‘africano’;americanus, ‘americano’; alpinus, ‘alpino’; arabicus, ‘arábigo’; ibericus, ‘ibérico’; etc.),
al hábitat (arenarius, ‘que crece en la arena’; campestris, ‘de los campos’; fluviatilis, ‘de los ríos’; etc.), un
homenaje a una personalidad de la ciencia o de la política o atender a cualquier otro criterio. No es necesario
que el nombre esté en latín, sólo es necesario que esté latinizado. Los nombres de géneros siempre van con la
primera letra en mayúsculas, los epítetos específicos siempre van en minúsculas, y los nombres de géneros y los
de especies van siempre en itálicas (o subrayados, si se escribe a mano).nota 10 Al escribir el nombre de especie, el
epíteto específico nunca es utilizado solo, y es obligatorio que esté precedido por el nombre del género, de
forma que el nombre de la especie sea el binomio completo. El uso de la primera letra del nombre del género
precediendo el epíteto específico también es aceptable una vez que el nombre ya apareció en su forma
completa en la misma página o en un artículo pequeño. Así por ejemplo, la lombriz de tierra fue
llamada Lumbricus terrestris por Linneo, y si el nombre ya apareció antes en el artículo y no hay ambigüedad,
puede volver a referirse a ella como L. terrestris. Con respecto a los taxones ubicados en la categoría de género y
superior, los nombres son uninominales (constan de una sola palabra) y siempre se escriben con la primera letra
en mayúsculas (aunque solamente en la categoría de género van en itálicasnota 11 ). Como los Códigos de
Nomenclatura prohíben que dentro de cada Código haya dos taxones con el mismo nombre, no puede haber
dos géneros con el mismo nombre (ni dos taxones por arriba de género con el mismo nombre), pero como
ocurre que el epíteto específico de las especies sólo se usa después del nombre del género, puede haber dos
especies diferentes pertenecientes a géneros diferentes que compartan el mismo epíteto específico. Una vez
fijado, un nombre no es sustituido por otro sin un motivo nomenclatural. Por ejemplo el roble de los
alrededores de Madrid fue bautizado como Quercus pyrenaica erróneamente, puesto que no se encuentra en
los Pirineos, pero tal circunstancia no justifica un cambio de nombre.

El investigador que publica por primera vez tiene una total libertad para elegir el nombre del taxón, a veces
inesperada. Desde la época de Linneocita 15 que se han registrado nombres científicos insólitos, algunos de los
últimos: la araña Pachygnatha zappa, porque tiene una mancha en el abdomen igual al bigote del artista Frank
Zappa; algunas moscaschupadoras de sangre del género Maruina: Maruina amada, M. amadora, M. cholita, M.
muchacha, M. querida, M. chamaca, M. chamaguita, M. chica, M. dama, M. nina, M. tica y M. vidamia, todos
adjetivos cariñosos; el dinosaurio que fue llamado Bambiraptor debido a Bambi, el de la película de Disney;
el molusco bivalvo Abra cadabra (aunque después se lo cambió de género); y quizás el caso más sobresaliente,
el género de arañas brasileñas Losdolobus, llamado así porque los investigadores que lo describieron, queriendo
homenajear a dos argentinos que habían colaborado, les pidieron a éstos que inventasen un nombre para el
nuevo género, que quedó como Losdolobus por "los dolobus", término del lunfardo argentino intraducible en
una enciclopedia.87

Con respecto a las restricciones para nombrar a los taxones, los géneros y especies no las tienen (salvo por el
hecho de que tienen que estar en latín o latinizados), pero en las categorías superiores a género a veces es
necesario que tengan un sufijo en particular, que denota la categoría en la que el taxón fue ubicado, según se
indica en la siguiente tabla:

Categoría taxonómica Plantas Algas Hongos Animales Bacterias88


División/Phylum -phyta -mycota
Subdivisión/Subphylum -phytina -mycotina
Clase -opsida -phyceae -mycetes -ia
Subclase -idae -phycidae -mycetidae -idae
Superorden -anae
Orden -ales -ales
Suborden -ineae -ineae
Infraorden -aria
Superfamilia -acea -oidea
Epifamilia -oidae
Familia -aceae -idae -aceae
Subfamilia -oideae -inae -oideae
Infrafamilia -odd89
Tribu -eae -ini -eae
Subtribu -inae -ina -inae
Infratribu -ad
Por debajo de la categoría especie se encuentran la subespecie, variedad y forma. Su nombre se arma con el
nombre de la especie seguido de subsp. o de var. o f. respectivamente, seguido de un epíteto
subespecífico: Carpinus caroliniana subsp. caroliniana, Lyonia ligustrina var. ligustrina, salvo en las subespecies
de animales que no llevan la partícula subsp: Canis lupus familiaris.

Un ejemplo de taxón es el orden Primates. En esta expresión, "orden" especifica la categoría taxonómica del
grupo, más abarcativa que la categoría de familia y menos abarcativa que la de clase. "Primates" es el nombre
del taxón. El orden Primates está incluido en la clase Mammalia (los mamíferos), y a su vez incluye diversas
familias como la familiaCebidae (cébidos, las monas americanas) o la familia Hominidae (homínidos, nuestra
propia familia).

Cuando se agregan grupos fósiles al árbol, para indicar que son grupos extintos, es convención que se agregue
una daga (†) al principio o al final del nombre del taxón.

Además, en todos los taxones, la primera vez que se nombra un taxón en una publicación científica, el nombre
científico puede verse seguido del apellido del autor de su descripción (normalmente llamado la "autoridad"),
mejor aún si se sigue del año en que el taxón fue descripto. El nombre del autor puede estar abreviado (por
ejemplo a Linneo se lo abrevia con una L.). Las veces posteriores que se nombra al taxón en la publicación se
evita el autor y el año de publicación. A veces se encuentran variaciones en la forma en que autor y año son
escritos (por ejemplo hay dos autores conectados por palabras en latín como in o et o ex, o el autor está entre
paréntesis), y cada una de estas variaciones tiene su significado en Nomenclatura. Por ejemplo, en el caso de los
animales, si en la actualidad una especie en particular está ubicada en un género diferente al que le fue
asignado por su autoridad original, el nombre del autor y el año se ponen entre paréntesis indicando así que
originalmente se la describió con otro nombre. Como ejemplo, el león en la actualidad es Panthera
leo (Linnaeus, 1758), y se pone autor y año entre paréntesis porque Linneo lo describió originalmente como Felis
leo. El autor y año de publicación no son reglas sino recomendaciones de los Códigos de Nomenclatura, pero son
de uso corriente en la literatura y muy recomendados por muchos autores.

¿Por qué cambian los nombres de los taxones?

La descripción formal y la tipificación de los taxones son procedimientos en los que es frecuente observar
errores e inconsistencias, y esto ocurría aún en mayor medida antes de que los códigos internacionales
reglamentaran estos trabajos muy pormenorizadamente. Los nombres de los taxones pueden cambiar cuando
son redescubiertas descripciones más antiguas del mismo taxón, y se aplica el principio de prioridad, o cuando
se observa que la descripción original en realidad se refería a un taxón diferente. Las reglas de la nomenclatura
indican que en estos casos el nombre del taxón debe ser cambiado sin discusión, pero, si por la extensión del
uso del nombre parece deseable su conservación, se ha de promover una proposición formal ante el comité
correspondiente del Congreso Internacional. Éste puede decidir aceptar la inclusión en la lista de nómina
conservando, nombres que se consideran válidos por razones prácticas, aunque su uso contravenga la regla de
prioridad. No suelen darse aquellos dos casos en los grupos ya bien estudiados, y en los Códigos hay además
mecanismos para la supresión de nombres pobremente definidos en los grupos más complicados. Una vez
asentada la taxonomía fundamental de un grupo, es poco probable que los cambios de nombres se den por esta
clase de motivos.

El motivo para cambiar nombres establecidos no está sólo en la enmienda de errores de procedimiento, sino
también en las diferencias en el juicio científico de los especialistas. Aun cuando las asociaciones entre los
nombres y los especímenes "tipo" hayan sido establecidas de acuerdo con todas las reglas, los nombres pueden
seguir cambiando debido esencialmente a dos causas: que los taxónomos difieran de sus antecesores en sus
opiniones acerca de cómo se deben circunscribir los taxones, o que el descubrimiento de nueva información
obligue a modificar el criterio. Si bien el objetivo de los códigos es la de proveer un nombre para cada taxón, lo
único que queda fijo dentro del taxón es el espécimen tipo, ya que el resto del taxón puede cambiar de
composición mientras el tipo se mantenga dentro de él. Esto es así porque los taxones, como los clados, son sólo
hipótesis sujetas a cambios, y cada cambio con el mismo tipo dará un taxón diferente con el mismo nombre.
Pero aún cuando todos los especialistas tuvieran la misma información sobre un grupo de organismos, pueden
diferir en sus ideas acerca de cómo debería ser un sistema de clasificación y lo que debería significar cierta
categoría taxonómica, lo cual seguiría cambiando los nombres de los taxones con cada autor.

Por ejemplo, es muy común que a distintos grupos de organismos recién descubiertos se les dé nombres
de especie (y de género incluso) nuevos y que años después un taxónomo que los estudie llegue a la conclusión
de que todos pueden hibridar entre sí y dar descendencia fértil, y unifique todos los taxones en una única
especie (en este caso todos los nombres cambian al nombre de la primera especie descrita dentro del grupo),
dejando, en todo caso, los antiguos nombres de especies como subespecies. Con posterioridad puede llegar otro
taxónomo que considere que esos grupos de organismos deberían dividirse en dos especies distintas, que en la
naturaleza conviven sin hibridarse (aunque pudieran), debido a que cada una de las especies que él propone
forma una unidad monofilética en un análisis de filogenia. Entonces a los que se encuadran en la "nueva"
especie, se les cambia el nombre de especie por el nombre de la especie más antigua descrita dentro de la
"nueva" especie. Otro taxonomista podría argumentar más tarde que todos los grupos originalmente descritos
son especies válidas del mismo género, debido a que cada uno de ellos puede ser identificado por su propio
grupo de caracteres morfológicos, y que dentro de cada uno de ellos hay un patrón de ascendencia y
descendientes. En este caso, todos los nombres de especies cambiarían al primer nombre dado a cada grupo
cuando fue descrito, pero todos los nombres de género se unificarían en uno solo, por lo que todos los géneros
pasarían a nombrarse como el género más antiguo descrito dentro del grupo. Esta inestabilidad de los nombres
se habría producido únicamente por cambios en la "filosofía taxonómica": lo que cada autor considera que
significa la categoría especie. Estas diferencias conceptuales entre taxónomos son extremadamente comunes
hoy en día, lo cual lleva a una gran inestabilidad potencial en los nombres de los taxones (Vane-Wright 2003).90

Determinación o identificación de especímenes

La subdisciplina de la determinación, también llamada identificación de especímenes, es el proceso de asociar


un espécimen a un taxón conocido (determinarlo, identificarlo) o reconocer que es nuevo para la ciencia y
necesita una descripción formal y un nombre (Simpson 2005: p. 12). Esta subdisciplina hace uso de las claves de
identificación que crearon los taxónomos especializados en cada taxón, con las que los usuarios finales pueden
realizar una identificación siempre que tengan un bagaje mínimo de conocimientos y de entrenamiento. Una
clave de identificación que se ha vuelto popular suele provocar que la hipótesis taxonómica del taxónomo que la
realizó se convierta en la circunscripción más popular asociada a ese nombre científico (véase Por qué cambian
los nombres de los taxones). También y debido a que las hipótesis taxonómicas pueden diferir entre taxónomos,
cuando se informa una identificación siempre es conveniente citar la fuente de la clave utilizada.

Hay varias razones por las que se puede necesitar una identificación. Los taxónomos necesitan identificar los
organismos sobre los que extraen nuevas líneas de evidencia con las que ajustar los análisis de filogenia. Muchos
trabajos de investigación realizados por biólogos implican un conteo de la biodiversidad de cierto lugar, como en
investigaciones relacionadas con la conservación de cierta área,91 o en las relacionadas con las invasiones
biológicas y su impacto en el ecosistema, o en los cambios en patrones de sucesión debido a otras causas. Otros
casos en los que se necesita una correcta (y rápida) identificación son cuando se sospecha que una enfermedad
o muerte en humanos, animales o plantas es causada por un ser vivo, como cuando una planta está sospechada
de causar muertes en el ganado o las personas que la consumen,92 o cuando un ser vivo infecta a un
humano,93 la correcta identificación en estos casos abre la llave hacia la literatura que indica formas de control y
tratamiento. Los fabricantes de pesticidas y herbicidas94 , como los servicios relacionados con la salud pública95 ,
pueden requerir un monitoreo de los insectos o plantas dañinos en cada zona con el objetivo de regular su
abundancia y probar efectividad de tratamientos. En el campo de la biología forense la identificación de
especímenes puede aclarar asuntos legales.96 97 En el de la biogeografía se utilizan los datos de especímenes
identificados en cada localidad para los análisis98 .

Los resultados de las identificaciones pueden requerir ser conservados en colecciones, salas donde se preservan
especímenes con su identificación más probable y la localidad de la que provienen. Las colecciones abarcan
taxones específicos y en general de regiones específicas, ya que ninguna podría tener una infraestructura que
abarque toda la biodiversidad de todo el planeta. Algunas colecciones contienen lo que se llama
especímenes voucher, preservados de tal forma que permita a los investigadores realizar una re-identificación
cuando sea necesario y que tienen un curador que restringe su acceso para asegurar su conservación.
Son voucher en general los especímenes resguardados en instituciones dedicadas a la ciencia como museos,
universidades o herbarios. Las colecciones suelen tener catálogos electrónicos con la información de los
especímenes que poseen, que son cada vez más fáciles de acceder y, a pesar de la falta de estandarización de
sus formatos, se prevé que en el futuro muchas de esas bases de datos puedan ser accedidas por un mismo
portal (Wiley y Lieberman 2011 p. 31999 100 ). Hoy en día es práctica común preservar del especímen que se
desea conservar como voucher un trozo de tejido de forma criogénica o en algún fluido que permita tomar datos
de diferentes líneas de evidencia como los análisis moleculares de ADN o los histológicos. Sobre
especímenesvoucher se hacen análisis de filogenias que pueden llevar a hipotetizar la existencia de nuevas
especies, o a redelimitar las ya existentes, de forma que no es raro que los especímenes se reclasifiquen si están
lo suficientemente bien documentados, algunos de ellos podrán ser designados como el "tipo" de un nombre de
especie nueva o de una ya nombrada cuyo tipo original se ha perdido (Judd et al. 2007 p. 553, Simpson 2005
p. 517, De Salle et al. 2002101 , Wiley y Lieberman 2011 cap.1099 ).

Cuando se necesita identificar un especímen, el proceso implica un primer paso "informal" y un segundo paso
"formal", que permiten llegar en secuencia al nombre del taxón. El primer paso es una observación a simple
vista, que implica una apreciación inconsciente de muchos caracteres del espécimen al mismo tiempo, en la que
se asocia inconscientemente el espécimen a cierto taxón (lo que se llama apreciación gestalt u holística del
espécimen102 ). Por ejemplo, todos sabemos diferenciar una planta de un animal, muchos podemos darnos
cuenta de que cierto animal es un artrópodo (insectos, arañas y relacionados), y muchos podemos llegar más
lejos e identificar que ese artrópodo es uncoleóptero (escarabajo) a simple vista (y con el entrenamiento,
podemos seguir diferenciando algunas familias, géneros y especies de coleópteros a simple vista). Los métodos
más formales de identificación entran en juego cuando el interesado necesita que la identificación continúe
hasta taxones más específicos, y no los conoce o le cuesta diferenciarlos entre sí, o cuando necesita confirmar
una posible apreciación (Judd et al. 2007: p. 6-7; Hawthorne y Lawrence 2012102 ).

Muchas malváceas son fáciles de reconocer a simple vista, debido a la configuración particular de sus
estambres, pero la mayoría de los interesados en identificar la especie deberán usar un método formal de
identificación.

La rosa china es una malvácea.

La malva silvestre, una malvácea.

La hibiscus inmaculada, una malvácea.

Generalmente para identificar formalmente al espécimen primero se lo describe, y luego se comparan los datos
con los de taxones conocidos para ver si coinciden (Simpson 2005: p. 12).

