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El hombre de 73 años desarrolla un dolor muy particular en las costillas, la parte inferior
del abdomen y la ingle, por lo que Viaja a Ginebra, en Suiza en busca de un diagnóstico.
Después de rigurosas y extensas pruebas médicas, se le informa al Sr. Presidente que el
problema se encuentra en su columna vertebral.
Los médicos le recomiendan realizar una operación bastante arriesgada para aliviar el
dolor que este sentía.
Días más tarde el presidente, que se encontraba meditando en sus opciones, sentado en un
bar, se encuentra con un compatriota, Homero Rey, que trabaja como conductor de
ambulancia en el hospital donde el Presidente estaba frecuentando. Homero planea vender
un plan de seguro y un paquete funerario al presidente enfermo, pero el presidente ya no
es rico y vive mesuradamente.
Por lo que se ve obligado a vender las joyas y otras pertenencias de su esposa ya fallecida
para pagar el costo de sus gastos médicos y operación. Homero y su esposa, Lázara, se
encariñan con el Sr. Presidente. Le facilitan asistencia financiera y lo brindan todos los
cuidados que requiere después de que le den de alta del hospital. El presidente vuelve a la
isla Martinica.
Su dolor no mejoro casi, pero tampoco es peor de lo que ya era. Reanuda muchos de sus
malos hábitos y considera regresar al país que alguna vez gobernó, solo que esta vez como
jefe de un grupo de reforma.
LA SANTA
Esta historia se centra en un personaje llamado Margarito Duarte y tiene lugar en la
capital italiana, Roma. Margarito era procedente de un pueblito andino de Tolima en
Colombia, pero viaja a Roma para comenzar el proceso de que su hija fallecida sea
reconocida como santa. Margarito perdió a su esposa poco después del nacimiento de su
única hija, y a su vez su pequeña hija murió poco después a la edad de siete años de una
fiebre.
Once años después de su muerte, los lugareños se ven obligados a trasladar los restos de
sus seres queridos del cementerio a otro lugar, ya que este cementerio seria destruido
porque se necesitaba espacio para la construcción de una nueva represa. Margarito Duarte
es notificado de la exhumación de los cuerpos de su difunta esposa e hija. Llegado el día
del suceso, su hija es desenterrada, y para su sorpresa esta se encuentra intacta y
completamente etérea.
Los pueblerinos afirmaban que la dulce niña era una santa, y que debía ser santificada, por
lo que ayudan a reunir fondos para que Margarito viajara junto con el cuerpo intacto de su
hija a Roma, directamente al Vaticano. Allí se encuentra con el narrador en la pensión
donde se alojan los dos. Nada parece venir de sus inagotables intentos de canonizar a su
hija y finalmente pierde el contacto con el narrador y otros personajes de la historia.
Margarito siguió llevándola año tras año y el único Papa que le había concedido la
oportunidad para conversar con el sobre la santa, falleció. Sin embargo, veintidós años
después, y después de la muerte de cuatro papas, Margarito y el narrador se encuentran
nuevamente por casualidad donde el narrador termina descubriendo que Margarito todavía
sigue esperando el reconocimiento de su hija como una santa. En ese preciso instante es
cuando el narrador se da cuenta de que el verdadero santo de la historia es
verdaderamente Margarito.
En este relato García Márquez a menudo se enfoca en el buen corazón de los pobres y el
descaro de la gran jerarquía. Margarito Duarte, protagonista de «La Santa», es originario
de los Andes y pierde a su hija de siete años a causa de una fiebre. Asombrosamente, el
cuerpo no se descompone, y cuando la niña es desenterrada, está completamente intacta y
el ataúd todavía huele a rosas con las que fue enterrada.
Convencido de que su hija es una santa, Margarito lleva el ataúd a Roma, donde pasa el
resto de su vida tratando de convencer a la burocracia censurada del Vaticano para que
considere la posibilidad de canonizar a la niña. García Márquez hace un gran y fuerte
contraste entre el feligrés y firme campesino colombiano, cuya profunda fe le permite
aceptar milagros sin interrogantes, y los desconfiados y desdeñosos, que son reacios a
darle una audiencia.
Al final, el narrador concluye que el santo es realmente Margarito, cuya constancia,
entereza y anhelo lo convierten en un modelo de integridad de un fiel creyente.
No todos estos cuentos tienen connotaciones políticas o sociológicas tan obvias. Muchos
capturan la magia de la existencia cotidiana: el encanto del verano, el misterio de una
mirada sugerente, la belleza de una mujer dormida. En «El Avión de La Bella Durmiente» ,
un viajero latino queda cautivado por una joven exquisita e indefinible.
