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El documento describe cómo Jesús está con nosotros en medio de la tormenta actual, brindándonos paz. Aunque el mundo se hunde en el caos y el miedo se propaga rápidamente, la iglesia debe mostrar la compasión y el amor de Jesús. Más que propagar el miedo, debemos proclamar la buena nueva del evangelio y brindar consuelo.
El documento describe cómo Jesús está con nosotros en medio de la tormenta actual, brindándonos paz. Aunque el mundo se hunde en el caos y el miedo se propaga rápidamente, la iglesia debe mostrar la compasión y el amor de Jesús. Más que propagar el miedo, debemos proclamar la buena nueva del evangelio y brindar consuelo.
El documento describe cómo Jesús está con nosotros en medio de la tormenta actual, brindándonos paz. Aunque el mundo se hunde en el caos y el miedo se propaga rápidamente, la iglesia debe mostrar la compasión y el amor de Jesús. Más que propagar el miedo, debemos proclamar la buena nueva del evangelio y brindar consuelo.
En las últimas semanas parecería que todo el mundo ha
colapsado: fronteras cerradas, contagio, muerte, desesperación, temor por doquier. Algunos entran en pánico total, otros no se despegan de las noticias para estar al tanto de la estadística mundial y realizar estimaciones de cuan lejos o cerca se encuentran del peligro eminente, pero todos concuerdan en que nos encontramos en medio de una tormenta.
Al igual que los discípulos asustados estamos en medio del mar
mientras nuestra barca es azotada por una fuerte tempestad. En nuestra desesperación y angustia, después de tratar de tomar el control con nuestra habilidad y experiencia nos damos cuenta que el Maestro está con nosotros y en medio de la crisis y el caos tomamos la decisión más inteligente que podríamos tomar, clamar desde el fondo de nuestros corazones: ¡Señor, sálvanos, ¡que perecemos! Es entonces cuando comprendemos, que es todo lo que necesitamos, traer ante El nuestras cargas y temores, admitir que carecemos de lo necesario para que las tormentas de la vida no nos hagan creer que se ha perdido toda esperanza. Cuando somos capaces de elevar nuestros ojos por encima del caos, la desesperación y el temor para contemplar con fe a nuestro Señor y reconocer que no nos ha abandonado, que El sigue en nuestra barca, entonces y solo entonces, el mar de nuestro agitado corazón que esta cansado de reaccionar a las voces de las circunstancias adversas experimenta absoluta paz.
Te animo a que en estos momentos de crisis global no dejes que el
miedo y la ansiedad dominen tu barca sumergiéndote en el tempestuoso mar de la desesperación y el caos. Jesús no ha abandonado la barca, El esta con nosotros. Eleva tu oración al Cielo y recibe la perfecta paz que el Dios de Amor da a aquellos que se abandonan a Su perfecta gracia. Descansa en que en medio de la mas oscura noche, aun cuando todo parecería perdido, el Maestro está con nosotros. En medio de la oscura noche. Imposible leer los evangelios y no quedar maravillados del Jesús que se nos revela. Su amor por las multitudes, su compasión sin fin, su acercamiento a los marginados y rechazados de la sociedad, su gran sensibilidad ante las necesidades de la gente hacen que nuestros corazones se llenen de adoración y admiración por nuestro Maestro.
Actualmente cuando el mundo parece sumergirse en un gran caos
y el temor invade con mas rapidez que el peligro del contagio, es un buen momento para que la iglesia muestre en sus palabras y acciones la identidad del Jesús que ha predicado por siglos: ese Verbo que se hizo carne y nos mostró la plenitud de la gracia y la verdad (San Juan 1:14). Sin olvidarnos de la verdad aferrémonos a la gracia y mostremos el camino al Jesús que nos muestra la Palabra: Aquel que al ver las multitudes tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor (Mateo 9:36).
Ya existen suficientes sitios que promueven el temor, la angustia
y desesperanza, dejemos de hacer el trabajo que ellos están haciendo y comencemos a hacer el que fuimos llamados a hacer, aun mejor, aquel que haría Jesús. Te animo a que mas que hacerte eco de las noticias que están preocupando a muchos aproveches la oportunidad para proclamar las buenas nuevas del evangelio, proclamar paz a los corazones atormentados, señalar el camino al Dios Poderoso que es refugio seguro en la tormenta y sobre todo a brillar, brillar mas que nunca en medio de la noche oscura que amenaza a aquellos que no tienen la garantía de las preciosas promesas de nuestro Dios. Una entrada triunfal a un corazón oscuro. Mantas, palmas y las alabanzas del pueblo, así comienza Jesús la semana de su sacrificio. La misma multitud que días mas tarde gritaría enfurecida pidiendo la muerte del Maestro hoy le corona como su Rey y le brinda sus honores. Mientras cumple la profecía y se encamina al sacrificio que salvaría al mundo, Jesús, manso y lleno de compasión, puede oír mas que los cumplidos motivados por la emoción del momento o los anhelos de la liberación de un pueblo que sufría por la tiranía que gobernaba. El puede ver lo limitado de la visión humana y lo temporal de su reconocimiento. El puede ver como la noche mas oscura se apodera del corazón humano impidiéndole disfrutar la plenitud de la comunión con Su Creador. Y para eso llega, dispuesto a ofrecer Su vida en rescate por todos.
Mas de dos mil años después, estamos tan necesitados como
aquella multitud, muchas veces nos extraviamos y no reflejamos la imagen de nuestro Maestro, pecamos y deshonramos al que una vez entre gritos de hosannas y alabanzas proclamamos Rey. Es cuando entonces nos despojamos de cualquier atisbo de grandeza, doblamos nuestras rodillas y adoramos al Rey que vino a liberarnos y por el poder de su gracia volvemos la mirada recordando el día que entró triunfalmente a nuestros corazones.
Hoy Jesús quiere entrar a tu corazón. El te invita a que mas que la
emoción de la fecha y las manifestaciones externas de reconocimiento alces tu vista y puedas ver Su sacrificio en la cruz, que le permitas ser reconocido Rey de tu corazón, Dueño de tu vida, Señor de tu alma, sin esto en mente, cualquier celebración carecería de sentido y cualquier fiesta seria en vano.