La descripción de un espécimen puede hacerse de varias formas. El consultante necesita registrar la información
acerca de ese espécimen para identificarlo, pero quizás no quiera dañarlo porque puede ser raro o estar en
peligro de extinción, o quizás sea un animal grande que no puede ser colectado, en este caso debe tomar notas
cuidadosas y fotografías para documentar su apariencia. Si las circunstancias lo permiten, se puede colectar un
solo espécimen, con cuidado de no dañar ninguno de sus caracteres. Por ejemplo si es una hierba se puede
colectar y luego presionarla entre papeles de diario hasta que se seque (Judd et al. 2007: p. 6-7), si es un
artrópodo se lo puede capturar y guardar en un frasco con alcohol y agua 70:30. Al colectar el especímen hay
que tener en cuenta que hay datos que se perderán al llegar al lugar de identificación y que hay que anotar en el
momento, como la localidad (y si se puede obtener, la latitud, longitud y elevación), la fecha en que fue
colectado, el hábitat en que el espécimen fue encontrado y si estaba asociado a alguna otra especie, su
abundancia en esa localidad a simple vista, si era de noche o llovía, y cualquier información sobre el estado del
espécimen que el colector piense que pueda no ser evidente una vez llegue a su lugar de identificación, como el
color de sus órganos (que muchas veces puede cambiar debido a la preservación), la fragancia, si exuda alguna
secreción, etcétera (Judd et al. 2007 p. 553). El colector debe recordar que debe evitar términos imprecisos
(como cerca, lejos, pequeño, grande) sino que debe hacer las mediciones o estimar un rango. Si se colecta más
de un espécimen de especies diferentes, el colector debe etiquetarlos con lápiz y hacer una ficha de colección
para cada ejemplar.

La elección del método de identificación de ese taxón en particular en esa zona en particular, la documentación
necesaria y el entrenamiento para utilizar el método muchas veces son muy específicos y al usuario final le
resultará dificultuoso y lento el aprendizaje para realizarla. La mejor forma (Simpson 2005: p. 498) y la más
rápida (Judd et al. 2007: p. 6-7) de identificar un espécimen es consultar a un experto, un profesional o un
naturalista bien entrenado al que le sean familiares la flora o la fauna de esa región. Si el experto está
familiarizado con las últimas publicaciones científicas sobre la materia, su determinación será muchas veces más
exacta y actualizada que la que el usuario final pueda encontrar en una flora o una fauna (Simpson 2005: p. 498).
El usuario final puede aventurarse a consultar él mismo la literatura científica disponible sobre las especies de la
región, para la mayoría de las regiones templadas hay literatura que describe la flora o la fauna y provee guías
para identificarla (las floras y faunas mencionadas), algunos de ellos tratan sólo de alguna porción de plantas o
de animales, y muchos están en proceso de computarización para que sean accesibles por computadora o a
través de Internet (Farr 2006103 ). Una tercer cosa que se puede hacer es visitar algún sitio con una colección de
especímenes identificados, en el caso de las plantas por ejemplo, se puede visitar un herbario, que suele ser un
componente de las universidades o las instituciones dedicadas a la botánica, allí se pueden comparar los
caracteres de los especímenes para ver si coinciden con los datos, con las fotografías, o con el espécimen que
uno tiene (Judd et al. 2007: p. 6-7).

Un problema que enfrenta la tarea de identificación es que la información sobre la biodiversidad todavía es
incompleta, especialmente en los trópicos.104 (Judd et al. 2007: p. 7). Otro problema es la falta de capacitación
para realizarla: hay pocos expertos, tanto biólogos105 como médicos94 necesitan entrenarse para serlo.

Si hay información científica sobre la biodiversidad del lugar, y es necesario hacer una identificación con
métodos formales, a veces se necesita además de la observación a ojo desnudo, de las fotografías, y de los datos
a campo, de otros elementos con los que extraer información, como lupa y elementos para manipular la
muestra en la lupa (pinza, aguja de disección, bisturí), calibre para realizar mediciones, y el preparado de
disecciones que se observan al microscopio, para hacer una evaluación más completa de los estados de los
caracteres del espécimen (Judd et al. 2007: p. 557).

Una identificación puede necesitar de mediciones realizadas con un calibre.

En la lupa se observan los caracteres con un aumento de hasta unos 40x (amplifica una imagen 40 veces su
tamaño), las lupas de mano tienen un aumento de unos 2x a 6x.


El microscopio óptico tiene un aumento de 40x a 400x. Para eso la muestra debe presionarse en una capa
delgada entre dos vidrios.

Además de las herramientas para evaluar los caracteres, para el proceso de identificación se necesitan
herramientas de comparación de esos datos con los de taxones conocidos, la más importante de ellas todavía es
la clave dicotómica (Judd et al. 2007: p. 557).

Las claves de identificación son métodos en los que se observan los caracteres del espécimen con los que
gradualmente se van cerrando posibilidades hasta llegar al nombre del taxón.102 Siempre que existan claves, es
importante seguirlas. Comparar directamente con las ilustraciones o las fotos puede inducir errores, ya que en
las fotos pueden no mostrarse o no ser evidentes para el lector no entrenado los caracteres que diferencian el
taxón de los demás.94

En una clave dicotómica se elige siempre uno de dos caminos. Empieza con una serie de dos descripciones
mutuamente excluyentes de los estados de algunos caracteres. Se selecciona aquella de las dos que mejor
describe al espécimen a identificar, se siguen sus indicaciones para llegar al siguiente par de descripciones, y así,
y si el usuario no cometió un error, se llega al nombre del taxón (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-
497). La tarea se ve muy facilitada si la clave tiene fotografías del aspecto de los estados de los caracteres.

A continuación un ejemplo de la estructura de una clave dicotómica. Es una clave de plantas que parte de la
familia de las ninfáceas (una familia de nenúfares), y llega hasta el género:

 Flores hipóginas. Ápice del gineceo formando un disco plano a ligeramente cóncavo con estigmas
radiales. Sépalos 5-14. Polen anasulcado, espinoso.
Subfamilia Nupharoideae Mot. Ito, 1987.
Género único: Nuphar Sm. in Sibth. & Sm., 1809. Holártico.
 Flores períginas a epíginas. Ápice del gineceo en forma de copa, toda su superficie estigmática. Sépalos
4-5. Polen de otro tipo.
Subfamilia Nymphaeoideae Arn., 1832.
 Plantas con acúleos. Hojas escutiformes, peltadas.
 Borde del limbo levantado formando un reborde continuo. Envés foliar aculeado. Estaminodios y
apéndices carpelares presentes.
Género Victoria Lindl., 1837. América meridional tropical.
 Borde del limbo no levantado. Haz y envés foliares aculeados. Estaminodios y apéndices carpelares
ausentes o inconspicuos.
Género Euryale Salisb., 1805. Asia, de la India al Japón.
 Plantas sin acúleos. Hojas de diversas formas, peciolo inserto en una escotadura del borde del limbo.
 Sépalos 4-5. Estambres péndulos, epipétalos sobre la cara interna del tubo de la corola. Semillas
espinosas, sin arilo.
Género Barclaya Wall., 1827. Sureste de Asia.
 Sépalos 4(-5). Estambres erectos, períginos sobre la cara externa del tubo de la corola. Semillas lisas,
papilosas o pelosas, con arilo.
 Pétalos 0-5. Eje floral central prominente por encima de la copa estigmática. Hojas sumergidas lineares
con bordes fuertemente ondulados.
Género Ondinea Hartog, 1970. Australia occidental.
 Pétalos (6-)8-40(-50). Eje floral central visible como pequeña proyección en la base de la copa
estigmática. Hojas sumergidas (si existen) anchas, de bordes apenas ondulados.
Género Nymphaea L., 1753. Cosmopolita.
Más moderna es la clave multi-acceso o policlave, en la que a diferencia de la dicotómica, se puede utilizar
cualquier conjunto de caracteres en cualquier orden, de forma que el usuario selecciona los caracteres utilizados
para la identificación. Muchas veces estas claves contienen mucha más cantidad de caracteres que las claves
dicotómicas. Esta clave es ventajosa cuando se posee por ejemplo un espécimen incompleto (como cuando a
una planta le faltan las flores), o cuando se tiene información incompleta sobre el espécimen. Se han escrito
programas de computadora de policlaves, en que de forma interactiva se ingresan los caracteres y el programa
devuelve los posibles taxones. Programas de identificación asistidos por computadora son por ejemplo el
sistema DELTA ("Descriptive Language for Taxonomy") (Askevold y O'Brien 1994,106 Dallwitz
1993,107 2000,108Dallwitz et al. 2002,109 Pankhurst 1978,110 1991,111 Watson y Dallwitz 1991,112 1993113 ), o el
sistema LUCID (Norton 2012114 ), y es seguro que se volverán más importantes en el futuro (Edwards y Morse
1995115 ). Los programas sirven tanto para utilizar claves ya existentes como para construirlas, y están adaptados
a que se agreguen fotos, videos y sonido. Hoy en dia, la mayor desventaja de las policlaves es su disponibilidad
(Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497), aunque ya hay policlaves para identificar las plantas de
cualquier región del mundo hasta familia (como en colby116 y en discoverlife117 ), de hormigas (antweb118 ), de
saltamontes (Common Western Grasshoppers119 ), de mariposas y polillas (Butterflies and Moths120 ), y muchas
todavía están siendo creadas para estados de Estados Unidos (al 2006). Hay esfuerzos crecientes para
computarizar las claves de identificación, incluidas las policlaves.105

Si bien las claves por computadora son valiosas, la mayor parte de las claves de identificación todavía se
encuentra, junto con las respectivas descripciones e ilustraciones de cada taxón, en libros
llamados floras y faunas, que reúnen la información sobre la presencia de las plantas o animales pertenecientes
a un área particular, a una pequeña región, o a todo un continente (Judd et al. 2007: p. 560). A veces esos libros
son sólo sobre las especies de un taxón particular. Un problema que deben enfrentar los usuarios de estas claves
es que muchas veces están desactualizadas. Los nombres recién descriptos para la ciencia pueden no
encontrarse en ellas, como también pueden no encontrarse especies exóticas que se hayan instalado hace poco
en la región. Otro problema es que dos floras o faunas que afecten la misma área (como una flora o fauna local y
una regional) pueden diferir en su taxonomía y por lo tanto dar resultados diferentes. Las claves computarizadas
poseen muchos de los mismos problemas que las claves en papel, aunque es esperable que en el futuro
ofrezcan mejores facilidades para ser actualizadas y para la búsqueda rápida de sinónimos.105 También se
encuentran claves de identificación, descripciones e ilustraciones en las monografías (monographs), que son un
estudio extenso de un taxón en particular, y en las revisiones taxonómicas, similares a las monografías pero
menos exhaustivas. Los dos últimos usualmente se publican en revistas científicas, por ejemplo una revista
científica de botánica es Annals of the Missouri Botanical Garden (Judd et al.2007: p. 560). Las revistas científicas
tienen la posibilidad de accederse en papel u online, y son pagas. Se puede pedir una recomendación acerca de
cuál es el mejor manual para trabajar en un área particular al taxónomo que esté trabajando en alguna
universidad de la zona.92

Al utilizar una clave, siempre hay que leer cuidadosamente las dos opciones, tener en cuenta todos los
caracteres mencionados, no estimar las mediciones sino realizarlas, y buscar en el glosario todos los términos
que no se conozcan. Tener en cuenta que los seres vivos poseen cierta variabilidad, así que si existe la
posibilidad de ver un carácter varias veces (por ejemplo en varias hojas de una planta) se ganará en precisión.
(Judd et al. 2007. p. 558) Muchas veces no es evidente que una descripción se corresponde con el especímen,
porque no necesariamente todos los caracteres de una descripción se corresponderán con todos los caracteres
del especímen (o siquiera existen en el especímen). Al utilizar una clave es muy probable que en algún momento
se llegue a un par de descripciones donde el camino a seguir sea confuso. Cuando es así, hay que seguir los dos
caminos, si alguno de los dos es muy incoherente (por ejemplo si pide la observación de varios caracteres que
no existen en el espécimen) se descarta. Si no se pueden descartar caminos, se llegará a más de un posible
taxón, que después hay que chequear de otras formas (ver más adelante).92
Si el espécimen no puede ser completamente identificado con la clave (sea dicotómica o policlave), entonces el
usuario puede obtener una lista corta de posibles taxones a los que pertenece el espécimen, chequeando luego
a qué taxón pertenece de otras formas (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005: p. 496-497). Aunque obtenga un
solo resultado, es importante chequearlo. Una forma de hacerlo es leer la descripción y ver las ilustraciones del
taxón o los taxones a los que se llegó, especialmente evaluando la lista de suscaracteres diagnósticos, que es
una lista de todos los estados de caracteres del taxón que lo distinguen de los demás taxones. Si coinciden con
los caracteres del espécimen, entonces se ha realizado la identificación (Judd et al. 2007: p. 558, Simpson 2005:
p. 495). Otras ayudas para chequearlo son la comparación de caracteres entre especímenes (con alguna
colección ya identificada y a disposición), y la comparación con fotos, o en especímenes dificultosos donde aún
queden dudas, enviárselo a un taxónomo mejor entrenado en ese taxón (Simpson 2005: p. 497). No todas las
especies pueden ser identificadas con estas herramientas. Por ejemplo unas pocas especies crípticas necesitan
de técnicas más sofisticadas, como la extracción de su "marca de ADN", para su completa identificación, o
directamente la ubicación exacta de la población de las que fueron extraídas.

Historia de la taxonomía

Esta sección describirá aquellos aspectos de la historia de la clasificación que permiten comprender cómo las
ideas tempranas sobre la naturaleza, muchas veces no filogenéticas, fueron incorporadas a las clasificaciones,
definiendo algunas de las características del sistema de clasificación actual. Otros aspectos de la historia,
relacionados con la forma en que podrían construirse las clasificaciones, serán tratados en el artículo Historia de
la biología sistemática.

Los orígenes de la taxonomía

Los orígenes de la taxonomía se remontan a los orígenes del lenguaje, cuando las personas llamaban con los
mismos nombres a organismos más o menos similares, sistema que persiste hoy en día en lo que llamamos los
"nombres vulgares" de los organismos. Todas las sociedades humanas poseen un sistema taxonómico que
nombra a las especies y las agrupa en categorías de orden superior. El ser humano posee un concepto intuitivo
de lo que constituye una especie, producto de agrupar a los organismos según sus propiedades
emergentes observadas, y esto se ve reflejado en que todas las clasificaciones populares de los organismos
poseen remarcables similitudes entre ellas y también con las utilizadas hoy en día por los biólogos profesionales
(Hey 2001121 ).

La taxonomía biológica como la disciplina científica que conocemos hoy en día nació en Europa. Allí, a mediados
de la Edad Media europea se habían formado las primerasuniversidades, donde se discutían temas de índole
filosófica y técnica, y donde se redescubrían los textos de los antiguos griegos, entre los cuales hubo naturalistas
comoTeofrasto. Los naturalistas se daban cuenta de que, si bien los nombres vulgares son útiles para el habla
cotidiana, necesitaban un sistema más universal y riguroso para nombrar a los organismos: cada especie debía
ser nombrada, cada especie debía poseer un único nombre, y cada especie debía ser descríta de forma
inambigua, en un sistema de nombres estable. Si bien los científicos estaban al tanto de esto, sus ideas acerca
de cómo debía ser y lo que significaba una clasificación fueron cambiando considerablemente con el tiempo. Al
finalizar la Edad Media, con la dominación militar y cultural que una Europa revitalizada sostendría sobre el resto
del mundo, el sistema allí consensuado se extendería a todo el globo.
De la taxonomía linneana al origen de los códigos

Portada de la obra de LinneoSpecies Plantarum (1753), obsérvese que informa al lector lo que encontrará en el
interior del libro, como los géneros "naturales" y las clases y órdenes "artificiales". Está escrito en latín, el idioma
universal de la época.

La historia de la taxonomía es en parte la historia de un único sistema de clasificación "natural" que se desarrolló
gradualmente durante centurias, aunque la palabra "natural" significaba, y sigue significando, algo diferente
para cada autor. Siempre compitieron muchos sistemas de clasificación armados en base a filosofías diferentes,
pero las primeras raíces de los que se utilizan en la actualidad pueden remontarse a esta época. Ya en 1583, el
italiano Andreas Caesalpinus había delineado cuáles debían ser las características de un sistema de clasificación
natural: debía ser fácil de usar y de memorizar, estable en el tiempo, conciso, y además predictivo (ver Greene
1983122 ), una serie de metas que a veces entran en conflicto. Por lo tanto existía la conciencia de que un sistema
de clasificación no sólo debía reflejar la naturaleza (lo que sea que eso significara para cada autor), sino también
servirle de utilidad a una comunidad de usuarios.