El accidente sacudió a todos causando gran pánico entre los presentes, incluso algunos de
los turistas del hotel fueron arrojados a través del vestíbulo contra los muebles.
Ella era de Colombia, pero se había venido a vivir a Austria. Ambos comenzaron a pasar
más tiempo juntos, sin embargo, ella nunca la reveló su nombre al narrador, por lo que este
la llamó Frau Frida. Cuando el narrador le preguntó sobre qué hacia ella, la mujer muy
vivaz le respondió: «Vendo mis sueños”. Tenía treinta y tantos años y era la tercera de
once hermanos.
Su la familia tenía la costumbre de contar sus sueños antes del desayuno, algo que ella
creía de todo corazón, y le hacía muy feliz. Se veía a sí misma como un oráculo de los
sueños, y una clarividente del futuro. A los siete años de edad, profetizó que su hermano
de 5 años se ahogaría. Su interpretación de este sueño era que debía alejarse de los
dulces. Su madre le creyó y trató de evitar que el niño comiera dulces, pero
inevitablemente murió después de tragar un caramelo.
Frau Frida, saco provecho de esto y convirtió sus habilidades como psíquica para ganarse
la vida. Fue contratada por una mujer en Viena donde le dieron un salario, una habitación
para quedarse y todas las comidas del día, todos los días. La familia para la que trabajaba,
le preguntaba sobre el futuro de esta durante en el desayuno cada día. Sus predicciones
prescribieron todas las acciones y todo lo que no debían hacer también.
Cuando el padre de la familia murió, incluso legó una parte de sus bienes a Frau Frida a
cambio de sus continuos servicios de clarividente para guiar a la su supervivencia de su
familia. Un día Frida visitó la taberna y se reunió con el narrador. Le susurró a él que ella
había soñado con él la noche anterior. Ella le aconsejó que se fuera de Viena de inmediato.
El narrador convencido por el talento de la mujer, abordó el último tren a Roma esa misma
noche y «se consideró un sobreviviente de alguna catástrofe». Mucho después El narrador
volvió a encontrarse con Frida en Barcelona. Estaba con Pablo Neruda (el famoso poeta
que había regresado a España después de la Guerra Civil) y su esposa Matilde.
Estaban comiendo cuando Neruda notó a una mujer, sentada muy cerca de ellos,
mirándolos continuamente. Era Frau Frida. El narrador la invito y le presentó a su amigo. A
medida que Neruda escuchaba a la mujer, y entendía sobre lo que esta hacia y a lo que se
dedicaba, el hallaba esto algo inconcebible. Para ese momento Frida vivía en Portugal y
había vendido el lugar en Austria donde había vivido.
Más tarde el narrador conversaba con la mujer y ella le comenta: «Soñé que él (Neruda),
estaba soñando conmigo». Ella dijo había tomado una siesta y había soñado con Neruda. El
narrador se sorprendió por su confesión y no podía creer cuando esta afirmo que en su
sueño vio a Neruda soñando con ella. Luego de una amena conversación se despidieron, y se
fueron por caminos separados; nunca se volvieron a ver hasta el fatídico día del accidente.
El anillo en el dedo de aquella mujer fallecida revivió al narrador todos los recuerdos de
Frida. Tenía que averiguar que había sido de ella, con el embajador portugués, ya que había
sido la última persona para la que había trabajado. Entonces, en un evento diplomático, lo
conoció y hablaron sobre ella. El embajador había sido encantado con los poderes y
talentos de la mujer. El narrador con mucha curiosidad le hizo una última pregunta al
Embajador Portugués: «¿qué hizo ella por ti?» La respuesta fue algo que había oído hace
mucho tiempo: «Ella soñó».
Al momento en que su auto falla, y queda varado en ese tramo de carretera tan solitario,
tras varios intentos fallidos de pedirle ayuda a unos pocos carros que transitaban la
carretera, María de la Luz, consigue que se detenga un autobús, y ella se sube a este, lo
que la mujer no supo es que este autobús estaba en camino a un instituto mental.
Al montarse el conductor le advirtió que no iría muy lejos, a lo que ella afirmo que no
importaba, solo necesitaba conseguir un teléfono para hacer una llamada y advertir a su
marido de que no llegaría temprano a su encuentro. Ya dentro del autobús, María se da
cuenta que había varias mujeres, y muchas de estas adormecidas, ella se sentó y continúo
el viaje.
