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Tema: Buscar

Idea Central: Busco y Busco y No Encuentro a Dios


Título: ¿Cómo Buscar a Dios?
Texto: 1Ryes 19:9-15
Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo:

¿Qué haces aquí, Elías? 10 él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos;
porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a
tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 11 Él le dijo: Sal fuera, y
ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso
viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba
en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Y tras el
terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y
delicado. 13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de
la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 14 Él respondió: He
sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu
pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y
me buscan para quitarme la vida. 15 Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de
Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 
Introducción:
La pregunta en cuestión el día de hoy es ¿Cómo buscar a Dios? o sería mejor preguntarnos
¿Cómo encontrar a Dios? o ¿Dónde está Dios?
Cada uno de nosotros ha sentido la presencia de Dios de una manera personal y diferente
algunas son similares, pero no son iguales.
Elías por ejemplo se encontraba sumergido en una lucha bastante compleja, pero él se fue
buscando que Dios le diera una respuesta del porque estaba sucediendo eso con sus hijos,
aquellos hombres que habían decidido dejarlo todo por servirle a Él, ahora estaban siendo
matados por una persona que sentía placer al exterminar a todos los profetas.
En este pasaje bíblico vemos como Elías cuando habla con Dios, en ese momento fue como los
niños y le puso queja, y dijo así, HE SENTIDO UN VIVO CELO POR JEHOVA DIOS DE LOS
EJERCITO; PORQUE LOS HIJOS DE ISRAEL HAN DEJADO DE PACTO, HAN DERRIBADO
TUS ALTARES, Y HAN MATADO A ESPADA A STUS PROFETAS; Y SOLO YO HE QUEDAD, Y
ME BUSCAN PARA QUITARME LA VIDA.
Como Elías estaba concentrado en su problema no se daba cuenta que Dios, especifica entre le
estaba diciendo que haces aquí qué es lo que visite a hacer aquí, que es lo que quieres Elías.
A simple vista, parecería que los acontecimientos registrados en 1 Reyes 18 convencerían a
cualquiera que los hubiese visto o escuchado de que el Dios de Elías el profeta es el Dios
verdadero. Sin embargo, no todos se convencieron ya que la conversión verdadera sólo tiene
lugar por medio del Espíritu Santo y no por milagros espectaculares. Con seguridad el Espíritu
estuvo presente en los acontecimientos registrados en 1 Reyes 18, pero sólo los que fueron
receptivos a Su influencia tuvieron un cambio de corazón. Ese cambio no ocurre porque caiga
fuego del cielo sino a causa de un suave ardor en el corazón. Fíjate en cómo el Señor le recuerda
a Elías el profeta ese principio en 1 Reyes 19. Durante la lectura, quizás desees pensar en cómo
te sientes cuando haces lo que crees es lo correcto y luego sufres de alguna forma por tu
decisión. Si alguna vez has pensado que has sufrido injustamente, podrás identificarte de forma
especial con Elías el profeta y con los acontecimientos ocurridos en 1 Reyes 19. Advierte en
1 Reyes 19 qué es lo que el Señor le enseñó a Elías el profeta, y cómo lo hizo, cuando éste se
sintió desanimado. Quizás, el conocer el relato de Elías te ayude en aquellos momentos en que
tengas que mantenerte firme en tus convicciones, aun cuando pienses que eres el único en
hacerlo.
Preposición:
Y es por eso por lo que el día de hoy les pregunto ¿Cómo encontrar a Dios? en tiempos de
persecución.
División:
I- ¿Puedo encontrar a Dios en los milagros extraordinarios? 1 Reyes 19:11-12
Elías el profeta se sintió desalentado al pensar que los milagros del Monte Carmelo no hubiesen logrado
cambiar el corazón de Jezabel ni de muchos otros. El Señor enseñó a Elías que las experiencias
espirituales que cambian el corazón no se encuentran en el “poderoso viento” ni en el “terremoto” ni en el
“fuego” ni en ninguna otra cosa física y ruidosa sino en el “silbo apacible y delicado” (1 Reyes 19:11–12).