Por un tiempo los naturalistas construyeron diferentes clasificaciones con el objetivo de ordenar la información
disponible sobre los organismos que conocían y reglamentar sus nombres. Pero sin duda alguna fue en el siglo
XVIII en que la taxonomía recibió un empujón definitivo, gracias al naturalista sueco Carlos Linneo, quien tenía la
ambición de nombrar a todos los animales, plantas y minerales conocidos en la época, agruparlos según su
concepto de "naturalidad" (de forma que se relacionen según sus caracteres morfológicos compartidos), y
normalizar su denominación. Si bien ya había publicado trabajos más modestos antes, fue en 1753 cuando
publicó un gigantesco trabajo de dos volúmenes en que almacenó y ordenó toda la información disponible sobre
las plantas, y debido a su éxito, terminó siendo el trabajo que definió las bases del sistema de clasificación que
se utiliza hoy en día. El libro se llamaba Species Plantarum ("Las especies de plantas"), y estaba escrito en latín,
que era el idioma universal de la época. En ese libro las especies de plantas estaban agrupadas en géneros
(grupos de especies) según sus similitudes morfológicas. Al enfatizar el uso de similitudes entre organismos para
construir un sistema de clasificación, sin saberlo, estaba clasificando a los organismos en virtud de sus
similitudes genéticas, y por lo tanto también evolutivas. En su libro, cada especie era descripta con una frase
en latín limitada a 12 palabras, en donde la primera de las 12 palabras siempre era el género al que pertenecía la
especie. A estas pequeñas descripciones, o polinomios, él las llamó "el nombre propio de cada especie", pero
hizo un importante agregado que había sido inventado en su momento por Caspar Bauhin (1560-1624):
la nomenclatura binominal o binomios, como el "nombre corto" de las especies. En los márgenes de su Species
Plantarum, seguido del nombre "apropiado" polinomial de cada especie, escribió una sola palabra. Esta palabra,
combinada con la primera palabra del polinomio (todavía hoy llamada género), formaba un nombre más fácil de
recordar y corto para cada especie. Por ejemplo, la hierba de gato fue nombrada "apropiadamente" con el
polinomio: Nepeta floribus interrupte spicatus pedunculatis (en español, "Nepeta con flores en una espiga
interrumpida pedunculada"). Linneo escribió la palabra cataria en el margen del nombre apropiado de la
especie, que quiere decir "relacionada con los gatos", haciendo referencia a un atributo familiar de la especie,
de forma que pudiera referirse a la planta con el nombre más abreviado Nepeta cataria. Tanto él como sus
discípulos continuaron con la misma práctica, y rápidamente sus contemporáneos empezaron a llamar a las
especies del libro con su nombre binomial.

La nomenclatura binominal no fue la única característica impuesta en la nomenclatura académica europea por el
éxito del libro: a la vez Linneo propuso un esquema jerárquico de clasificación, donde las especies muy similares
morfológicamente se agrupaban en una jerarquía inmediata superior llamada género, cada género era descripto
por los atributos comunes a todas las especies del mismo. La categoría de género tampoco fue un invento de
Linneo, de hecho, en 1694 Joseph Pitton de Tournefort ya había provisto guías para describir géneros de plantas:
los caracteres de los géneros debían ser reconocibles en todos los miembros del género y ser visibles sin el uso
de un microscopio. En lo posible, estos caracteres debían ser tomados de la flor y el fruto. Linneo utilizó los
géneros, y creía que tanto los géneros como las especies (y algunas familias) existían en la naturaleza (eran
"grupos naturales"), mientras que las categorías más altas eran sólo materia de conveniencia humana. Esta
distinción entre categoría "real" y categoría "artificial" no era menor, ya que el creer que los géneros fueran
reales (es decir, que existen independientemente de nuestro discernimiento), guía al investigador de una forma
diferente de la que lo hace creer que la categoría es artificial. En palabras de Linneo:

Los caracteres no hacen al género, el género nos da sus caracteres.


Carlos Linneo 1751:119123

Con estas palabras, Linneo reconocía que las especies se agrupaban de forma diferente si se elegían caracteres
diferentes, pero había "algo más" que la mera similitud de caracteres que agrupara a las especies en un mismo
género, y había que saber elegir los caracteres a considerar para que la agrupación resultara ser un "grupo
natural". Esta afirmación, fruto de la intuición de Linneo, no tendría base científica hasta la aparición de la teoría
de la evolución (Darwin 1859: 413 – 414124 ).
Linneo falló en la búsqueda de algún carácter que fuera común a todos los miembros, aun en las más
"naturales" de las familias, como las umbelíferas. En la foto: hojas de apio (Apium) con sus pequeñas
inflorescencias, hábito de la zanahoria (Daucus), inflorescencias de hinojo (Foeniculum), inflorescencias del
cardo corredor (Eryngium), raíz de perejil (Petroselinum).

En su sistema de clasificación, Linneo también trató de agrupar a algunos géneros en familias que se pudieran
considerar "naturales" (la idea de que existían familias naturales tampoco era nueva y data de Pierre Magnol en
1689125 vol.1 pp xxii-xxvii), si bien falló en encontrar una descripción de sus similitudes morfológicas, y para 1751 había
reconocido 67 familias (Linneo 1751123 ), dejando muchos géneros sin ubicación. Linneo buscaba caracteres que
fueran encontrados en todos los miembros de cada familia, pero falló en su búsqueda aún en las más
"naturales" de las familias, como Umbelliferae.

Linneo también agrupó a los grupos naturales en órdenes y clases artificiales, sólo útiles para ordenar los grupos
naturales de forma que sean fáciles de encontrar en una lista o un herbario. Los caracteres que utilizó para ello
fueron el número de estambres y el número de estilos y estigmas. Por ejemplo, en el orden Pentandria
Monogyna ubicó a los géneros Datura y Verbascum, que tienen 2 estigmas y 1 único estilo. A esta parte de la
clasificación Linneo la llamó "sistema sexual", lo cual levantó mucho pudor y también jarana en la época.

El éxito del libro de Linneo solventaba los problemas de comunicación producidos por la variedad de nombres y
sistemas de clasificación locales. A partir de ese momento las actualizaciones de la clasificación hechas por el
mismo Linneo o por autores posteriores, intentaron no abandonar la nomenclatura binominal ni el sistema de
clasificación impuestos por Species Plantarum.

En la época de Linneo se había creído que uno o unos pocos caracteres en cada categoría bastaban para armar
los taxones en los sistemas naturales, si bien Linneo había fallado en la búsqueda de esos caracteres en la
categoría de familia. Desde la aparición del libro de Linneo en 1753 hasta 1789, a varios autores, a Michel
Adanson (1763-1764125 ), se les hizo evidente que los caracteres variaban dentro de los grupos "naturales",
concluyendo que no hay caracteres esenciales para definir a un grupo, y que los grupos naturales deben ser
definidos sólo mediante un conjunto de caracteres tomados de toda la planta, de los cuales la mayoría, pero no
necesariamente todos, estarán en cada especie del grupo (sólo con la teoría de la evolución se interpretaría que
todos los caracteres pueden evolucionar hasta cambiar de estado o desaparecer). A principios del siglo XIX, los
creadores de las clasificaciones habían aumentado casi sin darse cuenta la cantidad de caracteres a considerar
para la clasificación, y ninguno se consideraba "fijo".

Página de la obra de LinneoSystema naturae en donde incluye aHomo entre los animales.

Con respecto a los animales, en 1758 Linneo había publicado la décima edición de su Systema Naturae, en el que
listó todos los animales conocidos por él en ese momento y por primera vez los clasificó como había hecho
previamente con las plantas, adoptando la nomenclatura binominal. Linneo nombró unas 4.400 especies de
animales, incluyendo Homo sapiens, a pesar de la reticencia existente en la época de considerar al hombre un
animalnota 12

En 1778 Lamarck sugirió que los caracteres utilizados por los científicos para dividir los taxones no
necesariamente tenían que ser los mismos que la gente utilizaba para identificar algún organismo encontrado.
Lamarck promovió el uso de claves de identificación, libros que proveían una guía para que los usuarios no
expertos identificaran un organismo dado mediante caracteres que estuvieran a su alcance. De esta forma se
mitigó el conflicto entre los creadores de los sistemas de clasificación, que a medida que aumentaba el
conocimiento agrupaban a los organismos en base a caracteres cada vez más inconspicuos, y los usuarios de
esos sistemas, que estaban más interesados en la utilidad del sistema que en la "naturalidad" de sus grupos.

En 1789, Antoine-Laurent de Jussieu en su libro Genera plantarum127 describió tanto géneros como familias de
plantas y agrupó a estas últimas en clases. Su publicación fue importante en la época porque por primera vez
aparecía un tratamiento taxonómico que ubicara a todos los taxones por arriba de género en un sistema natural,
porque describía a todos los taxones de todas las categorías claramente, y porque enumeraba los principios con
los cuales se había armado su sistema (un "método").128
El término "Taxonomía" (Taxonomie, en francés) fue empleado por primera vez por el biólogo suizo Augustin
Pyrame de Candolle a comienzos del siglo XIX.129

Un cierto número de sistemáticos, especialmente en Francia y Alemania, adoptaron el concepto de "espécimen


tipo". Estos "tipos" eran plantas guardadas en un herbario, que representaban la forma más común del grupo, o
la forma más "perfecta" (estos autores consideraban la simetría radial y la bisexualidad más perfectas que las
demás formas, por lo que se ha dado el caso de que guardaran mutantes como ejemplar tipo).

Durante varias décadas después de la edición de los libros de Linneo proliferaron los nombres para animales y
plantas y muchas veces hubo más de un nombre para una especie dada (diferentes nombres para el mismo
taxón son llamados "sinónimos"). Cuando así era, el nombre de uso común era normalmente el más descriptivo,
o simplemente el utilizado por la autoridad más eminente del momento. A esto se sumaba que algunos nombres
de géneros y algunos epítetos específicos eran compuestos por más de una palabra. Esta falta de estabilidad
nomenclatural hizo peligrar el logro de Linneo de una única clasificación para la comunicación, y eso llevó a,
en 1813, la adopción de un código para nombrar a las plantas, llamado Théorie Elémentaire de la
Botanique ("Teoría Elemental de la Botánica") donde se reglamentaba cuál era el nombre válido para cada
taxón. Por lo mismo y para los animales, en 1842, se adoptó un código de reglas formuladas bajo el auspicio de
la British Association for the Advancement of Science ("Asociación Británica para el Avance de la Ciencia"),
llamado el Strickland Code ("Código de Strickland", Strickland et al. 1842130 ). La razón por la que fueron
realizados dos códigos en lugar de uno solo es que los expertos en Botánica y los expertos en Zoología
trabajaban con poco conocimiento los unos de los otros, y hacía tiempo que cada disciplina recorría su propio
camino, por lo que resultaba difícil que se reunieran para la creación de un único código (Minelli 2008131 ). Un
borrador de un Código que uniría al de Zoología y al de Botánica fue escrito entre 1842 y 1843, pero este código
terminaría olvidado (Minelli 2008131 ).

De esta forma, desde Linneo hasta los Códigos, nacieron las reglas de nomenclatura zoológica y botánica de los
sistemas de clasificación que más se utilizan hoy en día. Muchos científicos adoptaron el sistema de clasificación
"natural", pero no todos estaban de acuerdo en utilizarlo. Los sistemas de clasificación pueden ser "arbitrarios"
o "artificiales", si solo tratan de agrupar los organismos para facilitar su determinación de manera artificiosa (por
ejemplo, de acuerdo a su utilidad para los humanos), o "naturales", cuando las jerarquías se establecen en
función de sus afinidades en la Naturaleza. La palabra "natural" para Linneo sólo quería decir que las especies
habían sido creadas "naturalmente" parecidas a algunas y disímiles de otras (y de hecho, cada científico poseía
su propia definición de "sistema natural", que tenía que ver principalmente con cada concepción filosófica del
mundo). En esa época había mucha gente que no estaba de acuerdo con que existían las agrupaciones
"naturales" de organismos (ya que nadie podía dar una razón convincente de que existieran) y se negaban a
clasificarlos de esa forma, apoyando los sistemas artificiales de clasificación.

Taxonomía y evolución

Diagrama dibujado por Charles Darwin en El Origen de las Especies.


Darwin no fue el primero en presentar una teoría de la evolución, pero nunca antes la evolución como hecho
había tenido un impacto tan convincente. Cuando irrumpió la teoría de la evolución a mediados del siglo
XIX pronto se admitió, tal como formuló el propio Darwin, que por debajo de esa lista de especies obtenida
había un árbol que las conectaba por parentesco, y que el grado de similitud morfológica entre las especies era
explicado por la existencia de ese árbol. El sistema linneano de clasificación está conformado por grupos dentro
de grupos, y a un árbol filogenético también se lo puede dividir en grupos dentro de grupos, por lo que podía
hacerse una correspondencia entre el sistema de clasificación "linneano" y la filogenia de las especies. Por lo
tanto, las relaciones entre taxones en las taxonomías existentes fueron reinterpretadas como el resultado de la
evolución. La publicación del libro El origen de las especies en 1859 estimuló la incorporación de teorías
evolutivas en la clasificación.

El debate entre los partidarios de los sistemas artificiales (clasificaciones basadas en caracteres no naturales) y
los defensores de la construcción de un sistema natural fue uno de los conflictos teóricos más intensos de la
biología de los siglos XVIII y XIX, y fue mitigado con la consolidación de la teoría de la evolución de Darwin, que
ofreció un criterio convincente de "naturalidad": la ascendencia común. Cuanto más parecidos son dos
organismos entre sí, más cercano es su ascendiente común, y por lo tanto más próximamente deben ser
agrupados en la clasificación. Los organismos que comparten sólo unos pocos caracteres descienden de
antepasados más lejanos y, por lo tanto, deben ser ubicados en taxones diferentes, compartiendo sólo los
taxones más altos.

La incorporación del concepto de evolución a las clasificaciones fue al principio modelada de forma errática. Por
ejemplo, de las clasificaciones basadas en filogenias, algunas de esas filogenias se componían sólo de miembros
vivientes, como los árboles de Charles Edwin Bessey (1845-1915) y los de Arthur Cronquist (1919-1992). En estos
árboles no había ancestros extintos (Judd et al. p. 43). Otra filogenia fue la de Rolf Dahlgren, en ella, los
ancestros eran sólo miembros extintos, el árbol filogenético era un árbol tridimensional, y los miembros
vivientes podían representarse por un corte de un plano de ese árbol, en un diagrama llamado
"Dahlgrenograma".

Un paso crítico en el proceso de convertir a los sistemas de clasificación en un reflejo de la historia evolutiva de
los organismos fue la adquisición de métodos de reconstrucción atribuidos a la escuela que hoy
llamamos cladismo, para la cual el biólogo fundador, Willi Hennig, fue el que hizo el más valioso aporte en la
década del 1960. Fue con Hennig con quien se modeló que las especies se conectaban a través de especies
ancestrales (en su modelo original siempre extintas), y que podía rastrearse la transformación de especies
ancestrales a especies derivadas a través de las apomorfías: los cambios de carácter. Estos árboles, hoy
llamados cladogramas, fueron propuestos por Hennig como materia para construir los taxones, que siempre
debían ser, a su criterio, monofiléticos. Por la época en que Hennig se popularizaba y en respuesta al cladismo
surgió el evolucionismo, escuela que admiraba y aceptaba los métodos de construcción de dendrogramas de
Hennig, pero difiere en cuál es el dendrograma que debe trasladarse a una clasificación, que según esta escuela
no debe ser un cladograma (definiciones de cladograma y dendrograma como las dadas en este texto, ver en la
primer sección).

Hoy en día la sistemática goza de una cantidad de caracteres en varias líneas de evidencia diferentes, que
pueden considerarse bastante independientes entre sí: el desarrollo de los análisis del ADN, los métodos
bioquímicos, los caracteres de la ultraestructura, y la paleontología. Siempre se fabricaron taxones teniendo en
cuenta la mayor cantidad líneas de evidencia lo más independientes posible, pero la cantidad y facilidad con la
que se juntan las matrices de caracteres es una novedad de esta época, y las nuevas formas de análisis
filogenético (que permiten analizar matrices con una cantidad enorme de datos) han producido en la década del
90 y la del 2000 taxones robustos muchos de ellos en principio inesperados, lo cual ha obligado a modificar las
clasificaciones al uso, obligando a deshacer grupos de larga tradición ("tradicionales") y definir otros nuevos. Los
sistemas de clasificación se hacen en colaboración, con la mayor cantidad de datos y según el árbol filogenético
más consensuado (ver por ejemplo el sistema APG III del 2009 para las angiospermas). La discusión que todavía
perdura entre taxónomos es si deben aceptarse grupos parafiléticos en las clasificaciones.