Al llegar al destino final del autobús, esta se despierta un poco desubicada entre tanto
movimiento y confusión, y antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba sucediendo,
fue admitida como paciente del establecimiento psiquiátrico.
Por otro lado, su esposo, hace referencia a su historia con María llena de problemas, y
cree que su desaparición se debe a que ella se ha escapado con otro hombre debido a sus
antiguas costumbres.
ESPANTOS DE AGOSTO
Una pareja latinoamericana y sus hijos visitan en vacaciones un castillo renacentista en la
Toscana, un pueblo muy pintoresco de Italia, este era propiedad del escritor venezolano
Miguel Otero Silva, y deciden pasar la noche en el castillo. Según la leyenda del pueblo,
contaba que el constructor del castillo, Ludovico, un noble renacentista y un gran
admirador de las artes y ex residente del castillo, apuñalo hasta la muerte a su novia en la
cama de una de las habitaciones, y que después de la medianoche, el fantasma de Ludovico
supuestamente deambula por los pasillos tratando de encontrar la paz por haber cometido
ese horrible y sangriento crimen.
El esposo y la esposa se burlan de la idea de que el lugar estuviera embrujado, pero sus
dos pequeños hijos se entusiasman con la idea de toparse a algunos fantasmas auténticos.
Cuando la pareja de extranjeros visita el dormitorio donde Ludovico tenía fama de haber
cometido su crimen pasional, el marido queda impresionado por el aroma de las fresas
frescas que parecen colgar en el aire, haciendo que estos esposos queden menos
escépticos a lo que se encontraban.
Después de un lujoso almuerzo y una inolvidable cena, los niños desean que pasen la noche
en el castillo. A pesar de sus temores, los padres duermen de maravilla. «Qué tontería
seguir creyendo en los fantasmas hoy en día «, concluye el padre al despertar. Pero luego
se ve impresionado por el aroma de las fresas frescas y se da cuenta de que no están en la
habitación a la que se habían ido a dormir la noche anterior, sino en la habitación de
Ludovico, donde las sábanas aún están bañadas con la sangre de la mujer asesinada.
En esta especie de visión de su muerte, tenía la edad de setenta y seis años, por lo que
estaba lista para planear todo su funeral con eficacia y tal como ella lo deseaba. Compró
su parcela donde quería ser enterrada en el cementerio de la colina, Montjuich.
Además, adiestró de forma muy meticulosa a su perro Noi para que fuera al cementerio,
llegar hasta su tumba en la gran colina para que él pueda visitarla y llorar allí todos los
domingos, además arreglo todo para que una niña, que es su vecina lo cuide después de su
muerte y con la condición que lo suelte los domingos, sin ninguna preocupación.
También se asegura de que su lápida no tenga nombre, como lo elegían otros anarquistas
en aquel momento. Además, mantuvo una relación de larga data con el Conde de Cardona,
un hombre que trabajó con el dictador Francisco Franco, pero la relación se terminó
debido a que se había vuelto ya muy aburrida y obsoleta.
Un día lluvioso en noviembre ella y Noi se van a casa, bajo un fuerte torrencial que no
dejaba que esta consiguiera algún transporte. Empapada trataba de calentarse con su fiel
amigo Noi. Cuando veía imposible regresar a su casa, un auto se detiene y se ofrece a
llevarla a su casa, sin dudarlo ella acepta. Al llegar el hombre misterioso, le pregunta si
puedes subir a su departamento. Luego, María, descubre que cometió un error al
interpretar su visión, se da cuenta de que él no es la Muerte en absoluto, sino solo otro
cliente
En su viaje emprendido a Roma para ver al Papa, y que este la confesara, la Sra. Prudencia
Linero se encuentra con un panorama espantoso al momento que llega a la patria italiana:
un cadáver galanamente vestido que se encontraba flotando boca arriba en el agua. Esta
escena era vista de una manera tan escalofriante e indiferente por uno de los oficiales del
barco donde viajaba Prudencia Linero, lo que la indigno y espanto mucho más aún; fue
directa a una capilla para rezar por sus hijos y nietos.
La Sra. Prudencia, agotada del viaje, y bastante impactada con su primera impresión al
llegar a Italia, se dirige a un pequeño hotel, que encontró encantador, hasta que el
ascensor se detiene en un piso donde diecisiete turistas ingleses están dormitando en
sillones, «sentados en orden simétrico, como si fueran un solo hombre repetido muchas
veces en una sala de espejos”. La Sra. Linero, ya un poco mortificada, solicita que la lleven
a otro piso.