Aproximadamente cuarenta días antes de este encuentro con el Señor, Elías había matado a
cuatrocientos cincuenta profetas que servían a Baal y, a través de su oración, Dios había
derramado lluvias después de un período largo de sequía. Sin embargo, estos eventos no trajeron
lo que Elías esperaba, a saber, que el culto a Baal fuera erradicado totalmente. Después de matar
a estos profetas idólatras, la esposa del rey lo amenazó de muerte y esto afectó profundamente
su actitud. Elías se llenó de miedo, huyó de ahí y le pidió al Señor que le quitara la vida (1 Re.
19.3-5) pues, aunque había otros profetas y un remanente fiel, en ese momento de desánimo,
creía que estaba solo y que la situación espiritual de Israel ya no tenía esperanza.
Como podemos observar, las cosas no habían salido como Elías esperaba y ante la amenaza de
muerte y la persiste idolatría de Israel, aquel profeta que había hecho grandes prodigios por el
poder del Señor se hundió en el miedo y desánimo. Su perspectiva estaba tan nublada que para
él ya no existían razones para continuar.
En este momento sería interesante saber que nos diría Elías si le hacemos la pregunta ¿Cómo
buscas a Dios?, Elías esperaba que Dios, se le manifestara de una manera en la cual la gente
sintiera temor al pensar en la presencia de Dios, que cuando él llegara la gente dijera ese si es
Dios. Pero el Señor le estaba tratando de enseñar a Elías que no siempre tiene que suceder así,
no siempre para que su presencia sea notada en notros necesitamos hacer mucho ruido, no
siempre tendremos lo que deseas al ayunar y orar a Dios por muchos días, porque Dios, no
trabaja conforme a nuestra voluntad sino conforma a la suya.
II- ¿Sigues concentrado en tu problema y no en la respuesta de Dios para ti? 1R
19:13-16
En medio de su profundo decaimiento, el Señor se manifestó a Elías. Entre otras cosas, Dios le
dijo: “Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí” (v.11). De
inmediato ocurrieron algunos fenómenos naturales, azotó un viento poderoso, ocurrió un
terremoto y un incendio (v.11-12); pero el Señor no estaba en estos eventos. Ya que, en esta
ocasión, el Señor decidió manifestarse a este profeta a través de un “silbo apacible y
delicado” (v.12). Con esto le estaba enseñando que el Dios de todo poder y compasión se
encontraba obrando, aunque sigilosamente, en medio de su pueblo (cf. v.18), y, por lo tanto, que
no había razón para estar hundido en el miedo y en el desaliento por causa de la condición de
Israel.
Es por eso por lo que el Señor le da nuevas instrucciones. El profeta no debía seguir huyendo y
temiendo, no debía de abandonar su ministerio profético por la amenaza de muerte; él debía de
continuar. Debía de ungir “a Hazael por rey de Siria” (v.15), “Jehú hijo de Nimsi por rey sobre
Israel” (v.16a) y a Eliseo como profeta (v.16b). Que vaya a ungir a un rey que no era israelita le
debió de recordar a Elías que el Señor es soberano sobre todas las naciones y que vaya a ungir a
un nuevo rey sobre Israel y a Eliseo como profeta en su lugar, le habrá señalado que el Señor en
efecto sí estaba obrando en su pueblo, y que pronto cambiaría la situación de Israel. Lo cual
ocurrió, ya que a través de estos tres hombres Dios trajo juicio sobre el pueblo idólatra y de esta
manera acabó con el culto a Baal (v.17).
Como podemos ver, Elías fue fortalecido a través de este encuentro. El Señor por medio de sus
palabras le mostró que estaba obrando y le recordó que Él tiene todo bajo su control, que es justo
y fiel a sus promesas, y que, por lo tanto, no había razón para hundirse en el miedo y el
desánimo, sino que debía de seguir adelante descansando en el Señor. Y así fue, Elías continuó
con su ministerio profético (1 Re. 19:19).

Conclusión:
Ante las circunstancias adversas o inesperadas, por ejemplo: alguna enfermedad grave o crónica,
la muerte de algún familiar, algún accidente o escases económica, no deberíamos hacer lo que
hizo Elías. No deberíamos hundirnos en la angustia, o la desesperación. Más bien, deberíamos
buscar al Señor en oración y a través de su Palabra. Conocer y meditar en Él, quien nos dice “no
temas, porque yo estoy contigo” (Is.41.10), que nos invita a regocijarnos en Él (Fil.4:4) y que nos
ha mostrado su amor y su gracia al salvarnos y darnos vida eterna (Jn.3:16), nos confortará y
evitará que nos hundamos en el miedo. Así que, busca al Señor en la oración y en su palabra
porque conocer de Él y de sus planes traerá la claridad que necesitamos para ver las cosas como
son y nos dará las fuerzas necesarias para seguir adelante.

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