Formalización de las normas: los Códigos

El que originalmente fuera Théorie Elémentaire de la Botanique en 1813, fue siendo reemplazado por sucesivos
Códigos resultado de un esfuerzo conjunto, aunque a veces su uso no era universal y se llegó a superponer. Esta
situación se terminó en 1930 con la aparición del International Code of Botanical Nomenclature ("Código
Internacional de Nomenclatura Botánica" o ICBN), que trata sobre la nomenclatura
de plantas y hongos (considera de diferente manera a los dos grupos mencionados). El que originalmente fuera
elStrickland Code formado en 1842, que reglaba los nombres de los animales, fue revisado por la International
Commission on Zoological Nomenclature ("Comisión Internacional sobre Nomenclatura Zoológica") y
renombrado como International Code of Zoological Nomenclature ("Código Internacional de Nomenclatura
Zoológica" o ICZN) en 1901. El Código Internacional de Nomenclatura Botánica estableció el año 1753 (el de la
publicación de Species Plantarum) como el año en que se inicia la nomenclatura botánica moderna, dejando sin
efecto los nombres publicados para las plantas antes de esa fecha. De la misma forma, el Código Internacional
para la Nomenclatura Zoológica estableció el año 1758 (el año en que Linneo publicó la décima edición
del Systema Naturae) como el de inicio de la nomenclatura zoológica, dejando sin efecto los nombres publicados
para animales antes de esa fecha. Los dos Códigos comparten los mismos "principios de Nomenclatura" que ya
fueron descritos, y se actualizan como resultado de los Congresos Internacionales que se realizan regularmente
a tal efecto.

Con el tiempo los bacteriólogos, que se habían atenido al código botánico, desarrollaron su propio Código
(Código Internacional de Nomenclatura de Bacterias, preparado en 1953 pero publicado recién en 1958).
El Código Internacional de Plantas Cultivadas se originó en 1952, con su última publicación en 2009.132 Hace
relativamente poco se fueron revisando versiones de lo que hoy se llama el Código Internacional de
Nomenclatura y Clasificación de Virus133 (nacido como "internacional" en 1998134 Actualmente se debate sobre
la urgencia de formalizar de manera equivalente la nomenclatura de genes y proteínas.

Las propuestas para armonizar, unificar, o reemplazar los Códigos no son nuevas, algunas de ellas tienen más de
100 años (Dall 1877,135 ver también Savory 1962136 ).

Relación con las taxonomías populares

Sabemos muy poco acerca de la relación entre los naturalistas profesionales y los aficionados y el público en
general, si bien estas relaciones forman parte del trasfondo histórico que ayudó a modelar la biología
sistemática (Judd et al. 2009, pero ver por ejemplo Allen 1976137 ).

A medida que avanzaba la ciencia de la taxonomía en el ámbito científico, nacían clasificaciones nuevas basadas
en conjuntos más crípticos de caracteres, pero los botánicos "amateur" siguieron utilizando el antiguo sistema
de clasificación de Linneo durante mucho tiempo. Hacia fines del siglo XIX, muchos investigadores despreciaron
el valor de las taxonomías utilizadas por los no profesionales, considerándolas sólo "una diversión para mujeres
y niños" (por ejemplo ver Coulter 1895138 ).

Como la sistemática tuvo su origen en Europa, los primeros grupos que se formaron fueron aquellos que eran
obvios en la flora europea. Además, la disciplina estuvo dominada por europeos durante centurias. Fuera de
Europa, especialmente en aquellos lugares que fueran colonias europeas, la dominación europea fue
especialmente evidente en que las floras de los países fueron escritas por botánicos europeos y basadas en
materiales guardados en instituciones europeas (Judd et al. p 41). Fuera de Europa, los científicos muchas veces
desvalorizaron los conocimientos que tenían sobre las especies los nativos que poseían un profundo
conocimiento de la Naturaleza en el lugar del que eran originarios. Por ejemplo, cuando los europeos
descubrieron América y se relacionaron con sus pueblos originarios, desatendieron esa valiosa fuente de
conocimiento.

Los nombres nativos parecen perder toda importancia y repetidamente los expedicionarios los señalan como
nombres ilegítimos. Para Antonio de Ulloa: el lenguaje Quechua de los Incas se aproxima más al lenguaje de los
niños. Al parecer, los nativos no comprendían las palabras y los conocimientos propios de cualquier sociedad
civilizada como Dios,virginidad o inmaculada concepción. Los indígenas americanos tenían innumerables
nombres para plantas pero no una única palabra que se pudiera traducir como árbol. Culturas cuya
supervivencia dependía del conocimiento y uso de la vegetación circundante, reconocían numerosas plantas de
utilidad, sabían cuáles eran sus usos, y le habían dado nombres descriptivos. Sin embargo, es obvio que no
compartían con los naturalistas conceptos como especie, género o clase. Para conquistar plantas extrañas, el
europeo se debe deshacer de contingencias locales y fabricar tipos ideales conformes con el sistema de
clasificación europeo.139

Sin embargo hubo veces que los conocimientos locales han sido utilizados tanto con criterios antropológicos
como para la investigación farmacéutica. La adecuación o no de las taxonomías tradicionales al criterio científico
ha sido objeto de algunas investigaciones. nota 13

Perspectivas actuales de la ciencia de la Taxonomía

En la década de 2000 se ha vuelto a poner de moda la ciencia taxonómica en el ambiente científico (Mallet y
Willmott 2003141 ), debido en parte al nuevo y revolucionario enfoque que proporciona el análisis de ADN a los
problemas taxonómicos, y en parte a la conciencia de su utilidad, dada la crisis de biodiversidad que estamos
viviendo. Las nuevas herramientas disponibles generan un debate acerca de la utilidad de las reglas de la
taxonomía en su estado actual, y plantean la necesidad de reformar los Códigos o de reemplazarlos, situación
que aún se está debatiendo (Mallet y Willmott 2003141 ), debates que se contextualizan en el impedimento
taxonómico o crisis taxonómica que sufre esta ciencia desde hace décadas.

El impedimento taxonómico

El "impedimento taxonómico" puede especificarse como el empobrecimiento que sufren todas las demás ramas
de la ciencia debido a la falta de datos que corresponden a la taxonomía descriptiva, como ejemplos
frecuentemente citados se pueden mencionar la incompletitud del análisis filogenético (Wheeler 2004142 , Korf
2005), como lo privada que está la ciencia de la ecología de una de sus unidades de medición para sus análisis
(Gotelli 2004143 ), y la incertidumbre de cuál debe ser el foco y cuáles las metas en la biología de la conservación
(Mace 2004144 ).

El impedimento taxonómico nunca se va a superar completamente: su labor es inconmensurable, porque


constantemente se deben revisar y ajustar las hipótesis taxonómicas con nueva información en una taxonomía
integrativa, pero hay formas de paliarlo.

El impedimento taxonómico se enlaza con lo que los científicos llaman "la crisis taxonómica", a veces utilizados
como sinónimos, que se refiere a la falta de recursos ocupados en la taxonomía descriptiva, principalmente
presupuesto para mantenimiento de colecciones y entrenamiento y puestos de trabajo para taxónomos
preparados. Si bien en las últimas décadas aumentó el presupuesto para la ciencia en general, en proporción se
fue desviando hacia otras ramas más novedosas y aparentemente más atractivas de la ciencia. Las razones por
las que los recursos no llegan a esta rama son desde emocionales (muchos usuarios y hasta científicos ven a la
taxonomía descriptiva como una ciencia "tapada por una capa de polvillo", por ejemplo en Marshall 2005145 ,
ocupada sólo en tomar caracteres de las colecciones, sin hipótesis a contrastar, Will et al. 200541 , Dayrat 20055 )
hasta de conveniencia: los estudiantes no desean especializarse en una ciencia para la que no conseguirán
fondos ni un puesto de trabajo en las universidades (Agnarsson y Kuntner 2007146 ).

¿Cómo superar la crisis taxonómica? Consiguiendo presupuesto para, por un lado, el alojamiento y
mantenimiento de las colecciones, por otro lado, para entrenar y también dar puestos de trabajo a taxónomos
preparados en taxonomía descriptiva (sólo prepararlos, la finalidad del impresionante programa PEET, no
funcionó porque luego no conseguían trabajo, Agnarsson y Kuntner 2007146 ). Para que la taxonomía descriptiva
vuelva a ser atractiva para los que deciden el reparto de recursos debe haber un cambio cultural en la
comunidad científica. Uno de los puntos más sobresalientes en el currículum de un científico, que da más
probabilidades de conseguir fondos y puestos de trabajo, es la cantidad de publicaciones en revistas científicas y
el prestigio de cada revista en la que se ha publicado medido en forma de "factor de impacto", este último
calculado por el Institute of Scientific Information. El factor de impacto como actualmente calculado es, en cada
año determinado, la cantidad de veces que se han citado durante el año los artículos publicados en esa revista
en los 2 últimos años, dividido el número total de artículos publicados por esa revista en esos dos años. Los
científicos intentan publicar en revistas de alto impacto para alimentar su currículum, pero las revistas científicas
suelen rechazar los trabajos de índole taxonómica debido a que ocupan mucho espacio de la revista y su baja
cantidad de citas en los 2 años siguientes les bajará el factor de impacto. Las publicaciones taxonómicas son
largas, requieren muchas ilustraciones, y típicamente tienen una audiencia muy especializada que dura por
muchos años: la vida promedio de una monografía taxonómica puede calcularse en décadas o hasta centurias,
en lugar de en meses o en años como el común de las publicaciones. Otro problema relacionado es que artículos
muy diversos utilizan la hipótesis de taxón o los caracteres recogidos de una publicación de taxonomía
descriptiva, o claves de identificación, pero no los citan en las referencias (algunas revistas requieren que al
nombrar un taxón se cite el autor del nombre y la primera descripción, pero tampoco requieren que se los cite
en las referencias). La información recogida asume entonces que esa información no tiene un autor que la
respalde, no hay mecanismos que las obliguen a citarlos o a agregar la cita correspondiente una vez publicados,
y los autores de las descripciones y de las claves no son debidamente recompensados por su trabajo (Agnarsson
y Kuntner 2007146 ). La taxonomía descriptiva es claramente uno de los campos que más ganarán si cambia el
modo de calcular el ránking de una publicación científica, en esta "era del factor de impacto" (Agnarsson y
Kuntner 2007146 , Godfray y Knapp 200448 ). Otro problema cultural relacionado con el número de citas es la
popularidad de cada método: los usuarios son mucho más proclives a leer estudios que testeen las especies y
otras hipótesis taxonómicas exclusivamente por métodos moleculares, y publicaciones sobre los muy
publicitados "ADN barcodes", si bien ésta es sólo una de las herramientas utilizadas por los taxónomos para
testear los límites de los taxones y para identificarlos (Agnarsson y Kuntner 2007146 ). Tampoco hay trabajo en
los llamados "taxones subrepresentados", con pocas especies descriptas, que si no se los deja de ignorar lo van a
seguir siendo (Agnarsson y Kuntner 2007146 ).

Mientras no haya un cambio cultural de forma que se pueda hacer carrera con la taxonomía descriptiva en el
ambiente científico, los taxónomos utilizan algunos métodos para sortear la situación: se menciona que hay
casos de científicos que rápidamente publican descripciones de nuevos grupos de organismos como nuevas
especies sin las herramientas (como cantidad de caracteres, información sobre su variación, la revisión
taxonómica) para comprobar si no se anida en una especie ya existente, ni que brinden herramientas a los
biólogos que posteriormente tuvieran razones para testear sus hipótesis. Estos workarounds bajan la calidad de
la información taxonómica y el prestigio de la rama en general (Dayrat 20055 ).

Los taxonomistas proponen soluciones parciales variadas para superar el impedimento taxonómico, aunque
todas necesitan de presupuesto para realizarse. Una propuesta frecuente es la de facilitar el acceso a los
artículos taxonómicos, normalmente en revistas de difícil acceso o libros únicamente impresos, proponiendo
que sean de contenido libre y que estén digitalizados y en la web (ej. en Agosti y Johnson 2002147 , pero ver
también De Carvalho et al. 2004148 , que remarcan que eso las volvería de poco provecho económico afectando a
los países que no pueden financiarse), algunos van más allá y proponen que los datos de las colecciones también
sean digitalizados y estén disponibles en la web (ej. en Blackmore 2002149 ), y con un software que relacione
todos los datos en una clasificación (como el de Patterson et al. 2006150 ), otra propuesta relacionada es que las
claves de identificación sean informatizadas, interactivas y estén disponibles en la web (ej. en Wheeler et al.
2004151 ). Otras propuestas tienen que ver con facilitar a los taxónomos herramientas novedosas de trabajo, se
ha propuesto la implementación de microscopía remota, de forma que el taxónomo especializado pueda revisar
un preparado a distancia (Wheeler et al. 2004151 ) o digitalizado, que los museos compren la tecnología para el
análisis de ADN y quizás encontrar "barcodes" (ej. Tautz et al. 2003152 ), que se implemente la toma de datos
telemétricos y monitoreo satelital de distribución y ecología (Patterson et al. 2006150 ). Estas nuevas tecnologías
no son difíciles de implementar, lo difícil es conseguir financiarlas, sin perder el foco de que el presupuesto debe
repartirse de forma balanceada con el objetivo de que haya suficiente cantidad de taxónomos que realicen una
descripción integrativa de hipótesis de especies cada vez más robustas.

Taxonomía y crisis de biodiversidad

La crisis de biodiversidad causada por actividades humanas, como las que llevan a la pérdida del hábitat y la
introducción de especies exóticas, es tal vez comparable en magnitud a las grandes extinciones registradas en
los períodos geológicos (Raven 2002153 ). Hoy en día existe una conciencia general de que no será posible
conservar toda la biodiversidad, normalmente medida en número de especies. Los especialistas deben calcular
en qué hábitats y en qué especies focalizar los magros presupuestos asignados a la conservación, y generar
modelos predictivos acerca del futuro de la biodiversidad. En ese sentido, la biología sistemática juega un rol
preciso en lo que respecta a la definición deespecie y de especiación. Por ejemplo, Peterson y Navarro-Sigüenza
(1999154 ) analizaron la cantidad de especies de aves endémicas de México utilizando dos clasificaciones
diferentes basadas en distintos conceptos de especie. Según el concepto biológico de especie (el que agrupa
dentro de la misma especie a los organismos con capacidad de hibridar y dar descendencia fértil), obtuvieron
101 especies, con la mayor concentración de especies endémicas en las regiones montañosas del sur y del oeste.
En cambio según el concepto filogenético de especie (que asigna como miembros de una especie a los que
poseen evidencia de formar una unidad evolutiva en un análisis de filogenia, más allá de si pueden hibridar con
otras poblaciones o no), obtuvieron 249 especies endémicas, con la mayor concentración en zonas tanto llanas
como montañosas del oeste. La elección de una clasificación u otra, por lo tanto, afecta enormemente las
prioridades de conservación de cada hábitat. La situación se agrava si se tiene en cuenta que las especies
evolucionan, y por lo tanto cambia su composición de caracteres y su variación.

La crisis de biodiversidad presiona para que se acelere la descripción de especies y se haga hincapié en
solucionar el impedimento taxonómico.