La Sra. Prudencia Linero, ya un poco mortificada, solicita que la lleven a otro piso. Más
tarde la Sra. Linero fue a cenar a un restaurante ubicado a pocas cuadras del hotel, donde
conoció a un sacerdote de Bolivia. La mujer le preguntó si el Papa recibía a los peregrinos,
y el sacerdote le dijo que si, recibiría a cualquiera el día martes, a menos que esté
ocupado.
TRAMONTANA
En «Tramontana», Gabriel García Márquez crea una sensación de desdicha amenazadora al
anunciar repetidamente la llegada de la tramontana, «un viento áspero y tenaz» que sopla
en las cercanías de Barcelona. Los personajes de la historia se delimitan por sus maneras
hacia la tramontana.
En este cuento, Gabriel García Márquez tiene un papel protagónico, este se dirige a un
bar, donde observa la escena de unos alborotadores, groseros y frígidos suecos
ridiculizando el terror generado por el viento a los lugareños, mientras que el joven
caribeño que alguna vez se ganó la vida cantando canciones de las Antillas en algún bar del
momento está paralizado por el miedo que le genera el viento tórrido, ya que habiendo
sobrevivido a la tramontana una vez antes, el joven estaba convencido de que jamás
regresaría, ni volvería a correr con la misma suerte.
Como caribeño nato que había podido ver una gran cantidad de fuertes huracanes, conoce
el poder de estos y otras fuerzas más allá del control de los seres humanos, pero los
suecos estaban dispuestos a contrariarlo, llevándolo de regreso a Cadaqués, donde está la
tormenta. Visto esto Márquez se fue con su familia a Cadaqués, de vacaciones, porque a
pesar de todo era un lugar muy visitado por los turistas, aunque tenía un temor muy
articular, por la escena que presenció de aquel muchacho, allá e el bar.
Un vigilante les advirtió que la tramontana era un viento muy fuerte y que no era ara
tomárselo a la ligera. Cuando llegó la hora el hombre se sentó en su silla y miraba desde su
ventana, pero el narrador decidió ver de cerca el viento, este viento lo arrastro
violentamente; el vigilante y algunos locales los ayudaron. Al pasar la tormenta (muchos
días después) , a Márquez le llamo la atención que no había luz en el cuarto del vigilante
que los ayudo y en vista de que no respondía, empujó la puerta, para su horrible sorpresa.
El hombre estaba colgado del cuello en la viga central.
Como en Madrid no había lugares para estas actividades acuáticas en los alrededores, los
padres al principio se resisten, pero al final, compran un bote. Cada miércoles que los
padres salían, los pequeños hermanos aprovechaban de jugar con su bote navegando en la
luz, se había convertido esto en una tradición.
Más adelante los niños les insistieron a sus padres que querían de obsequio un equipo de
buceo. Como estos obtenían buenas notas, la pared accedieron; y repetidamente cada
miércoles por las noches, los hermanos Toto y Joel llenaban su casa de luz, ya que esta era
como el agua. Finalmente organizaron una fiesta con todos sus amigos para que estos
pudieran experimentar, nadar en la luz, donde todos finalmente mueren ahogados.
Las visitas solo se permiten un día a la semana, por lo que Billy debe esperar seis días
antes de poder ver a su esposa nuevamente. Pasa la mayor parte del tiempo solo en un
hotel cercano. Billy intenta visitar a Nena, pero un guardia de seguridad lo expulsa del
hospital. El intento de Billy de obtener la ayuda de la embajada extranjera es igualmente
inútil. Cuando finalmente llegan las horas de visita del martes, Billy no puede localizar a su
esposa. Él busca al médico que primero evaluó a Nena.
El médico lamenta y le informa que Nena murió desangrada sesenta horas después del
ingreso al hospital. Nadie pudo encontrar a Billy para informarle de la situación, por lo que
los padres de Nena ya organizaron el funeral y transportaron el cuerpo a su casa para que
sea enterrado. Billy sale del hospital con pensamientos de violencia y venganza por su
calamidad.
Billy se sentía tan engañado y perdido que Cuando su esposa fallece, él está deambulando
por París irreflexivo mientras los médicos, autoridades y familiares intentaban localizarlo
de alguna manera.
La indagación de Billy es un paso hacia la madurez. Pero Billy es más que un chico; él es un
prototipo del hijo de latinos adinerados y de clase alta, consentido y mimado. Billy se
perdió el insuperable suceso más revelador de su vida porque estaba «perdido», así como
la clase que representa están obviando los cambios en la humanidad porque están fuera de
relacionarse con la gente común y con aquellas cosas que verdaderamente interesan.