El rol del ADN en la taxonomía

Las secuencias de ADN se utilizan cada vez más en los análisis filogenéticos debido a que unos pocos cientos
de bases, con su cantidad enorme de combinaciones potenciales, bastan para hacer análisis de identificación y
parentesco. Por eso algunos autores, como Hebert et al. (2003155 ), y Tautz et al. (2003152 ), proponen un rol
central del ADN en la definición de las especies, de forma que una muestra de ADN y la lectura de su secuencia
de bases debería ser uno de los caracteres del espécimen tipo, y una especie de marca para el taxón al cual
pertenece el espécimen. Se ha propuesto que la secuencia de ADN sirva como un carácter clave, de utilización
similar a como se usaría el código de barras en los supermercados. Esta "Taxonomía basada en ADN" aún
adolecería de muchos de los mismos problemas que tienen los demás enfoques: por ejemplo, el problema de los
límites de la circunscripción de los taxones. Los cambios de nombres que más molestan y aburren a los biólogos
son los que se dan no por deficiencias en la anterior circunscripción de los taxones, sino porque cambian los
conceptos utilizados para definirlos. Otro problema es que hay que decidir qué secuencia usar, ya que algunas
secuencias no dan una información que diferencie al taxón de los demás. Esto puede ser porque un mismo gen
puede mantenerse inalterado durante millones de generaciones después de la especiación, o debido al
fenómeno de introgresión (de esa forma un gen que se había diferenciado vuelve a su estado anterior). Por lo
tanto, de la misma forma en que no es conveniente confiar en un solo carácter morfológico para identificar una
especie, tampoco es conveniente confiar en una sola secuencia de ADN (Mallet y Willmott 2003141 ). Aún cuando
la "Taxonomía basada en ADN" fuera financiada, habría que preguntarse si es necesario agregar un
requerimiento extra al ya lento proceso de describir nuevos taxones, en especial teniendo en cuenta que se
calcula que sólo el 10 % de las especies del planeta ha sido descrito (Mallet y Willmott 2003141 ). Debido a eso,
probablemente la mayoría de los biólogos verán las secuencias de ADN como un complemento más que como
un reemplazo de la información morfológica. De todas formas, los Códigos de Botánica y Zoología hoy en día no
especifican ningún carácter en particular para diagnosticar nuevos taxones, así que la "Taxonomía de ADN" ya es
válida, si bien la descripción de caracteres visibles puede ser de uso más inmediato, económico y
definitivamente más interesante que la lectura de las secuencias de ADN141 . La identificación por un set de
caracteres moleculares sería útil en especímenes de los que se poseen fragmentos pequeños (como puede
suceder en biología forense), o cuando se desee identificar los taxones encontrados en sitios como un lago
contaminado del que se extrae una muestra de "ADN ambiental", pero hay que tener en cuenta que para
construir herramientas de identificación primero deben estar delimitados los taxones de una forma robusta, lo
cual no se consigue con esa única línea de evidencia (Ebach y Holdrege a156 ,b157 ).

Con respecto a su uso en delimitación, ya es rutina el uso de esa línea de evidencia sobre todo
en microorganismos, y sus seguidores promocionan los casos en que el agregado de esa línea de evidencia a las
hipótesis taxonómicas llevó al descubrimiento de especies crípticas (que son tan parecidas morfológicamente
entre sí que hasta ahora habían sido categorizadas como una única especie, por ejemplo Siddall et al. 2007 en
sanguijuelas158 ). Está claro que para dilucidar el árbol de la vida completo, sería útil secuenciar los mismos genes
en muchos taxones diferentes. Para lograr esto último, sería necesario un "proyecto genoma horizontal" y un
sistema de archivo de ADN (como el GenBank), más allá de si el ADN se vuelve un requerimiento en la
descripción de todas las especies o no.141

La alta publicidad realizada ha atraído presupuestos para la creación de dos proyectos internacionales de
búsqueda de "barcodes", el Barcoding of Life (BOLD, "Tomando el código de barras de la vida"), (Savolainen et
al. 2005,159 http://www.barcodinglife.org160 , y el Consortium for the Barcode of Life (CBOL, "Consorcio para el
código de barras de la vida"),http://www.barcoding.si.edu/161 . Sus detractores reclaman, además de la baja
confiabilidad que ofrece la identificación mediante un solo carácter ya mencionada, que esos presupuestos
desbalancean las necesidades de la taxonomía, y que el "impedimento taxonómico" se paliaría más
significativamente si hubieran sido asignados a una descripción e identificación "integrativas"nota 7 de las
especies, que lograrían resultados más económicos y robustos.162
Iniciativas taxonómicas en Internet

Muchas iniciativas taxonómicas se han afianzado en Internet. Las más populares en el ambiente científico en el
2003 quizás eran las siguientes:141
 GBIF163
 Species 2000164
 Tree of Life165
 Encyclopedia of Life166 surgió en el año 2003167 , muy publicitada en Science (por ejemplo en Stuart et al.
2010168 :
Hay más de 50 proyectos en todo el mundo. Lo cierto es que una web de información taxonómica sólo será
universal si recoge la mejor información, la más completa, actualizada, de contenido libre, y amigable ("user-
friendly"), entonces las demás caerán en desuso.141

Propuestas de un registro central de nombres

El principio de prioridad presenta el problema de que el taxónomo de plantas o de animales debe hacer un
trabajo de búsqueda en la bibliografía antigua (de 1753 en adelante para las plantas y de 1758 en adelante para
animales) del nombre del taxón. Esta investigación consume mucho tiempo: En una investigación hecha con
taxónomos del Reino Unido, se estimó que el 20 % del tiempo de un taxónomo está dedicado al trabajo
nomenclatural (Hawksworth 1992169 ).

Charles Godfray (2002)170 propuso una "primera revisión a través de la web" como el nuevo punto de partida de
la nomenclatura en cada grupo, de forma que los sinónimos utilizados en publicaciones anteriores fueran
invalidados a partir de la validación en Internet. Alessandro Minelli, el presidente de la Comisión Internacional
para la Nomenclatura Zoológica, también argumentó a favor de un registro central de nombres (Minelli 2003).171
El código para las bacterias ya tiene un registro central de nombres: todos los nombres válidos de las bacterias
ahora son publicados en una única revista, con una nueva fecha de comienzo de la nomenclatura fijada en 1980,
cuando se publicó la primera lista llamada Approved List of Bacterial Names ("Lista aprobada de nombres de
bacterias").172 Se esperaban reformas similares en los códigos de los macroorganismos, pero los zoólogos y los
botánicos tardaron en ratificar las propuestas. La posibilidad de que unos pocos especialistas pudieran
monopolizar la nomenclatura fue una de las preocupaciones que llevó a los botánicos a rechazar las llamadas
para un registro central de los nombres en el Congreso Internacional de Botánica en 1999 (Greuter et
al. 2000173 ), propuestas similares fueron rechazadas en el Código de Zoología de 1999 (International
Commission on Zoological Nomenclature, publicado en 200050 ).

En el año 2012 una enmienda del Código de Zoología lanzó finalmente su registro central de nombres con
página web llamado Zoobank,174 en el que se está implementando el registro de especímenes tipo.175
Varios autores (Hawksworth y Greuter, 1989;176 Greuter, 1991,177 1993178 ) han propuesto generar una lista de
"Nombres de uso en la actualidad".

La armonización de los Códigos y el BioCode

Algunos taxónomos opinan que los Códigos están escritos de forma inadecuada, ya que son
intrincados,179 difíciles de reformar179 y con los años divergieron mucho en algunos aspectos.180 Además todos
los Códigos enfrentan los mismos problemas para adecuarse a las novedades tecnológicas, y sería más útil tener
un Código unificado para la comunicación y para la taxonomía de grupos problemáticos.181 182 Hoy en día
muchos ven la necesidad de unificarlos o al menos de armonizarlos para que se parezcan cada vez más entre sí.
El BioCode es un código de nomenclatura cuyo primer borrador fue escrito en 1998,179 el segundo en el
2011,183 184 185 y tiene como objetivo funcionar de marco hacia el cual los códigos en uso idealmente se deberían
acercar. Su alcance engloba a mucha de la diversidad biológica que reglamenta los códigos en uso, las reglas de
nomenclatura son similares a las de los Códigos en uso pero están simplificadas, unificó la terminología y está
redactado en un lenguaje simple que minimiza los problemas de comprensión del texto.179 186 Además propone
reglas para enfrentar las nuevas tecnologías, como la publicación electrónica. El BioCode además propuso que
sea el código utilizado en reemplazo de los Códigos en uso, al menos en algunos grupos problemáticos, pero su
uso no fue implementado luego del primer borrador ni, por ahora, luego del segundo.

El borrador escrito en 1998 obtuvo críticas en lo que respecta a la utilidad del código (Orchard et
al. 1996,187 Brummitt 1997,188 1996,189 Delprete 1996190 ). Estas críticas incluían: - que los problemas existentes
podían superarse con cambios menores en cada código en uso, - que había baja disposición de botánicos y
zoólogos en aprenderse todo un conjunto de reglas nuevas.191 - Había dificultades manifiestas en tratar
satisfactoriamente con los nombres ya existentes.,191 por lo que se perdería la estabilidad de los nombres: al
menos el 20% de los nombres científicos debía cambiar de nombre (Dubois 2010d: 5) - Una crítica importante es
que un BioCode sería adicional a los Códigos en uso, entonces complicaría las cosas en lugar de simplificarlas
(Brummit 1997).

También hubo varias críticas relacionadas con el modo en que el proyecto fue propuesto, que se pueden
resumir en que se presentó de una forma "poco madura" (Flann 2011,186ver también187 188 189 190 ).
La literatura mencionando al BioCode en la década del 2000 se encuentra en Greuter 2003192 y en Kraus
2008,193 publicaciones donde se discute el destino del BioCode.

En el 2011 fue publicada una nueva revisión de este código, llamada "Draft BioCode (2011)". El objetivo de esta
nueva revisión es proveer un conjunto de reglas que permita que los códigos en uso se armonicen (se parezcan
cada vez más entre sí con las nuevas revisiones de cada uno). También se propone que el código pueda utilizarse
en algún grupo particular de organismos si lo avalan los organismos internacionales pertinentes. El código fue
revisado, como la versión anterior, por representantes de cada código en uso, que fueron agregados como
autores del nuevo código.194

El sistema linneano y el PhyloCode

Algunos autores argumentan problemas usando el sistema linneano de clasificación cuando se lo basa en el
árbol filogenético (ej. de Queiroz y Gauthier 199012 , Wiley et al.1991,195 Forey et al. 1992,35 Hibbett y Donoghue
1998196 ). El PhyloCode (http://www.ohio.edu/phylocode 197 ), creado en 1998 y actualizado periódicamente, es
un código de nomenclatura alternativo a los códigos existentes, basado en lo que sus autores llaman una
"aproximación filogenética" a la nomenclatura.

El Phylocode, con su objetivo de ser un código de nomenclatura, tiene varias similitudes en sus metas y en sus
métodos con lo que los autores llaman la "nomenclatura basada en rangos" (lo que otros autores llaman la
nomenclatura linneana): provee métodos inambiguos para aplicar nombres a los taxones, y para seleccionar un
único nombre aceptado para cada taxón, y no impide a los taxónomos aplicarles rangos taxonómicos
(contrariamente a un concepto erróneo frecuente). Una de las diferencias es que el PhyloCode aplica los
nombres a la secuencia de ancestros y descendientes, o sus productos, los clados; en lugar de aplicarlos a una
circunscripción + rango. De esta forma este código redefine "taxón nominal" o "nombre" para igualarlo a la
definición de "clado" (clado como hipótesis extraída de un cladograma). Por ejemplo las tres definiciones más
comunes son la basada en nodos, la basada en ramas, y la basada en apomorfías. Otra diferencia es que como
esos nombres no dependen del rango taxonómico (como en la nomenclatura de los Códigos que tiene reglas
relacionadas al respecto, como el uso de sufijos), entonces cuando hay cambios de categorías taxonómicas no es
necesario que cambien los nombres de los taxones (de Queiroz 2012198 ).

El PhyloCode ha sido intensamente debatido y también testado. La crítica hacia los Códigos que atrajo a algunos
taxónomos a debatir el PhyloCode es que los taxones nominales definidos por los Códigos pueden
corresponderse con muchos grupos diferentes, ya que no especifican, cuando la circunscripción está basada en
el árbol filogenético, hasta qué ancestro hipotético abarca el taxón. Esto genera ambigüedad en la
nomenclatura, como cuando se encuentran organismos fósiles. Los detractores del PhyloCode argumentan que
no es necesario cambiar todo un conjunto de reglas por otro para que los autores especifiquen hasta qué
ancestro hipotético abarca su circunscripción.cita 16 También argumentan que el PhyloCode no proveerá más
estabilidad, debido a que los clados son sólo hipótesis, y nunca el nombre puede "apuntar" al linaje real, por lo
que los cambios de nombres se seguirán dando debido a cambios en las hipótesis taxonómicas. Otra crítica
aduce que el usuario final se ve mucho más favorecido si sí cambian los nombres de los taxones al cambiar la
categoría taxonómica, de forma que en el nombre se explicite la categoría, y con ello aspectos relacionados a
qué tipos de caracteres diagnósticos tendrá o cuán diferente será su plan corporal de otros taxones conocidos; y
recuerdan que hay reglas explicitadas en los Códigos para conservar o suprimir nombres poco convenientes en
aras de la estabilidad o claridad de la nomenclatura. Una última crítica es que el PhyloCode no contempla la
reglamentación de nombres para taxones que no sean monofiléticos, por lo que debería coexistir con otros
códigos que sí lo hicieran. Y finalmente, muchos taxónomos no ven tal dilema en la aplicación de la taxonomía
linneana a las hipótesis de árbol filogenético, argumentando que son dos sistemas formales compatibles. Los
autores del PhyloCode pretenden reemplazar los Códigos de la nomenclatura linneana con su nuevo Código, lo
cual no llegó a discutirse en el debate acerca de una taxonomía unitaria en el ambiente científico (Mallet y
Willmott 2003141 , ver también ICZN faq200 ).

El futuro de los Códigos

Más allá de los detalles, lo cierto es que tanto las propuestas como un registro central de nombres, como el
"BioCode", el "PhyloCode", o la "taxonomía basada en ADN" argumentan que las reglas existentes para la
nomenclatura taxonómica son inadecuadas.

El grueso de los taxónomos ve a los Códigos en uso como el resultado de centurias de debate, y más allá de sus
debilidades, como logros impresionantes que pueden ser adaptados para reflejar las nuevas necesidades. Las
reformas a la nomenclatura son necesarias continuamente, pero el éxito y la universalidad del sistema requiere
que los reformadores actúen con sensibilidad y sólo con amplio consenso, para evitar la fragmentación del
conocimiento existente en múltiples sistemas incompatibles (Mallet y Willmott 2003141 ).

Véase también

 Clasificación de los organismos en categorías altas (reinos, dominios, imperios) trata los conceptos
de macroevolución que modelan la clasificación, las diferencias entre clasificaciones cladistas y evolucionistas, y
la cantidad de reinos, su definición y su circunscripción, y cómo fueron madurando hasta la actualidad.
Otras ciencias relacionadas:
 Sistemática abarca a la taxonomía, se ocupa de delimitar las especies y el resto de los taxones.
Normalmente a la delimitación de especies y categorías un poco superiores a especies se la denomina alfa-
taxonomía o taxonomía descriptiva, y a la delimitación del resto de los taxones se la denomina beta-taxonomía.
Suelen encapsularse en disciplinas separadas porque en cada categoría trabajan taxónomos con
especializaciones en herramientas diferentes.
Los Códigos de Nomenclatura:
 Código de Nomenclatura una lista de los "Códigos en uso".
 Código Internacional de Nomenclatura Zoológica
 Código Internacional de Nomenclatura Botánica
 Código Internacional de Nomenclatura de Bacterias

Notas
1. Hay 3 definiciones de clado, en este ejemplo se utiliza la definición de clado "basada en nodos".

2. La definición de taxonomía que parece ser la más utilizada en los libros de texto (y la aquí utilizada)
puede verse resumida en Simpson 2005, p. 9. "La sistemática está definida en este libro como una ciencia que
incluye y abarca la taxonomía tradicional, la descripción, identificación, nomenclatura, y clasificación de los
organismos, y que tiene como su meta principal la reconstrucción de la filogenia, o historia evolutiva, de la vida.
Esta definición de sistemática no es nueva, pero tampoco es universal. Otros en el campo tratarían a la
taxonomía y a la sistemática como áreas separadas pero superpuestas, aún otros arguyen que el uso histórico
necesita lo que es en esencia una una reversión de las definiciones utilizadas aquí. Pero las palabras, como los
organismos, evolucionan. El uso de sistemática para describir un "all-encompassing field of endeavor" es más útil
y además representa el consenso de cómo la mayoría de los especialistas usa el término, siendo un ejemplo la
revista Systematic Botany, que contiene artículos tanto de taxonomía tradicional como de reconstrucción
filogenética." Esta definición de taxonomía concuerda con la de otros libros de texto como Judd et al. 2007: cap
1, p. 6 "La sistemática abarca la disciplina de la taxonomía, un término ligado a la palabra taxón" (aunque el
mismo libro luego en el capítulo 2, p. 13, las trata como sinónimos: "La biología sistemática (o taxonomía) es la
teoría y práctica de agrupar individuos en especies, ordenar esas especies en grupos más grandes, y dar a esos
grupos nombres, produciendo así una clasificación.") y como Wiley y Lieberman (2011): La taxonomía
comprende la teoría y la práctica de describir, nombrar, y ordenar grupos de organismos llamados taxones.
Cómo los taxones se ordenan en una clasificación está definido por la aproximación particular a la clasificación
utilizada. Las reglas para nombrarlos están delineadas en los Códigos de Nomenclatura, que hoy están siendo
desafiados en nuevas formas por aquéllos que buscan redefinir la taxonomía. Esta definición de taxonomía
difiere de la de algunos autores (por ejemplo Simpson 19611 ), que equiparan el término con el de sistemática.

3. No todos los taxónomos introducen un "nombre científico" cuando la hipótesis de taxón es lo


suficientemente robusta, aunque es la práctica más deseada (guía y comentarios en Dayrat 20055). Aun así se
alaba fuera del ambiente que se acelere la creación de nombres científicos sin tener en cuenta la robustez de las
hipótesis, comentarios en de Carvalho et al. (20136 )

4. Normalmente se define al linaje como "secuencia de población ancestral y descendientes", asumiendo


que si aparece un nuevo carácter tiene el potencial de extenderse a toda la población (que tiene "cohesión"), en
una hipótesis de divergencia los autores suelen decir que "un linaje diverge en dos". Pero también, y quizás mal
expresado, puede encontrarse que llaman linaje a una especie ancestral y todos sus descendientes, como
sinónimo de "clado real" (ej. Judd et al. 2007 cap. 1 y 7, "linaje de las angiospermas", "linaje de las plantas
verdes", Simpson 2010 cap. 5, "las lignofitas son un linaje monofilético...", etc.).

5. Hay autores que prefieren ver al clado como compuesto sólo por las poblaciones vivientes de las que
surgieron los organismos de los que tomaron los caracteres para hacer el análisis de la circunscripción, por lo
que no todos los autores ven al clado como compuesto además por ancestros, como los "pattern cladists" que
ven tanto al cladograma como a los taxones sin ancestroscita 2 . También Cavalier-Smith se niega a ver a los
agrupamientos jerárquicos como hipótesis de linajes, aunque también los llama cladogramas (ej. en Cavalier-
Smith 201011 "No podemos olvidarnos de que un cladograma no es un árbol filogenético. El cladograma no tiene
ancestros (…)) En este texto se llama "dendrograma" al agrupamiento jerárquico y "cladograma" si se lo
interpreta, como Hennig (ej. 1965cita 4 ), como hipótesis de linajes y divergencias. En este texto, el cladograma
está compuesto por linajes y divergencias hipotéticos, como lo interpretaba Hennig, si no se hipotetiza que los
representan se lo llama dendrograma (resultado de un agrupamiento jerárquico) y no cladograma (una
subsecuente hipótesis de árbol filogenético).

6. La predominancia del cladismo sobre el evolucionismo no está medida formalmente, sólo captada como
impresión por los taxónomos (aunque es evidente en los libros de texto de cursos inferiores). Cladistas como
Judd et al. 2007. p. 35. sólo dicen "No todos los taxónomos utilizan una aproximación filogenética (cladista), si
bien es la práctica de la mayoría". La minoría es la escuela evolucionista, como en Brummitt
(200230 ): "(Hablando de la necesidad de taxones parafiléticos) ...De hecho, si esta audiencia es como todas las
previas audiencias de las que estuve enfrente, un tercio pensará que lo que digo es tan obvio que apenas si
necesita ser dicho, un tercio pensará que mi punto de vista está tan fuera de lo establecido por la convención que
no necesitan molestarse en escuchar toda esta perorata en absoluto, y un tercio estará indeciso acerca de por
quién tomarán partido". Puede haber sesgos de apreciación debido a lo dogmática de lo que está acusada la
escuela cladista, con prácticas como en Hörandl y Stuessy (201010 ): "(…) muchos investigadores reaccionaron
tan negativamente hacia cualquier intento de incluir grupos parafiléticos en las clasificaciones que han
empezado a levantarse conflictos." En Cavalier-Smith (201011 ): "(La clasificación cladista es) aceptada por
muchos, lamentablemente probablemente la mayoría (especialmente (…) por aquéllos sin deseos de fastidiar a
réferis anónimos, a quienes he encontrado por docenas insistiendo con que los grupos parafiléticos son
inadmisibles".

7. El término "taxonomía integrativa" hace referencia a la práctica habitual y deseada en biología


sistemática, de tomar datos de líneas de evidencia diferentes, y encontrarles congruencia en la delimitación de
los taxones mediante un marco teórico evolutivo y biológico. El término en sí sin embargo es nuevo, fue
acuñado independientemente y casi al mismo tiempo por Dayrat (20055 ) y por Will et al. (200541 ), los dos en
respuesta a los altamente publicitados en esa época análisis moleculares de ADN y "ADN barcodes" como únicas
fuentes de evidencia en la delimitación e identificación de las especies respectivamente. Ver también Valdecasas
et al. (200842 ) y Yeates et al. (201143 ) quienes retoman esos papers y discuten el concepto.

8. Además de esos 3 Códigos (Zoología50 , Botánica50 , Bacterias52 ) hay Códigos Internacionales de


Nomenclatura de otras disciplinas más pequeñas: el de de plantas cultivadas53 , el debacterias patógenas de
plantas54 , y el de virus55 . Estos Códigos están avalados por ejemplo por el IUBS, autores también del BioCode56 .
Los protistas se nombran bajo el Código de Botánica o el de Zoología, según en qué disciplina se haya
considerado históricamente a cada uno de sus grupos.

9. En el código de Botánica, para taxones por arriba de familia es optativo seguir el principio de prioridad
aunque se recomienda, y también es optativo si se construye un taxón con familia "tipo", entonces el nombre es
el de la familia con otro sufijo (por ejemplo Magnoliophyta, Magnoliophytina, Magnoliales, son taxones en
diferentes categorías taxonómicas que poseen como tipo a la familia Magnoliaceae), o puede preferir optarse
por un nombre descriptivo sin tipo (por ejemplo Coniferales y Coniferae, las coníferas en dos categorías
taxonómicas diferentes)Código Internacional de Nomenclatura Botánica. DIVISIÓN II. Reglas y
Recomendaciones. Capítulo III. Nomenclatura de los taxones de acuerdo con su rango. Sección 1. Taxones por
arriba del rango de familia. Artículo 16. http://www.iapt-taxon.org/icbn/frameset/0020Ch3Sec1a016.htm 51

10. Técnicamente, los Códigos Internacionales de Nomenclatura Zoológica y Botánica especifican que los
nombres de los géneros y de las especies deben ir en una tipografía diferente de la del resto del texto.
Normalmente eso es en itálicas en textos tipeados y subrayado en textos escritos a mano, pero no
necesariamente tiene que ser así. Además y por esa razón, en textos tipeados que están enteramente en
itálicas, los nombres de géneros y especies pueden estar escritos en cualquier tipografía menos itálicas, por
ejemplo pueden ir en letras redondas, o pueden ir en itálicas si además están subrayados.cita 14

11. Los antiguos griegos veían a la especie humana como una especie de animales, como quedó
documentado en la taxonomía de Aristóteles plasmada en su Historia animalium. Sin embargo en la Edad Media
europea se quitó a los hombres de la taxonomía animal argumentando que tenían alma. En el siglo XVI comenzó
la tendencia a incluirlos de nuevo entre los animales, probablemente bajo la influencia de la incipiente ciencia
de la anatomía animal comparada.126

12. <<Los indígenas a veces tienen nombres especiales para diversos tipos de Yagé, y les atribuyen distintos
efectos, incluso creen que tienen diferentes composiciones químicas. Las clasificaciones hechas por las indígenas
pueden referirse a la edad, a las diferentes partes del bejuco, o a formas ecológicas derivadas de variadas
condiciones de crecimiento, dependientes del suelo, la humedad, el sombrío...>>.140

Citas
1. Wiley et al. 19912 , libro de texto de sistemática. Capítulo 1. "A taxon is a group of organisms that is given
a name." También en otros libros de texto con secciones de sistemática como: Henke W. 2007.3 , Sharma. 2009.4

2. por ejemplo en Nelson y Platnick 19817 , página 328: "Los sistemáticos siempre han sido, son, serán, y
deberían ser tipologistas" (en el sentido de que no incluyen en sus taxones la filogenia hipotética). Y en general
todos los que Beatty (1982)8 definió como "pattern cladists", cladistas de patrones, como los dos mencionados y
C Patterson (por ejemplo en su capítulo de 1982)9 Estos autores son además todos cladistas, pero no
necesariamente tiene que ser así.

3. Así lo definen biólogos sistemáticos cladistas: Judd et al. 2007. Página 5. "A phylogenetic approach
demands that each taxon be a monophyletic group, defined as a group composed of an ancestor and all of its
descendants:" Página 32. "The biological diversity on Earth is the result of genealogical descent with
modification, and monophyletic groups owe their existence to this proccess. It is appropriate, therefore, to use
monophyletic groups in biological classifications so that we may most accurately reflect this genealogical
history." En la misma página: "A phylogenetic classification reflects evolutionary history and attempts to give
names only to groups that are monophyletic -that is, composed of an ancestor and all its descendants-." Página
547: "Keep in mind that taxa, particularly above the level of species, represent monophyletic groups and are, as
such, considered to be the products of evolution. The ranks of the taxonomic hierarchy, on the other hand, are
human constructs, having relative but not absolute meaning".

4. La clasificación fue presentada en su forma completa y actualizada por última vez en el año 1998, A
revised six-kingdom system of life, y desde entonces fue modificada con subsiguientes publicaciones en revistas
científicas por el mismo autor.

5. Se puede encontrar la diferencia entre la definición de "escuela fenética" y la de "taxonomía numérica"


por uno de los padres de las dos: Sneath, P. H. (199528 ), quien define a la fenética como la filosofía y a la
taxonomía numérica como los métodos.

6. Definición de dendrograma en libros de matemática como por ejemplo en Everitt et al. 201138

7. En Hennig (196539 ) en la p.98 se observa un dendrograma, y en la p.113 un cladograma con nodos


marcados como ancestros.
8. Por ejemplo en Nevo, Wasser. 200447 . Sin embargo Wiley y Liebermann (2011) menciona que la edad
cronológica absoluta para decidir la categoría taxonómica es un concepto abandonado.

9. Algunos proponentes del PhyloCode, pero no todos, proponen eliminar las categorías taxonómicas. Para
una distinción ver De Queiroz (200649 )

10. Citas sobre el uso de itálicas en los Códigos de Zoología, Botánica y Bacterias:
 Código Internacional de Nomenclatura Zoológica50 , Recomendación General 6: "The scientific names of
genus- or species-group taxa should be printed in a type-face (font) different from that used in the text; such
names are usually printed in italics, which should not be used for names of higher taxa. (…)"

 En el de Botánica51 no hay artículo que lo mencione pero en el prefacio dice: "As in all recent editions,
scientific names under the jurisdiction of the Code, irrespective of rank, are consistently printed in italic type. The
Code sets no binding standard in this respect, as typography is a matter of editorial style and tradition, not of
nomenclature. Nevertheless, editors and authors, in the interest of international uniformity, may wish to consider
adhering to the practice exemplified by the Code, which has been well received in general and is followed in a
number of botanical and mycological journals."

 En el de Bacterias52 dice en la sección 4A, "Sugerencias para autores y publicadores":"For scientific


names of taxa, conventions shall be used which are appropriate to the language of the country and to the
relevant journal and publishing house concerned. These should preferably indicate scientific names by a different
type face, e.g., italic, or by some other device to distinguish them from the rest of the
text."http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK8816/</ref>

11. A diferencia de una creencia generalizada, en la época de Linneo también había nombres insólitos. Por
ejemplo un contemporáneo de Linneo, Siegesbeck, impresionado por lo que Linneo había llamado el "sistema
sexual" con el que había clasificado a las plantas, llamó a su sistema de clasificación "repugnante prostitución".
Linneo en contestación nombró con su apellido Sigesbeckia a cierto yuyo desagradable.86

Referencias citadas
1. Simpson, G. G. (1961). Principles of animal taxonomy (Columbia University Press edición). Nueva York. ISBN 0-231-
02427-4.
2. Henke W. 2007. Handbook of Paleoanthropology: Primate Evolution and Human Origins. Volume 2. Springer. página 143
3. Sharma. 2009. Plant Taxonomy. 2E p. 46. Tata McGraw Hill Education.
4. Dayrat (2005) "Towards integrative taxonomy". Biological Journal of the Linnean Society
5. De Carvalho, M. R., Ebach, M. C., Williams, D. M., Nihei, S. S., Trefaut Rodrigues, M., Grant, T., & Nelson, G. (2013). Does
counting species count as taxonomy? On misrepresenting systematics, yet again. Cladistics.
6. G Nelson y NI Platnick (1981) Systematics and Biogeography: Cladistics and Vicariance
7. Beatty, 1982. Classes and cladists. Systematic Zoology
8. Patterson, 1982. Morphological Characters and homology. En: Problems of Phylogenetic Reconstruction.
9. Hörandl y Stuessy. 2010. Paraphyletic groups as natural units of biological classification.
10. Cavalier-Smith, T. 2010. Deep phylogeny, ancestral groups and the four ages of life. Phil. Tans. R. Soc B. 365, 111-132.
(contenido libre bajo Creative Commons Attribution License)
11. de Queiroz, K.; Gauthier, J. (1990). «Phylogeny as a Central Principle in Taxonomy: Phylogenetic Definitions of Taxon
Names». Syst. Zool. (39): pp. 307-322.doi:10.2307/2992353. Consultado el 28-8-2007.
12. De Queiroz, K. (1992). Phylogenetic definitions and taxonomic philosophy. Biology and Philosophy, 7(3), 295-313.
13. De Queiroz, K., y Gauthier, J. (1992). Phylogenetic taxonomy. Annual review of ecology and systematics, 23, 449-480.
14. Queiroz, K. (2012), Biological Nomenclature from Linnaeus to the PhyloCode. En: Bell, C. J. (editor), The Herpetological
Legacy of Linnaeus: A Celebration of the Linnaean Tercentenary, Bibliotheca Herpetologica 9(1–2):135–145
15. Ashlock, P. D. (1979). «An Evolutionary Systematist's View of Classification». Syst. Zool. (28): pp. 441-
450. doi:10.2307/2412559. Consultado el 28-8-2007.Presentación de un método explícito y fácil de seguir para construir una
clasificación taxonómica evolucionista.
16. Cronquist, A. (1987). «A Botanical Critique of Cladism». Bot. Rev. (53): pp. 1-52. ISSN CODEN BOREA4 0006-8101 CODEN
BOREA4.
17. Mayr, E.; Ashlock, P. D. (1991). Principles of Systematic Zoology. 2ª ed. (McGraw-Hill edición). Nueva York. ISBN 0-07-
041144-1.
18. Stuessy, T. F. (1983). «Phylogenetic Trees in Plant Systematics». Sida (10): pp. 1-13.
19. Takhtajan, Armen. 2009. Flowering Plants, 2nd edition. Springer-Verlag
20. R. H. Whittaker, 1969. New Concepts of Kingdoms of Organisms. Science Vol. 163. no. 3863, pp. 150 – 160 DOI:
10.1126/science.163.3863.150
http://www.eeescience.utoledo.edu/faculty/gottgens/EEES%202150/Whittaker%201969.pdf
21. L Margulis. 1971. Whittaker's Five Kingdoms of Organisms: Minor revisions suggested by considerations of the origin of
mitosis. Evolution 25 (1)
22. Sokal RR, PH Sneath, 1963. Principles of Numerical Taxonomy. Freeman, San Francisco
23. Sneath, P. H. A.; R. R. Sokal (1973). Numerical Taxonomy (Freeman edición). San Francisco. ISBN 0-7167-0697-0.
24. Sokal, Robert R. (1986). «Phenetic Taxonomy: Theory and Methods». Annu. Rev. Ecol. Syst. (17): pp. 423-442.
Consultado el 28-8-2007.
25. Vernon, K. 1988. The Founding of Numerical Taxonomy. Br. J. Hist. Sci. 21:143-159.
26. Mayr. 1965. Numerical phenetics and taxonomic theory. Syst. Zool. p78
27. Sneath, P. H. (1995). Thirty years of numerical taxonomy. Systematic Biology, 44(3), 281-298.
28. Abbott, L. A.; Bisby, F. A. y Rogers, D. A. (1985). Taxonomic Analysis in Biology (Columbia University Press edición).
Nueva York. ISBN 0-231-04926-9 (cloth); 0-231-04927-7 (paper). Una introducción a varios métodos numéricos.
29. Brummitt. 2002. How to chop up a tree. Taxon
30. Farris, J. S. (1979). «The Information Content of the Phylogenetic System». Syst. Zool. (28): pp. 458-
519. doi:10.2307/2412562. Consultado el 28-8-2007.
31. Donoghue, M. J; Cantino, P. D. (1988). «Paraphyly, Ancestors, and the Goals of Taxonomy: A Botanical Defense of
Cladism» (pdf). Bot. Rev. (54): pp. 107-128. Consultado el 28-8-2007.
32. Humphries, C. J. y L. R. Parenti. 1986. Cladistic biogeography. Clarendon, Oxford.
33. Brooks, D. R. y D. A. McLennan. 1991. Phylogeny, ecology and behavior. University of Chicago Press, Chicago.
34. Forey, P. L., C. J. Humphries, I. L. Kitching, R. W. Scotland, D. J. Siebert, y D. M. Williams. 1992. Cladistics: a practical
course in systematics. Oxford University Press. Oxford
35. Cracraft, J. y M. J. Donoghue. 2004. Assembling the tree of life. Oxford University Press, Oxford y Nueva York.
36. Adl, S. M., Simpson, A. G., Farmer, M. A., Andersen, R. A., Anderson, O. R., Barta, J. R., … & Taylor, M. F. (2005). The new
higher level classification of eukaryotes with emphasis on the taxonomy of protists. Journal of Eukaryotic Microbiology,
52(5), 399-451.
37. Brian S. Everitt, Sabine Landau, Morven Leese, Daniel Stahl. 2011. Dendrograms and other tree representations. Cluster
analysis. Wiley
38. Hennig W. 1965. Phylogenetic Systematics. Ann. Rev. Entomol.
39. Davis, P. D.; Heywood, V. H. (1963). Principles of Angiosperm Taxonomy (Van Nostrand edición). Nueva York. ISBN 0-05-
000824-2.
40. Will, K. W., BD Mishler, QD Wheeler. 2005. The Perils of DNA Barcoding and the Need for Integrative
Taxonomy. Systematic Biology 54.
41. Valdecasas, A. G., Williams, D., & Wheeler, Q. D. (2008). ‘Integrative taxonomy’then and now: a response to Dayrat
(2005). Biological Journal of the Linnean Society, 93(1), 211-216.
42. Yeates et al. 2011. Integrative taxonomy or iterative taxonomy? Systematic Entomology.
43. Stevens, P. F. (1997). Dransfield, J., Coode, M. J. E., y Simpson, D. A., ed. Plant diversity in Malesia III: Proceedings of the
3rd International Flora Malesiana Symposium 1995 (Royal Botanical Gardens edición). Kew, Londres. pp. 295–319. ISBN 1-
900347-42-3.
44. Hennig, W. (1950). Grundzuege einer Theorie der phylogenetischen Systematik. Pero véase la siguiente edición, escrita
en inglés, de 1966.
45. Hennig W. 1966. Phylogenetic Systematics. (es una traducción/ampliación de su libro en alemán de 1950, ver también
resumen de conceptos, previo a la traducción, de 1965,Phylogenetic systematics. Ann. Rev. Entomol. 10:97–116.
yhttp://books.google.com.ar/books?hl=en&lr=&id=xsi6QcQPJGkC Hennig et al. 1999.Phylogenetic Systematics)
46. Nevo, Wasser. 2004. Evolutionary theory and processes. p. 295
47. Godfray, HCJ, S Knapp. 2004. Introduction. Phil. Trans. R. Soc. Lond. B 359.
48. De Queiroz, K. (2006). The PhyloCode and the distinction between taxonomy and nomenclature. Systematic biology,
55(1), 160-162.
49. International Commission on Zoological Nomenclature. 2000. International Code of Zoological
Nomenclature. International Trust for Zoological Nomenclature.
50. J. MCNEILL, Chairman, F. R. BARRIE, W. R. BUCK, V. DEMOULIN, W. GREUTER, D. L. HAWKSWORTH, P. S. HERENDEEN, S.
KNAPP, K. MARHOLD, J. PRADO, W. F. PRUD'HOMME VAN REINE, G. F. SMITH, J. H. WIERSEMA, Members, N. J. TURLAND,
Secretary of the Editorial Committee: International Code of Botanical Nomenclature (Melbourne Code) adoptado por el
Eighteenth International Botanical Congress Melbourne, Australia, julio de 2011. Publ. 2012. Regnum Vegetabile 154. A.R.G.
Gantner Verlag KG. ISBN 978-3-87429-425-6 http://www.iapt-taxon.org/nomen/main.php
51. Editado por SP Lapage, PHA Sneath, EF Lessel, VBD Skerman, HPR Seeliger, and WA Clark. 1992. International Code of
Nomenclature of Bacteria. Bacteriological Code, 1990 Revision. International Union of Microbiological Societies.
Washington (DC): ASM Press; 1992. ISBN 1-55581-039-X http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK8817/
52. C.D. Brickell et al. 2009. International Code of Nomenclature for Cultivated Plants. Octava edición (este código es
pago, aquí)
53. International Standards for Naming Pathovars of Phytopathogenic Bacteria ("plant pathogen
Standards") http://www.isppweb.org/about_tppb_naming.asp.
54. International Code of Virus Classification and Nomenclature: http://ictvonline.org/codeOfVirusClassification_2012.asp
55. Animal Research Review Panel and NSW Department of Primary Industries - Animal Welfare Branch. "Collection of
voucher specimens." En: ANIMAL ETHICS INFOLINK. ARRP policies and guidelines » Wildlife research.
56. A Dubois. 2011. A zoologist's viewpont on the draft BioCode. Bionomina.
57. International Commission on Zoological Nomenclature. «The Bulletin of Zoological Nomenclature» (en inglés).
Consultado el 5 de julio de 2009.
58. International Association for Plant Taxonomy. «Taxon» (en inglés). Consultado el 28 de julio del 2013.
59. King, M. (1993). Species evolution: The role of chromosome change. (Cambridge University Press edición). Cambridge,
UK. ISBN 0-521-35308-4.
60. Lambert, D. M. y Spencer, H. G., ed. (1995). Speciation and the Recognition Concept: Theory and Application (Johns
Hopkins University Press edición). Baltimore. ISBN 0-8018-4740-0 (hardcover); 0-8018-4741-9 (paperback).
61. Claridge, M. F., Dawah, H. A., y Wilson, M. R., ed. (1997). Species: the Units of Biodiversity (Chapman & Hall edición).
Londres. ISBN 0-412-63120-2; ISBN 978-0-412-63120-7.
62. Howard, D. J. y Berlocher, S. H., ed. (1998). Endless forms: Species and Speciation (Oxford University Press edición).
Nueva York. ISBN 0-19-510901-5; ISBN 978-0-19-510901-6.
63. Wilson, R. A., ed. (1999). Species: New Interdisciplinary Essays (MIT Press. edición). Cambridge, MA. ISBN 0-262-23201-
4 (Hardcover); ISBN 0-262-73123-1 (Paperback).
64. Levin, D. A. (2000). The Origin, Expansion, and Demise of Plant Species (Oxford University Press edición). Nueva
York. ISBN 0-19-512728-5 (hardcover); ISBN 0-19-512729-3(paperback).
65. Wheeler, Q. D., y Meier, R., ed. (2000). Species Concepts and Phylogenetic Theory: A Debate (Columbia University Press
edición). New York. ISBN 0-231-10143-0 (paperback), ISBN 0-231-10142-2 (hardcover).
66. Schilthuizen, M. (2001). Frogs, Flies and Dandelions: Speciation – The Evolution of New Species. (Oxford University Press
edición). Oxford, UK. ISBN 0-19-850393-8 (Hardcover); ISBN 0-19-850392-X (Paperback).
67. Mayr, E. (1963). Animal Species and Evolution (Harvard University Press/Belknap Press edición). Cambridge, MA. ISBN 0-
674-03750-2.
68. Templeton, A. R. (1989). Otte, D. y Endler, J. A., ed. The Meaning of Species and Speciation: A Genetic
Perspective (Sinauer edición). Sunderland, MA.: Speciation and its Consequences. pp. 3–27. ISBN 0-87893-658-0.
69. Coyne, J. A. (1992). «Genetics and Speciation». Nature (355): pp. 511-515.doi:10.1038/355511a0. Consultado el 19-10-
2007.
70. Mayr, E. (1992). «A Local Flora and the Biological Species Concept». Am. J. Bot. (79): pp. 222-238. doi:10.2307/2445111.
Consultado el 19-10-2007.
71. Ehrlich, P. R.; Raven, P. H. (1969). «Differentiation of Populations». Science (165): pp. 1228-1232. PMID 5803535.
72. Raven, P. H. (1976). «Systematics and Plant Population Biology». Syst. Bot. (1): pp. 284-316. doi 10.2307/2418721.
Consultado el 19-10-2007.
73. Mishler, B. D.; Donoghue, M. J. (1982). «Species Concepts: A Case for Pluralism».Syst. Zool. (31): pp. 491-
503. doi:10.2307/2413371. Consultado el 19-10-2007.
74. Donoghue, M. J. (1985). «A Critique of the Biological Species Concept and Recommendations for a Phylogenetic
Alternative» (pdf). The Bryologist (88): pp. 172-181. doi:10.2307/3243026. Consultado el 19-10-2007.
75. Mishler, B. D.; Brandon, R. N. (1987). «Individuality, Pluralism, and the Phylogenetic Species Concept» (pdf). Biol.
Phylos. (2): pp. 397-414. ISSN 0169-3867 (Print) 1572-8404 (Online). Consultado el 19-10-2007.
76. Nixon, K. C.; Wheeler, Q. D. (1990). «An Amplification of the Phylogenetic Species Concept». Cladistics (6): pp. 211-223.
77. Davis, J. I.; Nixon, K. C. (1992). «Populations, Genetic Variation, and the Delimitation of Phylogenetic Species». Syst.
Biol. (41): pp. 421-435. doi:10.2307/2992584. Consultado el 19-10-2007.
78. Kornet, D. J. (1993). Reconstructing Species: Demarcations in Genealogical Networks(Disertación doctoral no publicada.
edición). Institut voor Theoretische Bioilogie, Rijksuniversiteit, Leiden, Netherlands.
79. Baum, D.; Shaw, K. L. (1995). Hoch, P. C. y Stephenson, A. G., ed. Genealogical Perspectives on the Species
Problem (Missouri Botanical Garden edición). St. Louis.: Experimental and Molecular Approaches to Plant Biosystematics
(Monographs in Systematic Botany from the Missouri Botanical Garden, Vol. 53). pp. 289–303. ISBN 0-915279-30-4; ISSN
0161- 1542.
80. McDade, L. (1995). Hoch, P. C. y Stephenson, A. G., ed. Hybridization and Phylognetics(Missouri Botanical Garden
edición). St. Louis.: Experimental and Molecular Approaches to Plant Biosystematics (Monographs in Systematic Botany
from the Missouri Botanical Garden, Vol. 53). pp. 305–331. ISBN 0-915279-30-4; ISSN 0161- 1542.
81. Stevens, P. F. (1997). «How to Interpret Botanical Classifications: Suggestions from
History» (pdf). Bioscience (47): pp. 243-250. doi:10.2307/1313078. Consultado el 28-8-2007.
82. «Glossary». International Code of Zoological Nomenclature. International Commission on Zoological Nomenclature.
Consultado el 12 de junio de 2011.
83. Nicolson, Dan H. (1996). «Animal, Vegetable or Mineral». En J.L. Reveal. Proceedings of a mini-symposium on biological
nomenclature in the 21st century. University of Maryland.
84. «Curiosities of Biological Nomenclature» (Enero de 2008). Consultado el 19 de mayo de 2008.
85. Bacteriologocal Code (1990 Revision)
86. Por ejemplo, las infrafamilias de Testudines Chelodd (Gaffney y Meylan 1988: 169) y Baenodd (ibid., 176) Gaffney, E.S. y
P.A. Meylan. 1988. A phylogeny of turtles. pp. 157-219 en M.J. Benton (ed.) The Phylogeny and Classification of the
Tetrapods, Vol.1, Clarendon Press, Oxford, 1988.
87. Vane-Wright, R.I. (2003). «Indifferent Philosophy versus Almighty Authority: on Consistency, Consensus and Unitary
Taxonomy». Syst. Biodiv..doi:10.1017/S1477200003001063. Consultado el 28-8-2007.
88. Leadlay, Jury. 2006. Taxonomy And Plant Conservation: The Cornerstone of the Conservation and the Sustainable Use of
Plants. p. 297
89. Burrows, Tyrl. 2012. Toxic Plants of North America. Second Edition. Wiley. p.1280
90. Berman, 2012. Taxonomic Guide to Infectious Diseases: Understanding the Biologic Classes of Pathogenic Organisms.
Elsevier Academic Press.
91. Gibb, Oseto. 2010. Arthropod collection and identification: Laboratory and field techniques.
92. como en Masuh, Héctor. 2008. Re-emergence of dengue in Argentina: Historical development and future challenges
93. Alan Gunn. 2009. Essential Forensic Biology. Second Edition. Wiley-Blackwell.
94. Huffman, Wallace. 2012. Wildlife Forensics: Methods and Applications. Wiley. p. 84-85.
95. por ejemplo en: Wiley EO, Lieberman. 2011. "Historical Biogeogaphy". En: Phylogenetics. Theory and Practice of
Phylogenetic Systematics. Second Edition. Wiley-Blackwell. Capítulo 9.
96. Wiley EO, Lieberman. 2011. "Specimens and Curation". En: Phylogenetics. Theory and Practice of Phylogenetic
Systematics. Second Edition. Wiley-Blackwell. Capítulo 10.
97. Biodiversity Information Standards, anteriormente Taxonomic Data Working Group. TDWG. 2007 en
adelante. http://www.tdwg.org/
98. De Salle, Giribet, Wheeler. 2002. "Documentation and Voucher Specimens". En:Techniques in Molecular Systematics
and Evolution. Springer
99. Hawthorne y Lawrence. 2012. Plant Identification: Creating User-Friendly Field Guides for Biodiversity
Management Capítulo 5: Identification: Keys and other access methods.
100. Farr, D. F. 2006. On-line keys: More than just paper on the web. Taxon 55: 589-596.
101. Por ejemplo en O'Riorda, Stoll-Kleeman. 2002. Biodiversity, Sustainability, and Human Communities.
102. National Institute of Invasive Species Science Thomas J. Stohlgren Science Program Director, Natural Resources
Ecology Lab Colorado State University. 2006. Measuring Plant Diversity: Lessons from the field. Oxford University Press.
103. Askevold, I. S. y C. W. O'Brien. 1994. DELTA, an invaluable computer program for generation of taxonomic
monographs. Ann. Entomol. Soc. Am. 87: 1-16.
104. Dallwitz, M. J. 1993. DELTA and INTKEY. En Advances in computer methods for systematic biology: artificial
intelligence, databases, computer vision. R. Fortuner (ed.), 287-296. The Johns Hopkins University Press, Baltimore, MD.
105. Dallwitz, M. J. 2000 onward. A comparison of interactive identification programs. http://delta-
intkey.com/www/comparison.htm
106. Dallwitz, M. J., T. A. Paine, y E. J. Zurcher. 2002 en adelante. Principles of Interactive Keys. http://delta-
intkey.com/www/interactivekeys.htm
107. Pankhurst, R. J. 1978. Biological Identification. University Park Press. Baltimore, MD.
108. Pankhurst, R. J. 1991. Practical Taxonomic Computing. Cambridge University Press. Cambridge.
109. Watson. L. y M. J. Dallwitz. 1991. The families of angiosperms: Automated descriptions, with interactive
identification and information retrieval. Aust. Syst. Bot. 4: 681-695
110. Watson, L. y M. J. Dallwitz. 1993. The families of flowering plants: Interactive identifications and information
retrieval (CD-ROM version 1.0 for MS-DOS). CSIRO, Melbourne, Australia.
111. Norton GA. DJ Patterson. M Schneider. 2012. LucID: A multimedia educational tool for identification and
diagnostics. IJISME. http://ojs-prod.library.usyd.edu.au/index.php/CAL/article/view/6141
112. Edwards, M. y D. R. Morse. 1995. The potential for computer-aided identification in biodiversity research. Trends
Ecol. Evol. 10: 152-158.
113. http://www.colby.edu/info.tech/B1211/PlantFamilyD.html
114. http://www.discoverlife.org
115. antweb http://www.antweb.org/index.jsp
116. guía de campo de saltamontes comunes del oeste http://www.sdvc.uwyo.edu/grasshopper/fieldgde.htm
117. mariposas y polillas de norteamérica http://www.butterfliesandmoths.org
118. Hey, J. (2001). «The mind of the species problem». Trends in Ecology and Evolution 16(7): pp. 326-329.
119. Greene, E. L. (1983). «Landmarks of Botanical History, 2 vols». En F. N. Egerton.Stanford University Press (Stanford,
C.A.). fue escrito casi 100 años antes de su publicación, pero la mitad del libro fue publicado por primera vez recién en 1981
(cuidadosamente editado entonces), este trabajo cubre la botánica hasta el siglo XVI, si bien autores más tardíos,
como Tournefort, también fueron incluidos.
120. Linnaeus, C. (1751). Philosophia Botanica (Kiesewetter edición). Estocolmo. ISBN 0-19-856934-3 (paperback); ISBN
0-19-850122-6 (hardcover).
121. Darwin, C. 1859. On the Origin of Species by Means of Natural Selection; or the Preservation of Favored Races in the
Struggle for Life. Reprinted 1st edition . Cambridge, MA: Harvard University Press .
122. Adanson, M. (1763-1764). Familles des Plantes. 2 vols. (Vincent edición). París. ISBN 3-7682-0345-X.
123. Broberg, G. 1975. Homo sapiens 156-194. Citado por Schiebinger, L. 1993. Why Mammals are called mammals:
Gender Politics in Eighteen-Century Natural History. The American Historical Review 98(2)
124. de Jussieu, A. -L. (1789). Genera Plantarum secundum ordines naturales disposita, juxta methodum in hortu regio
Parisiensi exaratum, anno M. DCC. LXXIV. (Hérissant and Barrois edición). París.
125. P. Stevens. 1994. The Development of Biological Systematics: Antoine-Laurent De Jussieu, nature, and the natural
system. Columbia University Press. Nueva York. Página 2.
126. Candolle, Augustin Pyrame de (1813). Théorie élémentaire de la botanique, ou Exposition du principe de la
classification naturelle et de l'art de décrire et d'étudier les végétaux. Paris: Déterville.
127. Strickland, H.E., Henslow, J.S., Phillips, J., Shuckard, W.E., Richardson, J.B., Waterhouse, G.R., Owen, R., Yarrell, W.,
Jenyns, L., Darwin, C., Broderip, W.J. & Westwood, J.O. (1842). Report of a Committee appointed "to consider the rules by
which the nomenclature of Zoology may be established on a uniform and permanent basis." John Murray, London, for the
British Association for the Advancement of Science. [También publicado en 1843 como: Series of proposi-tions for
rendering the nomenclature of zoology uniform and permanent, being a report of a Committee for the con-sideration of
the subject appointed by the British Association for the Advancement of Science. Annals and Magazin of Natural History,
11, 259–275].
128. A. Minelli. 2008. Zoological vs. Botanical Nomenclature: a forgotten "BioCode" experiment from the times of the
Strickland Code. Zootaxa 1950: 21-38
129. Brickell, C.D. et al. (eds) (2009). "International Code of Nomenclature for Cultivated Plants". Scripta
Horticulturae (International Society of Horticultural Science) 10: 1–184.ISBN 978-0-643-09440-
6. http://www.ishs.org/sci/icracpco.htm
130. Código Internacional de Nomenclatura y Clasificación de Virus
http://www.ictvonline.org/codeOfVirusClassification_2002.asp
131. http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs007050050406?LI=true
132. Dall, W.H. (1877) Nomenclature of Zoology and Botany. A Report to the American Association for the Advancement
of Science at the Nashville Meeting, August 31, 1877.Salem Press, Salem, 56 pp.
133. Savory, T. 1962. Naming the living world. John Wiley and Sons, New York.
134. Allen, D. E. 1976. The naturalist in Britain: A social history. A. Lane, Londres.
135. Coulter, J. M. (1895). The botanical outlook. Lincoln, Nebraska.
136. Nieto Olarte, M. (2003). «Historia Natural y la Apropiación del Nuevo Mundo en la Ilustración Española». Bull. Inst.
Fr. Ètudes Andines 3 (32): pp. 417-429. Para las frases textuales de Ulloa cita como fuente a Pagden, 1993: 132
137. Muelas, L. (1997). «La Patente del Yagé». Semillas (9). Consultado el 28-8-2007.
138. J. Mallet; Willmott, K. (2003). «Taxonomy: Renaissance or Tower of Babel?» (pdf). Trends Ecol. Evol. 18 (2): pp. 57-
59. Consultado el 28-8-2007.
139. Wheeler, Q. D. 2004. Taxonomic triage and the poverty of phylogeny. Phil. Trans. R. Soc. Lond. B 359.
140. Gotelli, N. J. 2004. A taxonomic whish-list for community ecology. Phil. Trans. R. Soc. Lond. B 359.
141. Mace, G. M. 2004. The role of taxonomy in species conservation. Phil. Trans. R. Soc. Lond. B
142. Marshall, E. 2005. Will DNA Bar Codes Breathe Life Into Classification? Science. 307.
143. Agnarsson I, M Kuntner. 2007. Taxonomy in a Changing World: Seeking Solutions for a Science in Crisis. Syst.
Biol. 56(3)
144. Agosti, D, NF Johnson. 2002. Taxonomists need better access to published data. Nature.
145. De Carvalho, MR, FA Bockmann, DS Amorim, M de Vivo, M de Toledo-Piza, NA Menezes, JL de Figueiredo, RMC
Castro, AC Gill, JD McEachran, LJV Compagno, RC Schelly, R Britz, JG Lundberg, RP Vari, G Nelson. 2004. Revisiting the
Taxonomic Impediment. Science 307.
146. Blackmore, S. 2002. Biodiversity update, progress in taxonomy. Science 298.
147. Patterson, DJ, D Rensen, WA Marino, C Norton. 2006. Taxonomic Indexing, extending the role of taxonomy.
148. Wheeeler, QD, PH Raven, y EO Wilson. 2004. Taxonomy: impediment or expedient?Science 303.
149. Tautz, D. P Arctander, A Minelli, RH Thomas y AP Vogler. A plea for DNA taxonomy.Trends in Ecology and
Evolution 18 (2).
150. RAVEN, P.H. 2002. Science, sustainability and the human prospect. Science 297:954-958.
151. Peterson, AT; A. Navarro- Sigüenza (1999). «Alternate species concepts as bases for determining priority
conservartion areas». Conservation Biology 13: pp. 427-431. DOI 10.1046/j.1523-1739.1999.013002427.x.
152. Hebert, P. D. N.; Cywinska, A., Ball, S. L. y De Waard, J. R. (2003). «Biological Identifications through DNA
Barcodes» (pdf). Proc. R. Soc. Lond. Ser. B 270 (1512): pp. 313–321. doi:10.1098/rspb.2002.2218. Consultado el 28-8-2007.
153. Ebach, M. C., y Holdrege, C. (2005). DNA barcoding is no substitute for taxonomy. Nature, 434(7034), 697-697.
154. Ebach, M. C., y Holdrege, C. (2005). More taxonomy, not DNA barcoding. BioScience, 55(10), 823-824.
155. Siddall, M. E.; P. Trontelj, S. Y. Utevsky, M. Nkamany y K. S. Macdonald (2007). «Diverse molecular data
demonstrate that commercially available medicinal leeches are not Hirudo medicinalis» (pdf). Proc. R. Soc. B 274 (1617):
pp. 1481-1487. Consultado el 9-5-2009.
156. Savolainen, V.; R. S. Cowan, A. P. Vogler, George K. Roderick, y Richard Lane (2005). «Towards writing the
encyclopaedia of life: an introduction to DNA barcoding» (pdf). Phil. Trans. R. Soc. B: pp. 1-7. doi:10.1098/rstb.2005.1730.
Consultado el 9-5-2009.
157. Barcoding of Life (BOLD) http://www.barcodeoflife.org/
158. Consortium for the Barcode of Life. (CBOL) http://www.barcoding.si.edu/
159. por ejemplo en Lyal y Weitzman 2004. Taxonomy: Exploring the Expediment. Science. De Carvallo et al. 2005.
Revisiting the Taxonomic Impediment. Science. Ebach y Holdrege 2005. More taxonomy, not DNA barcoding. Bioscience.
Will, Mishler, Wheeler. 2005. The Perils of DNA barcoding and the need for Integrative Taxonomy. Systematic Biology.
160. GBIF http://www.gbif.org
161. Secies 2000 http://www.sp2000.org
162. Tree of Life http://www.tolweb.org/tree/phylogeny.html
163. Encyclopedia of Life http://eol.org
164. Wilson, E. O. (2003). The encyclopedia of life. Trends in Ecology and Evolution, 18(2), 77-80.
165. Stuart, S. N., Wilson, E. O., McNeely, J. A., Mittermeier, R. A., & Rodríguez, J. P. (2010). The barometer of life.
Science, 328(5975), 177-177.)
166. Hawksworth. D.L. 1992. The need for a more effective biological nomenclature for the 21st century. Bot. J. Linn.
Soc. 109: 543-567.
167. Godfray, H. C. J. (2002). Challenges for taxonomy. Nature, 417(6884), 17-19.
168. Minelli, A. (2003). «The Status of Taxonomic Literature». Trends Ecol. Evol. 18 (2): pp. 75-76.
169. «Código Internacional para la Nomenclatura de Bacterias» (en inglés). Consultado el 28 de agosto de 2007.
170. Greuter, W. et al. (2000): International Code of Botanical Nomenclature (St. Louis Code). Gantner/Koeltz
171. Zoobank http://www.zoobank.org/About
172. International Commission on Zoological Nomenclature (2012) Amendment of Articles 8, 9, 10, 21 and 78 of the
International Code of Zoological Nomenclature to expand and refine methods of publication. Zootaxa, 3450, 1–7.
173. Hawksworth. D.L. and W. Greuter. 1989. Report of the first meeting of a working group on lists of names in current
use. Taxon 38: 142-148.
174. Greuter, W. 1991. Proposals to amend the Code, and report of Special Committee 6B: Provisions for granting
nomenclatural protection to listed names in current use. Taxon 40: 669-680.
175. Greuter, W. 1993. "Introduction," pp. xiii-xxvii. In: W. Greuter, R.K. Brummitt, E. Farr, N. Kilian, P.M. Kirk & P.C.
Silva (compls. y eds.). NCU – 3. Names in current use for extant plant genera. Regnum Veg. 129.
176. Greuter, W., Hawksworth, D. L., McNeill, J., Mayo, M. A., Minelli, A., y Sneath, P. H. A., Tindall, BJ, Trehane, P. y
Tubbs, P (1998) Draft BioCode (1997): the prospective international rules for the scientific names of organisms. Taxon, 47,
127-150.
177. Alain DUBOIS. A zoologist’s viewpoint on the Draft BioCode. Bionomina 3
178. Hawksworth, D.L. (1995). «Steps along the road to a harmonized bionomenclature».Taxon (44): pp. 447-456.
179. McNeill, John (1997). «General Introduction to the Draft BioCode». Archivado desde el [{{{url}}} original] el 1996.
Consultado el 13 de diciembre de 2011.
180. «The Draft BioCode (2011)». International Committee on Bionomenclature (ICB).
181. Greuter, W.; Garrity, G.; Hawksworth, D.L.; Jahn, R.; Kirk, P.M.; Knapp, S.; McNeill, J.; Michel, E.; Patterson, D.J.;
Pyle, R.; Tindall, B.J. (2011). Draft BioCode (2011): Principles and rules regulating the naming of organisms. Taxon. 60: 201-
212.
182. Hawksworth, D.L. (2011). Introducing the Draft BioCode (2011). Taxon. 60(1): 199–200.
183. Christina Flann. 2011. BioCode: Third time lucky? Zootaxa 2874
184. Orchard, A.F., W.R. Anderson, M.G. Gilbert, D. Sebsebe, W.T. Stearn, and E.G. Voss. 1996. Harmonized
bionomenclature – a recipe for disharmony. Taxon 45: 287-290.
185. R. K. Brummitt. 1997. The BioCode is unnecessary and unwanted. Systematic Botany 22: 182-186
186. Brummitt, R.K. 1996. "Quite happy with the present code, thank you." En: J.L. Reveal, ed. Proceedings of a mini-
symposium on biological nomenclature in the 21st century.University of
Maryland: http://www.plantsystematics.org/bees/96sym.html.
187. Delprete, P. 1996. "COMMENTARY 1: Biological Nomenclature". En: J.L. Reveal, ed.Proceedings of a mini-
symposium on biological nomenclature in the 21st century. University of
Maryland: http://www.plantsystematics.org/bees/96sym.html.
188. Minelli, A. (2001) Short notes and reviews Zoological nomenclature – reflections on the recent past and ideas for
our future agenda. Bulletin of Zoological Nomenclature, 58, 164–169.
189. Greuter, W. (2003) Biological nomenclature in the electronic era: chances, challenges, risks. En: Legakis, A.,
Sfenthourakis, S., Polymeni, R. & Thessalou-Legaki, M. (eds.) The New Panorama of Animal Evolution, Proceedings of the
18th International Congress of Zoology. Pensoft, Sofia-Moscow, pp. 665–672.
190. Kraus, O. (2008) The Linnaean foundations of zoological and botanical nomenclature. En: Minelli, A., Bonato, L. y
Fusco, G. (Eds), Updating the Linnaean Heritage: Names as Tools for Thinking about Animals and Plants. Zootaxa, 1950, 9–
20.
191. http://iczn.org/category/biocode/biocode
192. Wiley, E. O., D. Siegel-Causey, D. R. Brooks, y V. A. Funk. 1991. The compleat cladist: A primer of phylogenetic
procedures. (University of Kansas, Museum of Natural History, Special Publication, No 19). University of Kansas, Museum of
Natural History, Lawrence.
193. Hibbett, D. y M. J. Donoghue. 1998. Integrating phylogenetic analysis and classification in fungi. Mycologia 90: 347-
356.
194. «PhyloCode» (en inglés). Consultado el 6 de febrero de 2013.
195. K. de Queiroz. 2012. Biological Nomenclature from Linnaeus to the PhyloCode. En Bell, C. J. (ed.) The
Herpetological Legacy of Linnaeus: A Celebration of the Linnaean Tercentenary, Bibliotheca Herpetologica 9(1-2):135-145
196. Potter, D., Eriksson, T., Evans, R. C., Oh, S., Smedmark, J. E. E., Morgan, D. R., & Campbell, C. S. (2007). Phylogeny
and classification of Rosaceae. Plant Systematics and Evolution, 266(1-2), 5-43.
197. International Commision of Zoological Nomenclature. Visitado en agosto 2013. FAQ. "Should I use
PhyloCode?" http://iczn.org/content/should-i-use-phylocode

Bibliografía general utilizada como referencia


 Judd, W. S.; Campbell, C. S. Kellogg, E. A. Stevens, P.F. Donoghue, M. J. (2007). Plant systematics: a phylogenetic
approach, Third Edition (Sinauer Axxoc edición). USA. ISBN 0-87893-403-0.
 Cavalier-Smith, T. (2010). Deep phylogeny, ancestral groups and the four ages of life. Philosophical Transactions of the
Royal Society B: Biological Sciences, 365(1537), 111-132.
 Wiley, EO; Lieberman (2011). Phylogenetics, Theory and Practice of Phylogenetic Systematics, Second Edition (Wiley-
Blackwell edición). USA. ISBN 0-470-90596-4.
 Brusca, R. C.; Brusca, G. J. (2003). «Classification, Systematics, and Phylogeny». Invertebrates, Second Edition (Sinauer
Associates Inc., Publishers edición). Sunderland, Massachusetts 01375, USA. pp. 23–39. ISBN 0-87893-097-3.
 Simpson, Michael G. (2010). Plant Systematics. Second Edition. Elsevier Inc. ISBN 0-12-644460-9 ISBN 978-0-12-644460-
5.
En perspectivas actuales de la ciencia de la Taxonomía:
 Mallet, J.; Willmott, K. (2003). «Taxonomy: Renaissance or Tower of Babel?» (pdf). Trends Ecol. Evol. 18 (2): pp. 57-59.
Consultado el 28-8-2007.

También podría gustarte